¿Dónde hemos aprendido a dudar de nosotras mismas? ¿Quién nos ha enseñado que calladitas estamos más guapas? ¿En qué escuela nos hemos sacado el título cum laude en baja autoestima e inseguridad? Las «noloharébienistas» son aquellas mujeres capaces, preparadas y talentosas que, si pudieran elegir un superpoder, escogerían el de la invisibilidad. Ellas son sus peores enemigas. Dudan de sus conocimientos, están convencidas de que cualquier persona lo puede hacer mejor, imaginan el infierno como un lugar en el que hay que hablar delante de una audiencia numerosa. ¿Eres una de ellas? Si cada vez que alguien te habla del síndrome de la impostora te sientes reflejada, si crees que tienes una tara, este es tu libro. No lo haré bien nos saca del armario y nos invita a enfadarnos juntas recorriendo todos los lugares y circunstancias en las que, desde bien pequeñas, hemos aprendido a sabotearnos. Aquí nadie te enseñará a sacudirte el monstruo de la impostura, pero se te ofrece algo una buena dosis de rabia y unas gafas de aumento.
Un libro basiquito en el que se hace un repaso de por qué o cómo las mujeres hemos llegado a hacernos pequeñitas en múltiples contextos, cómo hemos acabado interiorizando que nuestra voz no vale y que, por tanto, mejor mantenerla al volumen mínimo para no molestar, no ocupar espacios, no errar. Me gusta que cada capítulo gire en torno a un contexto diferente.
No descubre gran cosa pero ta okay, y me alegra que la autora combatiera el síndrome de la impostora publicándolo.
Libro totalmente necesario para entender esa voz limitante que existe dentro de las mujeres. De saber cómo detectar las situaciones que nos coartan y el porqué cuesta el doble de trabajo que nos reconozcan por nuestras habilidades. Considero que todas las jóvenes (y no tanto) deberían leer este libro.
"Concibo el feminismo como un ejército infinito de hermanas mayores allanándonos el camino" Es una de las varias frases que me han llamado la atención de este libro, sí, feminista, es decir, para lectura de todos.
Muy probablemente padezco este síndrome de impostora, que si bien, como se explica, tiene una gran componente patriarcal (estoy muy de acuerdo), quizá en algunos casos no sea el único motivo.
En ocasiones, me ha hecho poner los ojos en blanco (cómo nos permite la autora) y me ha sacado sonrisas burlonas. Su forma de escribir es cercana y consigue que la lectora empatice.
Como ella [Katharine Graham], otras mujeres abrieron caminos que luego hemos transitado las demás. Concibo el feminismo como un ejército infinito de hermanas mayores allanándonos el camino.
[…] La amistad se presenta c0mo la única manera de romper la enorme soledad que las acompaña [a Las Sinsombrero]. Lejos de las familias, estas mujeres [exiliadas] tienen que afrontar el devenir de sus vidas sin red. La maternidad, el matrimonio, el trabajo, los divorcios, la muerte. Pero no se dan por vencidas. Ellas se ayudan. […] Fueron mujeres a las que la posguerra y la ideología olvidaron de un plumazo. Y aun así, pese a todo, se sostuvieron las unas a las otras, se apoyaron. Tejieron uno de los hilos que nos salva cuando el mundo nos es abiertamente hostil: la sororidad, que no es otra cosa que el decir estoy aquí, a tu lado, contigo y haré todo lo que esté en mi mano para que no caigas, para que no te rindas. Cada vez que alzamos la voz provocamos un eco. Un eco que lleva siglos reverberando.
Tu cuerpo no te pertenece, murmuraba aquella sentencia entre líneas. Otros lo desean y tratarán de apropiarse de él. Eres tú la que tiene que protegerte. Eres tú la que debe saber que las madrugadas son peligrosas. Eres tú la que hará bien en vivir con el miedo incrustado en el cerebro, por eso te contamos de niña todos esos cuentos, ¿qué no entendiste de la ferocidad de los lobos, de ir sola por los caminos, de hablar con desconocidos? […] Te has hecho mayor y, ahora, si alguien te viola, lo primero que querremos saber es qué hiciste tú para evitarlo, qué hiciste tú para provocarlo. ¿Hablaste con ellos? ¿Te dejaste acompañar? ¿Besaste a uno? ¿Entraste por tu propio pie en ese portal? ¿Peleaste, pataleaste, te defendiste? Sí, pero, nada. No queremos peros. Queremos certezas. Sí o no. Responde.
