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Winter: Notes from Montana – Classic Essays Celebrating a Remote Valley's Seasons

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They were seeking a place to winter in the West, a secluded retreat where he could write and she could paint. Bass and his friend Elizabeth discovered the Yaak valley in northwest Montana. It was remote -- with no electricity or phone service, only erratic radio reception, and reachable by a gravel-and-dirt road that required four-wheel drive. There was one saloon, a general store and a handful of year-round residents. The nearest town, Libby, was 40 miles away. As caretakers of a defunct hunting lodge, the couple settled into their winter idyll. Bass writes exuberantly about their season in the wilderness: blizzards, woodchopping, wildlife, the occasional social gatherings at the Dirty Shame Saloon. He speaks to the wildness and freedom of valley people, the slow-motion quality of life, and the the physical and psychological hardships of wilderness living. This charming celebration will give readers a fresh perception of winter.

176 pages, Paperback

First published January 1, 1991

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3677 people want to read

About the author

Rick Bass

117 books480 followers
Rick Bass was born in Fort Worth, Texas, and grew up in Houston, the son of a geologist. He studied petroleum geology at Utah State University and while working as a petroleum geologist in Jackson, Mississippi, began writing short stories on his lunch breaks. In 1987, he moved with his wife, the artist Elizabeth Hughes Bass, to Montana’s remote Yaak Valley and became an active environmentalist, working to protect his adopted home from the destructive encroachment of roads and logging. He serves on the board of both the Yaak Valley Forest Council and Round River Conservation Studies and continues to live with his family on a ranch in Montana, actively engaged in saving the American wilderness.

Bass received the PEN/Nelson Algren Award in 1988 for his first short story, “The Watch,” and won the James Jones Fellowship Award for his novel Where the Sea Used To Be. His novel The Hermit’s Story was a Los Angeles Times Best Book of the Year in 2000. The Lives of Rocks was a finalist for the Story Prize and was chosen as a Best Book of the Year in 2006 by the Rocky Mountain News. Bass’s stories have also been awarded the Pushcart Prize and the O. Henry Award and have been collected in The Best American Short Stories.

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Profile Image for María.
173 reviews89 followers
March 8, 2021
En Murcia el invierno es una utopía.
Era algo que ocurría cuando era niña y acudía al colegio con gorro, guantes y bufanda. Ahora el invierno nos visita de vez en cuando y algún que otro día suelto (como por ejemplo hoy mismo).
La portada de este libro es para mí una postal ideal, con solo mirarla me transporta a esa casita en las montañas, rodeada de nieve y me imagino el interior con una confortable chimenea, estanterías llenas de libros, una taza de té, mis perros....pero en realidad, si algo deja claro este testimonio, es que esto no es del todo así.
Vivir tan apartado y con un invierno tan duro es difícil, agotador y en ocasiones peligroso. Lo que más me ha gustado de este libro es que no idealiza absolutamente nada. La vida en estos parajes no es fácil, pero también es verdad que es un sitio maravilloso y que el esfuerzo merece la pena si de verdad deseas vivir en éstos lugares remotos, en contacto con la naturaleza salvaje.

" Todo aquello de lo soy culpable obtiene perdón cuando cae la nieve. Me siento poderoso. En las ciudades me siento débil y consumido, pero aquí en las montañas, en la nieve soy como un animal: sin control de mis emociones..."
Profile Image for Jamie.
1,361 reviews537 followers
October 19, 2022
In praise of, as Bass puts it, the lower, slower state: “where you’re sure to live twice as long, and see twice as many things, and be two times as happy at the end.” Where snow is more wonderful than rain, than anything.
Profile Image for Laubythesea.
594 reviews1,937 followers
December 10, 2024
La primera mitad me encantó, la segunda se me ha hecho cuesta arriba. Pero me alegro de haberlo leído, grandes reflexiones, da ganas de frenar (un rato al menos)
Profile Image for David Carrasco.
Author 1 book147 followers
November 1, 2025
El otro día me di cuenta de que no recordaba la última vez que había pasado un día entero sin oír un motor. Ni un coche, ni una nevera, ni un móvil vibrando en la mesa. Todo ruido humano disfrazado de progreso. Y pensé: ¿cuándo fue la última vez que de verdad escuché el silencio?

Rick Bass sí lo escuchó. Se fue a Montana, al norte del norte, a pasar un invierno en el que no había nada que hacer salvo cortar leña, escribir y mantenerse cuerdo.

¿Y si un día decides que lo que te falta no es amor, ni dinero, ni sentido, sino silencio?

Y no me refiero al silencio metafórico de los libros zen ni el que se busca en las playas vacías, sino a uno real, crudo, donde lo único que oyes es la nieve caer sobre el tejado y tu propio pensamiento intentando no hacer ruido. Imagínate despertar un día y que todo esté blanco, la nieve cubriendo hasta la voz. Sales fuera y el único sonido es la madera crujiendo bajo tus botas. No hay coches, ni vecinos, ni notificaciones. Solo tú, la montaña y la respiración convertida en humo.

Esa es la vida que Rick Bass eligió contar en Invierno, un libro donde la trama es el frío y los personajes son el silencio y el tiempo; el diario de un hombre que se muda al norte de Montana con su pareja y sus dos perros para vivir —literalmente— al margen del mundo, y termina encontrando, entre leña, nieve y hielo, una forma distinta de mirar la vida. Él —escritor— y su pareja Elizabeth —pintora— recorrieron varios estados hasta encontrar un valle que reuniera bosques, ríos y nieve: el valle del Yaak, en Montana, cerca de la frontera con Canadá, un lugar en el que habitan desperdigadas no más de treinta personas —más un número indeterminado de osos, alces, ciervos, coyotes, pumas, lobos…— y que parecía haber estado esperándolos todo el tiempo. No tenían dinero para comprar su sueño, pero entonces surgió la oportunidad: cuidar de un enorme rancho rodeado de ochocientas hectáreas de bosque a cambio del alojamiento.

