La mejor historia de horror. Eso intentaba se Frankestein, cuando por primera vez surgió la idea en su joven autora. Una apuesta entre amigos, una noche oscura afuera y las tinieblas interiores de los personajes que iban saliendo de la pluma de Mary Shelley. Hoy, siglo XXI, las causas del terror ya no son las mismas. Sin embargo Frankestein sigue provocando en los lectores ese estremecimiento que quizás soñó la escritora. Son otros los motivos, pero vale la pena volver a leer esta novela que nos habla de un monstruo humano y un científico monstruoso, de la angustia de saberse solo en el Universo y la necesidad de encontrar en otro lo único que el ser humano no puede darse a sí mismo: comunión.
Franco Vaccarini nació en 1963 en Lincoln, Provincia de Buenos Aires, Argentina. A fines de 1983 se radicó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde reside actualmente. Asistió a los talleres literarios del escritor José Murillo y de la escritora Hebe Uhart. Cursó Periodismo en el Círculo de la Prensa y trabajó en diferentes medios gráficos.
Como escritor ha publicado tanto cuentos como novelas. Por sus poesías ha obtenido el reconocimiento del Fondo Nacional de las Artes.
"Cuando logré convencerme de que realmente era el monstruo que soy, me embargó la más profunda amargura y mortificación".
"Intentaba desecharlos, pero la tristeza me aumentaba a medida que me iba instruyendo. ¡Por qué no me habría quedado en mi bosque, donde ni conocía ni experimentada otras sensaciones que las del hambre, la sed y el calor".
"Todas mis esperanzas y proyectos no son nada, y, como el arcángel que aspiraba al poder supremo, me encuentro ahora encadenado en un infierno eterno".
Un aventurero navegante, se encuentra en los hielos del ártico con un misterioso hombre, Víctor Frankenstein, quien le cuenta cómo su ambición lo llevó a dar vida a un ser hecho con partes de cadáveres; al no soportar la monstruosidad de su creación, lo abandonó cobardemente y esto determinó el destino trágico de ambos. Es una lectura ágil y que vale muchísimo la pena, otro clásico que nunca falla. Para todas las edades, si hubiera leído esto a los 12 años, me habría encantado la historia literal del monstruo, pero a los 34 años, veo además una historia sobre la ambición y sus consecuencias, sobre jugar a ser Dios, sobre los límites éticos de los avances científicos, sobre un padre que no se hace cargo de su hijo y sobre cómo nosotros mismos creamos a los monstruos o cómo el verdadero monstruo puede estar en nosotros mismos. En fin ¡léanlo!
Se lo regalaron a Jose en la visita que hicimos a la BN en las vacaciones de invierno 2018, en conmemoración de los 200 años de la publicación del libro original. Vaccarini nos leyó algunos fragmentos de su versión, y Jose le hizo alguna pregunta.
Lo voy a intentar. SI veo que me muero de miedo lo dejo pero por ahora no. Calroq ue como soy una fiki de la Ciencia ya ando jmirando en qué fecha se exploró el Polo Norte, qué dificultades hubo, cómo era de conocido Newton antes del 1700, qué conocimientos químicos había de aquella, cuales eran las teorías más importantes.
Jo. A veces me gustaría no ser un yo compulsivo hegemónico o tener más memoria porque todas esas cosas las habré leído ya cien veces.
Ya está leído. Lo que más me ha gustado de esta novela con muchísima diferencia no es la novela en sí, siento pensar esto, es el comprobar cómo una historia pensada porque no había un verano, ha ido pasando de imaginación a pensamiento, de película a serie, de mito a leyenda en un proceso repetitivo y vive dentro de la menta de casi todo el mundo de una manera o de otra.
A mí me trajo aquí una muñeca que me contaron que era hija del monstruo pero vine con la imagen en Blanco y Negro y de cabeza atornillada, con la de De niro en el Polo Norte y resulta que nació de esta historia tan romántica, de amores míticos desde la infancia, del poder imparable de una ciencia que era todavía un embrión, de pasiones masculinas, una sociedad tan alejada, tan inocente.
Ay, qué divertido. Me he propuesto leer Drácula. Si lo consigo va a ser la pera.