«¿Podemos entendernos como contemporáneos de nuestros padres, ser intempestivos a su lado?» Un libro repleto de hallazgos, escrito con honestidad, humor y genio. Otro libro memorable de Juan Villoro.
«¿Hasta dónde podemos recuperar una memoria ajena? ¿Es posible entender lo que un padre ha sido sin nosotros? Ser hijo significa descender, alterar el tiempo, crear un desarreglo, un desajuste que se subsana con pedagogía, a veces con afecto o transmisión de conocimientos».
Juan Villoro relata en La figura del mundo algunos pasajes memoriosos en torno a su padre, el pensador mexicano-catalán, Luis Villoro. Sin el afán de escribir una biografía en estricto sentido, Juan evoca aquí la vida singular de quien fuera filósofo, luchador social, zapatista y autor de una obra fundamental. En este libro hace una aproximación a una figura a la vez íntima y pública, adentrándose en las complejidades de cualquier vida, narrando con maestría instantes que se desdoblan para entender el ubicuo presente. Recupera así la esencia de un padre quien estuvo presente en la vida familiar de un modo intangible, un padre que debe ser indagado por un hijo que intuye sus afectos y renueva, de este modo, el pasado.
Escrito con gran sensibilidad y agudeza, este libro condensa el asombro y la emotividad de un autor para el que la escritura se convirtió en «una permanente carta al padre».
Juan Villoro is Mexico's preeminent novelist. Born in Mexico City in 1956, he is the author of half a dozen prize-winning novels and is also a journalist. In 2004, he received the Herralde Prize for his novel El testigo (The Witness).
Me es muy difícil reseñar a Juan villoro. He leído más de una docena de sus libros. En relativamente poco tiempo se volvió de un autor indispensable de mi biblioteca a ser el autor del que más libros tengo y sin lugar a dudas, "La figura del mundo" es un top 3 de inmediato entre la obra de Juan Villoro.
La madurez del escritor se revela con las emociones más intensas que lo trasladan a su mirada infantil. El gambetero cuentista mira hacia arriba a la sombra de un gigante del pensamiento. Entre los recuerdos de Juan, la imagen pública de Luis, y lo entrañable de todos los familiares y amigos de la vida pública y política del filósofo, el escritor llega al pináculo de su madurez: permitirse mirar con el amor que brota de la más tierna infancia a una figura compleja y entrañable: su padre.
Es un jardín de recuerdos regados con mucho cariño y abonado con la fuerza de la memoria colectiva. No pierdan la oportunidad de leer esta belleza.
Que gran enseñanza da el autor sobre la vida de su padre. Su testimonio de vida, todo lo que vivieron en esta peculiar familia de intelectuales, lo que conoció de niño y adulto de un hombre admirable. Muy Recomendado!
Anhelé tanto leer este libro desde que lo vi anunciado, por tratarse de la obra más íntima de Juan Villoro, a quien admiro y estimo tanto.
El eje rector del libro es su padre, el filósofo Luis Villoro, así como la relación que Juan tuvo con él, que estuvo muy lejos de ser como la que muchos considerarían normal, debido a la personalidad de su padre quien era poco afectivo y sociable, pasaba las horas pensando y cuestionando la vida, leyendo a grandes pensadores y luchando por las causas sociales al lado de diversos grupos de estudiantes de México y Latinoamérica, o personajes como el Sub Comandante Marcos.
Villoro aprovecha estas páginas para compartirnos decenas de anécdotas sobre su infancia y juventud, y además abordar temas como la filosofía, el movimiento estudiantil del 68, el zapatismo y por supuesto el fútbol, que es uno de sus temas favoritos.
Para cerrar el libro con broche de oro, nos comparte en el epílogo una charla muy conmovedora con su madre Carmen Villoro, quien revela el amor que sintió por el padre de Juan, aun después de divorciarse.
Este es uno de los libros que agradeces al autor haber creado. Me dejó muchas cosas: aprendí, reflexioné mucho, lancé varias carcajadas como en todo libro de Juan; suspiré, y me sacó un par de lágrimas.
Al tejer un texto biográfico sobre su padre, el filósofo Luis Villoro, el autor entra también en el terreno de la autobiografía y las memorias que transcurren a través de varios temas sin un orden cronológico hasta llegar a un epílogo dedicado a una reveladora y emotiva conversación con su madre. La filosofía, la literatura, el zapatismo de Chiapas, el budismo, el silencio, el amor, la comunidad, Los Hermanos Karamazov y, por supuesto, el fútbol sirven como pretexto, texto y contexto para narrar y desmenuzar la figura del padre, de la madre y del hijo escritor. Libro potente, es el más filosófico de los textos de Juan Villoro, pero también es el más íntimo y personal. Me recordó a The Invention of Solitude, de Paul Auster y me deja pensando si Villoro regresará a estos terrenos para hilvanar sus memorias. Sería fantástico.
