Una invitación a no estudiar derecho el Derecho, para cambiar nuestra relación con las leyes que nos rigen y sus operadores.
¿Desde hace cuánto tiempo se dirá, a modo de chiste, que los abogados y los plátanos se parecen en que no hay uno derecho? ¿Por qué en México, a pesar de que se abre una nueva escuela de Derecho cada semana —¡hay más facultades de Derecho en Puebla que en todo Canadá!—, no vivimos en una cultura de la legalidad? ¿Por qué pareceque es necesario disfrazarse para ejercer la profesión o hablar en un idioma tan extraño que tiene su propio el abogañol?
Algo anda mal con la formación y el papel que desempeñanlos abogados en la sociedad. Quienes deberían fungir como garantes del Estado de Derechoe igualadores de los ciudadanos ante el sistema de justicia, muchas veces terminan como guardianes del statu quo y defensores de los intereses de unos cuantos. Por ello, la primera parte de este libro revisa con mirada crítica los principales vicios y obstáculos que afectan la labor de los desde el conservadurismo dentro del gremio hasta la dificultad para adaptarse a los cambios tecnológicos, pasando por el machismo y la uniformidad aplastante.
Por supuesto, este libro no defiende la idea de un mundo sin abogados. De lo que se trata, nos dice Juan Jesús Garza Onofre, es de estudiar y practicar el Derecho de una forma distinta, con creatividad, empatía y tolerancia. Así, la segunda parte de No estudies Derecho ofrece múltiples salidas al atolladero descrito en la primera, para poder contar con mejores abogados y abogadas, libres de estereotipos anquilosados, y que ayuden a construir sociedades más justas.
Me quedo con algunas reflexiones, me gustó el estilo de Tito al escribir y concuerdo con muchas de sus ideas, peeeero siento que este libro bien pudo haber sido un articulo de 15 páginas.
Me gustó este libro porque habla sobre muchas verdades de los abogados que no se hablan en cualquier lugar. Uno de los temas principales del libro es la manera en la que los abogados crean su propia mala fama y me gusta como el autor desarrolla estas ideas, las desmenuza y propone soluciones. Lo que más me gustó es la forma en la que busca convencer al lector, sea estudiante de Derecho o no, de que las reglas del juego tienen que cambiar. El discurso jurídico lleno de tecnicismos es útil y necesario en el gremio; pero termina minando el entendimiento común de una manera perversa y hace las leyes ajenas a los ciudadanos. Así como se hizo en la consulta ciudadana del expresidente Andres Manuel Lopez Obrador. Hablar difícil no es un requisito indispensable para que te tomen en serio, al contrario, puede llegar a ser utilizado como monopolizador de la comunicación entre los mismos operadores jurídicos. Sí creo que el Derecho puede hacerse más entendible y estoy segura de que eso lo haría más eficaz.
Me encantó el estilo del libro. Yo que quiero estudiar derecho fue una muy buena introducción a esta carrera y reflexión a un gremio que necesita renovación e inclusividad.
Si quieres estudiar derecho, está perfecto para darte una verdadera idea de lo que es ser abogado en México, coincido en qué es un gremio que hacemos cosas muy absurdas por costumbre que en la actualidad ya no tienen sentido, haciendo una crítica a la gran importancia que tenemos los juristas de evolucionar y pensar fuera de la caja. Cómo nos invita a qué primero busquemos calidad de abogados que cantidad. Muy buena reflexión
Tito fue mi maestro en la especialidad en Derecho Constitucional en la UNAM. Jamás olvidaré la razón por la cual estudió Derecho: "Porque no pude estudiar música". Libro recomendadísimo.
“No estudies Derecho: Una revisión a la función social de los abogados” (Juan Jesús Garza Onofre, 2023) describe algunos de los principales problemas de la educación jurídica, pero también incluye ideas sobre cómo mejorarla. Es, pues, un balance entre un libro crítico y esperanzador.
Este libro incluye reflexiones sobre la importancia de usar un lenguaje claro y accesible (lo contrario al llamado “abogañol”), dejar de memorizar leyes para realmente entender el fondo, mejorar la calidad de las carreras de Derecho, abrazar causas sociales, y cuidar la salud mental de quienes ejercen la abogacía, entre otros temas.
No soy abogada, pero muchas personas queridas y admiradas sí estudiaron Derecho. Por temas laborales, trabajando en temas de justicia, también convivo con abogadas y abogados, por lo que siento esta profesión como algo muy cercano a mí.