El libro arranca con un breve prólogo narrado en pasado, como si Bass necesitara una pequeña distancia antes de lanzarse de cabeza al presente. Y enseguida el formato cambia: comienza el diario y se narra en presente, manteniendo la primera persona, con las fechas marcadas (día y mes, sin año), como si el tiempo dejara de importar y ya solo existiera el ritmo de la nieve, del fuego, de los días que se parecen pero nunca son iguales. Es un texto que respira. No tiene trama en el sentido clásico, pero sí tiene algo más raro y más difícil de conseguir: una conciencia.

Porque aquí hay un proceso. Llegar al valle a primeros de septiembre, cuando los cálidos rayos del sol aún permiten trabajar en el exterior con el torso desnudo. Cortar leña durante horas, porque sobrevivir al invierno depende de que puedas acopiar tanta como seas capaz, preparar el invernadero como estudio para escribir o cargar la madera para la calefacción; todo ello se convierte en un ritual físico y necesario, que conecta el cuerpo con el ritmo del invierno. Ese invierno que se espera, que se desea, que se ansía… que se intuye crudo pero no hasta el extremo de lo que será en realidad. “Una fuerte tormenta de nieve, grandes copos que pasan volando, se estrellan en el bosque y se arremolinan en los pastizales. Son la moneda del invierno y yo soy el hombre más rico del mundo”.

La prosa de Bass es una mezcla de lirismo y sencillez. Escribe como quien observa, no como quien busca epatar. Hay descripciones tan precisas que parecen haikus disfrazados de prosa, y otras tan cotidianas que uno se pregunta cómo puede ser tan hipnótico leer sobre cortar leña, cerrar un portillo o arrancar una camioneta que se resiste. Pero lo que hay detrás no es rutina: es una búsqueda de sentido en lo elemental, una especie de regreso al origen, donde lo natural y lo humano ya no se diferencian tanto. "Ama el invierno. No lo traiciones. Sé fiel. Cuando llegue aquí la primavera, ámala también, y después el verano. Pero tienes que ser leal al invierno en toda su magnitud (en toda su magnitud y con sinceridad) o te verás tirado en la cuneta, ansiando una primavera a la que aún le falta mucho por llegar, y el invierno te habrá abandonado y en su lugar tendrás la fiebre de la cabaña, la peor. Cuanto más frío hace, más tienes que amarlo.”

Si uno viene de la ficción —de personajes, tramas y giros argumentales—, Invierno puede parecer un libro sin brújula. Pero justo ahí está su poder. Bass escribe desde un lugar donde no pasa “nada”, y sin embargo, pasa todo: el frío, el miedo, la belleza, la soledad, la paciencia. Leerlo es un ejercicio de desaprendizaje: te enseña a leer más despacio, a observar, a aceptar que el ritmo no siempre lo marca la página, sino el pensamiento. Es como si Thoreau hubiera pasado una temporada en Montana y, en vez de moralizar, se limitara a contarte lo que siente al ver un ciervo entre los abetos.

Aquí no hay intriga que te atrape capítulo a capítulo ni personajes en el sentido tradicional. Es más bien un híbrido entre diario, ensayo y crónica personal: naturaleza, reflexiones sobre la vida y la soledad, y ese estilo muy lírico de Bass, que se detiene en detalles que a muchos les parecerían nimiedades, pero que él convierte en pequeñas epifanías.

La estructura del diario le da al libro una textura de inmediatez, casi táctil. Cada entrada parece escrita a la luz de una lámpara de gas, en silencio absoluto, con el frío entrando por las rendijas. Hay algo profundamente humano en esa escritura: una mezcla de vulnerabilidad y asombro que recuerda a obras como Una temporada en Tinker Creek, de Annie Dillard, o Sueños árticos Barry Lopez, pero con una voz más terrenal, más ruda, más norteamericana en el sentido físico del término.

Y, sin embargo, Invierno no es solo un libro sobre la naturaleza. Es también —y quizá sobre todo— un libro sobre la mente cuando se queda a solas consigo misma. La nieve se convierte en un espejo: lo que refleja depende de quién la mire. Bass no busca respuestas ni misticismos. Busca estar. Y en esa búsqueda, el lector acaba enfrentándose a su propio ruido interior, al modo en que intenta llenar el silencio con pensamientos, igual que en la vida intentamos llenar los huecos con distracciones. “Has cambiado —dijo mi padre, nada incómodo, mientras arreglaba su sedal. (…)—No, qué va —respondí, igual de cómodo, aún tirando a los pececillos (…) Pero mi padre tenía razón. He cambiado. Puedo desmontar un generador y volver a montarlo. Puedo afilar una motosierra. Mi corazón también ha cambiado. Tengo menos prisa.”

Leerlo después de una novela de Greene o de un libro de relatos de Munro es como cambiar de frecuencia: al principio cuesta, pero cuando te acostumbras, percibes otra clase de intensidad. Una que no viene de la trama, sino de la quietud. Bass te enseña que la literatura también puede servir para desacelerar, para escuchar lo que pasa cuando uno deja de hacer. En cierto modo, es un libro antídoto: contra la prisa, contra la sobreestimulación, contra esa necesidad de “algo que ocurra”. Por eso no es un libro que se pueda devorar en cualquier momento: hay que encontrar el instante justo para sentirlo, para que el frío y la quietud entren en el pulso del lector.

Al final, Invierno te deja con la sensación de haber leído algo que no sabías que necesitabas. No por lo que cuenta, sino por cómo te cambia el pulso mientras lo lees. Bass convierte el silencio en paisaje y la quietud en descubrimiento. Pocos libros son capaces de cambiar tu percepción del tiempo y del ritmo lector de forma tan profunda.

