«Si la salvación estuviera al alcance de la mano y pudiera conseguirse sin gran trabajo, ¿cómo podría suceder que casi todos la desdeñan? Pero todo lo excelso es tan difícil como raro», escribió Spinoza. En octubre de 1991 coinciden en la facultad de Filosofía los personajes de esta historia: la brillantísima Gloria, que no tardará en desencantarse de la universidad para entregar su inteligencia a la empresa privada; Manuel, que busca en la razón y los libros un freno a sus más oscuros impulsos; la caprichosa Bea, que acostumbra a provocar todo tipo de desgracias y salir siempre indemne de ellas; Roberto, un excéntrico aspirante a pintor; o Ana, que encierra dentro de sí misma toda la rabia y toda la dulzura del mundo. Son jóvenes y se divierten, conciben grandes planes o quizá delirios, hacen un montón de tonterías. Hasta que uno de ellos se suicida y la cosa se pone seria.
¿Por qué algunas personas se rompen y otras se salvan? Tan difícil como raro no pretende responder preguntas imposibles. Sí aspira a ofrecer un retrato generacional, entre otros mil probables, de quienes nacieron en los setenta, disfrutaron del esplendor de los noventa y se desmoronaron con el nuevo siglo. También cuenta una historia de amor, que todos creen perfecta, pero que estalla en pedazos por la irrupción de la enfermedad mental. La felicidad se transforma entonces en una lucha constante contra el vacío y una sucesión de ingresos psiquiátricos. Incluso esta novela podría verse como un relato de fantasmas en el que no son los muertos quienes atormentan a los vivos, sino al contrario: los vivos, de ninguna manera, están dispuestos a olvidar a los muertos, y por eso les persiguen, les acosan, les interrogan y se niegan a perdonarles.
En Tan difícil como raro, Juan Vilá continúa el ciclo autobiográfico que inició con 1980. Dos libros que admiten una lectura independiente, pero que comparten una misma voz, a veces áspera y a veces tierna, y un mismo narrador, que en esta ocasión nos ofrece una celebración a contrapelo del pasado, una crónica hermosa y maldita de la juventud perdida, el amor roto y los sueños que ya nunca podrán cumplirse. Es decir, de la vida y de ese extrañísimo afán que nos lleva a seguir adelante a pesar de todo.
Juan Vilá (Madrid, 1972) estudió filosofía, trabaja como periodista y en vez de plantar un árbol ha escrito tres novelas. Con un estilo ácido y directo, la narración de Señorita Google discurre entre el sugerente mundo de las empresas tecnológicas y el desabrido devenir del periodista freelance. Como en sus dos anteriores novelas, el autor nos divierte con episodios y reflexiones disparatadas a medio camino entre La conjura de los necios y Ampliación del campo de batalla.
comenzaré señalando que ‘tan difícil como raro’ es un libro que habla sobre vivir y morir, de caer, del querer y la persistencia. es decir, de la vida en todas sus facetas. es un libro que devoras rápido, ya que te resulta curioso el hilo por el que te dirige el protagonista y es generoso con los márgenes (literalmente). asomarse a la mirilla de una vida, que siente y por la que circulan otras tantas. qué duro y qué bonito puede ser recordar. ojalá nos recuerde quien nos ha olvidado. este libro me ha tocado de alguna forma a nivel personal. algunas palabras las podría haber escrito yo. otras son meros reflejos de algo que he sentido en algún momento. porque seguir, a veces, es tan difícil como raro.
Vilá nos ofrece un nuevo retrato generacional que resuena en aquellos que, como yo, nacimos en los 70. El hilo conductor es la amistad de un grupo de estudiantes de filosofía, los “filósofos gilipollas”, que orbitan alrededor del trío formado por Ana, Roberto y Juan, y el amor de la pareja perfecta, hasta que deja de serlo, y el suicidio de uno de ellos, la gran ausencia, por supuesto, desencadenante, o no, de todo lo que viene detrás. ¿Cuál es el detonante de ese suicidio? No se sabe. Cuenta tantas cosas y de forma tan por encima, que no llegas a conocer nunca los detalles, debes completar la historia tú, lector.
Es difícil. Y raro. Frases cortas, repeticiones, muchas referencias a la literatura, a la música, al cine… caótico sobre todo en la primera mitad, que parece que no sabes a dónde te quiere llevar. A partir de la segunda mitad se vuelve más coherente la historia y engancha, de hecho la leí de un tirón a ver a donde me conducía. Habla de amor, de amistad, de confianza, de desamor, de enfermedad mental… un poco de todo. Pero no me ha convencido del todo.
