Un honesto relato en primera persona sobre el alcoholismo escrito por el guionista y humorista Pere Aznar. «Lección de honestidad, lección de vida, lección de comedia... Este no es un libro cualquiera, es de los que recuerdas». Quique Peinado «La fórmula de Pere valentía, verdad, autoparodia, amor por el oficio y la vida. Imbatible. Molt bé, nen». Andreu Buenafuente El 13 de julio de 2021 decidí dejar de BEBER. Lo decidí en serio. Había tenido esa conversación interna cientos de veces pero nunca antes había ganado yo, siempre había ganado la bestia. La bestia me acompaña desde que tengo 13 años. La bestia tiene muchos nombres, nombres que conoces y seguramente de cerca, nombres que te evocan a noches, celebraciones y aperitivos, nombres que has dicho a gritos en un bar. BEBER no solo es un verbo para mí, es un catálogo de recuerdos muy buenos y también muy malos. BEBER es una historia, como muchas otras, en la que todo está empapado de licores, pero también es un relato de cómo deja de estarlo, y de cómo cambia la vida cuando ya no tienes el codo en 90 grados casi todo el rato. BEBER es la historia de mi vida, de los 27 años en que el alcohol ha sido mi fiel amigo y mi peor enemigo, de mi relación con la adicción, que ha marcado y marcará mi existencia para siempre. Y también de la vida de mi hija, de la vida de mi padre, de la vida de todos los que estuvieron cuando yo no estaba. Y de la vida de los que están ahora que empiezo a estar. Y, quién sabe, tal vez es un poco la historia de tu vida. Bébete este libro con moderación y ríete a gusto. Yo ya puedo hacerlo. Soy un cómico de 41 años, el de la portada concretamente. Seguramente no te sueno de nada, pero he escrito chistes y los he dicho, desde hace ya unos cuantos años, en lugares dispares. Sitios tan distintos como Los 40, Antena 3, Cuatro, la SER, Radio 3, Telecinco, el teatro Principal de Valencia o un escenario hecho con cajas de refresco en una pizzería de Segovia. Todos estos lugares tienen una cosa en un común y nadie en ellos lo sabí cuando estuve allí o estaba borracho o quería estarlo. Este es mi primer libro. Habla de todo lo que me ha pasado a mí y a mi alrededor. Habla de reírse cuando las cosas duelen. Habla de que ahora mismo no estoy borracho y ya no quiero estarlo. Bueno, esto último no te lo puedo asegurar. Sigue leyendo y lo comprobarás.
Quizás haya sido por el momento en el que lo he leído, pero me he emocionado mucho. Qué valentía la de Pere. Increíble. Esperanza para los que lidiamos con ello. Gracias!
Me rompe pensar que los adictos lo son por sentirse solos, cuando muchas veces no es verdad y siguen apartando a todos los que les queremos genuinamente y sobre todas las cosas.
Sólo pienso en eso, en que todo se supera, menos la muerte. Joder, qué rabia cuando hay gente que no lo ve. Pero qué duro a la vez enfrentarse a los monstruos de toda una vida.
Ojalá haya mucha más gente que quiera vivir a pesar de sentirse sólo y espabile de una puta vez. Pedir ayuda es un acto de amor y de valentía, no de debilidad
¿Cómo juzgar un libro como este en el que lo que se narra es la propia vida de uno?¿Cómo poner nota al proceso de una persona por dejar de beber? Beber, un verbo omnipresente en este libro que con gracejo, honestidad y mucho dolor (los dos últimos son los auténticos ingredientes de la buena comedia) Pere Aznar nos habla de su viaje en esto de no beber, pero sin dejar de mirar el beber que lo ha acompañado toda su vida.
Es interesante, mucho, y tiene momentos auténticamente gracioso, pero no deja de darme la impresión de que está un poco estirado por momentos y a veces pierde el foco para hablar de todos esos personajes carismáticos que rodean al protagonista.
Como un funambulista, Pere Aznar recorre el peligroso hilo de acero de su alcoholismo y del intento de mantenerlo a raya: al frente, la ironía y el humor sobre uno mismo como catarsis, a ambos lados, la búsqueda de la risa como huida, rayana en lo patético. El texto es inteligente y en muchas ocasiones te despierta la sonrisa o directamente la carcajada; pero es un relato duro, muy duro, con el que es difícil no conectar. Al fin y al cabo, sea la bebida o cualquier otra, todos tenemos una bestia dentro que intenta domeñarnos a su interés.