Grace Lloper's Blog
December 13, 2017
������Volvimos a KINDLE UNLIMITED!!!
Los Libros de Grace Lloper te llevar��n a lugares donde puedes hacer realidad tus fantas��as, so��ar con un mundo de romances perfectos y volar con la imaginaci��n.��D��nde puedes encontrarlos?EN PAPEL PARA TODO EL MUNDO: http://bit.ly/1NUrtfa (Createspace)EN KINDLE (Digital) y PAPEL:AMAZON US (Estados Unidos): http://Author.to/GraceLloper (link para los que no tienen Amazon en su pa��s)AMAZON ES (Espa��a): http://amzn.to/1R1m7TmAMAZON MX (M��xico): http://bit.ly/1mrTrFy...y en todos los dem��s portales de Amazon.
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Published on December 13, 2017 04:50
¡¡¡Volvimos a KINDLE UNLIMITED!!!
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Published on December 13, 2017 04:50
July 23, 2017
March 10, 2017
SORTEOOO... CLTTR
¡¡¡SORTEO EN EL CLUB!!! El Club de lectura "Todo tiene Romance" está organizando otro sorteo... que empieza este fin de semana. Puedes anotarte a 12 de ellos, tantos libros como autoras tiene el club. Por supuesto, puedes anotarte también al mío, entrando a este link:
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Y una sorpresa, si ganas... ¡elijes el libro que quieres leer! Dale clic al gif si no sabes por cuál optar, y dime... ¿qué libro te tocó leer?
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Published on March 10, 2017 02:33
February 23, 2017
December 19, 2016
PROMO FIESTAS
Si no sabes qué regalarle a tu mamá, a tu prima, hermana o a tu mejor amiga en Navidad, Año Nuevo o Reyes Magos... o si quieres hacerte un regalo a ti misma, ¡aprovecha esta SÚPER PROMO! Solo durante las fiestas, la bilogía "Santuario de Colores" estará disponible a mitad precio... ¡Llévate dos libros por el precio de UNO! ¿Qué estás esperando? Es el mejor regalo que puedes hacer, más de 800 páginas de puro erotismo sensorial para disfrutar en estos días feriados... ;-)
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Published on December 19, 2016 09:57
April 26, 2016
Aguas Bravas - Segundo d��a (Crucero Er��tico 04)
Salvador, Bah��a���23 de Enero.
El primer oficial miraba el techo de su camarote en la penumbra y ve��a el reflejo del agua que entraba por el ojo de buey creando sombras m��viles sobre la superficie del cielorraso.Estaba amaneciendo y pr��cticamente no hab��a dormido nada.��Por Dios Santo! ��l no dorm��a con mujeres, las seduc��a, las amarraba si acced��an, las follaba, las dejaba satisfechas y se iba. Y ah�� ten��a a su tormento, acurrucada contra su pecho de espaldas, ajena totalmente a su incomodidad.Gru���� por lo bajo y se apart�� un poco, pero al rato la sinti�� acercarse de nuevo en sue��os. Suspir�� y mir�� al costado, ya no ten��a espacio para moverse a menos que deseara caer al piso.Estaba duro como una roca y ella rozaba su entrepierna con su hermoso y redondeado trasero y hac��a que su erecci��n se volviera m��s plena e insoportable.��Por qu�� mierda hab��a accedido? Ella le dej�� muy claro que solo quer��a "dormir". Quiz��s porque vio desesperaci��n en sus hermosos ojos azules al ped��rselo:���Please, Andrew ���rog��.�����Quieres jugar, beb��? ���pregunt�� ��l tocando sus brazos desnudos��� ��Ya te sientes mejor?���Nooo, no es eso lo que quiero. Solo deseo tu compa����a, no quiero estar sola y contigo me siento segora.�����Segura de qu��? ��Ocurre algo? Puedes confiar en m��, Tanya.���Lo s��, Andrew��� pero no estoy lista para hablar de eso.�����Quieres comer algo?���No ���no podr��a tragar bocado aunque quisiera.���Aunque sea un t��, Tanya. Debes hidratarte, estuviste vomitando.�����Puedo pedirlo aqu��?�����Es que no piensas salir de esta habitaci��n en toda la noche? Apenas son pasadas las nueve.Pod��a ir a su habitaci��n, pero se arriesgaba a que Bryan la buscara all��, en ese momento posiblemente ya supiera todas sus coordenadas. Era mejor quedarse con Andr��s, no sab��a que har��a al d��a siguiente, ten��a trabajo��� deber��a salir de su encierro, pero no ahora��� unas horas m��s de tranquilidad para pensar le vendr��an muy bien.���Vete t��, Andrew. Yo estar�� bien si no te molesta que me quede aqu��.���Claro que no me molesta, pero ir�� a traerte algo, no puedes estar con el est��mago vac��o.Cuando volvi��, m��s de una hora despu��s, luego de cenar y encargarse de un problema de ��ltima hora con uno de los tripulantes, la encontr�� dormida en su cama��� con una camiseta suya puesta.Y tuvo que acostarse a su lado, solo escuchando su respiraci��n acompasada, mirando su suave cuello y oliendo su delicioso aroma a gardenias��� sin poder hacer nada.��Ins��lito! Solo a ��l pod��a ocurrirle. Suspir�� y se revolvi�� en la cama mirando hacia el ojo de buey desde donde entraba la luz del amanecer.Al parecer Tanya lo sinti��, porque gimi�� y movi�� una de sus piernas. La s��bana se desliz�� y la camiseta que se hab��a puesto se arremolin�� en su cintura. Su redondo y hermoso trasero qued�� a la vista.Como hipnotizado, Andr��s no pudo evitar la tentaci��n, pas�� la palma de su mano por una de sus nalgas y volvi�� a suspirar al sentirla tan suave. Meti�� el dedo debajo de sus bragas y la levant��, haciendo que se metiera en su adorable culito.��Santo cielo! Era perfecta��� sin poder contener la tentaci��n, se desliz�� hacia abajo y pos�� los labios en una de sus nalgas antes de acunar las desnudas y redondeadas elevaciones de carne entre sus ansiosos dedos.Acariciaba y amasaba suavemente para no despertarla. Los dedos ligeramente apretados en los sensibles montes, abri��ndolos, enviando arcos punzantes de sensaciones recorriendo la entrada escondida que la estrecha hendidura ocultaba.Y Tanya gem��a en sue��os, sensaci��n sobre sensaci��n empezaron a atacarla, aumentando y ahogando sus sentidos con olas del ��xtasis, inclin�� sus caderas y elev�� una de sus rodillas, dejando acceso total para que el hombre de su fantas��a nocturna pudiera seguir haciendo su magia.Su subconsciente se negaba a despertar, lo que estaba sintiendo era demasiado delicioso��� y suave. Pero de repente, la sensaci��n par����� y ella volvi�� a sumirse en la inconsciencia.����Qu�� rayos es esto?! Se pregunt�� Andr��s al ver una peque��a raya que sobresal��a debajo de la remera que llevaba. La levant�� un poco y no pudo asimilar lo que vio. Parec��a como si un rastrillo hubiera pasado por esa zona de su cuerpo. Tom�� el borde y lo levant�� completamente.��Maldici��n! Toda su espalda estaba surcada por finas cicatrices irregulares.Tanya se quej�� en sue��os y ��l la tap�� de nuevo, incluso con la s��bana.Se apoy�� sobre la almohada y su erecci��n baj�� al instante, no pudiendo creer lo que hab��a visto.Tanya fue maltratada, pens��. Esas marcas solo pod��an haber sido hechas por un l��tigo.Miles de im��genes pasaron por su cabeza en un instante. Record�� que varias veces se pregunt�� el motivo por el cual no usaba bikini, sino mallas enterizas en la playa, por qu�� nunca la hab��a visto ba��arse en el mar, sino que se quedaba a un costado, bajo la sombrilla leyendo un libro y siempre llevaba una camisa abierta sobre su malla. Incluso sus camisillas de gimnasia eran siempre cerradas por detr��s.Ten��a un cuerpo espectacular, eso sin dudarlo, pero lo ocultaba. Toda su ropa estaba perfectamente dise��ada para tapar esa zona en vez de mostrar.Tampoco ten��a ninguna duda de su rol dentro de una relaci��n, era una sumisa nata; se notaba en sus gestos, su forma de caminar o de hablar con la vista baja��� ��ser��a posible que su pareja hubiera abusado de ella de esa forma?Una cosa era ser dominante, pero otra muy distinta ser un maltratador. ��l sab��a perfectamente cu��les eran los l��mites, y hablaba de ellos con sus parejas ocasionales antes de embarcarse en una aventura. Incluso defin��an de antemano una palabra de seguridad para evitar traspasarlos.Suspir��, sin saber qu�� hacer.��O estaba pensando pavadas? Quiz��s tuvo un accidente, a lo mejor cay�� sobre un manojo de alambre de p��as o algo as�����Pero si no fuera as��, probablemente sus cicatrices traspasaran el umbral de lo f��sico, el da��o m��s importante deb��a ser emocional. Sinti�� una pena muy grande al imaginar el sufrimiento que tuvo que haber pasado, y se pregunt��: ��de verdad quiero meterme en esto?En ese momento, Tanya volte�� y se acurruc�� en su pecho, gimiendo. Andr��s la acun��, la acomod�� en sus brazos y la mir��. Parec��a un ��ngel.No tuvo ninguna duda: S��, s�� quer��a.
Tanya entr�� en p��nico cuando despert�� y vio que Andr��s no estaba en la habitaci��n. Se levant�� de un salto y fue hasta la puerta, la abri�� muy despacio y asom�� la cabeza. Mir�� a ambos costados del pasillo.No vio a nadie.En ese momento, Andr��s sali�� del ba��o envuelto en una toalla. No la vio en la cama y frunci�� el ce��o, mir�� hacia la puerta y sonri�� al verla inclinada hacia afuera, con su hermoso trasero casi descubierto.�����Qu�� haces, Tanya? ���pregunt�� divertido.�����Ohhhhh! ���grit�� y se volvi�� hacia ��l dando un portazo y estirando el borde de la remera hacia abajo���. Pens����� cre�� que��� que te hab��as ido.�����Est��s mejor?���Yo��� eh, s�� ���dijo poniendo los dedos en posici��n de "ok" y se acerc�� a la cama.�����Desayunamos juntos?�����S��, s��! Me parece bien ���y tom�� su ropa de la silla, sintiendo alivio al saber que ��l la acompa��ar��a���, voy a vestirme.���Yo tambi��n ���dijo Andr��s y se despoj�� de la toalla tir��ndola al piso.Tanya se qued�� muda mir��ndolo, sin poder moverse.Si bien ya estuvo desnudo frente a ella en el ba��o, no hab��a podido verlo, pero en ese momento estando a una prudencial distancia, lo apreci�� en todo su esplendor��� y era, era��� perfecto. Su cuerpo era una oda a la perfecci��n, sus s��lidos m��sculos ���sin ser exagerados��� parec��an esculpidos en piedra y su piel tostada��� una sinfon��a.��Oh! Su miembro, a��n en reposo era formidable. En solo unos segundos se lo imagin�� excitado y pens�� que ser��an como 25 cent��metros de pura carne enrojecida. ��Veinticinco formas de llegar a lo m��s rec��ndito de su alma y azotarla!��Santo cielos! Hac��a tanto tiempo que no estaba con un hombre. Un gemido lastimero se escuch�� en la habitaci��n, probablemente saliendo de la boca de ella pero ni se dio cuenta porque estaba tan aturdida mir��ndolo, que se qued�� como en trance.�����Te gusta lo que ves, beb��? ���pregunt�� ��l sac��ndola de su estado de contemplaci��n, y la mir�� con una enigm��tica sonrisa mientras buscaba un b��xer de la c��moda.Y Tanya huy�� al ba��o apresurada, mientras ��l re��a a carcajadas.Cuando llegaron al comedor, el capit��n estaba desayunando con su peque��a hija. Se acercaron a su mesa y los saludaron.���Si��ntense con nosotros ���los invit�� Leopoldo.�����Qu�� est��s desayunando, Bruna? ���pregunt�� Tanya sonriendo��� Se ve delicioso.���Mmmm��� a-ve-na ���contest�� la ni��a mirando a su padre con el ce��o fruncido y empujando su comida���. Quiero huevos y tocino como el se��or de la mesa de al lado, papi��� ��s��iiiiii?���Esto es un desayuno saludable para una princesa como t�� ���dijo su padre volviendo a poner el bol frente a ella���. ��No es cierto, Tanya?���Claro, capit��n ���y mirando a Bruna, continu�����: Adem��s, puedes tomar yogurt con frutas y cereales, que te har�� muy bien y te dar�� energ��as. Un buen vaso de leche, tostadas con mermelada o queso��� Mmmm ��yummy, no?La ni��a se cruz�� de brazos e hizo un puchero con la boca.Tanya tom�� dos pedazos de pan integral, los unt�� con mantequilla, le puso dos rodajas de queso y con el cuchillo le dio forma de coraz��n.�����Qu�� te parece? ���pregunt�� sonriendo��� Quiz��s debamos ponerle dos ojitos, una nariz y una boquita���Eso capt�� la atenci��n de la ni��a, y mientras adornaban el s��ndwich improvisado, empezaron a re��r. Al final, Bruna se lo comi�� todo.���Ahora tienes que mandar todo eso al fundo de tu est��mago, nada mejor que un vaso de diliciosa leche��� ��no crees?�����Por qu�� hablas tan gracioso? ���pregunt�� inocentemente tomando la taza que ella le pas��.���Tanya es norteamericana ���le explic�� su padre���. Viene de un pa��s lejano, no es de aqu��, princesa. Adem��s, es nutricionista��� as�� que sabe mucho de alimentos y lo que las ni��as como t�� deben desayunar para crecer fuertes.�����Nutri��� qu��? ���pero se olvid�� de todo cuando vio a su madre acercarse, se levant�� de un salto y corri�� hasta ella.���Tenemos muchos problemas para hacerla comer ���cont�� el capit��n, algo resignado.���Es solo una ni��a, es normal que quiera probar lo que los mayores comen ���dijo Tanya y mir�� hacia Andr��s, que se hab��a servido de todo un poco y en abundancia���: colesterol puro, Andrew.���Mmmm, pero rico ���contest�� riendo y sigui�� comiendo.Yanela se acerc�� con su hija subida a sus caderas y salud�� a todos.���Yan, yo tengo que bajar a tierra por un par de horas, tengo una reuni��n ���dijo Leopoldo mir��ndola���. ��Puedes hacerte cargo de Bruna?�����Oh, Leo! Tengo miles de cosas que hacer��� ���se quej�����. ��No puedes llevarla contigo?El capit��n neg�� con la cabeza.���La dejar�� en la nursery, all��������Yo puedo cuidarla ���lo interrumpi�� Tanya���. Tengo una clase de aerobic y otra de baile. ��Te gustar��a darlas conmigo, Bruna? Puedo ense��arte unos pasos que te gustar��n.�����S��, s��, s��! ��Puedo, mami? ��Papi? ���pregunt�� la ni��a entusiasmada.���Claro que s�� ���dijo Yanela visiblemente aliviada���. Pero es muy escurridiza, tendr��s que estar muy pendiente de ella, amiga. No s�� si es mejor dejarla en la guarder��a������Me portar�� bien, lo prometo ���la interrumpi�� Bruna solt��ndose de su madre y tomando la mano de Tanya.���Cuenten conmigo cuando lo necesiten ���anunci�� la entrenadora���. Me encantan los ni��os, y no me molestar��, al contrario. Me ayudar����� ��no es cierto, Bruna? ���y la ni��a asinti��, feliz.En ese momento, Andr��s termin�� su desayuno y se levant�� satisfecho, anunci�� que las acompa��ar��a hasta el sal��n de baile, que quedaba de paso al puente de mando. Yanela suspir�� cuando los vio alejarse y se sent�� a la mesa con el ce��o fruncido.�����Pasa algo, brujita? ���pregunt�� el capit��n sonriendo ligeramente. Conoc��a esa expresi��n de Yanela.���No lo s��, Leo��� a veces presiento cosas pero no puedo entenderlas.���Yo no necesito ser vidente para darme cuenta que Andr��s est�� tramando algo ���dijo poni��ndose serio.���No me refiero a ��l, sino a Tanya. No s�� si hicimos bien en dejar a Bruna con ella��� no me siento c��moda. O sea, es una buena persona y la cuidar�� bien con seguridad. Pero siento peligro alrededor de ella, como si fuera el blanco de alguna maldad, no s�� explicarlo ���Leopoldo la mir�� fijamente���. Sin embargo, tambi��n siento que estar�� m��s segura con la ni��a. Es raro, ��no?���No s�� qu�� decirte��� tus visiones me perturban siempre.���No me hagas caso, s�� que estar�� bien, eso es lo importante ���y se dispuso a desayunar.���Me tengo que ir, brujita��� ���anunci�� Leo.���No me llames br������Mmmm, ya lo s�� ���la interrumpi��.���Me paso el d��a entero dici��ndote lo mismo ���dijo casi enojada.���Quiz��s si dejaras de hablar tanto ���y se levant�� despacio���, y actuaras m��s��� ���avanz�� unos pasos y se puso detr��s de ella, pas�� su mano con descuido por sus hombros descubiertos��� podr��a creer que no te gusta ���acerc�� la boca a su o��do y le dijo en un susurro���: Hay solo una forma que puedes hacerme callar��� bru-ji-ta.El coraz��n de Yanela en ese preciso momento estaba a punto de sal��rsele del pecho, pero cuando pudo asimilarlo y volte�� para contestarle, ��l ya estaba caminando hacia la salida del sal��n.En otro lado del crucero, Tanya, Andr��s y una Bruna que hablaba hasta por los codos estaban llegando al sal��n de baile donde se impart��an las clases, todav��a faltaba media hora para que empezara la primera.�����Puedes poner las colchonetas en orden, Bruna? Quiero hablar con Andr��s un momento��� ��s��? ���y la ni��a corri�� hacia su objetivo riendo.�����Pasa algo? ���Y la tom�� del hombro��� ��quieres despedirte de m�� como corresponde? ���pregunt�� besando su cuello suavemente.Tanya suspir�� y acept�� su caricia, le gustaba, era tierna y eso la pon��a en alerta tambi��n. Andr��s era un misterio para ella, por un lado era el prototipo de hombre del que estaba huyendo, y por otro era dulce, cari��oso y juguet��n, todo lo contrario a lo que ella conoc��a. La desconcertaba, la pon��a nerviosa, pero tambi��n le encantaba.���Dime, beb�� ���dijo llegando a su o��do y mordi��ndole ligeramente el l��bulo de la oreja.���Mmmm, no puedo as�� ���respondi�� sonriendo y empuj��ndolo. ��l rio a carcajadas y se qued�� frente a ella en posici��n de espera con los brazos cruzados���. ��Puedes pasar por aqu�� de vez en cuando en el transcurso de la ma��ana, por favor? ��Podemos almorzar juntos?���Podemos hacer todo lo que quieras juntos, nena��� ���y frunci�� el ce��o��� pero debes explicarme��� ��por qu�� la urgencia de mi compa����a de repente? ��Qu�� es lo que pasa?Tanya suspir�� y vio que ya estaban llegando algunas personas.�����Lo hablamos despu��s? Debo ordenar el sal��n y preparar la m��sica.Andr��s asinti��, le acarici�� la mejilla y se retir�� a cumplir con sus obligaciones.
El bar al costado de la piscina estaba tranquilo. El barman El��as Carvalho, un joven gay de 25 a��os amable y simp��tico a qui��n todos apreciaban ���y que manejaba las copas y botellas con la maestr��a de un malabarista��� estaba atendiendo la barra. No era su horario habitual, pero como era el jefe de cantineros hab��a reorganizado los horarios a su antojo para poder encargarse de la atenci��n diurna.Normalmente atend��a en el horario nocturno, pero desde que se hab��a puesto de novio en el viaje anterior con el apuesto millonario C��sar Andretti, prefer��a estar ocupado durante el d��a y disfrutar de su relaci��n a la noche, ya que el potentado decidi�� acompa��arlo en sus viajes para poder estar juntos. La realidad era que su pareja no deseaba que siguiera trabajando, pero El��as decidi�� cumplir con su contrato esa temporada y luego dedicarse a lo que m��s le gustaba: escribir.�����A qu�� hora te desocupas, Winnie? ���pregunt�� C��sar sentado en la barra frente a ��l y terminando el s��ndwich que estaba comiendo.���Amor, apenas es mediod��a ���respondi�� El��as sonriendo y acomodando unas copas���. Estar�� aqu�� toda la tarde��� hasta las 6:00.���Bien, yo ir�� a descansar un rato y luego volver�� a disfrutar de la piscina ���le toc�� los nudillos de su mano y le gui��o un ojo���, p��rtate bien y no me extra��es tanto.El��as se sonroj�� y sonri��. Todav��a no pod��a acostumbrarse a sus demostraciones de afecto en p��blico, aunque fueran m��nimas.Cuando C��sar sal��a del bar, se cruz�� con Yanela y Sebasti��n que se dirig��an hacia la barra. Se sentaron, saludaron a El��as y se pusieron a conversar sobre los problemas recientes:���Tendr�� que bajar a tierra, Yan��� un an��lisis de sangre a un pasajero ���dijo el m��dico frunciendo el ce��o.�����Su situaci��n es grave? ���pregunt�� Yanela.���No s�� muy bien, no habla mucho. Le recomend�� reposo, no s�� si me har�� caso.�����Qu�� quieren tomar? ���pregunt�� El��as. Ambos hicieron su pedido, un jugo y una soda��� ��Pasa algo, problemas con alg��n pasajero?���S��, un hombre se desmay�� y empez�� a convulsionar en la cubierta azul esta ma��ana ���relat�� el m��dico.�����Piensas que debe abandonar el crucero? ���se interes�� Yanela.���No lo s��, tendr�� los resultados cuando vuelva y ya te contar�� ���dijo Sebasti��n suspirando.�����Sabes algo de Luz? ���pregunt�� El��as cambiando de conversaci��n. Se refer��a a la novia del m��dico, una hermosa japonesa que hab��a conocido en el primer viaje de esa temporada y de la cual se hab��a enamorado. Manten��an una relaci��n a distancia desde hac��a un par de meses, ya que ella viv��a en Paraguay con su padre diplom��tico y familia.���Vendr�� a visitarme la semana que viene, cuando termine esta traves��a ���cont�� con una amplia sonrisa en la boca���, quiz��s la traiga conmigo en el siguiente viaje y espero convencerla para que se quede definitivamente. Es muy duro estar separado de ella. Hablar por Skype o Whatsapp no es suficiente, y el ir y venir cada tanto no es una opci��n viable a largo plazo.���Me alegro por ti ���respondi�� Yanela���, pero���En ese momento entr�� el capit��n al bar y los salud�� a los tres, interrumpi��ndolos.�����Acabas de llegar? ���pregunt�� Yanela.���S��, se complicaron mis gestiones, pero ya lo he resuelto.�����Y Bruna? ���insisti�� la madre.���Eso iba a preguntarte a ti ���respondi�� Leopoldo���. Pas�� por el gimnasio a buscarla pero ya no hab��a nadie.���Deben estar almorzando ���dijo el m��dico���. Bueno, yo me despido. Vuelvo en un par de horas.Sebasti��n parti�� hacia cubierta para bajar en Salvador, mientras Yanela y Leopoldo luego de despedirse de El��as se encaminaron hacia el comedor en busca de su peque��a hija.La encontraron almorzando junto a Andr��s y Tanya.La ni��a ni bien se sentaron a la mesa, empez�� a contarles a sus padres todo lo que hab��a hecho y lo mucho que se hab��a divertido en las clases de baile. Hablaba hasta por los codos, y todos re��an de sus ocurrencias.���Te gradezco mucho que te hayas encargado de Bruna, Tanya ���dijo Yanela sonriendo���. Espero que se haya portado bien.���Es un sol, me ayud�� con las clases y se port�� como toda una se��orita ���respondi�� Tanya acarici��ndole el pelo���. Adem��s, comi�� muy bien, tom�� una riqu��sima sopa de verduras, luego risotto de pollo.Andr��s, que tambi��n hab��a terminado de almorzar algo ligero, observaba en silencio a Tanya mientras hablaba, y cada palabra salida de su boca le parec��a m��sica a sus o��dos, cada gesto suave y femenino��� una caricia a su alma solitaria. No sab��a a ciencia cierta qu�� ten��a esa mujer que lo conmov��a tanto, pero lo lograba, y eso lo asustaba, aunque no lo iba a hacer retroceder.Ten��a que conseguirla, conocerla m��s��� someterla. Quiz��s de esa forma se sacaba de encima esa obsesi��n que ten��a.Se movi�� nervioso en su asiento, porque el solo pensar en todo lo que pod��an hacer juntos, lo dej�� tan duro que tuvo que pensar en "bueyes perdidos" para lograr que su erecci��n dejara de presionar sus bermudas.Suspir�� y cerr�� los ojos, tratando de tranquilizarse.�����Andrew! ���Tanya lo zarande�� ligeramente para que reaccionara.�����Eh, qu��? ���pregunt�� aturdido. Yanela sonri�� con la boca ladeada���. Lo siento, estaba pensando en otra cosa��� ��qu�� pasa?���Ya me voy��� ���dijo Tanya, y agreg�� dudosa���: eh, tengo algo que mostrarte.���Vamos ���respondi�� levant��ndose y como buen caballero, corri�� la silla de ella hacia atr��s para que hiciera lo mismo.Se despidieron y dirigieron hacia la salida.�����Qu�� quieres mostrarme? ���pregunt�� Andr��s apoyando su mano en la cintura de Tanya y acerc��ndola a ��l mientras caminaban.���En realidad nada, solo fue una��� eh, una ex��� excosa ���y mir�� en su entorno buscando los cabellos de plata.Andr��s frunci�� el ce��o.�����Una excusa?���Mmmm, yeah��� eso ���ella segu��a mirando a los costados.��l la volte�� y la presion�� contra la pared. Estaban en la escalera, cerca del acceso al pasillo donde estaban las habitaciones de la tripulaci��n. Tanya abri�� los ojos, asustada. ��l sonri��.�����Una excusa para estar solos? Espero que sea eso, beb��.���En realidad solo fue para que me acompa��aras hasta mi habitaci��n ���respondi�� con la cabeza baja.���Mejor vamos a la m��a a hacer la siesta ���subi�� ambas manos a su cuello y con los pulgares le levant�� la barbilla���. Apenas pude dormir anoche al tener tu hermoso cuerpo presionando el m��o ���acerc�� su boca peligrosamente a la de Tanya y respir�� sobre ella���, como ahora ���se restreg�� contra ella���. ��Lo sientes? ��Me sientes?Tanya estaba paralizada, no sab��a qu�� hacer. Ten��a ganas de tocarlo, de deslizar sus manos por ese pecho musculoso y entrelazarlas detr��s de su cuello para acercarlo m��s si era posible. Pero el miedo de que a ��l no le gustara, la dej�� inm��vil.Bryan nunca me permit��a hacerle nada sin orden��rmelo antes, pens��. Y Andr��s al parecer estaba cortado por la misma tijera, ten��a terror de que reaccionara mal.��l acerc�� m��s los labios y se los mordi��, luego desliz�� la lengua y los abri��. Ella inspir�� fuerte, craso error��� ��l pudo entrar. Y todo control se esfum�� como por arte de magia.Ella sab��a tan bien, a frutas y condimentos.Baj�� las manos por sobre sus pechos y la abraz�� muy fuerte, profundizando el beso. El Dom en ��l se preguntaba cu��n r��pidamente podr��a romper ese f��rreo control para liberar a la mujer debajo. Amarrarla, tomarla un poco por el pelo, observarla luchando para no ceder a su necesidad y... mierda, hacerla suya por fin.Girando por el pasillo, bes��ndose y enardecidos, Andr��s logr�� llevarla hasta su habitaci��n. Ni siquiera despeg�� sus labios de los de ella��� mientras abr��a la puerta con una mano, con la otra la empuj�� dentro.Y en apenas un segundo que la solt�� para llavear la puerta, ella lo sorprendi�� cayendo arrodillada en el suelo, sent��ndose sobre sus talones y bajando la cabeza.Andr��s frunci�� el ce��o y la mir�� sin entender.�����Qu�� haces, Tanya? ��Es as�� como quieres jugar? ���pregunt�� desorientado.Las manos de ella temblaban ligeramente apoyadas sobre sus muslos.Est�� nerviosa, pens�� ��l. Quiz��s no era buena idea precipitar algo sin saber qu�� esperaban el uno del otro. Era un juego consensuado��� y no lo hab��an hablado.���Ven aqu��, nena ���y le tendi�� la mano.Estaba duro, caliente y deseoso, pero no era un animal, pod��an conversar un poco antes��� solo un poco. La llev�� de la mano a la cama y la sent��.���M��rame ���orden�� arrodill��ndose frente a ella y le levant�� la barbilla.�����Hice algo malo? ��Me vas a castigar? ���pregunt�� Tanya asustada y��� ��deseosa?�����Quieres que te castigue? ���respondi�� con otra pregunta, con un brillo malicioso y travieso en los ojos.S��, s�� quer��a. Hab��a sido mala, se lo merec��a. Todo lo hab��a hecho mal, su vida era un desastre, necesitaba sentir la mano dura de alguien���Sin embargo, neg�� con la cabeza.���Entonces no lo har��, beb��.���Quiero ba��arme, Andrew. Estuve haciendo gimnasia toda la ma��ana.El primer oficial suspir�� y le se��al�� la puerta del ba��o con una mano, con cara de fastidio. Estaba seguro que no le permitir��a entrar con ella.���Hay una bata colgada en la puerta, puedes usarla ���dijo levant��ndose���. Luego hablaremos��� ��ok?Ella asinti�� con la cabeza y entr�� silenciosa.Andr��s se desvisti��, y solo con el b��xer puesto, se acost�� en la cama a esperarla. Trat�� de analizar la situaci��n, de lo ��nico que estaba seguro es que se estaba metiendo en camisa de once varas. Pero bueno��� ��l tampoco era un dechado de virtudes con un pasado impecable. Estaba cansado, cerr�� los ojos y se dispuso a pensar en ella, pero se qued�� dormido escuchando el sonido de la ducha antes de poder sacar ninguna conclusi��n.Cuando Tanya sali�� del ba��o envuelta en la enorme bata de Andr��s, lo vio dormido y sonri��.Se sent�� en la silla al costado de la cama, apoy�� las plantas de sus pies sobre el somier y lo observ�� dormir. Se ve��a tan tranquilo y sereno, tan diferente a como era en realidad: brusco, dominante y autoritario��� tan parecido a Bryan que la asustaba.Pero sin embargo, hab��a ternura en ��l. Bueno, Bryan tambi��n era as�� al comienzo de su relaci��n, eso no era nada raro. "Deja ya de compararlos", se dijo a s�� misma, y record�� las palabras de su terapeuta: ��No hay un solo ser humano igual a otro, si quieres exorcizar tus demonios interiores debes enfrentar tus miedos, no huir de ellos��.Y mir�� la puerta. Detr��s estaba el mundo exterior��� y quiz��s Bryan. Hab��a corrido mucha agua bajo el puente desde que ella lo dejara ocho meses atr��s, ��qu�� podr��a hacerle dentro del crucero? ��Tirarla por la borda por tener la osad��a de abandonarlo?Quiz��s se lo merec��a�����NOOO! No lo merec��a. Esa es otra de las cosas que aprendi�� en el grupo de apoyo al que asist��a: ��Soy una persona valiosa, no merezco que me traten mal��. Quiz��s si lo repet��a cien veces al d��a llegar��a a creerlo alguna vez.Suspir�� y se levant��.Era hora de enfrentar su vida sola. Ella lo hab��a decidido as����� no pod��a depender de la protecci��n de su "Thunder", lo estaba utilizando y eso no era correcto. Se visti�� r��pidamente sin hacer ruido y lo dej�� durmiendo.Fue hasta su habitaci��n al final del pasillo y se cambi�� de ropa.Su pr��xima clase era en un par de horas. Tiempo suficiente para recorrer el barco, caminar un poco, disfrutar del sol de la tarde y exorcizar sus demonios, o sea��� encontrarlo��� a ��l.Se estremeci�� sin querer y sinti�� nauseas.
