"Toda la oscuridad del mundo cabe en una habitación pequeña. Porque la oscuridad no deja intersticios como dudas. No distingue entre rincones o espacios abiertos, no hay para esa boca nada demasiado ínfimo ni demasiado grande. Es de lo que no tiene medida, como Dios o el miedo."
Una mujer convive pacíficamente con un mono hasta que llega la noche y los límites se difuman, el peligro acecha. Un grupo de perros hace su paseo cotidiano de la mano de su cuidadora. Mientras caminan conversan entre ellos: sobre las repeticiones, sobre la memoria, sobre la muerte. A partir de una misma tristeza compartida, dos músicos logran una armonía perfecta, como si el destino ineludible de un piano y un violín fuese esa única unión. Frente a la posibilidad de adoptar una mascota, una mujer duda, se siente vieja, pero recuerda en una suerte de catálogo entrañable a todos los perros que la acompañaron a lo largo de su vida. Quizás todavía sea posible un nuevo comienzo.
Alejandra Kamiya, artífice de una de las estéticas más potentes de la literatura argentina contemporánea, construye una colección de relatos que indagan sobre el vínculo entre lo animal y lo humano, entre lo cotidiano y lo onírico, entre lo dicho y lo sugerido. Y es precisamente en esos intersticios donde su estilo explota, pero no pomposamente, sino con la modestia certera de la gota de agua que va horadando toda superficie, sobre todo las de papel.
Alejandra Kamiya (Buenos Aires, 13 de febrero de 1966) es una escritora argentina. De ascendencia japonesa, su obra, compuesta por tres libros de cuentos, aúna las culturas argentina y japonesa, y aborda las temáticas de los vínculos afectivos, la vida cotidiana y la muerte.
Recibió, entre otros, los premios Universidad Católica Argentina-SUTERH (2007), Feria del Libro de Buenos Aires (2008), Max Aub (2010), Horacio Quiroga (2012) y Unicaja (2014). En 2024, recibió un Premio Konex por su labor como cuentista.
Maravilloso. Lo sentí un libro muy cercano, personal. Cuantas historias más tendrá para compartirnos con ese estilo tan sutil pero profundo que solo ella sabe imprimir...recomendadísimo todo lo de Kamiya!
Hermoso y sublime como todo lo que escribe Kamiya. No he tenido tantos encuentros con autoras o autores en los que sienta que cada cosa que escriben me parece preciosa, más allá de si me gustó la historia o no. Sinceramente no entiendo cómo se puede escribir tan sutilmente bello, con tanto amor y cuidado, con tanta delicadeza.
Más allá de la escritura, el libro me encantó. Está íntegramente atravesado por el vínculo de los animales o con los animales, o incluso los animales forman metáforas, y eso me llega siempre pues fan. Hermoso por dónde se lo mire.
Creo que en algo que coincidimos los lectores de Alejandra es que sus cuentos se saborean, racionamos este libro como si fueran porciones de algo, y eso es porque esta autora no solo crea cuentos, también crea momentos. Convierte el instante de la lectura en algo especial, vivimos esos cuentos en carne propia y se graban en nuestra memoria.
Como me gustaron mucho 9/16 de los cuentos, lo califico con 3 estrellas ⭐️⭐️⭐️ Esperaba más? Por supuesto que si; desde que salió la segunda edición la gente estaba enloquecida con las recomendaciones de este libro, por eso me decidí a comprarlo, pero.... no fue lo que esperaba o lo que me vendieron que iba a ser.
Reconozco que la autora tiene buena mano y un uso profundo y tranquilo de la palabra, sabe lo que quiere comunicar y cómo quiere hacerlo, asique si, desde ese lado me atrapó y me va a llevar a leer otro de sus trabajos. Sin embargo, no todos los cuentos de esta "colección" fueron dignos de tantos elogios, al menos no desde mi perspectiva personal.
