No soy religiosa y reniego muchísimo de la iglesia y sus dogmas, pero este libro me demostró que existe otra iglesia posible. La labor y la historia de los curas villeros nos muestra una iglesia más cerca del oprimido. En palabras del padre Mugica: "El papel del que es ministro de Cristo es asumir la defensa del hombre, y sobre todo del pobre, del oprimido. (...) el sacerdote debe ocuparse de los ricos. Su misión frente a los ricos es interpelarlos. (...) Yo tendría un problema de conciencia si no le hiciera ver al rico que, si no cambia de vida, debe poner sus bienes al servicio de la comunidad ". Es hermoso el trabajo que hacen en las villas donde estos sacerdotes sostienen comunidades enteras.