La llama fue la tercera y última entrega de la trilogía de Barea , uno de los ciclos más emblemáticos de la novela del exilio, junto con El laberinto mágico de Aub y algunas novelas de Sender.
Esta parte de las memorias de Barea las escribió durante sus años de exilio en Oxford, con un tono marcadamente melancólico y pesimista, consciente a través de la perspectiva de los años del camino que tomarían los acontecimientos.
Antes del estallido de la Guerra Civil española, Arturo se ha convertido en un hombre de mediana edad, no es feliz con su matrimonio y lleva una vida corriente, ocupando una posición acomodada gracias a su trabajo en la oficina de patentes. En el trasfondo restallan los conflictos que agitaron la sociedad y se respira cierto clima de tensión, como que algo gordo ha de ocurrir.
Arturo Barea nació en Badajoz el 20 de septiembre de 1897. Su padre trabajaba en el servicio de reclutamiento y murió a los 34 años. Su madre y hermanos se trasladaron a Madrid donde ella trabajó de lavandera. Barea fue educado al principio por unos tíos acomodados (su madre y hermanos siguieron con su vida humilde), pero al morir también el tío, dejó los estudios a los trece años. Trabajó de aprendiz en un comercio, y más tarde en un banco hasta 1914. Le llamaron a filas en 1920 y tuvo que ir a Marruecos, donde vivió la derrota de Annual en 1921. Se casó en 1924 con Aurelia Rimaldos, y tuvo cuatro hijos, pero el matrimonio no fue afortunado y terminó separándose. Con la II República se incorporó a la vida sindical en UGT. Durante la Guerra Civil española apoyó al bando republicando realizando diversas misiones de carácter cultural y propagandístico. Fue responsable del servicio de censura de la prensa extranjera en el Ministerio de Estado, que controlaba las comunicaciones de los corresponsales extranjeros desde la Telefónica de Gran Vía. Allí vivió el asedio de Madrid y los bombardeos que tenían el rascacielos como uno de sus objetivos habituales. Participó en emisiones radiofónicas desde un sótano acolchado, con el seudónimo "La voz desconocida de Madrid". En 1938 se casó con la periodista austriaca Ilse Kulcsar, que sería clave para la versión inglesa de sus libros. Al finalizar la contienda se exilió a Inglaterra donde continuó con sus actividades literarias hasta su fallecimiento. Le dieron la nacionalidad británica en 1948. Llegó a pronunciar más de 900 alocuciones en la BBC bajo el seudónimo de Juan de Castilla. De formación autodidacta, Barea escribió con una prosa clara y rica sobre todo cuentos y novelas. Después de 18 años exiliado en Inglaterra, Arturo Barea falleció en Faringdon, un pueblo del condado de Oxford, el 24 de diciembre de 1957. Sus cenizas fueron esparcidas en el jardín de su casa en una aldea a las afueras de Faringdon, en la finca del aristócrata Lord Faringdon, quien apoyó activamente la causa de la República española y en 1936 trabajó en un hospital de campaña en el frente de Aragón durante la Guerra Civil. La lápida de su tumba fue puesta por Olive Renier tras la muerte de Ilse en Viena en 1972. Renier conoció a Barea e Ilse cuando trabajaron los tres para la BBC en 1940. Renier escribió:
Yo erigí la lápida, pero fui incapaz de encontrar palabras que expresaran mis sentimientos por aquellas cuatro personas, cuya causa (aunque ellos decían encontrarse entre los afortunados), era el símbolo de las enormes causas perdidas de nuestra generación —la causa de España, la de los judíos, la de la social democracia en Alemania, en Italia, en fin, en toda Europa.
El franquismo hizo todo lo posible por desacreditarlo. En 1951, las autoridades culturales de Madrid se quejaron de que un periodita había escrito que era un "periodista español"; y en 1956, este autor tan español fue denominado "el inglés Arturo Beria", aludiendo al político ruso Beria, con el que por lo demás nada tuvo él que ver. En octubre de 2010 colaboraron en la restauración de la lápida Paul Preston, Gabriel Jackson, Javier Marías, Elvira Lindo, Santos Juliá, Michael Eaude (biógrafo de Barea), Nigel Townson (editor de la edición en tres volúmenes de las obras de Barea, publicadas por Debate), Edwin Williamson (titular de la Cátedra Alfonso XIII de Estudios Hispánicos en la Universidad de Oxford) y Jeremy Treglown (ex editor del Times Literary Supplement). En 2013 se pondrá una placa en el pub que frecuentó. Los padres austriacos de Ilse, la mujer de Barea, refugiados judíos que escaparon de la persecución nazi, están enterrados al lado de la lápida de Arturo Barea.
Todos sus libros se han publicado, primero en versión inglesa y, más tarde, en castellano, a excepción de los 20 cuentos de guerra Valor y miedo: relatos, publicados en Barcelona, en 1938. En su novela The broken root, 1952 — publicada en castellano en 19
Creía haber leído bastante sobre la guerra civil española, pero nunca había llegado a ver las cosas tan claras como en este libro, las vivencias personales de alguien que la vio llegar y luego la sufrió en el Madrid sitiado. Porque por mucho que hayas leído sobre el clima social que llevó a la guerra, sobre el caos de los primeros meses y el desgobierno en una zona republicana carente de fuerzas del orden para hacerlo efectivo, sobre la vida en una ciudad sitiada y bombardeada a diario… aunque hayáis leído, como yo, sobre todas estas y muchas más cosas relativas a nuestro conflicto civil, dudo que nunca lo hayáis visto todo tan claro como a través de las palabras de uno de sus protagonistas, Arturo Barea.
