Hasta el momento en que su padre decide suicidarse, la vida de Marcos parece normal. Va al colegio, lee novelas de aventuras, tiene su grupo de amigos, de vez en cuando le ayuda a su viejo en la tienda de barrio que les da de comer.Sin embargo, a partir de ese día, Marcos debe convertirse en hombre y valerse por sí mismo. Una apasionante historia se desata cuando descubre que, en un oscuro y alejado centro para enfermos mentales, vive un hermano suyo del que no tenía noticia, un personaje luminoso que le cambiará la vida para siempre. A partir de ese instante, los acontecimientos se convierten en una carrera desaforada, en un acontecer atropellado y surcado por el misterio. En ese constante trasegar, la reaparición de un rito prohibido muy antiguo le da un giro definitivo a la historia. Marcos se adentrará, entonces, en los espacios más recónditos del alma humana. Apocalipsis es una disección de las pasiones más profundas del hombre, un viaje por los vericuetos del cuerpo y el espíritu, una vibrante reflexión sobre el hecho de estar vivos. Además, con este libro, el número diez de una saga que empezó hace más de quince años, Mario Mendoza cierra el ciclo que inició con La ciudad de los umbrales y salda cuentas con las preocupaciones que han dado lugar a su obra.
Escritor colombiano nacido en Bogotá en 1964, Mario Mendoza es uno de los autores latinoamericanos más influyentes de la actualidad.
Tras licenciarse en Letras, graduarse en Literatura Hispanoamericana y trabajar como pedagogo, Mendoza decidió iniciar su carrera literaria a partir de 1980, combinando la escritura con la docencia en literatura y la colaboración con diversos medios culturales.
Su primera novela, La ciudad de los umbrales, fue publicada en 1992. Tan sólo dos años más tarde fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Colombia por La travesía del vidente. Con otra de sus obras, Satanás, se hizo con el Premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral en 2002.
También destacan en su obra los libros dedicados al público infantil, en especial la saga El mensajero de Agartha.
Cuando leo a Mario Mendoza siento que estoy en una burbuja con problemas que, ante toda la situación de mi país, son insignificantes; no se que tiene su pluma que me envuelve de una manera casi hipnótica y plantea temas tan interesantes que me hace reflexionar sobre cosas que nunca antes se me habian pasado por la mente, me gustaron los guiños a sus otras novelas dentro de esta y la multitud de capas que muestra de un mundo aparentemente estático, hay muchas cosas del libro que, si bien parece, no son ficción, y eso hace que todo sea mucho más perturbador e intenso.
Lamento mucho ponerle dos estrellas de cinco a un libro de Mario Mendoza, porque me he topado con muchos fragmentos que me han gustado y, en general, con otras obras suyas, he disfrutado mucho.
Sin embargo, en esta novela ha habido varios aspectos que me han perturbado un poco: comentarios misóginos y/o machistas; multiplicación del propio autor en forma de varios alteregos de sí mismo convertidos en personajes; críticas a su propia obra (ensalzándola); haber añadido tantos personajes y temas sin desarrollar casi ninguno; el romantizar los trastornos mentales; el retratar a asesinos como verdaderos seres memorables; el crear un protagonista que se supone que es fotógrafo pero poco habla de fotografía y mucho de literatura (y además no tiene ni un sólo amigo/conocido de su propio gremio, sino que "casualmente" casi todos sus amigos son escritores)...
Si hubiera sido la primera novela que leyera de él, probablemente me habría convencido un poquitito más. Pero aún así, viéndola de manera aislada, no me convence. De todas formas, eso no significa que otras obras suyas no me hayan gustado. Es simplemente que con esta no me ha pasado lo mismo, en absoluto.
La cámara de Marcos salamanca está lista, con el obturador a punto y enfocando a la ciudad. Con su fotografía abre y muestra las puertas y portales a esas otras ciudades que pasan inadvertidas dentro de la misma ciudad. Con su obra gráfica, estética, testimonial y sin maquillaje, declara abiertamente la locura y el amor que se mezclan en la megalópolis.
La ciudad como literatura. La ciudad a la que hay que darle una identidad literaria, un espacio entre las letras para salvarla del olvido.
Indudablemente Apocalipsis es una historia que destaca entre las otras (por eso me ha gustado tanto) debido a su realismo frio, su forma tan directa de expresar las cosas, la fortaleza y singular personalidad que el autor plasma en sus personajes, ese estilo unico de Mario Mendoza, que se podria distinguir a millas es lo que nos envuelve, y nos hace devorar el libro hasta la ultima pagina. Lo lei en pocos dias, y habia leido antes las 2 historias que se unen en este, y como el lo dice, leerlo es sencillamente una especie de catarsis, ese es el fin de leer un genero tan fuerte, directo, y realista. Inundarte con la crueldad de la humanidad, para luego salir a la superficie, totalmente limpio, sin ningun residuo de sociedades, apariencias y mentalidades huecas, que te permita parecerte a ellos, totalmente renovado, verdaderamente humano, no como los que dicen serlo,y lo unico que son es animales irracionales.
La historia fue buena hasta Bernardo. Siento que empezó muy bien y poco a poco se fue desordenado la trama, casi al final todo lo que había ocurrido en un inicio ya no era relevante. Es el primer libro que leo del autor y cuando me encontré con este giro de historia me puse a averiguar un poco más y resulta que mi sentimiento respecto al libro es compartido por muchos... No lo recomendaría la verdad, esperaba más
Mario Mendoza se dio a la tarea de hacer ver a Bogotá como un escenario perfecto para que las historias se sucedan y cada vez que lo leo o escucho confirmo que, si no lo ha conseguido, está muy cerca de hacerlo. "Apocalipsis" es otro acercamiento a una ciudad que no para, que se traga tus ilusiones sin darte cuenta, que esta llena de gente que lucha por algo o que actúa sin mayor motivo que el de seguir por nada. Los espacios son personajes importantes en una novela y eso se logra claramente en este libro.