Una amiga me dijo una vez que lo que más envidiaba de los animales es que no necesiten tener propósito. Sonreí, claro. Pero pensé en ello después de leer a Bass, porque uno entiende un poco por qué: ellos saben estar, saben escuchar el silencio, y nosotros, si nos atrevemos, podemos aprenderlo también. Ese silencio, que al principio asusta, que uno busca sin encontrar —o encuentra sin buscar—, es justamente el que nos recuerda que —quizá— lo que nos falta no es amor, ni dinero, ni sentido, ni propósito… sino, simplemente, aprender a escuchar.
Profile Image for Molinos.
415 reviews729 followers
December 31, 2024
«Love the winter. Don’t betray it. Be loyal»
El libro perfecto en el momento adecuado. Así ha sido mi encuentro con Winter, de Rick Bass, en estos primeros días del año. Tras unos meses lectores de, digamos, sufrimiento o, mejor, desencuentro entre mis lecturas y yo, llegué a Winter como el que llega a casa, abre la puerta, siente el calor del hogar y dice: «Aquí estoy a salvo». Mi enamoramiento de este libro empezó mucho antes de comenzar a leerlo; viene desde el mismo momento en el que lo vi, el pasado verano, en la estantería de Powell’s en Portland. Primera edición, tapa dura y en la cubierta una fotografía de un paisaje invernal, nevado, con luz de atardecer temprano y algunos árboles con las ramas cubiertas de nieve. Lo compré, lo acaricié y pensé: «No es el momento, no puedo leerte en agosto, en este calor asfixiante y asqueroso de verano». Aun así, no pude contenerme, y antes de dejarlo en la estantería lo abrí para hojearlo y descubrí, entonces, que había comprado un ejemplar firmado por el autor, Rick Bass. No sé cómo tuve fuerza de voluntad para contenerme y no empezarlo, pero será que me estoy haciendo mayor (esto seguro) y decidí esperar a que fuera nuestro momento, el momento correcto.

En 1987 Rick Bass y su novia Elizabeth se lanzaron a buscar un lugar al que trasladarse a vivir. Eran de Texas y sus familias nunca habían salido del estado. Ellos querían algo en las montañas, con inviernos nevados, bosques y, a poder ser, un río cerca. Recorrieron Nuevo México y Utah, subieron a Wyoming, echaron un vistazo en Idaho y no encontraron nada. ¿Cómo se busca algo así? Pues recorriendo pueblos y preguntando en inmobiliarias a las que Bass cogió muchísima manía porque los miraban como si estuvieran locos o los trataban como si fueran desarrapados a los que no querían en sus pueblos o pensaban que eran hippies ricos y les pedían precios desorbitados. Cuando ya estaban a punto de darse por vencidos llegaron a un pueblito en el que encuentraron a un agente inmobiliario majete (alguno hay) que les comentó que en el valle del Yak, en Montana y a pocos kilómetros de la frontera con Canadá, había una propiedad que solía ser una especie de centro de caza, con varias cabañas para invitados, una casa central, una cabaña, granero e invernadero y que su dueño que vivía en Washington D.C buscaba alguien que la cuidara. Rick y Elizabeth subieron al valle, recorrieron la propiedad y decidieron quedarse.


«We knew immediately that this was where we wanted to live, where we had always wanted to live. We had never felt such magic»

El valle del Yak es agreste, profundo y estrecho, rodeado de bosques de grandes alerces y escarpados picos. El “pueblo” que da nombre al valle tiene un almacén para comprar suministros, dos cabinas de teléfono y un bar para la vida social, el Dirty Shane, donde se reúnen las veinte o treinta personas que viven en la zona. En las cabañas y propiedades de esa personas no hay electricidad, ni agua corriente, ni televisión, ni radio. No hay teléfono más allá de las cabinas ni, por supuesto, internet. Es el salvaje noroeste. En Winter, Bass escribe el diario sobre ese primer invierno que pasaron en el valle del Yak. Empieza en septiembre, cuando llega él a instalarse y preparar todo para cuando llegue Elizabeth. Bass nos cuenta cómo se establece en la casa, organiza el invernadero donde escribirá él y el estudio para Elizabeth (que es ilustradora), recorre la zona, prepara su coche para las condiciones invernales y, sobre todo, corta leña como si no hubiera un mañana. Corta, corta, corta, traslada troncos y los coloca ocupando cada espacio libre de la cabaña, del cobertizo, del invernadero. Se prepara para el frío sabiendo que su supervivencia dependerá de tener suficiente leña para calentarse. En todo ese ejercicio físico se acostumbra a la naturaleza que le rodea, la observa y se observa a sí mismo en relación a ella, aprende a mirar el cielo, se asombra del silencio, la calma y también al descubrir a los animales salvajes, liebres, alces, ciervos, zorros, conviviendo con ellos en una cercanía casi rozando la camaradería. Bass se prepara y espera el invierno, casi lo escucha llegar, el silencio especial con el cielo color plomo que se deshace luego en copos de nieve grandes y pesados que lo cubrirán todo durante meses.

«Snow’s more wonderful than rain, than anything».

Con la nieve y el invierno llega el frío y Bass descubre entonces que igual que en los bosques la vida se ralentiza, él también se va parando. A la frenética actividad de talar, recoger, colocar y preparar que en otoño le tenía madrugando y trabajando sin parar durante todo el día, le sigue una calma vital que le hace levantarse tarde, trabajar lo justo y caer rendido pocas horas después de que caiga la noche. Con esa ralentización, esa especie de hibernación, de reposo, llega también la sensación de estar desprendiéndose de su vida anterior. Echan de menos a su familia, a sus amigos, a sus seres queridos, aquello que, de alguna manera, había constituido su vida hasta ese momento, pero es el precio que hay que pagar por estar en el lugar en el que quieren estar.


«If happiness were cheap, it wouldn’t be worth having. I tell myself again».
Pero no echan de menos el teléfono, ni la televisión ni la radio. Sé que esto es de los años ochenta y ahora sería diferente porque probablemente puedas estar más conectado que entonces, es posible que incluso en Yak, en algunos lugares, haya ahora internet. Tras mi experiencia en USA este verano diría que es posible que esa conexión sea solo en lugares puntuales, pero la reflexión que hace Bass para vivir sin esa permanente conexión es válida:


«Neither of us misses a telephone. Listen. I’ve found out, to my great delight, that you don’t need one. Nothing happens when you don’t return calls –when you don’t even get calls. People write to you. If it is important that they truly need you –which will be the only reason for them calling you– nothing happens. They wait».
Así es.

Quiero dejar claro que no hay romantización en esta crónica de un duro invierno en las montañas. La vida en Yak es monótona y dura. Hace frío, poca gente, para poder ir a la ciudad más cercana (1500 habitantes) con todos los servicios hay una hora de camino por carreteras de montaña y, por supuesto, se hace de noche temprano. Bass no oculta nada de eso pero está feliz y se lo nota muchísimo.