Si al primer tomo de sus memorias “La forja de un rebelde” le di 5 estrellas por su retrato de la España de los años 20 vista a través de los ojos de un niño, este tercer tomo dedicado a la Guerra Civil se vuelve a ganar las 5 estrellas por llevarnos a vivir desde dentro la guerra vista por un ciudadano de Madrid que nos la narra con una objetividad más que notable. Porque sí, Barea era sin duda republicano y de izquierdas en su forma de pensar, pero también una persona corriente, no adscrito a ningún partido, y capaz de criticar también duramente las sombras de la República, desde la situación anárquica de los primeros meses en los que unas masas descontroladas quemaban iglesias y asesinaban a sangre fría a cualquier sospechoso de simpatizar con el bando contrario, hasta las posteriores rivalidades políticas en el seno de la república o los obstáculos burocráticos de todo tipo que reaparecieron poco a poco cuando el gobierno comenzó de nuevo a tomar el control de la situación. Barea nos narra todo ello con una mirada tremendamente lúcida, y a la vez desesperanzada, la de un habitante de una ciudad sitiada y de un país sumergido en una guerra fratricida.
Y si bien la mayor parte del libro transcurre con la guerra ya desatada, no menos esclarecedores son sus primeros capítulos, cuando Barea nos cuenta sus vivencias en un pueblecito de Toledo donde se ha comprado una casita de fin de semana, para alejarse de la ciudad y vivir en la supuesta tranquilidad del campo: en Novés, un pueblecillo olvidado de Toledo, Barea se dará de bruces con la realidad más brutal del odio social que llevó a todo lo que habría de venir poco después: dos bandos irreconciliables, el de los obreros y campesinos por un lado, y el de los terratenientes y el clero por otro, con auténtico odio entre ambos. Llegado al pueblo como “el señorito de Madrid”, la descripción de la realidad social que nos hace el autor es brutalmente esclarecedora. Nota personal: en Novés, en aquellos años, vivían mis abuelos maternos. Seguramente conocieron a Barea, estoy seguro de que al menos lo recordarían, en un pueblo pequeño al que llega un “señorito de Madrid”. Mis abuelos murieron ya hace mucho… Cómo me hubiera gustado ahora preguntarles por tantas cosas de aquella época…
Solamente en su parte final, la narración empieza a perder algo de fuerza, cuando el autor comienza a centrarse más en sus propias vivencias que en la descripción del clima general. Aun así, mantengo las 5 estrellas, porque lo merece. Un gran libro.
Es un repaso a tantas cosas. El Madrid sitiado. La Francia acogedora, la Francia que nos metió en campos de concentración. El eterno y genético cainismo de izquierdas. La mezcolanza del valor y la cobardía hasta que no sabes donde acaba uno y empieza el otro. La desesperación que producía en la Europa de aquellos años el no poder evitar la inminente II Guerra Mundial y la esperanza que su cercanía imbuía en los republicanos españoles que veían en ella la única salida para ganarles la partida a los fascistas. Y por otro lado Barea, con su esposa, su amante y su Mujer. La mujer española que a él no le bastaba, esa madre que no le inspiraba respeto, esa amante que al final sólo busca ser lo mismo que ya era la esposa. Él buscaba una COMPAÑERA, y aquí a la mujer se la educaba para ser madre, abnegada en su ofrenda al servicio de la familia y nada más.
Final dignísimo de la Forja de un Rebelde. Barea ya narra la crudeza se su periplo durante la Guerra Civil española y lo hace desde la crudeza de la escalofriante situación del país y desde la desesperación de ver cómo se va, poco a poco, perdiendo una guerra que nunca imaginaron que terminaría así. La narración te introduce en un realismo máximo ofreciendo lo más cercano a lo que realmente ocurrió en el lado perdedor.
El último libro de la trilogía "La forja de un rebelde" me ha gustado mucho mucho, pero me ha dejado un regusto amargo que no me dejaron las anteriores entregas. Lo mejor del libro es la narración de la vida cotidiana en una ciudad en guerra como fue Madrid. He leído algunos libros sobre la Guerra Civil y hasta ahora no había conocido un relato como el que realiza Barea. Me ha resultado llamativa la visión preclara de Barea al describir (en el año 1946!) los motivos que iban a llevar al bando republicano a perder la guerra: el desorden y la desorganización de los partidos de izquierdas, el desgobierno del gobierno legalmente constituido, con dos sedes distintas (Madrid y Valencia) y muchas ineficiencias, y sobre todo, el odio de todos a todos. El enemigo no era únicamente el que estaba al otro lado del frente. El enemigo era el que pensaba diferente (un poco como pasa ahora, no hemos evolucionado tanto, la verdad). No sé si en esa época existía el concepto de auto-ficción (tan común hoy día), pero parece que lo que cuenta el autor es real, vivido por él mismo o por alguien más o menos cercano. En fin, en cuanto al contenido del libro, nada que objetar. Un libro imprescindible. Lo que me ha dejado un poco descolocado de la lectura de este libro son dos cosas. La primera es la trama sentimental del libro (sobre todo la parte de Arturo Barea). El libro arranca con el autor casado y bien casado, con varios hijos, y con una amante con la que tiene una relación estable. Nada que objetar a esto. Lo que sí me parece prescindible es la justificación del deterioro y ruptura de las dos relaciones sin motivo aparente en la guerra, sino simplemente porque sí. Porque se habían acabado. Creo que no se entiende (yo al menos no lo he entendido). El segundo tema es quizá más radical, más de principios. En una trilogía que lleva por título "La forja de un rebelde" uno espera que el protagonista sea un rebelde, alguien que se enfrenta a todo y a todos para conseguir un bien superior para que muchos se beneficien de él. Pues bien, en este libro ese "rebelde" no está ni se le espera. El protagonista me parece muy ventoleras, muy de hacer en cada momento lo que le brota, creando en muchos casos situaciones muy comprometidas para gente cercana. Si esto es un rebelde, entonces el que se ha equivocado he sido yo. Creo que muchas personas (todas!) en algún momento de nuestra vida hemos sido rebeldes. Pienso en mi padre, en mi madre, en mis abuelos, en mis tíos, en mí mismo. Todos -cada uno a su manera y en su época- hemos sido rebeldes: hemos decidido qué queríamos hacer con nuestra vida, hemos cambiado de ciudad, de trabajo, de vida. Pensaba que Arturo Barea había sido un rebelde de los de verdad, de esos que cambian el curso de la historia. Y al acabar el libro, me quedo con la sensación de que la única historia que cambió fue la suya propia, y de rebote, la de su mujer, sus hijos y su amante. Bueno, y también nos ayudó a entender un poco a todos cómo fueron los primeros días de la guerra civil. Pero me pregunto de nuevo, ¿es eso un rebelde?. Ahí lo dejo.