He de decir que me recordó en parte uno de mis libros favoritos, ɪɴғᴇʟɪᴄᴇs, de Javier Peña. Pero muy de lejos, porque ᴛᴀɴ ᴅɪғíᴄɪʟ ᴄᴏᴍᴏ ʀᴀʀᴏ adolece en mi opinión de falta de estructura (quizás es lo que el autor busca), mientras que en el segundo está todo interconectado como en un gran puzzle.
Echar la vista atrás, recordar, analizar; la amistad, la incondicional o la que tienes que soportar; amores, los primeros, los de siempre y para siempre; anécdotas inolvidables, sensaciones que perduran, errores, aciertos, desengaños, buscar un lugar, tener un espacio, sueños, expectativas, planes; la vida, la propia, por la que se anda y la que deja momentos buenos y otros muy amargos; la juventud, época en la que se conocen a quienes, generalmente, nos acompañarán en ese andar, aunque algunos se queden por el camino
Unos jóvenes se conocen en la universidad, misma facultad, se hacen inseparables y forman un grupo al que estarán ligados para siempre, del que compartirán experiencias únicas, alegrías y planes de vida; pero tambien experiencias traumáticas y momentos muy duros con los que cargar y a pesar de todo, seguir adelante
Un libro que nos habla de pérdidas, de suicidio, de duelo, de enfermedades mentales de amores fracasados y aún así de esperanza, de superación, de apoyo incondicional y de que hay amistades que son para siempre, porque aunque ya no estén, siempre las tendremos presentes
Una historia que puede ser la de cualquiera, de hecho me he sentido identificada en muchos aspectos porque no es más que un retrato de la vida misma.
Ha sido una lectura, como dice su título "Tan difícil" por lo dura que resulta tratar sobre estos temas, ”como raro” que se pueda narrar de manera tan sensible y delicada
Me ha parecido muy oportuno este libro, sí señor. Lo encuentro cargado de "verdad", de "realidad" narrada de forma deliciosa y muy adictiva. El autor se ha tenido que despellejar a si mismo para contar su vida y las desgracias de sus seres queridos. La cuestión es que lo hace bien, huye de tremendismos y se aleja del tono telecomedia en todo momento. Un muy buen libro. Hala. Venga.
4.5 ⭐️ Un buen libro. Primera parte muy caótica, la estructura no es lineal y a veces cuesta seguir el hilo por los saltos en el tiempo que da. Algunos personajes están bien formados, en otros se queda muy en la superficie sin aportar mucho. Mejora en la segunda parte. En cuanto a contenido, ha sido un libro emotivo. Es un libro en el que el narrador mira al pasado, hacia su juventud y su época universitaria y posterior junto a sus amigos. Narra cómo vivían, en qué creían, cómo eran sus personalidades, contrapone durante el relato la alegría y el vivir sin limitaciones de la juventud con la realidad que mas tarde fue encauzando la vida de ellos. El suicidio de dos de los amigos, el trastorno mental de la que sería la pareja del narrador. Se entremezcla el entusiasmo de las primeras veces, el entusiasmo propio de la juventud con la mezcolanza del recuerdo y la nostalgia de la edad adulta. Bastantes referencias filosóficas, durante la novela prevalecen las alusiones a la vida, la muerte, la existencia, el amor…
Por último, lo que me ha parecido mas paradójico, controversial así como complicado de conseguir del libro —y a la vez creo que lo ha conseguido bien— es esa pretensión a la celebración. La celebración por los amigos muertos, por el amor (en ocasiones roto). De lo que se disfrutó un día y hoy se mira con ojos no tristes, pero sí sentimentales, de lo que fue y ya no es, de lo que pudo ser y ya no será jamás.
Insisto en que las obras autobiográficas no son mi fuerte y me intento alejar de ellas todo lo posible puesto que, por norma general, caen en lo lacrimógeno, penoso y autocomplaciente generándome bastante repulsión puesto que la vida de los escritores me la trae bastante al pairo. Sin embargo, cuando un autor es capaz de transformar algún evento de su vida que le haya marcado en una narración briosa, interesante, despojada de tapujos y ataduras y llena de fuerza, mala leche y cierta ironía, todo cambia.
