Filled with black humor, Amado amo is a parody of the working world a novel about the pettiness of management and the suffering of the laughable power that can be measured by the size of an office or the number of times your boss stops by your office. Cesar Miranda is a man in crisis; and his fight to keep his head above the turbulent waters of a frenzied competitiveness paints the ruthless and highly entertaining portrait of the ridiculous society we live in today.
JAJAJA ¡Menuda carcajada me he soltado al final! Hace unas pocas páginas me preguntaba cómo iría a terminar todo, no pudo haber sido con una frase mejor. Me ha gustado el final.
Las peripecias de César Miranda, esa paranoia suya. Me tomó poco menos de las 100 páginas identificarme con el personaje y enganchar con el libro, pero es una lectura que me he disfrutado. Ah, y ese humor negro <3
Es un libro que no esperé que me gustará. Lo cuál me ha sorprendido. Me deja con ganas de leer algo más de la autora, su estilo de escritura es agradable.
Mi perfil de lector es: hombre, sesentón, jubilado, padre de dos hijos.
Una novelita facilísima de leer, ácida, cómica y sin muchas pretensiones, más que mostrar el lado oscuro de la época "yupi" de los ochenta y principios de los noventa. Como tal, se lee rápido y te hace sonreír a veces, pero como esos tiempos de expansión y dinero fácil fueron muy breves y hace tiempo que ya pasaron, ha quedado anticuada.
El protagonista, César, es un típico currante español que trabaja en una agencia de publicidad, y ya tuvo su momento de gloria, pero ahora donde el estrés, la inseguridad, la sensación de fracaso, y la envidia contra sus colegas más jóvenes que amenazan con comerle el terreno y ser los chicos de oro del presente, como él lo fue del pasado, lo hunden en una depresión de caballo (y la crisis de la mediana edad, claro).
Mientras que la depresión laboral y la crisis personal lo tienen días enteros encerrado en el baño leyendo cómics y revistas viejas, reconcomiéndose, preguntándose qué ha hecho mal, y cómo conseguir volver a ser el número uno de la agencia, vemos la foto de toda una época, la de la España de Mario Conde y Ruiz Mateos, del pelotazo y las fortunas hechas de la noche a la mañana, representada por esa agencia sin cara ni personalidad pero que es un poco la cima donde aspiran llegar a trabajar los jóvenes publicitarios, una agencia que premia la juventud, la originalidad, la brillantez sin más, la aparencia, y que machaca y quema a los empleados que no están a la altura de sus exigencias desproporcionadas, ni perdona a los que se van quedando atrás.
El estilo es muy directo, sencillo, coloquial, y casi ramplón (para reflejar quizás la pobreza emocional e intelectual de sus personajes, pues alterna el narrador omnisciente en tercera persona, con las reflexiones silenciosas del protagonista), no utiliza palabras rebuscadas y los diálogos son simples y superficiales. Los personajes también son bastante planos, sin doble fondo (pero sí mucha mala hostia), salvo quizás César, pero todos ellos son más bien símbolos y clichés de una época concreta, que personajes individuales con carácter propio bien definido.
El final, que no quiero estropear, es muy gracioso, y compensa en parte la falta de sustancia del resto de la novela.
Recomendado a los que busquen una lectura fácil, rápida, simple, entretenida, y les interese saber cómo era el ambiente de las agencias de publicidad en los años ochenta, visto por los ojos de una autora conocida por su humor feroz y sus críticas sociales.
Sobre "Amado Amo", que acabo de terminar. En primer lugar, confirma dos de los aspectos que me gustan de la obra de esta autora: su capacidad para reinventarse, y su estilo que, a pesar de adaptarse, sigue siendo muy suyo. Un botón de muestra acerca del lirismo es uan frase que me ha dejado impresionado: "Y el color del mundo era imposible". Otra frase interesante es "la loca de la casa", que hoy sabemos que la recogería Rosa algunos años después. Sobre todo, lo que más impresiona es la historia, en el sentido (a mi modo de ver), que el mundo del trabajo es una tiranía, es una verdad terrible. En este sentido, he subrayado otra frase que encierra una verdad como un puñal: "¿Por qué los jefes controlaban no sólo el trabajo, sino el nivel de autoestima de los subordinados?" Después de leerlo, me hace falta una copa, para brindar y para los nervios.