Un testimonio muy bonito e interesante del Madrid (y la España) de la Guerra Civil, y de aquellos exiliados que tuvieron que huir al extranjero mientras esperaban que las potencias democráticas europeas reaccionaran.
Tercer volumen de "La forja de un rebelde", a día de hoy la "novela" imprescindible sobre la Guerra Civil española (las comillas son porque en realidad se trata de una autobiografía novelada). El estilo de Barea es peculiar, debido fundamentalmente sobre todo porque la novela original en español se perdió, sobreviviendo la traducción al inglés que realizó su mujer, Ilsa Barea.
El primer volumen ("La Forja") trata sobre la infancia y juventud del autor en el Madrid de principios de siglo XX hasta comienzos de los años 20, con aires ciertamente barojianos; el segundo volumen ("La ruta") retrata su paso por la guerra de Marruecos, bastante novedosa en la literatura, con la aparición de personajes que luego serían claves en la Guerra Civil. Y este tercer volumen ("La llama") que comienza con el advenimiento de la II República y los prolegómenos de la Guerra, todo desde el punto de vista de un socialista convencido, que acaba siendo derrotado por los propios acontecimientos, y también por los ajenos, como la propia España.
Een knap ooggetuigen verslag van Madrid in de Spaanse burgeroorlog (1936-1939). Redactioneel loopt er in dit boek nog wel wat fout (slechte vertaling)en de gedachtensprongen van Arturo Barea zijn niet altijd goed te volgen maar de sterkte van dit boek ligt voornamelijk in de beschrijving van het dagelijks leven van de eenvoudige Madrileen dat gewoon verder loopt niettegenstaande er enkele straten verder de herseninhoud van een bloemenverkoopster tegen de muur plakt, (wat Barea trouwens een ernstig trauma zal opleveren ) Hier zie je een parallel met het huidige Kiev waar de terrassen vol zitten terwijl de rookpluimen verder in de stad zichtbaar zijn. Niet de enige parallel met de Oekraïne-Rusland oorlog want net als in de Spaanse burgeroorlog toen de Europese grootmachten (Engeland, Frankrijk)met hun non-interventie pact machteloos toekeken hoe het fascistische regime van Franco vrijspel kreeg ( om vooral het Duitsland van Hitler en het Italië van Mussolini niet tegen het hoofd te stoten), steekt de Europese unie en de Navo nu ook zijn kop in het zand om het totalitarisme van Poetin te gedogen. Niet het makkelijkste boek want met politieke groeperingen zoals CEDA, Frente Popular , falangisten, Carlisten, Fai, POUM ( G Orwell hoorde hierbij), monarchisten, Internationale Brigades...wordt het soms een soepje. Eerst even bijtanken bij Wikipedia "Spaanse burgeroorlog " voor je aan de De Slag begint lijkt mij aangeraden.
Una magnífica conclusión de la trilogía "La forja de un rebelde" que abarca los años 30 con la proclamación de la Segunda República y la Guerra Civil española. El autor prosigue relatando su vida con especial atención a su trabajo en una gestoría de patentes comerciales y su fracaso matrimonial. Conforme avanza la narración, la política va tomando más protagonismo hasta ocupar todo durante la guerra en Madrid.
Arturo Barea me ha parecido un autor muy sincero y directo, no esconde nada de todo lo desagradable que vive, no escatima ningún episodio desfavorable al bando en el que combatió, hasta que tuvo que exiliarse en 1938. En suma, la trilogía me ha gustado mucho por lo que tiene de testimonio directo de una época y un país.
Tercera y última parte de “La forja de un rebelde”. Aquí, Arturo narra sus experiencias durante la Guerra Civil en Madrid. Personalmente es el libro que menos me ha gustado de la trilogía pues se desdibuja un poco el estilo general de la obra centrándose más en sus experiencias que en la descripción de los hechos ocurridos. De todas formas, vale la pena leerlo para conocer en primera persona este episodio de la historia de España.
Esta parte es, sin duda, la más compleja de reseñar, quizás porque el escenario de la Guerra Civil Española, lejos de ser un conflicto olvidado, todavía está vivo en el debate actual y sigue doliendo como una herida que no termina nunca de cicatrizar. El primer libro, “La forja”, me pareció una novela de corte costumbrista. El segundo, “La ruta”, una novela bélica, y el tercero, “La llama”, un libro con una gran carga política.