La historia de Marcos y sus amigos nos permiten caminar por diferentes momentos que todo ser humano atravieso, como lo son las decepciones, las tragedias, la esperanza, la reconciliación, la redención, el apego, la soledad, la calma y muchas otras cosas que página tras página se van revelando.
Mi problema con este libro radicó en que sentí que se trató de abordar mucho, de entregar demasiada información, de desarrollar gran número de problemas y me fui perdiendo al sentir que parte de ello no tenía conexión con nada o un propósito claro. Creo que aplica eso de menos es más a la perfección en esta novela.
Para cerrar, me queda muy claro por qué Mario Mendoza es el escritor colombiano más vendido y leído en la actualidad y el porqué su grupo de lectores no hace sino crecer y crecer año tras año: este autor ha creado un mundo y con cada palabra te va metiendo en él, te va antojando de descubrir más, de leer todas las historias que tiene por contar y de no olvidar que esa parte oscura está en cada uno de nosotros así varios se nieguen a mencionarlo.
Mario le habla a quienes la mayoría ignora u olvida, y eso es un acto de valentía y resistencia digno de reconocimiento y admiración.
Mario trata de entregarnos un "compendio" de sus obras anteriores, pues muchos personajes salen aquí. Consigue darles otro final a esas historias, del mismo modo en que se ve un mejor manejo de la prosa y la atmósfera que quiere retratar. Y es ahí donde se basa "Apocalipsis" en dejar por escrito la atmósfera de la historia, la ciudad de Bogotá es la protagonista de principio a fin. Quizá el que lleva las riendas de esta novela no sea el más profundo, pues podría ser cualquiera de los otros protagonistas de sus anteriores novelas, pero se entiende la carga que puso Mario en este personaje, en como entrega partes de si en cada capitulo, en como su imaginación quiere desbordar las paginas y entregarnos una obra más allá del libro. Me encantó ese juego meta literario que hace, en donde él se divide en muchos personajes y al final cierra un ciclo que de seguro se siente satisfecho. Aún me faltan libros de Mario, menos mal, porque estoy seguro que no me cansaré de él.
Uno de mis libros favoritos. Lo leí cuando tenía 14 años y apenas empezaba a conocer la crudeza de la ciudad que creía haber conocido toda mi vida, Bogotá. Leer esté libro me ayudó a ver la ciudad en la que habitaba de forma mucho más realista pero apreciativa.
Cuatro años después, me encuentro en un entorno sumamente discrepante al que una vez conocí en aquella "jungla de cemento" pero las descripciones hechas por Marcos, en una de sus tantas reflexiones, me acompañan cuándo decido recordar lo vivido entre los montones de edificios de Bogotá. Apesar de llevar una vida más o menos tranquila y no tan trágica cómo la del protagonista, pude apreciar las vivencias que podrían haber sido las de mis vecinos o conocidos.
Creo que lo que más valoro de este autor, y, en particular de esta historia, es la forma en la que presentan la ciudad, la cuál, hasta el día de hoy, viviendo muy lejos, llevo presente.
A ver, cómo criticar un libro sin destrozarlo... En Apocalipsis, Mario Mendoza se pierde, te pierde, lo terminé por pura determinación, me pareció interesante hasta la mitad, luego se disipa, se convierte en mil historias sin ahondar en ninguna, despotrica de las mujeres y endiosa a los solteros, dejando a las familias como una insulsa realidad. Crítica sus propios libros obviamente para darles publicidad. No me gustó para nada. Este es el tercer libro que leo del autor, Satanás y Leído Masacre me atraparon y me llevaron por la historia sin perderme, aburrirme o fastidiarme. Pasará tiempo para que me atreva a leer nuevamente a Mendoza
Mario Mendoza trata de abarca la critica a la sociedad bogotana por medi de un fotografo que puerde toda la luz con la muerte de su hermano. Son tantas las cosas por decir que al final no dice nada en concreto, todos e queda mencionado por personajes que desaparecen sin aclarar completamente lo que estaba pasando. Es cierto que hace cuestionar como se llega a desenvolver uan persona dependiendo de sus ideales, pero mas que llegar a hacer un analisis del porque, se queda con simplemente mostrar la miseria humana de diferentes maneras.
En principio se me hizo un poco lenta y poco creíble pero con el transcurso de las páginas el libro me mostró otro lado, que las cosas no son lo que parecen y que de alguna manera todo evoluciona, es un relato crudo y frio de lo que la ciudad hace con sus habitantes o mejor de lo que los habitantes han hecho de la ciudad, un hermoso final.
A este libro le tenía muchas ganas desde hace tiempo, pero espere para leerlo y vale la pena. Este libro tiene un tratamiento excelente, no queda nada suelto. Lo más importante, ver como una ciudad nos consume a todos. Recomendado
"Recuerdo que ya por esos años yo era famoso en la cuadra por una extraña sensibilidad que tenía para captar instantes que me llamaban la atención. Me parecía curioso que la gente no se detuviera ante ciertas imágenes, que no se diera cuenta de que vivía en medio de la fugacidad de una rutina castrante que le impedía sorprenderse del hecho mismo de estar viva."
"Me gustaba detener la vida, luchar contra el implacable paso del tiempo, impedir que la muerte se siguiera aproximando de una manera tan inexorable."
"Al final estaba hastiado de todo, de una sociedad hipócrita de doble moral, cobarde, violenta, injusta, que no quiere que nada cambie, y entonces se embarcó con rumbo a las islas de los mares del Sur y terminó sus días entre los maoríes, soñando con convertirse él mismo en un salvaje más."
"Y lo admiré por haberse fugado mentalmente de toda una maquinaria cultural en la que nosotros todavía seguíamos prisioneros."