«The valley shakes with mystery, with beauty, with secrets –and yet it gives up no answers. I sometimes believe this valley –so high up in the mountains and in such heavy woods– is like a step up to heaven, the last place you go before the real thing».
Siempre que comento que a mi me gusta el invierno, que, por ejemplo, podría vivir perfectamente un invierno entero en mi Cicely particular y que lo disfrutaría, hay alguien que me dice: «Eso lo dices ahora pero no sabes lo que es vivir el frío tres meses, que se haga de noche pronto, el viento, la lluvia, la niebla». Dejando de lado que ya no estamos en los años ochenta y que puedo vivir en la montaña con calefacción (una cosa es que me guste el invierno y otra que sea gilipollas) sin necesidad de almacenar 20 toneladas de leña en mi casa, no entiendo por qué la gente no comprende que igual que a muchos les fascina el sol, el calor y disfrutar del verano aunque haga 40 grados a la sombra, a otros, entre los que me encuentro, el invierno es lo que nos sienta bien. También hay muchos que disfrutan de la ciudad y luego estamos los que preferimos algo más tranquilo. ¿Más solitario? Puede ser, pero más para nuestro carácter. Bass lo explica muy bien:


«There are two worlds for me –and for anybody, I think– and I do better in one than in the other. I used to be able to exist in both, but as I pay more and more attention to the one world, the world of woods and of this valley, I find myself, each day, less and less able to operate in the other world»
Rick y Elizabeth pasan su primer invierno allí descubriendo lo que significa vivirlo en plena naturaleza y, más importante, descubriendo cómo amarlo.


«Learn to love the cold, the winter. If you love the country, the landscape –if you really love the country– then you may find yourself able to love it in winter most of all»
Leer Winter ha sido como leer una elegía de los inviernos que ya no veré, que ya no viviré. Los inviernos que en mi infancia y juventud viví con alegría, con emoción, pero que di por supuestos, creyendo que existirían siempre, ya no volverán. Ahora me descubro cada mes de diciembre o enero o febrero añorando esos inviernos, añorando el frío, añorando abrigarme. Cada año que pasa mis prendas de abrigo, mis gorros, mis guantes, mis bufandas, ¡las camisetas interiores sin las que no podía vivir!, se vuelven cada vez más y más superfluos, cada invierno tienen una vida más corta fuera de los cajones en los que permanecen guardadas.

Añoro, también, la sensación de protección que el invierno me proporcionaba.


«Winter slows things down, for a fact: it can bury and protect, as well as freeze and harm».
Eso es. El invierno congela y puede hacer daño: manos heladas, pies congelados, la nariz goteando, la tiritona por las mañanas al salir a trabajar, los días en los que tenía que rascar el hielo del coche para ir a trabajar; pero también acoge y recoge. El invierno me vuelve (más) hacia dentro, me permite protegerme, encerrarme: los días cortos y las noches largas hacen que pueda recogerme en casa y vivir sin que me preocupe lo que hay fuera, sabiendo que estoy a salvo, sin que nada ni nadie más allá del frío y la nieve puedan hacerme daño.

Winter es el libro que yo hubiera querido escribir, el que me gustaría poder escribir.


«We have stumbled into the pie, Elizabeth and I, finding this valley, this life. We have fallen into heaven»

¿Cuánta gente puede decir esto?
Profile Image for Eibi82.
193 reviews65 followers
Read
February 3, 2021
Hacia el final de la tarde, hay un rato en el que la luz se vuelve tan rara, tan dorada e inmóvil, que es como un ferrotipo; como si estuviera tratando de mantener esa incidencia de su ángulo todo el tiempo que pudiera, para que miremos los campos, bosques y praderas bajo esa claridad cortante una última vez antes de caer. Y miramos. Nos quedamos ahí, como señal de respeto a la luz, y miramos sin más...y mi vida parece estar a punto de hablarme; así de fuerte es esa sensación de espera, de promesa.

A veces hago lecturas estacionales, y sin duda, la primera de este 2021, ha sido un acierto absoluto. Me ha gustado muchísimo conocer el valle de Yaak, perderme por los bosques mientras aprendo a cortar leña, reunirme con los vecinos en el Dirty Shame para ver el último partido o las lecturas al lado de la chimenea mientras cae la tormenta del siglo fuera.
Si pudiera cogería la casita de madera de Rick, la llenaría de libros, viejos discos de mi música favorita, un puñado de películas de esas que nunca pasan de moda y tanto me gusta revisionar y ale, a vivir...¡Ayy si fuera tan fácil!

Pero bueno, no voy a dramatizar que, aunque nuestras realidades sean menos bucólicas y románticas, al menos, tenemos los libros para hacer la escapada y desconectar. Es de las cosas que me gusta del 'nature writting', la serenidad que me transmiten; un pequeño oasis zen en medio del ruido. En esta ocasión, además me ha recordado a mi queridísima Sue Hubbel, sin duda, la lectura perfecta para terminar enero.

El invierno cubre algunas cosas y revela otras. Admiro a las comadrejas, liebres y demás criaturas salvajes que pueden cambiar con las estaciones, que pueden cambiar casi de un día para otro. A mí me ha llevado mucho tiempo cambiar por completo, pero, ahora que he cambiado, no tengo interés en volver. No voy a marcharme de este valle.
Profile Image for Natalia Bosques.
56 reviews45 followers
Read
February 2, 2019
Imaginaos dejar atrás el tráfico, las aglomeraciones, los móviles, el estar disponible veinticuatros horas al día... cambiar todo eso por la quietud de un valle casi desierto, un rancho sin electricidad, sin teléfono... envidio esa posibilidad de escapar de todo. De solo tener que preocuparte por recoger leña para no morir congelada, de contemplar animales salvajes colándose en el jardín, de escribir en un invernadero, de sentir los días pasar tranquilamente...
“Feliz por estar allí, sin más, en aquel entorno, por moverme en un paraje tan extraño y maravilloso.” “El invierno ralentiza las cosas, es un hecho: puede cubrir y proteger, además de congelar y hacer daño.”