Este libro está muy bien escrito, de forma clara, sensible, chistosa (con referentes a la cultura pop), y siempre con mucha empatía hacia las y los abogados del presente y del futuro. Recomendaría este libro a cualquiera que haya estudiado Derecho, o que piense estudiar Derecho, o en general a cualquier persona interesada en mejorar la justicia.
Juan Jesús Garza es un abogado peculiar, pues no solo rompe los cánones de la abogacía, sino que los exhibe y llama a cambiarlos. Su inteligencia es sobradamente conocida. Su conocimiento del derecho constitucional, por ejemplo, le permite hacer críticas profundas en medios de comunicación contra jueces o políticas públicas. El libro "No estudies derecho" es un ejercicio que reflexiona sobre las grandes deficiencias que tienen la formación y práctica jurídicas en nuestro país. Pero no se queda en la crítica descriptiva, sino que, de hecho, filosofa sobre los paradigmas que deberían establecerse en la academia y en el foro utilizando un lenguaje prescriptivo, propositivo. Toda persona que quiera estudiar la carrera de Derecho debería leer este libro no solo para tener una idea clara de lo que es, sino de lo que debe ser. Y, claro, las personas que ya cuentan con un título de licenciatura, de maestría o de doctorado también lo deberían leer para verse reflejados en el espejo de la realidad, tal vez encuentren que poseen esas características perniciosas para la abogacía y para la sociedad que aborda el libro. Buen libro. Lectura ágil.
No soy abogada, sé muy poco de derecho, pero estudié Literatura porque un abogado me dijo que estudiara lo que realmente quisiera para después no andar pensando en el «qué hubiera pasado sí...».
Tito me invitó a presentar su libro y su estilo me atrapó de inmediato, pues nos invita a no tomarnos tan en serio más allá de la profesión que ejerzamos y también a recordar dónde comenzó todo [cómo es que somos quienes somos hoy en día]. Me quedo mucho con la idea de repensarnos como personas que participamos en una sociedad y que no nos caería nada mal ser un poco más empáticos y buena onda con los demás.
Me encantó. El autor expone los problemas que tiene la profesión jurídica -¡inclusive desde antes de decidir estudiarla como carrera!-. Para mí el valor agregado de la obra está en sus consejos (segunda parte). El Derecho (su elección, estudio y ejercicio) es acartonado, muchas veces aburrido, pedante, clasista, sexista, bravucón y genera mucho merolico pero no deja de tener un potencial enorme para cambiar realidades. Para solucionar un problema, primero es importante conocerlo, aceptarlo y ser propositivo. Este libro realiza lo enumerado y creo abre buen camino...
Es un libro que no solo sirve como primer encuentro para alguien que quiere estudiar la carrera de derecho, yo como estudiante a punto de finalizar siempre me veía con dudas respecto a mi salida, de hecho las tengo, pero este libro me ha hecho reflexionar y ver que efectivamente no estoy en lo incorrecto por pensar fuera de los cánones impuestos a lo que un abogado es o debe hacer. Como nuevas generaciones de abogados debemos de replantear estas verdades, mejorar el ambiente legal y sobre todo, dejar de encasillarnos en lo mismo de siempre.
Me parece que es un acercamiento superficial y un tanto pop a los problemas de la profesión. Garza Onofre me parece un buen pensador que queda corto en esta obra. Quizás si hubiera querido abarcar menos, hubiera hecho un mejor diagnóstico sobre los problemas de la profesión.
¿Y qué se de derecho a los 18 años? Aparentemente nada. Me gustó mucho el libro, ya que te amplía la perspectiva sobre lo que es el gremio jurídico y lo que representa en una sociedad desigual como la que es México. Una reflexión desde lo realista y lo justo, la profesión del jurista.
Soy estudiante de derecho, creí que sería algo más complejo o filosófico. A pesar de que estoy de acuerdo con el tema, me quedó a deber demasiado, creo que pudo conformarse con hacer un artículo respecto al tema y darle difusión.
Para quienes tenemos que convivir con personas abogadas, el libro es muy ilustrativo. Sin embargo, concuerdo con que el autor pudo hacer un mejor esfuerzo de investigación y profesionalizar el libro, sobre todo hacia el final.
puso en palabras lo que sentí como estudiante de derecho sin embargo siento que se quedó corto, me hubiera gustado que hubiera desarrollado mas las ideas
Garza Onofre se atreve a cuestionar los mitos de la sacrosanta abogacía, una carrera anquilosada y poco científica. Quizá le faltó ahondar en qué dado su falta de rigor, la licenciatura en Derecho se ha convertido en el cajón de sastre para los que no saben qué estudiar.