Para algunos, reconocer el trabajo sexual como trabajo es una medida liberal, coherente con la mercantilización de los cuerpos. Contra esta concepción errónea, Morgane Merteuil propone examinar el trabajo sexual como una dimensión de la reproducción de la fuerza de trabajo, y reconstruye los vínculos entre la producción capitalista, la explotación del trabajo asalariado y la opresión de las mujeres. Demuestra que la lucha de las trabajadoras del sexo es una poderosa palanca para cuestionar el trabajo en su conjunto, y que la represión del trabajo sexual no es más que un instrumento de la dominación de clase, la división internacional (racista) del trabajo y el estigma de las putas que alimenta el patriarcado.
Una amiga me lo recomendó y me ha encantado! Es un ensayito muy cortito capaz de desmontar la dicotomía entre abolicionismo/socialismo vs. regulacionismo/neoliberalismo de una manera muy eficaz. Lo he devorado y no he parado de anotar ideas y contrapuntos en los márgenes, pues es un texto muy condensado con un montón de ideas que darían para horas y horas de lecturas. Tanto si estás de acuerdo con la autora en todo, parcialmente, o absolutamente en nada, creo que es una perspectiva enriquecedora para el debate feminista sobre la prostitución.
“En muchas sociedades no capitalistas, las mujeres son estigmatizadas como prostitutas, no necesariamente porque participen en un intercambio económico-sexual, sino porque participan en un intercambio que escapa a las reglas establecidas para el intercambio de mujeres en un sistema patriarcal.”
Desde una mirada feminista, pasando por historia, economía y una fuerte discusión, el ensayo cumple su cometido, no niego que me abrió otra perspectiva sobre cómo entender el trabajo sexual, y como se ha visto la figura (y fuerza laboral)de la mujer, desde que empieza a trabajar hasta la actualidad. Me parece sensato que no solo abarca a la trabajadora sexual, sino a toda mujer que se ha visto como parte del sistema capitalista; ya sean las amas de casa, las mujeres asalariadas… etc.
“Hemos de saber que el Estado siempre sitúa el debate sobre el trabajo sexual en sus propios términos. Por ejemplo, argumentando que no existe el trabajo sexual sino la explotación sexual, que en sí misma se convierte en una forma de violencia contra las mujeres. De hecho, la propia categorización de prostituta como víctima le brinda al Estado la posibilidad de erigirse como salvador, transformando con ella a las trabajadoras sexuales y a la mayor parte de las mujeres en sujetos necesitados de protección ante los ataques de individuos y colectivos concretos, a saber, proxenetas y clientes. De esta forma se oculta la connivencia que tiene el Estado con violencias que sufren las mujeres. También oculta la violencia ejercida por parte de las propias instituciones del Estado y sus funcionarios.”
Sin duda el prólogo ha sido lo mejor, sorprendentemente, me ha gustado mucho el enfoque que se da para España. El ensayo, la primera parte también aporta temas muy curiosos y la vinculación tan estrecha entre el trabajo sexual y el trabajo de cuidados
Lo cogí porque conocía a Laura Macaya, que hace el prólogo. Es muy interesante y me han gustado muchas partes a pesar de que no comparto muchas cosas a nivel político con la autora