En este libro ochentero la autora nos cuenta la historia de un empleado en decadencia de una empresa de publicidad, y se sirve de eso para reflexionar sobre la alquimia que el poder ejerce en sus subalternos, dice que es aparejar amor con sufrimiento, como el perro que lame la mano del amo que lo azota o el bolchevique que llora tras haber degollado a su señor, amado amo. No es su mejor novela, pero a partir del segundo capitulo uno logra enganchar en la historia, difierente a sus otras novelas y con un final a la vez gracioso y sorprendente.
4,5/5⭐ Segundo libro que leo de Rosa Montero y segundo que me hace pensar que esta destinada a volverse mi escritora favorita.
La manera que tiene de describir las relaciones interpersonales de Cesar con los diferentes tipos de personas con las que se cruza es sublime. Representa a la perfección el miedo, el anhelo, la envidia, el sentirse traicionado por alguien a quien consideras amigo en el ambito laboral.
Por supuesto no podria faltar la critica social feminista que acompaña a las obras de Rosa, en esta a lo mejor no tan representada como en mi anterior lectura, pero que esta ahi con el personaje de Paula, quejandose (y con razón) de que a pesar de su antiguedad no se le da el merito que merece y a sus compañeros varones si, maravillosa critica del tan conocido techo de cristal.
El final, tan esperable esa decisión que toma puesto que es sumiso al poder que ejerce su jefe frente a el pero que aun asi no pude evitar mirar com resignación y decepción.
Podria tirarme horas hablando de la maravillosa descripción que hace del sistema laboral que vivimos, tan inexplicable en muchas ocasiones pero para ello estas dos ideas lo definen a la perfección;
" ¿Por que los jefes controlaban no solo el trabajo, sino el nivel de autoestima de sus subordinados? ¿Por que los jefes adquirian ese aterrador poder moral, siendo como solian ser tan inmorales?"
" El Poder poseia esa energia secreta, esa asombrosa alquimia: la capacidad de aparejar amor y sufrimiento. Y asi, en todo subalterno parecía existir una pulsión de entrega hacia sus mandos. Como el perro que lame la mano que le azota, o el campesino bolchevique que llora tras saber degollado a su señor. Amado amo."
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«Nu era lumea exact asta, un șir de subordonați tremurători care la rândul lor erau șefii altor subordonați tremurători? Nu însemna viața teama de cineva, într-o ierarhizată succesiune de umilințe? […] Și dacă esența vieții era să tremuri, nu erau realmente inumani toți cei puternici, stăpânii lumii, magnații? Realmente scârboși? Toți acei tipi care nu aveau șefi și care, în consecință, nu cunoșteau măsura propriei lipse de demnitate? […] Nu era domnul Zarraluque mai străin ființei umane decât un cimpanzeu păros? Nu ignorau toți acești magnați experiența supunerii, care, împreună cu moartea, era nucleul fundamental al existenței?»
Este libro me tenía un reto paralizado desde el año pasado, siempre lo ponía en mi TBR y nada de leerlo, hasta que por fin lo hice y fue en el momento adecuado, porque siento que el mensaje fue muy directo y personal por ciertas cosas que viví en el 2024.
Rosa, como siempre, súper acertada y logra en muy pocas páginas mostrar un panorama tal real de las empresas, la vida laboral y como nos vamos transformando y/o consumiendo por el trabajo.
