In Almas en pena, chapolas negras, Fernando Vallejo recounts the life of Colombian poet Jose Asuncion Silva. This unusual biography is a phantasmagoric trip through Bogota at the end of the 19th century. After committing suicide in 1896, Asuncion Silva left Colombia ten of the most beautiful poems of the Spanish language, and to his creditors a sum of $210.000 in debt. A century after his death, Vallejo initiates a search through notaries' archives and libraries, and relying upon an abundance of documents and old newspapers, he begins to solve the mystery of the poet's suicide and his financial setbacks.
Fernando Vallejo Rendón (born 1942 in Medellín, Colombia) is a novelist, filmmaker and essayist, born in Colombia. He obtained Mexican nationality in 2007.
Vallejo was born and raised in Medellín, though he left his hometown early in life. He started studies in Philosophy at the National University of Colombia in Bogotá, but after one year he abandoned the Faculty of Philosophy and Letters. Soon after he began new studies on biology at the Universidad Javeriana in Bogotá, which he finished. Then he spent one year in Italy at the film academy Cinecittá, where he obtained basic notions on cinema.
Vallejo then returned to Colombia with the project of filmmaking. Yet after difficulties with the Colombian Government in producing and, after he produced it, in presenting his first film (it was censored), he decided to leave his country.[citation needed]
In Mexico he produced and distributed three films about the violence in Colombia. He also wrote an award-winning children's theater script, "El reino misterioso o Tomás y las abejas." He has been living in Mexico since 1971, where he not only produced his cinematographic pieces, but also the whole of his literary work. Despite time spent in other locales, mainly Europe and the United States, most of his novels take place in Colombia. Some of his themes are grammar, biology, philosophy, physics, violence, pederasty, adolescence, drugs, death and politics, mostly related to places such as Antioquia and Medellín; yet his main theme is his life. His books are written in first person, in an autobiographical style.
His best-known novel, La virgen de los sicarios, has been translated into English as Our Lady of the Assassins. It deals with his fictionalized return to Medellín, and his relationships with two teenagers caught in the local cycle of violence. The autobiographical/fiction La virgen de los sicarios was made into a full feature film in 2000 and released in the United States as Our Lady of the Assassins.
In 2003, Colombian filmmaker Luis Ospina made a feature-length documentary about him: "La desazón suprema: retrato incesante de Fernando Vallejo ("The Supreme Uneasiness: Incessant Portrait of Fernando Vallejo").
In April 2007, Vallejo obtained Mexican citizenship and published a letter in which he publicly renounced his Colombian nationality. The letter presents the reasons for his decision by mentioning several incidents during his career, among them the recent reelection of President Uribe, that eventually led him to this decision.[1]
¿Por qué se mató Silva? La pregunta sin respuesta, la leyenda y la biografía de este hermoso poeta, un alma en pena, en las manos talentosas del escritor Fernando Vallejo. Con el estilo que lo caracteriza y el narrador en primera persona, esta es otra muy disfrutable obra y un plato de deleites para los lectores como yo, casi adictos a su tono de ora irónico, malhumorado, polémico, rápido, sin respiro, lógico y siempre realista. Sus reflexiones sobre el lenguaje y la condición humana tan imperfecta, difícil de entender son siempre muy profundas.
"Almas en pena chapolas negras" humaniza al poeta colombiano, José Asunción Silva. Un hombre más que imperfecto con un talento indiscutible que vivió de las apariencias, adicto a la vida de lujo y confort y sin dinero, ¡pobre Silva! Hizo lo único que pudo: se dedicó a prestar. Su corta vida fue un continuo "Que le cobran, que no paga, que sí paga, pero después". Un comerciante frustrado de cultura exquisita y con un gusto desmedido por las cosas finas, el arte, la literatura, y París. El trabajo de investigación de Vallejo es minucioso y sus revelaciones para quedar perplejo. No sólo nos enteramos del estado lamentable de sus finanzas, sino hasta para el desconcierto de Vallejo, de la mala caligrafía, puntuación, redacción y ortografía del amado poeta, evidencia que dejó en cartas rescatadas. "Carajo, el mejor poeta de Colombia no sabía castellano". Y yo le creo a Vallejo. Con todo y sus defectos, el autor nos deja el sabor de un alma en pena, de inigualable sensibilidad y que no pudiendo más que 30 años con el desastre que es la vida, se dio un tiro en el corazón, ahí donde se lo había dibujado su doctor en el pecho, para estar más seguro.
Fragmento del poema "Cápsulas" de Silva: "Luego, desencantado de la vida, filósofo sutil, a Leopardi leyó, y a Schopenhauer y en un rato, se curó para siempre con las cápsulas de plomo de un fusil."
Vallejo, además de gramático y narrador tremendamente hábil, se muestra en este libro como un investigador obsesivo. Es increíble cómo logra meterse (nos) en esa sociedad bogotana de finales del SXIX a partir de unos cuantos libros de Silva de contabilidad de dónde él, con una atención casi enferma al detalle, saca conclusiones sorprendentes cuando cruza esos datos con la correspondencia, mapas de Bogotá, libros, entre muchísimos documentos que menciona en el libro. Nada es al azar, demuestra tener una cabeza enorme, el sr. Vallejo, una inteligencia deslumbrante, además, claro, de una prosa finísima, casi científica.
Bibliografia ladrilluda sobre el poeta Jose Asunción Silva. La repetición de ideas y características que se hacen sobre el poeta parecen una obsesión de Fernando Vallejo. Repite y repite que José Asunción Silva era un mundano, fracasado comerciante que le quedó debiendo dinero hasta la abuelita. Hay páginas enteras de las cuentas y deudas que tuvo el poeta. También se termina volviendo monótono y aburrido el hecho que se suicidó a los 30 años con un tiro en el corazón.
