«Ya no tengo fuerzas para seguir escribiendo más. Vivir con este sentimiento es un dolor indescriptible. ¿Es que no hay nadie que me haga el favor de venir y estrangularme silenciosamente mientras duermo?»
Estas palabras desgarradoras brotan de la pluma de un hombre atormentado situado ante el abismo de una existencia que ha dejado de tener sentido. En sus últimos años de vida, Akutagawa Ryūnosuke sufría alucinaciones, no toleraba la luz del sol y no podía dormir sin la ayuda de somníferos. Vida de un idiota y otras confesiones es la llave a la mente del autor de «Rashōmon». A través de los relatos incluidos en este libro es posible seguir los pasos de su corta pero intensa vida: pinceladas autobiográficas, confidencias liberadoras, delirios zen, aforismos exquisitos… El suicidio de Akutagawa, el 24 de julio de 1927, causó gran impacto en Japón. Para unos supuso el final de una era, para otros, la prueba definitiva de una sociedad en crisis. En lo que todos están de acuerdo es que Akutugawa, junto con Ōgai y Sōseki, forma parte del Olimpo de la literatura japonesa moderna.
«Akutugawa Ryūnosuke es una presencia iluminadora en la historia de la literatura japonesa.» Haruki Murakami.
Akutagawa Ryūnosuke (芥川 龍之介) was one of the first prewar Japanese writers to achieve a wide foreign readership, partly because of his technical virtuosity, partly because his work seemed to represent imaginative fiction as opposed to the mundane accounts of the I-novelists of the time, partly because of his brilliant joining of traditional material to a modern sensibility, and partly because of film director Kurosawa Akira's masterful adaptation of two of his short stories for the screen.
Akutagawa was born in the Kyōbashi district Tokyo as the eldest son of a dairy operator named Shinbara Toshizō and his wife Fuku. He was named "Ryūnosuke" ("Dragon Offshoot") because he was born in the Year of the Dragon, in the Month of the Dragon, on the Day of the Dragon, and at the Hour of the Dragon (8 a.m.). Seven months after Akutagawa's birth, his mother went insane and he was adopted by her older brother, taking the Akutagawa family name. Despite the shadow this experience cast over Akutagawa's life, he benefited from the traditional literary atmosphere of his uncle's home, located in what had been the "downtown" section of Edo.
At school Akutagawa was an outstanding student, excelling in the Chinese classics. He entered the First High School in 1910, striking up relationships with such classmates as Kikuchi Kan, Kume Masao, Yamamoto Yūzō, and Tsuchiya Bunmei. Immersing himself in Western literature, he increasingly came to look for meaning in art rather than in life. In 1913, he entered Tokyo Imperial University, majoring in English literature. The next year, Akutagawa and his former high school friends revived the journal Shinshichō (New Currents of Thought), publishing translations of William Butler Yeats and Anatole France along with original works of their own. Akutagawa published the story Rashōmon in the magazine Teikoku bungaku (Imperial Literature) in 1915. The story, which went largely unnoticed, grew out of the egoism Akutagawa confronted after experiencing disappointment in love. The same year, Akutagawa started going to the meetings held every Thursday at the house of Natsume Sōseki, and thereafter considered himself Sōseki's disciple.
The lapsed Shinshichō was revived yet again in 1916, and Sōseki lavished praise on Akutagawa's story Hana (The Nose) when it appeared in the first issue of that magazine. After graduating from Tokyo University, Akutagawa earned a reputation as a highly skilled stylist whose stories reinterpreted classical works and historical incidents from a distinctly modern standpoint. His overriding themes became the ugliness of human egoism and the value of art, themes that received expression in a number of brilliant, tightly organized short stories conventionally categorized as Edo-mono (stories set in the Edo period), ōchō-mono (stories set in the Heian period), Kirishitan-mono (stories dealing with premodern Christians in Japan), and kaika-mono (stories of the early Meiji period). The Edo-mono include Gesaku zanmai (A Life Devoted to Gesaku, 1917) and Kareno-shō (Gleanings from a Withered Field, 1918); the ōchō-mono are perhaps best represented by Jigoku hen (Hell Screen, 1918); the Kirishitan-mono include Hokōnin no shi (The Death of a Christian, 1918), and kaika-mono include Butōkai(The Ball, 1920).