Al principio me costó agarrarle el ritmo, pero después de dos capítulos me piqué y me di una gran divertida. ¡Espero no convertirme en César! Pobre hombre, es la ansiedad andando"
• Si todos se callaran un momento, pensó César; si las máquinas, si los coches, si la actividad se detuviera un solo instante, podría escucharse el estruendoso jadear de todos los corredores que en el mundo somos, un respirar de asfixia que sonaría al fragor de las olas del mar contra la costa. • El que personas adultas se mostraran tan sensibles a la opinión que pudiera tener de ellos un jefe al que posiblemente despreciaban, era un enigma que César no alcanzaba a descifrar. Constituía uno de esos vergonzosos misterios del vivir, como el querer más a la chica que más te maltrata • ¿No era el mundo precisamente eso, una cadena de subordinados temblorosos que a su vez eran jefes de otros subordinados temblequeantes? ¿No consistía el vivir en temer a alguien, en una jerarquizada sucesión de humillaciones? • Pero ahora más que pasar las horas muertas se dedicaba a matar horas. A estrangularlas. Asfixiarlas lentamente. Se coge a la hora por la parte más delgada de su estructura temporal y se aprieta vigorosamente hasta que entrega, agonizante, su último minuto. • Porque a la postre todo se olvida. Incluso el éxito; o sobre todo el éxito. • El Poder poseía esa energía secreta, esa asombrosa alquimia: la capacidad de aparejar amor y sufrimiento. Y así, en todo subalterno parecía existir una pulsión de entrega hacia sus mandos. Como el perro que lame la mano que le azota, o el campesino bolchevique que llora tras haber degollado a su señor. Amado amo. • Esta era la fantasía de su adolescencia; la dorada ensoñación de su futuro. Pero el futuro había llegado y había estallado entre sus dedos como una burbuja de agua. • a fin de cuentas, es la magnitud de nuestros dioses, de nuestros reyes y de nuestros jefes lo que nos da la medida de lo que somos. • cuando la agencia fue absorbida por la Golden Line Matías ya se andaba por los niveles directivos. Era uno de esos hombres de ánimo mísero y orgullo pequeño a quienes el éxito esclaviza a un estado de gratitud abyecta. • Porque en el campo no necesitabas estar luchando constantemente para mantener tu identidad; en el campo sencillamente eras. Se era labrador o pastor o vaquero desde el nacimiento hasta la muerte; mientras que el directivo tenía que conquistar su espacio y su sustancia cada día. • Todo se acumuló en un año, como un ataque conjunto y programado que incluyera desembarco, rebelión interna y bombardeo. • ¿era posible que la trampa laboral fuera tan amplia y tan maléfica? ¿Y que al fracasar en la empresa fracasaras también en lo sexual, en lo afectivo, en lo sentimental; con los hijos, con los amigos, con la familia, con la amante? • Pero César había perdido la fe en las pequeñas rutinas; y se le antojaban absurdos los gestos cotidianos que para otras personas formaban el entramado de la vida. • En ocasiones se le disparaba la imaginación: la loca de la casa, como decía Alejandro Dumas. Y, en efecto, tan sólo pergeñaba disparates. • No era un mal tipo; es decir, era tan mediocre que le fue imposible ser muy malo. Pertenecía Matías a esa clase de gentes que hacían de sus empresas un proyecto afectivo. • la relación conservaba todavía el mismo carácter del inicio, la apariencia de ser algo coyuntural y pasajero, un producto de la necesidad más que de la voluntad, una azarosa y momentánea unión de soledades. • ¿Por qué le importaba tanto la opinión de Morton sobre él? ¿Por qué los jefes controlaban no sólo el trabajo, sino el nivel de autoestima de sus subordinados? ¿Por qué los jefes adquirían ese aterrador poder moral, siendo como solían ser tan inmorales? ¡Los jefes eran los dioses de un mundo ateo, los reyes absolutistas de una sociedad republicana! • No te enfades, Matías, rectificó entonces, porque el enfado era siempre una emoción más digna, la furia era un atributo de los dioses. • Ahora Nacho y Paula se habían callado. Simplemente estaban el uno ante el otro y se miraban. ¡Deberían prohibir que la gente se contemplara así, tan impúdicamente frente a todos! • Broma que siempre provocaba en César angustiosos deseos de matarlo o morirse. Pero como Smith era el gerente se limitó a sonreírle. • Ni aun invirtiendo las ganancias de su vida entera, en fin, en comprar las mejores lámparas del mundo, podría