Andr��s se despert�� sobresaltado al escuchar la sirena del barco llamando a los pasajeros que hab��an bajado a tierra.��Santo Cielos! Pens����� hab��a dormido como tres horas, profundamente.�����Tanya? ���la llam��. Pero solo el silencio contest��.Se levant��, se visti�� y malhumorado por su estupidez fue corriendo hasta el puesto de mando y a su trabajo que hab��a dejado abandonado por culpa de una noche sin dormir.Tanya, sin embargo, estaba feliz.Hab��a recorrido con cautela todas las ��reas sociales del barco de punta a punta y no vio se��al alguna de su tormento, incluso revis�� la lista de pasajeros y su nombre no figuraba. ��Hab��a sido solo una alucinaci��n producto de sus temores? Se pregunt��.Es lo m��s probable, se contest�� a s�� misma. Y se dirigi�� a la cubierta frente a la piscina, donde iba a dar una clase de aerobic esa tarde. Luego le tocaba spinning en el sal��n de baile y m��s tarde solo ten��a que hacer de entrenadora personal para un par de se��oras en clases particulares de gimnasia localizada que hab��an pagado.Y fue as�� como la encontr�� Andr��s cuando termin�� con sus obligaciones de esa tarde, se cambi�� y fue hasta el gimnasio. Ella estaba ayudando en sus ejercicios a una pasajera, se acerc�� para saludarla.��Oh, mierda!Era la se��ora de un famoso senador, que hac��a la misma traves��a todos los a��os��� y en la misma proporci��n se divert��an juntos.���Hi, Andrew ���salud�� Tanya.���Eh��� hola Tanya ���y mir�� a la hermosa mujer a su lado, una cuarentona de aspecto impecable que cuidaba mucho su aspecto f��sico���, se��ora Da Cunha��� ��c��mo est��?���Hola Andr��s��� tanto tiempo ���la mujer se levant�� con un coqueto movimiento, se acerc�� a ��l y le dio un beso en la mejilla aleteando los ojos y pasando las manos por su pecho���. ��Por qu�� tan formal?Andr��s sonri�� y seductor como era pronunci�� su nombre:���Gianna, un placer verte de nuevo.�����Viniste a hacer tus ejercicios? ���pregunt�� Tanya frunciendo el ce��o, sin poder entender los sentimientos que le provoc�� el coqueteo de su alumna con Andr��s, aunque no dijo nada al respecto.���Mmmm, s�� ���y tom�� las manos de la adinerada se��ora, sac��ndolas de su pecho���. Av��same cuando termines��� beb�� ���le dijo a Tanya gui����ndole un ojo y dejando en claro su objetivo en ese viaje, concluy�����: Gianna, espero que tengas unas excelentes vacaciones ���girando, se dirigi�� hacia la estaci��n de ejercicios con pesas, en el fondo del recinto.Tanya sonri�� como una tonta complacida, aunque no termin�� de gustarle el hecho de que marcara su territorio de esa forma. La mujer intent�� conversar con Tanya sobre Andr��s, pero ella muy diplom��ticamente evit�� responderle.Cuando termin�� la clase, la pasajera se dirigi�� hacia Andr��s y le dijo algo al o��do. Mientras acomodaba las colchonetas, la profesora observ�� de reojo viendo c��mo la se��ora Da Cunha introdujo algo en el bolsillo del short del primer oficial, luego se despidi�� de ambos y abandon�� el gimnasio con pasos felinos y una sonrisa.���Ven aqu��, profe��� ay��dame con este ejercicio y ya termino ���le dijo Andr��s llam��ndola con el dedo ��ndice.Tengo que ver qu�� hay en ese bolsillo, pens�� Tanya��� y se acerc��.Andr��s la tom�� de la cintura y la ubic�� entre sus piernas abiertas, se recost�� en el banco acolchado y le dio las indicaciones:���Cada vez que subo las pesas, me ayudas a������S�� lo que tengo que hacer, se��or ���lo interrumpi�� sonriendo.Y empezaron.Tanya lo miraba embobada, las venas de su cuello y brazo se marcaban con el esfuerzo, y los m��sculos se hinchaban y daban la sensaci��n de que iban a explotar. Era un placer observar la expresi��n de su cara al llegar al l��mite de su fuerza, o��rlo quejarse con un rugido cuando apoyaba las pesas ayudado por ella. El sudor que ca��a desde su frente hasta el cuello y bajaba por su pecho hasta perderse dentro de la camisilla, la excitaba.Suspir�� y cerr�� los ojos.��Santo cielos! Lo deseaba��� desde la primera vez que lo vio le gust�� y trat�� de huir de ��l, pero ahora que lo conoc��a m��s, ese sentimiento hab��a aumentado. Andr��s ten��a todo lo que le gustaba en un hombre, pero tambi��n se ajustaba perfectamente al perfil de macho cabr��o que deseaba evitar.��Qu�� iba a hacer? No ten��a idea��������Tanya! ���se quej�� Andr��s por tercera vez��� ��Est��s dormida o qu��, beb��? ��Auxilio���!�����Oh, perd��n! ���dijo ella saliendo de su trance y ayud��ndolo.Apenas apoyaron las pesas, ��l se incorpor�� en el asiento acolchonado, meti�� una de sus rodillas entre las piernas de Tanya, las abri�� y tom��ndola de la cintura la sent�� a horcajadas en sus piernas.Ella rio y se prendi�� de su cuello para no caer.�����Andrew! ��Qu�� haces? ���se quej��, aunque ��l sab��a perfectamente el tenor de ese lamento��� Estoy sodada.���Yo estoy sudado, t�� tienes un olor incre��ble ���dijo tomando sus manos y llev��ndolas a su espalda, aprision��ndolas all��. Con la otra mano la estir�� por la cintura y restreg�� la cara h��meda contra su cuello. La suave piel de Tanya fue raspada con la barba incipiente del primer oficial, produci��ndole escalofr��os en todo el cuerpo, la sensaci��n era maravillosa, tanto que ella misma se acerc�� m��s y se apret�� contra el fuerte cuerpo que la cobijaba.Andr��s se recost�� en el banco y la llev�� con ��l. Ella ten��a las puntas de sus pies apoyados en el piso, pero solo eso��� el resto de su cuerpo se encontraba asentado sobre el de ��l a horcajadas, incluso pod��a sentir su erecci��n presionando entre sus piernas.���B��same ���orden�� el primer oficial contra su boca, y la tom�� de la cola de caballo con una mano mientras la otra segu��a aprisionando sus brazos por detr��s.Ella intent�� hacerlo, pero cada vez que se acercaba, ��l le estiraba del pelo, impidi��ndoselo. Tanya gimi�� enojada y el rio a carcajadas.���Hazlo, nena ���insisti��.Y ella volvi�� a acercarse con los labios entreabiertos, pero ��l la ataj�� sosteni��ndola por el pelo, solo dejando que roce sus labios. Respir�� en ella, le pas�� la lengua y le mordi�� el labio inferior. Tanya gimote�� suavemente pidiendo m��s, pero ��l no se lo dio.���Mereces un castigo por dejarme abandonado con el ejercicio ���dijo contra su boca soltando sus manos y d��ndole una fuerte palmada en el trasero.�����Oh, s��! ���gimi�� ella tratando de acercarse m��s a sus labios, sin lograrlo ya que ��l segu��a estirando su cola de caballo. Apoy�� las manos en su pecho y lo acarici��.���S��, beb����� t��came ���y le dio otra palmada m��s fuerte���, ��te gusta esto?�����Ahhh, s��, s��! ���grit�� ella.En ese momento, al o��rla gritar, ��l se percat�� del lugar donde estaban, y de que cualquiera pod��a entrar. No es que le importara mucho, pero siendo qui��n era y estando en su lugar de trabajo, podr��a tener problemas.Se incorpor�� en el banco, solt�� su coleta y la abraz��, suspirando y maldiciendo por lo bajo. La acomod�� mejor sobre sus muslos, sent��ndola con ambas piernas a un costado por si alguien entraba. No avanzar��a m��s, pero no ten��a por qu�� dejar de saborearla.La luz del gimnasio jugaba sobre su barba ensombreci��ndole la mand��bula. Las l��neas resplandec��an en las esquinas de sus ojos, arrug��ndose cuando ella lo miraba. Su erecci��n presionaba contra la uni��n de sus piernas, la ��nica barrera eran sus delgadas ropas de gimnasia.Cuando ella extendi�� las manos sobre su pecho, se maravill�� de los duros m��sculos como piedras debajo. Presionarse contra su enorme cuerpo, la hac��a sentirse suave, femenina y muy tentada.�����Y mi beso? ���pregunt�� coqueta.��l sonri�� e inclin�� la cabeza hacia la curva donde su cuello se encontraba con su hombro. El excitante contraste de sus aterciopelados labios contra la rugosidad de su mejilla despertaba una agitaci��n profunda en su vientre. Con sus manos apret�� sus anchos hombros, no sabiendo si empujarlo lejos o atraerlo m��s cerca. Las dudas volvieron a azotar su mente, no deber��a estar haciendo eso.��l resolvi�� el problema acerc��ndose a su boca, retumbando de risa cuando ella la mantuvo cerrada. Un fuerte mordisco sobre su labio inferior la hizo gritar por el asombro, y su lengua se zambull�� adentro. Su beso era habilidoso, experimentado... y abrumador.El exigente empuje de su lengua la hac��a pensar en otros lugares donde podr��a estar empujando. Cada vez que se mov��a, su polla chocaba entre sus piernas por detr��s, cada toque era como una chispa de sensaci��n. Ella apret�� sus dedos sobre sus hombros mientras trataba de encontrar su deteriorado equilibrio.La mano de ��l subi�� por su cintura y le acarici�� un pecho sobre la camisilla de algod��n, su palma era tan grande que pod��a sostenerlo plenamente. Cuando ��l succionaba su lengua dentro de su boca, un dolor de necesidad ard��a a trav��s del cuerpo de ella. Lenta, minuciosamente, la bes�� sin l��mites, sabore��ndola por completo y en el momento en que ��l levant�� la vista, ella ten��a los dedos enterrados en su cabello.Andr��s encontr�� el pez��n endurecido por sobre la remera, y lo presion�� con los dedos, Tanya gimi�� fuerte y baj�� los brazos por su pecho hasta llegar a sus caderas, hurg�� a sus costados.Ya que no pod��a confiar en su sentido com��n, porque simplemente no lo ten��a en lo que a Andr��s se refer��a, podr��a encontrar una excusa para poder negarse a la demanda impl��cita que le hac��a.Pero��� ��l se dio cuenta:���Mete las manos ���dijo risue��o, refiri��ndose a sus bolsillos.Tanya se sonroj�� completamente y baj�� la cabeza, avergonzada.���Oh, lo sient������Estoy seguro que encontrar��s algo que te gustar�� ���la interrumpi�����, y no ser�� precisamente lo que est��s buscando.Ella se levant�� de un salto de su regazo.���No s�� qu�� decirte, yo no������Est��s celosa ���afirm�� con una sonrisa p��cara.Ella lo mir�� con la boca abierta.�����Celosa? Est��s loco��������Es esto lo que buscas, nena? ���pregunt�� haciendo una maniobra extra��a y sacando un pedazo de pl��stico de la oreja de Tanya con la pericia de un mago experimentado. Riendo, lo gir�� en sus dedos y se lo mostr��.Era la llave electr��nica de una habitaci��n de la cubierta amarilla, evidentemente, la se��ora Da Cunha ten��a planes espec��ficos con ��l. Tanya se sinti�� perdida, porque no sab��a qu�� hacer��� ��estaba intentando seducirla a ella y ten��a una cita con una mujer? ��Es que estaba loco? Bueno, era Andr��s��� y al parecer todo lo que su compa��era de piso le cont�� sobre ��l era cierto.���Eh��� creo que��� me voy ���dijo moviendo graciosamente sus manos. No era la primera vez que lo hac��a, cuando se pon��a nerviosa siempre gesticulaba.��l sonri��. ��Dios, esa sonrisa ladeada, medio p��cara, medio burlona la volv��a loca! Pod��a postrarla a sus pies con solo sonre��rle.Se acerc�� a ella, Tanya recul��.���Puedes impedir que use esta llave, beb�� ���dijo gui����ndole un ojo y girando el pl��stico una y otra vez.�����Ah, s��? ��C��mo? ���pregunt�� altanera.���S�� m��a esta noche ���se acerc�� m��s, como un le��n en busca de su presa���, deja que te adore ���le pas�� un dedo por sus labios, abri��ndolos ligeramente y moj��ndolos con su lengua��� Ocupa mi tiempo para que no piense en hacer tonter��as.�����Quieres decir que si me quedo contigo no ir��s a tu cita? ��Y que si no accedo no importa porque ya tienes otra opci��n? �����l frunci�� el ce��o��� ��Qu�� eres? ��Un adolescente con exceso de testosterona?���Tanya, yo estab��������Fuck you, Andrew! ���grit�� enojada��� Vete a tu cita��� ��y espero lo disfrutes!Lo empuj��, se dio media vuelta y lo dej�� plantado.
M��s tarde en la cena, las miradas entre Andr��s y Tanya eran recurrentes, pero ni ��l ni ella se acercaron. ��l ya estaba sentado en la mesa del capit��n cuando Tanya lleg�� al comedor ba��ada, perfumada y vestida con una hermosa solera corta azul de algod��n que contrastaba con su piel blanca. Esper�� al lado de Yanela en la entrada porque no quer��a acercarse, pero cuando la asistente de la anfitriona se ocup�� de recibir a los comensales, ella misma la estir�� hacia la mesa del capit��n. Tanya se sent�� en el extremo opuesto, bien lejos de Andr��s.�����Qu�� pas�� con tu paciente, Sebasti��n? ���pregunt�� Yanela, preocupada mientras cenaban.���Por ��tica no puedo dar detalles al respecto, Yan ���respondi�� el doctor con el ce��o fruncido���. Pero no comprendo el motivo por el cual una persona decide hacer un viaje en su estado. Logr�� controlar sus dolores, y le ped�� que reposara por lo menos hasta ma��ana, veremos si me hace caso.�����No deber��amos solicitarle amablemente que desembarque y tener lista una ambulancia para ��l? ���pregunt�� el capit��n.���No quiere hacerlo, Leo��� ya se lo suger�� ���respondi�� negando con la cabeza���. Dice que aunque lo echemos, no ir�� a un hospital, se niega a volver a uno.Tanya apenas escuchaba la conversaci��n, comi�� lo que su est��mago le permiti�� ���porque parec��a tener un nudo en el es��fago��� y cuando termin��, le dijo algo al o��do a la anfitriona y se despidi�� de todos con una sonrisa fingida.Andr��s la observ�� alejarse con los dientes apretados.Tanya todav��a no ten��a sue��o, apenas eran las diez de la noche, as�� que fue hasta la cubierta de la piscina por si encontraba a El��as en el bar.Pero el alegre cantinero no estaba, hizo el pedido de un trago primavera y fue hasta el extremo del barco, se apoy�� en la baranda y tom�� un trago de su bebida ricamente adornada con una rodaja de pi��a, una cereza cherry y una sombrilla multicolor.Se negaba a pensar en lo que har��a Andr��s esa noche con la invitaci��n impl��cita en esa llave que ten��a, ni siquiera comprend��a el motivo por el cu��l eso le preocupaba. Bueno, s�� lo sab��a, ��l ten��a raz��n��� estaba celosa, y no ten��a derecho a estarlo, pero le gustaba a pesar de que intent�� por todos los medios no sentir eso desde la primera vez que lo vio. Le encantaba su forma de tratarla, tan descaradamente, pero a la vez dulce y tierna.Adoraba su olor��� su aroma le llegaba incluso con la brisa del oc��ano, hasta parec��a estar oli��ndolo en ese momento.Suspir�� y se sobresalt�� cuando sinti�� que unos brazos la envolv��an, casi tir�� la bebida por la borda, si no fuera por esas manos que tambi��n la sostuvieron.���Tranquila, soy yo ���dijo Andr��s en su o��do.Tanya volte�� y lo mir�� a los ojos.���Me asustaste��� ���y frunci�� el ce��o��� ��no ten��as una cita?���Estoy aqu��, ��no?�����Por qu��? Ella es f��cil, y est�� disponible, te est�� esperando��� yo soy complicada y no quiero esto��� ��por qu�� insistes?���S�� sincera contigo misma, Tanya��� ��no quieres o tienes miedo porque lo deseas demasiado?���Sea lo que fuera, no me convienes��� vete con ella, Andrew ���pidi�� resignada. Intent�� apartarse, pero ��l se lo impidi��.���Tanya, beb����� yo solo estaba bromeando esta tarde ���dijo abraz��ndola m��s fuerte���, a pesar de lo que creas que soy, me gustan las relaciones de a dos ���y como para distender el ambiente dijo���: a menos que sea un tr��o consensuado ���y rio a carcajadas.Ella no pudo evitar sonre��r tambi��n con la broma.���Est��s preciosa ���dijo alej��ndola un poco y mir��ndola de pies a cabeza.���Gracias, Andrew. T����� t�� est��s��� ���lo mir�� tambi��n��� muy guapo.���Bien, tenemos claro que los dos nos encontramos atractivos��� ��punto a nuestro favor! ���la tom�� del hombro y la estir�� hacia ��l��� ��Qu�� te parece si damos un paseo y conversamos?�����Sobre qu��?���Sobre lo que esperamos en uno del otro, beb��, sobre tus miedos ���la llevaba caminando lentamente por la cubierta���, lo que buscas, deseas, anhelas, ans��as, ambicionas��� de lo que quieras hablar.�����Y qu�� hay de ti?���Yo soy muy lineal, nena��� solo te deseo a ti. No tengo miedo de esto y no busco nada m��s que tenerte solo para m��.���Soy casada, Andrew.Andr��s apret�� los dientes ante esa informaci��n que ya sab��a, no porque le molestara, sino por el da��o que el imb��cil de su marido pudo haberle hecho, si es que fue ��l quien la marc�� de esa forma.�����Crees que eso me importa? ��D��nde est�� ��l? ��Por qu�� no est�� contigo? En todo caso��� est��s separada.���Todo es tan simple para ti��� ���Tanya suspir�� porque ��l le apret�� la mano y le acarici�� con los dedos suavemente.���La mayor��a de las cosas de la vida cotidiana son simples, nosotros las complicamos con dudas, remordimientos, culpas y dem��s tonter��as. Todo siempre es m��s sencillo de lo que parece, beb����� deja de enredarte ���la volte�� hacia ��l y la apret�� contra la barandilla���. Dime qu�� deseas y yo te lo dar��.��Qu�� obtuso es! Pens�� en su interior.���Est��s a a��os luz de poder darme lo que yo necesito, Andrew.���Pru��bame ���la desafi��.Tanya sonri�� y le acarici�� el rostro.���No quiero ofenderte, de verdad��� pero eres muy superficial ���Andr��s frunci�� el ce��o���. Yo no busco solo alguien que me folle, cro-magnon .�����C��mo me has llamado?���Adm��telo, eres un hombre de las cavernas ���y rio tratando de zafarse���. ��Vas a castigarme por esto?�����Castigarte? ��Te das cuenta c��mo me buscas? Y despu��s huyes de mi��� si yo soy un croma����n, t�� eres la Gata Flora ���brome��.���Me perd����� ��debo ofenderme?���No, mi peque��a gatita��� solo no me ara��es, ��s��? ���se acerc�� m��s y le dio un beso en el cuello���, sigamos caminando.��Demonios! Solo le estaba tomando de la mano y ya se sent��a desfallecer y ard��a por dentro. Si segu��a as��, duplicar��a el torrente de agua del mar con el flujo que sent��a en su entrepierna.Se dej�� llevar, maravillada al ver sus manos entrelazadas. Para ella, que estaba acostumbrada a juegos rudos y poco romanticismo, el hecho de estar tomados de la mano y caminar lentamente, sin apuro, solo conversando era todo un descubrimiento.Pasearon a lo largo de la cubierta y ��l volvi�� a sorprenderle con una conversaci��n ligera, pero madura, con constantes toques de humor y picard��a. En ocasiones cuando se cruzaban con un grupo de gente y no ten��an espacio le soltaba la mano y la tomaba del hombro o la cintura, acerc��ndola a ��l y depositando un suave beso en su mejilla o su frente.Se sorprendieron al darse cuenta que estaban llegando de nuevo a la cubierta de la piscina.���Dimos vuelta el barco ���dijo ella riendo.�����Quieres tomar algo m��s?���No, Andrew��� ya es tarde, ma��ana tenemos que trabajar ���y bostez�� sin querer���. Oh, lo siento.���Bien, vamos ���y volvi�� a tomarla de la mano rumbo hacia la zona de los camarotes de los tripulantes���. ��Vas a quedarte conmigo otra vez?���No, no es necesario.�����Y por qu�� anoche lo era y hoy no? ���al ver que ella no respond��a y se encerraba en s�� misma, insisti�����: ��Qu�� pas�� ayer, beb��? Cu��ntame��� ���Tanya suspir�� y gesticul�� con las manos sin decir nada���. ��Mierda! Entra un rato, tenemos que hablar ���dijo abriendo la puerta de su camarote y empuj��ndola dentro.�����No hablamos suficiente hoy?���No, hay cosas que necesito saber y no te vas a ir de aqu�� sin responderme ���se sac�� los zapatos y se recost�� contra el respaldo de la cama se��al��ndole el lugar contiguo con dos palmaditas de su mano���. Ven a mi lado ���al ver que ella se quedaba parada y no se acercaba, insisti�����: No voy a lanzarme sobre ti, ven aqu��.Tanya se descalz�� y se sent�� a su lado.���Uno ���dijo ��l levantando un dedo���, ��qu�� pas�� anoche? Dos ���le mostr�� dos dedos, luego dud�����. Mmmm, te lo preguntar�� despu��s������Eh��� cre�� ver a alguien��� ���y se call��, estaba nerviosa, se notaba al estrujar sus manos una contra otra en su regazo.���Con cuentagotas no, Tanya��� cu��ntamelo, me hiciste part��cipe al pedirme ayuda, lo menos que me debes es una explicaci��n.Bryan no estaba all��, lo hab��a comprobado, no pod��a hacerle da��o a nadie, y Andr��s ten��a raz��n, la hab��a ayudado������Cre�� ver a��� a��� mi esposo��� ��l es una persona muy violenta, y yo��� hui de ��l ���Tanya temblaba, Andr��s la abraz�����, tengo miedo��� tengo mucho miedo de lo que pueda hacerme si me encuentra, Andrew ���una l��grimas empezaron a correr por sus mejillas.���Tranquila, beb�� ���Tanya se apret�� contra ��l y hundi�� la cara en su pecho���, ��l no podr�� hacerte nada dentro del barco, si es que est�� aqu��.���Yo��� verifiqu��, su nombre no est�� en la lista de pasajeros, pero cre�� verlo ayer y entr�� en p��nico��� oh, Dios.�����Fue ��l qui��n te hizo esas marcas en la espalda, nena? ���Oh, santo cielos, ��boc��n�� pens�� al instante de hacer esa pregunta.Tanya se incorpor�� de un salto y lo mir�� con los ojos abiertos como platos, las l��grimas todav��a corr��an por sus mejillas.�����C��-c��mo sabes de esas marcas?���Las vi anoche cuando estabas durmiendo, la camiseta se te subi����� ��qu�� importancia tiene eso, beb��? Las vi y ya��� y odi�� a la persona que te hizo eso. No por las marcas f��sicas que te dej��, sino por el da��o emocional que pudo haberte causado.�����Y a��n despu��s de verlas��� quieres���?���Mira esto ���le dijo, se levant�� de la cama y se sac�� el pantal��n, quedando solo con el b��xer y la camisa. Subi�� una de sus piernas a la cama y le mostr�� una enorme cicatriz que ten��a en el muslo interno que iba desde cerca de la rodilla hasta casi la entrepierna���. Me la hice en uno de los viajes alrededor del mundo cuando mi padre todav��a viv��a, casi quedo sin descendencia ���dijo riendo y distendiendo el ambiente���. Todos tenemos cicatrices, beb��. Y las f��sicas son las menos importantes, quiz��s si me cuentas puedo ayudarte a sanar un poco tus heridas emocionales, que al fin y al cabo son las que m��s duelen.Andr��s se acomod�� de nuevo en la cama y la abraz��.�����l es��� es como t��, le gustan las mismas cosas. Siempre me llevaba al l��mite, pero nunca me hab��a dejado marcas permanentes. Una vez discutimos, creo que se daba cuenta que lo nuestro ya no funcionaba, y cuando��� ya sabes, cuando est��bamos��� jugando��� creo que se emocion��, no s�� qu�� pas��. Me hab��a puesto las��� Ball Gags��� ���y le hizo un gesto con las manos.�����El bocado con bola? ��La mordaza? ���ella asinti�� con la cabeza.���Y bueno, yo no pod��a hablar, tampoco moverme porque me hab��a atado de pies y manos��� y ��l ten��a el l��tigo, y��� me castig�� por haberlo desafiado, y��� ���Tanya empez�� a llorar desconsolada.���Tranquila, beb����� todo estar�� bien.Eso era justamente lo que ��l quer��a, que se desahogara. La dej�� llorar, porque simplemente no ten��a argumentos para ayudarla��� ��qu�� sab��a ��l de consolar mujeres? Nada��� pero por instinto estaba seguro que su apoyo ser��a importante. Era lo que su padre ���el capit��n Serrano��� le hab��a dado a ��l, ahora ten��a la oportunidad de hacer lo mismo por otra persona.La acomod�� mejor en sus brazos y los tap�� a ambos, dejando que el llanto se convirtiera en sollozos, y luego en suspiros, hasta que se tranquiliz�� y su respiraci��n se hizo m��s regular.Se hab��a quedado dormida.
En breve saldr�� publicado...
El primer oficial miraba el techo de su camarote en la penumbra y ve��a el reflejo del agua que entraba por el ojo de buey creando sombras m��viles sobre la superficie del cielorraso.Estaba amaneciendo y pr��cticamente no hab��a dormido nada.��Por Dios Santo! ��l no dorm��a con mujeres, las seduc��a, las amarraba si acced��an, las follaba, las dejaba satisfechas y se iba. Y ah�� ten��a a su tormento, acurrucada contra su pecho de espaldas, ajena totalmente a su incomodidad.Gru���� por lo bajo y se apart�� un poco, pero al rato la sinti�� acercarse de nuevo en sue��os. Suspir�� y mir�� al costado, ya no ten��a espacio para moverse a menos que deseara caer al piso.Estaba duro como una roca y ella rozaba su entrepierna con su hermoso y redondeado trasero y hac��a que su erecci��n se volviera m��s plena e insoportable.��Por qu�� mierda hab��a accedido? Ella le dej�� muy claro que solo quer��a "dormir". Quiz��s porque vio desesperaci��n en sus hermosos ojos azules al ped��rselo:���Please, Andrew ���rog��.�����Quieres jugar, beb��? ���pregunt�� ��l tocando sus brazos desnudos��� ��Ya te sientes mejor?���Nooo, no es eso lo que quiero. Solo deseo tu compa����a, no quiero estar sola y contigo me siento segora.�����Segura de qu��? ��Ocurre algo? Puedes confiar en m��, Tanya.���Lo s��, Andrew��� pero no estoy lista para hablar de eso.�����Quieres comer algo?���No ���no podr��a tragar bocado aunque quisiera.���Aunque sea un t��, Tanya. Debes hidratarte, estuviste vomitando.�����Puedo pedirlo aqu��?�����Es que no piensas salir de esta habitaci��n en toda la noche? Apenas son pasadas las nueve.Pod��a ir a su habitaci��n, pero se arriesgaba a que Bryan la buscara all��, en ese momento posiblemente ya supiera todas sus coordenadas. Era mejor quedarse con Andr��s, no sab��a que har��a al d��a siguiente, ten��a trabajo��� deber��a salir de su encierro, pero no ahora��� unas horas m��s de tranquilidad para pensar le vendr��an muy bien.���Vete t��, Andrew. Yo estar�� bien si no te molesta que me quede aqu��.���Claro que no me molesta, pero ir�� a traerte algo, no puedes estar con el est��mago vac��o.Cuando volvi��, m��s de una hora despu��s, luego de cenar y encargarse de un problema de ��ltima hora con uno de los tripulantes, la encontr�� dormida en su cama��� con una camiseta suya puesta.Y tuvo que acostarse a su lado, solo escuchando su respiraci��n acompasada, mirando su suave cuello y oliendo su delicioso aroma a gardenias��� sin poder hacer nada.��Ins��lito! Solo a ��l pod��a ocurrirle. Suspir�� y se revolvi�� en la cama mirando hacia el ojo de buey desde donde entraba la luz del amanecer.Al parecer Tanya lo sinti��, porque gimi�� y movi�� una de sus piernas. La s��bana se desliz�� y la camiseta que se hab��a puesto se arremolin�� en su cintura. Su redondo y hermoso trasero qued�� a la vista.Como hipnotizado, Andr��s no pudo evitar la tentaci��n, pas�� la palma de su mano por una de sus nalgas y volvi�� a suspirar al sentirla tan suave. Meti�� el dedo debajo de sus bragas y la levant��, haciendo que se metiera en su adorable culito.��Santo cielo! Era perfecta��� sin poder contener la tentaci��n, se desliz�� hacia abajo y pos�� los labios en una de sus nalgas antes de acunar las desnudas y redondeadas elevaciones de carne entre sus ansiosos dedos.Acariciaba y amasaba suavemente para no despertarla. Los dedos ligeramente apretados en los sensibles montes, abri��ndolos, enviando arcos punzantes de sensaciones recorriendo la entrada escondida que la estrecha hendidura ocultaba.Y Tanya gem��a en sue��os, sensaci��n sobre sensaci��n empezaron a atacarla, aumentando y ahogando sus sentidos con olas del ��xtasis, inclin�� sus caderas y elev�� una de sus rodillas, dejando acceso total para que el hombre de su fantas��a nocturna pudiera seguir haciendo su magia.Su subconsciente se negaba a despertar, lo que estaba sintiendo era demasiado delicioso��� y suave. Pero de repente, la sensaci��n par����� y ella volvi�� a sumirse en la inconsciencia.����Qu�� rayos es esto?! Se pregunt�� Andr��s al ver una peque��a raya que sobresal��a debajo de la remera que llevaba. La levant�� un poco y no pudo asimilar lo que vio. Parec��a como si un rastrillo hubiera pasado por esa zona de su cuerpo. Tom�� el borde y lo levant�� completamente.��Maldici��n! Toda su espalda estaba surcada por finas cicatrices irregulares.Tanya se quej�� en sue��os y ��l la tap�� de nuevo, incluso con la s��bana.Se apoy�� sobre la almohada y su erecci��n baj�� al instante, no pudiendo creer lo que hab��a visto.Tanya fue maltratada, pens��. Esas marcas solo pod��an haber sido hechas por un l��tigo.Miles de im��genes pasaron por su cabeza en un instante. Record�� que varias veces se pregunt�� el motivo por el cual no usaba bikini, sino mallas enterizas en la playa, por qu�� nunca la hab��a visto ba��arse en el mar, sino que se quedaba a un costado, bajo la sombrilla leyendo un libro y siempre llevaba una camisa abierta sobre su malla. Incluso sus camisillas de gimnasia eran siempre cerradas por detr��s.Ten��a un cuerpo espectacular, eso sin dudarlo, pero lo ocultaba. Toda su ropa estaba perfectamente dise��ada para tapar esa zona en vez de mostrar.Tampoco ten��a ninguna duda de su rol dentro de una relaci��n, era una sumisa nata; se notaba en sus gestos, su forma de caminar o de hablar con la vista baja��� ��ser��a posible que su pareja hubiera abusado de ella de esa forma?Una cosa era ser dominante, pero otra muy distinta ser un maltratador. ��l sab��a perfectamente cu��les eran los l��mites, y hablaba de ellos con sus parejas ocasionales antes de embarcarse en una aventura. Incluso defin��an de antemano una palabra de seguridad para evitar traspasarlos.Suspir��, sin saber qu�� hacer.��O estaba pensando pavadas? Quiz��s tuvo un accidente, a lo mejor cay�� sobre un manojo de alambre de p��as o algo as�����Pero si no fuera as��, probablemente sus cicatrices traspasaran el umbral de lo f��sico, el da��o m��s importante deb��a ser emocional. Sinti�� una pena muy grande al imaginar el sufrimiento que tuvo que haber pasado, y se pregunt��: ��de verdad quiero meterme en esto?En ese momento, Tanya volte�� y se acurruc�� en su pecho, gimiendo. Andr��s la acun��, la acomod�� en sus brazos y la mir��. Parec��a un ��ngel.No tuvo ninguna duda: S��, s�� quer��a.