"Recuerdo que ese dibujo estuvo durante años colgado en mi habitación. Para mí, era un símbolo de resistencia y de búsqueda al mismo tiempo: se trataba de no dejarse devorar por la imbecilidad general, de resistir a la invasión de nuestra mente, de no dejarse vencer y, por otro lado, de lanzarse en busca de nuevos mundos, de nuevos derroteros intelectuales que nos transmitieran un aire fresco y no contaminado."
"...a partir de aquel día empecé a sospechar que detrás de la cordura había algo de sumisión, una cierta mansedumbre que nos impedía rebelarnos en contra de una sociedad insulsa y peligrosa."
"Me dije entonces que todo hombre era un misterio y que lo que vemos de una persona es sólo la punta de un iceberg cuya verdadera dimensión reposa en las profundidades de unas aguas turbias. ¿No escondía la gente, acaso, robos, crímenes e infidelidades matrimoniales durante años enteros? ¿No tenía todo individuo un rostro oculto que lo atormentaba a lo largo de la vida, unos gustos, unas ideas o unos afectos que no podía expresar por miedo a ser sojuzgado por sus conocidos?"
"Basta ahondar en cualquier objeto o persona para tropezarse con un ángulo de horror y de disgusto. Nada ni nadie soportan un examen a fondo. La modelo más hermosa esconde detrás de su larga cabellera y de sus ojos dulces noches enteras metiendo cocaína, orgías interminables con los dueños de poderosas firmas publicitarias, depresiones crónicas y extensos períodos de anorexia o de bulimia."
"Ha sido raro recordar escenas y momentos que casi tenía olvidados por completo. Lo positivo es que me he dado cuenta de que al escribirlos los he dotado de sentido, los he redondeado y, aunque parezca absurdo, los he comprendido mejor. Es como si las palabras penetraran en las acciones y les otorgaran un volumen del que antes carecían."
"Un artista es hijo de sus dolores más profundos."
"...la verdad era que yo asistía a las marchas y a los mítines porque eso no me comprometía en absoluto ni me obligaba luego a recibir órdenes de nadie. La militancia política era ya otra cosa y yo sabía que no estaba diseñado para ella. Mi carácter era el de un renegado y cualquier tipo de disciplina militar que me obligara a ser un subordinado iba en contravía de mi personalidad."
"Era cierto que la psiquiatría continuaba siendo una rama muy atrasada de la medicina, pero Fernando, mostrando una gran sensibilidad, notó que la mayoría de los internos sufría no tanto por sus dolores (que eran atroces), sino por la marginación a la que eran sometidos por su familias y por la sociedad en general. Eran sensibles al rechazo que habían padecido, al encierro carcelario, a la soledad obligatoria. Esa reclusión y ese silencio eran mucho peores que las enfermedades que les habían diagnósticado."
"—El artista, como lo entendemos nosotros, es un individuo marginal, un ser que no se puede adaptar a las reglas hipócritas y tendenciosas de una sociedad que sólo promueve la injusticia. De alguna manera, el artista siempre está fuera de lugar."
"...digamos que lo primero que la muerte se ha tomado de mi cuerpo ha sido la mirada, la cansada manera de observar a la gente y los objetos, como si uno estuviera concentrado todo el tiempo en un más allá invisible e impalpable."
"...todos esos jóvenes que veinte años atrás habían decidido llevar una vida que no se pareciera a las otras, aunque en el camino tuvieran que pagar muy caro el precio de esa diferencia."
"...esa lejanía con respecto a los demás no se experimenta con orgullo, como si una fuera superior o como si se tratara de un ego crecido que mira con desdén al resto de la gente; no, es una distancia que duele, que hace daño, que nos hunde en una soledad malsana y destructiva. Y por más que uno hace esfuerzos por socializar, por sentirse cómodo en un grupo o en otro, nada, es evidente la diferencia, es claro que cargamos dentro de nosotros un ensamblaje mental que nos aísla y que nos lanza hacia fuera, donde nos esperan la estepa, la noche y el frío. Entonces uno ve pasar a un hombre con su esposa y sus dos hijos, todos rozagantes y felices, y no siente desprecio, no, siente envidia, siente ganas de tener una familia así, de poder compartir un desayuno mientras los niños corretean por la cocina, y es triste reconocer que cierta información que está dentro de nosotros nos impide llevar una vida semejante, que lo nuestro es el monólogo, la ausencia y la vida contemplativa."
"Era como si en la medida en que íbamos envejeciendo nos alejáramos de lo que más habíamos querido, y al hacerlo, nos estuviéramos despidiendo también de lo que habíamos sido."
"Era como si, al mirar dentro de mí, durante años sólo hubiera visto un hueco, una zona en blanco, un desierto, y a veces, cuando la realidad había logrado colarse de alguna manera fraudulenta, veía entonces una multitud fantasmagórica y me sentía intoxicado de presencias fútiles y groseras de las que no sabía cómo desprenderme. Eso era lo que había dentro de mí: vacío o amontonamiento caótico, pero nada que lograba despertar mis antiguas fuerzas para entrar en movimiento y apropiarme de nuevo del espacio-tiempo en el que me había tocado vivir. No, yo era un espectro nómada que dejaba pasar los años sin pensar en nada, sin alarmarse, como un zombi que había olvidado en el camino sus afectos, sus ideas, sus sueños, su más autentica identidad."
"...lo sentía cercano, fraternal, como si el destino me hubiera puesto en el camino un espejo donde mi imagen estaba aumentada y más oscura. Así que hacíamos bien el trabajo, le metíamos pasión al asunto, pero ambos permanecíamos en los subterráneos de nosotros mismos, abajo, en las cloacas, donde el olor era nauseabundo y la luz escaseaba. Era una amistad en la que ambos respirábamos el aire azufrado de nuestros respectivos infiernos."
"Durante años ese sitio había sido un escondite, un refugio para alejarse de un mundo feroz, uan cueva donde me había encerrado a purgar una pena muy honda, una covacha donde me había acostumbrado a convivir con esa sensación de desaliento y de insatisfacción permanentes."