Para los que ya somos huérfanos de padres por el transcurso del tiempo, el texto de Villoro nos lleva a un "racconto" de escenas con preguntas similares. Quienes fueron nuestros padres? Pudo ser de otra forma? Fuimos afortunados? Yo si. Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; (Jorge Manríque)
Leí este libro por dos motivos, mi curiosidad etnográfica sobre la relación de Luis Villoro con el EZLN y por mi interés en los últimos años sobre la relación con la figura paterna. En ambos sentidos superó mis expectativas. La obra sigue una línea cronológica que entrelaza la vida del autor con Luis Villoro como padre, pero también como filósofo. La narrativa discurre entre anécdotas familiares, indagaciones personales sobre la relación padre-hijo y los movimientos sociales que acompañaron la vida de ambos. Es un libro que traza un camino que va de lo íntimo a lo social y viceversa.
Aunque es el primer libro que leo del autor, deja ver que es una obra que condensa reflexiones que ha venido trabajando de tiempo. La manera en que retrata a su padre y analiza los hechos, la memoria distorsionada, los aprendizajes que se alcanzan solo décadas más tarde, me pareció atrapante. Logra enseñarnos las contracciones de un ser humano y también sus virtudes, superando el sesgo de ser hijo y mostrando todos sus lados.
Entre las partes que más me gustaron son aquellas en que el autor recurre a recrear conversaciones con su padre, debates filosóficos que mantuvieron, discusiones sobre el papel de la filosofía en la vida cotidiana. Además, problemátiza la relación distante de los padres intelectuales y la contradicción de muchos escritores que hablan de lo humano, pero sin reparar en las personas, sin cuidar sus vínculos afectivos.
Hacia el final de la obra, nos adentra en la relación íntima que mantuvo Luis Villoro con el zapatismo, desde su primer contacto con el Sub Marcos hasta sus últimos días en que sus cenizas fueron sembradas junto a un árbol en un caracol zapatista.
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"La Figura del Mundo" de Juan Villoro es más que un simple relato autobiográfico; es una introspección profunda en las complejidades familiares y las influencias que moldean nuestras vidas. El autor, hijo del filósofo español Luis Villoro y la psicóloga Estela Ruiz Milán, presenta un cautivador contraste entre un padre contradictorio y una madre imprescindible.
El legado filosófico del padre resuena a lo largo de la obra, destacando frases impactantes que revelan una pasión por el conocimiento desligada de utilitarismos. Las contradicciones paternas, narradas con la perspicacia única de Juan Villoro, se convierten en una parte esencial del tejido familiar. La relación entre padre e hijo se ve definida por el fútbol, una conexión singular que trasciende las palabras y se convierte en un vínculo duradero.
El relato se adentra en las complejidades emocionales de Luis Villoro, quien, a pesar de su búsqueda de la felicidad sin banalidades, se ve atormentado por sus propias contradicciones. Su relación con el dinero, descrita como un daño moral que busca liberar, añade una capa adicional de complejidad a su figura. La narrativa revela cómo las pequeñeces le afectan más que las grandes tragedias, proporcionando un vistazo a la fragilidad humana.
La presencia materna de Estela Ruiz Milán emerge como el ancla emocional de Juan Villoro, su amor fabuloso pero extenuante. La obra concluye con historias familiares que, aunque particulares, resonarán en muchos lectores al explorar la universalidad de las relaciones familiares. "La Figura del Mundo" es un viaje literario que invita a reflexionar sobre nuestras propias historias familiares, recordándonos que, de alguna manera, todos somos protagonistas de relatos similares. Gracias a mi hermana que me lo presto y que nos sirvió para recordar a nuestro Padre filósofo de la vida que nos enseñó a ser felices sin preocuparnos de más de las cosas pero también a ser nerviosos !
Pocas cosas suelen ser tan cercanas y al mismo tiempo tan lejanas que escribir sobre el padre que nos tocó tener. En La figura del mundo, Juan Villoro se embarca en las aguas del recuerdo y la memoria para dibujar a veces a mano alzada, y otras tantas con dificultades en el trazo, ese ser que fue Luis Villoro, su padre. La naturaleza que nos aborda como humanos, como sociedad y como comunidad, queda plasmada en este libro que a modo de ensayo, realiza el autor.