Tanya entr�� en p��nico cuando despert�� y vio que Andr��s no estaba en la habitaci��n. Se levant�� de un salto y fue hasta la puerta, la abri�� muy despacio y asom�� la cabeza. Mir�� a ambos costados del pasillo.No vio a nadie.En ese momento, Andr��s sali�� del ba��o envuelto en una toalla. No la vio en la cama y frunci�� el ce��o, mir�� hacia la puerta y sonri�� al verla inclinada hacia afuera, con su hermoso trasero casi descubierto.�����Qu�� haces, Tanya? ���pregunt�� divertido.�����Ohhhhh! ���grit�� y se volvi�� hacia ��l dando un portazo y estirando el borde de la remera hacia abajo���. Pens����� cre�� que��� que te hab��as ido.�����Est��s mejor?���Yo��� eh, s�� ���dijo poniendo los dedos en posici��n de "ok" y se acerc�� a la cama.�����Desayunamos juntos?�����S��, s��! Me parece bien ���y tom�� su ropa de la silla, sintiendo alivio al saber que ��l la acompa��ar��a���, voy a vestirme.���Yo tambi��n ���dijo Andr��s y se despoj�� de la toalla tir��ndola al piso.Tanya se qued�� muda mir��ndolo, sin poder moverse.Si bien ya estuvo desnudo frente a ella en el ba��o, no hab��a podido verlo, pero en ese momento estando a una prudencial distancia, lo apreci�� en todo su esplendor��� y era, era��� perfecto. Su cuerpo era una oda a la perfecci��n, sus s��lidos m��sculos ���sin ser exagerados��� parec��an esculpidos en piedra y su piel tostada��� una sinfon��a.��Oh! Su miembro, a��n en reposo era formidable. En solo unos segundos se lo imagin�� excitado y pens�� que ser��an como 25 cent��metros de pura carne enrojecida. ��Veinticinco formas de llegar a lo m��s rec��ndito de su alma y azotarla!��Santo cielos! Hac��a tanto tiempo que no estaba con un hombre. Un gemido lastimero se escuch�� en la habitaci��n, probablemente saliendo de la boca de ella pero ni se dio cuenta porque estaba tan aturdida mir��ndolo, que se qued�� como en trance.�����Te gusta lo que ves, beb��? ���pregunt�� ��l sac��ndola de su estado de contemplaci��n, y la mir�� con una enigm��tica sonrisa mientras buscaba un b��xer de la c��moda.Y Tanya huy�� al ba��o apresurada, mientras ��l re��a a carcajadas.Cuando llegaron al comedor, el capit��n estaba desayunando con su peque��a hija. Se acercaron a su mesa y los saludaron.���Si��ntense con nosotros ���los invit�� Leopoldo.�����Qu�� est��s desayunando, Bruna? ���pregunt�� Tanya sonriendo��� Se ve delicioso.���Mmmm��� a-ve-na ���contest�� la ni��a mirando a su padre con el ce��o fruncido y empujando su comida���. Quiero huevos y tocino como el se��or de la mesa de al lado, papi��� ��s��iiiiii?���Esto es un desayuno saludable para una princesa como t�� ���dijo su padre volviendo a poner el bol frente a ella���. ��No es cierto, Tanya?���Claro, capit��n ���y mirando a Bruna, continu�����: Adem��s, puedes tomar yogurt con frutas y cereales, que te har�� muy bien y te dar�� energ��as. Un buen vaso de leche, tostadas con mermelada o queso��� Mmmm ��yummy, no?La ni��a se cruz�� de brazos e hizo un puchero con la boca.Tanya tom�� dos pedazos de pan integral, los unt�� con mantequilla, le puso dos rodajas de queso y con el cuchillo le dio forma de coraz��n.�����Qu�� te parece? ���pregunt�� sonriendo��� Quiz��s debamos ponerle dos ojitos, una nariz y una boquita���Eso capt�� la atenci��n de la ni��a, y mientras adornaban el s��ndwich improvisado, empezaron a re��r. Al final, Bruna se lo comi�� todo.���Ahora tienes que mandar todo eso al fundo de tu est��mago, nada mejor que un vaso de diliciosa leche��� ��no crees?�����Por qu�� hablas tan gracioso? ���pregunt�� inocentemente tomando la taza que ella le pas��.���Tanya es norteamericana ���le explic�� su padre���. Viene de un pa��s lejano, no es de aqu��, princesa. Adem��s, es nutricionista��� as�� que sabe mucho de alimentos y lo que las ni��as como t�� deben desayunar para crecer fuertes.�����Nutri��� qu��? ���pero se olvid�� de todo cuando vio a su madre acercarse, se levant�� de un salto y corri�� hasta ella.���Tenemos muchos problemas para hacerla comer ���cont�� el capit��n, algo resignado.���Es solo una ni��a, es normal que quiera probar lo que los mayores comen ���dijo Tanya y mir�� hacia Andr��s, que se hab��a servido de todo un poco y en abundancia���: colesterol puro, Andrew.���Mmmm, pero rico ���contest�� riendo y sigui�� comiendo.Yanela se acerc�� con su hija subida a sus caderas y salud�� a todos.���Yan, yo tengo que bajar a tierra por un par de horas, tengo una reuni��n ���dijo Leopoldo mir��ndola���. ��Puedes hacerte cargo de Bruna?�����Oh, Leo! Tengo miles de cosas que hacer��� ���se quej�����. ��No puedes llevarla contigo?El capit��n neg�� con la cabeza.���La dejar�� en la nursery, all��������Yo puedo cuidarla ���lo interrumpi�� Tanya���. Tengo una clase de aerobic y otra de baile. ��Te gustar��a darlas conmigo, Bruna? Puedo ense��arte unos pasos que te gustar��n.�����S��, s��, s��! ��Puedo, mami? ��Papi? ���pregunt�� la ni��a entusiasmada.���Claro que s�� ���dijo Yanela visiblemente aliviada���. Pero es muy escurridiza, tendr��s que estar muy pendiente de ella, amiga. No s�� si es mejor dejarla en la guarder��a������Me portar�� bien, lo prometo ���la interrumpi�� Bruna solt��ndose de su madre y tomando la mano de Tanya.���Cuenten conmigo cuando lo necesiten ���anunci�� la entrenadora���. Me encantan los ni��os, y no me molestar��, al contrario. Me ayudar����� ��no es cierto, Bruna? ���y la ni��a asinti��, feliz.En ese momento, Andr��s termin�� su desayuno y se levant�� satisfecho, anunci�� que las acompa��ar��a hasta el sal��n de baile, que quedaba de paso al puente de mando. Yanela suspir�� cuando los vio alejarse y se sent�� a la mesa con el ce��o fruncido.�����Pasa algo, brujita? ���pregunt�� el capit��n sonriendo ligeramente. Conoc��a esa expresi��n de Yanela.���No lo s��, Leo��� a veces presiento cosas pero no puedo entenderlas.���Yo no necesito ser vidente para darme cuenta que Andr��s est�� tramando algo ���dijo poni��ndose serio.���No me refiero a ��l, sino a Tanya. No s�� si hicimos bien en dejar a Bruna con ella��� no me siento c��moda. O sea, es una buena persona y la cuidar�� bien con seguridad. Pero siento peligro alrededor de ella, como si fuera el blanco de alguna maldad, no s�� explicarlo ���Leopoldo la mir�� fijamente���. Sin embargo, tambi��n siento que estar�� m��s segura con la ni��a. Es raro, ��no?���No s�� qu�� decirte��� tus visiones me perturban siempre.���No me hagas caso, s�� que estar�� bien, eso es lo importante ���y se dispuso a desayunar.���Me tengo que ir, brujita��� ���anunci�� Leo.���No me llames br������Mmmm, ya lo s�� ���la interrumpi��.���Me paso el d��a entero dici��ndote lo mismo ���dijo casi enojada.���Quiz��s si dejaras de hablar tanto ���y se levant�� despacio���, y actuaras m��s��� ���avanz�� unos pasos y se puso detr��s de ella, pas�� su mano con descuido por sus hombros descubiertos��� podr��a creer que no te gusta ���acerc�� la boca a su o��do y le dijo en un susurro���: Hay solo una forma que puedes hacerme callar��� bru-ji-ta.El coraz��n de Yanela en ese preciso momento estaba a punto de sal��rsele del pecho, pero cuando pudo asimilarlo y volte�� para contestarle, ��l ya estaba caminando hacia la salida del sal��n.En otro lado del crucero, Tanya, Andr��s y una Bruna que hablaba hasta por los codos estaban llegando al sal��n de baile donde se impart��an las clases, todav��a faltaba media hora para que empezara la primera.�����Puedes poner las colchonetas en orden, Bruna? Quiero hablar con Andr��s un momento��� ��s��? ���y la ni��a corri�� hacia su objetivo riendo.�����Pasa algo? ���Y la tom�� del hombro��� ��quieres despedirte de m�� como corresponde? ���pregunt�� besando su cuello suavemente.Tanya suspir�� y acept�� su caricia, le gustaba, era tierna y eso la pon��a en alerta tambi��n. Andr��s era un misterio para ella, por un lado era el prototipo de hombre del que estaba huyendo, y por otro era dulce, cari��oso y juguet��n, todo lo contrario a lo que ella conoc��a. La desconcertaba, la pon��a nerviosa, pero tambi��n le encantaba.���Dime, beb�� ���dijo llegando a su o��do y mordi��ndole ligeramente el l��bulo de la oreja.���Mmmm, no puedo as�� ���respondi�� sonriendo y empuj��ndolo. ��l rio a carcajadas y se qued�� frente a ella en posici��n de espera con los brazos cruzados���. ��Puedes pasar por aqu�� de vez en cuando en el transcurso de la ma��ana, por favor? ��Podemos almorzar juntos?���Podemos hacer todo lo que quieras juntos, nena��� ���y frunci�� el ce��o��� pero debes explicarme��� ��por qu�� la urgencia de mi compa����a de repente? ��Qu�� es lo que pasa?Tanya suspir�� y vio que ya estaban llegando algunas personas.�����Lo hablamos despu��s? Debo ordenar el sal��n y preparar la m��sica.Andr��s asinti��, le acarici�� la mejilla y se retir�� a cumplir con sus obligaciones.
El bar al costado de la piscina estaba tranquilo. El barman El��as Carvalho, un joven gay de 25 a��os amable y simp��tico a qui��n todos apreciaban ���y que manejaba las copas y botellas con la maestr��a de un malabarista��� estaba atendiendo la barra. No era su horario habitual, pero como era el jefe de cantineros hab��a reorganizado los horarios a su antojo para poder encargarse de la atenci��n diurna.Normalmente atend��a en el horario nocturno, pero desde que se hab��a puesto de novio en el viaje anterior con el apuesto millonario C��sar Andretti, prefer��a estar ocupado durante el d��a y disfrutar de su relaci��n a la noche, ya que el potentado decidi�� acompa��arlo en sus viajes para poder estar juntos. La realidad era que su pareja no deseaba que siguiera trabajando, pero El��as decidi�� cumplir con su contrato esa temporada y luego dedicarse a lo que m��s le gustaba: escribir.�����A qu�� hora te desocupas, Winnie? ���pregunt�� C��sar sentado en la barra frente a ��l y terminando el s��ndwich que estaba comiendo.���Amor, apenas es mediod��a ���respondi�� El��as sonriendo y acomodando unas copas���. Estar�� aqu�� toda la tarde��� hasta las 6:00.���Bien, yo ir�� a descansar un rato y luego volver�� a disfrutar de la piscina ���le toc�� los nudillos de su mano y le gui��o un ojo���, p��rtate bien y no me extra��es tanto.El��as se sonroj�� y sonri��. Todav��a no pod��a acostumbrarse a sus demostraciones de afecto en p��blico, aunque fueran m��nimas.Cuando C��sar sal��a del bar, se cruz�� con Yanela y Sebasti��n que se dirig��an hacia la barra. Se sentaron, saludaron a El��as y se pusieron a conversar sobre los problemas recientes:���Tendr�� que bajar a tierra, Yan��� un an��lisis de sangre a un pasajero ���dijo el m��dico frunciendo el ce��o.�����Su situaci��n es grave? ���pregunt�� Yanela.���No s�� muy bien, no habla mucho. Le recomend�� reposo, no s�� si me har�� caso.�����Qu�� quieren tomar? ���pregunt�� El��as. Ambos hicieron su pedido, un jugo y una soda��� ��Pasa algo, problemas con alg��n pasajero?���S��, un hombre se desmay�� y empez�� a convulsionar en la cubierta azul esta ma��ana ���relat�� el m��dico.�����Piensas que debe abandonar el crucero? ���se interes�� Yanela.���No lo s��, tendr�� los resultados cuando vuelva y ya te contar�� ���dijo Sebasti��n suspirando.�����Sabes algo de Luz? ���pregunt�� El��as cambiando de conversaci��n. Se refer��a a la novia del m��dico, una hermosa japonesa que hab��a conocido en el primer viaje de esa temporada y de la cual se hab��a enamorado. Manten��an una relaci��n a distancia desde hac��a un par de meses, ya que ella viv��a en Paraguay con su padre diplom��tico y familia.���Vendr�� a visitarme la semana que viene, cuando termine esta traves��a ���cont�� con una amplia sonrisa en la boca���, quiz��s la traiga conmigo en el siguiente viaje y espero convencerla para que se quede definitivamente. Es muy duro estar separado de ella. Hablar por Skype o Whatsapp no es suficiente, y el ir y venir cada tanto no es una opci��n viable a largo plazo.���Me alegro por ti ���respondi�� Yanela���, pero���En ese momento entr�� el capit��n al bar y los salud�� a los tres, interrumpi��ndolos.�����Acabas de llegar? ���pregunt�� Yanela.���S��, se complicaron mis gestiones, pero ya lo he resuelto.�����Y Bruna? ���insisti�� la madre.���Eso iba a preguntarte a ti ���respondi�� Leopoldo���. Pas�� por el gimnasio a buscarla pero ya no hab��a nadie.���Deben estar almorzando ���dijo el m��dico���. Bueno, yo me despido. Vuelvo en un par de horas.Sebasti��n parti�� hacia cubierta para bajar en Salvador, mientras Yanela y Leopoldo luego de despedirse de El��as se encaminaron hacia el comedor en busca de su peque��a hija.La encontraron almorzando junto a Andr��s y Tanya.La ni��a ni bien se sentaron a la mesa, empez�� a contarles a sus padres todo lo que hab��a hecho y lo mucho que se hab��a divertido en las clases de baile. Hablaba hasta por los codos, y todos re��an de sus ocurrencias.���Te gradezco mucho que te hayas encargado de Bruna, Tanya ���dijo Yanela sonriendo���. Espero que se haya portado bien.���Es un sol, me ayud�� con las clases y se port�� como toda una se��orita ���respondi�� Tanya acarici��ndole el pelo���. Adem��s, comi�� muy bien, tom�� una riqu��sima sopa de verduras, luego risotto de pollo.Andr��s, que tambi��n hab��a terminado de almorzar algo ligero, observaba en silencio a Tanya mientras hablaba, y cada palabra salida de su boca le parec��a m��sica a sus o��dos, cada gesto suave y femenino��� una caricia a su alma solitaria. No sab��a a ciencia cierta qu�� ten��a esa mujer que lo conmov��a tanto, pero lo lograba, y eso lo asustaba, aunque no lo iba a hacer retroceder.Ten��a que conseguirla, conocerla m��s��� someterla. Quiz��s de esa forma se sacaba de encima esa obsesi��n que ten��a.Se movi�� nervioso en su asiento, porque el solo pensar en todo lo que pod��an hacer juntos, lo dej�� tan duro que tuvo que pensar en "bueyes perdidos" para lograr que su erecci��n dejara de presionar sus bermudas.Suspir�� y cerr�� los ojos, tratando de tranquilizarse.�����Andrew! ���Tanya lo zarande�� ligeramente para que reaccionara.�����Eh, qu��? ���pregunt�� aturdido. Yanela sonri�� con la boca ladeada���. Lo siento, estaba pensando en otra cosa��� ��qu�� pasa?���Ya me voy��� ���dijo Tanya, y agreg�� dudosa���: eh, tengo algo que mostrarte.���Vamos ���respondi�� levant��ndose y como buen caballero, corri�� la silla de ella hacia atr��s para que hiciera lo mismo.Se despidieron y dirigieron hacia la salida.�����Qu�� quieres mostrarme? ���pregunt�� Andr��s apoyando su mano en la cintura de Tanya y acerc��ndola a ��l mientras caminaban.���En realidad nada, solo fue una��� eh, una ex��� excosa ���y mir�� en su entorno buscando los cabellos de plata.Andr��s frunci�� el ce��o.�����Una excusa?���Mmmm, yeah��� eso ���ella segu��a mirando a los costados.��l la volte�� y la presion�� contra la pared. Estaban en la escalera, cerca del acceso al pasillo donde estaban las habitaciones de la tripulaci��n. Tanya abri�� los ojos, asustada. ��l sonri��.�����Una excusa para estar solos? Espero que sea eso, beb��.���En realidad solo fue para que me acompa��aras hasta mi habitaci��n ���respondi�� con la cabeza baja.���Mejor vamos a la m��a a hacer la siesta ���subi�� ambas manos a su cuello y con los pulgares le levant�� la barbilla���. Apenas pude dormir anoche al tener tu hermoso cuerpo presionando el m��o ���acerc�� su boca peligrosamente a la de Tanya y respir�� sobre ella���, como ahora ���se restreg�� contra ella���. ��Lo sientes? ��Me sientes?Tanya estaba paralizada, no sab��a qu�� hacer. Ten��a ganas de tocarlo, de deslizar sus manos por ese pecho musculoso y entrelazarlas detr��s de su cuello para acercarlo m��s si era posible. Pero el miedo de que a ��l no le gustara, la dej�� inm��vil.Bryan nunca me permit��a hacerle nada sin orden��rmelo antes, pens��. Y Andr��s al parecer estaba cortado por la misma tijera, ten��a terror de que reaccionara mal.��l acerc�� m��s los labios y se los mordi��, luego desliz�� la lengua y los abri��. Ella inspir�� fuerte, craso error��� ��l pudo entrar. Y todo control se esfum�� como por arte de magia.Ella sab��a tan bien, a frutas y condimentos.Baj�� las manos por sobre sus pechos y la abraz�� muy fuerte, profundizando el beso. El Dom en ��l se preguntaba cu��n r��pidamente podr��a romper ese f��rreo control para liberar a la mujer debajo. Amarrarla, tomarla un poco por el pelo, observarla luchando para no ceder a su necesidad y... mierda, hacerla suya por fin.Girando por el pasillo, bes��ndose y enardecidos, Andr��s logr�� llevarla hasta su habitaci��n. Ni siquiera despeg�� sus labios de los de ella��� mientras abr��a la puerta con una mano, con la otra la empuj�� dentro.Y en apenas un segundo que la solt�� para llavear la puerta, ella lo sorprendi�� cayendo arrodillada en el suelo, sent��ndose sobre sus talones y bajando la cabeza.Andr��s frunci�� el ce��o y la mir�� sin entender.�����Qu�� haces, Tanya? ��Es as�� como quieres jugar? ���pregunt�� desorientado.Las manos de ella temblaban ligeramente apoyadas sobre sus muslos.Est�� nerviosa, pens�� ��l. Quiz��s no era buena idea precipitar algo sin saber qu�� esperaban el uno del otro. Era un juego consensuado��� y no lo hab��an hablado.���Ven aqu��, nena ���y le tendi�� la mano.Estaba duro, caliente y deseoso, pero no era un animal, pod��an conversar un poco antes��� solo un poco. La llev�� de la mano a la cama y la sent��.���M��rame ���orden�� arrodill��ndose frente a ella y le levant�� la barbilla.�����Hice algo malo? ��Me vas a castigar? ���pregunt�� Tanya asustada y��� ��deseosa?�����Quieres que te castigue? ���respondi�� con otra pregunta, con un brillo malicioso y travieso en los ojos.S��, s�� quer��a. Hab��a sido mala, se lo merec��a. Todo lo hab��a hecho mal, su vida era un desastre, necesitaba sentir la mano dura de alguien���Sin embargo, neg�� con la cabeza.���Entonces no lo har��, beb��.���Quiero ba��arme, Andrew. Estuve haciendo gimnasia toda la ma��ana.El primer oficial suspir�� y le se��al�� la puerta del ba��o con una mano, con cara de fastidio. Estaba seguro que no le permitir��a entrar con ella.���Hay una bata colgada en la puerta, puedes usarla ���dijo levant��ndose���. Luego hablaremos��� ��ok?Ella asinti�� con la cabeza y entr�� silenciosa.Andr��s se desvisti��, y solo con el b��xer puesto, se acost�� en la cama a esperarla. Trat�� de analizar la situaci��n, de lo ��nico que estaba seguro es que se estaba metiendo en camisa de once varas. Pero bueno��� ��l tampoco era un dechado de virtudes con un pasado impecable. Estaba cansado, cerr�� los ojos y se dispuso a pensar en ella, pero se qued�� dormido escuchando el sonido de la ducha antes de poder sacar ninguna conclusi��n.Cuando Tanya sali�� del ba��o envuelta en la enorme bata de Andr��s, lo vio dormido y sonri��.Se sent�� en la silla al costado de la cama, apoy�� las plantas de sus pies sobre el somier y lo observ�� dormir. Se ve��a tan tranquilo y sereno, tan diferente a como era en realidad: brusco, dominante y autoritario��� tan parecido a Bryan que la asustaba.Pero sin embargo, hab��a ternura en ��l. Bueno, Bryan tambi��n era as�� al comienzo de su relaci��n, eso no era nada raro. "Deja ya de compararlos", se dijo a s�� misma, y record�� las palabras de su terapeuta: ��No hay un solo ser humano igual a otro, si quieres exorcizar tus demonios interiores debes enfrentar tus miedos, no huir de ellos��.Y mir�� la puerta. Detr��s estaba el mundo exterior��� y quiz��s Bryan. Hab��a corrido mucha agua bajo el puente desde que ella lo dejara ocho meses atr��s, ��qu�� podr��a hacerle dentro del crucero? ��Tirarla por la borda por tener la osad��a de abandonarlo?Quiz��s se lo merec��a�����NOOO! No lo merec��a. Esa es otra de las cosas que aprendi�� en el grupo de apoyo al que asist��a: ��Soy una persona valiosa, no merezco que me traten mal��. Quiz��s si lo repet��a cien veces al d��a llegar��a a creerlo alguna vez.Suspir�� y se levant��.Era hora de enfrentar su vida sola. Ella lo hab��a decidido as����� no pod��a depender de la protecci��n de su "Thunder", lo estaba utilizando y eso no era correcto. Se visti�� r��pidamente sin hacer ruido y lo dej�� durmiendo.Fue hasta su habitaci��n al final del pasillo y se cambi�� de ropa.Su pr��xima clase era en un par de horas. Tiempo suficiente para recorrer el barco, caminar un poco, disfrutar del sol de la tarde y exorcizar sus demonios, o sea��� encontrarlo��� a ��l.Se estremeci�� sin querer y sinti�� nauseas.
Andr��s se despert�� sobresaltado al escuchar la sirena del barco llamando a los pasajeros que hab��an bajado a tierra.��Santo Cielos! Pens����� hab��a dormido como tres horas, profundamente.�����Tanya? ���la llam��. Pero solo el silencio contest��.Se levant��, se visti�� y malhumorado por su estupidez fue corriendo hasta el puesto de mando y a su trabajo que hab��a dejado abandonado por culpa de una noche sin dormir.Tanya, sin embargo, estaba feliz.Hab��a recorrido con cautela todas las ��reas sociales del barco de punta a punta y no vio se��al alguna de su tormento, incluso revis�� la lista de pasajeros y su nombre no figuraba. ��Hab��a sido solo una alucinaci��n producto de sus temores? Se pregunt��.Es lo m��s probable, se contest�� a s�� misma. Y se dirigi�� a la cubierta frente a la piscina, donde iba a dar una clase de aerobic esa tarde. Luego le tocaba spinning en el sal��n de baile y m��s tarde solo ten��a que hacer de entrenadora personal para un par de se��oras en clases particulares de gimnasia localizada que hab��an pagado.Y fue as�� como la encontr�� Andr��s cuando termin�� con sus obligaciones de esa tarde, se cambi�� y fue hasta el gimnasio. Ella estaba ayudando en sus ejercicios a una pasajera, se acerc�� para saludarla.��Oh, mierda!Era la se��ora de un famoso senador, que hac��a la misma traves��a todos los a��os��� y en la misma proporci��n se divert��an juntos.���Hi, Andrew ���salud�� Tanya.���Eh��� hola Tanya ���y mir�� a la hermosa mujer a su lado, una cuarentona de aspecto impecable que cuidaba mucho su aspecto f��sico���, se��ora Da Cunha��� ��c��mo est��?���Hola Andr��s��� tanto tiempo ���la mujer se levant�� con un coqueto movimiento, se acerc�� a ��l y le dio un beso en la mejilla aleteando los ojos y pasando las manos por su pecho���. ��Por qu�� tan formal?Andr��s sonri�� y seductor como era pronunci�� su nombre:���Gianna, un placer verte de nuevo.�����Viniste a hacer tus ejercicios? ���pregunt�� Tanya frunciendo el ce��o, sin poder entender los sentimientos que le provoc�� el coqueteo de su alumna con Andr��s, aunque no dijo nada al respecto.���Mmmm, s�� ���y tom�� las manos de la adinerada se��ora, sac��ndolas de su pecho���. Av��same cuando termines��� beb�� ���le dijo a Tanya gui����ndole un ojo y dejando en claro su objetivo en ese viaje, concluy�����: Gianna, espero que tengas unas excelentes vacaciones ���girando, se dirigi�� hacia la estaci��n de ejercicios con pesas, en el fondo del recinto.Tanya sonri�� como una tonta complacida, aunque no termin�� de gustarle el hecho de que marcara su territorio de esa forma. La mujer intent�� conversar con Tanya sobre Andr��s, pero ella muy diplom��ticamente evit�� responderle.Cuando termin�� la clase, la pasajera se dirigi�� hacia Andr��s y le dijo algo al o��do. Mientras acomodaba las colchonetas, la profesora observ�� de reojo viendo c��mo la se��ora Da Cunha introdujo algo en el bolsillo del short del primer oficial, luego se despidi�� de ambos y abandon�� el gimnasio con pasos felinos y una sonrisa.���Ven aqu��, profe��� ay��dame con este ejercicio y ya termino ���le dijo Andr��s llam��ndola con el dedo ��ndice.Tengo que ver qu�� hay en ese bolsillo, pens�� Tanya��� y se acerc��.Andr��s la tom�� de la cintura y la ubic�� entre sus piernas abiertas, se recost�� en el banco acolchado y le dio las indicaciones:���Cada vez que subo las pesas, me ayudas a������S�� lo que tengo que hacer, se��or ���lo interrumpi�� sonriendo.Y empezaron.Tanya lo miraba embobada, las venas de su cuello y brazo se marcaban con el esfuerzo, y los m��sculos se hinchaban y daban la sensaci��n de que iban a explotar. Era un placer observar la expresi��n de su cara al llegar al l��mite de su fuerza, o��rlo quejarse con un rugido cuando apoyaba las pesas ayudado por ella. El sudor que ca��a desde su frente hasta el cuello y bajaba por su pecho hasta perderse dentro de la camisilla, la excitaba.Suspir�� y cerr�� los ojos.��Santo cielos! Lo deseaba��� desde la primera vez que lo vio le gust�� y trat�� de huir de ��l, pero ahora que lo conoc��a m��s, ese sentimiento hab��a aumentado. Andr��s ten��a todo lo que le gustaba en un hombre, pero tambi��n se ajustaba perfectamente al perfil de macho cabr��o que deseaba evitar.��Qu�� iba a hacer? No ten��a idea��������Tanya! ���se quej�� Andr��s por tercera vez��� ��Est��s dormida o qu��, beb��? ��Auxilio���!�����Oh, perd��n! ���dijo ella saliendo de su trance y ayud��ndolo.Apenas apoyaron las pesas, ��l se incorpor�� en el asiento acolchonado, meti�� una de sus rodillas entre las piernas de Tanya, las abri�� y tom��ndola de la cintura la sent�� a horcajadas en sus piernas.Ella rio y se prendi�� de su cuello para no caer.�����Andrew! ��Qu�� haces? ���se quej��, aunque ��l sab��a perfectamente el tenor de ese lamento��� Estoy sodada.���Yo estoy sudado, t�� tienes un olor incre��ble ���dijo tomando sus manos y llev��ndolas a su espalda, aprision��ndolas all��. Con la otra mano la estir�� por la cintura y restreg�� la cara h��meda contra su cuello. La suave piel de Tanya fue raspada con la barba incipiente del primer oficial, produci��ndole escalofr��os en todo el cuerpo, la sensaci��n era maravillosa, tanto que ella misma se acerc�� m��s y se apret�� contra el fuerte cuerpo que la cobijaba.Andr��s se recost�� en el banco y la llev�� con ��l. Ella ten��a las puntas de sus pies apoyados en el piso, pero solo eso��� el resto de su cuerpo se encontraba asentado sobre el de ��l a horcajadas, incluso pod��a sentir su erecci��n presionando entre sus piernas.���B��same ���orden�� el primer oficial contra su boca, y la tom�� de la cola de caballo con una mano mientras la otra segu��a aprisionando sus brazos por detr��s.Ella intent�� hacerlo, pero cada vez que se acercaba, ��l le estiraba del pelo, impidi��ndoselo. Tanya gimi�� enojada y el rio a carcajadas.���Hazlo, nena ���insisti��.Y ella volvi�� a acercarse con los labios entreabiertos, pero ��l la ataj�� sosteni��ndola por el pelo, solo dejando que roce sus labios. Respir�� en ella, le pas�� la lengua y le mordi�� el labio inferior. Tanya gimote�� suavemente pidiendo m��s, pero ��l no se lo dio.���Mereces un castigo por dejarme abandonado con el ejercicio ���dijo contra su boca soltando sus manos y d��ndole una fuerte palmada en el trasero.�����Oh, s��! ���gimi�� ella tratando de acercarse m��s a sus labios, sin lograrlo ya que ��l segu��a estirando su cola de caballo. Apoy�� las manos en su pecho y lo acarici��.���S��, beb����� t��came ���y le dio otra palmada m��s fuerte���, ��te gusta esto?�����Ahhh, s��, s��! ���grit�� ella.En ese momento, al o��rla gritar, ��l se percat�� del lugar donde estaban, y de que cualquiera pod��a entrar. No es que le importara mucho, pero siendo qui��n era y estando en su lugar de trabajo, podr��a tener problemas.Se incorpor�� en el banco, solt�� su coleta y la abraz��, suspirando y maldiciendo por lo bajo. La acomod�� mejor sobre sus muslos, sent��ndola con ambas piernas a un costado por si alguien entraba. No avanzar��a m��s, pero no ten��a por qu�� dejar de saborearla.La luz del gimnasio jugaba sobre su barba ensombreci��ndole la mand��bula. Las l��neas resplandec��an en las esquinas de sus ojos, arrug��ndose cuando ella lo miraba. Su erecci��n presionaba contra la uni��n de sus piernas, la ��nica barrera eran sus delgadas ropas de gimnasia.Cuando ella extendi�� las manos sobre su pecho, se maravill�� de los duros m��sculos como piedras debajo. Presionarse contra su enorme cuerpo, la hac��a sentirse suave, femenina y muy tentada.�����Y mi beso? ���pregunt�� coqueta.��l sonri�� e inclin�� la cabeza hacia la curva donde su cuello se encontraba con su hombro. El excitante contraste de sus aterciopelados labios contra la rugosidad de su mejilla despertaba una agitaci��n profunda en su vientre. Con sus manos apret�� sus anchos hombros, no sabiendo si empujarlo lejos o atraerlo m��s cerca. Las dudas volvieron a azotar su mente, no deber��a estar haciendo eso.��l resolvi�� el problema acerc��ndose a su boca, retumbando de risa cuando ella la mantuvo cerrada. Un fuerte mordisco sobre su labio inferior la hizo gritar por el asombro, y su lengua se zambull�� adentro. Su beso era habilidoso, experimentado... y abrumador.El exigente empuje de su lengua la hac��a pensar en otros lugares donde podr��a estar empujando. Cada vez que se mov��a, su polla chocaba entre sus piernas por detr��s, cada toque era como una chispa de sensaci��n. Ella apret�� sus dedos sobre sus hombros mientras trataba de encontrar su deteriorado equilibrio.La mano de ��l subi�� por su cintura y le acarici�� un pecho sobre la camisilla de algod��n, su palma era tan grande que pod��a sostenerlo plenamente. Cuando ��l succionaba su lengua dentro de su boca, un dolor de necesidad ard��a a trav��s del cuerpo de ella. Lenta, minuciosamente, la bes�� sin l��mites, sabore��ndola por completo y en el momento en que ��l levant�� la vista, ella ten��a los dedos enterrados en su cabello.Andr��s encontr�� el pez��n endurecido por sobre la remera, y lo presion�� con los dedos, Tanya gimi�� fuerte y baj�� los brazos por su pecho hasta llegar a sus caderas, hurg�� a sus costados.Ya que no pod��a confiar en su sentido com��n, porque simplemente no lo ten��a en lo que a Andr��s se refer��a, podr��a encontrar una excusa para poder negarse a la demanda impl��cita que le hac��a.Pero��� ��l se dio cuenta:���Mete las manos ���dijo risue��o, refiri��ndose a sus bolsillos.Tanya se sonroj�� completamente y baj�� la cabeza, avergonzada.���Oh, lo sient������Estoy seguro que encontrar��s algo que te gustar�� ���la interrumpi�����, y no ser�� precisamente lo que est��s buscando.Ella se levant�� de un salto de su regazo.���No s�� qu�� decirte, yo no������Est��s celosa ���afirm�� con una sonrisa p��cara.Ella lo mir�� con la boca abierta.�����Celosa? Est��s loco��������Es esto lo que buscas, nena? ���pregunt�� haciendo una maniobra extra��a y sacando un pedazo de pl��stico de la oreja de Tanya con la pericia de un mago experimentado. Riendo, lo gir�� en sus dedos y se lo mostr��.Era la llave electr��nica de una habitaci��n de la cubierta amarilla, evidentemente, la se��ora Da Cunha ten��a planes espec��ficos con ��l. Tanya se sinti�� perdida, porque no sab��a qu�� hacer��� ��estaba intentando seducirla a ella y ten��a una cita con una mujer? ��Es que estaba loco? Bueno, era Andr��s��� y al parecer todo lo que su compa��era de piso le cont�� sobre ��l era cierto.���Eh��� creo que��� me voy ���dijo moviendo graciosamente sus manos. No era la primera vez que lo hac��a, cuando se pon��a nerviosa siempre gesticulaba.��l sonri��. ��Dios, esa sonrisa ladeada, medio p��cara, medio burlona la volv��a loca! Pod��a postrarla a sus pies con solo sonre��rle.Se acerc�� a ella, Tanya recul��.���Puedes impedir que use esta llave, beb�� ���dijo gui����ndole un ojo y girando el pl��stico una y otra vez.�����Ah, s��? ��C��mo? ���pregunt�� altanera.���S�� m��a esta noche ���se acerc�� m��s, como un le��n en busca de su presa���, deja que te adore ���le pas�� un dedo por sus labios, abri��ndolos ligeramente y moj��ndolos con su lengua��� Ocupa mi tiempo para que no piense en hacer tonter��as.�����Quieres decir que si me quedo contigo no ir��s a tu cita? ��Y que si no accedo no importa porque ya tienes otra opci��n? �����l frunci�� el ce��o��� ��Qu�� eres? ��Un adolescente con exceso de testosterona?���Tanya, yo estab��������Fuck you, Andrew! ���grit�� enojada��� Vete a tu cita��� ��y espero lo disfrutes!Lo empuj��, se dio media vuelta y lo dej�� plantado.