"Sin embargo, aunque intentaba estar entre los demás y parecerse a ellos, le costaba trabajo socializar y su propia mente lo condenaba a estar solo, a alejarse, como si se tratara de un leproso que no puede aproximarse a la gente para evitar que lo insulten y lo apedreen."
"...me quedé a la deriva, con la sensación malsana de que yo no estaba hecho para la relación de pareja, que esa dinámica afectiva estaba por fuera de mi comprensión y que lo mejor era sumir una vida en soledad. Tampoco el deseo de ser padre me llamaba la atención. Si no podía tener plantas ni animales porque me disgustaba que otros seres dependieran de mí y me esclavizaran (así lo sentía yo), cómo diablos iba a ser capaz de enfrentar la paternidad de una manera responsable y positiva. Por encima de cualquier otro ideal, el que yo más valoraba era la libertad, no soportaba sentirme amarrado, sometido, controlado, obligado a cumplir con una serie de rutinas detestables. Prefería mil veces la depresión solitaria, el aburrimiento y quedarme botado todo un domingo en mi cama sin hacer nada, durmiendo a intervalos, comiendo cualquier cosa y leyendo una buena novela mientras afuera la lluvia castigaba la ciudad."
"Pero no sé qué pasa, tarde o temprano las responsabilidades de un relación seria me pesan, me atosigan, se me vuelven un suplicio y entonces me desaparezco."
"Hay momentos en la vida en los que entramos en dimensiones desconocidas, extraños intermedios de la realidad que no conducen a parte alguna, laberintos de idas y venidas sin sentido, extravíos, pasos que damos al azar, a ciegas, tambaleantes. Y no sabemos cómo salir, dónde está la puerta, dónde podrá hallarse un hilo de luz. Una voz nos dice entonces por dentro que tenemos que seguir avanzando así, entre sombras, con la respiración contenida, y lo hacemos sin quejarnos, poniendo lo mejor de nosotros mismos, pero también sabemos que estamos al límite de nuestras fuerzas, que no podremos sosteneros por mucho tiempo más y que si esa marcha a oscuras se prolonga demasiado sencillamente moriremos allí, entre esos corredores de penumbra, entre esos subterráneos malolientes. Y entonces sucede el milagro: alguien aparece de repente por una puerta sellada, nos da una abrazo un beso, nos devuelve la fe en nosotros mismos, nos susurra al oído palabras maravillosas y nos conduce hacia la luz, hacia el aire, hacia la vida."
"Si nuestra violencia no era de raza no de religión, como tantas otras en el mundo, de repente el panorama se iluminaba con una luz nueva: era una violencia de sangre, ancestral, atávica, mítica, pues nos acercaba a las grandes tragedias de la antigüedad. La nuestra era una violencia entre hermanos, unos acomodados y legítimos, y otros miserables, ilegítimos y productos del espurio y la concupiscencia clandestina. Unos eran hijos de la luz y la legalidad, del altar, del matrimonio, de la decencia, y otros eran hijos de la noche, del adulterio, de la lujuria y de los callejones oscuros en barrios pobres y malolientes. Sí, ese esquema encajaba con el país, con mi gente, con nuestra doble moral que desde siempre había trazado una línea invisible entre los de clase y los otros, el populacho, los sucios, los incultos. La historia venía desde los tiempos bíblicos, un hermano bien visto por el padre y otro relegado y marginal: Caín y Abel. Y yo había formado parte de ese esquema sin saberlo, yo me había matriculado en las huestes de Caín desde muy joven, pertenecía a esa raza macabra que rompía reglas sagradas."
"Aunque formaba parte de los ermitaños computarizados, era mucho más viejo que ellos y mi niñez, mi adolescencia, mi juventud y buena parte de mi adultez habían transcurrido afuera, en la calle, entre la gente, recorriendo mi ciudad con una cámara fotográfica al hombro. En consecuencia, no podía negar que había momentos en que extrañaba el color de los rayos del sol acariciando un césped recién cortado, el aroma de los árboles de pino y de los sauces al atardecer, el temblor de mi mano al pasar por unas caderas femeninas voluptuosas, el sabor de un plato de fríjoles humeante. Sí, no lo podía negar, yo había conocido el mundo y a veces lo añoraba. Sin embargo, una fuerza inexplicable me condenaba a permanecer alejado, metido en mi cueva y fundando ritmos de vida que le llevaran la contraria al resto de mis congéneres."
"Desde el suicidio de mi padre siempre supe que al final yo también me mataría como un símbolo de libertad y autodeterminación."
"...porque en el fondo ser felices era lo de menos..."
Este libro me confirmo que en realidad Mario Mendoza es un autor mediocre, y promedio. Que necesita el reciclaje de mil y una historias pues no es capaz de generar algo nuevo. Eso sí, le aplaudo la capacidad que tiene para seguir reinventando las mismas historias una y otra vez eso demuestra de alguna manera habilidad, porque al final, el libro sigue siendo entretenido y bien escrito, pero adornar la misma prosa con palabras duras y complejas no le confiere el titulo de epitome de la escritura Bogotana. Debo admitir sí, que sin duda es un referente y que de alguna manera posiciono a la ciudad literaturamente hablando. Pero, antes pensaba que simplemente usaba la misma estructura una y otra vez en sus historias, y lo sigo pensando, solo que ahora le añade el tema de usar las historias ya creadas.