A modo de diario, Rick nos narra cómo pasa su primer invierno en la zona, no hay misterio, no hay enigma que resolver, es el regreso a la naturaleza, la quietud que transmite el libro lo que se cuela dentro.

“Ama el invierno. No lo traiciones. Sé fiel.
Cuando llegue aquí la primavera,ámala también, y después el verano.
Pero tienes que ser leas al invierno en toda su magnitud (en toda su magnitud y con sinceridad) o te erás tirado en la cuneta, ansiando una primavera ala que aún le falta mucho por llegar.”

Editado por dentro de su colección de Libros Salvajes, cuyo catálogo me resulta tan llamativo que ya tengo “Refugio” esperándome y sé que no será el último de la colección que caerá.
“Por fin estoy aprendiendo a saborearlo, a estirarme sin más junto al fuego y quedarme adormilado, caer en una especie de inconsciencia giratoria y cálida, con todas las tareas hechas, o casi,. Estoy aprendiendo a entender y disfrutar esa bajada de ritmo, ese dejarlo para mañana tan necesario.”


Como bien dice la guía que acompaña al libro cuanto peor tiempo haga fuera, mejor.
Con este libro vuelvo a la montaña, al verde, al frío. Y doy gracias.
Lo habéis leído? Os interesan esta clase de libros? Y, creo que no soy la única, también sentís la necesidad de escapar?
Profile Image for Dan.
1,249 reviews52 followers
August 18, 2019
This is a memoir of a young writer, Rick Bass, who in the late 1980’s spent a winter looking after a lodge in the coldest and most remote area of Montana, the Yaak Valley near the Canadian border. For Bass this is largely about getting away from civilization to write but also highlights the hardships, in an uplifting way, of living in an area where neighbors are miles away and when the roads are impassible the only communication is done by 60W radio, when it’s functioning.

The list of flora and fauna he sees is impressive. Flickers, thrushes, mergansers, grizzlies, moose. Mountain ash, alders higher up, snowshoe hares and elk, ponderosa pine, coal black ravens, weasels, mayflies, trout, great gray owl, geese, grouse, waterfall, rabbits, mountain lions, bobcats, black bears, coyotes, gray wolves, martens, fishers.

**** Very Mild spoiler ***

But the more interesting human story is about a writer trying to fit into a skeptical community of “doers not thinkers”. His nearest neighbor is Breitenstein, a curmudgeon, who sells Bass several cords of larch deadwood that Bass can cut up and haul out to keep his fireplace fueled for the winter. He doesn’t tell Bass when he expects it gone so Bass decides to take all winter. Three weeks later Breitenstein says Bass is taking too long. Bass accidentally breaks the fence getting to the wood and then tries to unsuccessfully repair it but. He eventually tells Breitenstein what he did because that’s how his parents raised him. The old neighbor is appreciative of the gesture and then opens up to Bass, a rant about how he doesn’t like the community’s direction but Bass senses he has been accepted and the old man goes on his merry way.

5 stars. Bass utilizes a terse writing style but he conveys a lot of sentiment and heart in a small number of pages. This memoir is considered a classic in the nature genre. I enjoyed it enough to buy Bass’ most recent compilation of short stories.
This memoir reminded me of A Walk in the Woods because Bass is a neophyte in the wilderness but it’s a more honest portrayal and less comical than Bryson’s work.
Profile Image for Kerri Anne.
560 reviews51 followers
January 15, 2020
Second only to Oil Notes (published in 1990), this is Bass' second book, and is really an edited journal of his first-ever winter in his beloved and still-wilder-than-most-wild-places Yaak Valley.

It's lovely and honest and endearing, a collection of notes on daily life in rugged, rural Montana creating a solid and formidably stunning sense of place: A window from which to view his wintry world, as it were.

All of Bass' books feel like such a gift to me, and this book in particular feels like a gift for those of us who long for winter, who crave wilderness like it's an aching in our bones - people who would rather live and exist and just be high in the mountains* or in their preferred places of solitude than anywhere else. People who understand what it is to feel a deep and irrevocable sense of connection, of belonging, and even ownership (though really it's more like being owned by the land itself) to where and how you live.

I find his musings on daily mountain life incredibly interesting, but then so much of it resembles my favorite parts of my own daily mountain life. I find I'm hermitting myself into smaller and smaller mountain valleys with each passing season of my life. Or returning, perhaps, to the mountain valleys that raised me, that taught me how to swim, and how to fish, and how to get lost while hiking and then how to get found again, and what bear scat looks like, and what a moose sounds like, and the smell of wet huckleberries on my nose, my fingers, and my grin filled with so much happiness, with so much home.

That's what reading this book (and so many of Bass' books) feels like: A homecoming.

*In the mountains and away from as much "civilization" as possible; an important distinction if you're thinking about many mountain towns bursting at their seams more than showcasing any true sanctuary or game-changing, life-threatening (as much as life-bolstering) wilderness.

[Four-point-five stars for being a book all about Bass finding his voice and his true forever home - his preferred sense of place - all those years ago, when I, too, was busy finding mine.]
701 reviews78 followers
December 27, 2018
Hay en este libro, un diario de la estancia en la alta montaña de la frontera entre Estados Unidos y Canadá, ecos de Thoreau y de otros libros norteamericanos en la que se describe esa particular relación del hombre de frontera con el medio salvaje del gran continente. El libro contiene descripciones poéticas, datos prácticos y abundantes anécdotas que demuestran no sólo que es una estancia aventurera, sino iniciática, de ésas que descubren el sentido de la propia vida o, al menos, calman las preguntas acuciantes que nos acosan en la vida urbana contemporánea.

