El libro que aquí presentamos, Federalismo, socialismo y antiteologismo, escrito en 1868, representa una síntesis del pensamiento maduro bakuninista. Aquí encontramos ya claramente establecidas las bases de su planteamiento anarquista colectivista, siendo sus elementos: el socialismo revolucionario de cara al parlamentarismo socialista, el confederalismo regionalista de cara a las tendencias centralizadoras republicanas y socialistas autoritarias, y el ateismo militante de cara a la postura cínica rogubernamentalista frente al asunto de la religión y su influencia en el desarrollo de los movimientos obreros y progresistas de aquella época.
Mijaíl Alexándrovich Bakunin (Михаил Александрович Бакунин en ruso) (30 de mayo de 1814 - 1 de julio de 1876), fue un conocido anarquista ruso contemporáneo de Karl Marx. Es posiblemente el más conocido de la primera generación de filósofos anarquistas, está considerado uno de los padres del anarquismo, dentro del cual defendió la tesis colectivista. Además también perteneció a la francmasonería, con la intención de inclinarla hacia postulados anarquistas.
Russian anarchist and political theorist Mikhail Aleksandrovich Bakunin, imprisoned and later exiled to Siberia for his considered revolutionary activities, escaped to London in 1861, opposed Communism of Karl Marx.
People often called Mikhail Alexandrovich Bakunin (Russian: Михаи́л Алекса́ндрович Баку́нин), a philosopher, the father of collectivism.
Siempre al leer a estos autores hay que conocer el contexto en el que vivieron para poder entender su trabajo. Bakunin estaba no sólo empapado en las teorías científicas más recientes de su época, hablando de Durkheim y Darwin, también lo estaba de los aspectos sociopolíticos, su memoria todavía fresca con las revoluciones de 1848. Y aún así no pudo escapar del eurocentrismo dominante, esa teoría de que la evolución cultural es lineal, de un estado “menos avanzado” hasta concluir en los pueblos europeos.
El libro abre con una carta para formar la “Liga de la paz y la libertad”. Aquí la palabra clave será libertad, que recorrerá toda la obra y que permeará la postura de Bakunin. La primera parte, Federalismo, se muestra demasiado optimista. Curioso, pensando que las revoluciones de 1848 fueron todas subyugadas. Llama a la creación de unos Estados Unidos de Europa, en semejanza al país americano que tiene en tan alta estima. Nuevamente, curioso; y doblemente curioso al ver la maquinaria burocrática en que se convertiría la eurozona. Pero empieza a construir su argumento contra los movimientos nacionalistas y patrióticos y logra predecir al capitalismo tardío de la actualidad: “...en tanto que existan los Estados actuales y en tanto que el trabajo continúe siendo el siervo de la propiedad y del Capital, esa libertad, al enriquecer a una mínima porción de la burguesía en detrimento de la inmensa mayoría del pueblo, no producirá más que un solo bien: el de enervar y desmoralizar más completamente al pequeño número de los privilegiados, el de aumentar la miseria, los agravios y la justa indignación de las masas obreras…”
En la segunda parte del documento, Socialismo, nuevamente se ve muy optimista. Ve al socialismo como el movimiento que puede llevar a la libertad renunciada de las masas. Pero bien advierte del socialismo de Estado, el “socialismo autoritario y reglamentado”. El Estado no puede —y esto profundizará en Antiteologismo— legitimar las aspiraciones de las clases obreras que le dieron el poder para instaurar un nuevo orden social. Hemos visto en los ciento cincuenta años desde que Bakunin escribió este texto que una y otra vez el socialismo se ha, en lo que él menciona, aliado con el cesarismo, un “... socialismo autoritario y reglamentario…” con una figura de Estado que dictamina lo que está bien y lo que está mal.
La mayor parte del texto se centra en el Antiteologismo y es aquí donde el autor se luce. Aunque tiene una visión positivista que ahora resulta ingenua. La ciencia, lamentablemente, no tiene las respuestas de todo y sin una formación moral, que el autor nunca excluye, ese positivismo nos ha llevado al punto en el que nos encontramos actualmente. Empieza explicando cómo la idea de dios surge de la habilidad de abstracción del humana llevada al extremo. Cuando extraes todo y te quedas con nada, entonces ahí está dios. A partir de este punto Bakunin empieza a construir la sociedad —nuevamente regresando a su visión lineal de la evolución social—. El dios al ser la abstracción total es el receptáculo de cualquier cosa que la autoridad religiosa necesite y entonces el pueblo se vuelve su esclavo. “... la experiencia histórica y la lógica han probado al mismo tiempo que basta un sólo amo en el Cielo para crear millares de esclavos en la Tierra”. De la religión surge el Estado —al que para unirse con el pretexto de seguridad, las personas tienen que renunciar a su libertad toda—, primero monárquico, legitimado por su dios, y luego como Estado democrático, que como bien dice puede volverse despótico porque “...bajo el pretexto de que representa la voluntad de todo el mundo, pesará sobre la voluntad y sobre el movimiento libre de cada uno de sus miembros con todo el peso de su poder colectivo”.
Nuevamente, Bakunin se ve profético al describir los conflictos del siglo XX. El Estado es la negación de los demás Estados y sus ciudadanos. “... todo Estado [...] debe tender a la omnipotencia, y una vez poderoso, debe conquistar. Quien dice conquista, dice pueblos conquistados, sometidos, reducidos a la esclavitud…” La conquista será más sutil hoy en día, pero continúa. Las últimas páginas las dedica a explicar cómo la educación puede formar a personas revolucionarias a pesar de estar predeterminadas por la sociedad en las que están envueltas, pero advierte que debe ser individualizada —a diferencia de la educación de masas que justamente surge en el siglo XIX— y llamar a la exigencia de la libertad.
El Estado puede argumentar hacer las cosas por el bien del pueblo y así arrollar a sus ciudadanos y a los de otras naciones, privarlos de toda libertad en su nombre. “... la rebelión contra el bien impuesto así, no sólo es natural, es también legítima: lejos de ser un mal es un bien, al contrario; porque no hay bien fuera de la libertad, y la libertad es la fuente y la condición absoluta de todo bien que sea verdaderamente digna de este nombre, pues el bien no es otra cosa que la libertad”.
Aunque Bakunin pone en palabras lo que por tanto tiempo estaba gestionándose en mi mente, Federalismo, socialismo y antiteologismo es una obra inconclusa y por eso sus final se siente muy extraño, sin una conclusión y con una nota que así sin más parece antisemítica. Hablando del lado editorial, aprecio que estas versiones print-on-demand hagan accesibles obras como éstas, pero hace falta mucho trabajo editorial. El libro cuenta con varios errores tipográficos y el texto es demasiado pequeño; no cuenta con ninguna información editorial, sólo menciona en notas al pie de página a los “capturistas y diagramadores de la versión cibernética”.
Lecture que je qualifierais de complémentaire d’une autre œuvre de Bakounine ,Dieu et l’état. Le chapitre sur l’athéisme est beaucoup plus poussé dans la réflexion ce qui est très bien. Il y’a aussi quelques citations magistrale dans ce texte. Comme celle ci :
« La liberté sans le socialisme , c’est le privilège et l’injustice et le socialisme sans la liberté , c’est l’esclavage et la brutalité »