Aritmética familiar es el mapa de un territorio común a todos y para todos distinto. Pilar Tena vuelve, en este libro, a indagar en las relaciones humanas en el ámbito de la ese lugar que desde el principio nos construye y nos destruye, nos cuida y nos descuida, donde intenta explicarse a través de esos personajes ficticios lo que no alcanzó a comprender en la vida real. Las grandes pérdidas que marcan para siempre, la enfermedad o el desapego que un niño no comprende, el amor que se añora reflejado en los otros, incluso la recurrente traición filial. Los escenarios cambian de ciudad y van de unos países a otros, pero los personajes arrastran en la mayor parte de los casos una misma desolación. Toda una geografía íntima donde el lector comprobará por sí mismo el indudable poder evocador de la escritura y su capacidad de análisis.
Aritmética familiar te permite como si estuvieras tras una mirilla contemplar retazos en la vida de otros. Retazos que no son extraordinarios, sino todo lo contrario, comunes en la mayoría de casos y que podrías haber vivido o vivirás.
A priori el ser testigo de las desidias, pérdidas y cambios de otros es algo que me atrae porque uno puede a través de ellas volver a determinados momentos de su vida o reconocer el momento actual. Las formas de Pilar Tena, además, son sencillas; no hay juegos de palabras aquí para confundir. Las intenciones de la autora son claras así como las de los personajes a los que da voz. Y aun así, con todo a favor, no me ha terminado de interesar.
¿Por qué? Probablemente porque he encontrado en esta colección de textos tres que me han interesado mucho y a cuyos personajes me hubiera gustado acompañar por más tiempo en ese determinado momento y otros que no me han interesado nada. Así que cierro el libro con una sensación incompleta y por otro lado certera de que no he leído lo mejor de Pilar Tena. Tengo la sensación de que me ha gustado Pilar Tena pero no Aritmética familia, no me preguntéis el por qué.