Colmo fue concebida como una historia de “ingeniería ficción”, por lo que anticipa avances civiles y tecnológicos de Chile. Eran fantasías que se convirtieron en predicciones, como los vehículos propulsados con tecnologías de hidrógeno. La novela habla de que, en 2015, los reactores de dicho elemento ya son una realidad
Obra chilena de ciencia ficción utópica, publicada originalmente en 1994. Lo de utópico es significativo considerando lo poco común que es encontrar obras de este estilo dentro del cifi, donde las distopías y ucronías son la dieta normal para los lectores de este género literario.
Leí la versión relanzada hace un tiempo por la editorial Emergencia Narrativa. Es un libro que te invita a soñar, y más aún cuando el centro de la historia ocurre en la región donde vives.
En la nueva edición, Colmo se presenta así misma como “una novela de anticipación” y claro que es así, pero el mérito lo tiene la tremenda investigación con la que se armó Juan Antonio Bley para justificar cada detalle de lo que relatan las páginas de su obra.
Colmo entretiene y educa, nos lleva a imaginar lo que ocurriría si alguien como Axel Gutierrez existiera de verdad y se atreviera a emprender las cosas que él emprendió tal como lo cuenta este libro.