M��s tarde en la cena, las miradas entre Andr��s y Tanya eran recurrentes, pero ni ��l ni ella se acercaron. ��l ya estaba sentado en la mesa del capit��n cuando Tanya lleg�� al comedor ba��ada, perfumada y vestida con una hermosa solera corta azul de algod��n que contrastaba con su piel blanca. Esper�� al lado de Yanela en la entrada porque no quer��a acercarse, pero cuando la asistente de la anfitriona se ocup�� de recibir a los comensales, ella misma la estir�� hacia la mesa del capit��n. Tanya se sent�� en el extremo opuesto, bien lejos de Andr��s.�����Qu�� pas�� con tu paciente, Sebasti��n? ���pregunt�� Yanela, preocupada mientras cenaban.���Por ��tica no puedo dar detalles al respecto, Yan ���respondi�� el doctor con el ce��o fruncido���. Pero no comprendo el motivo por el cual una persona decide hacer un viaje en su estado. Logr�� controlar sus dolores, y le ped�� que reposara por lo menos hasta ma��ana, veremos si me hace caso.�����No deber��amos solicitarle amablemente que desembarque y tener lista una ambulancia para ��l? ���pregunt�� el capit��n.���No quiere hacerlo, Leo��� ya se lo suger�� ���respondi�� negando con la cabeza���. Dice que aunque lo echemos, no ir�� a un hospital, se niega a volver a uno.Tanya apenas escuchaba la conversaci��n, comi�� lo que su est��mago le permiti�� ���porque parec��a tener un nudo en el es��fago��� y cuando termin��, le dijo algo al o��do a la anfitriona y se despidi�� de todos con una sonrisa fingida.Andr��s la observ�� alejarse con los dientes apretados.Tanya todav��a no ten��a sue��o, apenas eran las diez de la noche, as�� que fue hasta la cubierta de la piscina por si encontraba a El��as en el bar.Pero el alegre cantinero no estaba, hizo el pedido de un trago primavera y fue hasta el extremo del barco, se apoy�� en la baranda y tom�� un trago de su bebida ricamente adornada con una rodaja de pi��a, una cereza cherry y una sombrilla multicolor.Se negaba a pensar en lo que har��a Andr��s esa noche con la invitaci��n impl��cita en esa llave que ten��a, ni siquiera comprend��a el motivo por el cu��l eso le preocupaba. Bueno, s�� lo sab��a, ��l ten��a raz��n��� estaba celosa, y no ten��a derecho a estarlo, pero le gustaba a pesar de que intent�� por todos los medios no sentir eso desde la primera vez que lo vio. Le encantaba su forma de tratarla, tan descaradamente, pero a la vez dulce y tierna.Adoraba su olor��� su aroma le llegaba incluso con la brisa del oc��ano, hasta parec��a estar oli��ndolo en ese momento.Suspir�� y se sobresalt�� cuando sinti�� que unos brazos la envolv��an, casi tir�� la bebida por la borda, si no fuera por esas manos que tambi��n la sostuvieron.���Tranquila, soy yo ���dijo Andr��s en su o��do.Tanya volte�� y lo mir�� a los ojos.���Me asustaste��� ���y frunci�� el ce��o��� ��no ten��as una cita?���Estoy aqu��, ��no?�����Por qu��? Ella es f��cil, y est�� disponible, te est�� esperando��� yo soy complicada y no quiero esto��� ��por qu�� insistes?���S�� sincera contigo misma, Tanya��� ��no quieres o tienes miedo porque lo deseas demasiado?���Sea lo que fuera, no me convienes��� vete con ella, Andrew ���pidi�� resignada. Intent�� apartarse, pero ��l se lo impidi��.���Tanya, beb����� yo solo estaba bromeando esta tarde ���dijo abraz��ndola m��s fuerte���, a pesar de lo que creas que soy, me gustan las relaciones de a dos ���y como para distender el ambiente dijo���: a menos que sea un tr��o consensuado ���y rio a carcajadas.Ella no pudo evitar sonre��r tambi��n con la broma.���Est��s preciosa ���dijo alej��ndola un poco y mir��ndola de pies a cabeza.���Gracias, Andrew. T����� t�� est��s��� ���lo mir�� tambi��n��� muy guapo.���Bien, tenemos claro que los dos nos encontramos atractivos��� ��punto a nuestro favor! ���la tom�� del hombro y la estir�� hacia ��l��� ��Qu�� te parece si damos un paseo y conversamos?�����Sobre qu��?���Sobre lo que esperamos en uno del otro, beb��, sobre tus miedos ���la llevaba caminando lentamente por la cubierta���, lo que buscas, deseas, anhelas, ans��as, ambicionas��� de lo que quieras hablar.�����Y qu�� hay de ti?���Yo soy muy lineal, nena��� solo te deseo a ti. No tengo miedo de esto y no busco nada m��s que tenerte solo para m��.���Soy casada, Andrew.Andr��s apret�� los dientes ante esa informaci��n que ya sab��a, no porque le molestara, sino por el da��o que el imb��cil de su marido pudo haberle hecho, si es que fue ��l quien la marc�� de esa forma.�����Crees que eso me importa? ��D��nde est�� ��l? ��Por qu�� no est�� contigo? En todo caso��� est��s separada.���Todo es tan simple para ti��� ���Tanya suspir�� porque ��l le apret�� la mano y le acarici�� con los dedos suavemente.���La mayor��a de las cosas de la vida cotidiana son simples, nosotros las complicamos con dudas, remordimientos, culpas y dem��s tonter��as. Todo siempre es m��s sencillo de lo que parece, beb����� deja de enredarte ���la volte�� hacia ��l y la apret�� contra la barandilla���. Dime qu�� deseas y yo te lo dar��.��Qu�� obtuso es! Pens�� en su interior.���Est��s a a��os luz de poder darme lo que yo necesito, Andrew.���Pru��bame ���la desafi��.Tanya sonri�� y le acarici�� el rostro.���No quiero ofenderte, de verdad��� pero eres muy superficial ���Andr��s frunci�� el ce��o���. Yo no busco solo alguien que me folle, cro-magnon .�����C��mo me has llamado?���Adm��telo, eres un hombre de las cavernas ���y rio tratando de zafarse���. ��Vas a castigarme por esto?�����Castigarte? ��Te das cuenta c��mo me buscas? Y despu��s huyes de mi��� si yo soy un croma����n, t�� eres la Gata Flora ���brome��.���Me perd����� ��debo ofenderme?���No, mi peque��a gatita��� solo no me ara��es, ��s��? ���se acerc�� m��s y le dio un beso en el cuello���, sigamos caminando.��Demonios! Solo le estaba tomando de la mano y ya se sent��a desfallecer y ard��a por dentro. Si segu��a as��, duplicar��a el torrente de agua del mar con el flujo que sent��a en su entrepierna.Se dej�� llevar, maravillada al ver sus manos entrelazadas. Para ella, que estaba acostumbrada a juegos rudos y poco romanticismo, el hecho de estar tomados de la mano y caminar lentamente, sin apuro, solo conversando era todo un descubrimiento.Pasearon a lo largo de la cubierta y ��l volvi�� a sorprenderle con una conversaci��n ligera, pero madura, con constantes toques de humor y picard��a. En ocasiones cuando se cruzaban con un grupo de gente y no ten��an espacio le soltaba la mano y la tomaba del hombro o la cintura, acerc��ndola a ��l y depositando un suave beso en su mejilla o su frente.Se sorprendieron al darse cuenta que estaban llegando de nuevo a la cubierta de la piscina.���Dimos vuelta el barco ���dijo ella riendo.�����Quieres tomar algo m��s?���No, Andrew��� ya es tarde, ma��ana tenemos que trabajar ���y bostez�� sin querer���. Oh, lo siento.���Bien, vamos ���y volvi�� a tomarla de la mano rumbo hacia la zona de los camarotes de los tripulantes���. ��Vas a quedarte conmigo otra vez?���No, no es necesario.�����Y por qu�� anoche lo era y hoy no? ���al ver que ella no respond��a y se encerraba en s�� misma, insisti�����: ��Qu�� pas�� ayer, beb��? Cu��ntame��� ���Tanya suspir�� y gesticul�� con las manos sin decir nada���. ��Mierda! Entra un rato, tenemos que hablar ���dijo abriendo la puerta de su camarote y empuj��ndola dentro.�����No hablamos suficiente hoy?���No, hay cosas que necesito saber y no te vas a ir de aqu�� sin responderme ���se sac�� los zapatos y se recost�� contra el respaldo de la cama se��al��ndole el lugar contiguo con dos palmaditas de su mano���. Ven a mi lado ���al ver que ella se quedaba parada y no se acercaba, insisti�����: No voy a lanzarme sobre ti, ven aqu��.Tanya se descalz�� y se sent�� a su lado.���Uno ���dijo ��l levantando un dedo���, ��qu�� pas�� anoche? Dos ���le mostr�� dos dedos, luego dud�����. Mmmm, te lo preguntar�� despu��s������Eh��� cre�� ver a alguien��� ���y se call��, estaba nerviosa, se notaba al estrujar sus manos una contra otra en su regazo.���Con cuentagotas no, Tanya��� cu��ntamelo, me hiciste part��cipe al pedirme ayuda, lo menos que me debes es una explicaci��n.Bryan no estaba all��, lo hab��a comprobado, no pod��a hacerle da��o a nadie, y Andr��s ten��a raz��n, la hab��a ayudado������Cre�� ver a��� a��� mi esposo��� ��l es una persona muy violenta, y yo��� hui de ��l ���Tanya temblaba, Andr��s la abraz�����, tengo miedo��� tengo mucho miedo de lo que pueda hacerme si me encuentra, Andrew ���una l��grimas empezaron a correr por sus mejillas.���Tranquila, beb�� ���Tanya se apret�� contra ��l y hundi�� la cara en su pecho���, ��l no podr�� hacerte nada dentro del barco, si es que est�� aqu��.���Yo��� verifiqu��, su nombre no est�� en la lista de pasajeros, pero cre�� verlo ayer y entr�� en p��nico��� oh, Dios.�����Fue ��l qui��n te hizo esas marcas en la espalda, nena? ���Oh, santo cielos, ��boc��n�� pens�� al instante de hacer esa pregunta.Tanya se incorpor�� de un salto y lo mir�� con los ojos abiertos como platos, las l��grimas todav��a corr��an por sus mejillas.�����C��-c��mo sabes de esas marcas?���Las vi anoche cuando estabas durmiendo, la camiseta se te subi����� ��qu�� importancia tiene eso, beb��? Las vi y ya��� y odi�� a la persona que te hizo eso. No por las marcas f��sicas que te dej��, sino por el da��o emocional que pudo haberte causado.�����Y a��n despu��s de verlas��� quieres���?���Mira esto ���le dijo, se levant�� de la cama y se sac�� el pantal��n, quedando solo con el b��xer y la camisa. Subi�� una de sus piernas a la cama y le mostr�� una enorme cicatriz que ten��a en el muslo interno que iba desde cerca de la rodilla hasta casi la entrepierna���. Me la hice en uno de los viajes alrededor del mundo cuando mi padre todav��a viv��a, casi quedo sin descendencia ���dijo riendo y distendiendo el ambiente���. Todos tenemos cicatrices, beb��. Y las f��sicas son las menos importantes, quiz��s si me cuentas puedo ayudarte a sanar un poco tus heridas emocionales, que al fin y al cabo son las que m��s duelen.Andr��s se acomod�� de nuevo en la cama y la abraz��.�����l es��� es como t��, le gustan las mismas cosas. Siempre me llevaba al l��mite, pero nunca me hab��a dejado marcas permanentes. Una vez discutimos, creo que se daba cuenta que lo nuestro ya no funcionaba, y cuando��� ya sabes, cuando est��bamos��� jugando��� creo que se emocion��, no s�� qu�� pas��. Me hab��a puesto las��� Ball Gags��� ���y le hizo un gesto con las manos.�����El bocado con bola? ��La mordaza? ���ella asinti�� con la cabeza.���Y bueno, yo no pod��a hablar, tampoco moverme porque me hab��a atado de pies y manos��� y ��l ten��a el l��tigo, y��� me castig�� por haberlo desafiado, y��� ���Tanya empez�� a llorar desconsolada.���Tranquila, beb����� todo estar�� bien.Eso era justamente lo que ��l quer��a, que se desahogara. La dej�� llorar, porque simplemente no ten��a argumentos para ayudarla��� ��qu�� sab��a ��l de consolar mujeres? Nada��� pero por instinto estaba seguro que su apoyo ser��a importante. Era lo que su padre ���el capit��n Serrano��� le hab��a dado a ��l, ahora ten��a la oportunidad de hacer lo mismo por otra persona.La acomod�� mejor en sus brazos y los tap�� a ambos, dejando que el llanto se convirtiera en sollozos, y luego en suspiros, hasta que se tranquiliz�� y su respiraci��n se hizo m��s regular.Se hab��a quedado dormida.
En breve saldr�� publicado...
Published on April 26, 2016 01:13
Aguas Bravas - Segundo día (Crucero Erótico 04)
Salvador, Bahía…23 de Enero.
El primer oficial miraba el techo de su camarote en la penumbra y veía el reflejo del agua que entraba por el ojo de buey creando sombras móviles sobre la superficie del cielorraso.Estaba amaneciendo y prácticamente no había dormido nada.¡Por Dios Santo! Él no dormía con mujeres, las seducía, las amarraba si accedían, las follaba, las dejaba satisfechas y se iba. Y ahí tenía a su tormento, acurrucada contra su pecho de espaldas, ajena totalmente a su incomodidad.Gruñó por lo bajo y se apartó un poco, pero al rato la sintió acercarse de nuevo en sueños. Suspiró y miró al costado, ya no tenía espacio para moverse a menos que deseara caer al piso.Estaba duro como una roca y ella rozaba su entrepierna con su hermoso y redondeado trasero y hacía que su erección se volviera más plena e insoportable.¿Por qué mierda había accedido? Ella le dejó muy claro que solo quería "dormir". Quizás porque vio desesperación en sus hermosos ojos azules al pedírselo:—Please, Andrew —rogó.—¿Quieres jugar, bebé? —preguntó él tocando sus brazos desnudos— ¿Ya te sientes mejor?—Nooo, no es eso lo que quiero. Solo deseo tu compañía, no quiero estar sola y contigo me siento segora.—¿Segura de qué? ¿Ocurre algo? Puedes confiar en mí, Tanya.—Lo sé, Andrew… pero no estoy lista para hablar de eso.—¿Quieres comer algo?—No —no podría tragar bocado aunque quisiera.—Aunque sea un té, Tanya. Debes hidratarte, estuviste vomitando.—¿Puedo pedirlo aquí?—¿Es que no piensas salir de esta habitación en toda la noche? Apenas son pasadas las nueve.Podía ir a su habitación, pero se arriesgaba a que Bryan la buscara allí, en ese momento posiblemente ya supiera todas sus coordenadas. Era mejor quedarse con Andrés, no sabía que haría al día siguiente, tenía trabajo… debería salir de su encierro, pero no ahora… unas horas más de tranquilidad para pensar le vendrían muy bien.—Vete tú, Andrew. Yo estaré bien si no te molesta que me quede aquí.—Claro que no me molesta, pero iré a traerte algo, no puedes estar con el estómago vacío.Cuando volvió, más de una hora después, luego de cenar y encargarse de un problema de última hora con uno de los tripulantes, la encontró dormida en su cama… con una camiseta suya puesta.Y tuvo que acostarse a su lado, solo escuchando su respiración acompasada, mirando su suave cuello y oliendo su delicioso aroma a gardenias… sin poder hacer nada.¡Insólito! Solo a él podía ocurrirle. Suspiró y se revolvió en la cama mirando hacia el ojo de buey desde donde entraba la luz del amanecer.Al parecer Tanya lo sintió, porque gimió y movió una de sus piernas. La sábana se deslizó y la camiseta que se había puesto se arremolinó en su cintura. Su redondo y hermoso trasero quedó a la vista.Como hipnotizado, Andrés no pudo evitar la tentación, pasó la palma de su mano por una de sus nalgas y volvió a suspirar al sentirla tan suave. Metió el dedo debajo de sus bragas y la levantó, haciendo que se metiera en su adorable culito.¡Santo cielo! Era perfecta… sin poder contener la tentación, se deslizó hacia abajo y posó los labios en una de sus nalgas antes de acunar las desnudas y redondeadas elevaciones de carne entre sus ansiosos dedos.Acariciaba y amasaba suavemente para no despertarla. Los dedos ligeramente apretados en los sensibles montes, abriéndolos, enviando arcos punzantes de sensaciones recorriendo la entrada escondida que la estrecha hendidura ocultaba.Y Tanya gemía en sueños, sensación sobre sensación empezaron a atacarla, aumentando y ahogando sus sentidos con olas del éxtasis, inclinó sus caderas y elevó una de sus rodillas, dejando acceso total para que el hombre de su fantasía nocturna pudiera seguir haciendo su magia.Su subconsciente se negaba a despertar, lo que estaba sintiendo era demasiado delicioso… y suave. Pero de repente, la sensación paró… y ella volvió a sumirse en la inconsciencia.¡¿Qué rayos es esto?! Se preguntó Andrés al ver una pequeña raya que sobresalía debajo de la remera que llevaba. La levantó un poco y no pudo asimilar lo que vio. Parecía como si un rastrillo hubiera pasado por esa zona de su cuerpo. Tomó el borde y lo levantó completamente.¡Maldición! Toda su espalda estaba surcada por finas cicatrices irregulares.Tanya se quejó en sueños y él la tapó de nuevo, incluso con la sábana.Se apoyó sobre la almohada y su erección bajó al instante, no pudiendo creer lo que había visto.Tanya fue maltratada, pensó. Esas marcas solo podían haber sido hechas por un látigo.Miles de imágenes pasaron por su cabeza en un instante. Recordó que varias veces se preguntó el motivo por el cual no usaba bikini, sino mallas enterizas en la playa, por qué nunca la había visto bañarse en el mar, sino que se quedaba a un costado, bajo la sombrilla leyendo un libro y siempre llevaba una camisa abierta sobre su malla. Incluso sus camisillas de gimnasia eran siempre cerradas por detrás.Tenía un cuerpo espectacular, eso sin dudarlo, pero lo ocultaba. Toda su ropa estaba perfectamente diseñada para tapar esa zona en vez de mostrar.Tampoco tenía ninguna duda de su rol dentro de una relación, era una sumisa nata; se notaba en sus gestos, su forma de caminar o de hablar con la vista baja… ¿sería posible que su pareja hubiera abusado de ella de esa forma?Una cosa era ser dominante, pero otra muy distinta ser un maltratador. Él sabía perfectamente cuáles eran los límites, y hablaba de ellos con sus parejas ocasionales antes de embarcarse en una aventura. Incluso definían de antemano una palabra de seguridad para evitar traspasarlos.Suspiró, sin saber qué hacer.¿O estaba pensando pavadas? Quizás tuvo un accidente, a lo mejor cayó sobre un manojo de alambre de púas o algo así…Pero si no fuera así, probablemente sus cicatrices traspasaran el umbral de lo físico, el daño más importante debía ser emocional. Sintió una pena muy grande al imaginar el sufrimiento que tuvo que haber pasado, y se preguntó: ¿de verdad quiero meterme en esto?En ese momento, Tanya volteó y se acurrucó en su pecho, gimiendo. Andrés la acunó, la acomodó en sus brazos y la miró. Parecía un ángel.No tuvo ninguna duda: Sí, sí quería.
Tanya entró en pánico cuando despertó y vio que Andrés no estaba en la habitación. Se levantó de un salto y fue hasta la puerta, la abrió muy despacio y asomó la cabeza. Miró a ambos costados del pasillo.No vio a nadie.En ese momento, Andrés salió del baño envuelto en una toalla. No la vio en la cama y frunció el ceño, miró hacia la puerta y sonrió al verla inclinada hacia afuera, con su hermoso trasero casi descubierto.—¿Qué haces, Tanya? —preguntó divertido.—¡Ohhhhh! —gritó y se volvió hacia él dando un portazo y estirando el borde de la remera hacia abajo—. Pensé… creí que… que te habías ido.—¿Estás mejor?—Yo… eh, sí —dijo poniendo los dedos en posición de "ok" y se acercó a la cama.—¿Desayunamos juntos?—¡Sí, sí! Me parece bien —y tomó su ropa de la silla, sintiendo alivio al saber que él la acompañaría—, voy a vestirme.—Yo también —dijo Andrés y se despojó de la toalla tirándola al piso.Tanya se quedó muda mirándolo, sin poder moverse.Si bien ya estuvo desnudo frente a ella en el baño, no había podido verlo, pero en ese momento estando a una prudencial distancia, lo apreció en todo su esplendor… y era, era… perfecto. Su cuerpo era una oda a la perfección, sus sólidos músculos –sin ser exagerados– parecían esculpidos en piedra y su piel tostada… una sinfonía.¡Oh! Su miembro, aún en reposo era formidable. En solo unos segundos se lo imaginó excitado y pensó que serían como 25 centímetros de pura carne enrojecida. ¡Veinticinco formas de llegar a lo más recóndito de su alma y azotarla!¡Santo cielos! Hacía tanto tiempo que no estaba con un hombre. Un gemido lastimero se escuchó en la habitación, probablemente saliendo de la boca de ella pero ni se dio cuenta porque estaba tan aturdida mirándolo, que se quedó como en trance.—¿Te gusta lo que ves, bebé? —preguntó él sacándola de su estado de contemplación, y la miró con una enigmática sonrisa mientras buscaba un bóxer de la cómoda.Y Tanya huyó al baño apresurada, mientras él reía a carcajadas.Cuando llegaron al comedor, el capitán estaba desayunando con su pequeña hija. Se acercaron a su mesa y los saludaron.—Siéntense con nosotros —los invitó Leopoldo.—¿Qué estás desayunando, Bruna? —preguntó Tanya sonriendo— Se ve delicioso.—Mmmm… a-ve-na —contestó la niña mirando a su padre con el ceño fruncido y empujando su comida—. Quiero huevos y tocino como el señor de la mesa de al lado, papi… ¿síiiiiii?—Esto es un desayuno saludable para una princesa como tú —dijo su padre volviendo a poner el bol frente a ella—. ¿No es cierto, Tanya?—Claro, capitán —y mirando a Bruna, continuó—: Además, puedes tomar yogurt con frutas y cereales, que te hará muy bien y te dará energías. Un buen vaso de leche, tostadas con mermelada o queso… Mmmm ¿yummy, no?La niña se cruzó de brazos e hizo un puchero con la boca.Tanya tomó dos pedazos de pan integral, los untó con mantequilla, le puso dos rodajas de queso y con el cuchillo le dio forma de corazón.—¿Qué te parece? —preguntó sonriendo— Quizás debamos ponerle dos ojitos, una nariz y una boquita…Eso captó la atención de la niña, y mientras adornaban el sándwich improvisado, empezaron a reír. Al final, Bruna se lo comió todo.—Ahora tienes que mandar todo eso al fundo de tu estómago, nada mejor que un vaso de diliciosa leche… ¿no crees?—¿Por qué hablas tan gracioso? —preguntó inocentemente tomando la taza que ella le pasó.—Tanya es norteamericana —le explicó su padre—. Viene de un país lejano, no es de aquí, princesa. Además, es nutricionista… así que sabe mucho de alimentos y lo que las niñas como tú deben desayunar para crecer fuertes.—¿Nutri… qué? —pero se olvidó de todo cuando vio a su madre acercarse, se levantó de un salto y corrió hasta ella.—Tenemos muchos problemas para hacerla comer —contó el capitán, algo resignado.—Es solo una niña, es normal que quiera probar lo que los mayores comen —dijo Tanya y miró hacia Andrés, que se había servido de todo un poco y en abundancia—: colesterol puro, Andrew.—Mmmm, pero rico —contestó riendo y siguió comiendo.Yanela se acercó con su hija subida a sus caderas y saludó a todos.—Yan, yo tengo que bajar a tierra por un par de horas, tengo una reunión —dijo Leopoldo mirándola—. ¿Puedes hacerte cargo de Bruna?—¡Oh, Leo! Tengo miles de cosas que hacer… —se quejó—. ¿No puedes llevarla contigo?El capitán negó con la cabeza.—La dejaré en la nursery, allí…—Yo puedo cuidarla —lo interrumpió Tanya—. Tengo una clase de aerobic y otra de baile. ¿Te gustaría darlas conmigo, Bruna? Puedo enseñarte unos pasos que te gustarán.—¡Sí, sí, sí! ¿Puedo, mami? ¿Papi? —preguntó la niña entusiasmada.—Claro que sí —dijo Yanela visiblemente aliviada—. Pero es muy escurridiza, tendrás que estar muy pendiente de ella, amiga. No sé si es mejor dejarla en la guardería…—Me portaré bien, lo prometo —la interrumpió Bruna soltándose de su madre y tomando la mano de Tanya.—Cuenten conmigo cuando lo necesiten —anunció la entrenadora—. Me encantan los niños, y no me molestará, al contrario. Me ayudará… ¿no es cierto, Bruna? —y la niña asintió, feliz.En ese momento, Andrés terminó su desayuno y se levantó satisfecho, anunció que las acompañaría hasta el salón de baile, que quedaba de paso al puente de mando. Yanela suspiró cuando los vio alejarse y se sentó a la mesa con el ceño fruncido.—¿Pasa algo, brujita? —preguntó el capitán sonriendo ligeramente. Conocía esa expresión de Yanela.—No lo sé, Leo… a veces presiento cosas pero no puedo entenderlas.—Yo no necesito ser vidente para darme cuenta que Andrés está tramando algo —dijo poniéndose serio.—No me refiero a él, sino a Tanya. No sé si hicimos bien en dejar a Bruna con ella… no me siento cómoda. O sea, es una buena persona y la cuidará bien con seguridad. Pero siento peligro alrededor de ella, como si fuera el blanco de alguna maldad, no sé explicarlo —Leopoldo la miró fijamente—. Sin embargo, también siento que estará más segura con la niña. Es raro, ¿no?—No sé qué decirte… tus visiones me perturban siempre.—No me hagas caso, sé que estará bien, eso es lo importante —y se dispuso a desayunar.—Me tengo que ir, brujita… —anunció Leo.—No me llames br…—Mmmm, ya lo sé —la interrumpió.—Me paso el día entero diciéndote lo mismo —dijo casi enojada.—Quizás si dejaras de hablar tanto —y se levantó despacio—, y actuaras más… —avanzó unos pasos y se puso detrás de ella, pasó su mano con descuido por sus hombros descubiertos— podría creer que no te gusta —acercó la boca a su oído y le dijo en un susurro—: Hay solo una forma que puedes hacerme callar… bru-ji-ta.El corazón de Yanela en ese preciso momento estaba a punto de salírsele del pecho, pero cuando pudo asimilarlo y volteó para contestarle, él ya estaba caminando hacia la salida del salón.En otro lado del crucero, Tanya, Andrés y una Bruna que hablaba hasta por los codos estaban llegando al salón de baile donde se impartían las clases, todavía faltaba media hora para que empezara la primera.—¿Puedes poner las colchonetas en orden, Bruna? Quiero hablar con Andrés un momento… ¿sí? —y la niña corrió hacia su objetivo riendo.—¿Pasa algo? —Y la tomó del hombro— ¿quieres despedirte de mí como corresponde? —preguntó besando su cuello suavemente.Tanya suspiró y aceptó su caricia, le gustaba, era tierna y eso la ponía en alerta también. Andrés era un misterio para ella, por un lado era el prototipo de hombre del que estaba huyendo, y por otro era dulce, cariñoso y juguetón, todo lo contrario a lo que ella conocía. La desconcertaba, la ponía nerviosa, pero también le encantaba.—Dime, bebé —dijo llegando a su oído y mordiéndole ligeramente el lóbulo de la oreja.—Mmmm, no puedo así —respondió sonriendo y empujándolo. Él rio a carcajadas y se quedó frente a ella en posición de espera con los brazos cruzados—. ¿Puedes pasar por aquí de vez en cuando en el transcurso de la mañana, por favor? ¿Podemos almorzar juntos?—Podemos hacer todo lo que quieras juntos, nena… —y frunció el ceño— pero debes explicarme… ¿por qué la urgencia de mi compañía de repente? ¿Qué es lo que pasa?Tanya suspiró y vio que ya estaban llegando algunas personas.—¿Lo hablamos después? Debo ordenar el salón y preparar la música.Andrés asintió, le acarició la mejilla y se retiró a cumplir con sus obligaciones.
El bar al costado de la piscina estaba tranquilo. El barman Elías Carvalho, un joven gay de 25 años amable y simpático a quién todos apreciaban –y que manejaba las copas y botellas con la maestría de un malabarista– estaba atendiendo la barra. No era su horario habitual, pero como era el jefe de cantineros había reorganizado los horarios a su antojo para poder encargarse de la atención diurna.Normalmente atendía en el horario nocturno, pero desde que se había puesto de novio en el viaje anterior con el apuesto millonario César Andretti, prefería estar ocupado durante el día y disfrutar de su relación a la noche, ya que el potentado decidió acompañarlo en sus viajes para poder estar juntos. La realidad era que su pareja no deseaba que siguiera trabajando, pero Elías decidió cumplir con su contrato esa temporada y luego dedicarse a lo que más le gustaba: escribir.—¿A qué hora te desocupas, Winnie? —preguntó César sentado en la barra frente a él y terminando el sándwich que estaba comiendo.—Amor, apenas es mediodía —respondió Elías sonriendo y acomodando unas copas—. Estaré aquí toda la tarde… hasta las 6:00.—Bien, yo iré a descansar un rato y luego volveré a disfrutar de la piscina —le tocó los nudillos de su mano y le guiño un ojo—, pórtate bien y no me extrañes tanto.Elías se sonrojó y sonrió. Todavía no podía acostumbrarse a sus demostraciones de afecto en público, aunque fueran mínimas.Cuando César salía del bar, se cruzó con Yanela y Sebastián que se dirigían hacia la barra. Se sentaron, saludaron a Elías y se pusieron a conversar sobre los problemas recientes:—Tendré que bajar a tierra, Yan… un análisis de sangre a un pasajero —dijo el médico frunciendo el ceño.—¿Su situación es grave? —preguntó Yanela.—No sé muy bien, no habla mucho. Le recomendé reposo, no sé si me hará caso.—¿Qué quieren tomar? —preguntó Elías. Ambos hicieron su pedido, un jugo y una soda— ¿Pasa algo, problemas con algún pasajero?—Sí, un hombre se desmayó y empezó a convulsionar en la cubierta azul esta mañana —relató el médico.—¿Piensas que debe abandonar el crucero? —se interesó Yanela.—No lo sé, tendré los resultados cuando vuelva y ya te contaré —dijo Sebastián suspirando.—¿Sabes algo de Luz? —preguntó Elías cambiando de conversación. Se refería a la novia del médico, una hermosa japonesa que había conocido en el primer viaje de esa temporada y de la cual se había enamorado. Mantenían una relación a distancia desde hacía un par de meses, ya que ella vivía en Paraguay con su padre diplomático y familia.—Vendrá a visitarme la semana que viene, cuando termine esta travesía —contó con una amplia sonrisa en la boca—, quizás la traiga conmigo en el siguiente viaje y espero convencerla para que se quede definitivamente. Es muy duro estar separado de ella. Hablar por Skype o Whatsapp no es suficiente, y el ir y venir cada tanto no es una opción viable a largo plazo.—Me alegro por ti —respondió Yanela—, pero…En ese momento entró el capitán al bar y los saludó a los tres, interrumpiéndolos.—¿Acabas de llegar? —preguntó Yanela.—Sí, se complicaron mis gestiones, pero ya lo he resuelto.—¿Y Bruna? —insistió la madre.—Eso iba a preguntarte a ti —respondió Leopoldo—. Pasé por el gimnasio a buscarla pero ya no había nadie.—Deben estar almorzando —dijo el médico—. Bueno, yo me despido. Vuelvo en un par de horas.Sebastián partió hacia cubierta para bajar en Salvador, mientras Yanela y Leopoldo luego de despedirse de Elías se encaminaron hacia el comedor en busca de su pequeña hija.La encontraron almorzando junto a Andrés y Tanya.La niña ni bien se sentaron a la mesa, empezó a contarles a sus padres todo lo que había hecho y lo mucho que se había divertido en las clases de baile. Hablaba hasta por los codos, y todos reían de sus ocurrencias.—Te gradezco mucho que te hayas encargado de Bruna, Tanya —dijo Yanela sonriendo—. Espero que se haya portado bien.—Es un sol, me ayudó con las clases y se portó como toda una señorita —respondió Tanya acariciándole el pelo—. Además, comió muy bien, tomó una riquísima sopa de verduras, luego risotto de pollo.Andrés, que también había terminado de almorzar algo ligero, observaba en silencio a Tanya mientras hablaba, y cada palabra salida de su boca le parecía música a sus oídos, cada gesto suave y femenino… una caricia a su alma solitaria. No sabía a ciencia cierta qué tenía esa mujer que lo conmovía tanto, pero lo lograba, y eso lo asustaba, aunque no lo iba a hacer retroceder.Tenía que conseguirla, conocerla más… someterla. Quizás de esa forma se sacaba de encima esa obsesión que tenía.Se movió nervioso en su asiento, porque el solo pensar en todo lo que podían hacer juntos, lo dejó tan duro que tuvo que pensar en "bueyes perdidos" para lograr que su erección dejara de presionar sus bermudas.Suspiró y cerró los ojos, tratando de tranquilizarse.—¡Andrew! —Tanya lo zarandeó ligeramente para que reaccionara.—¿Eh, qué? —preguntó aturdido. Yanela sonrió con la boca ladeada—. Lo siento, estaba pensando en otra cosa… ¿qué pasa?—Ya me voy… —dijo Tanya, y agregó dudosa—: eh, tengo algo que mostrarte.—Vamos —respondió levantándose y como buen caballero, corrió la silla de ella hacia atrás para que hiciera lo mismo.Se despidieron y dirigieron hacia la salida.—¿Qué quieres mostrarme? —preguntó Andrés apoyando su mano en la cintura de Tanya y acercándola a él mientras caminaban.—En realidad nada, solo fue una… eh, una ex… excosa —y miró en su entorno buscando los cabellos de plata.Andrés frunció el ceño.—¿Una excusa?—Mmmm, yeah… eso —ella seguía mirando a los costados.Él la volteó y la presionó contra la pared. Estaban en la escalera, cerca del acceso al pasillo donde estaban las habitaciones de la tripulación. Tanya abrió los ojos, asustada. Él sonrió.—¿Una excusa para estar solos? Espero que sea eso, bebé.—En realidad solo fue para que me acompañaras hasta mi habitación —respondió con la cabeza baja.—Mejor vamos a la mía a hacer la siesta —subió ambas manos a su cuello y con los pulgares le levantó la barbilla—. Apenas pude dormir anoche al tener tu hermoso cuerpo presionando el mío —acercó su boca peligrosamente a la de Tanya y respiró sobre ella—, como ahora —se restregó contra ella—. ¿Lo sientes? ¿Me sientes?Tanya estaba paralizada, no sabía qué hacer. Tenía ganas de tocarlo, de deslizar sus manos por ese pecho musculoso y entrelazarlas detrás de su cuello para acercarlo más si era posible. Pero el miedo de que a él no le gustara, la dejó inmóvil.Bryan nunca me permitía hacerle nada sin ordenármelo antes, pensó. Y Andrés al parecer estaba cortado por la misma tijera, tenía terror de que reaccionara mal.Él acercó más los labios y se los mordió, luego deslizó la lengua y los abrió. Ella inspiró fuerte, craso error… él pudo entrar. Y todo control se esfumó como por arte de magia.Ella sabía tan bien, a frutas y condimentos.Bajó las manos por sobre sus pechos y la abrazó muy fuerte, profundizando el beso. El Dom en él se preguntaba cuán rápidamente podría romper ese férreo control para liberar a la mujer debajo. Amarrarla, tomarla un poco por el pelo, observarla luchando para no ceder a su necesidad y... mierda, hacerla suya por fin.Girando por el pasillo, besándose y enardecidos, Andrés logró llevarla hasta su habitación. Ni siquiera despegó sus labios de los de ella… mientras abría la puerta con una mano, con la otra la empujó dentro.Y en apenas un segundo que la soltó para llavear la puerta, ella lo sorprendió cayendo arrodillada en el suelo, sentándose sobre sus talones y bajando la cabeza.Andrés frunció el ceño y la miró sin entender.—¿Qué haces, Tanya? ¿Es así como quieres jugar? —preguntó desorientado.Las manos de ella temblaban ligeramente apoyadas sobre sus muslos.Está nerviosa, pensó él. Quizás no era buena idea precipitar algo sin saber qué esperaban el uno del otro. Era un juego consensuado… y no lo habían hablado.—Ven aquí, nena —y le tendió la mano.Estaba duro, caliente y deseoso, pero no era un animal, podían conversar un poco antes… solo un poco. La llevó de la mano a la cama y la sentó.—Mírame —ordenó arrodillándose frente a ella y le levantó la barbilla.—¿Hice algo malo? ¿Me vas a castigar? —preguntó Tanya asustada y… ¿deseosa?—¿Quieres que te castigue? —respondió con otra pregunta, con un brillo malicioso y travieso en los ojos.Sí, sí quería. Había sido mala, se lo merecía. Todo lo había hecho mal, su vida era un desastre, necesitaba sentir la mano dura de alguien…Sin embargo, negó con la cabeza.—Entonces no lo haré, bebé.—Quiero bañarme, Andrew. Estuve haciendo gimnasia toda la mañana.El primer oficial suspiró y le señaló la puerta del baño con una mano, con cara de fastidio. Estaba seguro que no le permitiría entrar con ella.—Hay una bata colgada en la puerta, puedes usarla —dijo levantándose—. Luego hablaremos… ¿ok?Ella asintió con la cabeza y entró silenciosa.Andrés se desvistió, y solo con el bóxer puesto, se acostó en la cama a esperarla. Trató de analizar la situación, de lo único que estaba seguro es que se estaba metiendo en camisa de once varas. Pero bueno… él tampoco era un dechado de virtudes con un pasado impecable. Estaba cansado, cerró los ojos y se dispuso a pensar en ella, pero se quedó dormido escuchando el sonido de la ducha antes de poder sacar ninguna conclusión.Cuando Tanya salió del baño envuelta en la enorme bata de Andrés, lo vio dormido y sonrió.Se sentó en la silla al costado de la cama, apoyó las plantas de sus pies sobre el somier y lo observó dormir. Se veía tan tranquilo y sereno, tan diferente a como era en realidad: brusco, dominante y autoritario… tan parecido a Bryan que la asustaba.Pero sin embargo, había ternura en él. Bueno, Bryan también era así al comienzo de su relación, eso no era nada raro. "Deja ya de compararlos", se dijo a sí misma, y recordó las palabras de su terapeuta: «No hay un solo ser humano igual a otro, si quieres exorcizar tus demonios interiores debes enfrentar tus miedos, no huir de ellos».Y miró la puerta. Detrás estaba el mundo exterior… y quizás Bryan. Había corrido mucha agua bajo el puente desde que ella lo dejara ocho meses atrás, ¿qué podría hacerle dentro del crucero? ¿Tirarla por la borda por tener la osadía de abandonarlo?Quizás se lo merecía…¡NOOO! No lo merecía. Esa es otra de las cosas que aprendió en el grupo de apoyo al que asistía: «Soy una persona valiosa, no merezco que me traten mal». Quizás si lo repetía cien veces al día llegaría a creerlo alguna vez.Suspiró y se levantó.Era hora de enfrentar su vida sola. Ella lo había decidido así… no podía depender de la protección de su "Thunder", lo estaba utilizando y eso no era correcto. Se vistió rápidamente sin hacer ruido y lo dejó durmiendo.Fue hasta su habitación al final del pasillo y se cambió de ropa.Su próxima clase era en un par de horas. Tiempo suficiente para recorrer el barco, caminar un poco, disfrutar del sol de la tarde y exorcizar sus demonios, o sea… encontrarlo… a él.Se estremeció sin querer y sintió nauseas.
