El conocimiento del hombre sobre el Universo, como el Universo mismo, no es estático, ha cambiado a lo largo del tiempo, y aún continúan sin respuesta las preguntas fundamentales sobre el origen y los límites del cosmos. El descubrimiento del Universo narra los esfuerzos del pensamiento humano por entender el macrocosmos qu
Shahen Hacyan nace en 1947 en el seno de una familia armenia que los vientos del exilio harán recalar en México.
Físico teórico, es desde 1973 investigador en los Institutos de astronomía, primero; y de Física, después, de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su labor como divulgador comprende tres libros: "El descubrimiento del universo" (1986), "Los hoyos negros y la curvatura del espacio-tiempo" (1988) y "Relatividad para principiantes" (1989), publicados en la colección 'La ciencia desde México'. En 1993 publica "Regreso a Laputa y Balnibarbi", primera incursión mayor en la literatura.
Sus áreas de trabajo han sido la cosmología y la astrofísica, y actualmente trabaja en la física y la óptica cuánticas. Los resultados de su trabajo de investigación han sido presentados en diversos foros y publicados en revistas científicas especializadas mexicanas e internacionales. Además, ha publicado para la docencia libros de texto, notas de clase, y artículos de divulgación científica, tanto en revistas como en algunos diarios mexicanos. Este trabajo de divulgación ha sido notable, pues ha logrado penetrar con los conceptos de la ciencia en diferentes esferas culturales, profesionales y estudiantiles de una manera sencilla, precisa y clara. Fue director de la Revista Mexicana de Física y es árbitro de la Physical Review A y de la American Physical Society, de la Academia Mexicana de Ciencias y de la Sociedad Mexicana de Física. Fue distinguido con el Premio TWNSO de promoción y divulgación de la ciencia otorgado por la Academia Mexicana de Ciencias.
Shahen Hacyan, como dije anteriormente, se iba a convertir en un divulgador de mi preferencia, junto con Gribbin, Hawking, Dawkins, Sagan, entre otros. Uno de los aspectos que más me gustan del libro, es que no solo habla de la ciencia (relativamente nueva de la cosmología) sino además de las diversas cosmogonías que han formado parte de nosotros desde antes que fuéramos una civilización. Creo yo que la exposición de este tipo de relatos son de suma importancia en los libros de ciencia, ya que de esta manera se puede dar a entender que el humano, desde que miró por primera vez al cielo y tuvo ese atisbo de curiosidad, ha pensado siempre más allá de lo que nos pueden enseñar nuestros propios cielos, de una u otra manera siempre hemos estado conectados a esto; nuestros ciclos en cultivo desde la agronomía ancestral, los ciclos menstruales de la mujer, y más que todo, los cielos nos ayudaron a concebir todas nuestras mitologías, desde los fenicios, babilónicos, etruscos, griegos hasta los persas, hindúes, chinos e indígenas de nuestra América precolombina. Luego de la exposición de algunas cosmogonías, se procede a dar una explicación ordenada cronológicamente de como de a poco, a través de los siglos, se empezó a dar forma a la concepción del Universo. Desde que era un universo aristotélico, pasando por ese hiato inmenso que fue la Edad Media, hasta las ideas de algunos pensadores como Kant, Newton, hasta llegar a los siglos XVIII, donde verdaderamente empieza a florecer la estructuración del Universo, es fascinante. Verdaderamente se puede ver cómo se va dando forma a nuestra concepción; recordé a Thomas Kuhn y sus revoluciones científicas, debido a que se pueden palpar los cambios de paradigma a lo largo de los siglos, al principio era restricción total por su oposición a la Biblia, y luego fue por la lucha entre demostrar qué era lo real; y a medida que esto ocurría, la teoría empezó a ser más sofisticada, hasta que los materiales con los que nosotros demostramos ipso facto la teoría (en ocasiones después de décadas como el Bosón de Higgs) empezaron a ser también cada vez más sofisticados. Se siente el cambio, la mejora, el progreso de las revoluciones científicas a lo largo de las centurias. En fin, es una excelente exposición de la evolución de las cosmogonías que dieron origen a la ciencia bien establecida de la cosmología. Sumamente recomendado, viene con ilustraciones y es digerible.
Hacyan inicia EI descubrimiento del Universo haciéndose las preguntas clásicas y plenas de angustia: ¿qué es el Universo?, ¿tuvo principio y tendrá fin?, ¿ cuáles son sus fronteras y qué hay más allá de ellas? El hombre quiere, necesita comprender, aunque la respuesta final nunca le llegue: a una incógnita se engranan miles más y el conocimiento se convierte en una serie infinita, cada vez más atrayente y complicada; cada vez más cercana y más lejana. Paradójicamente, mientras más se sabe más se ignora.
No es mi rama de estudio pero es un tema que me interesa; lo he leído por mera diversión. Toca los temas de modo muy somero y está bien para el propósito divulgativo que tiene [si se hubiese vuelto más técnico quizá lo habría suspendido].
Muy bueno, abarca puntos muy diversos e importantes sobre el descubrimiento del universo de una forma simple pero bien explicada. Amé las imágenes y las notas al pie de página. Definitivamente recomiendo leerlo, es una lectura rápida y enriquecedora.