Robert Louis Balfour Stevenson was a Scottish novelist, poet, and travel writer, and a leading representative of English literature. He was greatly admired by many authors, including Jorge Luis Borges, Ernest Hemingway, Rudyard Kipling and Vladimir Nabokov.
Most modernist writers dismissed him, however, because he was popular and did not write within their narrow definition of literature. It is only recently that critics have begun to look beyond Stevenson's popularity and allow him a place in the Western canon.
Autor del clásico Dr. Jekyll & Mr. Hyde, pareciera que este ensayo es una alegoría a su obra más famosa. En distintas publicaciones, cartas y diarios, Stevenson reflexiona en torno al amor, como contraparte de una vida que cambia al comenzar a sentir los cambios psíquicos que genera este sentimiento. Bajo el romanticismo del siglo XIX, reflexiona en torno a la capacidad que tiene el hombre de poder entregar sus sentimientos y dejar de preocuparse más allá de la persona que se hace depositaria de ellos. Son ensayos, cartas y algunos fragmentos de otros libros, que están en completo desuso el día de hoy, pero que intentan ver cómo avanzó el camino hasta donde nos encontramos hoy. Una conexión maravillosa con el ser interior para poder contar cómo vamos aglutinando un sentimiento maravilloso. Hoy más que nunca no debemos olvidar la capacidad de amar, y no como un expresión romántica solamente, sino como lo han demostrado miles de personas en las calles de Chile, queremos cambiar nuestra realidad a toda costa, para todas y todos; y esa es una de las más hermosas expresiones de amor que se pueda sentir.
(...) “Esperan la llegada el matrimonio como uno se prepara para la llegada de la muerte: ambas cosas parecen inevitables, cada una es un gran quizás, y un salto en la oscuridad para el cual el hombre apocado debe amarse especialmente de valor.” “Puede imaginarse lo horrible que me he estado sintiendo, y que me siento ahora, solo con mi perro y mi criada, alemana, aquí en lo alto del monto, rodeado de una niebla espesa y una leve nevisca, y hundido hasta el cuello en problemas de todo tipo. No me gusta tanto la soledad como antes: efectos, supongo, del matrimonio.” En cualquier caso, hay que admitir que esta superstición sublime y ridícula, según la cual el placer de la pareja es de algún modo una bendición para los demás, y que todo el mundo es más feliz porque ellos son felices, como mínimo serviría para que el amor preserve su generosidad y bondad.” “Hay muchas cosas en las que uno puede forzarle la mano al destino. El trabajo intenso, los pensamiento sublimes, las aventuras emocionantes y muchos otros elementos que conforman nuestra posible vida espiritual están al alcance de casi cualquier persona que tenga algo de coraje y paciencia.” (...)