Las referencias hacia el mundo natural son una joya, desde el poema que escribe la tía de Juan Villoro, donde menciona ese jardín interior dentro de Luis, pasando por los naranjos de los conquistadores, que al dar fruto “simbolizan su voluntad de permanecer ahí” a diferencia del destierro, que “no tiene un fruto para medir el tiempo”, hasta llegar a el Liquidámbar, preciado árbol en la sierra de Chiapas.
La forma en la que el autor hila las historias es de una fineza extraordinaria y genera que en cualquier caso y sea cual fuere la relación con nuestro padre, nos mueva esa urdimbre que lo contiene, pues más allá de hablar del filósofo, habla de la relación que tuvo con él y la relación que a su vez, tuvo con el mundo.
Las citas y referencias bibliográficas son un regalo maravilloso que nos hace Juan Villoro, pues esos libros también forman parte del universo que lo habita.
Me quedo con la sensación de mirar todo con nuevos ojos, quizás algo de esa distancia que ha tomado el autor para escribir este libro, la transmita de forma tal a sus lectores que no hay manera de salir ileso al evocar a quien ha sido nuestra figura del mundo.
Qué alegría, placer y honor haber leído este libro.
Villoro es un mago escribiendo. Y en este homenaje que hace a su padre, a la figura pública, filosófica y política que fue, le permite al lector conocer su infancia y su amplísimo bagaje literario y cultural.
Luis Villoro nació en España. Pero se hizo, a fuerza y con profunda devoción, mexicano. Padre de tres hijos, su ausencia se hubiese sentido mucho más de no ser por su ex esposa y madre de sus hijos, Estela.
Y este, en realidad, también resulta ser un homenaje a ella. Al amor que sintió por Luis y a todo lo que hizo porque sus hijos vieran en el una figura paterna atenta y una gran persona.
La figura del mundo está llena de escenas y momentos padre e hijo. Pero también de luchas políticas, masacres, represiones, culpas y MUCHA filosofía. Porque si algo fue el señor Luis, fue pensador. Y más que intentar entender a las personas, intentó cambiarlas, convencido de que hacer comunidad era la única forma de cambiar al mundo.
Juan aprendió de su padre a decidir por sí mismo, a tomar posición, a elegir un bando, a defender ideales, a cuestionar. Lo que hace en este libro me pareció conmovedor y memorable. Porque muestra al padre en todas sus facetas, a la vez que se muestra así mismo como escritor, como colega y, más determinante aún, como hijo.
Un libro para marcar, disfrutar y compartir. Y para ratificar que Villoro nunca decepciona.
Una crítica literaria habla más del crítico que del texto.
En mi caso perdí a mi padre hace unas semanas. Leer estas memorias, cavilaciones, o interpretaciones que hace Villoro de su padre, me resultan necesarias para entender al mío.
A veces la literatura solo es un espejo a la medida de cada persona. Para mi eso fue esta lectura.
Me cuesta mucho reseñar este libro. Con frecuencia al leer, sentí dos impulsos contrarios: el de regresarme unas páginas para sumirme en la reflexión de alguna sección, y el de seguir leyendo hasta terminar. Casi siempre opté por continuar leyendo, y no dejaba de hacerlo hasta que mis ojos se cansaban (y en una ocasión, hasta que tuve que tomar un avión que casi pierdo por estar tan inmersa en la lectura). Esto significa que en algún momento releeré el libro y probablemente añada más meditadas opiniones a esta reseña. De igual forma, dudo que el puntaje de cinco estrellas—una medida que ya se siente reductiva—baje. Cada capítulo está tan meticulosamente planeado y llega a conclusiones tan satisfactorias que sugiero no dejar capítulos a la mitad. Tanto me gustó que seguro leeré capítulos salteados cuando se me antoje admirar prosa de calidad. Y es que ya se me había olvidado lo mucho que me gusta el estilo simultáneamente ameno e intelectual de Juan Villoro.
