Daniel Mansuy analiza el legado político de Salvador Allende y la izquierda chilena desde la década de 1970 hasta la actualidad.
En su último libro, el filósofo y ensayista chileno Daniel Mansuy lleva a cabo un profundo análisis del legado político de Salvador Allende durante los mil días del gobierno de la Unidad Popular. A través de un pormenorizado análisis histórico, el autor explora las disyuntivas políticas y culturales que enfrentó Allende durante su gobierno, y cómo estos problemas desembocaron en la mañana del martes 11 de septiembre de 1973. Además, ofrece una perspectiva reflexiva sobre su legado -simbólicamente situado en el último discurso difundido por Radio Magallanes- y los desafíos que enfrentaron los partidos de izquierda desde el golpe de Estado, durante el proceso de renovación socialista y sobre todo a partir de la transición a la democracia hasta la actualidad para asimilarlo y hacerlo suyo, ofreciendo así un análisis profundo y esclarecedor sobre la compleja historia de la izquierda chilena contemporánea.
El libro posee dos partes, aunque, en realidad, me parece que estas corresponden a dos libros distintos (interconectados, sin duda, pero distintos). El primero es un libro sobre Salvador Allende y la Unidad Popular (que aborda toda la primera parte). Su tesis es que el quiebre de la democracia chilena tuvo que ver con la incapacidad de Allende de definirse: fue incapaz de romper con el ala radical de su coalición, pero a la vez incapaz de radicalizar el actuar de su gobierno. En ese sentido, el libro muestra a Allende como un demócrata, aunque un político poco efectivo. Esta parte del libro es ilustrativa, pues analiza los errores políticos de Allende y la Unidad Popular incorporando matices y ojo analítico, lo que se agradece. Sin embargo, dista de ser un análisis de conjunto sobre el quiebre democrático de 1973: leyéndolo pareciera que no había oposición y que todo se explica en el actuar del gobierno. Por cierto, creo que el problema no es del autor (desde el título es claro sobre qué es lo que está estudiando), pero sí me parece importante decir que este libro, que aporta a la comprensión del periodo sin duda, no debe leerse como la explicación total del mismo (en el fondo, debe leerse junto a otros textos que den cuenta de las otras dimensiones de la ruptura democrática). El segundo libro (la segunda parte de este libro) es sobre la forma en cómo Allende y la Unidad Popular han sido interpretados y reinterpretados por la izquierda desde 1973 en adelante. Es una parte absolutamente fascinante para quienes estamos interesados en la conciencia histórica como problema de estudio y donde, a mi parecer, el texto más brilla. Ya solo por esta parte, recomiendo mucho la lectura de este libro, que abre una ventana a comprender como el pasado y la forma en que nos apropiamos de este influye profundamente en cómo actuamos en el presente.
El libro está dividido en tres secciones: (b)una historia/versión de la UP y del rol de Allende en el gobierno; (b) un recuento de la evolución del relato que la izquierda ha hecho de ambas cosas y (c) una reseña de algunos libros biográficos sobre Allende.
La primera sección es una síntesis bien documentada sobre la UP, que destaca la disputa entre las posturas más y menos radicalizadas dentro de ese gobierno y la posición de Allende respecto de ellas. Quizás, para alguien como uno, que ha crecido acumulando información sobre este período, esta parte es la menos llamativa. Aun así, hay cosas en las que no había reparado. Por ejemplo, frente a la política económica de Vuskovic de imprimir billetitos como loco, quienes resultan ser los principales críticos de esa lindura son los muchachotes del PC, que advierten que va quedar la embarrada. O sea más que moderados eran casi fachos jajaja (recuerda acá que Frei se enojó con sus asesores por haberle advertido, mala gente ellos, de las consecuencias negativas de una política como esa que, como es natural, en el primer momento provocó algarabía y sensación de fiestoca.). Con todo, Mansuy sostiene que la postura, digamos, democrática del Partido Comunista antes de la dictadura de Pinochet, era táctica más que una verdadera política o convicción. Vale. No es la versión que he escuchado toda mi vida, pero puede ser (por ahí hay un Podcast en que Arturo Fontaine le discute este punto y un par más). La verdad, me cuesta interesarme en o tenerle animadversión a los comunistas. Los sigo viendo como borrachos dedicados a llorar con los mocos colgando en algún bar de mala muerte o en Gómez Millas por la pérdida de su juventud esperanzada. Además, ahora bailan en Tik Tok y yo soy un alma sensible.
Supongo que cualquiera que se haya informado en otro lugar que no sea “Lom” o una feria artesanal, tiene bien descartada la versión de Allende como Papelucho socialdemócrata y conoce desde toda la vida la, no sé si escribir ambigüedad, debilidad o autopercepción de malabarista del presidente respecto de las posturas antidemocráticas que predominaban en su coalición. Mansuy insiste en la aprensión del presidente de no ser un González Videla y ordenar/traicionar a quienes desordenaban (más) el gallinero, y en su lugar ser un autopercibido mártir, a lo Balmaceda.
Mansuy es especialmente generoso con Allende. Por ejemplo, aunque destaca que era una imposibilidad sin el acuerdo de la DC ( la que a esas alturas estaba lejos de seguir confiando en la buena fe del gobierno), lee de buena fe las versiones sobre la intención de un plebiscito hacia septiembre del 73. Vale. Supongo que es casi imposible, especialmente a partir de su discurso final, no simpatizar con Allende.