Me aferro más a la idea de que claramente, por su mediocridad, Los protagonistas de sus historias no son más que extensiones del propio Mario, pues no es capaz de imaginar, solo escribe de lo que conoce. Pero el mas personal es Marcelo
Quotes
- Es como si las palabras penetraran en las acciones y les otrogaran un volumen del que antes carecían. - Tenemos que echar mano a toda nuestra capacidad de elaboración para convertir el sufrimiento, en una fuerza positiva, en un aprendizaje, en un camino de iniciación, en literatura o fotografía. Un artista es un hijo de sus dolores más profundos. - Descubrí que hay una Bogotá teconológica, capitalista, computarizada, a la ordén del día, rica, consumista, europea y norteamericana. Hay una Bogotá medieval, dogmatica, fundamentalista, llena de sectas religiosas que se toman los barrios, los cines, las calles. Hay una Bogotá primitiva, prehistórica, llena de hordas de recicladores de basura, de tribus con garrotes en las manos que hacen fuego debajo de los puentes. Hay una Bogotá atiborrada por una multitud de desharrapados hambrientos que la cruzan de lado a lado en busca de un dolmen para pecnotar. Del hombre que se paró frente a las paredes de Altamira y pintó el primer bisonte, al noctambulo urbano que dibuja y grafitea los muros y los puentes en las horas de la madrugada. Del cazador nómada, prehistórico al neonómadacitadino que, al lado de su perro, arma un refugio con unos cartones donde lo coge la noche. De la India milenaria del principe Gautama a la orquesta Krishna de la plaza de las nieves. Del muchaho que manejaba la sica con destreza en Roma y que por ello lo contrataban para asesinar a politicos y hombres de poder, a nuestros sicarios urbanos que antes de ser victimiarios son victimas de organizaciones criminales implacables. De los potros de tormentos medievales a las casas clandestinas bogotanas, donde individuos de diversas ideologías son torturados hasta encontrar la locura o la muerte. De los éxtasis misticos y de las epifanias del siglo X, a las apariciones de la virgen en la calle 80. De Jack el destripador a nuestro Campo Elias de Pozzetto, que entra disparando con un libro de Stevenson dentro del bolsillo de su chaqueta y asesina a veintinueve personas en un día apocaliptico . De los jóvenes ejecutivos del Wall Wtreet a nuestros yuppies criollos de la Zona Rosa y del parque de la 93.
No vamos hacía delante, no progresamos. Estamos en la prehistoria, estamos en el Medievo, estamos en el presente y estamos tambien en el futuro. La ciudad es una sería de capas que coexisten simultaneamente. Esta urbe que suma distintos pliegues en su interior inaugura un nuevo barroco entropico y tercermundista en constante proceso de construcción y de mutación. - He aprendido que la felicidad es un proceso sencillo, una manera de fluir consigo mismo y con el entorno. - Bogotá, ojalá un día seas recordada por la froma extravagante y absurda como te quisimos, por la manera como te entregamos nuestra vida, por las milhistorias que fuimos cubriendo en tus calles peligrosas y magnificas. Que no seas recordada por tu belleza, sino por tu fuerza. En ningún otro lugar hay que luchar tanto y por eso mismo en ningún otro lugar se está tan vivo. Porque la vida es excesiva y delirante o no es. - Valio la pena todo esto, no hay la menor duda, porque en el fondo ser felices era lo de menos…
Mario Mendoza escribe una historia cambia los nombres de los personajes y saca mil libros. Todos sus libros tienen que hablar sobre prostitutas, personas con problemas mentales y asesinos. No digo que este mal que lo haga, pero todos sus personajes se parecen, leyendo este libro sentía que estaba leyendo una copia distorsionada de Santanas, aparte la auto referencia que hace de sus libros en el libro cansa. Ya entendimos que escribiste todos esos libros, no nos lo tienes que recordar.
No está de más mencionar que es un libro extremadamente misógino y machista. Si quiere escribir historias que esté ambientadas en Bogota y en especial si quiere enfocarse en las situaciones o contextos difíciles, que lo haga libremente, pero que por favor se salga de su burbuja de privilegio (y que deje de meter prostitutas sin necesidad en sus libros).
Ojalá algún dia saque algo original y deje de usar el discurso gastado de “Bogota, ciudad gótica” *cringe*
Mario Mendoza nos invita a entrar en su propia psique; nos relata sus experiencias de vida por medio de una "ficción" que sufre diversas bifurcaciones mientras avanza. Bogotá es el gran protagonista de ésta obra. Su inmensidad y su crudeza te deja atónito en ciertos momentos de la obra. En cierto punto se siente que la historia no avanza, pero en la segunda mitad del libro se empieza a identificar el sentido de todo. El final es digno para una de las grandes novelas del autor. Recomiendo leer otros libros de Mario antes de éste. Indispensable para quienes somos seguidores de su obra.
Siento que fue una lectura demasiado desordenada, un montón de personajes que viven sucesos densos en la ciudad, pero no sigue una continuidad. El personaje principal nos lleva a través de su historia desde su adolescencia hasta el momento de su muerte, y va contando las historias de amigos y de casos terribles que ocurren por Bogotá, pero ese es el problema, no hay una dirección a la cual quiera llegar el libro, solo se basa en despotricar las situaciones que viven las personajes y no se llega mucho más allá.