Comienza esta tercera parte con la descripción de la España prebélica. Barea trabaja en una oficina que se encarga de realizar solicitudes para registrar patentes. Vive en Madrid y los fines de semana se traslada a Novés, un pueblecito de Toledo donde ha instalado a su mujer, Aurelia, y a sus hijos. Su actividad en este pueblo refleja muy bien, a pequeña escala, lo que ocurría en el resto de España: una división absoluta entre pobres y ricos, entre campesinos/obreros y señores. Una conciencia de clase muy arraigada que, a diferencia de lo que creo que sucede en la actualidad, ligaba a los pobres con una ideología de izquierdas y a los ricos con una ideología de derechas. Barea vive intensamente las elecciones de febrero de 1936 en Novés, ya que se encarga de organizar un mitin del Frente Popular enfrentándose para conseguirlo al cacique del pueblo, al cura y hasta al cabo de la Guardia Civil. Porque Barea, pese a su posición acomodada en ese momento, no olvida sus orígenes y ostenta con orgullo sus convicciones socialistas.
Pero no solo había división entre las derechas y las izquierdas. Barea explica de una forma muy clara la desunión que existía entre los distintos grupos de izquierda (socialistas, anarquistas y comunistas) y entre los dos sindicatos (UGT ligado a los socialistas y CNT, a los anarquistas). Quizás en esto, haciendo una analogía con el panorama político actual, las cosas no han mejorado mucho, como si esa incomprensión entre grupos políticos ideológicamente cercanos fuera una especie de lacra crónica.
Tras las elecciones y la victoria del Frente Popular, la crispación aumenta y empieza a proliferar la violencia entre miembros armados de la Falange y grupos de izquierda. Barea describe muy bien este clima enrarecido en el Madrid del 36. Todo el mundo teme un levantamiento y este temor se convierte en una certeza casi palpable el 13 de julio, cuando corre la noticia del asesinato de Calvo Sotelo, líder de la derecha. La tensión, la incertidumbre, se palpan en las páginas de la novela, se sienten a pesar de que conozcamos de antemano cuál es el desenlace.
A partir de aquí, la descripción de la guerra paso a paso, desde la perspectiva de un hombre que vive en el Madrid sitiado, convierten a esta novela en un testimonio imprescindible. He leído otros libros ambientados en esta época, he visto muchas películas, pero creo que nunca había entendido tan bien la Guerra Civil Española como después de leer esta novela.
Barea lo cuenta todo, y lo hace desde la mirada de un superviviente que, pese a sus ideas, es capaz de analizar el escenario con la suficiente sensibilidad y autocrítica: el caos en Madrid al principio de la Guerra, donde el Gobierno era impotente e incapaz de organizar nada; la formación de las milicias, donde cada sindicato y cada partido formaba sus propios batallones; la quema de iglesias en Madrid, entre ellas la escuela Pía donde había estudiado de niño tal como narra en la primera parte de la trilogía; las ejecuciones a manos de los milicianos y las falsas denuncias; los bombardeos indiscriminados sobre Madrid, con numerosas víctimas, muchas de ellas niños; la huida del Gobierno a Valencia el 7 de noviembre del 36, cuando creían que Franco estaba a punto de entrar en Madrid, y cómo los milicianos republicanos lo defendieron con uñas y dientes, con la ayuda de las Brigadas Internacionales.
Barea no luchó con armas en el Madrid sitiado, pero participó activamente en favor de la República trabajando como censor de prensa extranjera, una actividad que realizó en el emblemático edificio de la Telefónica de la Gran Vía (hasta que los bombardeos continuados en esa calle y sobre ese edificio obligan a trasladar la oficina al Palacio de Santa Cruz, hoy sede del Ministerio de Asuntos Exteriores). En la Telefónica acaba conociendo a numerosos periodistas de todo el mundo que estaban en Madrid como corresponsales. Entre ellos, es excitante reconocer a Ernest Hemigway y John Dos Passos (este último incluso llegó a describir su encuentro en la oficina de la Telefónica en su libro “Viajes de entreguerras”). Es también en este lugar donde conoce a Ilsa, una activista austriaca que había llegado a Madrid como voluntaria para colaborar con la República. Entre ellos surge una gran historia de amor en medio de un sinfín de complicaciones. Ilsa me ha parecido un personaje fascinante. No me extraña que Barea se enamorara de ella. Culta, conocedora de muchas lenguas, activista política… En nada se parecía esta mujer, seguramente, a las chicas que Barea había conocido hasta entonces. Todos sabemos lo difícil que era para una mujer en la España machista de aquel tiempo realizar cualquier actividad intelectual. Comprendo que se enamorara perdidamente de ella, aunque he de decir que, como madre y como mujer, me ha impresionado el desprecio con el que se deshizo no solo de su mujer oficial, sino también de su amante (su joven secretaria de la oficina de patentes), y de sus hijos, a los que todo el tiempo se refiere como “los chicos”, sin ni siquiera mencionar sus nombres.