adquirir César siquiera un metro cúbico de ese aire dorado y exquisito, de esa luz suculenta. Porque para eso debía de ser necesario el haber nacido tan rico como Nacho. • Pese a lo cual se ennovió con Mari Tere, la hija del farmacéutico, uno de los mejores partidos del pueblo; pero a él le gustaba más la Puri, la de las cabras, la de las rodillas fuertes y la camisa sucia, una chica que olía a leche, a sudor y a carne. Porque Mari Tere sólo olía a incienso y a las pastillas juanola que vendía su padre. • Engáñales fingiendo que eres como ellos. Enciende un cigarrillo; camina hacia la mesa con el animal pegado a tus talones; coge un nuevo vaso de whisky y bebe un poco; sonríe a Smith, sonríe a la señora Smith, sonríe a Miguel, sonríe a Pittbourg, sonríe incluso a Matías; levanta el vaso en un mudo y simpático brindis por encima de las cabezas de la gente: así. • Pero lo que lo convertía en insoportable era el absurdo; la inutilidad del acarreo; la indignidad de tener que obedecer una orden demente. • incluso en tardes así, en las que parecía poder olerse la felicidad, se estaba organizando la desdicha por abajo, tu desdicha, la apropiada para ti, la diseñada a tu medida, y ahí crecía y latía y esperaba su momento, agazapada como un cáncer en el interior de las horas hermosas. • Por las mañanas, su cama era un lugar acogedor, una blanca armadura frente al mundo, el último refugio. • Se espantó de la enormidad que estaba pensando. ¡Un directivo sin ambiciones! Como un guerrero sin coraje, un santo sin fe, un trapecista con vértigo. • era como si Raymond Chandler estuviera cerca de mí. Recordé sus imágenes que yo más apreciaba: el churrasco con gusto a bolsa de correo enmohecida, el cigarrillo que sabía a trapo de electricista. • Qué desasosiego andar en tantas bocas como la servilleta de un hotel. • el caer en súbita desgracia, constituía el principal temor de los empleados de la agencia, la Gran Amenaza, la versión laboral del acabóse. • Clara bella y nocturna siempre respondía y era lo que él quería que fuese. Pero de día se miraban el uno al otro desde los extremos opuestos de una distancia sideral. Furiosos de comprobarse una vez más tan lejos. • Luego estaba la distancia, la imposibilidad de cruce que encierran las líneas paralelas. • estaba convencido de que casi todo el mundo hablaba consigo mismo en voz alta; que era uno de esos vicios secretos, como la masturbación, que todos practican pero ocultan.
Libro ameno, entretenido y actual. Altamente recomendable para “workaholics”! Un final que no te deja indiferente; o te gusta o no!! - Era cierto que a menudo los castigos y las recompensas de la empresa se manifestaban así, en palmos de ventana y metros de moqueta -.
Muy bién escrito. Agobiante viaje por la depresión. Se hace difícil de leer por sombrío. No me puedo imaginar lo que debió pasar Rosa Montero al escribirlo
Me encantó. Tanto de esta novela hace reír y tanto aflige. La angustia de ver cómo se es suplantado, como el caso de César por Nacho. De veras que me reí. Montero no falla.
Jag läste Monteros romandebut som gav en härlig 1970-talskänsla. Så jag hoppades på det bästa även för denna, från 1988, och blev glatt överraskad. Reklammänniskor under Yuppie-eran borde inte vara ett ämne som passar mig - men Montero gestaltar tidsandan på ett sätt som fångar mitt intresse. Även om jag inte greppar allt, känner jag att detta är en roman jag kan läsa om och om igen.
I tidsandan finns osäkerheten inför identiteten, inför mogivningen, hur man skall passa in i hierarkierna, eller bli utstött? Texten följer huvudpersonen Césars irrande tankar. Och det är just detta irrande, stream of consciousness, som får mig att vilja läsa om romanen, finna trådarna i väven. Texten har ingen talstrecksdialog, bara lösryckta bitar inbäddade i tanketexten, och jag njuter av att sjunka in i den.
La narrativa de este libro es muy llevadera, con un estilo de narración directo, que nunca había leído (y que al principio me había liado un poquito), pero que luego se te hace agradable de leer.
La historia me parece divertida y estresante a partes iguales. Además de hacerte reír por los delirios del personaje, hace que te des cuentas de hechos muy tristes que ocurren constantemente, ya no sólo en empresas (como es el caso de este libro), si no en la vida en sociedad. Lo que más me mató fue el final.
Este libro es un gran: amigo sal de ahí.