Apocalipsis es un libro de Mario Mendoza, publicado por Editorial Planeta en 2022. Es una obra de ficción especulativa con fuertes rasgos de distopía y crítica social. Mendoza es un escritor colombiano nacido en Bogotá, famoso por escribir novelas que abordan el desorden urbano, la locura, la marginación social y las crisis morales metropolitanas de las grandes ciudades de Latinoamérica. Su estilo directo y alusivo lo ha convertido en una de las voces más destacadas de la literatura colombiana actual. 2. Resumen del texto La novela es un cuadro coral de la ruina de la civilización moderna, donde los distintos personajes narran, desde diversos ángulos, su exposición en medio del fin. No es el fin del mundo debido a poderes sobrenaturales, sino a la propia humanidad: corrupción, crisis ambiental, sistemas financieros deshumanizantes y sociedad desmoralizada. Mendoza decide contar la historia por vías varias, sin héroe fijo, y así podremos apreciar la crisis desde todas las facetas. El estilo de relato está compuesto por capítulos cortos, repletos de oraciones cortas, simbólicas y con gran carga reflexiva y filosófica. El ritmo es denso, casi de cuenta regresiva. 3. Diario de la experiencia sensorial Me llegué a la novela por una recomendación universitaria. El título, Apocalipsis, desde el comienzo creí que no iba a ser una lectura ligera. Al ver la portada pálida, desordenada confirmé esa suposición. Leí apenas unos párrafos, y me invadió un sentimiento de urgencia y tensión. Fue como si el mundo descrito no fuera de ficción, sino una extensión de nuestro propio mundo. A medida que iba avanzando, sentí angustia, rabia, desamparo. Imaginaba las calles vacías, el aire sucio, la desesperanza en los rostros. Me sorprendió lo mucho que me conmovieron ciertas escenas: no podía seguir leyendo sin detenerme a reflexionar. La novela no se lee: se respira, se sufre. Es una experiencia sensorial total. 4. Diario de lectura evidencia (al menos 7 entradas) Comienzo del libro: Impacto inmediato por el entorno de desorden. Se siente como una crónica de verdad. Frase destacada: "La humanidad no necesitaba meteoritos. Se destruyó sola." Me sacudió. Capítulo de dinero: El sistema financiero como virus. Me hizo reflexionar sobre cómo nutrimos estructuras que nos perjudican. Hospital derrumbado: Doctores que siguen trabajando. Me produjo admiración y condolencia. Personaje anciano: "Estamos en guerra, pero no lo saben porque no hay bombas." Critica directa a la guerra silenciosa que vivimos. Reflexión sobre educación: El conocimiento como resistencia. Me sentí identificado. Final: No hay redención, pero sí conciencia. Me dejó en silencio, reflexionando. 5. Análisis crítico Los mayores aciertos de la novela están en su crudeza, su cercanía con nuestra realidad y su capacidad para provocar incomodidad y reflexión. La variedad de voces le da riqueza propia. No busca complacencia, sino abrir conciencias. Su estilo directo y conciso hace que cada palabra sea valiosa. Como asunto discutible, se podría argumentar que la existencia de algunos apartados filosóficos parasita la acción, pero en mi opinión, lo enriquecen. A algunos personajes no los desenvuelve mucho, pero supone que debe ser intencional: el foco está puesto en el colapso colectivo, no en relatos. Personalmente, el libro me hizo dejar huella profunda. Me hizo pensar con otros ojos en las cosas que pasan a mi alrededor, y darme cuenta de que el apocalipsis no es algo que va a pasar en el futuro, sino un proceso que se está llevando a cabo. 6. Conexión con temas personales La novela me enfrentó con grandes sentimientos que he tenido respecto a la sociedad actual: rabia, frustración, miedo. Me encontraba reflejado en los personajes que, en medio del desastre, no se rinden. Me hizo reflexionar cómo la educación —algo a lo que a veces nos acostumbramos a considerarlo un hábito— puede ser algo de resistencia. Me pareció que el conocimiento, la lectura, incluso esta misma reseña, son actos de resistencia. Por eso lo recomendaría al libro a adolescentes que quieran abrir los ojos al verdadero mundo que se está pasando, que no se desazonan y quieren pensar por sí mismos. 7. Conexión con la asignatura Durante el curso hemos aprendido sobre las distopías como un género de reflexión social, y Apocalipsis se ajusta al dedillo. A diferencia de novelas como 1984 o Fahrenheit 451, esta lo tiene con un sello latinoamericano que la hace más conocida y efectiva. Se relacionan conceptos como el poder, la manipulación, la ética del cuidado, la responsabilidad compartida y la crisis ambiental. Además, la lectura me permitió aplicar referencias filosóficas y sociales tales como el pensamiento crítico, lucha contra la indiferencia y la necesidad de la educación como estrategia de transformación. 8. Conclusion Apocalipsis no es un libro más. Es una llamada de atención. Una advertencia hecha literatura. Mario Mendoza construye una obra que interpela, sacude y cambia. No ofrece soluciones, sino plantea preguntas urgentes: ¿qué debemos hacer con nuestro mundo?, ¿cuál es nuestro papel en su naufragio?, ¿puede oponerse? La lectura no acaba con el último capítulo. Se sigue en cada pensamiento, en cada gesto, en cada conversación. En mi caso, esta novela no solo abrió mi ojo de lector, sino también el del ser humano.undefinedY ese es el mínimo que toda gran obra tiene que lograr.
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Estupendo libro, la trama que tiene y el aire autobiográfico hace que sea muy entretenido. En lo personal recomiendo este libro a personas que ya hayan leído a Mario Mendoza, puesto que contiene algunos datos que podrían llegar a ser fácilmente un spoiler y cierra ciertos puntos que había dejado inconclusos en historias pasadas. Escribir es resistir.
Es entretenido al principio, hasta el capitulo 3 o 4 que empieza a hacer propaganda a sus otros libros. Parece un libro de product placement. Pero la historia inicial va perdiendo fuerza. Hasta el punto que uno se pregunta que realmente paso con bernardo, con el mister nadie. y varias tramas que va tocando y después no desarrolla.
Sin ser el mejor libro de Mendoza, goza de esa prosa potente y ese universo de Bogotá posible y oscura. Siempre me divierte y abisma leer a este crack.
"La modernidad hizo todo muy mal y las consecuencias saltan a la vista: caos general, depresión, angustia, sin sentido, suicidios, guerras, hambrunas, devastación a diestra y siniestra. Ese mundo que se sentía seguro y fuerte ahora se sabe frágil y vulnerable".