A pesar de todo, el personaje de Arturo Barea me sigue pareciendo fascinante. Es increíble la cantidad de situaciones extremas por las que le tocó pasar y a las que sobrevivió. En la segunda parte de la trilogía nos contaba su participación en la batalla más sangrienta de la Guerra del Rif y su contagio de tifus. En esta tercera entrega, nos enteramos de que estuvo en el asalto y la toma del Cuartel de la Montaña, una de las primeras batallas de la Guerra Civil. Sobrevivió también a los bombardeos de Madrid, al hambre, a la caída en desgracia entre los mandamases que dirigían la oficina de la censura y, por último, al exilio en una Francia prebélica con un clima xenófobo en el que muchos exiliados acabaron encerrados en campos de concentración.
El final me ha gustado mucho ya que el libro termina, de alguna forma, de una manera circular, pues en esas últimas páginas Barea nos hace partícipes de cómo escribió “La forja”, la primera parte de esta trilogía imprescindible.
De ondertitel van dit autobiografische boek luidt ‘Madrid tijdens de Spaanse burgeroorlog’. De auteur is Arturo Barea en hij is een bevoorrechte getuige van zijn tijd. Niet alleen getuige, hij koos de zijde van de Republiek en werkte tijdens de burgeroorlog als censor in Madrid. Dat wil zeggen dat hij dagelijks in contact stond met buitenlandse journalisten aan wie hij de officiële versie van de Republiek moest doorgeven. In deze positie kwam hij in contact met schrijvers/journalisten als Ernest Hemingway, Martha Gellhorn en John Dos Passos. Barea’s autobiografische roman maakt deel uit van een trilogie die hij kort na de burgeroorlog (1936-1939) schreef. De drie delen bestaan uit zijn jeugdherinneringen (hij groeide op in een arme buurt van Madrid), herinneringen aan zijn periode als soldaat in Marokko (jaren ’20) en tot slot zijn ervaringen tijdens de burgeroorlog. Barea werd geboren in 1897 en stierf in 1957. Zijn derde boek, nu vertaald in het Nederlands als De slag, verscheen voor het eerst in 1941 in Groot-Brittannië waarheen hij met zijn vrouw Ilsa gevlucht was. Een vierde editie in het Nederlands verscheen in april 2025 in de reeks Kritische klassieken van uitgeverij Schokland. In De slag lezen we het relaas van de gebeurtenissen tussen 1935 en 1939 zoals Arturo Barea die beleefd heeft. Aanvankelijk was hij nog tewerkgesteld bij een patentbureau in Madrid en aldus maakte hij de aanloop naar de verkiezingen van februari 1936 mee, die het Volksfront aan de macht hielp. Wanneer generaal Franco in juli van dat jaar een putsch pleegt, kiest Arturo direct de kant van de Republikeinse regering. Hij is niet partijgebonden maar wel vakbondslid en zijn hart slaat links. Na korte tijd wordt hij door het Ministerie van Buitenlandse Zaken aangesteld als perscensor. Hij werkt aldus in het Télefonicagebouw dat toen de hoogste toren van de stad was. Het gebouw is het doelwit van de kanonnen van de rebellen die de stad belegeren. Uit vrees voor een decapitulatie van de hoofdstad vlucht de regering in allerijl naar het veiliger Valencia. Arturo blijft zijn post bemannen in moeilijke tijden want de consignes van de regering in Valencia lopen niet altijd samen met die van het militair bestuur in Madrid (onder leiding van generaal Miaja) waaraan hij ook rekenschap moet geven. Op een dag krijgt hij als assistente Ilsa Kulscar, een Oostenrijkse socialiste en journaliste. Haar goede talenkennis komt zeker van pas in het dagelijks contact met de buitenlandse journalisten. Zo is dit boek ook een liefdesgeschiedenis: Arturo (die getrouwd is) raakt verliefd op Ilsa (die ook getrouwd is) en al vlug vormen ze een koppel. Later, in 1938 als Ilsa’s echtgenoot overleden is en Arturo uit de echt gescheiden is, zullen ze mekaar huwen. Nog steeds ligt de stad onder vuur en Arturo krijgt het ook psychologisch moeilijk met de voortdurende belegering die talrijke slachtoffers eist. Omwille van de talloze aanslagen verlaten ze het Télefonicagebouw en nemen ze hun intrek in het veiliger gebouw van het voormalige ministerie van buitenlandse zaken. Arturo krijgt van generaal Miaja ook de kans om ’s nachts een radiopraatje te verzorgen, gericht op luisteraars in Zuid-Amerika en waarin hij het dagelijks leven in de belegerde stad beschrijft. Arturo en Ilsa krijgen daarna af te rekenen met steeds meer gekonkelfoes en wantrouwen, enerzijds over hun relatie maar anderzijds over hun politieke positie omdat ze niet partijgebonden zijn. Dat is in een periode dat de communisten steeds meer de macht naar zich toetrekken. Zodoende zelfs dat er een andere perscensor benoemd wordt en Arturo ook zijn radiopraatje kwijtraakt. Omwille van het toenemende wantrouwen en Arturo’s psychische problemen (het voortdurende geweld maakt hem angstig) moeten ze uit Madrid vluchten. Ze komen later in Barcelona terecht en in 1938 in Frankrijk. Ze leven als armoezaaiers in Parijs in een goedkoop hotelletje. In 1939, terwijl steeds duidelijker wordt dat de republiek de oorlog zal verliezen, kunnen ze naar Engeland vluchten. In de periode na Madrid begint Arturo te schrijven en te werken aan zijn driedelige autobiografie. In Barcelona is al een verhalenbundel (Valor y miedo) van hem verschenen in 1938. Zijn trilogie verscheen in Engelse vertaling tussen 1941 en 1946. Een Spaanse editie kon echter niet in het Spanje van het Francoregime verschijnen, maar wel in Zuid-Amerika (1951). Pas na de dood van Franco (1975) konden er uitgaven in Spanje verschijnen en kreeg Barea alsnog erkenning, zoveel jaren na zijn dood in 1957. De slag is een unieke vertelling van Arturo Barea’s ervaringen, vooral in Madrid tijdens de belegering door de rebellen. Als lezer ben je getuige van de vele geweldplegingen, ook van linkse zijde die aanvankelijk rechtse burgers executeren zonder vorm van proces. Eufemistisch zeggen ze dat ze “een ritje gaan maken” met die mensen, die later als lijk teruggevonden worden in het casa del Campo. Vervolgens lezen we over de bombardementen door vliegtuigen en beschietingen die in de stad talrijke slachtoffers eisen. De internationale brigades die mee helpen Madrid te verdedigen, de Duitse en Italiaanse hulp aan de rebellenzijde komen ook ter sprake. Verder maakt de lezer kennis met de armoede en de honger van de inwoners in een belegerde stad. Voor wie geboeid is door Spanje en de Spaanse burgeroorlog (zoals ik) is dit boek verplichte lectuur, maar ook voor anderen is het zeker aan te bevelen omdat Arturo Barea tevens de zinloosheid van geweld en zijn haast lichamelijke afkeer ervan evoceert.
