En las cárceles de Colombia, las personas privadas de la libertad tienen derecho a comunicarse por escrito con el exterior. El reglamento dice que “no se establecerán limitaciones en cuanto al número de cartas que puedan escribir, remitir y recibir”. Que “toda correspondencia que envíen se depositará cerrada en un buzón”. Pero... ¿y qué pasa si no sabes leer ni escribir?, ¿a dónde van las palabras que no se dicen?, ¿a dónde van esas letras que no se escriben? Una periodista entró a la prisión de Medellín a tomar cartas en el asunto: escuchó a un grupo de mujeres y escribió 11 cartas de amor por encargo.
Lo que me ha provocado este pequeño libro es tanto que me reservo las palabras y las emociones para mí. Lo que sí puedo decir es que ha sido un privilegio poder escuchar a Carolina hablar sobre el proceso de construcción de estos relatos y diálogos de amor (por encargo) !!
Si pudiese describir este libro con una sola palabra, diría esperanza, ya que eso fue lo que todas estas mujeres me transmitieron con sus palabras, con sus mensajes de amor, de fuerza, con sus ganas de seguir viviendo. Las personas que están detrás de una reja son eso, personas, las que olvidamos, las cuales solo juzgamos y no entendemos que detrás de sus acciones hay historias, hay familias, hay vidas. Este libro ayuda a soltar las etiquetas y darnos cuentas de que allí hay madres, hijas, abuelas, tías y amigas, que pasan hambre, frío, soledad, depresión, sin que nadie más que sus familias, las cuales no pueden hacer nada por ellas, se preocupen. Gracias, Carolina Calle, por traernos estas historias, retratándonos el amor, la tristeza, el arrepentimiento y la esperanza.
Severo libro, corto pero re cargado de sentimiento y lleno de grandes retratos de corazones y momentos íntimos en una situación vulnerable. Gran resultado de una labor muy humana
Una periodista se reunió con mujeres privadas de la libertad en una cárcel de Medellín que no sabían leer ni escribir, y redactó once cartas por encargo a sus familiares.
Lo empecé a leer en el metro después del trabajo. Leí las primeras tres cartas y sentí que las lágrimas se me acumulaban adentro y no iban a tardar mucho más en salir. Llegué a la casa de mi pareja conmovido, en busca de un necesario abrigo para seguir leyendo, de un interlocutor con quien compartir, con urgencia, la inmensa belleza que acababa de descubrir en las páginas de este libro.
Y así fue: leyendo el libro a dos voces y a cuatro ojos que lagrimean fuimos testigos de la belleza contenida en la poesía involuntaria de quien solo quiere expresar su amor sincero, su dolor. La poesía involuntaria de once mujeres privadas de la libertad que no saben leer ni escribir pero que saben amar, que extrañan, que tienen sueños elocuentes, que a pesar de la angustia, la culpa y el sabor agrio de la comida en la cárcel se asombran con las cosas pequeñas de la vida, con los detalles y olores de sus recuerdos, que guardan como tesoros en sus memorias antes de dormir y justo al despertar.
Es en partes iguales una lectura dolorosa y hermosa. Valiosísimo el trabajo de Carolina Calle Vallejo, la periodista que fue a una cárcel de Medellín a conocer a estas mujeres, a conversar con ellas, entrevistarlas, y a escribir sus cartas por encargo. No solo eso: valiosísimo que cada carta fuera, a su vez, el inicio de un viaje hacia el encuentro con los destinatarios de las cartas; esa labor de mensajera de esas palabras de amor y de esperanza y, sobre todo, de cuidado, más allá de la distancia impuesta por las rejas.
Este libro es todo él, un detalle de fina coquetería. Cada letra, cada imagen, cada página está diseñada con todo el cuidado y la importancia que se le da a una carta en estos tiempos, donde la tecnología ha arrasado con las costumbres, opacando incluso la necesidad y el gozo de saber y aprender a escribir. No quieres que se acabe su lectura, pero tampoco puedes parar de leer; la curiosidad lo mata a uno por saber más de la historia que hay detrás de la carta y a veces por la respuesta que recibieron de vuelta. Un libro suficiente en sí mismo, pero le falta la segunda parte, que como toda buena historia, esa se la tiene que imaginar uno mismo.
Leer este libro es una actividad sencilla en la que se hace un recorrido por la vida, la intimidad, el cariño de diferentes personas; pero, digerir cada situación, participar en la zozobra, la angustia, las lágrimas, las risas, la esperanza de cada palabra, tanto las que fueron entregadas como las que no, es otra historia con la que se encuentra el lector. Es un ejercicio sensible de llevar a otros rincones aquello que está allí encerrado.
Estoy fascinado con lo minimalista que es este libro. A partir de minúsculas introducciones, cartas cortas y pequeñísimas postdatas abre el imaginario de las experiencias que viven las mujeres privadas de la libertad y revela sus miedos, sus amores, las palabras atoradas de personas analfabetas que quizás de otra forma no hubiesen podido conectar con el exterior.
El ejercicio mimético y camaleónico de la autora para hacer eco de las voces de otras mujeres me asombró. Precioso.
El trabajo de Carolina me parece admirable, su escritura dulce, ella un palimpsesto detrás de cartas e historias tan diversas . Su oído y voz abierta. Este libro si bien me lo pude haber leído de corrido en un café. Lo llevé lento, cada carta me tocó el corazón, me hizo llorar, rezar y dormir diferente. He estado un mes con la piel eriza. Gracias por abogar a la ternura, a la sensibilidad humana . Proyectos como este son urgentes.
Estupendo ejercicio de promoción de lectura y educación en el sistema penitenciario, también se aprecia el hecho de darle voz a estas mujeres en busca de libertad, de llevar el mensaje a sus familias y brindar esperanza a través de la educación y el sanar del espíritu. Una lectura ligera que nos permite entrever varías enseñanzas.
Más allá de la bella labor de la autora, de ser la mano para quien no sabe escribir, en estas cartas encontramos mujeres reales, que viven y vibran, que sueñan y esperan, que no han perdido la fe, aunque hallan perdido su libertad.
Este libro abre los ojos a la sensibilidad de la vida, a las palabras, lo que guardamos y en ocasiones olvidamos. De las historias cortas más impactantes que he leído y que espero que muchos conozcan este bello trabajo
Este puede ser, sin lugar a dudas, uno de los libros más importantes para mi vida, mi camino, mi alma. Agradezco tanto que exista, lo abracé muchas veces mientras lo leía y cuando lo cerré después de leer los agradecimientos, lo sostuve en el pecho sin querer soltarlo de mi vida. ❤️🩹