Teófilo está desterrado en un vasto continente. Su Padre vive desterrado en otro continente del mismo mundo, separado del primero. Entre ambos continentes el intercambio de algunos pensamientos e informaciones es sumamente difícil e indirecto. ¿No debería importarle sobre manera a Teófilo, por caridad, si su amado Padre vive feliz o tiene alguna aflicción? Con infinitamente mayor razón al católico devoto de la Eucaristía debería importarle si Jesús realmente presente bajo las especies de pan pasa aflicciones que pidan consuelo real o está exento de toda y cualquier pena y es feliz como en el Cielo pase lo que pase en torno de su Sagrario en la tierra. Este opúsculo trata de llenar en muy pequeña medida esa incertidumbre sobre la cual hay asombrosamente poco escrito, y conduce a la conclusión de que el sufrimiento anímico de Cristo en modo sacramental de ser, contra una suposición general infundada, es concebible dentro de las exigencias del dogma católico y de la ontología tomista.