Akutagawa married Tsukamoto Fumiko in 1918 and the following year left his post as English instructor at the naval academy in Yokosuka, becoming an employee of the Mainichi Shinbun. This period was a productive one, as has already been noted, and the success of stories like Mikan (Mandarin Oranges, 1919) and Aki (Autumn, 1920) prompted him to turn his attention increasingly to modern materials. This, along with the introspection occasioned by growing health and nervous problems, resulted in a series of autobiographically-based stories known as Yasukichi-mono, after the name of the main character. Works such as Daidōji Shinsuke no hansei(The Early Life of
Ryūnosuke Akutagawa. La búsqueda de la belleza, hasta la muerte
La vida de Ryūnosuke Akutagawa no fue fácil. A priori lo tuvo todo, incluido el reconocimiento en vida como uno de los escritores japoneses más importantes de su tiempo. Y, sin embargo, en ningún momento logró olvidar la locura de su madre y, en gran medida, sentir que eso era algo a lo que él estaba destinado. Sus relatos históricos, muchos de ellos personales reescrituras de sus lecturas chinas, irían dejando paso a otro tipo de relatos autobiográficos en mayor o menos medida. Un trayecto que coincidiría con el suyo propio hacia la desesperación y el suicidio, hasta el punto de que sus últimos relatos están escritos con su muerte y constituyen sus últimas palabras, como persona y como escritor. Vida de un idiota y otras confesiones, editado por Satori, es precisamente la reunión de esos testimonios de un hombre que buscó por encima de todo la belleza y que acabó encontrándose con aquello que más temía: su pasado.
De los aproximadamente ciento treinta relatos que escribió durante su vida (aunque estén prácticamente todos concentrados en un periodo de diez años), estos autobiográficos no son más que media docena, dos de ellos, como decíamos, testamentarios. Escritos entre 1923 y 1927 nos dejan testimonio primero de ese viaje hacia la muerte y, segundo, de que ese viaje está anclado en su propios recuerdos. A ellos, esta edición ha incluido acertadamente Las mandarinas, un pequeño relato en el que aún había esperanza, a través del viaje en tren en el que coincide con una niña, una niña que al principio le repele pero que, en una imagen fugaz, le trae algo de luz.
En Extractos de la agenda de Yasukichi, Akutagawa rememorará, a través de cinco fragmentos, de cinco páginas arrancadas al tiempo, sus días como profesor de inglés en la ciudad de Yokosuka, un oficio que desempeñó hasta que pudo ganarse la vida escribiendo. Tras él, Al borde del mal, escrito en una época en la que su actividad como escritor se ha reducido notablemente por el empeoramiento de su salud, es una pequeña pieza impresionista, apenas una ensoñación. Registro de defunciones será aquello que su título indica: el relato de las muertes de su madre, de Ohatsu, su hermana mayor, y la de su padre. Unos padres que le dejaron en manos de sus tíos para evitar, no parece con mucha fortuna, la mala suerte que presagiaba su nacimiento. Así empieza: Mi madre estaba loca. No he sentido ni una sola vez afecto filial por mi madre. Ese mismo año de 1926 su estado empeora, y el escritor pasa un tiempo en un centro de salud. Su cabeza se dirige a toda velocidad hacia el abismo, y en Engranajes, su siguiente relato, se hará eco de todo ese progresivo proceso de extrañamiento, de abandono de sí mismo.
Sus dos últimos relatos serán póstumos. Serán póstumos porque están escritos ya desde la muerte. Vida de un idiota será un resumen fragmentario de una vida en sensaciones, en instantes que desaparecen entre sus manos, entre la poesía y la prosa. Cincuenta y un momentos, que acaban con aquel al que significativamente llama Derrota, en el que la mano tiembla. Nota enviada a un viejo amigo es el punto final. Su carta de despedida, una despedida en la que no había dejado de pensar en los últimos dos años. Con ella termina también la obra de Ryūnosuke Akutagawa. Todos estos relatos conforman algo muy especial. Sí, en ellos está la muerte y el suicidio, pero también la búsqueda de la belleza, que para él era el objetivo último del escritor, por encima de historias y formas. Todo debía ser entregado a esa búsqueda, hasta la vida. Y eso es lo que encontramos aquí: todas esas cosas a las que se quiso agarrar, todas esas botellas que lanzó al mar, todo aquello por lo que merecía persistir, pero que, al final, no fue suficiente porque cabeza ya no le sostuvo, abandonando el cuerpo. Tenía treinta y cinco años.
