"Los peligros del tecnocapitalismo y la necesidad de una transición digital justa en la era de la crisis climática y ecológica".
¿Cuál es el impacto de un data center en el consumo de agua dulce en la zona donde se instalan estos enormes servidores? ¿Cuánto se parece la minería de bitcoins –la promesa de una forma de valor universal– al proceso minero y sus externalidades, en tanto prácticas laborales explotadoras,
degradación medioambiental e inestabilidad política? ¿Quiénes y en qué condiciones están extrayendo los minerales que hacen posible el funcionamiento de nuestros teléfonos?
En plena crisis climática, donde nos preguntamos qué nos deparará el futuro y qué mundo legaremos a las próximas generaciones, el discurso oficial ha instalado la idea de que la tecnología tiene efectos ambientales menores –si es que los tiene– y que toda digitalización es buena para hacer eficiente el uso de energía y, por ende, para disminuir o derechamente evitar la emisión
Lo bueno de este libro (ensayo) es su temática. En general trata de explicar la problemática en la que estamos inmersos y un tanto desalentador. El problema de este libro está en su despliegue, se hace muy árido, y es ahí cuando recuerdas la gran virtud de Yuval Noah Harari (Sapiens), el relatar problemáticas de forma cercana. Aquí faltó storytelling como conversaba con un amigo.
De seguro será un libro que revisitaré en un futuro, porque como dije, lo bueno aquí es el tema.
"Tecnologías para un planeta en llamas" llegó a mi a través de la recomendación de un par de amigos. Una amiga Chilena que vive en Bélgica y que ya tiene consigo el libro. Y un amigo que vive cerca y que me prestó el libro un fin de semana. Lo leí con entusiasmo en una mañana y quedé con ansias de saber e investigar más, uno de los efectos a los cuales invita esta lectura. El tecnocapitalismo, el Antropoceno -o mejor dicho Capitaloceno- son palabras cargadas de rigurosidad conceptual y que tienden a la abstracción cuando no son traducidas a los contextos locales. Ese es, precisamente, el atrevimiento de este libro. Y lo logra con creces. Asumimos desde una posición ingenua que las tecnologías digitales descansan en "nubes" que apenas contaminan, cuando lo que exigen -a diferencia de las nubes a las que asistimos por nuestras ventanas cada vez con más esperanzas de lluvia- es electricidad y agua potable para el sostenimiento de los datos y el enfriamiento de los sistemas que nos permiten estar conectados en línea. Esas nubes o data center ya están en Chile, no sin la resistencia de vecinos y vecinas. Situación que bien ilustra el libro. Paz Peña es capaz de explorar distintas exigencias y "sacrificios" que presuponen las tecnologías de uso diario, deteniéndose en áreas como la geopolítica mineral -las necesidades de "tierras raras" que sostienen la mayor parte de los aparatos electrónicos actuales y la disputa política de estas, como la del litio en nuestro país-, la política basura -críticas a la obsolescencia programada y la impotencia de la políticas verdes, la mayoría de las veces apenas decorativas, sí es que no se compromete una "suficiencia digital"-, la criptominería "verde", entre otras.
El libro esta dividido en tres partes, siendo el primero una contextualización general del "planeta en llamas", mientras que la segunda se aboca a una análisis pormenorizado -con énfasis local- de la tecnofilia ingenua y el tecnosolucionismo que hacen invisible las ganancias abstractas del capital por plataformas tecnológicas que presuponen zonas de sacrificio local para mantener la globalización -o Capitalismo Mundial Integrado- o la "aldea global" funcionando. La tercera parte da cuenta de resistencias locales, dando pistas de cómo ir disputando el futuro del planeta y el nuestro.
"Una vez escuché una definición de la depresión que se quedó conmigo para siempre: se parece a la sensación que tienes cuando, aun estando en tu casa, nunca te sientes en tu hogar. Es el anhelo eterno de un espacio que no existe".
"El tecnocapitalismo es la forma más reciente de capitalismo y está basado, principalmente, en el poder corporativo y su explotación de la creatividad tecnológica".
"Bajo el tecnocapitalismo, la recopilación de datos está impulsada por el ciclo perpetuo de la acumulación de capital que, a su vez, impulsa al capital a construir y depender de un mundo en el que todo está hecho de datos, de manera de concebir el universo como una reserva potencialmente infinita de estos, lo que significa que la acumulación y la circulación de ellos puede mantenerse para siempre".
"Así, se ha calculado que las emisiones globales de la computación en nube oscilan entre un 2,5% y un 3,7% de todas las emisiones globales de gases de efecto invernadero, superando así las emisiones de los vuelos comerciales (alrededor de un 2,4%) y otras actividades existenciales que alimentan nuestra economía global". (p. 77)
"En algunos casos, solo entre un 6% y un 12% de la energía consumida por los data centers se dedica a procesos de cálculo activos. El resto se destina a la refrigeración y al mantenimiento de cadenas y cadenas de dispositivos de seguridad reiterativos para evitar costosos tiempos de inactividad. Se trata, entonces, altamente ineficiente, lo de una infraestructura que ha sido largamente reconocido por la propia industria, no solo a nivel de consumo eléctrico, sino también a nivel de uso de agua". (p. 78)
Me encantó. Es un libro que invita cuestionar la idea de la tecnología como solución a todos nuestros problemas medioambientales, al mismo tiempo que visibiliza todo el impacto ambiental tras la producción de celulares, computadores y otros dispositivos que al rato se vuelven obsoletos. Cambia tu mirada