Según se dice en la contra del libro, Juan Vilá cuenta parte de su vida y experiencias vitales a lo largo de varias décadas con amigos que van y vienen como transeúntes de nuestras vidas que dejan más o menos poso, en un Madrid de finales de los noventa y primeros 2000. Con un estilo que a veces roza lo burdo, que tiene mucho de sentimental al no filtrar emociones al trasponerlas al papel, se narran relaciones vitales, de amor, odio, pasión, desencanto, locura y trastorno, con la salud mental (o su ausencia) de fondo.
Ha sido una lectura sorprendentemente agradable, intensa e interesante fruto, además, del regalo de cumpleaños de uno de mis mejores amigos
Una historia ni especialmente bien escrita, ni especialmente bien contada. ¿Valía la pena airear todas estas cosas tan oscuras por este producto final más bien mediocre?
Y cansa bastante esa voz como de adolescente que nunca creció ("Insisto: nunca jamás comprenderéis lo que nos quisimos Ana y yo", etc.).
Me lastra un poco lo reiterativo y superfluo que puede llegar a ser el libro en cuanto a como transmite sus ideas. Además, no creo que funcione tanto como retrato generacional, sino como diario del propio autor.
Punzante. Una historia devastadora sobre la amistad y la juventud contada con ternura. Con cariño y con ironía todo, o casi todo, resulta más fácil de llevar. Increíble lo que hace Juan Vilá en esta novela.
no he terminado de entender el objetivo de la historia, lo cual me ha hecho dudar constantemente si continuar o no a lo largo de las paginas tal vez sea solo un intento del escritor de cerrar la herida de las ruinas de su juventud
Un montón de intensitos llorando. Me ha aburrido sobremanera. No he podido ni llegar a la mitad. Todo el rato que si el amigo muerto, una y otra vez. Me recuerda a los compañeros de clase alta que tenía en la uni, que romantizaban a los bohemios y tenían más pasta que cualquiera mientras los otros tenían que estudiar para pagarse los estudios. Una panda de tarados, a cada cual peor.
-Aspiraba a la soledad. Más nihilismo y más vacío. Una soledad absoluta. A veces picaba y dolía. -Las personas traumatizadas aman a otras personas traumatizadas. -Nihilismo, por lo general, prende en las almas cándidas que han sido decepcionadas, en los moralistas, hartos de tanta maldad o en los espíritus que en su día albergaron las más altas ilusiones que terminan molidos a palos u olvidados en algunas escombrera. -He dejado de fumar, por cierto. Esa es otra de las cosas que nunca pensé que pudieran ocurrir, y qué bien te ocurrió. o más preciso: qué bien que casi me dejo la vida por conseguirlo. -Vulnerabilidad absoluta. Y una bomba capaz de estallar cada cinco o cada 10 minutos contra sí misma. -La vida parecía estar haciéndonos un montón de promesas. -Intensísima euforia de tanatorio -Tenía toda la vida por delante para matarse. -La muerte es la ausencia o el vacío de un no recuerdo, mucho más que la paz del olvido. -Pero es que la dignidad es una cosa odiosa, que merece ser ultrajada, y emputecida, y aniquilada, borrada de todos los diccionarios y de todas las mentes. -No hay forma posible de vivir y ser digno. La dignidad, cuando es auténtica, conduce al suicidio o a la locura. -Aún no ha cumplido los 30 años y mira serena la cámara. Es una situación de lo más cotidiana. No hay nada especial ni en ella y por eso mismo resulta asombrosa. -Uno nunca tiene la compañía humana que desea. Siempre es algún sustituto. -Y si uno es incapaz de amar o incapaz de joder, aunque sea una forma involuntaria a los otros, lo que no puedes vivir. -TLP es que todo te duela y buscar un dolor aún más fuerte que te calme. -Pobre Carlos, vagando otra vez, sin rumbo entre cenizas y polvo. -Sabios, porque han conocido algún que otro infierno real, no imaginario, han sobrevivido y no se han vuelto unos hijos de puta. -Miedo a quedarse vacía si renuncia a la enfermedad. -✨Esa clase de sabiduría que no dan los libros, le da contemplar la naturaleza y sus ciclos, la infinita humildad que se implica.✨ -El orgullo secreto, pienso, de haberlo tenido todo y haberlo tirado a la basura. El orgullo de destruirse a sí misma, como su gran obra maestra y su verdadero proyecto. -De alguna forma me diga que estás bien, y que me equivoco, que los griegos no tenían ni puta idea y que la muerte es muchísimo más que el Hades.
