Contra la postmodernidad entabla una polémica con las principales contribuciones políticas, sociológicas y filosóficas de los últimos tiempos. Comparecen ante el tribunal pensadores como Zygmunt Bauman, Anthony Giddens, Agnes Héller, Toni Negri, Simon Critchley, Gianni Vattimo, Eloy Fernández Porta y Jean-François Lyotard, entre otros. Se discuten las falacias de la economía neoclásica, el fetichismo de la alteridad radical y la retórica de la diferencia. A esto se añade una ardua polémica con aquella forma de filosofía obsesionada con el suicidio de la razón, la muerte de la metafísica y la superación de la Modernidad.
También se debate sobre la crisis del proyecto europeo y sobre movimientos sociales recientes como el 15-M o la primavera árabe. La tesis principal del libro afirma que la postmodernidad hace tiempo que llegó a su fin, sus categorías no son aplicables a un tiempo como el nuestro, marcado por una grave crisis económica, ecológica y social. Asistimos al regreso de la lucha de clases, la geopolítica, las estrategias neocoloniales, el populismo y el fundamentalismo étnico, cultural y religioso.
En este contexto de grandes transformaciones, la apuesta normativa del postmodernismo resulta intelectualmente muy pobre y políticamente inútil. El afán por las cuestiones culturales e identitarias lleva a que muchos de sus autores olviden deliberadamente el análisis económico del sistema. Por este motivo, el postmodernismo resulta ser, en la mayor parte de los casos, una réplica exacta de la ideología neoliberal.
Ernesto Castro es un escritor, pensador y sonámbulo milénial. Profesor de Estética en la Universidad Autónoma de Madrid, ahora culmina su 'Trilogía platónica', elabora su propio sistema filosófico (el «naturalismo genérico») y prepara una historia del pensamiento migrante en castellano y portugués (Iberografías). Terció en el 15M, completó una gira de conferencias por México y ha publicado media docena de libros de no ficción, el último de los cuales se titula '¡El gran Pan ha muerto! Palimpsestos todológicos'. Su tesis doctoral, la primera en castellano sobre el giro realista de la filosofía en siglo XXI, ha sido traducida al inglés por la editorial alemana Mohr Siebeck. Vive en Arganzuela, tiene novia, escribe poesía y busca agente literario, no necesariamente en ese orden. Regenta un canal de YouTube con más de 135.000 suscriptores, donde emite los vídeos de sus clases y conferencias. Quiere recorrer el camino de Santiago o volar a Guinea Ecuatorial; cualquiera de las dos le vale.
Ernesto Castro define la postmodernidad como una ruptura con el estudio del efecto económico en la sociedad para basarse en estudios identitarios.
En este pequeño ensayo, bastante claro aunque no por ello abandona del todo la técnica, el autor ataca a los académicos que inician la deconstrucción, señalando los errores teóricos y prácticos de su planteamiento. Muestra que al tomar ese prisma se alejan de la realidad y de las preocupaciones humanas, a la vez que fragmentan el espectro y alejan el sentimiento de unidad. Si es cierto que el texto es casi un resumen de lo que podría haber sido, el análisis me parece brillante. Y más aún, necesario.