Apocalipsis es un libro que cierra un ciclo en las obras de Mario Mendoza. Los que hemos leído varios libros del autor, sabemos las intenciones profundas y minuciosas que busca dar a los lectores en sus líneas, llevándonos a los callejones más oscuros de una ciudad y a los desdoblamientos de todos sus personajes inspirados en aquellos que no han podido más con el peso de su existencia, donde esa realidad deja de ser una sola y se vuelve un caleidoscopio de mentes que intentan descubrir y encontrar su lugar en el mundo. Nos convertimos en una infinidad de seres con diferentes personalidades que buscan desesperadamente una alternativa a ese mundo frívolo, chato e hipócrita en que han llegado a vivir. Damos vida y voz a todos aquellos que no se han dejado atrapar por las garras de la "normalidad" y que en consecuencia han sido segregados, pisoteados, estigmatizados y finalmente exiliados de una sociedad que jamás fue diseñada para el poder de afirmación que llevan en sus mentes y donde la pasión por el arte que llevan en su ser será su único punto de fuga.
En Apocalipsis, conocemos la vida de Marcos Salamanca el protagonista de la obra. Su niñez en un barrio humilde en el sur de Bogotá está rodeada por dos amigos: Toño y Fercho, los cuales se hacen llamar los "perros salvajes". Es con estos amigos que empezará a conocer la "ciudad gotica", la ciudad de los que han perdido la batalla, la historia de los que no ganaron la guerra y a partir de las experiencias y el desarrollo de sus pasiones y habilidades cada uno encontrará el momento de fuga para completar el cuadro apocaliptico de los exiliados por ese pedazo de tierra que los escupió, pero... "Valió la pena todo esto, no hay la mejor duda, porque en el fondo ser felices era lo de menos...
Por otra parte, no a sido de los libros que más me ha gustado del autor. Tiene diálogos y relaciones entre personajes que se construyen de manera muy inverosímil, tocando incluso lo ridículo. Algunos párrafos de relleno que me parecen que no aportan mayor cosa y algunas historias y desenlaces contados como de afán. Pero como todas sus obras, el libro tiene una profundidad necesaria para entender la marginalidad y los momentos en que no sabemos cómo llevar o entender esos deseos internos de dejarnos morir y de desprendernos de ese "yo" para convertirnos en un "nosotros".
El libro es auto conclusivo, sin embargo este cuenta con varias referencias y personajes de obras pasadas del autor, ya que como mencioné antes este libro cierra un ciclo, donde se unen varios personajes de libros pasados y se describe como estos llegaron a conocerse y de la amistad que formaron a partir de encontrar un refugio y escape en el arte.
Teniendo en cuenta lo anterior y para disfrutar mejor este libro y entender las referencias allí citadas, recomiendo leer antes los siguientes libros del autor:
- La ciudad de los umbrales - Scorpio City - Relato de un asesino - Satanás - Los hombres invisibles - Buda Blues (Si pensaron que el primer final fue lindo a pesar de todo, el que terminara de contar aquí es... 😟)
Leer es resistir. ✊🏻🔥
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Este libro lo encontré por medio de un trabajo de español mientras en la biblioteca buscaba algo que me interesaba me encontré con este libro me llamo la atención principalmente por la caratula y titulo tan llamativo al intentar de reflejar miedo y desesperación que era algo que buscaba así que lo empecé a leer
Al igual que los demás libros que he leído esta toca temas parecido al que ya he visto en clase y de los temas que yo pude ver principalmente son:
Realismo Naturalismo
Si bien son pocos temas son los que más puedo diferenciar en la obra escrita por Mario, pero bueno es momento de resumir esta novela y dar mi opinión sobre esta.
Como tal la novela comienza con la vida aparentemente normal de Marcos, un estudiante con amigos y una vida familiar en Bogotá. El suicidio de su padre marca un punto de inflexión, obligándolo a madurar y a enfrentarse a una realidad más dura. Marcos descubre la existencia de su hermano, quien está internado en un centro psiquiátrico. Este encuentro lo lleva a cuestionar su propia cordura y a explorar la delgada línea entre la realidad y la locura, un tema recurrente en la obra de Mendoza. A medida que avanza la historia, Marcos se ve envuelto en una espiral de acontecimientos desafortunados que lo llevan a un "apocalipsis personal".
Características relevantes:
Algo que llama más la atención de la obra es que la novela critica la corrupción y la falta de héroes en la sociedad colombiana, utilizando referencias a lugares y personajes de Bogotá, así como a elementos de la cultura popular como Batman. La búsqueda de sentido en un mundo caótico y la exploración del paso del tiempo son temas centrales en la trama a su vez toca temas que nos ayudan a entender eso de forma más clara viéndolo reflejado en la vida del propio protagonista dándole más peso.
Opinión:
Mario Mendoza, fiel a su estilo, construye una historia que combina elementos del thriller, la ciencia ficción y la filosofía, con un mensaje urgente sobre el colapso de nuestra civilización. A través de una narrativa ágil y personajes complejos, el autor plantea un escenario apocalíptico que se siente inquietantemente cercano: pandemias, crisis ambientales, manipulación mediática y el peligro del fanatismo.
Uno de los grandes aciertos del libro es cómo conecta hechos reales con elementos ficticios, lo que obliga al lector a reflexionar sobre su papel en el mundo actual. El protagonista, que vive una transformación profunda, encarna muchas de las preguntas existenciales que se hacen las personas hoy en día frente al caos global.
Apocalipsis El libros nos traslada a Bogotá como es de esperar llena de desigualdad y violencia, llamada como la ciudad Gótica por nuestro protagonista Marcos un joven de 17 años que vive normalmente dentro de lo que cabe en su barrio con su padre que es dueño de una pequeña tienda con la que viven con tranquilidad, su madre a muerto al nacer marcos y en su conciencia vive con la culpa de la muerte de su madre. Todo en la vida de Marcos va normal hasta que un día su padre se suicida y descubre todo su pasado, donde descubrirá que tiene un hermano y esta será la puerta para seguir y conocer su vida y lo que será su salida o punto de fuga. Este libro tiene grandes emociones que explotan al principio de la historia y se van desarrollando y profundizando por los personajes que al final llegan a su punto de fuga, me parece que todo su nudo es muy interesante en donde vemos como el protagonista expresa y ilustra por medio de las fotos su vida e entorno y las historias de sus amigos creando la serie puertas con la que yo cero que concluiría en los puntos de fuga que dan un final al capitulo de cada personaje y así mismo de nuestro protagonista Marcos que tras ver a sus amigos partir a una nueva realidad termina con su vida y con el libro. Este libro a generado en mi una sensación de aventura que se desprende de un montón de sucesos que ocurren en la vida de Marcos pero que creo que algunos de ellos no terminan de darle el tributo a sus inicio, dándoles un final un poco soso a mi parecer y que no afecta de gran manera la trama. en ultimas el libro me parece una lectura divertida de leer que va decayendo por la historia pero que cumple su objetivo de dar un mensaje sobre la Bogotá que viven las personas y lo hace dar como un recuerdo nostálgico.