Con La Figura del Mundo, Villoro de nuevo demuestra su destreza para contar historias cargadas de verdad y sentimiento con humor y picardía (me perdonará su madre, pero yo sí le creo). Siendo la biografía de un filósofo, no faltan discusiones del sentido y la profundidad de la vida, siempre bienvenidas viniendo de una pluma tan destacada. Sin embargo, lo que más me llevo de esta obra es la vulnerabilidad del autor al enfrentarse con la tarea de describir—y en cierta manera redescubrir—a su padre, especialmente en el epílogo. Las anécdotas y relatos logran rescatar a una de las figuras más importantes de su mundo, su impacto y su idiosincrasia, de una manera cálida y solemne. Poco a poco desvela que la imagen que dejamos es un gran mosaico: esta formada por azulejos de lecciones y recuerdos repartidos por las mentes de quienes quisimos, y hasta de quienes negamos querer.
¡La extraordinaria pluma del hijo lo dibujó! ¡Qué maravilla de libro! Una vez más, Juan Villoro me sorprende. Con esa elocuencia que lo caracteriza, con esa narrativa tan fina y pulcra. Con ese humor y sobre todo con mucho amor, Villoro nos presenta a su padre. A través de la memoria, evocando recuerdos y vivencias, el autor logra analizar, reflexionar y entender la figura paterna que lo marcó. Nunca lo presenta como un héroe…admira sus virtudes y comprende sus defectos con el cariño de un hijo que lo admira y agradece. Me encantó conocer al filósofo Luis Villoro, un catedrático reconocido que formó parte del claustro docente de la UNAM, de la UAM y de otros tantos centros educativos de prestigio. Me quedo con varias ideas: “la vida en sociedad y la vida en comunidad”, “la Filosofía como forma de vida”, “la congruencia y el ejemplo”, “la autonomía de pensamiento”. Mi capítulo preferido: “Un puñado de sal”… Y el cierre, el epílogo, ¡magnífico! ¡Un buen homenaje al padre, a través de la literatura del hijo!
Wow. Il y a quelque temps, je suis allé voir Juan Villoro présenter ce livre à Mérida, alors en le lisant, j'entendais sa voix dans ma tête, comme s'il me le lisait lui-même.
A travers de nombreux souvenirs et anecdotes, Villoro cherche à comprendre son père, un homme réservé et mystérieux. J'ai adoré. C'est un livre très très mexicain, sur un espagnol qui a tout fait pour devenir mexicain, jusqu'à s'engager pleinement dans la vie politique du pays. J'en ai appris beaucoup et je m'y suis reconnue souvent. Il doit être nécessaire, au moins une fois dans sa vie, de réfléchir et essayer de comprendre ces êtres si particuliers que sont nos parents, l'influence qu'ils laissent en nous sans même que nous nous en rendions compte. Alors vive Villoro !
Escribir sobre el padre debería ser una categoría literaria, como la biografía, me parece, como en el caso de este libro. Me remito al tumbaburros para recordar que es "caso" es un acontecimiento entendido "como una entidad particular y diferenciada". En efecto, tener padre presente en México es un suceso raro, pero que sea un filósofo, exiliado español y zapatista es una situación excepcional. En este libro, Juan Villoro, recupera y nos comparte la memoria que ha recuperado de su padre, tarea en la que todos los hombres (no menciono a las mujeres por ignorancia, no soy una de ellas) participamos en algún momento. Este es un libro indispensable, no solamente para los lectores de Juan Villoro, sino para todos y todas.
Extraordinaria, la sencillez y fluida lectura de esta gran obra. Pero la vida es dura. Desentrañar los acontecimientos y vivencias personales y familiares,asi como la proyección pública de la trayectoria, pensamiento y obra académica de su padre, se convierte, en este caso, en una genialidad. Luis, filósofo y activista,realmente es la figura del mundo de la mano de su primogénito. Enhorabuena! Libro muy recomendable para personas con sensibilidad social e interés por la filosofía, la historia y las relaciones humanas.
Es un libro hermoso, la forma en que Villoro reconstruye para entender a su padre me parece maravilloso; el entender cómo una persona tiene diferentes impactos en la vida de diferentes personas.
Hubo varios capítulos que me costó avanzar, pero otros que disfruté mucho. En general fue una lectura agradable que habla de una relación padre-hijo un tanto complicada, como todas, yo creo.
Juan Villoro me confirma una vez más que para entender la obra, es importantísimo entender su contexto, con este libro además de conocer con entusiasmo la figura de su padre, conocemos a su maravillosa madre y porque estos dos seres únicos empujaron a Juan a ser él escritor/pensador que es. Reflexioné y me emocioné con varios pasajes. ¡Gracias Juan! Solo me queda la gran curiosidad de saber quien es la mejor de sus alumnas cuentistas …
Es el primer libro que leo de este autor y me gustó mucho. Tiene una forma amena de contar historias, toma el punto de vista de un hijo que admira a su padre y que se alimenta con muchas reflexiones.