This is my favorite one out of the 3 books although I have to say that I struggled with the political aspect. I just do not get the different groups and what they fight or stand for. Very touching and painful to see "first hand" how a country tears itself apart and why. Also knowing already what the end consequence is. Very educational and eye opening.
Arguably the best first person journal of the Spanish civil war. Together with The Forge and The Track, an amazing story of Spain before the civil war and of the events leading up to it.
Y lo remata con un espectacular final. “La Llama” es la última parte de la trilogía “La Forja de un Rebelde”, que narra la vida de Arturo Barea. En esta ocasión, vemos desde los meses anteriores al inicio de la guerra civil hasta que el autor termina por exiliarse en Inglaterra durante 1939.
El libro recoge todo lo sembrado en las dos partes anteriores y culmina el contenido político y personal de la saga.
Lo recomiendo muchísimo, sobre todo por lo bien que narra el ambiente de tensión previo al estallido del 36, pero también por hacer justicia al heroísmo de la ciudad de Madrid en su lucha contra el fascismo.
Me llevo de deberes leer más sobre este periodo, porque en verdad es apasionante.
Como siempre, dejo algunos fragmentos espectaculares.
«En la escuela me había visto entre el engranaje de un sistema hipócrita de enseñanza que comerciaba con la inteligencia y la miseria para atraer al internado a los hijos de los mineros ricos. En el ejército me había visto entre el engranaje de los obreros de la guerra, maniatado por un código militar y por un sistema que impedía probar nada, pero que permitía destruir fácilmente a un sargento. Ahora me veía en otro engranaje, al parecer menos brutal, pero mucho más sutil y eficaz. Podía rebelarme, ¿pero cómo?»
«Siempre he encontrado un placer en recorrer los campos solitarios de Castilla. No hay árboles, no hay flores, la tierra está seca, dura y gris, raramente se ve la silueta de una casa, (…) Pero estos paisajes desolados bajo el sol de la canícula, tienen majestad. Los tres elementos son: sol, cielo y tierra, y los tres son despiadados. El sol es una llama viva sobre vuestra cabeza, el cielo un fanal luminoso de cristal azul que reverbera, y la tierra una planicie agrietada que abrasa al contacto. No hay paredes que den sombra, techos o enramadas que dejen descansar los ojos, fuente o arroyo que refresque vuestra garganta. El efecto es como si estuvierais desnudos y sin defensa en las manos de Dios: o vuestro cerebro se amodorra y se embrutece en una resignación pasiva, o adquiere toda su potencia creadora, porque allí no hay nada que la distraiga y vuestro yo es un «yo» absoluto que se os aparece más claro y más transparente.»
«El Gobierno había declarado que el levantamiento estaba sofocado, pero era evidente que lo contrario era la verdad. La batalla no había comenzado aún. Aquello era guerra, guerra civil, y una revolución. No podía ya terminar hasta que el país se hubiera convertido en un Estado fascista o en un Estado socialista. No tenía que elegir entre ellos. La elección estaba para mí hecha durante toda mi vida. O vencía una revolución socialista, o yo estaría entre los vencidos.»
«No teníamos otra solución. Ante España no había más que dos caminos: la terrible esperanza, peor aún que desesperación, de que estallara una guerra europea y obligara a alguno de los otros países a intervenir contra la Alemania de Hitler; y la desesperada solución de sacrificarnos nosotros mismos para que otros pudieran ganar tiempo y hacer sus preparativos, y así, cuando un día llegara el fin del fascismo, tener el derecho de pedir nuestra compensación. En cualquiera de los dos casos teníamos que pagar con la moneda de nuestra sangre y la destrucción bárbara de nuestro propio suelo.»
«Y esta guerra. Tú dices que es repugnante y sin sentido. Yo no. Es una guerra bárbara y terrible con infinitas víctimas inocentes. Pero tú no has vivido en las trincheras como yo. Esta guerra es una lección. Ha arrancado a España de su parálisis, ha sacado a las gentes de sus casas donde se estaban convirtiendo en momias. En nuestras trincheras, los analfabetos están aprendiendo a leer y hasta a hablar y están aprendiendo lo que significa hermandad entre hombres. Están viendo que existe un mundo y una vida mejores que deben conquistar y están aprendiendo también que no es con el fusil con lo que lo tienen que conquistar, sino con la voluntad. Matan fascistas, pero aprenden la lección de que no se ganan guerras matando, sino convenciendo. Podemos perder esta guerra, pero la habremos ganado. Ellos aprenderán también que pueden someternos, pero no convencernos. Aunque nos derroten, seremos los más fuertes, mucho más fuertes que nunca, porque se nos habrá despertado la voluntad.»