Puntaje por cuento: SOLA 10/10 🌟 El mono 6/10 🌟 La pregunta de Rawson 9/10 🌟 La garza -/10 (no se como calificarlo, no sentí nada) El baño 5/10 Herencia 3/10 Las despedidas 4/10 Olsen y Vargas 4.5/10 Lugares buenos 10/10 🌟 Muertos los ojos 2/10 Los ensayos 100/10 🌟🌋🌟 La estatua y el mar 6/10 Bañar un elefante 5/5 Las grullas de Idemizu 7/10 Kurokos 10/10 Sakura-gari 9/10
Las estrellas al lado del puntaje son los cuentos en los cuales Alejandra Kamiya ME DESTRUYÓ psicológica y emocionalmente🤡💔 mis favoritos son y serán "SOLA" y "Los ensayos" porque llegaron a tocar muy dentro mío, tanto, que no puedo dejar de pensar en ellos 🤍
La frase en el cuento "los ensayos", que da nombre al libro de esta colección, es la que más me dejó en estado de standby🤔 Sinceramente, quiero TATUARME esa frase en el cuerpo, para llevarla siempre conmigo, como sello y evidencia de mi forma de sentir y percibir este mundo. Quiero que sea mi marca personal, pero siempre va a tener su primer dueña, mi querida Alejandra, GRACIAS✨️
"El agua está fría y acaricia las piedras tanto que a todas las ha redondeado. Piedras que seguramente se desprendieron siendo filosas de las laderas de las sierras, triángulos llenos de bordes como cuchillos, puntas. Y la paciencia del agua fue una forma de amor hacia cada piedra" 🌋🌋🌋🌋🌋🌋
Hermoso conjunto de cuentos. Mucha sutileza en el uso del lenguaje, en la construcción de las historias, en el manejo de los silencios. "Si la novela crece por acumulación, el cuento lo hace por despojo" le escuché decir a Kamiya en alguna entrevista que vi a medida que leía este libro. Sin dudas hay bastante de eso en la gran mayoría de estos cuentos: hay una reducción de lo accesorio a la mínima expresión y una habilidad especial para decir mucho en pocas palabras. Se ve que algo aprendió de Borges y de los escritores de la tierra de sus ancestros.
Cuentos favoritos: "La pregunta de Rawson" (Desde "La tristeza" de Chéjov que no leía un cuento me conmocionara tanto, y eso fue hace un tiempo...), "El baño", "Lugares buenos" (otro ❤) y "Sakura-gari", aunque hay varios más muy buenos.
Me pasa algo con Kamiya y es que leerla altera la cadencia del tiempo. Sus cuentos crean una atmósfera calma y armoniosa que te invita a leer disfrutando de cada palabra, siempre justa, siempre precisa. En general son relatos breves pero muy potentes repletos de poesía, de belleza, de naturaleza, de referencias a la cultura japonesa. Los cuentos de Kamiya, con toda su sencillez a cuestas son capaces de emocionarte hasta las lágrimas o dejarte sin aire en cada final.
Kamiya construye su narrativa con la misma precisión que se utiliza para decorar un jardín en un santuario japonés, cada pieza colocada cuidadosamente en su lugar. Lentamente, construye situaciones, describe lugares que parecen frágiles e inestables, a punto de caer o desaparecer y lo tensan todo, pero que aún así dejan una sensación perdurable de tranquilidad en el cuerpo. Si ya lo leyeron ¿Cuál fue el cuento que más le gusto de este libro?
La cadencia de cada relato de Alejandra kamiya es lo más parecido a un arrullo, su tono es sereno, su lenguaje hermoso y sutil transforma lo cotidiano en ritos sagrados, lo plano se llena de texturas, la oscuridad, la ausencia, el silencio se hacen presentes, en su estilo hay una delicadeza que a todo lo vuelve sublime.
que ganas de llorar que medio este libro pero también de aprovechar la vida. me gustaron más los últimos cuentos que los primeros aunque reconozco que cómo escribe me encanta
Este libro es excelente. Digo lo obvio para ganar tiempo al tratar de elaborar lo que sentí (y aun siento) tras la lectura de este libro.
Leer a Alejandra (su escritura genera esta cercanía y confianza) es, en gran parte, como saborear un buen chocolate. Uno quiere ir racionando los cuentos en pequeños cuotas o bocados. Sabe que hay placer en cada uno de ellos.
Kamiya con este libro deja clara su posición en la literatura argentina. Su estilo es único (tanto que se da el lujo de reírse de él en uno de los cuentos). El uso de detalles borgeanos, la perfección de los cuentos situados en el campo y la elección de una cita de Silvina Ocampo, no creo que sea mera casualidad.
El otro día hablaba con amigas y comentaba que a Alejandra la considero transversal. Todo aquel que la lee (no importa edad, género o de que equipo de fútbol es) queda hipnotizado y enamorado. Su tratamiento de sentimientos esenciales y vitales, y no por eso básicos, es extremadamente detallista y complejo. A mi entender ahí reside su magia.