La segunda parte es lejos la más interesante. Acá se relata el proceso de autocrítica respecto del gobierno de la UP ejemplificado en Garretón y Moulián y como ese proceso se convirtió en puro humo desde que se impusieron las chapitas, posters, poleras y polerones de Allende frente a los hechos. Alimentados, claro, por la indudable épica de su comportamiento y discurso final. Es así como (voltereta de Moulián incluida) la autocrítica con la que constantemente cacarea la izquierda antigua, desaparece en la versión infantil de la (solo) derrota de la UP por las fuerzas del mal. Se imponen las chapitas de Allende por sobre los hechos y esa figura imaginaria, que tiene la densidad de un cholguán, es la versión que admiran les chiques del Frente Amplio. Así estamos.
La tercera parte es la más débil. Es una selección de versiones de Allende (me parece que con todo lo pa cagarse de la risa que es ese libro Lom “Allende: cómo su historia ha sido relatada https://www.goodreads.com/book/show/3... es bastante más informativo que esta parte. Comparto, eso sí, por lo que sé a través de, digamos, fuentes secundarias, que no hay biografía/versión Allende que valga la pena. Por ejemplo, ¿Qué exceso de tiempo libre podría llevarlo a uno a intentar leer los ladrillos de caca que produce cada cierto tiempo Mario Amorós?). Lamentablemente mi edición del libro venía fallada. Faltaban las páginas en que se justifica el golpe y las violaciones a los DDHH que harta gente ha leído en el libro. Voy a pedir que me devuelvan parte de la plata. En fin, tremendo libro.
- "La revolución ofrecida por Allende era demasiado institucional para los revolucionarios y demasiado revolucionaria para los institucionales."
- Vía chilena al socialismo: "el lugar donde Allende acopia todas sus intuiciones políticas —o, mejor: todas sus tentaciones políticas— sin nunca elaborarlas de modo coherente"
- "La posición socialista, consistente desde 1967 hasta el 11 de septiembre de 1973, puede resumirse como sigue: toda conversación con partidos reformistas —esto es, con la DC— constituye una herejía inaceptable y, como tal, debe ser rechazada sin remilgos."
- "Los comunistas anuncian desde 1970 la tesis que defenderán en lo sucesivo: el diálogo con la DC es legítimo y necesario; es más, la UP debe hacer todo lo posible por sumar a otras fuerzas a su agenda de transformaciones"
- "¿Cómo se articulan la vía pacífica con el culto a la violencia al interior de la izquierda chilena?" Ejs. reacciones post asesinato de E. Pérez Z.
- "En política rara vez se tiene el privilegio de escoger a los aliados sino solo a los contrincantes."
- "(Joan) Garcés comprende bien que Allende necesita un centro con el que llegar a compromisos que permitan avanzar en la vía legal, y los compromisos solo son posibles con quienes no sienten que está en juego «la razón de ser de su existencia»."
- "Para el presidente, el progreso no puede hacer volar en pedazos las estructuras políticas que el país, trabajosamente, se había dado en los últimos decenios, desde Pedro Aguirre Cerda en adelante por fijar un momento: son los 30 años de Salvador Allende."
- "Aquí reside su enorme responsabilidad: desató fuerzas que era incapaz de controlar; y, peor, no tenía diseño alguno para enfrentar una disyuntiva más que previsible."
- "Es duro decirlo, y es duro admitirlo después de su gesto el día del golpe, pero a ojos de los dirigentes de la UP, Salvador Allende era un funcionario más, sin ninguna importancia especial. / la adhesión de la izquierda a la persona de Allende será póstuma, con todas las dificultades involucradas."
- "La figura de González Videla fue importante, porque encarnó aquello que Allende no quería —bajo ninguna circunstancia— replicar, y ese rechazo instintivo lo acercó a la figura de Balmaceda" / "Lagos estima que el líder de la UP gobernó con la vista demasiado puesta en el pasado, al estar marcado por dos obsesiones: José Manuel Balmaceda y Gabriel González Videla."
- "Aylwin está dispuesto a darle una oportunidad al gobierno —bajo estrictas condiciones—, mientras que Frei Montalva ha perdido cualquier atisbo de confianza"
- "Allende no escoge, no quiere escoger, se niega a escoger y prefiere la muerte antes de escoger. Esa fue su tragedia. Esa sigue siendo nuestra tragedia."
- Parte del fracaso de la UP: "la relación con las capas medias y el desprecio por la trayectoria del Estado (de compromiso) chileno en el siglo xx. El intento por aplicar un modelo abstracto pasó por alto ambas dimensiones"
- La primera dificultad fue de pura y simple ignorancia: nadie sabía qué eran las capas medias ni cuáles eran sus intereses. A este respecto, el conocimiento de la izquierda no superaba —en palabras de Moulian— el nivel de «la información periodística, del ensayo especulativo o del empirismo vulgar». No hubo esfuerzo alguno por conocer y estudiar esos grupos, pues no se les consideraba significativos. De hecho, se les calificaba de clases residuales, o pendulares."
- "El argumento es claro: para los grupos medios, los cambios deben ir acompañados de certezas. De lo contrario, tienden a ver amenazados sus intereses, y no empleamos la expresión en sentido peyorativo."
- "Construir socialismo en democracia exige superar el vínculo clientelar. La izquierda, según Moulian, fue incapaz de recurrir a la clase «como sujeto», esto es, «llamándola a realizar un proyecto histórico en las condiciones reales». Esto implicaba hacerla parte del proceso, mostrándole sus responsabilidades y la necesaria disciplina. Sin embargo, primó una concepción infantilista de la clase a la que se pretendía liberar."