Termina la trilogía La forja de un rebelde, con las vivencias del protagonista, cada vez más autobiográficas, durante el año previo y los dos primeros años de la Guerra Civil Española. Muestra el ambiente político de la época y cómo se fue convulsionando hasta dar lugar al golpe de estado y a la revolución en el lado republicano. Al estar en Madrid describe cómo vivió la gente el golpe, las noticias contradictorias que iban llegando, la lucha en Madrid y sus proximidades y las luchas de poder internas. La parte que más me ha interesado ha sido la descripción de la vida de los madrileños durante el cambio que se produjo con las elecciones del 36, el ambiente previo al alzamiento, la forma en que la República pasa de defenderse de forma desordenada a formar un ejército y los días en que pareció que Madrid iba a caer y el Gobierno se fue a Valencia. Después viene su historia personal, sus líos de mujeres, su trabajo en la censura con sus enfrentamientos con el poder y sus inicios como escritor, hablando en la radio y escribiendo cuentos cortos. La parte de sus viajes al Levante tiene el interés de mostrar la vida en la retaguardia, pero muy superficialmente, así como sus vivencias en Barcelona y París, pero están muy lejos del documento histórico que formaba lo anterior. Un buen libro que merece la pena leer, aunque, como el anterior, no llega a la misma altura que el primero de los tres. En cuanto a la parte política, no esconde sus ideas, al contrario, habla mucho de ellas haciendo proselitismo, con lo que no engaña a nadie. Guste o no guste cómo piensa, él cuenta su vida.
La llama... particular novela. Ofrece una perspectiva única sobre la Guerra Civil Española. Escrita por Arturo Barea, esta trilogía autobiográfica nos muestra los horrores y las complejidades de uno de los períodos más tumultuosos de la historia española. La narrativa de Barea es muy buena en su capacidad para capturar la esencia de la vida durante la guerra, desde el miedo constante hasta la lucha diaria por la supervivencia.
Uno de los aspectos más destacados de La llama es la profundidad de los personajes. Barea nos presenta una galería de individuos realistas que se entrelazan en medio del caos de la guerra. Desde el protagonista, que lucha por encontrar su lugar en un mundo desgarrado por las divisiones ideológicas, hasta los personajes secundarios que representan diferentes facetas de la sociedad española de la época.
Además de ser una crónica de la Guerra Civil, La llama es también un testimonio sobre la resistencia humana y la capacidad de encontrar esperanza en los momentos más oscuros. A través de la escritura, Barea procura preservar la memoria de aquellos que sufrieron y murieron durante el conflicto.
Por momentos sosa, larga, no me logré conectar del todo pero me mantuve hasta el final.
En conclusión, La llama merece ser leída porque nos recuerda la importancia de recordar.
Termina Barea con este libro su trilogía de La forja de un rebelde centrándose ya sí en la Guerra Civil, sus meses previos y todo su desarrollo. Y lo hace desde la perspectiva de alguien comprometido con la causa republicana y de lucha contra el fascismo que pretende perpetuar una España feudal, del antiguo régimen, donde los pobres lo serán siempre y los ricos lo serán siempre más y más. Poder contra el pueblo, el pueblo contra el poder.
Con escenario de nuevo en Madrid, centrándose ahora en el edificio de la telefónica en Gran Vía y en las zonas donde el frente guerra más muertes produjo y donde la resistencia de Madrid se hizo más amarga por lo inútil que terminaría siendo, Barea se vuelve en este último libro más cronista realista que rememorador personal de aquellos días, meses y años. Quizá por este cambio de enfoque, por todos los datos y explicaciones que da en la narración, este sea el más tedioso de leer de la trilogía, el que menos calor humano transmite (aunque claro, teniendo en cuenta las barbaridades que se narran y que llevan a Barea a mostrarse depresivo, melancólico y pesimista en más de una ocasión) y con el que más distante me he sentido. Aún así, es una gran culminación a una obra literaria esencial para entender los polvos de los que vinieron los lodos posteriores que sumieron a España en oscuridad durante muchas décadas.
La última entrega de La forja de un rebelde me ha parecido la más floja ya que desaparecen las descripciones secas pero con encanto que priman en las otras entregas para dar paso a una narración de los hechos marcados por los prejuicios del autor.
En parte es normal, Barea lucha en el bando republicano durante casi dos años de la guerra y cuando escribe el libro apenas ésta ha terminado. Pero, en mi opinión, esta visión sesgada hace que el libro como testimonio objetivo de los años 30 en España no sea posible.
En general he tenido un problema con esta novela, y es que el protagonista principal me cae gordo. Lo mismo me pasó cuando relata sus años en Marruecos. Da la sensación que todos son incompetentes menos él, y sus ideas siempre son llevadas a buen puerto contra el criterio de los demás. Y eso que creo que el propio Barea es un personaje interesante con sus contradicciones: socialista de amplias miras en medio de una República polarizada, trabaja en la censura pero es defensor de contar lo que realmente pasa, etc.
Creo que es un libro irregular, interesante para ver el testimonio de un republicano durante el Madrid sitiado pero lejos de la calidad de La forja y La ruta.