El libro es entretenido y fácil de leer, me gusto la forma en cómo describe a su papá,sin llegar ha ser una biografía de su padre, solo el hijo que habla de su padre.
La figura del mundo del escritor mexicano Juan Villoro es mi segunda lectura del autor. No lo considero una novela porque la intención de Villoro es relatar la vida, obra y pensamiento de su padre el filósofo Luis Villoro Toranzo quien nació en Barcelona, España y paso la mayor parte de su vida en México. Contiene un prólogo, nueve capítulos y un epílogo. En El cartaginés, los orígenes e infancia de Luis Villoro en España, su llegada a México, el matrimonio con la madre del autor, así como la vida de sus abuelos en México, Miguel Villoro y María Luisa Toranzo; y sus hermanos, Miguel y María Luisa. En el capítulo dos, 1968: los pasos del sonámbulo, nos habla de la participación de un joven Villoro en el movimiento estudiantil el cual terminó en un fatal desenlace; también la infancia y juventud del autor, su relación compleja con el padre particularmente en su preadolescencia durante el año 1968. En Filósofos en el estadio, el tema principal es el futbol; el tiempo compartido con el padre en los típicos partidos mexicanos y anécdotas en tales. En Fábula de las naranjas: las dos Españas, la nostalgia por España y los lazos que los inmigrantes no querían soltar mediante las publicaciones de éstos en revistas y editoriales. En La taquería revolucionaria, Luis Villoro no toleraba la explotación de trabajadores en la hacienda familiar de San Luis Potosí; quizás para aminorar ese sentimiento participó en movimientos como el zapatista al lado del subcomandante Marcos y abrió una taquería con Heberto Castillo, presidente del Partido Mexicano de los Trabajadores. Los trabajadores del lugar serían taqueros liberados de Lecumberri. En Un puñado de sal, todo comienza con una pregunta detonadora acerca del personaje del siglo XX; Luis Villoro pensando en la honestidad y ejemplo del Mahatma Gandhi lo propuso como tal. En Adiós a los libros, la biblioteca del padre y el destino de ésta en una universidad de provincia, así como algunos volúmenes conservados por el hijo y por medio de los cuales tendría una ‘conversación��� con su padre. En La culminación de una experiencia narra los últimos días del filósofo, las dificultades de envejecer y los encuentros entre hijo y padre acerca de la discusión filosofía-literatura. En El jardín del filósofo, los hijos discuten la última morada de su padre, deciden dividir las cenizas y llevar una parte de ellas al estado de Chiapas. En el epílogo, el autor justifica el por qué este libro esté enfocado a partir del punto de vista de su madre a pesar de haberse divorciado del padre del autor ya hacía bastante tiempo. Pretendía leer este libro durante junio con respecto al día del padre; sin embargo, no lo terminé hasta los primeros días de julio. No tiene un orden cronológico, sino que más bien son episodios en la vida de Luis Villoro. No lo recomiendo como primera lectura del autor porque tiene mucha información no secuenciada.
Un libro que hace una representación sensible de la imagen que tiene un hijo de su padre, y al querer indagar en las memorias, recuerdos y anécdotas; termina descubriendo que al querer hacer un homenaje hacia su padre también lo hace hacia su madre en este ejemplar, me resuena la frase "Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer".
Nos hace visualizar como la figura paterna que para el representaba fortaleza fue en parte gracias a su madre que siempre trato de mantener una imagen de pulcritud, apoyo y paternidad responsable.
Y si bien no suelo comentar libros sobre política, que aquí se incluye; me parece adecuada su aportación, se vuelve fundamental y parte de la vida del filósofo Luis Villoro y sin la cual este libro no estaría completo.
Me gusto la sensibilidad con la que representa a los hijos, tratando siempre de cubrir las expectativas de los padres, porque ser hijo de una figura con nivel intelectual alto, pone un estandarte muy alto por alcanzar; para algunos seria como cargar un yunque que no todos quieren llevar a cuestas (legado profesionales abogados, medicos; o artísticos como la literatura, el arte, la música, etc). Algunos amarían nacer en ese ámbito y otros lo odiarían. Cualquiera desde su punto de vista o desde el privilegio en el cual crece desea tal o cuál cosa.
Un libro con muchas reflexiones, acerca de la paternidad, la idolatrar a tus padres, la fidelidad, la familia.