- "Según Moulian, el concepto de fracaso supone excluir dos actitudes igualmente perniciosas: la mirada culpógena y la mirada mistificadora. La primera es una actitud de pura culpabilidad, que apenas se atreve a examinar los sucesos, que reniega de la UP y que termina viendo en el periodo «un momento irracional, que sería mejor olvidar».La visión mistificadora, por su parte, peca por el otro extremo: prefiere hablar de derrota, atribuyendo las responsabilidades a terceros y eludiendo toda autocrítica."
- (Allende) "no fue tanto jefe de Estado ni de gobierno, sino coordinador de la UP —ni siquiera fue su cabeza efectiva—."
- "Aquí reside la profundidad del acto postrero de Allende: hace palidecer la más grave crisis política que haya enfrentado nuestro país en toda su historia."
- Lagos: «yo le he dado muchas vueltas: no se puede gobernar un país pensando en qué dirá de uno la historia».
- Sobre la mitificación de Allende/UP: "A riesgo de ser majaderos, volvamos a mencionar algunos elementos de la autocrítica de la izquierda que siguió a la UP: los problemas con las capas medias, las dificultades institucionales y el vano esfuerzo por realizar cambios profundos sin contar con mayorías robustas y consolidadas. Toda la riqueza de esa reflexión queda reducida a una pobreza espartana, a la nada misma. Es un acto de demolición de la propia historia intelectual de la izquierda."
- "Encerrarse en el 11 de septiembre —peor: en una lectura errada del 11 de septiembre— equivale a privarse de las herramientas indispensables para comprender el presente (lo que, desde luego, no implica negar la importancia decisiva de esa fecha)."
Buenardo, como decía un contador amigo. Ilustrador en la primera parte y provocativo con fondo en la segunda (la tercera como que meh). Hacia el final hay unos palos a Bassa que, además, dan risa.
Un libro muy necesario para examinar los 50 años del golpe de Estado. A través de un meticuloso análisis histórico y de una aguda reflexión, Daniel Mansuy sostiene dos grandes tesis, una menos novedosa y otra más. La primera, es que el principal problema de Allende fue ser arrinconado por los grupos más extremos. La segunda, es que el desarrollo ideológico de la Concertación, Nueva Mayoría y Frente Amplio no puede existir sin basarse en una respuesta o continuación de Allende. Así, si el ex-mandatario de la UP vivió la disyuntiva entre alcanzar acuerdos o seguir adelante con la 'dictadura del proletariado', el Frente Amplio vive la disyuntiva entre continuar el legado de Allende o de modernizar sus ideas.
El libro está dividido en tres partes. Se inicia reflexionando sobre los problemas políticos y el desgaste de la democracia durante la Unidad Popular, deteniéndose en los graves problemas que ya existían previo al 73. Luego se reflexiona sobre el rearme de la izquierda durante la dictadura, añadiendo miradas vitales como la de Tomás Moulian, Joao Garcés o Jorge Arrate. Finalmente, mediante un anexo, se reseñan libros sobre Allende que el mismo Mansuy se ha dedicado a estudiar.
Un buen libro para conmemorar estas fechas, con una mirada distante, de alguien que es parte de una nueva generación pero que reconoce que no es ningún valor serlo. Por el contrario, esta revisión histórica es ecuánime por sí sola, aportando ideas claves para meditar sobre la actual conformación de los bloques políticos, en especial del oficialismo.
El libro comienza bien, con una primera parte dedicada a la relación sostenida entre Salvador Allende y su coalición, la Unidad Popular. Pasando por alto que, en estas páginas, pareciera que este fue un gobierno sin oposición, el análisis es interesante, sobre todo el que revisa los últimos días de Allende en la presidencia y sus errores. La segunda parte estudia cómo la figura de Salvador Allende ha sido recibida, leida y contada por la izquierda chilena. Aquí, me parece, el autor se empeña en mostrar las contradicciones del presidente (contradicciones que conocemos de sobra). El anexo revisa cuatro libros dedicados a Allende, desde diversos prismas. Considero que el análisis se vuelve simplista y tuerto, como si el quiebre democrático se hubiese producido porque el presidente decidió suicidarse y no porque hubo quienes se atrevieron a bombardear La Moneda.
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Este libro no es sobre la vida de Salvador Allende como tal, de hecho, acá no hay casi nada parecido a la biografía o a un ensayo histórico sobre el ex-Presidente de Chile.
Al revés, este libro es un estudio del significado de la figura de Salvador Allende en Chile, especialmente para diferentes tipos de izquierdas – de "renovación socialista" hasta el Frente Amplio y Gabriel Boric.
El hecho, que el mismo Boric recomendó este libro para entender mejor lo que significan los 50 años del Golpe de estado, es bien importante, porque los dos últimos capítulos del texto es una critica de la visión de mismo Boric.
No es un libro de historia, es un libro del trauma de Chile actual
Un buen libro que complementa otros textos del tema. Aunque el análisis es interesante, la interpretación del autor insiste en relevar su hipótesis sin que necesariamente, ésta resulte ser una consecuencia del análisis. En mi opinión, el libro minimiza muchos aspectos relevantes que explican lo ocurrido, y que caen fuera de lo que Allende pudo o no manejar.