Dos relatos encadenados por la angustia, la tragedia y la oscuridad que predominan en las vivencias del personaje trazado por Akutagawa, maestro del cuento moderno japonés. Historias dolorosas y lacerantes, toda vez que suponen una mirada inquietante a reflexiones y acciones directamente relacionadas con la necesidad de alcanzar el fin último que supone terminar con una existencia agotada, que sólo vislumbra en la muerte algún tipo de sosiego y descanso.
Ruedas dentadas es una breve historia situada en Tokio, en donde progresivamente el personaje, revela, a partir de los engranajes que saltan a sus ojos y de otros elementos alucinatorios, la incapacidad de obtener sosiego, sumiéndose cada vez más en un estado de perpetua angustia. Una ciudad de pecadores ignorantes, señales decadentes y desprovistas de vida, la falta de pertenencia a un mundo plagado de no-lugares, hacen de esta novela y su personaje, una lectura inquietante que no deja indiferente.
La vida de estúpido se compone de conjunto de reflexiones situadas aparentemente de forma cronológica, acerca de la caída sucesiva de la vida de un personaje atravesado por una mirada terriblemente lúcida acerca de si mismo, sus tormentos, sus miedos y necesidades. Una sombría lectura, que refleja imágenes descarnadas acerca del fin de un ser humano.
Por último, se encuentra en este libro la carta de despedida escrita por Akutagawa a un viejo amigo.
"Más que desear la muerte, lo que estoy es cansado de la vida" (127)
Ruedas dentadas y La vida de un estúpido son las últimas escrituras del legendario escritor japonés Ryunosuke Akutagawa. Me pareció una obra increíble construida en torno a la mitología del suicidio. La publicación de Abducción, por lo menos, contiene un par de cartas para sus editores que son bastante fuertes - en la medida de que son notas suicidas, vale decir. Creo que "Ruedas dentadas" puede ser un poco tedioso de leer a ratos, porque no está tan calibrado para capturar la atención del lector. Superada esa barrera y complementando la lectura con los análisis que abundan sobre esta obra, en realidad resulta una experiencia interesante. "La vida es un estúpido", por su parte, es una bellísima colección de recuerdos. Aunque narrados desde la amargura, Akutagawa rescata en ellos la hermosura del mundo que le rodeaba.
Creo que la obra se merece un cuatro, pero yo la siento como un 3,5.
Este libro me ha encantado desde la perspectiva de poder conocer a un autor de una forma más personal, más humana. De esta forma creo que he llegado a comprender mejor el dolor y la crudeza de alguna de sus obras, además de la motivación para escribirlas. Igualmente, no he podido sentir que estuviese enganchada a leer más y más. Algo que sí he notado es que a medida que avanzaba más postits azules pegaba; obviamente es cuando el autor habla más sobre la muerte de sí mismo que sobre los debates de su mente.
El relato que más me ha gustado ha sido el de Mandarinas. Me ha parecido el más "tierno" de todos, y eso era algo que no esperaba ver en Akutagawa. El tema de los engranajes (otro capítulo del libro) me dejó totalmente descolocada y me perturbaba de la misma manera que cuando oía ruidos, voces, etc. No puedo llegar a imaginar cómo reaccionaría él a todo eso.
No le doy media estrella más porque siento que algo le falta al libro, o venía yo con una idea preconcebida sobre este. Había momentos en los que me aburría y no me sentí bien por ello, creo que eso es lo que me pasa al leer a Akutagawa, a veces me aburro.
Igualmente, ha sido una lectura bastante buena.