Andrés se despertó sobresaltado al escuchar la sirena del barco llamando a los pasajeros que habían bajado a tierra.¡Santo Cielos! Pensó… había dormido como tres horas, profundamente.—¿Tanya? —la llamó. Pero solo el silencio contestó.Se levantó, se vistió y malhumorado por su estupidez fue corriendo hasta el puesto de mando y a su trabajo que había dejado abandonado por culpa de una noche sin dormir.Tanya, sin embargo, estaba feliz.Había recorrido con cautela todas las áreas sociales del barco de punta a punta y no vio señal alguna de su tormento, incluso revisó la lista de pasajeros y su nombre no figuraba. ¿Había sido solo una alucinación producto de sus temores? Se preguntó.Es lo más probable, se contestó a sí misma. Y se dirigió a la cubierta frente a la piscina, donde iba a dar una clase de aerobic esa tarde. Luego le tocaba spinning en el salón de baile y más tarde solo tenía que hacer de entrenadora personal para un par de señoras en clases particulares de gimnasia localizada que habían pagado.Y fue así como la encontró Andrés cuando terminó con sus obligaciones de esa tarde, se cambió y fue hasta el gimnasio. Ella estaba ayudando en sus ejercicios a una pasajera, se acercó para saludarla.¡Oh, mierda!Era la señora de un famoso senador, que hacía la misma travesía todos los años… y en la misma proporción se divertían juntos.—Hi, Andrew —saludó Tanya.—Eh… hola Tanya —y miró a la hermosa mujer a su lado, una cuarentona de aspecto impecable que cuidaba mucho su aspecto físico—, señora Da Cunha… ¿cómo está?—Hola Andrés… tanto tiempo —la mujer se levantó con un coqueto movimiento, se acercó a él y le dio un beso en la mejilla aleteando los ojos y pasando las manos por su pecho—. ¿Por qué tan formal?Andrés sonrió y seductor como era pronunció su nombre:—Gianna, un placer verte de nuevo.—¿Viniste a hacer tus ejercicios? —preguntó Tanya frunciendo el ceño, sin poder entender los sentimientos que le provocó el coqueteo de su alumna con Andrés, aunque no dijo nada al respecto.—Mmmm, sí —y tomó las manos de la adinerada señora, sacándolas de su pecho—. Avísame cuando termines… bebé —le dijo a Tanya guiñándole un ojo y dejando en claro su objetivo en ese viaje, concluyó—: Gianna, espero que tengas unas excelentes vacaciones —girando, se dirigió hacia la estación de ejercicios con pesas, en el fondo del recinto.Tanya sonrió como una tonta complacida, aunque no terminó de gustarle el hecho de que marcara su territorio de esa forma. La mujer intentó conversar con Tanya sobre Andrés, pero ella muy diplomáticamente evitó responderle.Cuando terminó la clase, la pasajera se dirigió hacia Andrés y le dijo algo al oído. Mientras acomodaba las colchonetas, la profesora observó de reojo viendo cómo la señora Da Cunha introdujo algo en el bolsillo del short del primer oficial, luego se despidió de ambos y abandonó el gimnasio con pasos felinos y una sonrisa.—Ven aquí, profe… ayúdame con este ejercicio y ya termino —le dijo Andrés llamándola con el dedo índice.Tengo que ver qué hay en ese bolsillo, pensó Tanya… y se acercó.Andrés la tomó de la cintura y la ubicó entre sus piernas abiertas, se recostó en el banco acolchado y le dio las indicaciones:—Cada vez que subo las pesas, me ayudas a…—Sé lo que tengo que hacer, señor —lo interrumpió sonriendo.Y empezaron.Tanya lo miraba embobada, las venas de su cuello y brazo se marcaban con el esfuerzo, y los músculos se hinchaban y daban la sensación de que iban a explotar. Era un placer observar la expresión de su cara al llegar al límite de su fuerza, oírlo quejarse con un rugido cuando apoyaba las pesas ayudado por ella. El sudor que caía desde su frente hasta el cuello y bajaba por su pecho hasta perderse dentro de la camisilla, la excitaba.Suspiró y cerró los ojos.¡Santo cielos! Lo deseaba… desde la primera vez que lo vio le gustó y trató de huir de él, pero ahora que lo conocía más, ese sentimiento había aumentado. Andrés tenía todo lo que le gustaba en un hombre, pero también se ajustaba perfectamente al perfil de macho cabrío que deseaba evitar.¿Qué iba a hacer? No tenía idea…—¡Tanya! —se quejó Andrés por tercera vez— ¿Estás dormida o qué, bebé? ¡Auxilio…!—¡Oh, perdón! —dijo ella saliendo de su trance y ayudándolo.Apenas apoyaron las pesas, él se incorporó en el asiento acolchonado, metió una de sus rodillas entre las piernas de Tanya, las abrió y tomándola de la cintura la sentó a horcajadas en sus piernas.Ella rio y se prendió de su cuello para no caer.—¡Andrew! ¿Qué haces? —se quejó, aunque él sabía perfectamente el tenor de ese lamento— Estoy sodada.—Yo estoy sudado, tú tienes un olor increíble —dijo tomando sus manos y llevándolas a su espalda, aprisionándolas allí. Con la otra mano la estiró por la cintura y restregó la cara húmeda contra su cuello. La suave piel de Tanya fue raspada con la barba incipiente del primer oficial, produciéndole escalofríos en todo el cuerpo, la sensación era maravillosa, tanto que ella misma se acercó más y se apretó contra el fuerte cuerpo que la cobijaba.Andrés se recostó en el banco y la llevó con él. Ella tenía las puntas de sus pies apoyados en el piso, pero solo eso… el resto de su cuerpo se encontraba asentado sobre el de él a horcajadas, incluso podía sentir su erección presionando entre sus piernas.—Bésame —ordenó el primer oficial contra su boca, y la tomó de la cola de caballo con una mano mientras la otra seguía aprisionando sus brazos por detrás.Ella intentó hacerlo, pero cada vez que se acercaba, él le estiraba del pelo, impidiéndoselo. Tanya gimió enojada y el rio a carcajadas.—Hazlo, nena —insistió.Y ella volvió a acercarse con los labios entreabiertos, pero él la atajó sosteniéndola por el pelo, solo dejando que roce sus labios. Respiró en ella, le pasó la lengua y le mordió el labio inferior. Tanya gimoteó suavemente pidiendo más, pero él no se lo dio.—Mereces un castigo por dejarme abandonado con el ejercicio —dijo contra su boca soltando sus manos y dándole una fuerte palmada en el trasero.—¡Oh, sí! —gimió ella tratando de acercarse más a sus labios, sin lograrlo ya que él seguía estirando su cola de caballo. Apoyó las manos en su pecho y lo acarició.—Sí, bebé… tócame —y le dio otra palmada más fuerte—, ¿te gusta esto?—¡Ahhh, sí, sí! —gritó ella.En ese momento, al oírla gritar, él se percató del lugar donde estaban, y de que cualquiera podía entrar. No es que le importara mucho, pero siendo quién era y estando en su lugar de trabajo, podría tener problemas.Se incorporó en el banco, soltó su coleta y la abrazó, suspirando y maldiciendo por lo bajo. La acomodó mejor sobre sus muslos, sentándola con ambas piernas a un costado por si alguien entraba. No avanzaría más, pero no tenía por qué dejar de saborearla.La luz del gimnasio jugaba sobre su barba ensombreciéndole la mandíbula. Las líneas resplandecían en las esquinas de sus ojos, arrugándose cuando ella lo miraba. Su erección presionaba contra la unión de sus piernas, la única barrera eran sus delgadas ropas de gimnasia.Cuando ella extendió las manos sobre su pecho, se maravilló de los duros músculos como piedras debajo. Presionarse contra su enorme cuerpo, la hacía sentirse suave, femenina y muy tentada.―¿Y mi beso? ―preguntó coqueta.Él sonrió e inclinó la cabeza hacia la curva donde su cuello se encontraba con su hombro. El excitante contraste de sus aterciopelados labios contra la rugosidad de su mejilla despertaba una agitación profunda en su vientre. Con sus manos apretó sus anchos hombros, no sabiendo si empujarlo lejos o atraerlo más cerca. Las dudas volvieron a azotar su mente, no debería estar haciendo eso.Él resolvió el problema acercándose a su boca, retumbando de risa cuando ella la mantuvo cerrada. Un fuerte mordisco sobre su labio inferior la hizo gritar por el asombro, y su lengua se zambulló adentro. Su beso era habilidoso, experimentado... y abrumador.El exigente empuje de su lengua la hacía pensar en otros lugares donde podría estar empujando. Cada vez que se movía, su polla chocaba entre sus piernas por detrás, cada toque era como una chispa de sensación. Ella apretó sus dedos sobre sus hombros mientras trataba de encontrar su deteriorado equilibrio.La mano de él subió por su cintura y le acarició un pecho sobre la camisilla de algodón, su palma era tan grande que podía sostenerlo plenamente. Cuando él succionaba su lengua dentro de su boca, un dolor de necesidad ardía a través del cuerpo de ella. Lenta, minuciosamente, la besó sin límites, saboreándola por completo y en el momento en que él levantó la vista, ella tenía los dedos enterrados en su cabello.Andrés encontró el pezón endurecido por sobre la remera, y lo presionó con los dedos, Tanya gimió fuerte y bajó los brazos por su pecho hasta llegar a sus caderas, hurgó a sus costados.Ya que no podía confiar en su sentido común, porque simplemente no lo tenía en lo que a Andrés se refería, podría encontrar una excusa para poder negarse a la demanda implícita que le hacía.Pero… él se dio cuenta:―Mete las manos ―dijo risueño, refiriéndose a sus bolsillos.Tanya se sonrojó completamente y bajó la cabeza, avergonzada.―Oh, lo sient…―Estoy seguro que encontrarás algo que te gustará ―la interrumpió―, y no será precisamente lo que estás buscando.Ella se levantó de un salto de su regazo.―No sé qué decirte, yo no…―Estás celosa ―afirmó con una sonrisa pícara.Ella lo miró con la boca abierta.―¿Celosa? Estás loco…―¿Es esto lo que buscas, nena? ―preguntó haciendo una maniobra extraña y sacando un pedazo de plástico de la oreja de Tanya con la pericia de un mago experimentado. Riendo, lo giró en sus dedos y se lo mostró.Era la llave electrónica de una habitación de la cubierta amarilla, evidentemente, la señora Da Cunha tenía planes específicos con él. Tanya se sintió perdida, porque no sabía qué hacer… ¿estaba intentando seducirla a ella y tenía una cita con una mujer? ¿Es que estaba loco? Bueno, era Andrés… y al parecer todo lo que su compañera de piso le contó sobre él era cierto.―Eh… creo que… me voy ―dijo moviendo graciosamente sus manos. No era la primera vez que lo hacía, cuando se ponía nerviosa siempre gesticulaba.Él sonrió. ¡Dios, esa sonrisa ladeada, medio pícara, medio burlona la volvía loca! Podía postrarla a sus pies con solo sonreírle.Se acercó a ella, Tanya reculó.―Puedes impedir que use esta llave, bebé ―dijo guiñándole un ojo y girando el plástico una y otra vez.―¿Ah, sí? ¿Cómo? ―preguntó altanera.―Sé mía esta noche ―se acercó más, como un león en busca de su presa―, deja que te adore ―le pasó un dedo por sus labios, abriéndolos ligeramente y mojándolos con su lengua― Ocupa mi tiempo para que no piense en hacer tonterías.―¿Quieres decir que si me quedo contigo no irás a tu cita? ¿Y que si no accedo no importa porque ya tienes otra opción? ―Él frunció el ceño― ¿Qué eres? ¿Un adolescente con exceso de testosterona?―Tanya, yo estab…―¡Fuck you, Andrew! ―gritó enojada― Vete a tu cita… ¡y espero lo disfrutes!Lo empujó, se dio media vuelta y lo dejó plantado.
Más tarde en la cena, las miradas entre Andrés y Tanya eran recurrentes, pero ni él ni ella se acercaron. Él ya estaba sentado en la mesa del capitán cuando Tanya llegó al comedor bañada, perfumada y vestida con una hermosa solera corta azul de algodón que contrastaba con su piel blanca. Esperó al lado de Yanela en la entrada porque no quería acercarse, pero cuando la asistente de la anfitriona se ocupó de recibir a los comensales, ella misma la estiró hacia la mesa del capitán. Tanya se sentó en el extremo opuesto, bien lejos de Andrés.―¿Qué pasó con tu paciente, Sebastián? ―preguntó Yanela, preocupada mientras cenaban.―Por ética no puedo dar detalles al respecto, Yan ―respondió el doctor con el ceño fruncido―. Pero no comprendo el motivo por el cual una persona decide hacer un viaje en su estado. Logré controlar sus dolores, y le pedí que reposara por lo menos hasta mañana, veremos si me hace caso.―¿No deberíamos solicitarle amablemente que desembarque y tener lista una ambulancia para él? ―preguntó el capitán.―No quiere hacerlo, Leo… ya se lo sugerí ―respondió negando con la cabeza―. Dice que aunque lo echemos, no irá a un hospital, se niega a volver a uno.Tanya apenas escuchaba la conversación, comió lo que su estómago le permitió –porque parecía tener un nudo en el esófago– y cuando terminó, le dijo algo al oído a la anfitriona y se despidió de todos con una sonrisa fingida.Andrés la observó alejarse con los dientes apretados.Tanya todavía no tenía sueño, apenas eran las diez de la noche, así que fue hasta la cubierta de la piscina por si encontraba a Elías en el bar.Pero el alegre cantinero no estaba, hizo el pedido de un trago primavera y fue hasta el extremo del barco, se apoyó en la baranda y tomó un trago de su bebida ricamente adornada con una rodaja de piña, una cereza cherry y una sombrilla multicolor.Se negaba a pensar en lo que haría Andrés esa noche con la invitación implícita en esa llave que tenía, ni siquiera comprendía el motivo por el cuál eso le preocupaba. Bueno, sí lo sabía, él tenía razón… estaba celosa, y no tenía derecho a estarlo, pero le gustaba a pesar de que intentó por todos los medios no sentir eso desde la primera vez que lo vio. Le encantaba su forma de tratarla, tan descaradamente, pero a la vez dulce y tierna.Adoraba su olor… su aroma le llegaba incluso con la brisa del océano, hasta parecía estar oliéndolo en ese momento.Suspiró y se sobresaltó cuando sintió que unos brazos la envolvían, casi tiró la bebida por la borda, si no fuera por esas manos que también la sostuvieron.―Tranquila, soy yo ―dijo Andrés en su oído.Tanya volteó y lo miró a los ojos.―Me asustaste… ―y frunció el ceño― ¿no tenías una cita?―Estoy aquí, ¿no?―¿Por qué? Ella es fácil, y está disponible, te está esperando… yo soy complicada y no quiero esto… ¿por qué insistes?―Sé sincera contigo misma, Tanya… ¿no quieres o tienes miedo porque lo deseas demasiado?―Sea lo que fuera, no me convienes… vete con ella, Andrew ―pidió resignada. Intentó apartarse, pero él se lo impidió.―Tanya, bebé… yo solo estaba bromeando esta tarde ―dijo abrazándola más fuerte―, a pesar de lo que creas que soy, me gustan las relaciones de a dos ―y como para distender el ambiente dijo―: a menos que sea un trío consensuado ―y rio a carcajadas.Ella no pudo evitar sonreír también con la broma.―Estás preciosa ―dijo alejándola un poco y mirándola de pies a cabeza.―Gracias, Andrew. Tú… tú estás… ―lo miró también― muy guapo.―Bien, tenemos claro que los dos nos encontramos atractivos… ¡punto a nuestro favor! ―la tomó del hombro y la estiró hacia él― ¿Qué te parece si damos un paseo y conversamos?―¿Sobre qué?―Sobre lo que esperamos en uno del otro, bebé, sobre tus miedos ―la llevaba caminando lentamente por la cubierta―, lo que buscas, deseas, anhelas, ansías, ambicionas… de lo que quieras hablar.―¿Y qué hay de ti?―Yo soy muy lineal, nena… solo te deseo a ti. No tengo miedo de esto y no busco nada más que tenerte solo para mí.―Soy casada, Andrew.Andrés apretó los dientes ante esa información que ya sabía, no porque le molestara, sino por el daño que el imbécil de su marido pudo haberle hecho, si es que fue él quien la marcó de esa forma.―¿Crees que eso me importa? ¿Dónde está él? ¿Por qué no está contigo? En todo caso… estás separada.―Todo es tan simple para ti… ―Tanya suspiró porque él le apretó la mano y le acarició con los dedos suavemente.―La mayoría de las cosas de la vida cotidiana son simples, nosotros las complicamos con dudas, remordimientos, culpas y demás tonterías. Todo siempre es más sencillo de lo que parece, bebé… deja de enredarte ―la volteó hacia él y la apretó contra la barandilla―. Dime qué deseas y yo te lo daré.¡Qué obtuso es! Pensó en su interior.―Estás a años luz de poder darme lo que yo necesito, Andrew.―Pruébame ―la desafió.Tanya sonrió y le acarició el rostro.―No quiero ofenderte, de verdad… pero eres muy superficial ―Andrés frunció el ceño―. Yo no busco solo alguien que me folle, cro-magnon .―¿Cómo me has llamado?―Admítelo, eres un hombre de las cavernas ―y rio tratando de zafarse―. ¿Vas a castigarme por esto?―¿Castigarte? ¿Te das cuenta cómo me buscas? Y después huyes de mi… si yo soy un cromañón, tú eres la Gata Flora ―bromeó.―Me perdí… ¿debo ofenderme?―No, mi pequeña gatita… solo no me arañes, ¿sí? ―se acercó más y le dio un beso en el cuello―, sigamos caminando.¡Demonios! Solo le estaba tomando de la mano y ya se sentía desfallecer y ardía por dentro. Si seguía así, duplicaría el torrente de agua del mar con el flujo que sentía en su entrepierna.Se dejó llevar, maravillada al ver sus manos entrelazadas. Para ella, que estaba acostumbrada a juegos rudos y poco romanticismo, el hecho de estar tomados de la mano y caminar lentamente, sin apuro, solo conversando era todo un descubrimiento.Pasearon a lo largo de la cubierta y él volvió a sorprenderle con una conversación ligera, pero madura, con constantes toques de humor y picardía. En ocasiones cuando se cruzaban con un grupo de gente y no tenían espacio le soltaba la mano y la tomaba del hombro o la cintura, acercándola a él y depositando un suave beso en su mejilla o su frente.Se sorprendieron al darse cuenta que estaban llegando de nuevo a la cubierta de la piscina.―Dimos vuelta el barco ―dijo ella riendo.―¿Quieres tomar algo más?―No, Andrew… ya es tarde, mañana tenemos que trabajar ―y bostezó sin querer―. Oh, lo siento.―Bien, vamos ―y volvió a tomarla de la mano rumbo hacia la zona de los camarotes de los tripulantes―. ¿Vas a quedarte conmigo otra vez?―No, no es necesario.―¿Y por qué anoche lo era y hoy no? ―al ver que ella no respondía y se encerraba en sí misma, insistió―: ¿Qué pasó ayer, bebé? Cuéntame… ―Tanya suspiró y gesticuló con las manos sin decir nada―. ¡Mierda! Entra un rato, tenemos que hablar ―dijo abriendo la puerta de su camarote y empujándola dentro.―¿No hablamos suficiente hoy?―No, hay cosas que necesito saber y no te vas a ir de aquí sin responderme ―se sacó los zapatos y se recostó contra el respaldo de la cama señalándole el lugar contiguo con dos palmaditas de su mano―. Ven a mi lado ―al ver que ella se quedaba parada y no se acercaba, insistió―: No voy a lanzarme sobre ti, ven aquí.Tanya se descalzó y se sentó a su lado.―Uno ―dijo él levantando un dedo―, ¿qué pasó anoche? Dos ―le mostró dos dedos, luego dudó―. Mmmm, te lo preguntaré después…―Eh… creí ver a alguien… ―y se calló, estaba nerviosa, se notaba al estrujar sus manos una contra otra en su regazo.―Con cuentagotas no, Tanya… cuéntamelo, me hiciste partícipe al pedirme ayuda, lo menos que me debes es una explicación.Bryan no estaba allí, lo había comprobado, no podía hacerle daño a nadie, y Andrés tenía razón, la había ayudado…―Creí ver a… a… mi esposo… él es una persona muy violenta, y yo… hui de él ―Tanya temblaba, Andrés la abrazó―, tengo miedo… tengo mucho miedo de lo que pueda hacerme si me encuentra, Andrew ―una lágrimas empezaron a correr por sus mejillas.―Tranquila, bebé ―Tanya se apretó contra él y hundió la cara en su pecho―, él no podrá hacerte nada dentro del barco, si es que está aquí.―Yo… verifiqué, su nombre no está en la lista de pasajeros, pero creí verlo ayer y entré en pánico… oh, Dios.―¿Fue él quién te hizo esas marcas en la espalda, nena? ―Oh, santo cielos, «bocón» pensó al instante de hacer esa pregunta.Tanya se incorporó de un salto y lo miró con los ojos abiertos como platos, las lágrimas todavía corrían por sus mejillas.―¿Có-cómo sabes de esas marcas?―Las vi anoche cuando estabas durmiendo, la camiseta se te subió… ¿qué importancia tiene eso, bebé? Las vi y ya… y odié a la persona que te hizo eso. No por las marcas físicas que te dejó, sino por el daño emocional que pudo haberte causado.―¿Y aún después de verlas… quieres…?―Mira esto ―le dijo, se levantó de la cama y se sacó el pantalón, quedando solo con el bóxer y la camisa. Subió una de sus piernas a la cama y le mostró una enorme cicatriz que tenía en el muslo interno que iba desde cerca de la rodilla hasta casi la entrepierna―. Me la hice en uno de los viajes alrededor del mundo cuando mi padre todavía vivía, casi quedo sin descendencia ―dijo riendo y distendiendo el ambiente―. Todos tenemos cicatrices, bebé. Y las físicas son las menos importantes, quizás si me cuentas puedo ayudarte a sanar un poco tus heridas emocionales, que al fin y al cabo son las que más duelen.Andrés se acomodó de nuevo en la cama y la abrazó.―Él es… es como tú, le gustan las mismas cosas. Siempre me llevaba al límite, pero nunca me había dejado marcas permanentes. Una vez discutimos, creo que se daba cuenta que lo nuestro ya no funcionaba, y cuando… ya sabes, cuando estábamos… jugando… creo que se emocionó, no sé qué pasó. Me había puesto las… Ball Gags… ―y le hizo un gesto con las manos.―¿El bocado con bola? ¿La mordaza? ―ella asintió con la cabeza.―Y bueno, yo no podía hablar, tampoco moverme porque me había atado de pies y manos… y él tenía el látigo, y… me castigó por haberlo desafiado, y… ―Tanya empezó a llorar desconsolada.―Tranquila, bebé… todo estará bien.Eso era justamente lo que él quería, que se desahogara. La dejó llorar, porque simplemente no tenía argumentos para ayudarla… ¿qué sabía él de consolar mujeres? Nada… pero por instinto estaba seguro que su apoyo sería importante. Era lo que su padre –el capitán Serrano– le había dado a él, ahora tenía la oportunidad de hacer lo mismo por otra persona.La acomodó mejor en sus brazos y los tapó a ambos, dejando que el llanto se convirtiera en sollozos, y luego en suspiros, hasta que se tranquilizó y su respiración se hizo más regular.Se había quedado dormida.
En breve saldrá publicado...
El primer oficial miraba el techo de su camarote en la penumbra y veía el reflejo del agua que entraba por el ojo de buey creando sombras móviles sobre la superficie del cielorraso.Estaba amaneciendo y prácticamente no había dormido nada.¡Por Dios Santo! Él no dormía con mujeres, las seducía, las amarraba si accedían, las follaba, las dejaba satisfechas y se iba. Y ahí tenía a su tormento, acurrucada contra su pecho de espaldas, ajena totalmente a su incomodidad.Gruñó por lo bajo y se apartó un poco, pero al rato la sintió acercarse de nuevo en sueños. Suspiró y miró al costado, ya no tenía espacio para moverse a menos que deseara caer al piso.Estaba duro como una roca y ella rozaba su entrepierna con su hermoso y redondeado trasero y hacía que su erección se volviera más plena e insoportable.¿Por qué mierda había accedido? Ella le dejó muy claro que solo quería "dormir". Quizás porque vio desesperación en sus hermosos ojos azules al pedírselo:—Please, Andrew —rogó.—¿Quieres jugar, bebé? —preguntó él tocando sus brazos desnudos— ¿Ya te sientes mejor?—Nooo, no es eso lo que quiero. Solo deseo tu compañía, no quiero estar sola y contigo me siento segora.—¿Segura de qué? ¿Ocurre algo? Puedes confiar en mí, Tanya.—Lo sé, Andrew… pero no estoy lista para hablar de eso.—¿Quieres comer algo?—No —no podría tragar bocado aunque quisiera.—Aunque sea un té, Tanya. Debes hidratarte, estuviste vomitando.—¿Puedo pedirlo aquí?—¿Es que no piensas salir de esta habitación en toda la noche? Apenas son pasadas las nueve.Podía ir a su habitación, pero se arriesgaba a que Bryan la buscara allí, en ese momento posiblemente ya supiera todas sus coordenadas. Era mejor quedarse con Andrés, no sabía que haría al día siguiente, tenía trabajo… debería salir de su encierro, pero no ahora… unas horas más de tranquilidad para pensar le vendrían muy bien.—Vete tú, Andrew. Yo estaré bien si no te molesta que me quede aquí.—Claro que no me molesta, pero iré a traerte algo, no puedes estar con el estómago vacío.Cuando volvió, más de una hora después, luego de cenar y encargarse de un problema de última hora con uno de los tripulantes, la encontró dormida en su cama… con una camiseta suya puesta.Y tuvo que acostarse a su lado, solo escuchando su respiración acompasada, mirando su suave cuello y oliendo su delicioso aroma a gardenias… sin poder hacer nada.¡Insólito! Solo a él podía ocurrirle. Suspiró y se revolvió en la cama mirando hacia el ojo de buey desde donde entraba la luz del amanecer.Al parecer Tanya lo sintió, porque gimió y movió una de sus piernas. La sábana se deslizó y la camiseta que se había puesto se arremolinó en su cintura. Su redondo y hermoso trasero quedó a la vista.Como hipnotizado, Andrés no pudo evitar la tentación, pasó la palma de su mano por una de sus nalgas y volvió a suspirar al sentirla tan suave. Metió el dedo debajo de sus bragas y la levantó, haciendo que se metiera en su adorable culito.¡Santo cielo! Era perfecta… sin poder contener la tentación, se deslizó hacia abajo y posó los labios en una de sus nalgas antes de acunar las desnudas y redondeadas elevaciones de carne entre sus ansiosos dedos.Acariciaba y amasaba suavemente para no despertarla. Los dedos ligeramente apretados en los sensibles montes, abriéndolos, enviando arcos punzantes de sensaciones recorriendo la entrada escondida que la estrecha hendidura ocultaba.Y Tanya gemía en sueños, sensación sobre sensación empezaron a atacarla, aumentando y ahogando sus sentidos con olas del éxtasis, inclinó sus caderas y elevó una de sus rodillas, dejando acceso total para que el hombre de su fantasía nocturna pudiera seguir haciendo su magia.Su subconsciente se negaba a despertar, lo que estaba sintiendo era demasiado delicioso… y suave. Pero de repente, la sensación paró… y ella volvió a sumirse en la inconsciencia.¡¿Qué rayos es esto?! Se preguntó Andrés al ver una pequeña raya que sobresalía debajo de la remera que llevaba. La levantó un poco y no pudo asimilar lo que vio. Parecía como si un rastrillo hubiera pasado por esa zona de su cuerpo. Tomó el borde y lo levantó completamente.¡Maldición! Toda su espalda estaba surcada por finas cicatrices irregulares.Tanya se quejó en sueños y él la tapó de nuevo, incluso con la sábana.Se apoyó sobre la almohada y su erección bajó al instante, no pudiendo creer lo que había visto.Tanya fue maltratada, pensó. Esas marcas solo podían haber sido hechas por un látigo.Miles de imágenes pasaron por su cabeza en un instante. Recordó que varias veces se preguntó el motivo por el cual no usaba bikini, sino mallas enterizas en la playa, por qué nunca la había visto bañarse en el mar, sino que se quedaba a un costado, bajo la sombrilla leyendo un libro y siempre llevaba una camisa abierta sobre su malla. Incluso sus camisillas de gimnasia eran siempre cerradas por detrás.Tenía un cuerpo espectacular, eso sin dudarlo, pero lo ocultaba. Toda su ropa estaba perfectamente diseñada para tapar esa zona en vez de mostrar.Tampoco tenía ninguna duda de su rol dentro de una relación, era una sumisa nata; se notaba en sus gestos, su forma de caminar o de hablar con la vista baja… ¿sería posible que su pareja hubiera abusado de ella de esa forma?Una cosa era ser dominante, pero otra muy distinta ser un maltratador. Él sabía perfectamente cuáles eran los límites, y hablaba de ellos con sus parejas ocasionales antes de embarcarse en una aventura. Incluso definían de antemano una palabra de seguridad para evitar traspasarlos.Suspiró, sin saber qué hacer.¿O estaba pensando pavadas? Quizás tuvo un accidente, a lo mejor cayó sobre un manojo de alambre de púas o algo así…Pero si no fuera así, probablemente sus cicatrices traspasaran el umbral de lo físico, el daño más importante debía ser emocional. Sintió una pena muy grande al imaginar el sufrimiento que tuvo que haber pasado, y se preguntó: ¿de verdad quiero meterme en esto?En ese momento, Tanya volteó y se acurrucó en su pecho, gimiendo. Andrés la acunó, la acomodó en sus brazos y la miró. Parecía un ángel.No tuvo ninguna duda: Sí, sí quería.