esta lectura como cura del insomnio podría haber sido una benzodiazepina y ha acabado siendo anfetaminas con depresión. miro la filosofía como mundo inabarcable del que por mucho que quiera sigo sin tener ni puta idea (intenta no mencionar la higuera de las narices por favor), pero este chico se explica sorprendentemente bien para lo que acostumbra el ensayo filosófico. ya lo había leído en narrativa (amén a la trilogía platónica), y aquí mantiene un tono relativamente comprensible y sin deleitarse en el uso desmedido de tecnicismos. como no son horas de analizar la validez de sus argumentos, voy a remarcar como se regodea en el insulto intelectual porque tiene para todos: neoliberales (máquinas de sumisión y procreación), postmodernistas, balbuceando tecnicismos en un discurso inútil, la izquierda a la interperie o incluso para los marxistas occidentales, de teorías desconectadas de la calle y del compromiso militante. o sea, el título contra la postmodernidad se le queda corto. a veces he subrayado solo porque me hace gracia leer cosas como “metafísica baja en calorías” en medio de un libro tan denso, lo que viene siendo llamar a gianni vattimo el carlos ríos de la postmodernidad. desgraciadamente, al llegar al final solo te quedas con aquello que ha dejado caer a lo largo de todo el libro: desesperanza. más allá de las distintas posiciones de los teóricos, tenemos un conflicto desplazado a lo cultural e identitario, donde cualquier revolución económica es imposible; y la izquierda que nos queda no lucha contra las desigualdades materiales y las condiciones de vida digna, sino sólo (y con suerte) por algún avance en tolerancia y respeto.
RESUMEN: El postmodernismo es una anifestación más del capitalismo.
Pues eso, no hay mucho más cada quien tiene una lucha individual que hala para su rancho y se han olvidado los grandes movimientos en busca del bien común de los obreros y que tambalee los grupos de poder económico.
Analisis filosófico político entendible y breve y el propio autor nos lo brinda en PDF. Un crack!
ME PARECE QUE EL TEXTO ES UNA BUENA CONFROTACION DE UN JOVEN MARXISTA DECEPCIONADO DE LA ACADEMIA, DE LOS FILOSOFOS DE PUPITRE Y CORBATA Y DE LAS INSTITUCIONES; LAS CUALES A SU PARECER SOLO FUNCIONAN COMO METODOS DE REGULACION DE LA DESIGUALDAD.
LAS CRITICAS A LA ACADEMIA Y A LO QUE EL LLAMA "LA DESPOLITIZACION DE LA ECONOMIA" ME PARECEN ACERTADAS. EL HECHO DE QUE LA FILOSOFIA DE LA IZQUIERDA HAYA ACABADO EN ESTAS PELEAS DE IDENTIDAD CULTURA Y DIFERENCIA, DEJANDO POR EL CAMINO LA CRITICA ECONOMICA DEL SISTEMA Y DIVIDENDO A LA CLASE TRABAJADORA EN LA MULTIPLICIDAD DE GRUPOS QUE TENEMOS AHORA, NO HACE MAS QUE DARLE LA RAZON A ERNESTO.
LA NECROFILIA DEL FILOSOFO POSMODERNO TAMBIEN ES UNA PARTE EXCELENTE DEL TEXTO. LA FALTA DE COMPROMISO QUE TIENE EL FILOSOFO POSMODERNO SE ENMASCARA CON LA AFIRMACION DEL "PENSAMIENTO DEBIL" DE VATTIMO.
"Esta obsesión por regresar al lugar del crimen donde la metafísica fue asesinada, esta pulsión por mancharse las manos con la sangre de los ídolos caídos tiene un nombre: melancolía. La antimodernidad filosófica no ha elaborado el duelo tras la muerte de las grandes pretensiones, sigue fijada melancólicamente a su funesto objeto de deseo, el mismo que declara haber perdido para siempre: la posibilidad de alcanzar un conocimiento absoluto, una verdad apodíctica, un fundamentum inconcussum veritatis . En el fondo del alma antimoderna hay un racionalista acurrucado que se siente completamente estafado por la crisis de fundamentos. El proceso para pasar de ilustrado a antimoderno es bien sencillo: uno acepta primero los criterios racionalistas acerca de lo que es el conocimiento objetivo y, una vez descubre que el cumplimiento de tales criterios es imposible (dada la triple mediación a la que está sometida la experiencia por la teoría, los mecanismos de poder y los medios de comunicación), concluye que no puede haber conocimiento en absoluto . De aquí a concebir toda realidad como un constructo social, toda verdad como el resultado de una convención lingüística, toda forma de saber como una estrategia de apropiación, todo enunciado como una ficción pragmática, no hay más que un paso."