Pd: súper tierno que cada vez que iba a una cafetería bebiese chocolate caliente. Lindísimo.
Akutagawa es uno de los primeros escritores modernos de Japón y seguramente ‘Vida de un idiota’ sea uno de sus mejores textos, un compendio de fragmentos entre poéticos y filosóficos que resumen el absurdo de una vida dolorosa y a la vez lúcida. El resto de los relatos son en gran parte autobiográficos, supongo, y continúan esa línea.
Breve pero impactante descenso a los infiernos de la mano de este maestro japonés de la narración corta. Dos relatos sobre la llegada de la locura y sus ideas suicidas, repletos de imágenes bellas y desconcertantes.
7 relatos del destacado escritor japonés Ryunosuke Akutagawa que se encuentran caracterizados y enlazados por la profunda introspección que distingue a los protagonistas de las historias; divagantes y atribulados ante la angustia, la apatía y el cansancio, son estas los determinantes que provocan las reflexiones ante la vida que nacen en ellos. Imbuidos de la vida misma de Akutagawa, cada relato supone una oportunidad de acercarse, mediante la ficción, a confesiones acerca de la existencia humana.
Cortos, directos y la mayoría en primera persona, la Vida de un idiota y otras confesiones, se inscribe en el registro de las obras más duras que he leído. Con la muerte siempre de fondo y con la pulcritud que distingue al estilo de Akutagawa, todos los relatos ahondan en el cansancio de la vida y la pesadumbre de existir, lo anterior mediante el uso constante de símbolos y episodios biográficos del autor, que dan cuenta del estado psicológico de Akutagawa en los últimos días de su vida, si atendemos a los ejercicios comparativos que se han realizado entre la vida del autor y esta obra.
En desacuerdo con la sinopsis del libro, recomiendo acercarse a Akutagawa mediante sus relatos históricos, que se constituyen como una excelente muestra del talento del autor para sincronizar la herencia oriental de la que se nutre con las innovaciones modernas que toma prestadas de occidente.
Dos de las últimas obras de Akutagawa que dan cuenta de su deterioro mental y cómo fue perfilándose al suicidio. “Ruedas dentadas” contiene, como obra de autoficción a medio camino entre el cuento y la prosa poética, algunos de los capítulos más enigmáticos y bellamente escritos de la prosa japonesa del primer cuarto del s. XX. Por su parte, “La vida de un estúpido” es una serie de viñetas —la mayoría no alcanza ni una página— sobre algunas de las preocupaciones e inquietudes postreras del autor. El volumen cierra, de manera impactante, con “Nota para un viejo amigo”: la carta de suicidio de Akutagawa.
[N.B. Quito una estrella porque hay algunos aspectos editoriales que me hacen pensar que el maquetado no se hizo con la suficiente atención o el cotejo (o la lectura de finas) no existió en este proceso editorial.]
Que sentimiento más lúgubre me embarga al terminar estos dos relatos, con una tristeza infinita e impotencia se acerca en cada palabra al camino que ha elegido en forma consciente hacia el suicidio. Una mente, sin duda, atormentada… Es lo primero que leo de Akutagawa y me deja, a pasar de lo melancólico y sombrío del texto, con curiosidad por conocer más su obra y su vida que debe ser muy interesante en términos sicológicos. Warning/ Red flag, Pienso que estos textos en particular no son para ser leídos por personas que están sufriendo una depresión o se sienten inestables.