Recomiendo el libro, ya que es rápido de leer y te nutre con nuevos escenarios y narrativa. Además de estar escrito en la España de los años ochenta, por lo que el libro te muestra lo común de esa época.
Que miedo el mundo laboral, que miedo pasar tsnto tiempo de nuestra vida dudando de otros y de nosotros mismos, que miedo la paranoia. Como, a pesar de no haber trabajado todavía, reconozco a los personajes en mi familia, en la escuela, en los papás de mis amigos, en la televisión, el libros, en el transporte público, en todas partes. Que feo reconocerlo y no poder terminar con ello. Que feo que todos estemos condenados a ser participes de ello, y agradecerlo porque entonces significa que tenemos trabajo y un salario. De todas formas es un libro bien escrito y a veces hasta poético. Me estresé por mi futuro.
Cesar se ha ganado el título de los mejores personajes que he leído, Atraves de la narración de su día a día, se va dibujando el ambiente triste y, hasta diaria, decadente de la vida del protagonista. Lleno de crítica social a lo que se valora y a quien somos devoto, con toques de comedia; se logra disfrutar la novela de principio a fin, metiéndonos de forma directa a la vida de Cesar, con un final que no se dota de explosiones o con viajes rumbo al atardecer, todo lo contrario, pues es simple y directo que hasta la fecha me sigue dejando un gran sabor de boca
La soledad de un hombre que ha entregado su humanidad a la maquinaria capitalista se narra de una forma íntima en este libro, mostrándonos como la alineación laboral moderna no solo es una dinámica del trabajo, sino también traspasa las relaciones sociales, la intimidad, socaba la dignidad humana.
Un libro interesante, pero que en muchos momentos puede tornarse tedioso. Rosa Montero es una de mis escritoras favoritas, pero en este libro, a pesar de la importante crítica social y la inmersión tan profunda dentro de la psiquis del protagonista, se me hizo difícil conectar.
Un hombre que trabaja en una agencia de publicidad va desentrañando su propia caída hacia los infiernos, dándose cuenta y dudando de todas las realidades que lo rodean, sus relaciones personales y laborales, su vida pasada, sus vivencias, su propia intrascendencia. Para acabar haciendo a los demás lo que le duele recibir de ellos. Para acabar amando al amado amo sin oponerse a sus designios, para seguir siendo ese perro fiel pese a saberse perro para el amo.
Rosa Montero! Impecable el desarrollo interior del protagonista. El flujo narrativo, curiosamente carente de claridad expositiva —a propósito—, a veces confunde al lector, pero nunca lo suelta. El dominio absoluto de la autora sobre el vocabulario castellano puede parecer, en ocasiones, un ejercicio de autoelogio.
Es un libro con el que todos podremos identificarnos, queramos o no, y esa es la verdadera bravura de Rosa Montero: saber destripar la condición humana en todo su asco y esplendor.
¡Este libro es una verdadera joya! Para todos los que tenemos décadas siendo partícipes y muchas veces testigos silentes de las injusticias y dramas del mundo corporativo, no podemos sino sentirnos plenamente identificados. Es literalmente un juego de matar o morir. La narrativa jocosa y clara facilitan mucho su lectura. ¡Me encantó! Con certeza leeré más libros de Montero.
Rosa Montero nos regala un excelente retrato de la ferocidad lucrativa y ególatra que intoxica nuestra sinceridad individual hasta el punto de corromperla en tal de ser uno más en este pozo de miseria que estamos cavando mediante la necesidad de ser sumisos creada por el miedo que nos imponen aquellos peces gordos de los cuáles dependen que nos alegremos con la idea de llegar a fin de mes.
Rosa Montero logra reflejar los pormenores de lo que sucede en la mente de un hombre con una carrera en descenso. Es eso, una descripción detallada de la tortura que es envejecer en el ámbito laboral. Y el final... es simplemente humano.
Un drama moderno, un amor caído en desgracia que no es romántico. Todos podemos ser un poquito César, todos sobre pensamos, todos nos sentimos mal a veces, faltos de norte o de inspiración. Y por encima de todas esas similitudes, todos tenemos, en algún área de nuestras vidas, un amado amo.