Tanya entró en pánico cuando despertó y vio que Andrés no estaba en la habitación. Se levantó de un salto y fue hasta la puerta, la abrió muy despacio y asomó la cabeza. Miró a ambos costados del pasillo.No vio a nadie.En ese momento, Andrés salió del baño envuelto en una toalla. No la vio en la cama y frunció el ceño, miró hacia la puerta y sonrió al verla inclinada hacia afuera, con su hermoso trasero casi descubierto.—¿Qué haces, Tanya? —preguntó divertido.—¡Ohhhhh! —gritó y se volvió hacia él dando un portazo y estirando el borde de la remera hacia abajo—. Pensé… creí que… que te habías ido.—¿Estás mejor?—Yo… eh, sí —dijo poniendo los dedos en posición de "ok" y se acercó a la cama.—¿Desayunamos juntos?—¡Sí, sí! Me parece bien —y tomó su ropa de la silla, sintiendo alivio al saber que él la acompañaría—, voy a vestirme.—Yo también —dijo Andrés y se despojó de la toalla tirándola al piso.Tanya se quedó muda mirándolo, sin poder moverse.Si bien ya estuvo desnudo frente a ella en el baño, no había podido verlo, pero en ese momento estando a una prudencial distancia, lo apreció en todo su esplendor… y era, era… perfecto. Su cuerpo era una oda a la perfección, sus sólidos músculos –sin ser exagerados– parecían esculpidos en piedra y su piel tostada… una sinfonía.¡Oh! Su miembro, aún en reposo era formidable. En solo unos segundos se lo imaginó excitado y pensó que serían como 25 centímetros de pura carne enrojecida. ¡Veinticinco formas de llegar a lo más recóndito de su alma y azotarla!¡Santo cielos! Hacía tanto tiempo que no estaba con un hombre. Un gemido lastimero se escuchó en la habitación, probablemente saliendo de la boca de ella pero ni se dio cuenta porque estaba tan aturdida mirándolo, que se quedó como en trance.—¿Te gusta lo que ves, bebé? —preguntó él sacándola de su estado de contemplación, y la miró con una enigmática sonrisa mientras buscaba un bóxer de la cómoda.Y Tanya huyó al baño apresurada, mientras él reía a carcajadas.Cuando llegaron al comedor, el capitán estaba desayunando con su pequeña hija. Se acercaron a su mesa y los saludaron.—Siéntense con nosotros —los invitó Leopoldo.—¿Qué estás desayunando, Bruna? —preguntó Tanya sonriendo— Se ve delicioso.—Mmmm… a-ve-na —contestó la niña mirando a su padre con el ceño fruncido y empujando su comida—. Quiero huevos y tocino como el señor de la mesa de al lado, papi… ¿síiiiiii?—Esto es un desayuno saludable para una princesa como tú —dijo su padre volviendo a poner el bol frente a ella—. ¿No es cierto, Tanya?—Claro, capitán —y mirando a Bruna, continuó—: Además, puedes tomar yogurt con frutas y cereales, que te hará muy bien y te dará energías. Un buen vaso de leche, tostadas con mermelada o queso… Mmmm ¿yummy, no?La niña se cruzó de brazos e hizo un puchero con la boca.Tanya tomó dos pedazos de pan integral, los untó con mantequilla, le puso dos rodajas de queso y con el cuchillo le dio forma de corazón.—¿Qué te parece? —preguntó sonriendo— Quizás debamos ponerle dos ojitos, una nariz y una boquita…Eso captó la atención de la niña, y mientras adornaban el sándwich improvisado, empezaron a reír. Al final, Bruna se lo comió todo.—Ahora tienes que mandar todo eso al fundo de tu estómago, nada mejor que un vaso de diliciosa leche… ¿no crees?—¿Por qué hablas tan gracioso? —preguntó inocentemente tomando la taza que ella le pasó.—Tanya es norteamericana —le explicó su padre—. Viene de un país lejano, no es de aquí, princesa. Además, es nutricionista… así que sabe mucho de alimentos y lo que las niñas como tú deben desayunar para crecer fuertes.—¿Nutri… qué? —pero se olvidó de todo cuando vio a su madre acercarse, se levantó de un salto y corrió hasta ella.—Tenemos muchos problemas para hacerla comer —contó el capitán, algo resignado.—Es solo una niña, es normal que quiera probar lo que los mayores comen —dijo Tanya y miró hacia Andrés, que se había servido de todo un poco y en abundancia—: colesterol puro, Andrew.—Mmmm, pero rico —contestó riendo y siguió comiendo.Yanela se acercó con su hija subida a sus caderas y saludó a todos.—Yan, yo tengo que bajar a tierra por un par de horas, tengo una reunión —dijo Leopoldo mirándola—. ¿Puedes hacerte cargo de Bruna?—¡Oh, Leo! Tengo miles de cosas que hacer… —se quejó—. ¿No puedes llevarla contigo?El capitán negó con la cabeza.—La dejaré en la nursery, allí…—Yo puedo cuidarla —lo interrumpió Tanya—. Tengo una clase de aerobic y otra de baile. ¿Te gustaría darlas conmigo, Bruna? Puedo enseñarte unos pasos que te gustarán.—¡Sí, sí, sí! ¿Puedo, mami? ¿Papi? —preguntó la niña entusiasmada.—Claro que sí —dijo Yanela visiblemente aliviada—. Pero es muy escurridiza, tendrás que estar muy pendiente de ella, amiga. No sé si es mejor dejarla en la guardería…—Me portaré bien, lo prometo —la interrumpió Bruna soltándose de su madre y tomando la mano de Tanya.—Cuenten conmigo cuando lo necesiten —anunció la entrenadora—. Me encantan los niños, y no me molestará, al contrario. Me ayudará… ¿no es cierto, Bruna? —y la niña asintió, feliz.En ese momento, Andrés terminó su desayuno y se levantó satisfecho, anunció que las acompañaría hasta el salón de baile, que quedaba de paso al puente de mando. Yanela suspiró cuando los vio alejarse y se sentó a la mesa con el ceño fruncido.—¿Pasa algo, brujita? —preguntó el capitán sonriendo ligeramente. Conocía esa expresión de Yanela.—No lo sé, Leo… a veces presiento cosas pero no puedo entenderlas.—Yo no necesito ser vidente para darme cuenta que Andrés está tramando algo —dijo poniéndose serio.—No me refiero a él, sino a Tanya. No sé si hicimos bien en dejar a Bruna con ella… no me siento cómoda. O sea, es una buena persona y la cuidará bien con seguridad. Pero siento peligro alrededor de ella, como si fuera el blanco de alguna maldad, no sé explicarlo —Leopoldo la miró fijamente—. Sin embargo, también siento que estará más segura con la niña. Es raro, ¿no?—No sé qué decirte… tus visiones me perturban siempre.—No me hagas caso, sé que estará bien, eso es lo importante —y se dispuso a desayunar.—Me tengo que ir, brujita… —anunció Leo.—No me llames br…—Mmmm, ya lo sé —la interrumpió.—Me paso el día entero diciéndote lo mismo —dijo casi enojada.—Quizás si dejaras de hablar tanto —y se levantó despacio—, y actuaras más… —avanzó unos pasos y se puso detrás de ella, pasó su mano con descuido por sus hombros descubiertos— podría creer que no te gusta —acercó la boca a su oído y le dijo en un susurro—: Hay solo una forma que puedes hacerme callar… bru-ji-ta.El corazón de Yanela en ese preciso momento estaba a punto de salírsele del pecho, pero cuando pudo asimilarlo y volteó para contestarle, él ya estaba caminando hacia la salida del salón.En otro lado del crucero, Tanya, Andrés y una Bruna que hablaba hasta por los codos estaban llegando al salón de baile donde se impartían las clases, todavía faltaba media hora para que empezara la primera.—¿Puedes poner las colchonetas en orden, Bruna? Quiero hablar con Andrés un momento… ¿sí? —y la niña corrió hacia su objetivo riendo.—¿Pasa algo? —Y la tomó del hombro— ¿quieres despedirte de mí como corresponde? —preguntó besando su cuello suavemente.Tanya suspiró y aceptó su caricia, le gustaba, era tierna y eso la ponía en alerta también. Andrés era un misterio para ella, por un lado era el prototipo de hombre del que estaba huyendo, y por otro era dulce, cariñoso y juguetón, todo lo contrario a lo que ella conocía. La desconcertaba, la ponía nerviosa, pero también le encantaba.—Dime, bebé —dijo llegando a su oído y mordiéndole ligeramente el lóbulo de la oreja.—Mmmm, no puedo así —respondió sonriendo y empujándolo. Él rio a carcajadas y se quedó frente a ella en posición de espera con los brazos cruzados—. ¿Puedes pasar por aquí de vez en cuando en el transcurso de la mañana, por favor? ¿Podemos almorzar juntos?—Podemos hacer todo lo que quieras juntos, nena… —y frunció el ceño— pero debes explicarme… ¿por qué la urgencia de mi compañía de repente? ¿Qué es lo que pasa?Tanya suspiró y vio que ya estaban llegando algunas personas.—¿Lo hablamos después? Debo ordenar el salón y preparar la música.Andrés asintió, le acarició la mejilla y se retiró a cumplir con sus obligaciones.
El bar al costado de la piscina estaba tranquilo. El barman Elías Carvalho, un joven gay de 25 años amable y simpático a quién todos apreciaban –y que manejaba las copas y botellas con la maestría de un malabarista– estaba atendiendo la barra. No era su horario habitual, pero como era el jefe de cantineros había reorganizado los horarios a su antojo para poder encargarse de la atención diurna.Normalmente atendía en el horario nocturno, pero desde que se había puesto de novio en el viaje anterior con el apuesto millonario César Andretti, prefería estar ocupado durante el día y disfrutar de su relación a la noche, ya que el potentado decidió acompañarlo en sus viajes para poder estar juntos. La realidad era que su pareja no deseaba que siguiera trabajando, pero Elías decidió cumplir con su contrato esa temporada y luego dedicarse a lo que más le gustaba: escribir.—¿A qué hora te desocupas, Winnie? —preguntó César sentado en la barra frente a él y terminando el sándwich que estaba comiendo.—Amor, apenas es mediodía —respondió Elías sonriendo y acomodando unas copas—. Estaré aquí toda la tarde… hasta las 6:00.—Bien, yo iré a descansar un rato y luego volveré a disfrutar de la piscina —le tocó los nudillos de su mano y le guiño un ojo—, pórtate bien y no me extrañes tanto.Elías se sonrojó y sonrió. Todavía no podía acostumbrarse a sus demostraciones de afecto en público, aunque fueran mínimas.Cuando César salía del bar, se cruzó con Yanela y Sebastián que se dirigían hacia la barra. Se sentaron, saludaron a Elías y se pusieron a conversar sobre los problemas recientes:—Tendré que bajar a tierra, Yan… un análisis de sangre a un pasajero —dijo el médico frunciendo el ceño.—¿Su situación es grave? —preguntó Yanela.—No sé muy bien, no habla mucho. Le recomendé reposo, no sé si me hará caso.—¿Qué quieren tomar? —preguntó Elías. Ambos hicieron su pedido, un jugo y una soda— ¿Pasa algo, problemas con algún pasajero?—Sí, un hombre se desmayó y empezó a convulsionar en la cubierta azul esta mañana —relató el médico.—¿Piensas que debe abandonar el crucero? —se interesó Yanela.—No lo sé, tendré los resultados cuando vuelva y ya te contaré —dijo Sebastián suspirando.—¿Sabes algo de Luz? —preguntó Elías cambiando de conversación. Se refería a la novia del médico, una hermosa japonesa que había conocido en el primer viaje de esa temporada y de la cual se había enamorado. Mantenían una relación a distancia desde hacía un par de meses, ya que ella vivía en Paraguay con su padre diplomático y familia.—Vendrá a visitarme la semana que viene, cuando termine esta travesía —contó con una amplia sonrisa en la boca—, quizás la traiga conmigo en el siguiente viaje y espero convencerla para que se quede definitivamente. Es muy duro estar separado de ella. Hablar por Skype o Whatsapp no es suficiente, y el ir y venir cada tanto no es una opción viable a largo plazo.—Me alegro por ti —respondió Yanela—, pero…En ese momento entró el capitán al bar y los saludó a los tres, interrumpiéndolos.—¿Acabas de llegar? —preguntó Yanela.—Sí, se complicaron mis gestiones, pero ya lo he resuelto.—¿Y Bruna? —insistió la madre.—Eso iba a preguntarte a ti —respondió Leopoldo—. Pasé por el gimnasio a buscarla pero ya no había nadie.—Deben estar almorzando —dijo el médico—. Bueno, yo me despido. Vuelvo en un par de horas.Sebastián partió hacia cubierta para bajar en Salvador, mientras Yanela y Leopoldo luego de despedirse de Elías se encaminaron hacia el comedor en busca de su pequeña hija.La encontraron almorzando junto a Andrés y Tanya.La niña ni bien se sentaron a la mesa, empezó a contarles a sus padres todo lo que había hecho y lo mucho que se había divertido en las clases de baile. Hablaba hasta por los codos, y todos reían de sus ocurrencias.—Te gradezco mucho que te hayas encargado de Bruna, Tanya —dijo Yanela sonriendo—. Espero que se haya portado bien.—Es un sol, me ayudó con las clases y se portó como toda una señorita —respondió Tanya acariciándole el pelo—. Además, comió muy bien, tomó una riquísima sopa de verduras, luego risotto de pollo.Andrés, que también había terminado de almorzar algo ligero, observaba en silencio a Tanya mientras hablaba, y cada palabra salida de su boca le parecía música a sus oídos, cada gesto suave y femenino… una caricia a su alma solitaria. No sabía a ciencia cierta qué tenía esa mujer que lo conmovía tanto, pero lo lograba, y eso lo asustaba, aunque no lo iba a hacer retroceder.Tenía que conseguirla, conocerla más… someterla. Quizás de esa forma se sacaba de encima esa obsesión que tenía.Se movió nervioso en su asiento, porque el solo pensar en todo lo que podían hacer juntos, lo dejó tan duro que tuvo que pensar en "bueyes perdidos" para lograr que su erección dejara de presionar sus bermudas.Suspiró y cerró los ojos, tratando de tranquilizarse.—¡Andrew! —Tanya lo zarandeó ligeramente para que reaccionara.—¿Eh, qué? —preguntó aturdido. Yanela sonrió con la boca ladeada—. Lo siento, estaba pensando en otra cosa… ¿qué pasa?—Ya me voy… —dijo Tanya, y agregó dudosa—: eh, tengo algo que mostrarte.—Vamos —respondió levantándose y como buen caballero, corrió la silla de ella hacia atrás para que hiciera lo mismo.Se despidieron y dirigieron hacia la salida.—¿Qué quieres mostrarme? —preguntó Andrés apoyando su mano en la cintura de Tanya y acercándola a él mientras caminaban.—En realidad nada, solo fue una… eh, una ex… excosa —y miró en su entorno buscando los cabellos de plata.Andrés frunció el ceño.—¿Una excusa?—Mmmm, yeah… eso —ella seguía mirando a los costados.Él la volteó y la presionó contra la pared. Estaban en la escalera, cerca del acceso al pasillo donde estaban las habitaciones de la tripulación. Tanya abrió los ojos, asustada. Él sonrió.—¿Una excusa para estar solos? Espero que sea eso, bebé.—En realidad solo fue para que me acompañaras hasta mi habitación —respondió con la cabeza baja.—Mejor vamos a la mía a hacer la siesta —subió ambas manos a su cuello y con los pulgares le levantó la barbilla—. Apenas pude dormir anoche al tener tu hermoso cuerpo presionando el mío —acercó su boca peligrosamente a la de Tanya y respiró sobre ella—, como ahora —se restregó contra ella—. ¿Lo sientes? ¿Me sientes?Tanya estaba paralizada, no sabía qué hacer. Tenía ganas de tocarlo, de deslizar sus manos por ese pecho musculoso y entrelazarlas detrás de su cuello para acercarlo más si era posible. Pero el miedo de que a él no le gustara, la dejó inmóvil.Bryan nunca me permitía hacerle nada sin ordenármelo antes, pensó. Y Andrés al parecer estaba cortado por la misma tijera, tenía terror de que reaccionara mal.Él acercó más los labios y se los mordió, luego deslizó la lengua y los abrió. Ella inspiró fuerte, craso error… él pudo entrar. Y todo control se esfumó como por arte de magia.Ella sabía tan bien, a frutas y condimentos.Bajó las manos por sobre sus pechos y la abrazó muy fuerte, profundizando el beso. El Dom en él se preguntaba cuán rápidamente podría romper ese férreo control para liberar a la mujer debajo. Amarrarla, tomarla un poco por el pelo, observarla luchando para no ceder a su necesidad y... mierda, hacerla suya por fin.Girando por el pasillo, besándose y enardecidos, Andrés logró llevarla hasta su habitación. Ni siquiera despegó sus labios de los de ella… mientras abría la puerta con una mano, con la otra la empujó dentro.Y en apenas un segundo que la soltó para llavear la puerta, ella lo sorprendió cayendo arrodillada en el suelo, sentándose sobre sus talones y bajando la cabeza.Andrés frunció el ceño y la miró sin entender.—¿Qué haces, Tanya? ¿Es así como quieres jugar? —preguntó desorientado.Las manos de ella temblaban ligeramente apoyadas sobre sus muslos.Está nerviosa, pensó él. Quizás no era buena idea precipitar algo sin saber qué esperaban el uno del otro. Era un juego consensuado… y no lo habían hablado.—Ven aquí, nena —y le tendió la mano.Estaba duro, caliente y deseoso, pero no era un animal, podían conversar un poco antes… solo un poco. La llevó de la mano a la cama y la sentó.—Mírame —ordenó arrodillándose frente a ella y le levantó la barbilla.—¿Hice algo malo? ¿Me vas a castigar? —preguntó Tanya asustada y… ¿deseosa?—¿Quieres que te castigue? —respondió con otra pregunta, con un brillo malicioso y travieso en los ojos.Sí, sí quería. Había sido mala, se lo merecía. Todo lo había hecho mal, su vida era un desastre, necesitaba sentir la mano dura de alguien…Sin embargo, negó con la cabeza.—Entonces no lo haré, bebé.—Quiero bañarme, Andrew. Estuve haciendo gimnasia toda la mañana.El primer oficial suspiró y le señaló la puerta del baño con una mano, con cara de fastidio. Estaba seguro que no le permitiría entrar con ella.—Hay una bata colgada en la puerta, puedes usarla —dijo levantándose—. Luego hablaremos… ¿ok?Ella asintió con la cabeza y entró silenciosa.Andrés se desvistió, y solo con el bóxer puesto, se acostó en la cama a esperarla. Trató de analizar la situación, de lo único que estaba seguro es que se estaba metiendo en camisa de once varas. Pero bueno… él tampoco era un dechado de virtudes con un pasado impecable. Estaba cansado, cerró los ojos y se dispuso a pensar en ella, pero se quedó dormido escuchando el sonido de la ducha antes de poder sacar ninguna conclusión.Cuando Tanya salió del baño envuelta en la enorme bata de Andrés, lo vio dormido y sonrió.Se sentó en la silla al costado de la cama, apoyó las plantas de sus pies sobre el somier y lo observó dormir. Se veía tan tranquilo y sereno, tan diferente a como era en realidad: brusco, dominante y autoritario… tan parecido a Bryan que la asustaba.Pero sin embargo, había ternura en él. Bueno, Bryan también era así al comienzo de su relación, eso no era nada raro. "Deja ya de compararlos", se dijo a sí misma, y recordó las palabras de su terapeuta: «No hay un solo ser humano igual a otro, si quieres exorcizar tus demonios interiores debes enfrentar tus miedos, no huir de ellos».Y miró la puerta. Detrás estaba el mundo exterior… y quizás Bryan. Había corrido mucha agua bajo el puente desde que ella lo dejara ocho meses atrás, ¿qué podría hacerle dentro del crucero? ¿Tirarla por la borda por tener la osadía de abandonarlo?Quizás se lo merecía…¡NOOO! No lo merecía. Esa es otra de las cosas que aprendió en el grupo de apoyo al que asistía: «Soy una persona valiosa, no merezco que me traten mal». Quizás si lo repetía cien veces al día llegaría a creerlo alguna vez.Suspiró y se levantó.Era hora de enfrentar su vida sola. Ella lo había decidido así… no podía depender de la protección de su "Thunder", lo estaba utilizando y eso no era correcto. Se vistió rápidamente sin hacer ruido y lo dejó durmiendo.Fue hasta su habitación al final del pasillo y se cambió de ropa.Su próxima clase era en un par de horas. Tiempo suficiente para recorrer el barco, caminar un poco, disfrutar del sol de la tarde y exorcizar sus demonios, o sea… encontrarlo… a él.Se estremeció sin querer y sintió nauseas.
Andrés se despertó sobresaltado al escuchar la sirena del barco llamando a los pasajeros que habían bajado a tierra.¡Santo Cielos! Pensó… había dormido como tres horas, profundamente.—¿Tanya? —la llamó. Pero solo el silencio contestó.Se levantó, se vistió y malhumorado por su estupidez fue corriendo hasta el puesto de mando y a su trabajo que había dejado abandonado por culpa de una noche sin dormir.Tanya, sin embargo, estaba feliz.Había recorrido con cautela todas las áreas sociales del barco de punta a punta y no vio señal alguna de su tormento, incluso revisó la lista de pasajeros y su nombre no figuraba. ¿Había sido solo una alucinación producto de sus temores? Se preguntó.Es lo más probable, se contestó a sí misma. Y se dirigió a la cubierta frente a la piscina, donde iba a dar una clase de aerobic esa tarde. Luego le tocaba spinning en el salón de baile y más tarde solo tenía que hacer de entrenadora personal para un par de señoras en clases particulares de gimnasia localizada que habían pagado.Y fue así como la encontró Andrés cuando terminó con sus obligaciones de esa tarde, se cambió y fue hasta el gimnasio. Ella estaba ayudando en sus ejercicios a una pasajera, se acercó para saludarla.¡Oh, mierda!Era la señora de un famoso senador, que hacía la misma travesía todos los años… y en la misma proporción se divertían juntos.—Hi, Andrew —saludó Tanya.—Eh… hola Tanya —y miró a la hermosa mujer a su lado, una cuarentona de aspecto impecable que cuidaba mucho su aspecto físico—, señora Da Cunha… ¿cómo está?—Hola Andrés… tanto tiempo —la mujer se levantó con un coqueto movimiento, se acercó a él y le dio un beso en la mejilla aleteando los ojos y pasando las manos por su pecho—. ¿Por qué tan formal?Andrés sonrió y seductor como era pronunció su nombre:—Gianna, un placer verte de nuevo.—¿Viniste a hacer tus ejercicios? —preguntó Tanya frunciendo el ceño, sin poder entender los sentimientos que le provocó el coqueteo de su alumna con Andrés, aunque no dijo nada al respecto.—Mmmm, sí —y tomó las manos de la adinerada señora, sacándolas de su pecho—. Avísame cuando termines… bebé —le dijo a Tanya guiñándole un ojo y dejando en claro su objetivo en ese viaje, concluyó—: Gianna, espero que tengas unas excelentes vacaciones —girando, se dirigió hacia la estación de ejercicios con pesas, en el fondo del recinto.Tanya sonrió como una tonta complacida, aunque no terminó de gustarle el hecho de que marcara su territorio de esa forma. La mujer intentó conversar con Tanya sobre Andrés, pero ella muy diplomáticamente evitó responderle.Cuando terminó la clase, la pasajera se dirigió hacia Andrés y le dijo algo al oído. Mientras acomodaba las colchonetas, la profesora observó de reojo viendo cómo la señora Da Cunha introdujo algo en el bolsillo del short del primer oficial, luego se despidió de ambos y abandonó el gimnasio con pasos felinos y una sonrisa.—Ven aquí, profe… ayúdame con este ejercicio y ya termino —le dijo Andrés llamándola con el dedo índice.Tengo que ver qué hay en ese bolsillo, pensó Tanya… y se acercó.Andrés la tomó de la cintura y la ubicó entre sus piernas abiertas, se recostó en el banco acolchado y le dio las indicaciones:—Cada vez que subo las pesas, me ayudas a…—Sé lo que tengo que hacer, señor —lo interrumpió sonriendo.Y empezaron.Tanya lo miraba embobada, las venas de su cuello y brazo se marcaban con el esfuerzo, y los músculos se hinchaban y daban la sensación de que iban a explotar. Era un placer observar la expresión de su cara al llegar al límite de su fuerza, oírlo quejarse con un rugido cuando apoyaba las pesas ayudado por ella. El sudor que caía desde su frente hasta el cuello y bajaba por su pecho hasta perderse dentro de la camisilla, la excitaba.Suspiró y cerró los ojos.¡Santo cielos! Lo deseaba… desde la primera vez que lo vio le gustó y trató de huir de él, pero ahora que lo conocía más, ese sentimiento había aumentado. Andrés tenía todo lo que le gustaba en un hombre, pero también se ajustaba perfectamente al perfil de macho cabrío que deseaba evitar.¿Qué iba a hacer? No tenía idea…—¡Tanya! —se quejó Andrés por tercera vez— ¿Estás dormida o qué, bebé? ¡Auxilio…!—¡Oh, perdón! —dijo ella saliendo de su trance y ayudándolo.Apenas apoyaron las pesas, él se incorporó en el asiento acolchonado, metió una de sus rodillas entre las piernas de Tanya, las abrió y tomándola de la cintura la sentó a horcajadas en sus piernas.Ella rio y se prendió de su cuello para no caer.—¡Andrew! ¿Qué haces? —se quejó, aunque él sabía perfectamente el tenor de ese lamento— Estoy sodada.—Yo estoy sudado, tú tienes un olor increíble —dijo tomando sus manos y llevándolas a su espalda, aprisionándolas allí. Con la otra mano la estiró por la cintura y restregó la cara húmeda contra su cuello. La suave piel de Tanya fue raspada con la barba incipiente del primer oficial, produciéndole escalofríos en todo el cuerpo, la sensación era maravillosa, tanto que ella misma se acercó más y se apretó contra el fuerte cuerpo que la cobijaba.Andrés se recostó en el banco y la llevó con él. Ella tenía las puntas de sus pies apoyados en el piso, pero solo eso… el resto de su cuerpo se encontraba asentado sobre el de él a horcajadas, incluso podía sentir su erección presionando entre sus piernas.—Bésame —ordenó el primer oficial contra su boca, y la tomó de la cola de caballo con una mano mientras la otra seguía aprisionando sus brazos por detrás.Ella intentó hacerlo, pero cada vez que se acercaba, él le estiraba del pelo, impidiéndoselo. Tanya gimió enojada y el rio a carcajadas.—Hazlo, nena —insistió.Y ella volvió a acercarse con los labios entreabiertos, pero él la atajó sosteniéndola por el pelo, solo dejando que roce sus labios. Respiró en ella, le pasó la lengua y le mordió el labio inferior. Tanya gimoteó suavemente pidiendo más, pero él no se lo dio.—Mereces un castigo por dejarme abandonado con el ejercicio —dijo contra su boca soltando sus manos y dándole una fuerte palmada en el trasero.—¡Oh, sí! —gimió ella tratando de acercarse más a sus labios, sin lograrlo ya que él seguía estirando su cola de caballo. Apoyó las manos en su pecho y lo acarició.—Sí, bebé… tócame —y le dio otra palmada más fuerte—, ¿te gusta esto?—¡Ahhh, sí, sí! —gritó ella.En ese momento, al oírla gritar, él se percató del lugar donde estaban, y de que cualquiera podía entrar. No es que le importara mucho, pero siendo quién era y estando en su lugar de trabajo, podría tener problemas.Se incorporó en el banco, soltó su coleta y la abrazó, suspirando y maldiciendo por lo bajo. La acomodó mejor sobre sus muslos, sentándola con ambas piernas a un costado por si alguien entraba. No avanzaría más, pero no tenía por qué dejar de saborearla.La luz del gimnasio jugaba sobre su barba ensombreciéndole la mandíbula. Las líneas resplandecían en las esquinas de sus ojos, arrugándose cuando ella lo miraba. Su erección presionaba contra la unión de sus piernas, la única barrera eran sus delgadas ropas de gimnasia.Cuando ella extendió las manos sobre su pecho, se maravilló de los duros músculos como piedras debajo. Presionarse contra su enorme cuerpo, la hacía sentirse suave, femenina y muy tentada.―¿Y mi beso? ―preguntó coqueta.Él sonrió e inclinó la cabeza hacia la curva donde su cuello se encontraba con su hombro. El excitante contraste de sus aterciopelados labios contra la rugosidad de su mejilla despertaba una agitación profunda en su vientre. Con sus manos apretó sus anchos hombros, no sabiendo si empujarlo lejos o atraerlo más cerca. Las dudas volvieron a azotar su mente, no debería estar haciendo eso.Él resolvió el problema acercándose a su boca, retumbando de risa cuando ella la mantuvo cerrada. Un fuerte mordisco sobre su labio inferior la hizo gritar por el asombro, y su lengua se zambulló adentro. Su beso era habilidoso, experimentado... y abrumador.El exigente empuje de su lengua la hacía pensar en otros lugares donde podría estar empujando. Cada vez que se movía, su polla chocaba entre sus piernas por detrás, cada toque era como una chispa de sensación. Ella apretó sus dedos sobre sus hombros mientras trataba de encontrar su deteriorado equilibrio.La mano de él subió por su cintura y le acarició un pecho sobre la camisilla de algodón, su palma era tan grande que podía sostenerlo plenamente. Cuando él succionaba su lengua dentro de su boca, un dolor de necesidad ardía a través del cuerpo de ella. Lenta, minuciosamente, la besó sin límites, saboreándola por completo y en el momento en que él levantó la vista, ella tenía los dedos enterrados en su cabello.Andrés encontró el pezón endurecido por sobre la remera, y lo presionó con los dedos, Tanya gimió fuerte y bajó los brazos por su pecho hasta llegar a sus caderas, hurgó a sus costados.Ya que no podía confiar en su sentido común, porque simplemente no lo tenía en lo que a Andrés se refería, podría encontrar una excusa para poder negarse a la demanda implícita que le hacía.Pero… él se dio cuenta:―Mete las manos ―dijo risueño, refiriéndose a sus bolsillos.Tanya se sonrojó completamente y bajó la cabeza, avergonzada.―Oh, lo sient…―Estoy seguro que encontrarás algo que te gustará ―la interrumpió―, y no será precisamente lo que estás buscando.Ella se levantó de un salto de su regazo.―No sé qué decirte, yo no…―Estás celosa ―afirmó con una sonrisa pícara.Ella lo miró con la boca abierta.―¿Celosa? Estás loco…―¿Es esto lo que buscas, nena? ―preguntó haciendo una maniobra extraña y sacando un pedazo de plástico de la oreja de Tanya con la pericia de un mago experimentado. Riendo, lo giró en sus dedos y se lo mostró.Era la llave electrónica de una habitación de la cubierta amarilla, evidentemente, la señora Da Cunha tenía planes específicos con él. Tanya se sintió perdida, porque no sabía qué hacer… ¿estaba intentando seducirla a ella y tenía una cita con una mujer? ¿Es que estaba loco? Bueno, era Andrés… y al parecer todo lo que su compañera de piso le contó sobre él era cierto.―Eh… creo que… me voy ―dijo moviendo graciosamente sus manos. No era la primera vez que lo hacía, cuando se ponía nerviosa siempre gesticulaba.Él sonrió. ¡Dios, esa sonrisa ladeada, medio pícara, medio burlona la volvía loca! Podía postrarla a sus pies con solo sonreírle.Se acercó a ella, Tanya reculó.―Puedes impedir que use esta llave, bebé ―dijo guiñándole un ojo y girando el plástico una y otra vez.―¿Ah, sí? ¿Cómo? ―preguntó altanera.―Sé mía esta noche ―se acercó más, como un león en busca de su presa―, deja que te adore ―le pasó un dedo por sus labios, abriéndolos ligeramente y mojándolos con su lengua― Ocupa mi tiempo para que no piense en hacer tonterías.―¿Quieres decir que si me quedo contigo no irás a tu cita? ¿Y que si no accedo no importa porque ya tienes otra opción? ―Él frunció el ceño― ¿Qué eres? ¿Un adolescente con exceso de testosterona?―Tanya, yo estab…―¡Fuck you, Andrew! ―gritó enojada― Vete a tu cita… ¡y espero lo disfrutes!Lo empujó, se dio media vuelta y lo dejó plantado.