Quizás aquellos jueces ignoraban que no es lo mismo ser mujer de noche que de día. Que nosotras, antes de salir de casa, planeamos cómo volveremos a ella. Que elegimos nuestra vestimenta en función de si vamos a regresar solas o acompañadas. Que anticipamos potenciales peligros. Sabemos que hay calles que no nos convienen de noche, que es mejor hacer un trayecto más largo que acortar por lugares solitarios. Desconocían, tal vez, que a nosotras nos sale más caro salir de fiesta porque muchas veces la forma de volver a casa sin sustos es coger un taxi. No sabía, me temo, que simulamos llamadas telefónicas, que trotamos por las calles con las llaves colocadas estratégicamente en el puño cerrado. Que la sangre se nos congela si nos dicen algo, si nos sentimos amenazadas. Que a veces sonreímos, en vez de mandar a la mierda, porque calculamos, en milésimas de segundo, que eso es lo más seguro. Sonreír y seguir. Muchas noches terminan con el corazón martilleándonos en el oído. Esa es la banda sonora de nuestras madrugadas. Y que nos cuidamos las unas a las otras. Que no estamos tranquilas hasta que nuestras amigas nos dicen que ya están en casa, que ya han llegado. Y entonces sí. Entonces ya pueden ser buenas noches.
Cuando en verano de 2022 se aprobó la conocida como ley del “Solo sí es sí” algunos de ellos se preguntaron, abrumados, si a partir de entonces tendrían que firmar un contrato para acostarse con una mujer. Como si estar seguro de que una chica quiere mantener relaciones sexuales contigo antes de meterle mano, fuera una traba, un impedimento, un trámite farragoso.
This entire review has been hidden because of spoilers.
Este libro no llegó a mis manos, más bien fueron ellas las que lo buscaron desde el momento en que oí hablar del síndrome de la impostora con el que me sentí absolutamente identificada.
Desde el comienzo de su lectura no me ha decepcionado, pude verme reflejada en muchos aspectos que describe. Cita además a numerosas autoras que hablan de feminismo y de cómo no es causal la denominación de "síndrome de la impostora" y no "síndrome del impostor" puesto que se debe a la cultura de género que se nos ha inculcado a las mujeres a lo largo de los años. Las mujeres nos hemos tenido que esforzar el doble para demostrar nuestros conocimientos y nuestras valías en todos los ámbitos laborales que no tengan que ver con los cuidados.
Amiga, si quieres empoderarte e inyectarte un chute de sabiduría feminista, este es tu libro.
Libro sobre el feminismo y situaciones en las que las mujeres tenemos que seguir luchando. Si te indignas, o te sientes identificada, al leer muchas de las situaciones que presenta, es que se tiene que seguir luchando. Mi puntuación es de 3 estrellas porque comienza hablando del síndrome de la impostora pero después salta a casos de otras situaciones en la que hay que seguir luchando y de otros temas de los que se podría profundizar más.
No hay duda de que lo hace pero que muy bien. Un libro lleno de datos, referencias y situaciones en las que todas podemos vernos reflejadas. Un libro para subrayar, resaltar y anotar.
Cualquier página me producía indignación porque explica con mucha claridad situaciones que hemos vivido todas las mujeres. Recoge muchos ejemplos y es muy esclarecedor.
Long long long unnecessary. It does have interesting views of the author didnt make so tired to read. It’s a shame. Great content that does not impact due to the writing
Este es un libro para leer poco a poco, para poder reflexionar en cada capítulo. Te hace abrir los ojos hacia el machismo histórico y el actual, en detalles del día a día que a veces se pasan por alto y en que estamos en el camino, pero queda mucho por luchar.
2.5 en realidad. Tengo sentimientos encontrados con este libro, empezó muy bien, dando información entorno al síndrome de la impostora (incluso citando a las psicólogas que desarrollaron dicho término y cómo se dio el experimento) información sobre otras autoras, casos relacionados a escritoras que en sus diarios o discursos hablaban de ello, sin embargo como a la mitad del libro, empezó a meter temas que si bien giran en torno al feminismo y son muy básicos no se profundizan, de repente trata de meter como sentido del humor haciendo referencias a Rosalía o #madein que siento que no encajan del todo, y que me sacaban de la lectura, haciendo que lo disfrutara menos. También algo a considerar es que debido a que la autora es española (y que así lo decidió) muchas partes del libro giran en torno a la situación de la mujer en España específicamente.