Lo que no demérito es el trabajó exhaustivo y de revisión bibliográfica realizado por Fernando Vallejo.
Por fin he terminado este mamotreto, y qué mamotreto. Ardua fue la búsqueda de una respuesta a la imposible pregunta de ¿por qué José Asunción Silva se mató? Iré por partes para justificar mis cinco estrellas. En lo estilístico esta biografía es brillante, cómica, erudita, directa, sagaz... Me sorprende la capacidad del autor para presentarnos un texto que solo fluye y vuelve sobre sí mismo, un texto vivo que respira y nos golpea de frente y nos cuenta chistes y nos escupe y se ríe del idioma y hurga en la memoria histórica de una élite letrada que ya pocos recuerdan (no sé si fortuna o desgracia). Párrafos enormes llenos de oraciones subordinadas, grandes enumeraciones, una excelente puntuación y un manejo experto y letrado de las fuentes primarias. Confieso que nunca me sentí perdido con alguna referencia y que siento envidia del uso que el autor hace de la materia prima; perfectamente podría desplazarme por las hemerotecas de nuestras ciudades y llegar a la mayoría de los textos a los que accedió Vallejo. Claro, algunos textos son tesoros de la patria o fetiches familiares a los que no se puede acceder. En lo histórico, considero que sí es un libro que cala en la memoria de un país. Disfruté de varios apartados donde el autor, hábilmente, describe y ata cabos de varias de las familias acomodadas colombianas de la época: todos con todos y nadie con nadie. Pero eso sí, lo importante es mantener el status, la plata, el negocio y el pedigree. Además, siempre es bueno un repaso por la lagartería, los delfines y las ratas de todo este zoológico. A veces encontraba un espejo: una Colombia del siglo XXI arrodillada a las políticas extranjeras y solo movida por los bolsillos y los intereses de aquellas familias. Otra sensación importante es aquella de saber que estoy en la misma ciudad de Silva y ya por más que la memoria lo intente es imposible recuperar siquiera un fragmento de esta Bogotá de finales del XIX. No cabe en mi memoria imaginar los viajes de Silva 'a la finquita apartada de la ciudad' sabiendo que la finquita quedaba en Chapinero y que hoy caminar por la avenida Caracas solo es dejadez, hedor, suciedad y cemento: todo es una ruina moderna, una tristeza absoluta. En lo biográfico, tengo un Silva distinto del que tenía en mi mente. La aureola del poeta se cae, lo humanizamos y descubrimos acaso como un ser cercano: caótico, endeudado, frágil, vanidoso, pueril, con mala ortografía, valiente, creativo, retador... Acaso como cualquiera de nosotros. En sus cartas descubrimos otras facetas ocultas por los libros de historiografía literaria: ya es hora de verlo como un mortal, no como el poeta del modernismo literario que solo pintaba el mármol. Para terminar, agradezco a mis amigos Samuel y Soledad por acercarme a este título. Ellos saben lo desesperado que estaba por 'tener que enseñar Silva en mis clases a niños de 12 años'. Este libro dio un giro en mi visión cartilluda de acaso el mejor poeta de este país.
Dejo aquí unas fotos que tomé hoy de la casa donde 'se mató Silva': su cuarto, las baldosas que buscaba patentar y su Nocturno. Si no salen en la reseña las dejo en mi perfil.
recuerdo que me estaba encantando este libro. Por varias razones, lo tuve que dejar de leer por una semana. Cuando intenté retomar, me fue imposible. Es un libro largo, pero se tiene que leer de tirón, o te pierdes. Eso fue lo que me pasó. Me faltaban unas cien páginas. Pero, por lo demás, era un libro muy entretenido, sobre todo divertido. Una lección a patadas de la historia colombiana del siglo XIX y de la vida, por supuesto, de Asunción Silva.
Muy divertido el narrador y los permisos que otorga: que sí entrar al cielo o al infierno, que sí hablar de Silva o no. Me gustó, pero no tanto como para poner 5 estrellas.
'Luego, desencantado de la vida, filósofo sutil, a Leopardi leyó, y a Schopenhauer y en un rato de spleen, se curó para siempre con las cápsulas de plomo de un fusil."
Para llegar a conocer la vida y obra de José Asunción Silva no es necesaria esta travesía entre improperios, chismes, insultos y opiniones intempestivas. Una cosa es ser rebelde, irreverente, iconoclasta (La falluta burguesía latinoamericana bien necesita tales antagonistas.); otra es ser intrigante y enredador. Si Fernando Vallejo es un ser herido y resentido, como lo manifiesta en su prosa inelegante, su voz se serviría mejor de un personaje ficticio, como sucedió en La Virgen de los Sicarios. En este libro, que en mi opinión no alcanza la categoría de biografía, tal estilo hueco, desprovisto completamente de gusto y elegancia, no cumple su propósito.
Vallejo se debió divertir mucho escribiendo esta singular biografía del poeta José Asunción Silva.
Un relato concentrado en la sociedad bogotana de finales del siglo XIX, el desastre contable de los negocios de los Silva, las malas empresas y buenos poemas de un loco agobiado por las deudas y el afán de ser millonario.
Vallejo nos retrata con cariño al poeta José Asunción Silva. Se trata de un retrato que más allá de mitificar al poeta nos mudstra sus vortudes y demonios. Vallejo apuesta por el suicidio de Silva, nos muestra los infortunados sucesos que pudieron dar a pie para tomar la fatal disicion.