Este libro se logra sostener por su voz, su valor reside, sin duda, en desbordar la autobiografía para alcanzar el testimonio generacional. Vilá no solo cuenta su pasado, sino que arrastra consigo el pasado de muchos, logrando que la narración de un círculo íntimo de amigos se sienta como la crónica de la propia juventud perdida en los noventa y la lenta asimilación de la tragedia en el nuevo siglo.
La novela triunfa al exponer, con una melancolía densa y sin concesiones, la cruda verdad sobre la amistad, que es una arquitectura de retazos. El narrador actúa como un arqueólogo de la memoria, desenterrando esos pedazos de los demás que nos moldearon, haciendo palpable el peso de los vínculos y las deudas emocionales que se saldan, dolorosamente, con el tiempo y con la pérdida (especialmente el suicidio, que actúa como el gran eje fracturador).
Si bien la prosa es ágil, el impacto es demoledor. Es una reflexión honesta sobre por qué unos se salvan y otros se rompen, demostrando que no hay nada más universal y agridulce que llevar con nosotros los fantasmas de los que se quedaron atrás. Es un viaje tan necesario como incómodo.
Me ha gustado su prosa fluida y su honestidad brutal al abordar temas como la amistad, la enfermedad mental, el suicidio y el desencanto. Aun así no me parece un libro al que recurriría mucho, es bueno, pero no necesariamente merecedor de mi recomendación.
Ana y yo de pronto fuimos conscientes. Valía la pena y había que intentarlo. Una obviedad que a nosotros, jóvenes licenciados en Filosofía, nos costó un disparate comprender -es importante insistir en esta idea-. Y fue así como, al menos durante un tiempo, nos hicimos cada vez más fuertes. La vida era breve y muchas veces también una mierda, y por eso debíamos aprovechar. Aprovechar, sobre todo, para estar juntos. Aunque eso implicaba muchísimas más cosas, como ser valientes, y responsables, hacer planes, y luchar por ellos, y ser buenos, a nuestra ma-nera, y virtuosos, y no confiarnos. Resistir, ya que por obra de algún extraño azar habíamos llegado hasta ahí y por nada del mundo queríamos perdernos el uno al otro, ni perder eso tan valioso. Nos parecía un milagro, pero se trataba de algo mucho más cotidiano y normal: Ana y yo nos habíamos enamorado.
la verdad? es una historia súper profunda, bella y dolorosa. Me atrevo a decir que es una muy buena descripción de la vida misma. Duelos, perdías, amistades, problemas psicológicos, etc. Es un placer poder leer a estos personajes y poder conectar tan bien y ponerme en la piel de cada uno de ellos. “…Llegan porque aún somos capaces de inventar nuevas costumbres y tradiciones —y mantenernos aferrados a ellas—, y porque existen vínculos que nunca deben romperse. Y existe aún otro pequeño milagro: el milagro de que a veces las cosas salgan bien en la vida, y los buenos ganen alguna partida, y los justos encima reciban su recompensa”.
Me cuesta tanto opinar sobre lo que leo si no es algo increíble o la mayor mierda escrita jamas....No se, la estructura no es lineal, va dando saltos entre sus recuerdos. A veces me cae bien, otras en cambio le pegaría por esa falsa modestia. Aunque bueno, todos somos un poco mierdas casi sin saberlo hasta pasado un tiempo. Me quedo con una reflexión sobre la dignidad, la intriga de a donde quiere llegar y las últimas páginas.
Leyendo este libro de repente me he visto a mí en 20 años sintiendo nostalgia por recordar a personas de mi adolescencia y pensar que nada volverá a ser como antes. Este libro es un abrazo al corazón y un perdón a uno mismo. Me encanta como habla de Roberto sin intentar comprender de forma enfermiza el por qué de su suicidio, simplemente asumiéndolo aunque duela y aceptando que así él lo decidió. También he amado la relación con Ana, que aunque a veces se odie nunca se deja de amar.
La perspectiva y narrativa del libro me parece sumamente interesante pero la segunda mitad se termina haciendo muy densa. Hay buenos puntos para reflexionar pero también hay opiniones que me han llegado a parecer reduccionistas y no han ayudado a esa lectura de la parte final.
No sé si es por hacerme sentir interesante y culta a mi misma, pero la manera en la que esta escrita la historia me ha parecido preciosa. Una narrativa muy poética. Aún así, la historia como tal no tiene mucha chicha, se lee fácil, pero ni me ha llegado a enganchar, ni a desenganchar.