Dios nunca nos pide que hagamos algo sin antes darmos instrucciones específicas o un modelo para seguir. En el caso de la amistad, Dios nos ha dado ambas cosas. La epístoda a Filemón nos brinda un patrón maravilloso de amistad bíblica, tal como Dios había ideado que lo fuera. [The epistle to Philemon gives us a beautiful example of biblical friendship, just as God designed it to be.]