Profile Image for pizca.
156 reviews110 followers
January 17, 2019

«para mi hay dos mundos (y para cualquiera,creo) y se me da mejor uno que otro. Antes podía existir en ambos, pero, conforme voy prestando más atención a uno de ellos, el de los bosques y este valle, me veo, cada día que pasa, menos capaz de funcionar en el otro».
°
Cansada de las multitudes, de la gente en general, del consumo extremo, me cuesta relacionarme cada día más y siento que estoy "fuera de lugar"(... ). Entiendo la motivación de Rick y su pareja, Elizabeth para huir de lo conocido y buscar un sitio donde aislarse. Con un poco de nostalgia de vez en cuando es suficiente.
°
Así llegan ellos al valle de Yaak, en Montana donde aún quedan bosques primarios con alerces, lobos, coyotes y donde en invierno la temperatura cae a cuarenta bajo cero.
Invierno es además un diario, el de Rick, pero podría ser el mío porque me sentiría tan perdida como él con los quehaceres del día a día en un lugar sin electricidad, sin haber usado antes una motosierra, aprendiendo de madera y de anticongelantes...
Y preparándome para el esperado Invierno !!.
Me imagino a Rick y Elizabeth viviendo en su particular "doctor en Alaska" (es una serie) , y me quedo con ganas de más de su día a día, de sus escasos treinta vecinos, y las historias del Dirty Shame ( bar del pueblo).

Profile Image for Rebecca.
4,185 reviews3,448 followers
March 10, 2014
I had never heard of Rick Bass before I picked up this terrific little book for a quarter in a library book sale. It’s a memoir of his first winter spent in Yaak Valley, Montana, aged 30 – a less mystical Pilgrim at Tinker Creek, if you will. “This valley shakes with mystery, with beauty, with secrets — and yet it gives up no answers...I’m falling away from the human race. I don’t mean to sound churlish — but I’m liking it.” (He wasn’t alone, though; he had with him his partner, artist Elizabeth Hughes, whose lovely line drawings illuminate this book. So although this is a book about solitude, it’s a modified solitude – they are alone together, with their dogs, facing the world alongside other isolated neighbors.)

This is probably best read while a blizzard is raging outside, tucked up next to a log fire, rather than during the mild, blossom-filled days of early March, but I still enjoyed it very much. Four stars instead of five because there are a LOT of wood chopping scenes. Sometimes it seems that’s all he does: find wood, chop it, burn it. It’s very much an elemental existence, back to the basics of survival. Still, there are some beautiful, nearly spiritual passages about the sanctity of a simple life:

“There are days when I promise, when I swear, that as long as I can walk up the trail behind the house, or as long as I can go out into the yard and look up at the stars, I’ll never be unhappy, never. Not just count my blessings, but shout them.”

I’d be interested in reading any of Bass’s other nature books (another about the Yaak, one about wolves, and one about grizzly bears in the Colorado mountains), and trying his fiction. I would highly recommend this one for fans of Fire Season by Philip Connors.

(This is my 200th review posted to Goodreads — huzzah!)
Profile Image for Marta Lo.
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February 20, 2019
Este diario de vida es un gran ejemplo de que leer otros géneros diferentes a la novela siempre es enriquecedor e interesante. Es verdad que a veces puede ser un poco monótono, ya que se trata de la vida misma, y sobre eso el autor poco puede inventarse. No obstante, Rick Bass es un gran narrador, y hace de su diario una obra maestra.

Rick es escritor, y su pareja, Elizabeth, es pintora, lo que se traduce en que no tienen demasiados ingresos económicos a lo largo del año. Por eso, su primera idea es alquilar una casita donde poder hacer su trabajo, sin tener demasiados gastos.

La primera parte del libro nos relata cómo encontraron la casa de sus sueños, en un paraje único. Una vez instalados, Rick y su esposa deben prepararse para el invierno, esa cruel estación de la que tanto hablan los pocos aldeanos con los que se encuentran en sus primeros meses viviendo en Yaak. Al parecer, si la casa y sus habitantes no están lo suficientemente preparados para la llegada del terrible invierno, no tendrán nada que hacer. Rick quiere ser uno más de estos personajes que se va encontrando y que viven unos de otros a más de treinta kilómetros de distancia. Por eso comienza a adecentar la casa, y a acumular toda la leña que puede.

¿Conseguirán sobrevivir a la peor estación de año en aquel pueblecito que no puede estar más al norte? Os invito a averiguarlo a través de una aventura real, con hermosas descripciones e interesantes personajes.
Profile Image for Suzanne.
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October 26, 2015
In the late 1980's, a young Rick Bass and his wife were searching for the ideal rural location where a writer and his artist wife could let their creative juices flow. Southerner's themselves, they traveled to New Mexico and other southern locales hoping to find that perfect place to rent. Unfortunately, their budget pretty much ruled out a comfortable climate. A friend told them about Montana, and they headed north, ending up in a remote border town called Yaak.

The book is Rick Bass's memoir of that first winter in the forested valley that is northern Montana. It is truly wonderful, and as I was reading this each night, a calm would come over me, and I could see myself in this little lodge, with a crackling fire and a couple of dogs at the hearth. And when I'd wake up in the morning, I'd laugh at myself, because I live right next door to Montana and actually know what the winters are like, and know full well that I would not do well miles from the nearest grocery store or snowed in for weeks.

But really, this was a gem of a book. It took you to this magical place without any real-life discomforts to distract you from the beauty of Montana's natural paradise. 4 1/2 stars.
Profile Image for Matt.
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July 9, 2012
I really loved this, the writings of the young and idealistic Rick Bass. It's inspiring in that it makes me want to love the real winters I get to experience, to find passion in bone-chilling cold, or difficulties like cars that won't start or furnaces that have issues. I love his writing discipline, and the way he buckles down and becomes a "real man," out of true necessity. The fact that he still lives in the Yaak Valley and has made his life there really shows the love he developed for such a remote area.

I read this during winter (albeit a pathetic one, 2012's), and I could truly read it again--during any season--to rekindle the lovely truths that are brought about by snowfall, freezing temperatures, forests, and the places in our nearby world that rely upon these things, these cycles.

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"Anything I'm guilty of is forgiven when the snow falls." (90)

"Learn to love the cold, the winter. If you love the country, the landscape--if you *really* love the country--then you may find yourself able to love it in winter most of all." (131)
Profile Image for Lucas Sierra.
Author 3 books602 followers
September 28, 2023
La voluntad de encontrarse (Comentario, 2023)

¿Les he comentado ya que me he hecho adicto a estos libros de irse a vivir en la naturaleza? En buena medida porque narran lo que nunca haré, yo, animalito de ciudad. En buena medida porque cada parte de revelación (que por reiterada no pierde su encanto) sobre la vida en contacto con la tierra me afinca en la certeza de que nuestro presente, caótico y desbordado, sigue teniendo espacio para la belleza. Y que hacerle duelo a esa belleza, o conservarla, es nuestra entera decisión.