Final part of Arturo Barea’s autobiography. The third book focuses on his experience of the Spanish Civil War and his eventual exile to Britain. Following his experience as a Spanish soldier in the Moroccan War he is now a pacifist and serves his cause as a Republican by working with foreign correspondents to bring his country’s plight to the rest of the world. But he can’t escape the carnage of the urban warfare of Madrid and Barcelona, eventually leaving him with what we would now recognise as severe PTSD. He is unable to work and flees, first to Paris and then, as the Nationalist victors of the Civil War close the net on their opponents, to Britain. All three books suffer a slightly stilted translation by Barea’s Austrian wife, but the content and vivid descriptions completely transcend this very minor criticism. I would recommend to anyone with even the slightest interest in modern Spanish history!
Termina con este la trilogía de Arturo Barea. Este es el libro más pesimista, y cuenta los inicios de la Guerra Civil desde Madrid. Barea en esa época trabajaba en la oficina de patentes y el día que se anunció que empezaba la guerra, como muchísimos madrileños, se fue a pasar el día a la sierra porque guerra sí pero en julio en Madrid hace un calor de la muerte y en la sierra se está mejor.
Me sigue gustando la prosa de Barea, me gusta mucho cómo cuenta los tejemanejes de la censura, de cómo van como pollo sin cabeza y me ha arrasado el pesimismo, los desastres de la guerra, tan aleatorios, el hambre que se puede sentir en cada página y cómo hay personas que aprovechan el follón para sacarse de encima a sus "enemigos" (siendo enemigo un vecino al que le debo dinero, uno que me cae mal o uno que creo que me va a fusilar si no le fusilo antes). Lo he leído despacio porque no puedo con tanto pesimismo viendo en paralelo todas las imágenes de Gaza. Vaya viaje, amigas.
Tercera parte de la biografía de Arturo Barea, contándonos sus vivencias en los meses previos a la guerra y durante la guerra donde tuvo parte activa en la censura de prensa del gobierno de la republica y la junta de estado de la sitiada pero resistente y valiente Madrid.
La valentía, trabajo intenso, desesperación por ver como todo iba de mal en peor, no solo por los ataques del ejercito de Franco sino también por las puñeteras disputas internas entre los partidos de la izquierda española , y la casi locura que le producía al final la violencia y la sin razón de la guerra independientemente del color porque al final el resultado fue un país destrozado, cosa que aun se puede notar 80 años después de la finalización de la contienda.
Una obra literaria española imprescindible junto con los otros dos volúmenes que crean La Forja de un Rebelde.
Último libro de una fantástica trilogía, a pesar de lo que uno puede pensar al principio, para mí, el mejor de los tres. Estalla la guerra civil en España y se relata en primera persona la vida en un Madrid sitiado por el Frente Nacional. A través de las propias vivencias de Barea, el lector puede conocer cómo se fueron sucediendo todos los hechos y el sentir y la lucha estoica del pueblo madrileño, que trató de resistir hasta su último aliento. En los capítulos finales, el relato histórico pasa un poco a un segundo plano para centrarse más en el propio autor. Este, relata como se siente al vivir en una ciudad sitiada y con la amenaza constante de poder morir en cualquier momento. Trilogía indispensable para cualquier persona que quiera conocer todos los ingredientes que se dieron como caldo de cultivo para el conflicto de la guerra civil en España y como se sucedió esta misma.
De Slag is het laatste deel van een autobiografische roman over zijn leven. In dit deel beschrijft hij aan de hand van zijn eigen ervaringen, de verschrikkelijke gevolgen die de, drie jaar durende, fascistische belegering van Madrid had voor de Madrilleense bevolking. Hij laat zien dat grote mogendheden als Nazi Duitsland , fascistisch Italië en De Sovjetunie zich dit conflict toe eigenden om vooral machtspolitieke redenen.
Het is soms schrijnend en onthutsend om te lezen dat juist de "gewone" mensen voor die machtspolitieke strijd met verdiet en ontreddering de tol betaalden. Barea heeft op briljante wijze een indrukwekkend beeld gegeven van de diepe sporen die deze vreselijke oorlog, tot op de dag van vandaag, nog steeds nalaat.
Una de esas lecturas impactantes que te cambiarán por completo la forma de pensar. Debería ser lectura obligatoria de instituto para que todos conozcamos bien la Historia; conocer la Historia es la única forma de intentar impedir que se repita.
Ahora me es inevitable pasear por Madrid sin pensar “aquí acamparon los alemanes” o “ahí había un frente republicano” o “allá cayeron la mayoría de obuses”… e imaginarme cada detalle. Tan cerca, pero tan lejos…
Describió su formación como persona en ‘La forja’, contó sus vivencias en la Guerra de Marruecos con ‘La ruta’ y relató con crudeza la Guerra Civil en ‘La llama’. Con un estilo “bruto” y único, Arturo desnudó su alma en esta trilogía hasta lograr ganarse mi confianza.
Libro que cierra esta descomunal novela autobiográfica en tres partes. Narra los hechos del sitio de Madrid en 1936 en primera persona, la involucración del autor en el conflicto, las crisis de toda índole a las que se enfrenta y cómo éstas casi le destruyen. Me parece muy útil para entender la guerra civil visto por los ojos de un civil atrapado en una ciudad sitiada y en una sociedad enferma. Es un testimonio que se lee con interés. El último cuarto del libro es demasiado introspectivo y se hace tedioso, sin nuevos elementos en la acción más allá de aquellos que provienen de la evocación del autor sobre sus sentimientos al final de la guerra, antes y durante su exilio a Francia.