El incómodo cadáver del mediador familiar se quedó tan quieto en el suelo del salón como un sello estampado sobre una sentencia judicial. El primero en hablar fue el delfín.
– Te dije que los humanos no lo entenderían -afirmó, sin dejar de mirar el cadáver.
– Es nuestro hijo -respondió el pulpo, con la respiración aún agitada y cuatro de sus ocho brazos ondulando por encima de su cabeza-, lo he hecho por defender a nuestro hijo.
– A ver -replicó el delfín-, no pierdas el sentido de la realida...
Published on May 22, 2015 10:33