Sin contar de más, en estos cuentos estan muy presentes la muerte (y por ende la vida), la circularidad de nuestra existencia y lo efímera que es. Su uso de lo animal, lo familiar, lo cotidiano es de una gracia única.
qué decirles de Kamiya, nocierto? ojalá algún día logre una décima parte de la suavidad que tiene para borronear en el papel, ojalá el ojo se me afile para abrazar cómo pega el sol en la mesada y aprenda a conversar con el perro, ojalá pueda inventariar mi vida de formas tan dulces, pararme en los zapatos de un otro con esa liviandad y dejar el corazón en cada palabra, ojalá leerla siempre es una caricia cálida, una caricia de mi abuela o de mamá
empecé a leer este libro con un poco de miedo porque lo tenía pendiente desde que salió, pero me gustó mucho.
mis favoritos fueron los cuentos que hablaban de las relaciones complejas entre las personas (como 'Los Ensayos') y esos que tenían a las mascotas como protagonistas principales.
tiene una forma de escribir súper linda y cercana, sencilla pero también poética. me gustaría leerlos otra vez más adelante, tal vez tomándome más tiempo en cada uno. como suele pasarme con los cuentos en general, algunos me llegaron más que otros y hay un par que por ahí no terminé de comprender. está lindo para una lectura ligera de verano.
Es lo primero que leo de Alejandra Kamiya y desde el primer cuento quedé electrizada. Dios, como puede alguien escribir así? Un poco me alegro de no ponerle 5 estrellas a cualquier libro masomenos pasable, así tengo con que marcar en la memoria a uno como éste. Tal vez porque venia leyendo muchas novelas larguísimas que se engullen como quien mira 8 temporadas de alguna porqueria de netflix, con una atención flotante y la cabeza en cualquier lado y de repente agarré este libro que se compone de cuentos y microcuentos (algunos de solo 3 páginas) donde sentís que absolutamente nada está puesto al azar, cada palabra tiene un sentido y contribuye a la belleza del todo final. Los paisajes espirituales que describe esta mujer en las cosas más mínimas y cotidianas son tremendamente abrumadores, hace mucho que una serie de palabras una atrás de otra no me dejaba temblando o me conmovía de esta forma. Si bien es cortito, te obliga a saborearlo con cuidado porque después de cada cuento sentís que un torbellino chiquito te ha pasado por la cabeza y yo necesité unas 5 horas para que decante, y eso fuerza retardar la lectura unos días. Pero no más de eso porque rápidamente volvés a agarrarlo. No se que más sentir sobre alguien que tiene el don de poner en palabras la experiencia humana de esta forma, salvo que ahora quiero leer absolutamente cada cosa que Alejandra Kamiya haya escrito.
Un libro de brevedades intensas. Alejandra escribe medio libro y el resto lo construye el lector, entre los silencios, entre las comas y los saltos de párrafo. Hay una tensión entre oriente y occidente que no logra resolverse y prolonga los posibles sentidos de cada cuento. Al cerrar el libro, algo sigue tirando de uno, sin terminar de abrir una puerta exótica o de cerrar una pesada cueva de oscuros ecos. Entonces, no puedo saber si me gustó o no me gustó. La historia sigue ocurriendo más allá del libro terminado, es perturbador y por eso le reconozco la belleza de la escritura. Una autora que atrae y que buscaré seguir leyendo.
Un hermoso libro de cuentos cortos. En sus historias es una constante la muerte y, por contraposición, el significado que se le puede dar a la vida; a la vida de una misma, a la de nuestra madre, nuestro padre, nuestra mascota, nuestros quereres. En sus relatos, el amor que muestra hacia los animales se refleja en la sensación de ternura que sabe compartir con le lector, describiendo detalles que sólo alguien que tuvo amores animales conoce; los ojos, la piel, la respiración, las actitudes de una relación con alguien no humano. También busca entender las despedidas, lo que representa y lo que queda después de la ausencia de ese ser querido. Además, todos los cuentos tienen algo onírico, inexplicable como un sueño, algo que te deja dudando si es o no es. Bellísimo.
Empezando el año por todo lo alto terminando, por fin, este libro de relatos que llevo leyendo tranquilamente durante meses. Lo he disfrutado muchísimo, he releído relatos para fijarme en todos sus matices y he quedado fascinada con la sensibilidad de Alejandra Kamiya para hablar de tantos temas tan existencialistas. Necesito tenerlo en papel y subrayar aún más cosas 🥹
Es un libro plagado de naturaleza, poesía, vida, muerte, animales, intimidad, el paso del tiempo… Nunca había leído nada así, es muy especial. Necesito leer todo lo que saque esta mujer ❤️🩹
hermoso como siempre. algunos cuentos no me fascinaron tanto, cosa que con los árboles caídos también son el bosque no me sucedió, pero esa sería una manera injusta de juzgarlo. los últimos 5 cuentos son perfección pura. envidio la sensibilidad de alejandra. imperdible.
este es el que menos me gustó de los que leí de Kamiya, pero igual me pareció hermoso. me gusta el ritmo tranquilo con el que narra y me gusta la temática animales. el cuento narrado por el perrito me hizo mierda.