Más tarde en la cena, las miradas entre Andrés y Tanya eran recurrentes, pero ni él ni ella se acercaron. Él ya estaba sentado en la mesa del capitán cuando Tanya llegó al comedor bañada, perfumada y vestida con una hermosa solera corta azul de algodón que contrastaba con su piel blanca. Esperó al lado de Yanela en la entrada porque no quería acercarse, pero cuando la asistente de la anfitriona se ocupó de recibir a los comensales, ella misma la estiró hacia la mesa del capitán. Tanya se sentó en el extremo opuesto, bien lejos de Andrés.―¿Qué pasó con tu paciente, Sebastián? ―preguntó Yanela, preocupada mientras cenaban.―Por ética no puedo dar detalles al respecto, Yan ―respondió el doctor con el ceño fruncido―. Pero no comprendo el motivo por el cual una persona decide hacer un viaje en su estado. Logré controlar sus dolores, y le pedí que reposara por lo menos hasta mañana, veremos si me hace caso.―¿No deberíamos solicitarle amablemente que desembarque y tener lista una ambulancia para él? ―preguntó el capitán.―No quiere hacerlo, Leo… ya se lo sugerí ―respondió negando con la cabeza―. Dice que aunque lo echemos, no irá a un hospital, se niega a volver a uno.Tanya apenas escuchaba la conversación, comió lo que su estómago le permitió –porque parecía tener un nudo en el esófago– y cuando terminó, le dijo algo al oído a la anfitriona y se despidió de todos con una sonrisa fingida.Andrés la observó alejarse con los dientes apretados.Tanya todavía no tenía sueño, apenas eran las diez de la noche, así que fue hasta la cubierta de la piscina por si encontraba a Elías en el bar.Pero el alegre cantinero no estaba, hizo el pedido de un trago primavera y fue hasta el extremo del barco, se apoyó en la baranda y tomó un trago de su bebida ricamente adornada con una rodaja de piña, una cereza cherry y una sombrilla multicolor.Se negaba a pensar en lo que haría Andrés esa noche con la invitación implícita en esa llave que tenía, ni siquiera comprendía el motivo por el cuál eso le preocupaba. Bueno, sí lo sabía, él tenía razón… estaba celosa, y no tenía derecho a estarlo, pero le gustaba a pesar de que intentó por todos los medios no sentir eso desde la primera vez que lo vio. Le encantaba su forma de tratarla, tan descaradamente, pero a la vez dulce y tierna.Adoraba su olor… su aroma le llegaba incluso con la brisa del océano, hasta parecía estar oliéndolo en ese momento.Suspiró y se sobresaltó cuando sintió que unos brazos la envolvían, casi tiró la bebida por la borda, si no fuera por esas manos que también la sostuvieron.―Tranquila, soy yo ―dijo Andrés en su oído.Tanya volteó y lo miró a los ojos.―Me asustaste… ―y frunció el ceño― ¿no tenías una cita?―Estoy aquí, ¿no?―¿Por qué? Ella es fácil, y está disponible, te está esperando… yo soy complicada y no quiero esto… ¿por qué insistes?―Sé sincera contigo misma, Tanya… ¿no quieres o tienes miedo porque lo deseas demasiado?―Sea lo que fuera, no me convienes… vete con ella, Andrew ―pidió resignada. Intentó apartarse, pero él se lo impidió.―Tanya, bebé… yo solo estaba bromeando esta tarde ―dijo abrazándola más fuerte―, a pesar de lo que creas que soy, me gustan las relaciones de a dos ―y como para distender el ambiente dijo―: a menos que sea un trío consensuado ―y rio a carcajadas.Ella no pudo evitar sonreír también con la broma.―Estás preciosa ―dijo alejándola un poco y mirándola de pies a cabeza.―Gracias, Andrew. Tú… tú estás… ―lo miró también― muy guapo.―Bien, tenemos claro que los dos nos encontramos atractivos… ¡punto a nuestro favor! ―la tomó del hombro y la estiró hacia él― ¿Qué te parece si damos un paseo y conversamos?―¿Sobre qué?―Sobre lo que esperamos en uno del otro, bebé, sobre tus miedos ―la llevaba caminando lentamente por la cubierta―, lo que buscas, deseas, anhelas, ansías, ambicionas… de lo que quieras hablar.―¿Y qué hay de ti?―Yo soy muy lineal, nena… solo te deseo a ti. No tengo miedo de esto y no busco nada más que tenerte solo para mí.―Soy casada, Andrew.Andrés apretó los dientes ante esa información que ya sabía, no porque le molestara, sino por el daño que el imbécil de su marido pudo haberle hecho, si es que fue él quien la marcó de esa forma.―¿Crees que eso me importa? ¿Dónde está él? ¿Por qué no está contigo? En todo caso… estás separada.―Todo es tan simple para ti… ―Tanya suspiró porque él le apretó la mano y le acarició con los dedos suavemente.―La mayoría de las cosas de la vida cotidiana son simples, nosotros las complicamos con dudas, remordimientos, culpas y demás tonterías. Todo siempre es más sencillo de lo que parece, bebé… deja de enredarte ―la volteó hacia él y la apretó contra la barandilla―. Dime qué deseas y yo te lo daré.¡Qué obtuso es! Pensó en su interior.―Estás a años luz de poder darme lo que yo necesito, Andrew.―Pruébame ―la desafió.Tanya sonrió y le acarició el rostro.―No quiero ofenderte, de verdad… pero eres muy superficial ―Andrés frunció el ceño―. Yo no busco solo alguien que me folle, cro-magnon .―¿Cómo me has llamado?―Admítelo, eres un hombre de las cavernas ―y rio tratando de zafarse―. ¿Vas a castigarme por esto?―¿Castigarte? ¿Te das cuenta cómo me buscas? Y después huyes de mi… si yo soy un cromañón, tú eres la Gata Flora ―bromeó.―Me perdí… ¿debo ofenderme?―No, mi pequeña gatita… solo no me arañes, ¿sí? ―se acercó más y le dio un beso en el cuello―, sigamos caminando.¡Demonios! Solo le estaba tomando de la mano y ya se sentía desfallecer y ardía por dentro. Si seguía así, duplicaría el torrente de agua del mar con el flujo que sentía en su entrepierna.Se dejó llevar, maravillada al ver sus manos entrelazadas. Para ella, que estaba acostumbrada a juegos rudos y poco romanticismo, el hecho de estar tomados de la mano y caminar lentamente, sin apuro, solo conversando era todo un descubrimiento.Pasearon a lo largo de la cubierta y él volvió a sorprenderle con una conversación ligera, pero madura, con constantes toques de humor y picardía. En ocasiones cuando se cruzaban con un grupo de gente y no tenían espacio le soltaba la mano y la tomaba del hombro o la cintura, acercándola a él y depositando un suave beso en su mejilla o su frente.Se sorprendieron al darse cuenta que estaban llegando de nuevo a la cubierta de la piscina.―Dimos vuelta el barco ―dijo ella riendo.―¿Quieres tomar algo más?―No, Andrew… ya es tarde, mañana tenemos que trabajar ―y bostezó sin querer―. Oh, lo siento.―Bien, vamos ―y volvió a tomarla de la mano rumbo hacia la zona de los camarotes de los tripulantes―. ¿Vas a quedarte conmigo otra vez?―No, no es necesario.―¿Y por qué anoche lo era y hoy no? ―al ver que ella no respondía y se encerraba en sí misma, insistió―: ¿Qué pasó ayer, bebé? Cuéntame… ―Tanya suspiró y gesticuló con las manos sin decir nada―. ¡Mierda! Entra un rato, tenemos que hablar ―dijo abriendo la puerta de su camarote y empujándola dentro.―¿No hablamos suficiente hoy?―No, hay cosas que necesito saber y no te vas a ir de aquí sin responderme ―se sacó los zapatos y se recostó contra el respaldo de la cama señalándole el lugar contiguo con dos palmaditas de su mano―. Ven a mi lado ―al ver que ella se quedaba parada y no se acercaba, insistió―: No voy a lanzarme sobre ti, ven aquí.Tanya se descalzó y se sentó a su lado.―Uno ―dijo él levantando un dedo―, ¿qué pasó anoche? Dos ―le mostró dos dedos, luego dudó―. Mmmm, te lo preguntaré después…―Eh… creí ver a alguien… ―y se calló, estaba nerviosa, se notaba al estrujar sus manos una contra otra en su regazo.―Con cuentagotas no, Tanya… cuéntamelo, me hiciste partícipe al pedirme ayuda, lo menos que me debes es una explicación.Bryan no estaba allí, lo había comprobado, no podía hacerle daño a nadie, y Andrés tenía razón, la había ayudado…―Creí ver a… a… mi esposo… él es una persona muy violenta, y yo… hui de él ―Tanya temblaba, Andrés la abrazó―, tengo miedo… tengo mucho miedo de lo que pueda hacerme si me encuentra, Andrew ―una lágrimas empezaron a correr por sus mejillas.―Tranquila, bebé ―Tanya se apretó contra él y hundió la cara en su pecho―, él no podrá hacerte nada dentro del barco, si es que está aquí.―Yo… verifiqué, su nombre no está en la lista de pasajeros, pero creí verlo ayer y entré en pánico… oh, Dios.―¿Fue él quién te hizo esas marcas en la espalda, nena? ―Oh, santo cielos, «bocón» pensó al instante de hacer esa pregunta.Tanya se incorporó de un salto y lo miró con los ojos abiertos como platos, las lágrimas todavía corrían por sus mejillas.―¿Có-cómo sabes de esas marcas?―Las vi anoche cuando estabas durmiendo, la camiseta se te subió… ¿qué importancia tiene eso, bebé? Las vi y ya… y odié a la persona que te hizo eso. No por las marcas físicas que te dejó, sino por el daño emocional que pudo haberte causado.―¿Y aún después de verlas… quieres…?―Mira esto ―le dijo, se levantó de la cama y se sacó el pantalón, quedando solo con el bóxer y la camisa. Subió una de sus piernas a la cama y le mostró una enorme cicatriz que tenía en el muslo interno que iba desde cerca de la rodilla hasta casi la entrepierna―. Me la hice en uno de los viajes alrededor del mundo cuando mi padre todavía vivía, casi quedo sin descendencia ―dijo riendo y distendiendo el ambiente―. Todos tenemos cicatrices, bebé. Y las físicas son las menos importantes, quizás si me cuentas puedo ayudarte a sanar un poco tus heridas emocionales, que al fin y al cabo son las que más duelen.Andrés se acomodó de nuevo en la cama y la abrazó.―Él es… es como tú, le gustan las mismas cosas. Siempre me llevaba al límite, pero nunca me había dejado marcas permanentes. Una vez discutimos, creo que se daba cuenta que lo nuestro ya no funcionaba, y cuando… ya sabes, cuando estábamos… jugando… creo que se emocionó, no sé qué pasó. Me había puesto las… Ball Gags… ―y le hizo un gesto con las manos.―¿El bocado con bola? ¿La mordaza? ―ella asintió con la cabeza.―Y bueno, yo no podía hablar, tampoco moverme porque me había atado de pies y manos… y él tenía el látigo, y… me castigó por haberlo desafiado, y… ―Tanya empezó a llorar desconsolada.―Tranquila, bebé… todo estará bien.Eso era justamente lo que él quería, que se desahogara. La dejó llorar, porque simplemente no tenía argumentos para ayudarla… ¿qué sabía él de consolar mujeres? Nada… pero por instinto estaba seguro que su apoyo sería importante. Era lo que su padre –el capitán Serrano– le había dado a él, ahora tenía la oportunidad de hacer lo mismo por otra persona.La acomodó mejor en sus brazos y los tapó a ambos, dejando que el llanto se convirtiera en sollozos, y luego en suspiros, hasta que se tranquilizó y su respiración se hizo más regular.Se había quedado dormida.
En breve saldrá publicado...
Published on April 26, 2016 01:13
April 25, 2016
Aguas Bravas - Primer d��a (Crucero Er��tico 04)
En el Mar���22 de Enero.
��Pap��? Mierda, mierda��� pensaba Andr��s caminando hacia el puente de mando. ��Hab��a mantenido a raya sus ganas de abordar a Tanya por la "est��pida regla" del capit��n y ni el mismo que las impon��a la cumpl��a?��Ten��a una hija con Yanela, por dios santo!La tripulaci��n superior completa hab��a quedado congelada cuando escucharon a la ni��a llamar "pap��" al capit��n.�����El capit��n y Yanela? Ins��lito ���dijo Pablo que caminaba a su lado.Andr��s se par�� en seco y lo volte�� hacia ��l.�����Te das cuenta de lo que eso significa? ���pregunt�� con el ce��o fruncido y visiblemente enojado��� Ni siquiera el capit��n respeta su propia regla.���Bueno, quiz��s no tengan una relaci��n ���argument�� Pablo.�����Tienen una hija! ���contest�� casi gritando��� Eso ya es una relaci��n.���Pero evidentemente no est��n juntos, y adem��s, se llevan muy bien. Esa situaci��n no altera el funcionamiento del crucero, Andr��s.�����De qu�� lado est��s, "amigo"?���De ning��n lado. No lo tomes como algo personal, solo te estoy dando otro punto de vista. Te conozco tanto que me estoy imaginando todo lo que pasa por tu cabeza, creo que������Oh, te aseguro que no tienes idea ���dijo volteando y dej��ndolo con la palabra en la boca.Pablo suspir�� y lo sigui��, apurando el paso ya que Andr��s era m��s alto que ��l y al parecer estaba muy apurado.��Alto? Med��a casi dos metros.Andr��s era un hombre muy grande, no era delgado, aunque no ten��a un gramo de m��s en todo el cuerpo, era puro m��sculos, y dedicaba religiosamente una hora al d��a a ejercitarlos, generalmente cuando terminaba sus actividades a la noche.Ingres�� a la marina de pura casualidad, escapando de su padre en el Uruguay. Debido a su altura y porte, se col�� con mentiras en un buque mercante brasile��o como grumete cuando apenas ten��a quince a��os. El capit��n, al darse cuenta de su error luego de ocho meses de navegar por el mundo, lo tom�� bajo su tutela, arregl�� sus papeles y de ��l aprendi�� todo lo que sab��a.En su interior Andr��s siempre se refer��a al capit��n Serrano como su "��ngel de la Guarda" y sab��a que todo lo que hab��a logrado en la vida se lo deb��a a ��l, incluso hab��a adoptado su apellido.Nadie en el crucero sab��a su historia real, ni siquiera Pablo su mejor amigo, solo conoc��an el relato de su vida a partir de haber conocido al capit��n Serrano, a qui��n llamaba "su padre", porque era as�� como lo sent��a.Seis a��os atr��s, su mentor hab��a fallecido de un c��ncer fulminante, y era exactamente ese tiempo que ��l se hab��a unido a "Aguas Blancas". Ya no quer��a recorrer el mundo, sino asentarse en un solo lugar y formar una familia��� aunque realmente no entend��a muy bien ese concepto, ya que nunca tuvo una normal, pero quer��a descubrirlo.Era un desarraigado tratando de arraigarse a algo, a una ilusi��n.Pero esa no era exactamente la imagen que proyectaba. Era altanero y se llevaba todo por delante, se hab��a hecho la fama de "exc��ntrico", sobre todo por sus tendencias sexuales. Era un hombre muy dominante y no perd��a la oportunidad de conocer ��ntimamente a una mujer cuando ��sta demostraba claramente su disposici��n de complacerlo.Le gustaban sumisas y claramente experimentadas, hu��a de las mojigatas como si fueran las plagas b��blicas de Egipto. Se sab��a atractivo, con buen f��sico, y se aprovechaba de ello. Nunca le faltaba acompa��ante femenina en el barco��� y siempre se desped��a de ellas al terminar el viaje.Hasta hace un mes. ��Mierda! Eso lo ten��a realmente fastidiado.Conocerla hab��a sido su perdici��n, a��n recordaba el primer d��a que la hab��a visto al lado de Yanela en la cubierta dos viajes anteriores a ��ste:
Estaba hablando con Pablo y como si se hubieran puesto de acuerdo, se acercaron a la baranda met��lica de la cubierta, observando hacia abajo. Les encantaba ver a los visitantes ingresar al barco.���Yanela ya est�� recibiendo a los primeros hu��spedes ���dijo sonriendo.�����Ya conociste a la nueva profesora de gimnasia, Andr��s? ���pregunt�� el contramaestre.���No, ��y t��? ���contest�� intrigado.���Ufff, s��ii, la conoc�� ayer cuando Yanela la llev�� a recorrer el barco. Se esmeraron esta vez, es preciosa. La anterior ten��a un buen lomo, pero era necesario taparle la cara con una almohada.Andr��s ri�� a carcajadas por la salida del simp��tico oficial.���Mmmm, habr��a que verla��� ��tu amiga ya embarc��? ���pregunt�� cambiando de tema.���Son dos��� ���y Pablo le habl�� de las dos chicas que se quedar��an en su camarote en ese viaje. Rieron a carcajadas y Andr��s lanz�� una cantidad inmensa de insultos contra su amigo y su suerte, d��ndole un pu��etazo fingido en su est��mago. El contramaestre lo tom�� del cuello y empezaron una pelea ficticia, hasta que Pablo se qued�� quieto��� mirando hacia abajo.�����Qu-qu��? ���pregunt�� Andr��s intrigado al ver que su amigo no le segu��a el juego, como era usual.Pablo se irgui�� lentamente y observ�� extasiado hacia abajo.Andr��s dirigi�� la vista hacia donde su amigo miraba y se qued�� quieto tambi��n.���La puta madre que la pari����� ���dijo el primer oficial embobado.Parec��an dos idiotas con las bocas abiertas.���Acabo de conocer a la futura se��ora Gonzaga ���dijo Pablo suavemente luego de unos segundos, como en trance�����Y qu�� raz��n hab��a tenido!La nuez de Ad��n de Andr��s baj�� y subi�� antes de contestar:���Yo tambi��n��� a la m��a.Se miraron con el ce��o fruncido.�����A cu��l te refieres? ���pregunt�� Pablo temiendo que les hubiera llamado la atenci��n la misma mujer.���A la escultural rubia que est�� al lado de Yanela.���Esa es Tanya Aniston, la nueva profesora de gimnasia, idiota ���inform�� Pablo suspirando aliviado .Y all�� estaba su rubia obsesi��n, parada en la cubierta de acceso, con su escultural cuerpo tent��ndolo, su piel de alabastro, su hermoso cabello rubio rebajado en capas con algunos mechones ondeando al viento, sus preciosos ojos azules de mirada desconfiada��� y su tatuaje��� que lo atra��a como el polen a una abeja.��Vaya a la mierda el capit��n y su est��pida regla! Se dijo a s�� mismo. No perder��a un solo d��a m��s en respetarla.Y se sumergi�� en su trabajo.
�����Qu�� es lo que te pasa, Tanya? ���pregunt�� Yanela al ver que se hab��a quedado blanca como un papel.Hab��an terminado la clase de aerobic y estaban dirigi��ndose cada una a su camarote para darse una ducha cuando la profesora baj�� la cabeza y disimuladamente se escondi�� un poco detr��s de ella en actitud nerviosa, casi de p��nico.���Eh��� nada, Yan ���dijo aturdida���. Cre�� ver a alguien conocido, pero es imposible ���termin�� casi en un susurro.Y Yanela la tom�� del brazo estir��ndola hacia un costado.Asi�� sus manos y la mir�� fijamente, entrando en un estado de trance que Tanya ya hab��a presenciado en otra ocasi��n, pero nunca hab��a entendido. Las pupilas de la anfitriona se dilataron, los orificios nasales se agrandaron y su respiraci��n se ralentiz��.���Tanya��� nubes negras se ciernen sobre ti en este momento ���dijo suavemente���, una tormenta se eleva amenazadora, pero los rayos ser��n tu refugio. Siempre que escuches el trueno antes, estar��s a salvo ���y le apret�� los dedos���. No te apartes de ��l��� sabr�� protegerte.�����What? I mean��� ��Qu�� dices? ���pregunt�� Tanya atontada��� Yo��� no comprendo��� dijo con su extra��o acento.���Yo tampoco, lo siento ���dijo Yanela sacudiendo la cabeza, como queriendo apartar las visiones de su mente, y siguieron caminando���. Es una extra��a sensaci��n, no quiero alarmarte, no me hagas caso. Quiz��s mi cerebro haya hecho cortocircuito despu��s de toda esta semana tan tensa que pas��.�����Nadie sab��a que ten��as una hija con el capit��n, no es as��? ���pregunt�� Tanya cambiando de tema, ya que no comprend��a nada lo que le hab��a dicho.���Mmmm, no��� pero no quiero hablar de eso ���contest�� tratando de zafar���. Ahora ya es de p��blico conocimiento, tuve que traerla porque mi madre, que la cuida cuando estoy de viaje, tuvo un esguince de tobillo. Leo me dijo que se har�� cargo de ella, solo espero que Bruna se porte bien, porque es terriblemente inquieta. Hiperactiva, dir��a yo.���Es una hermosa ni��a, y seguro su padre sabr�� cuidarla ���dijo intentando tranquilizarla���. Ok, aqu�� me quedo ���anunci�� cuando llegaron frente a la habitaci��n que compart��a con la encargada de eventos del crucero.���Cu��date, amiga ���fue todo lo que dijo la anfitriona antes de seguir camino hacia su propio camarote.Tanya entr�� a la habitaci��n y se apoy�� en la puerta suspirando.No puede ser ��l, pens��. Son los nervios, es solo eso. No pudo haberme encontrado, imposible.Neg�� con la cabeza, tranquiliz��ndose a s�� misma y entr�� al ba��o a ducharse. Dej�� que el agua aliviara su tensi��n, escurri��ndose por su cuerpo, como deseando que limpiara todas las cicatrices f��sicas y emocionales que ten��a, pero sab��a que eso no era posible.Se sec�� dentro del ba��o, como siempre lo hac��a para evitar que su compa��era de habitaci��n la viera sin ropa si llegaba de improviso, se puso las bragas y una camisilla ajustada de y��rsey de algod��n antes de salir y trenzar su cabello r��pidamente��� sin mirarse al espejo.Mientras terminaba de vestirse con un c��modo pantal��n holgado de gimnasia en juego con la camisilla y unos zapatos de deporte, intentaba no rememorar lo que hab��a cre��do ver. Muchas personas tienen el cabello tan rubio que parece blanco, pens�� y sacudi�� la cabeza como queriendo deshacerse de esa idea.Tom�� su bolso y sali�� de la habitaci��n.Era hora de cenar, pero no ten��a hambre, solo un nudo en el est��mago que estaba segura impedir��a que pudiera digerir cualquier bocado que llevara a su boca. Ya hab��a terminado todas sus actividades del d��a y a pesar de haber dado dos clases de aer��bics y una de salsa, normalmente no acompa��aba todos los movimientos, solo daba las indicaciones y luego iba recorriendo y corrigiendo posturas al ritmo de la m��sica. Pero eso no era suficiente, no hab��a hecho gimnasia localizada como era usual en ella.Se dirigi�� al gimnasio por el camino m��s largo mirando a los costados en todo momento tratando de ver de nuevo los cabellos de oro que tanto tem��a. En dos ocasiones se tens�� y paraliz�� de miedo, pero resultaron ser falsas expectativas, por suerte.No fue m��s que una alucinaci��n producto de mis antiguos temores, pens��. Y se tranquiliz��.Al llegar se puso las peque��as pesas en los tobillos y las mu��ecas, encendi�� su iPod y procedi�� a realizar su rutina, sumida en la hermosa melod��a instrumental cl��sica.El gimnasio fue qued��ndose casi desierto cuando Andr��s entr�� y la vio.Sab��a que estar��a all��, era su horario habitual. ��l hab��a dejado de ir a esa hora para no encontrarse de nuevo con ella, para esquivar la tentaci��n, pero ahora sab��a que ya no quer��a seguir evit��ndola��� quer��a consumirla, hasta la ��ltima gota.Se apoy�� contra el equipo de gimnasia al costado de ella y la observ��. Su piel era tan blanca que parec��a alabastro cristalino, estaba de espaldas ejercitando sus hermosos gl��teos cuando ella mir�� al piso y vio sus pies descalzos.Lo reconoci�� por el peque��o drag��n tatuado en uno de sus tobillos.���Hi, Andrew ���dijo sonriendo sin mirarlo.���Hola, beb�� ���contest�� susurrante y apret�� sus pantorrillas para ayudarla a mantener el ritmo��� ��no hiciste ya suficiente ejercicio hoy?���Esta es mi rotina, la hago todos los d��as ���respondi�� bajando los auriculares sin dejar de contar mentalmente.���Lo s��, y se dice rutina ���la corrigi�����, yo te ayudo t�� me ayudas��� ��qu�� te parece la idea?���Creo que ya hablamos sobre eso una vez ���contest�� incorpor��ndose y sec��ndose el cuello con una peque��a toalla���, adem��s estoy a punto de terminar.���Deber��as esperar, as�� terminamos juntos ���dijo en doble sentido, peg��ndose a ella por detr��s y atray��ndola contra su cuerpo. Una mano se apoy�� en su est��mago, entre la camisilla y el borde del pantal��n acarici��ndola y la otra se apoder�� de su cuello manteni��ndola cautiva mientras pasaba la lengua por ese sitio, lami��ndola.�����Andrew! Estoy toda sodorosa��� su��ltame ���protest��.���Me encanta cuando inventas las palabras ���ri�� contra su cuello���, adoro tu acento, me vuelves loco ���y gir�� r��pidamente su cuello para que sus miradas se enfrentaran���, ya deja de luchar contra esto.���No me toques por favor, soy una mujer casada ���dijo Tanya nerviosa, pero sin intentar zafarse.�����Y d��nde est�� tu marido? ���pregunt�� risue��o��� ��Recuerdas que s�� d��nde vives y con qui��n? ���Andr��s se refer��a a que compart��a departamento en R��o de Janeiro con una de las chicas ayudantes de cocina.���Pronto vendr�� de Estados Unidos ���se defendi��.���No te creo, Tanya ���y sopl�� su cuello, exactamente sobre el tatuaje que tanto lo enardec��a, prueba evidente de su estilo de vida���. El tipo de hombre que a ti te gusta jam��s dejar��a sola a su mujer a menos que hubieran terminado la relaci��n. Puede que est��s casada, beb����� o no, no lo s�� ni me importa. Lo que estoy seguro es que ya no le perteneces. Yo nunca te dejar��a si fueras m��a ���dijo besando el triskel y acariciando su est��mago, introduciendo los dedos debajo de su holgado pantal��n hasta tocar el inicio de sus peque��as bragas.���Yo��� yo no quiero��� es-esto ���susurr��.���Patra��as, lo deseas con cada fibra de tu ser, beb����� o ya te hubieras zafado. Eres una mujer muy complaciente, lo s��, te reconozco.���Y t����� t�� eres exactamente el tipo de hombre del que vengo hoyendo ���acept�� sin querer, estremeci��ndose.�����Oyendo? ��No ser�� huyendo? ���Andrew la volte�� y le tom�� la cara con ambas manos��� ��Por qu�� huyes? ��Alguien te hizo da��o?���Please, Andrew��� su��ltame ���suplic�� bajando la vista.���M��rame, beb�� ���orden�� con dulzura, y reci��n all�� Tanya levant�� la vista���, eres una sumisa deliciosa, lo sabes y te encanta serlo. Ni siquiera osas mirarme a menos que yo te lo pida. Te reconozco��� deseo que me complazcas. Y yo deseo complacerte���Tanya se estremeci�� al o��r esa afirmaci��n. Deseaba complacerla, eso era nuevo para ella. No le cre��a, no deber��a creerle, todos los hombres eran iguales. Dec��an una cosa y hac��an otra, promet��an el cielo y las estrellas y la llevaban al infierno en un abrir y cerrar de ojos.���Stop, Andrew ���contest�� cerrando los ojos y tomando su mano para evitar que continuara���. Ya hablamos sobre esto, al capit��n no le gostar��.Se solt�� de su agarre y retrocedi��.�����Al diablo con el capit��n! Has lo que yo digo pero no lo que hago��� ��no te das cuenta que ni ��l mismo respeta su regla?�����De qu�� hablas? ���pregunt�� confundida.���De que tenemos carta libre, beb����� el capit��n no puede cuestionar nuestra relaci��n, ��l mismo tiene una con Yanela.���Ellos no est��n juntos��� y nosotros no tenemos ninguna relaci��n ���afirm�� Tanya bajando la vista.���Eso puede cambiar ahora mismo ���dijo sonriendo p��caro���, ��quieres acompa��arme a mi camarote?���Me voy al m��o��� alone, sola ���contest�� tomando la toalla y acomodando sus cosas. Dio media vuelta y se dirigi�� hacia la puerta.Andr��s la sigui��. No iba a darse por vencido, no tan f��cilmente.�����Quieres chocolates y flores, beb��? ���pregunt�� bromeando detr��s de ella mientras llegaban al ��rea de la tripulaci��n. No era su estilo en absoluto, pero por ella era capaz de hacerlo. Se puso delante y caminando de espaldas simul�� entregarle un ramo de flores y abrir una caja de chocolates, ella ri�� con su ocurrencia y lo empuj�� por el pecho para que la dejara pasar.Estaban jugando y tonteando camino a sus habitaciones, cuando Tanya volvi�� a ver los cabellos de oro por sobre el hombro del primer oficial.Se paraliz�� por un instante.Del susto peg�� su cuerpo al de Andr��s y lo estir�� hacia el pasillo donde estaban sus habitaciones.El primer oficial estaba fascinado, al parecer su tormento hab��a cambiado de opini��n, ella se colg�� de su cuello y mir�� sobre sus hombros mientras ��l la arrastraba hacia su camarote.�����Cambiaste de opini��n, beb��? ���pregunt�� besando su cuello mientras abr��a la puerta, ajeno totalmente al p��nico que ella estaba sintiendo.Tanya asinti�� con la cabeza, mintiendo��� su habitaci��n estaba al final del pasillo pero no iba a ir sola hasta all��, no con ese hombre sigui��ndola. Ni loca.Pero cuando entraron, y ��l dej�� sus cosas tiradas en el piso para abrazarla, vio tanto p��nico en su mirada que se qued�� de piedra frente a ella.Tanya se apoy�� en la puerta y muy despacio fue bajando a lo largo de su espalda hasta quedar sentada con las rodillas encogidas en su pecho, abraz��ndolas. Baj�� la cabeza y ante la absoluta sorpresa de Andr��s, empez�� a sollozar como una ni��a.��Mierda! Pens�� el hombre, totalmente descolocado��� y ahora ��qu�� ocurre? Se acerc�� hasta ella y se arrodill�� a su lado.���Tanya, beb����� ��qu�� te pasa? ���pregunt�� confundido.Ella neg�� con la cabeza.��l se acerc�� e intent�� abrazarla.���Don't touch me, please ���contest�� en un susurro desesperado.���No lo har��, Tanya��� solo quiero que est��s m��s c��moda �����De d��nde me sale esta ternura? Pens�� al decirlo���. Lev��ntate por favor.���De-d��jame sola un rato, p-por favor ���pidi�� sollozando.Andr��s no entend��a lo que pasaba, pero sinti�� un ligero alivio ante el pedido��� ��qu�� sab��a ��l de consolar mujeres? Absolutamente nada. Se levant�� despacio y fue hasta la puerta del ba��o, la mir�� y sinti�� que su coraz��n se desgarraba al verla as��. Era un sentimiento nuevo para ��l, y no lo comprendi��.Agit�� la cabeza y entr�� al cuarto de ba��o, el ��nico lugar donde pod��a ir mientras Tanya se calmaba��� y necesitaba una ducha.Se desnud�� y se meti�� bajo el chorro templado, manipul�� los grifos hasta que solo sali�� agua fr��a y se qued�� largo rato sin hacer nada m��s que sentir el agua helada escurri��ndose por su cuerpo. Le gustaba esa mujer, la deseaba con locura��� pero lo que vio en sus ojos al mirarla lo asust��. Era la misma mirada de terror que recordaba haber visto en su madre cuando su propio padre la maltrataba siendo ��l solo un ni��o��� y no pod��a hacer nada.Fue la misma mirada horrorizada y sin vida que vio en su madre cuando ���teniendo solo doce a��os��� la encontr�� en el piso de su destartalada vivienda, muerta. Nunca podr��a olvidar ese d��a. Andr��s siempre supo que su padre fue el responsable, pero la polic��a no pudo culparlo sin pruebas, y ten��a una coartada.Mientras Andr��s se ba��aba, Tanya todav��a estaba sentada en el piso frente a la puerta en la misma posici��n, aunque los sollozos estaban cesando. Esta vez estaba segura de que era ��l. No pudo verle los ojos porque llevaba lentes de sol, pero el cabello era igual, aunque m��s largo. Y al parecer se hab��a afeitado la barba y el bigote.��Era ��l! ��Era Bryan! ��Qu�� iba a hacer? La hab��a encontrado. Le asegur�� que si alguna vez lo dejaba mover��a cielo y tierra hasta localizarla��� y lo hab��a hecho. Estos seis meses que hab��a pasado sin ��l desde que lo hab��a abandonado fueron todo un descubrimiento para ella, una liberaci��n. El solo pensar en tener que volver a su vida pasada le dio arcadas y lo poco que hab��a comido en el almuerzo regurgit�� desde su est��mago.Se levant�� tambaleante cubri��ndose la boca con la mano y fue hasta el ba��o corriendo, pr��cticamente se dej�� caer en el piso sobre el inodoro y vomit��. Andr��s la sinti�� en ese momento y corri�� la mampara del ba��o mirando at��nito el espect��culo. En ese momento volvieron las arcadas y sigui�� vomitando hasta que no le qued�� nada en el est��mago.El primer oficial sali�� r��pidamente del box, tom�� una peque��a toalla de mano, la moj�� en la ducha y la acerc�� a su cara. Tanya suspir��, y agotada por el esfuerzo apoy�� la cara en la pierna desnuda de Andr��s, que se hab��a arrodillado a su lado y se dej�� limpiar y refrescar.�����Te sientes mejor, beb��? ���pregunt�� con ternura.���S-s�� ���asinti�� en un susurro, y levant�� la vista. Pero lo ��nico que vio fue piel desnuda, suave, lampi��a y bronceada���, e-est��s desnudo ���dijo.���No me diste tiempo de vestirme ���contest�� sonriendo.Solo pod��a ver sus piernas dobladas, pero al levantar un poco m��s la vista observ�� algo que llam�� su atenci��n. Andr��s ten��a otro tatuaje a la altura de la cadera: un tr��o de rel��mpagos.Entonces record�� las recientes palabras de Yanela: ��Una tormenta se cierne amenazadora, pero los rayos ser��n tu refugio. Siempre que escuches el trueno antes, estar��s a salvo��. Levant�� la mano y acarici�� suavemente el tatuaje con los dedos.���Thunder ���dijo en un susurro.���No es aconsejable que me toques ahora, beb�� ���dijo Andr��s suspirando ante la caricia���. D��jame ayudarte a que te levantes y te meter��s en la ducha. Tu remera est�� cubierta de v��mito.���Lo siento ���respondi�� pas��ndole la mano.���A cualquiera puede pasarle ���le rest�� importancia���. ��Comiste algo que te hizo mal? ���pregunt�� levant��ndose con ella y limpiando el inodoro con la toalla mojada para que pudiera sentarse.���N-no��� creo que��� no ���dijo suavemente. Andr��s la sent�� y procedi�� a quitarle las zapatillas de deporte y las medias. Ahora s�� pod��a verlo mejor, arrodillado frente a ella, desnudo, parec��a un Dios griego. Su cuerpo estaba como esculpido en piedra, y su piel bronceada carec��a absolutamente de vellos, como si se los depilara peri��dicamente. El ��nico lugar donde al parecer lo ten��a era en la entrepierna, pero se negaba a mirar.Tanya se estremeci�� y levant�� la vista cerrando los ojos. Estaba acostumbrada a que la cuidaran y la trataran como una ni��a indefensa, por lo tanto no le result�� extra��o que la ayudara.��l se puso de pie, y tom��ndola de las axilas la incorpor�� tambi��n.���Levanta las manos ���orden��. Son�� m��s autoritario de lo que pretendi��.Reci��n entonces Tanya se dio cuenta de lo que ��l pretend��a hacer.�����No! ���neg�� categ��rica��� Yo��� puedo sola.�����Est��s segura que no vas a caerte en la ducha? ���pregunt�� frunciendo el ce��o��� No voy a follarte ahora, beb����� no soy tan desalmado.���Te prometo��� puedo ba��arme sola ���repiti��.Andr��s asinti�� con la cabeza, suspirando.���Voy a vestirme y a pedirle a Yanela que te traiga una muda de ropa para que puedas cambiarte. Cualquier cosa me llamas��� dejar�� la puerta entornada��� ��s��?���Ok, Andrew��� thanks ���respondi�� sin mirarlo mientras ��l tomaba una toalla y se cubr��a de la cadera para abajo.