ERNESTO ACABA CON ESTA PREGUNTA (O MEJOR DICHO, AFIRMACION):
¿Es el postmodernismo algo más que una cortina de humo al servicio de formas de vida recortadas a la medida del escaparate capitalista?
Según Giddens, no se ha producido un corte tajante con la modernidad sino una radicalización de ciertos factores presentes en ella, en concreto, la autoconciencia y la reflexión. Lo que él denomina «modernidad reflexiva» surge de la conjunción de individualismo e incertidumbre que da lugar a una sociedad postradicional que desintegra las identidades colectivas. Con la autoconciencia, se generaliza una actitud de duda y sospecha que caracteriza a una era basada en el reconocimiento de la ambivalencia. La duda corroe los referentes colectivos, los dispositivos tradicionales de donación de sentido; la sociedad profundiza en un individualismo reflexivo, lo personal deviene político, no hay autoridad social o política que no surja del consenso entre las partes. El pensamiento de la diferencia deviene apología de la falsa situación; la adoración mística de la alteridad radical se traduce en la celebración del exotismo y la incomunicación; la apuesta por el nomadismo, al no establecer distingos, se solapa con la ideología neoliberal de la libre circulación de personas; la llamada a romper con la propia identidad, si no se precisa, es el reflejo poético-metafísico de aquella exigencia capitalista que impone al ciudadano desdoblarse en múltiples consumidores, tantos como mercancías.
El método como impotencia, el arte como consuelo y el pesimismo como quietud: no es difícil percibir elementos de todos ellos en el marxismo occidental. Porque lo determinante de esta tradición fue su formación por la derrota, las largas décadas de retroceso y estancamiento, muchas de ellas terribles desde cualquier perspectiva histórica, que sufrió la clase obrera desde 1920.
Ernesto Castro plasma en cerca de 100 páginas una crítica locuaz a lo que el denomina como las corrientes postmodernistas. Involucra en su texto a autores de renombre internacional, a los que ubica en esta esfera, y menciona los problemas de algunos de sus enfoques. Claramente el libro se queda corto para lo que puede ser, solo son 100 páginas para discutir tantos autores, pero igual es un trabajo interesante y constructivo para la filosofía. Retoma las contribuciones de Perry Anderson y usa sus categorías, como son por ejemplo Marxismo Occidental, y aterriza con ejemplos de la Unión Europea. Espero tener la oportunidad de leer más de sus libros, creo que fue un encuentro agradable con Castro en mi sillón de lectura. Lo recomiendo y de paso los invito a ver su conferencia sobre este tema que creo yo logra aterrizar aún más este texto: https://www.youtube.com/watch?v=0TW-H...
Vamos, que entre la Escuela de Frankfurt, los posestructuralistas, la capacidad de metamorfosis del capitalismo y la madre que los parió, estamos jodidos.
Es interesante para separar el históricamente cuando surge la postmodernidad. Las consecuencias ya las palpamos diariamente, así que no voy a enumerar nada.
wow suena a obviedad y lo que sea proclamar: ---no todo es cultural hay causas económicas detras de la oh sorpresa, ideología del autodeterminismo y de las causalidades volitivas!---
me vale, no será suficiene repetirlo, aquí viene muy articulado
Un abrebocas para entender qué fundamenta realmente al capitalismo actual, tirando abajo las cortinas de aquellos que se esfuerzan por desviar el debate hacia lugares comunes de ficción.
Definitivamente, creo que ha pasado mi época de leer ensayos (rancios) sobre la posmodernidad, porque todos consisten en decir que Deleuze no ha escrito una crítica a la economía política.
cada dia mas desencantado con la postmodernidad, lo llevo a mi patria, necesitamos un peronismo sin modales, espero q Fuerza Patria este a la altura y no sea un partido pijamuertista más.