Un espejo después, libro de Luis Fayad, está compuesto por treinta y cuatro relatos breves, minicuentos o ficciones súbitas, algunos de ellos escritos desde 1975.
La historia de Leoncio desde varios relatos cortos retrata el ingenio de Luis Fayad para narrar la cotidianidad, el cansancio y el uso de recursos como los sueños, los espejos y la sombra dejan al descubierto lo inconsciente de las pequeñas cosas de la vida que a veces pasamos por alto. Entretenido, corto y bien narrado.
Cada tanto se tiene la fortuna de apreciar las pinceladas que componen las aristas y los vértices de nuestra propia vida: insignificante y raramente profunda; cuando no sometida a la imposibilidad y, valga el oxímoron, la posibilidad de su realización. Todo esto le ocurre a Leoncio, personaje cualquiera, extrañado ante ese mundo que adviene y que, a pesar de haberse vivido mil veces, sigue ocultando sus formas y rostros.
“Mientras pensaba en su destino, a Leoncio le llegó la hora de ponerse a trabajar”, afirma este personaje, que no teme a la noche pero se asombra ante las cortinas y los edificios que le son visibles en el día. Porque el frenesí del ser humano hace que todo cambie, que cada cosa se vaya perdiendo para dar vida a nuevas expresiones de vitalidad. Y es que es imposible no conmoverse con este libro, con la emergencia de la fantasía entre las nubes de alquitrán y el smog citadino, con el reverso de esa realidad que se surte rutinaria pero que siempre espera a que alguien la desafíe. En ese sentido, "Un espejo después" y "El ajedrez eterno" ejemplifican lo anterior: la posibilidad de fingir vencer la muerte; el hecho de reconocerse en el futuro, a pesar de no saberse allí entre los vivos.
Una colección de microcuentos que se lee en una sentada. Un personaje, Leoncío, les da sentido de unidad: la mayor parte son sucesos cotidianos de su vida que toman de pronto un aire extraordinario. Al principio tiene enganche, pero el recurso es rápidamente agotado. Algunos textos toman un vuelo poético y, más que historias, son alegorías, reflexiones usualmente paradójicas sobre el tiempo, el espacio, las relaciones lógicas entre elementos de la historia. Como ejercicios de escritura creativa pueden funcionar muy bien.
Los relatos de este libro difícil de clasificar tienen algo de la atmósfera fantástica de Borges y algo de la cotidianidad de Cortazar. Al igual que “En un tal Lucas”, de Cortázar, en Detrás del Espejo y Otros Relatos el autor narra vivencias de Leoncio, un funcionario corriente que permanentemente se ve envuelto en circunstancias excepcionales. Sin embargo, el libro está lejos de ser un anecdotario. La narración no es descriptiva ni anecdótica y su principal característica es que la brevedad de los textos (casi todos de menos de una página) causan en el lector una sensación de asombro, vértigo y perplejidad, pues es mucho más lo que se sugiere que lo que se dice. Es un libro maravilloso.