En esta compilación se encuentran siete escritos de uno de mis escritores favoritos, Ryunosuke Akutagawa. Todos los relatos incluidos acá (excepto "Las mandarinas") son usualmente clasificados como "yasukichimono" o "autobiográficos" por varios críticos. Se asume que, en ellos, Akutagawa habla sobre sus propias experiencias y sentimientos, y de hecho en algunos casos es muy fácil trazar relaciones equivalentes entre lo narrado por él y cosas que efectivamente vivió (como la muerte del esposo de su hermana, que sucedió en la realidad tal y como se la describe en "Los engranajes"). Sin embargo, hay que tener en cuenta que Akutagawa, como cualquier escritor, estiliza la realidad a su alrededor. Por eso yo no me animaría a marcar relaciones directas entre sus escritos y su vida. Además, algo que es notorio durante toda esta compilación es que, sea quien sea el narrador (Akutagawa mismo, una personificación suya o una creación completamente original), es uno de tipo no confiable. Aunque este recurso podría hacer confusa la lectura, creo que acá añade al sentimiento de sofocamiento con el que conviví durante toda la lectura. Las historias de Akutagawa incomodan, aún las que a sus ojos eran "más felices". Creo que esa incomodidad es muy palpable durante todo este tomo, especialmente en "Los engranajes", "Vida de un idiota" y "Registro de defunciones". Por momentos me pregunté si lo que estaba leyendo no era demasiado personal, demasiado crudo y directo; me sentí como si estuviera irrumpiendo en la intimidad de Akutagawa, buscando información sobre su vida que se habría quedado mejor guardada. Sin embargo, es increíble cómo, a pesar de este sentimiento más bien depresivo, es imposible leer este libro y no reconocer la genialidad de la pluma de Akutagawa. En pocas oraciones era capaz de dirigir críticas mordaces hacia la sociedad y realidad que lo rodeaban, además de expresar su visión del mundo y, de paso, acercarnos a la "angustia confusa" que plagó su vida, hasta arrastrarlo a tomar una decisión irrevocable sobre su vida. En fin, que Akutagawa transmite un montón en escritos muy cortos. Voy a hablar muy brevemente de cada uno.
1. "Las mandarinas". Un hombre termina viajando con una joven desconocida en el mismo vagón del tren. A pesar de su inicial aversión hacia ella, termina por darse cuenta de que en su inocencia, en su juventud, hay algo que lo conmueve profundamente. Tal vez sea el hecho de que él nunca podrá volver a sentirse así, ya que el color del mundo ya ha desaparecido en sus ojos. Es bastante corta y, si bien la descripción final de los sentimientos del narrador es lisa y llanamente hermosa, creo que es una de las historias de la colección con la que menos resoné.
2. "Extractos de la agenda de Yasukichi". Yasukichi es un profesor de inglés en una academia naval y relata algunas de las experiencias que vive en ese ambiente. Otra relación con la vida de Akutagawa: él también ejerció esa profesión en una academia naval. A pesar de que a primera vista pueda no parecerlo, sentí que esta historia fue una de las más crudas de la colección. Especialmente, la escena del director con el niño en situación de calle me destruyó (y cómo Yasukichi termina siendo igual a ese niño en su ámbito laboral).
3. "Al borde del mar". Extrañamente esperanzadora. La historia es bien simple: dos amigos realizan un viaje al mar y hablan. Se encuentran con un par de gente por ahí, pero eso es lo que más hacen: hablar. Se sintió como un breather en el medio de relatos bastante fuertes y, vamos a decirlo, un poco deprimentes. A pesar de eso, me pasó algo parecido a "Las mandarinas" en el sentido de que no creo que se convierta en mi relato favorito de Akutagawa.
4. "Registro de defunciones". El narrador nos presenta un resumen de su relación con tres familiares suyos que ya han fallecido: su madre (una "loca buena", cuyos dibujos siempre tenían cara de zorro), su hermana mayor (la más inteligente de todos los hijos) y su padre (con quien no tuvo mucha relación pero, a pesar de eso, lloró cuando lo vio antes de morir). Lo que destaco de este relato no es tanto la vida de estas tres personas fallecidas, sino la reacción del protagonista a sus muertes. De algunos ni recuerda cuándo fallecieron o sus nombres póstumos, pero no puede evitar sentir que sus partidas lo han marcado. A pesar de que no haya llorado en los funerales, aún se pregunta qué hubiera sucedido si hubieran vivido un poco más. Esta me gustó mucho.