El libro es rápido y fácil de leer, cumple lo que promete, una revisión objetiva del período de la unidad popular en torno a la figura de Salvador Allende. Si bien se puede dividir en dos, me quedo mucho más con la revisión de tres partes, una mirada a Allende como enigma, su entorno, y las consecuencias de sus actos.
Buen libro. Ideal para leer este año con toda la contingencia, así ponderar y reconsiderar hechos históricos muchas veces acomodados con fines partidistas o identitarios.
(Coincidentemente lo terminé hoy. En mi defensa, en el formato de lectura Kindle me salía que aún me faltaba un 35% y resulta que el resto del libro era un no menor dossier de referencias bibliográficas).
El libro es una reconstrucción del gobierno de Salvador Allende, el primer presidente socialista de Chile. El libro explora el carácter tripartito de la UP: comunistas, revolucionarios suaves y otros duros. También analiza el impacto de Allende en la izquierda chilena y el legado de su gobierno.
El libro ha sido elogiado por su investigación exhaustiva y su análisis perspicaz. Ha sido descrito como el mejor libro sobre Allende escrito hasta la fecha. Un examen importante para cualquiera que quiera entender la historia de Chile y el legado de Salvador Allende. Es un volumen que seguramente será leído y discutido durante muchos años.
En medio de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado y la demoledora cifra entregada por la encuesta Pulso Ciudadano (56.5% de los chilenos está nada o poco interesado en la situación), el libro de Mansuy no pasa de ser una tentadora distracción sofística. Para sostener esta idea primero habría que partir haciéndose cargo de una crítica común al libro: su aparente falta de rigor histórico. Lo cierto es que en una temprana nota al pie de página, Mansuy deja claro que comulga con la idea de que la intervención extranjera ha sido sobrestimada: según él, el “gambito Frei” es fiel reflejo, desde un principio, del torpe carácter que acompañara cada digitación orquestada desde el extranjero. Los servicios de inteligencia norteamericano pecan de no tener buena lectura del panorama nacional (en este caso, no contaban con un perfil acabado de Alessandri), eso da espacio para que el instigador nacional imponga sus dinámicas. No queda claro en qué otra situación se repite el esquema, pero lo cierto es que esta provocativa visión es un correlato poco advertido de premisas mayores. En efecto, para Mansuy es incompatible sostener una visión autocrítica de los hechos que condujeron a la mañana del 11 de septiembre, y al mismo tiempo, que la narrativa de los hechos ponga énfasis en cómo factores exógenos derrumbaron el castillo de naipes de la Unidad Popular. De ahí que sea necesario considerar como una segunda infancia (o derechamente primera), la línea discursiva de la “conjura”. Sus argumentos no son muy convincentes, “solo un marxista de macetero muy pequeño puede esperar que su acción no provoque una reacción”, “la tesis de la derrota, y la consecuente postura de víctima, es una explicación que no explica”. Este remate sorprendentemente irreal viene de una utilización de los textos tempranos y autocríticos de Garretón y Moulian. De ahí Mansuy encuentra la autoridad no solo intelectual, sino moral en ambos autores (intelectuales a los cuales les pesa el hecho de que durante la Unidad popular hayan abdicado de su deber más elemental: perder la distancia crítica). Pero son todos argumentos ad-hoc, ¿de dónde viene esa seguridad de que la tesis de la derrota encarna miradas culpógenas y mistificadoras que eluden toda autocrítica? Como se advierte, es pura logomaquia. Después de esto la lectura del libro se vuelve complicada, pues la argumentación irá forzando nudos a dónde se extienda. Recuerda esto mucho a la utopía del lenguaje de Leibniz. Es cierto que se vuelve imperativo problematizar el hecho de que más de la mitad de los chilenos perciban el ejercicio de conmemoración como algo odioso. Si hubiese solo una palabra precisa para describir lo que sucedió, no habría conflicto. Nos inclinaríamos a ella pues condensa toda la verdad. Acaba (en el sentido más amplio de la palabra) la totalidad de la experiencia. Para Mansuy es claro que la política memorial tiene como punto de partida la derrota, concepto que hay que eliminar del diccionario político chileno. O vetar su uso como no comprensivo de la experiencia de la UP. Pero el arco es más completo. El temprano Moulian lo sabía “Como ninguna otra experiencia política en la historia chilena, la UP representó simultáneamente muchas realidades contradictorias. Para algunos significó justicia, esperanza, para otros, fue un tiempo de miedo, de amenazas de expoliación arbitraria, de dudas. Es importante aceptar que fue vivido así, más aún, que fue así”. Es el mismo Mansuy quien trae a colación estas palabras, pero pronto se advierte la tendenciosa utilidad que ve en ellas. Pocas oraciones después de la cita añade “la responsabilidad principal recae en la propia izquierda”. Dado que es un libro que está dando de qué hablar, lo preocupante es cómo puede alimentar un negacionismo ilustrado. Uno que en último término deriva fácilmente en la grosera idea de que “se lo merecieron”. Sin ir más lejos, la UDI, en su declaración por los 50 años del Golpe de Estado insiste en que “se volvió en algo inevitable”. Es preocupante el efecto retroactivo de esta lógica. Por eso no estoy seguro si este libro colabora en el debate.
Muy entretenidamente narrado. Interesante, bastante objetivo, análisis inteligentes. Me parece un buen libro para cualquier persona que quiera entender algo más sobre el contexto de la izquierda pre y post dictadura, sin importar tu color político.
