""Je suis la fille du juge Boulouque, du terrorisme, des années quatre-vingt, des attentats parisiens. Et je suis orpheline de tout cela. Personne ne se souvient de mon père et la vague d'attentats des années quatre-vingt à Paris se confond avec celles qui ont suivi - c'est après tout le destin des vagues de se retirer. C'était aussi le sien. Je suis la petite fille qui a connu les menaces de mort et. les gardes du corps autour de sa dixième année - les campagnes de presse, les phrases assassines. J'avais treize ans lorsque mon père a tiré, le 13 décembre 1990. Tiré sur lui, cette nuit-là. Et sur nos vies""--P. [4] of cover.
"Je n'ai plus de père et en ai plusieurs, celui de mes souvenirs et celui des leurs, qui ne se confondent que rarement" Un roman très touchant Durant les derniers chapitres, les larmes coulaient malgré moi, une respiration retenue et saccadée comprise. Des mots et des souvenirs dures de la part de la fille de Gilles Boulouque. L'universalisme des répercussions des attentats sur les individus victimes de ceux là de loin ou de près.
Boulouque, la hija del juez, relata las circunstancias que llevaron al suicidio de su padre. Entonces era una niña, pero el dolor y la soledad son una parte de ella que vuelve a brotar con los atentados del 11 de septiembre de 2001, impulsándole a escribir el libro. Es en ese instante que muere el silencio. Y vuelve a morir el padre de Clémence, un juez incomprendido.
grosses larmes BIEN chaudes, visage BIEN contorsionné. pour un témoignage aussi touchant et aussi bien écrit j’ai vraiment pas les mots. ma nouvelle obsession après foenkinos ?
"Al escribir he encontrado una memoria que había condenado. Mis textos, antes, quedaban inacabados y mis recuerdos en suspenso. Me protegía de ellos y de mí". En estás palabras finales se explica el titulo del libro — Muerte de un silencio—, matar el silencio por medio de los recuerdos escritos que tal vez le permitirán a la autora hacer las pases con el suicidio de su padre, un famoso juez con una carga muy pesada: juzgar los casos de terrorismo perpetrados en Francia en la década de los 80's. Al principio me pareció de esos libros chapuceros que buscan utilizar una desgracia o la fama de alguien importante de la familia para, en cierta manera, aprovechar algo de esa fama y victimizarse. Tal vez tenga un poco de eso. A final de cuentas le estas vendiendo a los lectores los recuerdos que tanto te pesaron y de los que no podías ni escribir, pero que ahora se convierten en tu primer novela. Qué en realidad no es una novela sino una narración de aquellos momentos que no todo vivimos pero que ella si tuvo que transitar. No estamos ante una narración angustiante, pero a través de los ojos de la autora podemos, si no entender tal cual, si suponer lo que su padre debía estar sufriendo y pasando. A final de cuentas, no importa que tan famoso o importante seas, a final de cuentas siempre eres uno más de nosotros. ¿Habrá sido para la autora, la publicación de este libro una forma de exorcizar su sufrimiento? Algunos dicen que se escribe de lo que se conoce y tal vez fue eso lo que llevó a Clémence Boulouque a buscar la muerte de su remordimiento por medio de esta confesión que acabó convertida en un premio literario: el premio Féneón.
Debo confesar que la mayor parte del libro estaba pensando en que no era la narración que esperaba, y digo… no es que debería exigir más dolor o más misterio porque claro… nadie pide la muerte de un ser querido. Si acaso los sobrevivientes de una muerte cercana preferirían nunca haber tenido que escribir sus dolencias. Pero tal vez sí esperaba un poco más de profundidad o de contexto acerca de los casos de terrorismo que llevo a su padre al suicidio y a ella a escribir este libro. Claro que cuando la autora menciona que no lo hizo porque ahí no iba a encontrar a su padre ni lo que había perdido también tiene mucha validez.
Realmente conecté más con el libro después de que su padre se quita la vida y comienza el relato del duelo de la autora y de su familia. La pérdida de una persona que compone tu núcleo y tu centro nunca se vive igual, es cierto, pero creo que dentro del duelo de cada uno podemos hallar símiles que nos hagan comprender un poco a ese otro huérfano de cierta persona.
También procedo a buscar ahora yo ese contexto en periódicos y en internet para poder darle un poco de sentido a las muecas de dolor que ella veía en su padre y que, a falta de ese contexto, se retrasara también mi curiosidad por devorar este libro.
Clémence Bouloque est la fille du juge Gilles Boulouque, en charge des affaires liées aux attentats parisiens des années 80. Son enfance dorée, passée au cœur d'une famille unie et joyeuse, a été marquée par un drame : le suicide de son père. Un évènement brutal qui donne du sens à la tristesse et au silence grandissant de son père mais vécu comme un seisme au cœur de chacun, et de Clémence en particulier.
Son autobiographie retrace avec émotion la vie d'une famille heureuse, escortée au quotidien et protégée des attaques extérieures, des pressions politiques, des journalistes inquisiteurs par un père tout entier consacré à sa tâche et peu présent. Le regard d’une enfant capricieuse s'affine grâce à l'évocation des souvenirs filtrés par le regard de Clemence devenue adulte. Le style est fluide et agréable. Cette histoire intime nous montre comment la fonction de juge s'est répercutée sur son histoire individuelle mais aussi celle de sa famille, impactée par ces tensions cachées, mais ressenties silencieusement jusqu'au drame. Un récit touchant.