What do you think?
Rate this book


Paperback
First published January 1, 1933
“Este libro empezó siendo un testimonio de mi compañía, pero ya no quiero que sea eso. Quiero que sea un testimonio de todas las compañías de todos los ejércitos”El alistamiento de miles de jóvenes, era la primera gran guerra del siglo XX, las mentiras con las que los embaucaban en torno a la religión y la patria (“nuestras vidas no nos pertenecen a nosotros, sino al Creador del universo y al presidente Hoover”), las mujeres guapas vestidas de enfermeras que les animaban a luchar, el entusiasmo inicial de toda la sociedad, las muchas y cotidianas penalidades que sufren los soldados en las trincheras —mala, escasa y monótona comida, suciedad, falta de sueño, barro, frío, humedad, enfermedades…—, los humillantes y gratuitos actos de autoridad de los mandos, sus trágicamente malas decisiones, las mentiras sobre el enemigo que incitan a su aniquilamiento, la sensación de pieza insignificante fácilmente sacrificada, el ruido de las balas, el silbido de las bombas, el constante miedo, los gritos y el sufrimiento de los heridos, sus horribles heridas, sus mutilaciones, la lotería de la muerte, actos de heroísmo, actos compasivos, actos crueles, miserables, el estado nervioso y hasta de locura en la que se hunden muchos, las masacres anónimas y la salvajada individual, la excusa del cumplimiento del deber, la falta de excusas, los ruegos a Dios pidiendo protección y la muerte del enemigo que ruega a Dios pidiendo protección y la muerte del enemigo, el Horror.
“Es fácil distinguir un viejo campo de batalla donde muchos hombres han perdido la vida. La primavera siguiente, la hierba crece más verde y más lozana que la del paisaje circundante; las amapolas son más rojas, los acianos más azules… Sin embargo, yo no estaba de acuerdo con tan sencilla explicación: a mí siempre me ha parecido que Dios está tan asqueado de los hombres, y de la infinita crueldad que se infligen unos a otros, que cubre cuanto antes los lugares en los que han estado.”También se habla de las juergas en los días de permiso, las visitas a bares y casas de putas (las que no eran solo para oficiales), las bromas, a veces pesadas, entre los compañeros, los chistes macabros, la belleza de la luna ascendiendo en una noche tranquila, la amistad, la alegría del final de la guerra y la vuelta a casa, los homenajes pronto olvidados, la reanudación de una vida que había seguido sin ellos, las noches sin dormir, las pesadillas, los héroes que volvían a su anodina vida, los soldados que regresaban sin una pierna, sin la mano con la que proseguir su prometedora carrera de pianista, junto a esposas a las que les repelía las quemaduras de sus caras… y pasado el tiempo, el olvido de todo, hasta del rostro de los compañeros, los vivos y los muertos, del horror que compartieron y que no impedirá la siguiente guerra.
“«Dios es Amor». Esa es sin duda la peor mentira jamás inventada por el hombre”Todo esto y más se encuentra en los 113 brevísimos y poderosos capítulos que componen esta novela, cada uno de ellos encabezados con el nombre de un soldado de la Compañía K, como si de un puñado de cartas encontradas entre los cuerpos de los hombres caídos en el frente se tratara, cada una con una anécdota que contar, en ocasiones la cara y la cruz del mismo suceso en dos capítulos consecutivos, en una ocasión, el relato de un suceso terrible y central, son seis los capítulos más dos posteriores de propina, testimonios de los que ya nadie se acuerda, como esta carta de condolencia que el soldado encargado finalmente no se atrevió a mandar.
“Estimada señora:
Su hijo, Francis, falleció innecesariamente en el bosque de Belleau. Le interesará saber que en el momento de su muerte estaba plagado de bichos y debilitado por la diarrea. Tenía los pies hinchados y podridos y apestaban. Vivió como un animal asustado, pasando frío y hambre. Entonces, el día 6 de junio, le alcanzó un pedazo de metralla y sufrió dolores horrorosos mientras agonizaba lentamente. Nadie hubiese creído que pudiera sobrevivir aquellas tres horas, pero así fue. Pasó tres horas enteras entre gritos y maldiciones. Verá, no tenía nada a lo que aferrarse: había aprendido hacía tiempo que lo que usted misma, su madre, que tanto lo quería, le había enseñado a creer mediante unos sustantivos tan inanes como honor, valentía y patriotismo era una enorme mentira...”
"His book has the force of a mob-protest; an outcry from anonymous throats. The wheel turns and turns and it does not matter, one hardly notices that the captain of the company, killed on page 159, is alive again a hundred pages later. It does not matter that every stock situation of the war, suicide, the murder of an officer, the slaughter of prisoners, a vision of Christ, is apportioned to Company K, because the book is not written in any realistic convention. It is the only War-book I have read which has found a new form to fit the novelty of the protest. The prose is bare, lucid, without literary echoes, not an imitation but a development of eighteenth-century prose." William March: An Annotated Checklist (First ed.). University of Alabama Press. p. 120 , Roy S. Simmonds (1988)
Morley added his kudos to that of Greene:"It's queer about this book--it suddenly made me wonder whether any other book about the War has been written in this country. It's a book of extra-ordinary courage--not the courage of hope but the quiet courage of despair. It will make patriots and romanticists angry--yet it is the kind of patriotism that is hardest and toughest. It ranks at once with the few great cries of protest. It is a selected, partial, bitter picture, but a picture we need. It will live. None of the acts of bravery for which the author was decorated during the War was as brave as this anthology of dismay."
Simmonds (1988), p. 4, ibid.
For the definitive biography to date concerning William March, see The Two Worlds of William March by Roy S. Simmonds, University of Alabama Press (1984)
This is not quite the lost American classic. However, published only by the University of Alabama Press, this is another novel of the caliber of All Quiet on the Western Front, deserving the same readership. This is a book with the staying power of any novel written on the horror of war. Find it. Read it. You cannot forget it.
"All we know is that life is sweet and that it does not last long. Why should people be envious of each other? Why do we hate each other? Why can't we live in peace in a world that is so beautiful and so wide?"It's likely that William March will always be remembered primarily for writing 'The Bad Seed', his 1954 horror novel depicting the serial-killing spree of eight-year-old Rhoda Penmark. That this novel should dominate his legacy is, perhaps, understandable. 'TBS' was certainly groundbreaking in its approach to psychopathy in childhood.