Un gran ensayo. Muy lúcido. Desmenuza las contradicciones de la izquierda respecto de la figura de Allende, el Gobierno de la UP, el rol de los partidos en la tensión en el poder. Muy recomendable. Un esfuerzo muy serio de separar las razones de las pasiones.
Un libro hábilmente escrito. Buena y dinámica documentación de todo lo que el autor escoge para sus perspectivas. Lamentablemente en los últimos capítulos referidos al Frente Amplio y Gabriel Boric el autor pierde su habilidad y cae en la tentación de adjetivar libremente a sus contrincantes políticos. Es decir, pierde lo sociológico e historiográfico por lo político, y se le nota que le es irresistible.
Yo no tengo pasta de crítico literario, ni tengo pasta de sociólogo... no obstante, puedo decir que es lo mejor que he leído del tema, y es profundamente esclarecedor para comprender los dilemas políticos y las renovaciones de la izquierda chilena, e incluso, entender las cicatrices de una nación en el presente.
El libro se funda en el diagnóstico de que la izquierda no ha terminado de comprender a Salvador Allende, porque ha rehusado enfrentarse a las ambigüedades y vacíos del político que realmente fue. La figura mítica surgida tras su muerte ha sido más un obstáculo que una ayuda para la verdadera comprensión del periodo. En otras palabras, si la izquierda chilena no es capaz de dar cuenta de la falta de conducción que caracterizó su mandato, entonces cae en el riesgo de sacralizar su imagen, vaciándola de contenido político. Para lograr el objetivo anterior, el libro se divide en 2 partes. La primera aborda los desafíos del gobierno de la Unidad Popular hasta el día del golpe. La segunda trata sobre la renovación socialista y en especial se nutre del trabajo de Tomás Moulian y Manuel Antonio Garretón. El anexo es prescindible, ya que es una reseña de otros libros sobre Allende y solo refuerzan la idea principal. Sin embargo, los pie de página son importantes, y una edición más prolija los habría integrado en el texto principal. En la primera parte, Mansuy muestra las tensiones internas que caracterizaron a la Unidad Popular (UP) y cómo estas nunca fueron resueltas por Allende. Es decir, el presidente no habría querido ejercer su liderazgo, ya que esto habría significado quebrar a la izquierda en 2 facciones, una moderada y otra que defendía la vía armada. La UP estaba esencialmente dividida en torno a la integración de las capas medias que habían surgido bajo la Constitución del ’25, y que podrían haber conformado un gran bloque nacional popular junto al proletariado, para darle factibilidad política a los cambios radicales que el programa proponía. En el fondo es la tesis de Tomic sobre la unidad del pueblo que jamás terminó de cuajar, ya que los actores de la época estaban más interesados en apurar la realización del programa que en la construcción de una mayoría social. Al no integrar a los sectores medios, la UP no pudo resolver jamás la cuestión si era posible construir una alianza estratégica con la Democracia Cristiana y se vio obligada a recurrir al poder militar representado por Prats, para reducir la presión que se venía acumulando, en especial desde el paro del ’72. La primera parte del libro –que por cierto es la mejor–, deja una sensación de una tragedia urdida por sus mismos protagonistas, en especial el Partido Socialista y el MIR; y un presidente que se vio enfrentado a fuerzas que lo empujaban de distintas direcciones, pero que a pesar de ello no ejerció el liderazgo que las circunstancias obligaban. Esta imagen de un presidente cruzado por contradicciones y vacilaciones, es más real y más útil para entender el periodo, que la mistificación casi cristiana de un presidente mártir que es cercado por fuerzas que no puede controlar. Bajo esta luz, el suicido de Allende toma una dimensión menos desesperada, y más acorde con su propia voluntad de no querer repetir la traición de González Videla y en cambio seguir el ejemplo de Balmaceda. La segunda parte del libro aborda la renovación socialista en boca de dos de sus exponentes, Manuel Antonio Garretón y Tomás Moulian. La tesis principal de esta segunda parte que es la UP no solo estaba cruzada de tensiones exacerbadas por la falta de conducción, sino que había un déficit de teoría sobre lo que significaba realmente una revolución en democracia. En otras palabras, los intelectuales de la época estuvieron más interesados en justificar la acción política bajo el esquema preconcebido de la teoría marxista-leninista, que en desarrollar un verdadero programa de la vía chilena al socialismo. Esa reflexión da lugar a la Concertación, como fruto de un aprendizaje institucional acerca de las debilidades de la época anterior. Mansuy muestra además la manera en que Aylwin y Lagos, cada uno a su modo, buscaron domesticar el mito de Allende, lo cual terminó transformando el discurso del 11, en una guía moral más que política. En general el libro está bien escrito, aunque una segunda edición tendrá que corregir la relación entre el texto principal y los pies de página. Lo importante es que logra su cometido que es desmitificar a Allende y en ese sentido avanza en la comprensión histórica del periodo. Tiene algunos puntos bajos, por ejemplo al comparar la guerra civil de 1891 con el golpe de Estado y preguntarse al mismo tiempo por qué este segundo evento ha tenido una marca más indeleble en la conciencia colectiva, ignorando la política de Estado de desaparición y tortura que caracterizó al gobierno militar. Como no es el objeto del libro, se puede leer perfectamente a pesar de esta objeción. También es bien ligero al criticar la reflexión teórica del aprendizaje socialista en torno a la valorización de la democracia y el reemplazo de la idea de revolución como evento por uno de horizonte utópico. Simplemente se declara perplejo frente a estas reflexiones, y las tacha de buenas intenciones, pero no hay una real preocupación por entender los argumentos que subyacen a esas largas discusiones. Como no es un libro sobre teoría socialista, ni tampoco de filosofía política, se puede leer a pesar de esto sin problemas. Por último, tiene unas páginas dedicadas a Boric y al frente amplio que son bien duras, pero están bien fundadas y no aparecen como ataques gratuitos.
