What do you think?
Rate this book


304 pages, Paperback
First published January 1, 1964
“…todos ustedes, mis queridos amigos, son hijos de perra. Categoría indispensable para lograr la igualdad entre los hombres”El mundo de Onetti es esencialmente masculino. La mujer se reduce al mero efecto que ejerce sobre el hombre, que será quién le preste voz; ellas, pasivas, serán refugio o perdición, objeto de deseo o de odio, y casi siempre incomprensibles. El hombre, por su parte, es un ser patético, abocado siempre a fracasar en empresas baladíes, a perderse por los mismos caminos sin que la experiencia de los recorridos previos sirvan para nada a los nuevos caminantes. Este es el caso de Larsen, cuyo sueño es la creación del prostíbulo perfecto. Un sueño que puede por fin hacerse realidad gracias a la corrupción de las instituciones del pueblo de Santa María y que pondrá al pueblo patas arriba.
“…cada uno es la sensación y el instante, que la continuidad aparente está vigilada por presiones, por rutinas, por inercias, por la debilidad y la cobardía que nos hacen indignos de la libertad. El hombre es disipación, postuló, y el miedo a la disipación”La literatura de Onetti es de una belleza triste, desesperanzada, de una poética grosera. En su ardua y faulkneriana narrativa se mezclan narradores, tiempos, primera y tercera persona, se acumulan inverosimilitudes y cripticismos —puerca espera, sucia sabiduría, desventura viciosa, lluvia que nada explica, bocas que se equilibran, mejillas estúpidas, tontos perfumes—, el desarrollo es lento, con continuas pausas para la descripción minuciosa del gesto, de la actitud, del ambiente, para el desarrollo de pensamientos y recuerdos.
“Sólo me gustan las palabras cuando se convierten en cosas; todas estas palabras del viejo Lanza, todas las del padre, las del Colegio, los amigos, casi todas las que escucho son blandas como babas, caen, golpean, brillan, se secan y no están más. También yo las digo y me desgasto diciéndolas y las babas ajenas y las propias sólo sirven para gastarme. Gastan mi tiempo; mi tiempo en soledad y en silencio, no existe, no se gasta”Por una única razón le doy media estrellita menos que a «Para una tumba sin nombre» (aunque haya redondeado a cuatro) y es que me parece que toda la historia entre Jorge y Julita, su cuñada viuda, aunque valiosa en sí misma y que seguramente mereciera el protagonismo de una novela aparte, me parece que aquí desvía innecesariamente la atención de la trama principal sin aportar gran cosa a la misma.
“Nada de lo que es importante puede ser pensado, todo lo importante debe arrastrarse inconscientemente con uno, como una sombra”
“Cuando el desánimo debilita mis ganas de escribir —y pienso que hay en esta tarea algo de deber, algo de salvación— prefiero recurrir al juego que consiste en suponer que nunca hubo una Santa María ni esa Colonia, ni ese río.
Así, imaginando que invento todo lo que escribo, las cosas adquieren un sentido, inexplicable, es cierto, pero del cual sólo podría dudar si dudara simultáneamente de mi propia existencia. Nunca antes hubo nada o, por lo menos, nada más que una extensión de playa, de campo, junto al río. Yo inventé la plaza y su estatua, hice la iglesia, distribuí manzanas de edificación hacia la costa, puse el paseo junto al muelle, determiné el sitio que iba a ocupar la Colonia”.