5. "Engranajes". No importa cuántas veces la lea, nunca deja de impactarme como la primera vez. El narrador debe viajar para asistir a un casamiento, pero este minúsculo hecho será el desencadenante para que le sucedan un montón de cosas: el suicidio del esposo de su hermana, encuentros con estudiantes fanáticos de sus obras, hombres con impermeables que parecen perseguirlo y, especialmente, la aparición de engranajes en la periferia de su visión, que lo acompañan a pesar de que intente hacerlos desaparecer. Si alguien tenía dudas sobre que los narradores de Akutagawa son poco confiables, acá la cosa está muy presente. Es obvio desde la primera oración de este relato que el narrador sufre de paranoia: piensa que todo el mundo lo está persiguiendo, que los engranajes buscan arruinarle la vida. Por esto, uno no puede evitar preguntarse si las cosas efectivamente sucedieron en la manera en que él las narra, o si la realidad fue distinta. Aquí también está muy presente el sentimiento de incomodidad del que hablé antes. Destaco este extracto del final del relato para ilustrar este punto:
"Me pareció que alguien había subido los peldaños de la escalera precipitadamente y que enseguida había bajado corriendo con un enorme estruendo. Supe que ese alguien había sido mi esposa, así que, sorprendido, me incorporé a toda prisa y asomé la cabeza por la sombría sala de estar, que estaba justo delante de la escalera. Mi esposa se había caído de bruces, reprimiendo un jadeo. Sus hombros temblaban incesantemente. —¿Qué te ha pasado? —Nada, no me ha pasado nada... Cuando mi mujer por fin alzó la cabeza, hizo un esfuerzo tremendo por sonreír y continuar hablando: —No me ha pasado nada, simplemente tuve la sensación de que estabas a punto de morir... Esa fue la experiencia más terrible que había tenido en toda mi vida... Ya no tengo fuerzas para seguir escribiendo más. Vivir con este sentimiento es un dolor indescriptible. ¿Es que no hay nadie que me haga el favor de venir y estrangularme silenciosamente mientras duermo?".
6. "Vida de un idiota". A través de pequeñas secciones, se nos narra la vida de un individuo común y corriente, justamente el "idiota" del título. Vemos desde su infancia hasta su fallecimiento, con todo el sufrimiento y dolor que vivió en el medio. Cada sección es más dolorosa que la anterior, y para el final del relato, uno está bastante sumido en la tristeza, preguntándose cómo este hombre podrá seguir viviendo, si es que decidió hacerlo. Sin embargo, hay pequeños momentos "felices": cuando ve a un primer hijo nacer, cuando se reafirma una y otra vez que ama a su esposa... Cosas chiquitas, pero que alumbran un poco el panorama.
7. "Nota enviada a un viejo amigo". Esto sí es real, porque es una carta directa que Akutagawa escribió para Kume Masao. En ella, Akutagawa habla sobre el estado deplorable de su salud mental y cómo está planeando abandonar este mundo. No recomiendo leer esta carta cuando se está muy triste; yo no me sentía particularmente mal cuando la leí, pero luego de terminarla me quedé con un sentimiento sombrío alrededor. No solo porque el autor se pone a debatir cuál sería la manera menos dolorosa de terminar su vida (que eso de por sí es fuerte), sino por la inherente tristeza que acompaña sus palabras. Muy fuerte e impactante de leer, pero igualmente hermosa, a pesar de los temas que trata.
En conclusión, Akutagawa es un escritor de primera y todas sus obras, a pesar de que por supuesto tengo mis favoritas, me parecen magistrales. Supo captar algo particular de la esencia humana: esa tristeza que nos acompaña en el día a día, que al principio ignoramos hasta que se convierte en una presencia tan notoria que no nos queda más que enfrentarnos a ella. Seguramente él odiaría que se hable así de su obra, pero es lo que yo siento a leerlo. También destaco la muy buena introducción que tiene este libro, que ayuda mucho a ubicarte con respecto al aspecto cronológico de la vida de Akutagawa y cómo su obra fue percibida por sus contemporáneos.