¿Derrota o fracaso? Esa es la pregunta que ronda la escritura de este extenso ensayo, para dar una respuesta final, acorde con el pensamiento político de su autor: todo fue culpa de Allende. <<Demasiado revolucionario para los institucionalistas, demasiado institucionalista para los revolucionarios>>: es su reflexión. En donde su análisis se centra en la figura del presidente Allende y las desiciones políticas que tuvo que ir tomando en los 1.000 días del gobierno de la UP.
Pero ahí cae en lo que la derecha, y la ultra derecha comparten, que "la culpa" del golpe de Estado es de la izquierda por querer cambiar las cosas. No disimula en ningún momento durante su ensayo en dar cuenta de ello, como una verdad política: incluso restándole importancia histórica y política al 11 de septiembre mismo -sino más bien como el suicidio de Allende genera un lastre político para la izquierda y futuras generaciones-.
Usando como fuente secundarias a autores que rayan en lo fascista (como Víctor Farías) dedica buena parte analizar las políticas de los partidos que conformaron la UP: entre los extremistas, los moderadores y quienes veían una tercera vía. Pero analizando desde una concepción platónica del ejercicio del poder: sólo ideas sin ver una realidad que azota la puerta. La política económica de los primeros dos años; sin entender que existe una financiación por parte del gobierno de EE.UU. para desestabilizar y agudizar los contrastes sociales, el boicot económico, un fascismo que toma las calles para generar violencia. Al momento de estar leyendo este título, aparece la noticia que el mismo septiembre de 1970 Agustín Edwards (dueño del diario El Mercurio) se juntaba con R. Nixon para planificar el "ahorcamiento" del gobierno democráticamente electo. Pero para Daniel Mansuy esto no existe, o en el mejor de los casos, era una respuesta esperable por parte de cierto sector de la sociedad que no quería avanzar por la vía pacífica al socialismo.
No hay una condena al Golpe de Estado, una discusión seria en torno al porqué de la ruptura del orden institucional, sino que más bien un señalar con el dedo y decir en palabras simples: ustedes se lo buscaron. Hay un negacionismo histórico en torno a cómo el acontecer de la Unidad Popular intento las transformaciones sociales por medio de una democracia a ultranza. No podemos dejar de obviar que el pensamiento de este autor, es el discurso eterno de la derecha y sus seguidoras y seguidores sobre la necesidad de un Golpe de Estado para frenar un proceso democrático.
Luego "analiza" a las y los renovados del socialismo post dictadura, para llegar a la figura del presidente Boric enfrascando nuevamente la responsabilidad de querer avances democráticos sabiendo que ello puede molestar a la élite política, militares y quienes están detrás de ellos y ellas. Su lectura me recuerda en todo momento a lo más rancio de la derecha en estos momentos, pero bajo el manto de un lenguaje docto e intelectual, pero que no esconde su tufillo fascista.
Daniel Mansuy nos dice que la izquierda chilena no ha sabido sacar las lecciones necesarias de este período histórico, pero creo que sí lo ha hecho: hay un enemigo que no dudará en hacer uso de la violencia para frenar cualquier atisbo de cambio social. Y es a ese sector que escribe, y representa, este autor.
Este ensayo se propone comprender las relaciones entre Salvador Allende y la izquierda chilena durante los años de la Unidad Popular y, posteriormente, la figura del presidente mártir instalada con su peso simbólico, como una verdadera figura mítica de la historia nacional, que condiciona, para bien o para mal, a ese sector político y sus diversas expresiones.
El ensayo resalta temas centrales en el análisis de la Unidad Popular: la singularidad e implicancias de la vía chilena al socialismo, la división entre los partidos que conforman la UP, el estilo de liderazgo de Allende en esa contingencia, la falta de un apoyo mayoritario para llevar a cabo un programa tan radical. Por otro lado, después del Golpe, la forma en que las fuerzas políticas de izquierda asumen la derrota o fracaso de ese proceso y cómo se posicionan frente al gobierno de la UP y la figura de Allende, tomando en cuenta distintos momentos (la dictadura, los gobiernos concertacionistas, la irrupción del Frente Amplio y el actual gobierno).
Es un ensayo bien claro y preciso en su línea argumental, documentado, reflexivo, crítico, muy bien escrito. Sin duda, hay énfasis, inferencias, conclusiones y ponderaciones que pueden resultar discutibles y esto es esperable que suceda cuando sd escribe y lee un ensayo.
Allende y la UP, no se puede negar, generan división hasta el día de hoy. Se han demonizado o santificado, ciertamente. Pero es necesario pensar y repensar en algunas de las problemáticas o interrogantes planteadas en este ensayo.
Mansuy es un académico de derecha que ha realizado un examen interesante y valioso sobre una figura histórica relevante y un proceso complejo que, nos guste o no, terminó traumáticamente y hasta el día de hoy no logramos superar.
El último párrafo de su ensayo puede interpretarse como un desafío que amerita una respuesta: "Definitivamente, la izquierda chilena tiene un problema con Salvador Allende. Mientras no lo resuelva, seguirá atrapada en el laberinto tejido aquella mañana de septiembre de 1973".