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“La nuestra era una violencia entre hermanos, unos acomodados y legítimos, y otros miserables, ilegítimos y productos del espurio y la concupiscencia clandestina. Unos eran hijos de la luz y la legalidad, del altar, del matrimonio, de la decencia, y otros eran hijos de la noche, del adulterio, de la lujuria y de los callejones oscuros en barrios pobres y malolientes.”
Por cosas de la vida, llegué a esta historia del maestro Mario Mendoza cómo él esperaba que la gente llegara. Siendo sincero me faltaron un par de novelas previas para tener el orden completo; pero desde ya hace un par de años he leído buena parte de su obra; y por eso esta novela es mucho más enriquecedora.
Aquí, a través de la historia de Marcos, Mario explora la multiplicidad de caracteres que componen a una persona. Desde la dualidad entre lo femenino y lo masculino, que sería mejor explorada en Aquelarre hasta la referencia religiosa a la Legión de demonios que exorcizó Jesús de la piara de cerdos. Pero como siempre, las referencias a lo marginal, lo absurdo y lo ajeno son sinónimos de libertad y paz también en esta obra.
Aquí Mario y sus diferentes novelas son diseminadas en varios personajes cada uno con un poco de su propia historia personal. Una legión de hombres abyectos y desposeídos de distintas maneras que termina por mostrar el camino a Marcos. Realmente se siente, como dijo el mismo autor al momento de su publicación, como la culminación de una obra, compuesta por varios libros; todos ellos situados en nuestra propia Ciudad Gótica que es un personaje en sí mismo.
Siento que este libro fue más una recopilación de todos los demás libros de Mario Mendoza que una obra en sí, a pesar de todo me fascinó, como siempre es una lectura muy dura, oscura, llena de miedo, resentimiento hacia este país tan corrupto, traicionero y miserable...
El protagonista es Marcos, un muchacho que quedó huérfano cuando su papá se metió un balazo en la cabeza, a partir de ahí descubre que tiene un hermano mellizo, y lo va a buscar a un sanatorio horrible en las afueras de Bogotá, los dos empiezan a vivir juntos y atraviesan momentos muy duros, los machacan a golpes las bandas del barrio, y en una de esas peleas se muere el hermano de Marcos, el se vengay mata al que lo hizo, y de ahí en adelante la oscuridad lo llena como una segunda persona dentro de él, vemos que cada amigo de su vida tiene que ver con cada libro que Mario ha publicado, Relato de un asesino lo escribió Marcelo Tafur, bueno y de las otras no me acuerdo😂😂 pero fue demasiado impactante ver cómo todos los hilos se unen en este libro, es increíble ver cómo este genio Mendoza es taaaan teso para tramar tantas cosas, cada que leía noo podía creer, todo se une con todo, cada personaje de cada libro que he leído hace parte del pasado de todos, así es cuando vemos cómo dijo el libro: Satanás soy yo, somos todos, todos somos uno.
Apocalipsis es una de esas historias que te hace replantear te sobre la vida que estás llevando, sobre si de verdad los problemas que crees inmensos tienen tal inmensidad, apocalipsis te lleva a esa Bogotá oscura, fría, desolada, la que te arranca los sueños, las esperanzas y te hace recordar que esa Bogotá existe, que esta ahí, así intentemos maquillarla y hacernos los de la vista gorda.
Otro gran libro de Mario, en el podemos encontrar unos personajes trastornados por la realidad de una ciudad pesada, personajes que perfectamente pudimos haber sido cualquiera de nosotros si tomamos las decisiones incorrectas o incluso si no hubiéramos tenido un poco de suerte.
El libro hace guiños a obras anteriores de Mendoza, bien traídos, no se tornan pesados y por el contrario refuerzan mucho más la obra.
Siento sin embargo que hubo una carga muy grande en cuanto a personajes secundarios que no aportaban mucho a la historia principal, y que su salida de la obra fue muy forzada.
"El apocalipsis no es un futuro posible, ni una teoría;es un presente continuo, una atmósfera insana que contamina nuestro ser día a día"
Debo decir que Mario Mendoza una vez más me impresiona con su manera de escribir. En este caso, la historia de cómo Marcos y sus amigos se ven envueltos en los horrores de la ciudad, el misterio, rituales y creencias, y como apesar de eso, han intentado sobrevivir. En el libro se hacen menciones a otros libros del autor, que considero deben leerse antes, y eso hizo que fuera más interesante, cada vez que aparecía alguna referencia a otro libro era emocionante. Hubieron algunos puntos de la trama que en mi opinión, considero que quedaron sueltos y como a lo largo de los capítulos, el autor iba cambiando de época y situación, no lograba llevarle mucho el hilo a la historia. El personaje principal, con sus problemas claros y al final de sus días logra entender el porqué se convirtió en esa persona, pero a pesar de todo lo malo que lo rodeó a lo largo de su vida, siempre mantenía cierta esperanza, en la ciudad, en el arte y la literatura, que todos los crimenes que azotaban Bogotá años atrás, eran lo que lo motivaba a hacer algo bueno, algo que valiera la pena. Sus amigos fueron piezas clave en todo ese descubrimiento de Marcos, que con sus opiniones lograron darle una luz para lo que estaba buscando.