Tenemos en esta edición quizá los últimos 3 escritos de Ryunosuke Akutagawa
Ruedas Dentadas: un relato de un viaje a un matrimonio, donde los fantasmas, un texto pendiente, las desgracias y los engranajes hacen eco de un autor ya cansado y completamente entregado a su "locura"
La Vida de un Estúpido: 50 y tantos relatos cortos, algunos ni siquiera relatos, que sirven para armar una suerte de autobiografía del autor, donde nuevamente, el deterioro mental y psicológico del autor sale a flote
Por ultimo, esta edición incluye la carta suicida del autor, donde vemos como trata de explicar bien el como y el porqué de esta acción
Páginas llenas de breves historias nostálgicas. Febriles. Pensamientos autobiográficos que muestran la decadencia mental y física de su autor, donde, poco a poco se siente su propio hundimiento sin retorno en una psiquis bombardeada por su pasado. En estos textos podemos sentir cómo el Akutagawa humano se va desmoronando, a la vez de ver, en contraposición, cómo su locura, como si fuese un personaje construido por él, se va engrandeciendo hasta aplastarlo sin piedad ni remordimientos. Ganando esta última, una larga, sufrida y dispareja batalla.
En sus últimos años de vida, Akutagawa Ryunosuke sufría alucinaciones, no toleraba la luz del sol y no podía dormir sin la ayuda de somníferos. “Ruedas dentadas” y “La vida de un necio” son relatos que permiten al lector bucear en su corta pero intensa vida: momentos autobiográficas, confidencias liberadoras a través de un pequeño mosaico de recuerdos que plasman a la perfección su personalidad inquieta y atormentada y que traspasa el papel gracias a una prosa bella, directa y muy angustiosa.
«Más que desear la muerte, lo que estoy es cansado de la vida.»
«Sintiéndome así, vivir es un sufrimiento indecible. ¿No habrá nadie que me sorprenda en sueños y me estrangule sin que me de cuenta?»
Es un libro que deja la sensación de desazón y melancolía. Una obra autobiográfica donde nos muestra como Akutagawa se va deteriorando y el porque decidió suicidarse al fin y al cabo, todo con esta mirada oriental que nosotros, como occidentales, nos cuenta entenderla a cabalidad. Es simplemente hermoso. "Pero la naturaleza es bella precisamente porque se muestra ante ojos que no la verán por mucho más tiempo" (p143)
Leí esto con el alma. No sabría explicar la fuerza tan tremenda de la prosa de Akutagawa, pero acá, al borde del abismo, la vida se siente con mayor intensidad que nunca. En estos relatos, en los que el escritor entrevé una suerte de despedida, queda ese hombre vulnerable, despojado del halo de la grandiosidad del que ha logrado ganarse un lugar en el mundillo de las letras. Es ese hombre que se lamenta por sus errores, por sus carencias, por la falta de carácter, el mismo que desenreda su vida y sus últimos momentos difuminados en la paranoia como manifiesto de toda una vida.
Y es que, ¿acaso quién no ha sido un idiota? ¿Quién podría asegurar que vivió siempre conforme a su voluntad? Lo que hace especial a Akutagawa, al menos acá, con su prosa escueta, cansada, pero aferrada a lo que queda de este mundo, es el hecho de desnudar su precariedad. La que él, como humano, ha cargado con vergüenza y un poco de compasión.
Pocas veces se leen cosas así. Acá no hay artilugios, ni tropos, ni juegos de lenguaje que busquen la belleza o el entretenimiento. Aquí, más bien, yace la vida.
No me importa que me tachen de esteta, confiesa Akutagawa al elaborar por qué ha elegido morir por una sobredosis de barbital frente a métodos más brutos, como el ahorcamiento, un balazo o saltar al vacío. La muerte por sobredosis tiene la ventaja de que, además de no producir repugnancia estética, no conlleva el riesgo de sobrevivir. Si de algo sirve para los deudos, deja un cadáver menos horrendo. Y para todos los fervorosos que no se atreverían a jalar el gatillo o tan siquiera tomarse una pastilla adicional y equiparan al acto de darse muerte con un acto de cobardía, Akutagawa nos conmina a reconocer que la persona que se suicida sin vacilar es indudablemente valiente.
Se lee con mucho interés, se camina el recorrido de dolor que Akutagawa recorrió, y no es sólo un dolor, es el desencanto por la vida, episodios autobiográficos que dejan muy clara la vida del autor, y no en el sentido práctico, sino las cosas que lo atormentaban, las ideas que lo visitaban continuamente, y aún con esto el deseaba crear. Es un libro muy íntimo, y se disfruta muchísimo, tiene el ritmo tranquilo pero muy profundo, genial.