Rick Bass se retira a un pueblo minúsculo, durante un invierno brutal, y se hace leñador para poder mantener el cuerpo caliente. Hay grandes árboles, hay motosierras a las que hacerles mantenimiento, hay pan recién amasado y una vieja radio que de vez en cuando conecta con las señales de radio. Y hay un mundo en crisis. El planeta cansado, como un cuerpo viejo, y la certeza de que el fin es posible.

Bellas imágenes, dolorosas reflexiones. Disfruté leyéndolo.
Profile Image for Juan Naranjo.
Author 24 books4,709 followers
December 8, 2018
“Invierno” ahonda en el clásico tema del ser humano frente a la grandeza de la naturaleza, pero escrito desde el amor y la fascinación hacia el bosque, la soledad y el frío. La historia de un escritor adaptándose a su nueva situación en una casa en el bosque recuerda a Robinson Crusoe y también a Cheryl Strayed. El formato diario te hace sentir las vivencias como algo cercano y vibrante.
Profile Image for Terzah.
574 reviews24 followers
February 5, 2024
In the months leading up to my graduation from college in 1995, I was on the hunt for a job as a reporter. It came down to two choices: take a position as a fact-checker for the business magazine I'd worked for as a clerk for three of my four college years or light out for Alaska to work for a small newspaper in a coastal town. In the end, I took the safe choice, the fact-checker job. While that led to a lot of the good things in the life I'm living now, it remains one of the "roads not traveled" forks in the road atlas of my life. I had always wanted to go to Alaska, and I've still never been to Alaska. While a part of me has also always longed for adventure of the nebulous kind involving long stays in nature and/or in lands abroad, I've also always had a strong need for financial security and a family. Generally, though not always, the latter pull has won out.

I didn't have any of this in mind when I picked up Rick Bass's little journal about his first winter in Montana's Yaack Valley. I just wanted the gorgeous descriptions of and reverence for the cold season (and I wasn't disappointed). But as soon as I read the prologue detailing how he and his artist girlfriend set out in the summer of 1987 in a rickety truck with their dogs, looking to settle in "a place of ultimate wildness," that fork in my road came back to me. Rick and Elizabeth were a little older when they found Yaack than I was when I chose a steady job over an Alaskan adventure. But the youthful dreams and enthusiasm were the same, the heady desire to do something reckless that might give you the measure of yourself. I felt envy for their choice, for their hardihood.

I love Bass's reverence for beauty, especially his rejoicing in winter: "Anything I'm guilty of is forgiven when the snow falls. I feel powerful. In cities I feel weak and wasted away, but out in the field, in snow, I am like an animal--not in control of my emotions, my happiness and furies, but in charge of loving the snow, standing with my arms spread out, as if calling it down, the way it shifts and sweeps past in slants and furies of its own, the way it erases things until it is neither night nor day--that kind of light all through the day--dusk, several hours early, and lingering, lingering forever...For a little while this afternoon I stood out in the field, in a T-shirt, and let the snow flood down."

But there's a lot of a young man's often angry black-and-white view of the world in here too, a view I never much related to (I've always been keenly aware of the shades of grey in everything) and relate to even less now. It borders on misanthropy and bleak cynicism. It's something to grow out of.

Bass ultimately stayed in Yaack, marrying Elizabeth and having two children, and continuing to write and advocate for the environment in his adopted home. I imagine he still loves winter, though I wonder if the fires of his happiness and his furies are at least somewhat banked now by time and success and the necessity of going back out into the hotter part of the world, the crowded part, to further the living he made for himself as a writer. I plan to read his new book of essays to maybe find that out. I hope his powers of description and his love of nature haven't changed. I hope his anger has mellowed.

In the end, this book was inspirational. I'll never be young again, and I'll always be somewhat risk-averse. I'm glad I made the choices I've made. But the desire to explore is still in me (and happily in my husband too), and my kids are growing up and have dreams that don't involve me. The forks in the road of my past will never change. But the future isn't yet mapped. Alaska is still there. Winter is still hanging on. I can still go--I will go--and find my own field ecstatic with falling snow.
Profile Image for Raro de Concurso.
578 reviews1 follower
January 13, 2025
Me encantan estos libros de echarse al monte, a un sitio casi aislado, con un frío de pelotas y con las mismas habilidades para salir adelante que las de un castor usando un microondas. Desde luego, tienes que tener muy claro que esa vida es para ti; te tiene que encantar la contemplación de la naturaleza en su lado más salvaje; y por supuesto, tienes que tener la cabeza a prueba de bombas para no irte de allí a las primeras de cambio. Porque las dificultades son muchísimas y no es fácil soportarlas estoicamente.
Yo, que era muy fan de esa idea de vivir a lo Thoreau después de leerme todo el catálogo de Errata Naturae y verme todos los capítulos de "vida bajo cero" (por cierto, una de las historias transcurre en el valle del Yaak...lo mismo sale el autor del libro y no lo sabía) y "mi familia vive en Alaska", me quité de la cabeza esta romántica idea al pensar que tendría que tener de vecinos gente con la que no eres afín. Que no es cruzarte con uno que te cae como el culo en el ascensor e intercambiar dos buenos días y ya está. Es tener necesariamente que tratarle, porque lo mismo debes poner tu vida o parte de tus opciones de vivir ahí, en sus manos. Y lo mismo es un tipo majísimo como uno que echa el aceite usado de la pick up al arroyo y cree que nos están fumigando desde avionetas.
Pero bueno, en el fondo es una aventura que me gustaría vivir o haber vivido, y lo dice uno que se abrió una brecha en la ceja al palear nieve en aquella nevada histórica en Madrid de hace unos años.