Enjuiciar el manejo político del presidente Allende y los errores cometidos por la Unidad Popular tiene el riesgo de generar rechazo en ciertas sensibilidades políticas y eso se entiende, debido a la brutalidad con la que se dio fin a ese momento de nuestra historia, pero, por otro lado, es relevante reflexionar y sacar lecciones del pasado para comprender también nuestro presente y orientarnos de mejor formar frente al futuro.
Muy buen libro. Podría llamarse "Allende y la historia de la izquierda moderna en Chile" o algo así. Muestra el conjunto de contradicciones que aún permanecen en la izquierda chilena alrededor de la época de la Unidad Popular.
La derecha ha cometido un error aquí también: se habla poco del desastre democrático de la UP, y mucho del desastre económico.
¿El desastre económico es importante? Sí, lo es. Pero a todo eso agreguemos lo esencial: la izquierda en Chile veía (desde mediados de los 60s, si no antes) al sistema democrático (y por ende, la tradición republicana institucional de Chile) como un constructo burgués hecho para oprimir al pueblo y proteger a los poderosos, entonces nacían el poder popular y el MIR (entre otros, como el mismísimo PS) buscando implementar el socialismo por la vía armada (y es que no se hacía de otra manera: así lo hicieron los cubanos, rusos, vietnamitas, y a la postre los camboyanos, entre muchos otros), con el anhelo de derrocar el orden democrático republicano de Chile y constituirse como una dictadura del proletariado. Este es el problema fundamental del régimen de Allende: que nunca pudo gobernar sin esa amenaza totalitaria como base de apoyo, y luego el problema económico pasa a engrosar tamaño desastre. Recordemos la consigna coreada al unísono por los simpatizantes de Allende en junio de 1973: "¡¡¡A cerrar, a cerrar, el congreso nacional!!!". La izquierda guarda un curioso silencio acerca de todo esto, al tiempo que intenta dar cátedras sobre memoria histórica.
Luego, el fracaso y la derrota de la convención constituyente de Loncón y compañía el 4 de septiembre de 2022, se lee en clave 1973-2019.
Libro muy, muy recomendable. Es importante que los jóvenes sepan qué ocurría en Chile en los 60s y en la época de la UP, y cómo eso noa impacta hoy mismo.
Dentro del libro "Salvador Allende. La Izquierda Chilena y la Unidad Popular", el reconocido columnista y panelista de programas políticos Daniel Mansuy, presenta el rol de Salvador Allende antes y después de su muerte dentro de la política institucional chilena
En el primer apartado, mediante una narración de lo que fue el gobierno de la Unidad Popular con sus diferentes actores e intereses en disputa, nos presenta los constantes desencuentros en el eje PS/PC referente a la forma de implementar la "vía chilena al socialismo", el paso de Fidel Castro y sus implicancias, la relación con la oposición personificada en Aylwin y Frei y con el mundo de las FFAA.
En este primer apartado, se logra a cabalidad su objetivo buscado por el autor, explicar las razones políticas que decantan en el golpe de Estado, reformas estructurales radicales al sistema económico y político sin una mayoría sustancial que alejo a las capas medias, falta de liderazgo político dentro de la coalición, la deliberación del General Prats, lo que no exacerba la influencia extranjera dentro del proceso y nos va dando una real ponderación a los factores internos de este fracaso/derrota del proyecto de la UP.
Luego, en "Allende después de Allende" describe el proceso de renovación socialista (que no es exclusivo del PS, sino más bien de la tradición socialista en diferentes conglomerados) y como se trabaja el difícil y complejo proceso de tratar la figura del Ex Presidente, en base principalmente a su acto final que se categoriza por el Autor como moral y no político.
Finalmente se va convergiendo en las ultimas paginas con la sucesión de este proyecto inconcluso que sería encarnada por el FA y Gabriel Boric, en contraposición a las acciones que trataron de soterrar a la figura política del mandatario durante la Concertación, quienes no se presentaron como su continuación. Esta parte del libro quizás no logra los mismos resultados que la primera parte, si no más bien a veces abunda en la critica hacia dicho sector, destacando una serie de contradicciones que van desde lo intelectual a la practica política y de paso no se pierde la oportunidad de un repaso al fallido proceso constituyente de 2019-2022 junto a algunos de sus liderazgos
El libro culmina con una serie de anexos, donde analiza los libros referidos al tema publicados por cuatro autores, destaco también la gran variedad de fuentes documentales en donde el autor al pie de pagina, nos entrega una herramienta para contextualizar el momento de cada capitulo. Finalmente la oportunidad histórica de su publicación, ad portas de los 50 años de los sucesos descritos, me parece un buen documento histórico - político para la memoria y reflexión de un episodio que aun no logra consensuar posturas dentro del panorama político nacional.
PROS El libro está centrado en la evolución de la interpretación que hace la izquierda chilena de la figura de Allende. Su objetivo es superar la mirada mítica originada con el trágico final de Allende, y animarse a plantear una crítica respetuosa pero rigurosa a su liderazgo y a su gobierno. En la primera parte, se hace una exposición del gobierno de la Unidad Popular poniendo atención en la confrontación entre Allende y la oposición, y con su propia base de apoyo. Resulta clara acá la disyuntiva que enfrentó Allende y que le puso en un dilema de difícil resolución. Esta parte es muy didáctica y clara, y muy útil para un lector joven recién llegado al tema. En la segunda parte, se hace un análisis de cómo diferentes estudios examinaron la figura de Allende, valoraron su gobierno, y explicaron su caída y la de la democracia en Chile. Es interesante cómo la interpretación fue cambiando en el tiempo, en parte debido a coyunturas específicas, en parte por cambio en las perspectivas analíticas. Seguramente, esta parte del libro la disfrutarán más quienes vivieron estas discusiones, sin perjuicio de que los recién llegados quedarán muy bien orientados al respecto.