Colección de varios relatos cortos de uno de los grandes maestros de la literatura japonesa moderna. Desde el primer relato, de una belleza descriptiva impresionante, a los últimos, que son una auténtica bajada a los infiernos de su locura, complicados y autobiográficos en grandes partes y que nos permiten ver el sufrimiento ante esa supuesta locura.
Nunca pensé que en este momento de mi vida leería a un autor tan complejo. En este libro editado por Satori, Ryuonosuke Akutagawa, nos muestra su producción literaria en dónde el autor va en caída, hacia su destino final.
En cada relato el autor, con sus relatos autobiográficos, nos señala aspectos de su vida, vivencias, emociones, y pensamientos que tiene en su mente que sin duda es un genio roto, de mente y corazón. Los siete relatos en las 187 páginas, son una perspectiva y retrospectiva de la psique de un hombre que hoy en día es valorado como uno de los mejores escritores de su generación.
El libro, va desde su simple pensamiento critico, analítico hasta su odio por la sociedad, esto se refleja bien en el primer relato al momento de ver como una niña se con funde de vagón y la observa con desprecio. Es importante recalcar que en estos relatos el mismo autor, es consciente de su debilidad física y mental, lo cual,lo llevarán a querer quitarse la vida.
Entre otros aspectos, me gustaría resaltar que otros relatos nos cuentan sobre sus vivencias como docente, el como se relaciona con la sociedad, pero tambien, el como ve con. Naturalidad a la misma muerte, que constantemente lo sigue en su vida, ya que en "Registro de defunciones" es claro, esa sombra tan marcada. En "Engranajes" se hace más frecuente su enfermedad mental al tener alucinaciones y en el caso de "Vida de un Idiota" vemos todo el recorrido de su vida y la conciencia que tiene al saber perfectamente que es hijo de una demente.
Por último en su nota póstuma, explica detalladamente las razones por las cuales quiere trascender, con lo cual, más que aplaudirle me deja claro que Akutagawa es un autor complejo, lleno de miedos y con una conciencia tan asombrosa por todo lo que le aquejaba en su momento y el como el se refugio en la escritura como una forma de poder narrar todo su deterioro mental que lo llevo a quitarse la vida
Akutagawa es de esos autores que debemos leer, pero también respetar por magníficos relatos que enmarcan la caída de un ser humano en todos los sentidos. Es una mente brillante, que no supo encajar en un mundo y sociedad tan complejos para el...
Mi última lectura fue "Ruedas dentadas y la vida de un estupido" de Ryunosuke Akutagawa. Un libro que a pesar de ser pequeño es denso, ya que las dos obras son un reflejo de la insana mente del autor durante su último año de vida. Ruedas dentadas nos muestra como la ansiedad se apodera de la mente y cuerpo del autor, convirtiendo el relato a mi parecer en una historia de terror. En el caso de la vida de un estúpido son mini relatos fragementados de su vida, en los cuales refleja sus distintos sentires y su lucha con su propia mente. Lo que se refleja muy bien en la carta que envia a su editor con el libro "Estoy viviendo en la felicidad más desdichada" Me gusto mucho más ruedas dentadas a la vida de un estúpido, solo por eso le doy 4 de 5☆ Un libro que recomiendo con la advertencia que no es para todo tipo de público por su temática.
Akutagawa tiene una gran habilidad para convertir una historia corta y donde aparentemente no pasa nada en algo muy bello. Se nota mucho en cada relato que frente a un mundo oscuro el protagonista busca la belleza de las cosas.
El primer relato (Las Mandarinas) es el que más me ha gustado con diferencia, no le pongo 5 estrellas porque hay algunos como Al Borde del Mar que no me han encantado tanto. Esta edición también tiene una buena introducción que ayuda mucho a comprender al personaje y una carta Akutagawa a su mejor amigo.
Me costó llegar al final. Concluyo que no todos vemos la vida ni sufrimos de la misma forma... Pero el silencio y el diálogo interno aparece como un eco común que nos atrapa dentro de nosotros mismos.