me fue capturando cada vez más. al principio siempre me cuesta el universo de kamiya, me entristece, me aleja, entiendo que lo que escribe es bueno pero me aleja demasiado y quiero dejar de leer. otras veces me atrapa y me envuelve y siento que habla por mí, pero igual me desconecto rápido. en este libro me pasó con los primeros cuentos, no los disfruté (¿es el placer una condición para leer?). por suerte seguí y llegaron LOS ENSAYOS, BAÑAR UN ELEFANTE, KUROKOS y sobre todo el maravilloso SAKURA-GARI y es ahí donde entiendo el fenómeno kamiya.
me gustó especialmente cómo introduce reflexiones sobre la vida/la muerte en medio de una descripción o acciones simples como de “en el lecho hay piedras, me subo a una gran roca” a “la paciencia del agua fue una forma de amor hacia cada piedra”, texto que justo leí en un gran valle de piedras erosionadas. el condicional en el relato del elefante me encantó y planeo compartirlo en mis clases, también el de los perros que van a pasear al parque. y toda la conversación con la gata me emocionó mucho, me activó los sentidos. al final puedo decir lo que no pensé que diría: ¡que belleza este libro!
Si bien algunos cuentos me gustaron, me pasó en varias partes que sentía que la historia no importaba y que estaba más bien como excusa porque se quería mas que nada mostrar una o varias frases para ser subrayada(s), similar a esas canciones que, si bien se pueden disfrutar, se nota que están hechas para que una partecita se haga viral en alguna red social. Quizás si hubiera habido pocos cuentos de este estilo me hubiese gustado más, pero después de leer varios había momentos en los que se hacía denso, que se notaba el artificio y daba la sensación de solamente querer ser una reflexión con frases bonitas
«El mar se confiesa en la forma de las olas. Se mece, brama y rompe, hunde o salva. El día en que todo comenzó, estaba calmo».
Así empieza La estatua y el mar que creo que ha sido el relato que más he disfrutado. Alejandra Kamiya escribe con una precisión y una pulcritud increíbles, pero también es cierto que eso no ha conseguido que la mayoría hayan podido transmitirme algo.
De mis autoras prefes. Los cuentos se diferencian bastante a los anteriores, tienen otro tinte ficcional y eso me sorprendió, hay otros mundos sutiles para navegar. Lo importante es que el poder de su simbolismo, de su nostalgia y ternura sigue siendo el mismo. Me genera emoción desde la palabra más pequeña que pueda asomarse y siempre me voy a quedar con eso.
Es la primera vez que leo a Alejandra Kamiya y me encantaron los relatos. Mis favoritas fueron: "las despedidas", "los ensayos" y "bañar un elefante"❤️🩹
La paciencia es una virtud, me enseñó mi seño de la primaria cuando tenía 10 años y, sin saberlo, marcó esa frase en mí. Hoy, con 22 años, valoro cada rincón donde encuentre un poco de tranquilidad y serenidad dentro de las rutinas mecánicas y exigentes. Aún más, viviendo en una gran ciudad uno está constantemente alerta y preocupado que se olvida de lo importante que es tomarse las cosas con paciencia.
Este libro me fue una suerte de recordatorio de que esa tranquilidad existe y está constantemente en nuestras vidas, donde solo hace falta saber mirar bien. Voy a empezar con que la prosa de Kamiya no me gustó, de oraciones cortas de literalidad que buscaban ser algo más trascendente. Si uno agarra sueltos algunos extractos u párrafos se siente una suerte de cliché.
No me quedé con esto, seguí leyendo y quizás me encontré con que esa es la intencionalidad del libro. Es como si la poesía hubiese mutado en novela y tengo que admitir que lloré, como hace rato no lo hacía leyendo algo.
Encontré belleza en cada cuento, la sutileza con la que se narra que es bien despacio y a su tiempo. Me encantó. Hay que dejar de esperar y exigirle tanta épica a los libros a veces, está bien que una historia corta trate sobre despedirse de alguien, de qué significan los perros en nuestra vida de humanos, acompañar a la muerta a alguien y muchos más.
También soy culpable de que los temas que impregnan estas páginas como son la tristeza, la soledad, el miedo y la muerte, siempre fueron de mi interés y me reconforta mucho leerlo.
Kamiya es como un susurro al oído, las historias que te contaba tu mamá antes de irte a dormir, que te hacen pensar y emocionarte, son un mimo al alma y un abrazo entre tanto caos delirante.
Mis favoritos: ☆ La pregunta de Rawson ☆ Las despedidas ☆ Olsen y Vargas ☆ Lugares buenos ☆ Los ensayos ☆ Bañar un elefante ☆ Sakura-gari