CONTRAS Pudo haberse abreviado alguna sección, pero esto es un tema menor.
FINAL Un libro imprescindible para aproximarse tanto a Allende como al gobierno de la Unidad Popular.
Comienzo por lo que me gustó. Me pareció convincente la crítica teórica y política a la "vía chilena al socialismo": la ambigüedad entre revolución e institucionalidad, la dependencia de Allende, su distancia del marxismo clásico, etc. Luego, creo que describe bien aquellas dinámicas políticas de la UP que provocaron/favorecieron la crisis: las dificultades para cortar con la ultra, el aislamiento de la DC, la distancia con las capas medias, etc. Encontré también valioso el rescate de las reflexiones de Moulian y Garretón respecto a la UP y la tesis sobre la domesticación del mito de Allende durante la Concertación. Por otro lado, mis inquietudes. Comparto que es posible realizar un análisis sobre Allende y la UP desatendiendo el contexto bajo el cual se desenvolvían estos actores (guerra fría, EEUU, desestabilización, etc.) pero el libro no presenta una justificación a la altura de esa omisión (sobre la intervención extranjera sólo ofrece un pie de página certero -3- , pero escueto). Todo el análisis sobre Carlos Prats parece inconsistente: se le presenta como un ingenuo por buscar una salida política, cuando todo indica que era consciente de sus bajas chances y su insistencia se debía a su consciencia de lo que venía. Por último, la tesis sobre el allendismo en Gabriel Boric la creo sobregirada: se exageran las causas y consecuencias de los guiños en los discursos
Siempre que lo veía en TV me desagradaba Daniel Mansuy, y por lo general estaba en desacuerdo con sus opiniones, pero es imposible no admitir los méritos de este libro. Hay ciertas posturas con las que discrepo, de todos modos, especialmente con esa de que se ha sobrestimado la influencia de EEUU en el golpe. Si bien Mansuy fundamenta su opinión con algunos estudios académicos, creo que el tema no es para descartarlo en un par de líneas. Por lo demás, el resto del libro es muy destacable. Mansuy juzga que la UP fracasó por sí sola, más que porque la hayan hecho caer. Critica el liderazgo de Allende, por no haber sabido controlar a los más radicales, pero también repasa a Aylwin por su intransigencia (de paso también a Frei). Lo mejor está en la segunda mitad, donde Mansuy explica muy bien algo que generalmente se olvida. Que ya a los pocos años del golpe, el PS había hecho autocrítica y renunciado al marxismo como alternativa. De ahí en adelante, Mansuy traza una línea que explica la concertación, los socialistas renovados y al Frente Amplio. No va más allá, pero cualquiera puede hacer las deducciones, a partir de las premisas del libro, para explicarse el triunfo del rechazo en el plebiscito.
Este libro me sorprendió. Nunca había leído antes un libro de Daniel Mansuy, pese a ser un seguidor de su podcast en Tele13 Radio y haber leído una de las mejores defensas del rechazo al aborto en una de sus columnas en un diario, hace hartos años.
Me sorprendió porque tiene una aproximación al personaje que no había visto antes. Los conceptos que usa para describir al presidente Allende y su gobierno o no son habituales. Eso se explica durante el desarrollo del texto, que gira en torno a la dificultad de hablar de algo que se encuentra cubierto por la tragedia del 11 de septiembre de 1973.
Puedo objetarle que nunca avisa desde dónde escribe, por lo menos en términos familiares (es nieto de Ismael Huerta (un actor relevante en la marinería de esos años, que participó de mi golpe).
Luego de eso, el libro pega en los cachos y los golpes están tan bien dados que duelen. Es bien preciso en señalar que la izquierda ha escurrido el bulto en el análisis del gobierno de Allende, a fin de determinar si los hechos del 11 son una derrota o un fracaso.
Continúa señalando que los ejercicios bibliográficos sobre Allende tienen el mismo problema inicial, dando algunas muestras de ello.
En mi opinión, y a la luz del presente político actual, encaminar la discusión para aclarar si el período de Allende fue un fracaso o una derrota nos permitirá sacudir la modorra, mirar el problema actual desde una perspectiva menos épica y elaborar un programa realista y practicable.
Muy buen texto que aborda de forma neutral y seria los acontecimientos que culminaron en el golpe de Estado, y el rol de la izquierda, antes, durante y después del gobierno de la Unidad Popular. Se echaba de menos una lectura menos ideologizada sobre la Unidad Popular, con un análisis que pudiera clarificar las responsabilidades individuales y colectivas del quiebre institucional en Chile. Para disfrutar mejor este texto, sería bueno también proceder a leer los análisis e investigaciones anteriores como el texto "La Conjura: los mil y un día del Golpe" de Mónica González, y "Chile actual: Anatomía de un mito" de Tomás Moulian, para compararla con la lectura que hace Mansuy, cuya obra también se sitúa en la aparente inacabable interpretación de la Unidad Popular y sus efectos en el Chile de hoy. Recomiendo su lectura y su re-lectura.