�����Qu�� le pas��? ���pregunt�� Yanela cuando lleg��. Ella ten��a la llave maestra de todas las habitaciones del barco, as�� que pudo entrar al camarote de Tanya sin problemas.���T�� eres la m��dium-loca, esperaba que me lo explicaras ���contest�� sonriendo y al ver que frunc��a el ce��o, prosigui�����: No tengo idea, Yan. Mejor p��sale la muda que trajiste, a ti no te echar�� del ba��o.���Tanya, tengo tu ropa ���dijo golpeando suavemente la puerta.���Gracias, Yan ���contest�� asomando la cabeza y tomando la bolsa de pl��stico que le ofreci�����. Siento mucho��� eh��� causarles tantos problemas.���No te hagas dramas, amiga. Espero que ya te sientas mejor.���S-s��. Mucho mejor ���contest�� y cerr�� la puerta.�����No ser��a mejor que la viera Sebasti��n? ���pregunt�� Yanela preocupada.���No te preocupes, yo me encargo de llamarlo si ella quiere. Vuelve a tus actividades ���dijo Andr��s���. Yo la cuido.���Me da la impresi��n que eso te encanta ���contest�� haciendo una mueca.���Por algo te llaman la ��Bruja de Aguas Blancas�� ���dijo ��l riendo.���No te aproveches de ella, Andr��s.���Vamos, Yanela��� los dos somos adultos. No voy a hacer nada que Tanya no quiera y acceda de buena gana.���Eso espero ���contest����� y se fue, frunciendo el ce��o.Apreciaba a Andr��s, y sab��a que detr��s de ese aspecto duro y carente aparentemente de sentimientos exist��a un hombre bueno, aunque muy da��ado. Su aura era oscura, pero ella lo conoc��a��� y confiaba que por lo menos en este viaje, Tanya estar��a mejor a su lado. Todav��a no ten��a claro el motivo.Andr��s se tir�� a la cama y encendi�� el televisor, hizo zapping hasta que ella sali�� del ba��o t��midamente, vestida con una calza y una remera.�����Te sientes mejor? ���pregunt�� incorpor��ndose.���S��, Andrew��� muchas gracias por todo ���contest�� acerc��ndose a ��l.���Quiz��s deber��as ver a Sebasti��n.�����No! ���Y baj�� la voz al darse cuenta del ��nfasis que puso en su respuesta��� Eh��� estar�� bien, solo fueron los nervios.�����Y est��s nerviosa por���?���Prefiero no hablar de eso ���dijo suspirando��� Yo��� lo siento, pero us�� tu��� eh��� toothbrush.���Mi cepillo de dientes ���dijo riendo���, mmmm��� eso es ��ntimo, ya compartimos algo m��s que solo el aire.La tom�� de la mano y la sent�� en la cama al lado de ��l.���Quiero pedirte un favor, Andrew.���El que quieras, beb��.�����Puedo��� quedarme en tu camarote esta noche?Andr��s casi se cae de culo.
��Pap��? Mierda, mierda��� pensaba Andr��s caminando hacia el puente de mando. ��Hab��a mantenido a raya sus ganas de abordar a Tanya por la "est��pida regla" del capit��n y ni el mismo que las impon��a la cumpl��a?��Ten��a una hija con Yanela, por dios santo!La tripulaci��n superior completa hab��a quedado congelada cuando escucharon a la ni��a llamar "pap��" al capit��n.�����El capit��n y Yanela? Ins��lito ���dijo Pablo que caminaba a su lado.Andr��s se par�� en seco y lo volte�� hacia ��l.�����Te das cuenta de lo que eso significa? ���pregunt�� con el ce��o fruncido y visiblemente enojado��� Ni siquiera el capit��n respeta su propia regla.���Bueno, quiz��s no tengan una relaci��n ���argument�� Pablo.�����Tienen una hija! ���contest�� casi gritando��� Eso ya es una relaci��n.���Pero evidentemente no est��n juntos, y adem��s, se llevan muy bien. Esa situaci��n no altera el funcionamiento del crucero, Andr��s.�����De qu�� lado est��s, "amigo"?���De ning��n lado. No lo tomes como algo personal, solo te estoy dando otro punto de vista. Te conozco tanto que me estoy imaginando todo lo que pasa por tu cabeza, creo que������Oh, te aseguro que no tienes idea ���dijo volteando y dej��ndolo con la palabra en la boca.Pablo suspir�� y lo sigui��, apurando el paso ya que Andr��s era m��s alto que ��l y al parecer estaba muy apurado.��Alto? Med��a casi dos metros.Andr��s era un hombre muy grande, no era delgado, aunque no ten��a un gramo de m��s en todo el cuerpo, era puro m��sculos, y dedicaba religiosamente una hora al d��a a ejercitarlos, generalmente cuando terminaba sus actividades a la noche.Ingres�� a la marina de pura casualidad, escapando de su padre en el Uruguay. Debido a su altura y porte, se col�� con mentiras en un buque mercante brasile��o como grumete cuando apenas ten��a quince a��os. El capit��n, al darse cuenta de su error luego de ocho meses de navegar por el mundo, lo tom�� bajo su tutela, arregl�� sus papeles y de ��l aprendi�� todo lo que sab��a.En su interior Andr��s siempre se refer��a al capit��n Serrano como su "��ngel de la Guarda" y sab��a que todo lo que hab��a logrado en la vida se lo deb��a a ��l, incluso hab��a adoptado su apellido.Nadie en el crucero sab��a su historia real, ni siquiera Pablo su mejor amigo, solo conoc��an el relato de su vida a partir de haber conocido al capit��n Serrano, a qui��n llamaba "su padre", porque era as�� como lo sent��a.Seis a��os atr��s, su mentor hab��a fallecido de un c��ncer fulminante, y era exactamente ese tiempo que ��l se hab��a unido a "Aguas Blancas". Ya no quer��a recorrer el mundo, sino asentarse en un solo lugar y formar una familia��� aunque realmente no entend��a muy bien ese concepto, ya que nunca tuvo una normal, pero quer��a descubrirlo.Era un desarraigado tratando de arraigarse a algo, a una ilusi��n.Pero esa no era exactamente la imagen que proyectaba. Era altanero y se llevaba todo por delante, se hab��a hecho la fama de "exc��ntrico", sobre todo por sus tendencias sexuales. Era un hombre muy dominante y no perd��a la oportunidad de conocer ��ntimamente a una mujer cuando ��sta demostraba claramente su disposici��n de complacerlo.Le gustaban sumisas y claramente experimentadas, hu��a de las mojigatas como si fueran las plagas b��blicas de Egipto. Se sab��a atractivo, con buen f��sico, y se aprovechaba de ello. Nunca le faltaba acompa��ante femenina en el barco��� y siempre se desped��a de ellas al terminar el viaje.Hasta hace un mes. ��Mierda! Eso lo ten��a realmente fastidiado.Conocerla hab��a sido su perdici��n, a��n recordaba el primer d��a que la hab��a visto al lado de Yanela en la cubierta dos viajes anteriores a ��ste:
Estaba hablando con Pablo y como si se hubieran puesto de acuerdo, se acercaron a la baranda met��lica de la cubierta, observando hacia abajo. Les encantaba ver a los visitantes ingresar al barco.���Yanela ya est�� recibiendo a los primeros hu��spedes ���dijo sonriendo.�����Ya conociste a la nueva profesora de gimnasia, Andr��s? ���pregunt�� el contramaestre.���No, ��y t��? ���contest�� intrigado.���Ufff, s��ii, la conoc�� ayer cuando Yanela la llev�� a recorrer el barco. Se esmeraron esta vez, es preciosa. La anterior ten��a un buen lomo, pero era necesario taparle la cara con una almohada.Andr��s ri�� a carcajadas por la salida del simp��tico oficial.���Mmmm, habr��a que verla��� ��tu amiga ya embarc��? ���pregunt�� cambiando de tema.���Son dos��� ���y Pablo le habl�� de las dos chicas que se quedar��an en su camarote en ese viaje. Rieron a carcajadas y Andr��s lanz�� una cantidad inmensa de insultos contra su amigo y su suerte, d��ndole un pu��etazo fingido en su est��mago. El contramaestre lo tom�� del cuello y empezaron una pelea ficticia, hasta que Pablo se qued�� quieto��� mirando hacia abajo.�����Qu-qu��? ���pregunt�� Andr��s intrigado al ver que su amigo no le segu��a el juego, como era usual.Pablo se irgui�� lentamente y observ�� extasiado hacia abajo.Andr��s dirigi�� la vista hacia donde su amigo miraba y se qued�� quieto tambi��n.���La puta madre que la pari����� ���dijo el primer oficial embobado.Parec��an dos idiotas con las bocas abiertas.���Acabo de conocer a la futura se��ora Gonzaga ���dijo Pablo suavemente luego de unos segundos, como en trance�����Y qu�� raz��n hab��a tenido!La nuez de Ad��n de Andr��s baj�� y subi�� antes de contestar:���Yo tambi��n��� a la m��a.Se miraron con el ce��o fruncido.�����A cu��l te refieres? ���pregunt�� Pablo temiendo que les hubiera llamado la atenci��n la misma mujer.���A la escultural rubia que est�� al lado de Yanela.���Esa es Tanya Aniston, la nueva profesora de gimnasia, idiota ���inform�� Pablo suspirando aliviado .Y all�� estaba su rubia obsesi��n, parada en la cubierta de acceso, con su escultural cuerpo tent��ndolo, su piel de alabastro, su hermoso cabello rubio rebajado en capas con algunos mechones ondeando al viento, sus preciosos ojos azules de mirada desconfiada��� y su tatuaje��� que lo atra��a como el polen a una abeja.��Vaya a la mierda el capit��n y su est��pida regla! Se dijo a s�� mismo. No perder��a un solo d��a m��s en respetarla.Y se sumergi�� en su trabajo.
�����Qu�� es lo que te pasa, Tanya? ���pregunt�� Yanela al ver que se hab��a quedado blanca como un papel.Hab��an terminado la clase de aerobic y estaban dirigi��ndose cada una a su camarote para darse una ducha cuando la profesora baj�� la cabeza y disimuladamente se escondi�� un poco detr��s de ella en actitud nerviosa, casi de p��nico.���Eh��� nada, Yan ���dijo aturdida���. Cre�� ver a alguien conocido, pero es imposible ���termin�� casi en un susurro.Y Yanela la tom�� del brazo estir��ndola hacia un costado.Asi�� sus manos y la mir�� fijamente, entrando en un estado de trance que Tanya ya hab��a presenciado en otra ocasi��n, pero nunca hab��a entendido. Las pupilas de la anfitriona se dilataron, los orificios nasales se agrandaron y su respiraci��n se ralentiz��.���Tanya��� nubes negras se ciernen sobre ti en este momento ���dijo suavemente���, una tormenta se eleva amenazadora, pero los rayos ser��n tu refugio. Siempre que escuches el trueno antes, estar��s a salvo ���y le apret�� los dedos���. No te apartes de ��l��� sabr�� protegerte.�����What? I mean��� ��Qu�� dices? ���pregunt�� Tanya atontada��� Yo��� no comprendo��� dijo con su extra��o acento.���Yo tampoco, lo siento ���dijo Yanela sacudiendo la cabeza, como queriendo apartar las visiones de su mente, y siguieron caminando���. Es una extra��a sensaci��n, no quiero alarmarte, no me hagas caso. Quiz��s mi cerebro haya hecho cortocircuito despu��s de toda esta semana tan tensa que pas��.�����Nadie sab��a que ten��as una hija con el capit��n, no es as��? ���pregunt�� Tanya cambiando de tema, ya que no comprend��a nada lo que le hab��a dicho.���Mmmm, no��� pero no quiero hablar de eso ���contest�� tratando de zafar���. Ahora ya es de p��blico conocimiento, tuve que traerla porque mi madre, que la cuida cuando estoy de viaje, tuvo un esguince de tobillo. Leo me dijo que se har�� cargo de ella, solo espero que Bruna se porte bien, porque es terriblemente inquieta. Hiperactiva, dir��a yo.���Es una hermosa ni��a, y seguro su padre sabr�� cuidarla ���dijo intentando tranquilizarla���. Ok, aqu�� me quedo ���anunci�� cuando llegaron frente a la habitaci��n que compart��a con la encargada de eventos del crucero.���Cu��date, amiga ���fue todo lo que dijo la anfitriona antes de seguir camino hacia su propio camarote.Tanya entr�� a la habitaci��n y se apoy�� en la puerta suspirando.No puede ser ��l, pens��. Son los nervios, es solo eso. No pudo haberme encontrado, imposible.Neg�� con la cabeza, tranquiliz��ndose a s�� misma y entr�� al ba��o a ducharse. Dej�� que el agua aliviara su tensi��n, escurri��ndose por su cuerpo, como deseando que limpiara todas las cicatrices f��sicas y emocionales que ten��a, pero sab��a que eso no era posible.Se sec�� dentro del ba��o, como siempre lo hac��a para evitar que su compa��era de habitaci��n la viera sin ropa si llegaba de improviso, se puso las bragas y una camisilla ajustada de y��rsey de algod��n antes de salir y trenzar su cabello r��pidamente��� sin mirarse al espejo.Mientras terminaba de vestirse con un c��modo pantal��n holgado de gimnasia en juego con la camisilla y unos zapatos de deporte, intentaba no rememorar lo que hab��a cre��do ver. Muchas personas tienen el cabello tan rubio que parece blanco, pens�� y sacudi�� la cabeza como queriendo deshacerse de esa idea.Tom�� su bolso y sali�� de la habitaci��n.Era hora de cenar, pero no ten��a hambre, solo un nudo en el est��mago que estaba segura impedir��a que pudiera digerir cualquier bocado que llevara a su boca. Ya hab��a terminado todas sus actividades del d��a y a pesar de haber dado dos clases de aer��bics y una de salsa, normalmente no acompa��aba todos los movimientos, solo daba las indicaciones y luego iba recorriendo y corrigiendo posturas al ritmo de la m��sica. Pero eso no era suficiente, no hab��a hecho gimnasia localizada como era usual en ella.Se dirigi�� al gimnasio por el camino m��s largo mirando a los costados en todo momento tratando de ver de nuevo los cabellos de oro que tanto tem��a. En dos ocasiones se tens�� y paraliz�� de miedo, pero resultaron ser falsas expectativas, por suerte.No fue m��s que una alucinaci��n producto de mis antiguos temores, pens��. Y se tranquiliz��.Al llegar se puso las peque��as pesas en los tobillos y las mu��ecas, encendi�� su iPod y procedi�� a realizar su rutina, sumida en la hermosa melod��a instrumental cl��sica.El gimnasio fue qued��ndose casi desierto cuando Andr��s entr�� y la vio.Sab��a que estar��a all��, era su horario habitual. ��l hab��a dejado de ir a esa hora para no encontrarse de nuevo con ella, para esquivar la tentaci��n, pero ahora sab��a que ya no quer��a seguir evit��ndola��� quer��a consumirla, hasta la ��ltima gota.Se apoy�� contra el equipo de gimnasia al costado de ella y la observ��. Su piel era tan blanca que parec��a alabastro cristalino, estaba de espaldas ejercitando sus hermosos gl��teos cuando ella mir�� al piso y vio sus pies descalzos.Lo reconoci�� por el peque��o drag��n tatuado en uno de sus tobillos.���Hi, Andrew ���dijo sonriendo sin mirarlo.���Hola, beb�� ���contest�� susurrante y apret�� sus pantorrillas para ayudarla a mantener el ritmo��� ��no hiciste ya suficiente ejercicio hoy?���Esta es mi rotina, la hago todos los d��as ���respondi�� bajando los auriculares sin dejar de contar mentalmente.���Lo s��, y se dice rutina ���la corrigi�����, yo te ayudo t�� me ayudas��� ��qu�� te parece la idea?���Creo que ya hablamos sobre eso una vez ���contest�� incorpor��ndose y sec��ndose el cuello con una peque��a toalla���, adem��s estoy a punto de terminar.���Deber��as esperar, as�� terminamos juntos ���dijo en doble sentido, peg��ndose a ella por detr��s y atray��ndola contra su cuerpo. Una mano se apoy�� en su est��mago, entre la camisilla y el borde del pantal��n acarici��ndola y la otra se apoder�� de su cuello manteni��ndola cautiva mientras pasaba la lengua por ese sitio, lami��ndola.�����Andrew! Estoy toda sodorosa��� su��ltame ���protest��.���Me encanta cuando inventas las palabras ���ri�� contra su cuello���, adoro tu acento, me vuelves loco ���y gir�� r��pidamente su cuello para que sus miradas se enfrentaran���, ya deja de luchar contra esto.���No me toques por favor, soy una mujer casada ���dijo Tanya nerviosa, pero sin intentar zafarse.�����Y d��nde est�� tu marido? ���pregunt�� risue��o��� ��Recuerdas que s�� d��nde vives y con qui��n? ���Andr��s se refer��a a que compart��a departamento en R��o de Janeiro con una de las chicas ayudantes de cocina.���Pronto vendr�� de Estados Unidos ���se defendi��.���No te creo, Tanya ���y sopl�� su cuello, exactamente sobre el tatuaje que tanto lo enardec��a, prueba evidente de su estilo de vida���. El tipo de hombre que a ti te gusta jam��s dejar��a sola a su mujer a menos que hubieran terminado la relaci��n. Puede que est��s casada, beb����� o no, no lo s�� ni me importa. Lo que estoy seguro es que ya no le perteneces. Yo nunca te dejar��a si fueras m��a ���dijo besando el triskel y acariciando su est��mago, introduciendo los dedos debajo de su holgado pantal��n hasta tocar el inicio de sus peque��as bragas.���Yo��� yo no quiero��� es-esto ���susurr��.���Patra��as, lo deseas con cada fibra de tu ser, beb����� o ya te hubieras zafado. Eres una mujer muy complaciente, lo s��, te reconozco.���Y t����� t�� eres exactamente el tipo de hombre del que vengo hoyendo ���acept�� sin querer, estremeci��ndose.�����Oyendo? ��No ser�� huyendo? ���Andrew la volte�� y le tom�� la cara con ambas manos��� ��Por qu�� huyes? ��Alguien te hizo da��o?���Please, Andrew��� su��ltame ���suplic�� bajando la vista.���M��rame, beb�� ���orden�� con dulzura, y reci��n all�� Tanya levant�� la vista���, eres una sumisa deliciosa, lo sabes y te encanta serlo. Ni siquiera osas mirarme a menos que yo te lo pida. Te reconozco��� deseo que me complazcas. Y yo deseo complacerte���Tanya se estremeci�� al o��r esa afirmaci��n. Deseaba complacerla, eso era nuevo para ella. No le cre��a, no deber��a creerle, todos los hombres eran iguales. Dec��an una cosa y hac��an otra, promet��an el cielo y las estrellas y la llevaban al infierno en un abrir y cerrar de ojos.���Stop, Andrew ���contest�� cerrando los ojos y tomando su mano para evitar que continuara���. Ya hablamos sobre esto, al capit��n no le gostar��.Se solt�� de su agarre y retrocedi��.�����Al diablo con el capit��n! Has lo que yo digo pero no lo que hago��� ��no te das cuenta que ni ��l mismo respeta su regla?�����De qu�� hablas? ���pregunt�� confundida.���De que tenemos carta libre, beb����� el capit��n no puede cuestionar nuestra relaci��n, ��l mismo tiene una con Yanela.���Ellos no est��n juntos��� y nosotros no tenemos ninguna relaci��n ���afirm�� Tanya bajando la vista.���Eso puede cambiar ahora mismo ���dijo sonriendo p��caro���, ��quieres acompa��arme a mi camarote?���Me voy al m��o��� alone, sola ���contest�� tomando la toalla y acomodando sus cosas. Dio media vuelta y se dirigi�� hacia la puerta.Andr��s la sigui��. No iba a darse por vencido, no tan f��cilmente.�����Quieres chocolates y flores, beb��? ���pregunt�� bromeando detr��s de ella mientras llegaban al ��rea de la tripulaci��n. No era su estilo en absoluto, pero por ella era capaz de hacerlo. Se puso delante y caminando de espaldas simul�� entregarle un ramo de flores y abrir una caja de chocolates, ella ri�� con su ocurrencia y lo empuj�� por el pecho para que la dejara pasar.Estaban jugando y tonteando camino a sus habitaciones, cuando Tanya volvi�� a ver los cabellos de oro por sobre el hombro del primer oficial.Se paraliz�� por un instante.Del susto peg�� su cuerpo al de Andr��s y lo estir�� hacia el pasillo donde estaban sus habitaciones.El primer oficial estaba fascinado, al parecer su tormento hab��a cambiado de opini��n, ella se colg�� de su cuello y mir�� sobre sus hombros mientras ��l la arrastraba hacia su camarote.�����Cambiaste de opini��n, beb��? ���pregunt�� besando su cuello mientras abr��a la puerta, ajeno totalmente al p��nico que ella estaba sintiendo.Tanya asinti�� con la cabeza, mintiendo��� su habitaci��n estaba al final del pasillo pero no iba a ir sola hasta all��, no con ese hombre sigui��ndola. Ni loca.Pero cuando entraron, y ��l dej�� sus cosas tiradas en el piso para abrazarla, vio tanto p��nico en su mirada que se qued�� de piedra frente a ella.Tanya se apoy�� en la puerta y muy despacio fue bajando a lo largo de su espalda hasta quedar sentada con las rodillas encogidas en su pecho, abraz��ndolas. Baj�� la cabeza y ante la absoluta sorpresa de Andr��s, empez�� a sollozar como una ni��a.��Mierda! Pens�� el hombre, totalmente descolocado��� y ahora ��qu�� ocurre? Se acerc�� hasta ella y se arrodill�� a su lado.���Tanya, beb����� ��qu�� te pasa? ���pregunt�� confundido.Ella neg�� con la cabeza.��l se acerc�� e intent�� abrazarla.���Don't touch me, please ���contest�� en un susurro desesperado.���No lo har��, Tanya��� solo quiero que est��s m��s c��moda �����De d��nde me sale esta ternura? Pens�� al decirlo���. Lev��ntate por favor.���De-d��jame sola un rato, p-por favor ���pidi�� sollozando.Andr��s no entend��a lo que pasaba, pero sinti�� un ligero alivio ante el pedido��� ��qu�� sab��a ��l de consolar mujeres? Absolutamente nada. Se levant�� despacio y fue hasta la puerta del ba��o, la mir�� y sinti�� que su coraz��n se desgarraba al verla as��. Era un sentimiento nuevo para ��l, y no lo comprendi��.Agit�� la cabeza y entr�� al cuarto de ba��o, el ��nico lugar donde pod��a ir mientras Tanya se calmaba��� y necesitaba una ducha.Se desnud�� y se meti�� bajo el chorro templado, manipul�� los grifos hasta que solo sali�� agua fr��a y se qued�� largo rato sin hacer nada m��s que sentir el agua helada escurri��ndose por su cuerpo. Le gustaba esa mujer, la deseaba con locura��� pero lo que vio en sus ojos al mirarla lo asust��. Era la misma mirada de terror que recordaba haber visto en su madre cuando su propio padre la maltrataba siendo ��l solo un ni��o��� y no pod��a hacer nada.Fue la misma mirada horrorizada y sin vida que vio en su madre cuando ���teniendo solo doce a��os��� la encontr�� en el piso de su destartalada vivienda, muerta. Nunca podr��a olvidar ese d��a. Andr��s siempre supo que su padre fue el responsable, pero la polic��a no pudo culparlo sin pruebas, y ten��a una coartada.Mientras Andr��s se ba��aba, Tanya todav��a estaba sentada en el piso frente a la puerta en la misma posici��n, aunque los sollozos estaban cesando. Esta vez estaba segura de que era ��l. No pudo verle los ojos porque llevaba lentes de sol, pero el cabello era igual, aunque m��s largo. Y al parecer se hab��a afeitado la barba y el bigote.��Era ��l! ��Era Bryan! ��Qu�� iba a hacer? La hab��a encontrado. Le asegur�� que si alguna vez lo dejaba mover��a cielo y tierra hasta localizarla��� y lo hab��a hecho. Estos seis meses que hab��a pasado sin ��l desde que lo hab��a abandonado fueron todo un descubrimiento para ella, una liberaci��n. El solo pensar en tener que volver a su vida pasada le dio arcadas y lo poco que hab��a comido en el almuerzo regurgit�� desde su est��mago.Se levant�� tambaleante cubri��ndose la boca con la mano y fue hasta el ba��o corriendo, pr��cticamente se dej�� caer en el piso sobre el inodoro y vomit��. Andr��s la sinti�� en ese momento y corri�� la mampara del ba��o mirando at��nito el espect��culo. En ese momento volvieron las arcadas y sigui�� vomitando hasta que no le qued�� nada en el est��mago.El primer oficial sali�� r��pidamente del box, tom�� una peque��a toalla de mano, la moj�� en la ducha y la acerc�� a su cara. Tanya suspir��, y agotada por el esfuerzo apoy�� la cara en la pierna desnuda de Andr��s, que se hab��a arrodillado a su lado y se dej�� limpiar y refrescar.�����Te sientes mejor, beb��? ���pregunt�� con ternura.���S-s�� ���asinti�� en un susurro, y levant�� la vista. Pero lo ��nico que vio fue piel desnuda, suave, lampi��a y bronceada���, e-est��s desnudo ���dijo.���No me diste tiempo de vestirme ���contest�� sonriendo.Solo pod��a ver sus piernas dobladas, pero al levantar un poco m��s la vista observ�� algo que llam�� su atenci��n. Andr��s ten��a otro tatuaje a la altura de la cadera: un tr��o de rel��mpagos.Entonces record�� las recientes palabras de Yanela: ��Una tormenta se cierne amenazadora, pero los rayos ser��n tu refugio. Siempre que escuches el trueno antes, estar��s a salvo��. Levant�� la mano y acarici�� suavemente el tatuaje con los dedos.���Thunder ���dijo en un susurro.���No es aconsejable que me toques ahora, beb�� ���dijo Andr��s suspirando ante la caricia���. D��jame ayudarte a que te levantes y te meter��s en la ducha. Tu remera est�� cubierta de v��mito.���Lo siento ���respondi�� pas��ndole la mano.���A cualquiera puede pasarle ���le rest�� importancia���. ��Comiste algo que te hizo mal? ���pregunt�� levant��ndose con ella y limpiando el inodoro con la toalla mojada para que pudiera sentarse.���N-no��� creo que��� no ���dijo suavemente. Andr��s la sent�� y procedi�� a quitarle las zapatillas de deporte y las medias. Ahora s�� pod��a verlo mejor, arrodillado frente a ella, desnudo, parec��a un Dios griego. Su cuerpo estaba como esculpido en piedra, y su piel bronceada carec��a absolutamente de vellos, como si se los depilara peri��dicamente. El ��nico lugar donde al parecer lo ten��a era en la entrepierna, pero se negaba a mirar.Tanya se estremeci�� y levant�� la vista cerrando los ojos. Estaba acostumbrada a que la cuidaran y la trataran como una ni��a indefensa, por lo tanto no le result�� extra��o que la ayudara.��l se puso de pie, y tom��ndola de las axilas la incorpor�� tambi��n.���Levanta las manos ���orden��. Son�� m��s autoritario de lo que pretendi��.Reci��n entonces Tanya se dio cuenta de lo que ��l pretend��a hacer.�����No! ���neg�� categ��rica��� Yo��� puedo sola.�����Est��s segura que no vas a caerte en la ducha? ���pregunt�� frunciendo el ce��o��� No voy a follarte ahora, beb����� no soy tan desalmado.���Te prometo��� puedo ba��arme sola ���repiti��.Andr��s asinti�� con la cabeza, suspirando.���Voy a vestirme y a pedirle a Yanela que te traiga una muda de ropa para que puedas cambiarte. Cualquier cosa me llamas��� dejar�� la puerta entornada��� ��s��?���Ok, Andrew��� thanks ���respondi�� sin mirarlo mientras ��l tomaba una toalla y se cubr��a de la cadera para abajo.
�����Qu�� le pas��? ���pregunt�� Yanela cuando lleg��. Ella ten��a la llave maestra de todas las habitaciones del barco, as�� que pudo entrar al camarote de Tanya sin problemas.���T�� eres la m��dium-loca, esperaba que me lo explicaras ���contest�� sonriendo y al ver que frunc��a el ce��o, prosigui�����: No tengo idea, Yan. Mejor p��sale la muda que trajiste, a ti no te echar�� del ba��o.���Tanya, tengo tu ropa ���dijo golpeando suavemente la puerta.���Gracias, Yan ���contest�� asomando la cabeza y tomando la bolsa de pl��stico que le ofreci�����. Siento mucho��� eh��� causarles tantos problemas.���No te hagas dramas, amiga. Espero que ya te sientas mejor.���S-s��. Mucho mejor ���contest�� y cerr�� la puerta.�����No ser��a mejor que la viera Sebasti��n? ���pregunt�� Yanela preocupada.���No te preocupes, yo me encargo de llamarlo si ella quiere. Vuelve a tus actividades ���dijo Andr��s���. Yo la cuido.���Me da la impresi��n que eso te encanta ���contest�� haciendo una mueca.���Por algo te llaman la ��Bruja de Aguas Blancas�� ���dijo ��l riendo.���No te aproveches de ella, Andr��s.���Vamos, Yanela��� los dos somos adultos. No voy a hacer nada que Tanya no quiera y acceda de buena gana.���Eso espero ���contest����� y se fue, frunciendo el ce��o.Apreciaba a Andr��s, y sab��a que detr��s de ese aspecto duro y carente aparentemente de sentimientos exist��a un hombre bueno, aunque muy da��ado. Su aura era oscura, pero ella lo conoc��a��� y confiaba que por lo menos en este viaje, Tanya estar��a mejor a su lado. Todav��a no ten��a claro el motivo.Andr��s se tir�� a la cama y encendi�� el televisor, hizo zapping hasta que ella sali�� del ba��o t��midamente, vestida con una calza y una remera.�����Te sientes mejor? ���pregunt�� incorpor��ndose.���S��, Andrew��� muchas gracias por todo ���contest�� acerc��ndose a ��l.���Quiz��s deber��as ver a Sebasti��n.�����No! ���Y baj�� la voz al darse cuenta del ��nfasis que puso en su respuesta��� Eh��� estar�� bien, solo fueron los nervios.�����Y est��s nerviosa por���?���Prefiero no hablar de eso ���dijo suspirando��� Yo��� lo siento, pero us�� tu��� eh��� toothbrush.���Mi cepillo de dientes ���dijo riendo���, mmmm��� eso es ��ntimo, ya compartimos algo m��s que solo el aire.La tom�� de la mano y la sent�� en la cama al lado de ��l.���Quiero pedirte un favor, Andrew.���El que quieras, beb��.�����Puedo��� quedarme en tu camarote esta noche?Andr��s casi se cae de culo.
Published on April 25, 2016 23:31