Lo bueno del libro de Rick Bass, que tiene mucho de poético intercalado con cosas cotidianas que le pasan, es que vas viendo a lo largo de ese primer invierno que pasa cómo se adapta al frío y al entorno, cómo echa de menos que se le congele la leche en la taza en el camino que va del porche al invernadero, cómo desea que esa estación no termine jamás. Es un amor incondicional y el sueño logrado tanto de él como de su novia. Y cuando buscas en internet y descubres que pasados 40 años sigue viviendo ahí, ha hecho de esa vida su medio de vida al escribir sobre la misma y hasta encabeza un movimiento para preservar esos lugares naturales de incalculable valor, te sale una sonrisa.
Lo que sí espero es que no siga viviendo en esa casa que rechazarían en cualquier poblado chabolista. Aunque viendo cómo construyen las casas allí, me espero cualquier cosa. Le recomendaría "el libro de la madera" de Lars Mytting, ya reseñado aquí. Y es que los escandinavos les sacan tres cuerpos de ventaja en lo de tratar la madera a cualquiera. Que se lo digan a Ikea.

Y por hoy, ya está. Que me he comprado unos calzoncillos largos de felpa y quiero salir a probarlos.
Profile Image for Ignacio Senao f.
986 reviews54 followers
March 4, 2019
Es más flojo por ahora de esta editorial que no malo. Me ha faltado más descripciones y meterme en ese bosque perdido, pasar frio y emocionarme con los animales que escucho.

Una pareja tras mucho buscar, consiguen una casa gratis en un sitio que queda aislado en invierno con temperaturas de -20º. Contara en primera persona sus vivencias, más enfocada lástimamente en la relación con los pocos vecinos que tiene.
Profile Image for Julie Stout.
114 reviews10 followers
March 22, 2010
montana is a dreamland and what literary ambrosia to read someone waxing on about its beauty. I was in heaven as I read and experienced the passion that the author has for the wilderness, trees, and people who love them. Here are 2 great quotes on logging and Mormon missionaries: p.66: There's nothing that gets you as dirty as woodcutting. I thought roughnecking was bad. Roughnecking is a tea party, ginger cakes and lemonade. Roughnecking is washing your hands and blowing your nose with a lace hankie, compared to cutting wood." p. 100: I've been waiting for the Mormon missionaries to surface: strong, mellow, easygoing, confident, a perfectly matched duo - training! training! - riding those bikes all over the place fleshes out their arms, gives shine to their cheeks. The can take on the world, they know about the world and are not on the run from it, as were two revolutionaries who came by yesterday. The missionaries simply believe they've seen something better, that they have something better, and are merely burdened by guilt, having it that good, while the rest of us know nothing about it. I think that's how the Mormons must feel, how they go about their business.
Profile Image for Dave.
45 reviews1 follower
June 4, 2007
This is the memoir Rick Bass wrote about the first winter in Montana with his wife. They moved there to write and paint, and actually found some time to do that when they were not cutting wood or shivering. I loved this book. I would read it and bed and listen for snow flakes hitting the window, then remember that it was May, and we would not be getting any snow in Portland for another seven months. I'm looking forward to reading his fiction. Also, good interview with him in recent Tin House.
Profile Image for Charles Boogaard.
171 reviews2 followers
February 17, 2014
This is one of the rare books I will read again. It captures something in me.
These lines from the book say it all "learn to love the cold, the winter. If you love the country, the landscape --if you really love the country-- then you may find yourself able to love it in the winter most of all."
Profile Image for Alejandro.
134 reviews12 followers
March 30, 2025
Nivela en forma de diario.
Es de aprendizaje para su protagonista secundario. El principal es el invierno.
Transmite calma y paz. Aún así, es un poco repetitivo.
Libro para coger una libreta y apuntar frases
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"Cuarenta bajo cero. Estamos un poco asustados. Estamos a merced del frio. Esperamos su misericordia. Es como si este frio brutal estuviera buscando algo. Espero que no encuentre aquí lo que escudriña. Quiero que pase de largo"

6'5 / 10
Profile Image for PatR.
9 reviews
January 24, 2019
Me he sentido muy cerca a Bass en su relato, me ha gustado la calma de su diario, la perspectiva de apostarlo todo por empezar de nuevo en un paraje tan inhóspito.
Me atrajo inmensamente su sentir hacia la nieve, que comparto totalmente.
"Todo aquello de lo que soy culpable obtiene perdón cuando cae la nieve. Me siento poderoso. En las ciudades me siento débil y consumido, pero aquí en las montañas, en la nieve, soy como un animal: sin control de mis emociones, mi felicidad y mis furias, aunque responsable de amar la nieve ... la manera en la que cambia y altera sus propios sesgos y furias, su forma de borrar las cosas hasta que no es de día ni de noche..."
Profile Image for Cristina.
59 reviews6 followers
January 7, 2019
Una declaración de amor al invierno. Y a la naturaleza. Y a la tranquilidad.
45 reviews4 followers
March 10, 2008
The second book I read, and one of my favorites, by Rick Bass, a writer I feel does not get the attention he deserves. Writing in the tradition of a modern day Walden, Bass recounts his journey from the city to the Yaak Valley in Montana, the most remote place he can find. Moving to a small cabin he finds out quickly just how little he knows about living in this harsh, new environment. As he adjusts he discovers a new life where only the bare essentials are needed to survive. Except for a handful of neighbors and the regulars at the Dirty Shame tavern, Bass shares his valley with various wild animals, lots of snow and silence. Like Walden, he suggests that tremendous value exists in the wilderness away from the roaring crowds. Anyone who has ever thought about getting away from it all will find themselves envious of a man who actually did.
Profile Image for Iago.
198 reviews24 followers
August 22, 2020
Mi primer libro de la colección libros salvajes de Errata Naturae. Mi primer libro de nature writing. Me ha gustado bastante. Sobre todo me ha gustado leerlo de noche metido en la cama justo antes de dormir, haciéndome imaginar ese fuego palpitando dentro de una cabaña perdida en el valle del Yaak en Montana, mientras afuera hace menos no se cuantos. O la vez que durmieron junto a la chimenea con un buen madero de alerce naranja prendido toda la noche y metidos en los sacos porque era la única manera de sobre llevar aquello.

Me gusta que alguien te cuente de como escapar y escapar y escapar, esconderse como un conejo de aquellos tan simpáticos de Mario Levrero y esperar todo el invierno que pase la tempestad, la nieve de este tiempo incierto.
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