Manuel es un hombre solitario, que vive cerca de Miami, esperando inútilmente a que suene el teléfono. Pero no suena nunca, porque sus amigos ya no quieren saber nada de él, enojados porque se inspiró en ellos para escribir unas novelas que le hicieron famoso. A modo de disculpa les escribe una larga carta a cada uno: a Melanie, con la que vivió algo más que una sana amistad; a Daniel, que le enseñó a bailar y a visitar prostíbulos; a Manuel, que también soñaba con ser escritor; a Sebastián, el famoso actor con el que vivió una aventura secreta, y al doctor Guerra, pintoresco personaje de la Lima aristocrática. Una novela de perturbadora belleza.
Jaime Bayly Letts es un escritor, presentador y periodista peruano nacionalizado estadounidense y radicado en Miami. Se destaca por su humor ácido y su escritura ágil, dinámica y entretenida.
Después de su primer (y más valioso) ciclo narrativo --el cual además incluye "Extrañando a Diego", cuento excepcional--, Los amigos que perdí es una oportunidad perdida en la producción de Jaime Bayly: quienes se acerquen a este libro en busca de los entretelones reales de sus novelas previas, encontrarán una colección epistolar sin la calidad de las aventuras picaresco-existenciales de Gabriel Barros & compañía, en absoluto. Los amigos que perdí es una ficción sobre la ficción, pero le falta interés literario, y también es un fracaso como documento retrospectivo: arroja menos luces que sombras, y puede ser aburrido hasta lo ilegible. Deja constancia del agotamiento de una fórmula. Irónicamente, las remembranzas co-protagonizadas (otra vez) por un conocido actor peruano son quizá lo menos malo, aunque asimismo son lo más decepcionante, sin duda.
Bayly maneja bien la primera persona y las digresiones. Casi nunca se siente forzado el cambio de tema o de lugar, es un tono que saca lo mejor de la divagación ociosa, del fluir continuo de ideas, sin que por ello el fraseo caiga en un lirismo inconexo o en una libre asociaciones de imágenes o ideas.
Bayly juega con la primera persona pero nunca olvida que está dirigiéndose a un lector que no solo lo lee, sino también lo escucha.
Ese quizá sea el mayor mérito de este libro. Que a lo largo de sus páginas, el acto de leer se confunde invountariamente con el acto de escuchar, e incluso, de respirar.
Tan natural es la prosa de Bayly, tan fluida y ágll, tan de palabras comunes y llanas, que las historias que cuenta parecen confesiones de café, secretitos de misa, anécdotitas contadas discretamente, confiadas al lector, chismes elocuentes que, si bien necesitan su buena dosis de prefacio, su buena contextualización (que a veces, de tan extensa linda con lo tedioso) nunca dejan de ser divertidísimas, cautivadoras, humanas.
Pero no es un libro redondo. Compuesto de cinco «cartas» que Manuel le envía a sus ex amigos limeños, Bayly peca de emoción y en dos de ellas (la 2° y la 3°) se explaya más de lo debido. A pesar de que contrapesa la cursilería que por ratos le asalta con una desmesurada y no siempre certera ironía, el exceso de seriedad que le imprime a ambas (y sobre todo a la 3°, que es la más mala de todas) las asfixia hasta volverlas en muchas partes tediosas.
Lo que salva a la 2° es, sin duda, la sentida emoción con que remata, que cierra perfectamente esa gran amistad. La 3° sigue ese tono hasta la mitad, pero de ahí decae bochornosamente.
No así con la 1°, la 4° y la 5°, que en mi modesta opinión, son joyas puras, que tranquilamente se pueden releer e incluso, publicar como nouvelles separados. La 1° es una despedida entre nostálgica y risueña de una mujer que fue amiga, amante y casi la mujer de su vida, que pudo haber sido la gran chica de su vida. Una historia finísima. La 4° es la despedida al mejor ex de todos, al amor de la vida que se fue para siempre (y qué manera de irse, dios, demasiado dolorosa y al mismo tiempo, tan normal, tan pobre, tan de entrar a un hotel...). La 5° y última es una despedida socarrona a un amigo que siempre se creyó que era intelectualmente superior al protagonista. Una historia cargada de mucha pasión y mucha burla, un ejemplo perfecto de cómo alguien se puede vengar de un dandy o un iluminado por medio de una carta.
También lo que me hizo ruido, a lo largo de todo el libro, fue que iincrustara en cada carta una vez y a veces más de una, como si de verdad valiera la pena, las ideas y los nombres de Hayek, Friedman y Von Mises. ¿Serious, Bayly? Ni Gorki se atrevió a tanto. Lo explícito a veces estorba, y si es en una estupenda narración, descose el fraseo y quiebra la magia. Es mejor mostrar que decir.
Por lo demás, muy bien jugado el cambio de escenarios. De Lima a Madrid, de Madrid a Washington, de Washington a Miami, de Miami a Austin, de Austin a República Dominicana, de ahí a otra vez a Miami. Nunca se excede en la descripción pormenorizada de esas ciudades, pero nunca las oculta bajo reflexiones personales ni las evita hablando de cosas gasesosas. Esas ciudades, sin ser descritas al detalle, están siempre ahí, acompañando como dioses griegos el destino zigzagueante, ingenuo, irónico, autocomplaciente, ombliguista, de los personajes jóvenes que aquí se narran.
Me gustó. Es un Bayly que me sorprendió y que terminó encantándome. Mochando la 3° carta y editando la 2°, esta sería una pequeña joyita maestra de la posmodernidad latinoamericana, y una buena manera de contar, con ironía y elegancia mordaz, com cortesía sarcástica pero nunca vulgar, nunca paródica, las miserias y virtudes propias y, sobretodo, las miserias y poquísimas virtudes ajenas.
Incorreción política de principios de siglo.
Y personalmente, siento que este libro es, por el tono y el tema, por el ritmo, ese fraseo rápido y llano, a veces contenido y a veces chisposo, la manera en que Bayly se despide no sólo de sus amigos de juventud, sino también, porque se siente mucho, de su propia juventud, del Bayly que fue cuando los conoció a ellos.
«Los amigos que perdí» es una despedida, a mi parecer, de los mejores años de la juventud, esos donde uno conoce amigos que nos enseñan las cosas buenas y las malas, y cuyo aprendizaje nos marcan para toda la vida.
Quizá por eso, cada carta termina con una frase distinta donde se entremezclan las palabras «gracias» o «gratitud».
- Léanla con un sanguchito de pollo 🥪 y un buen vaso de jugo de naranja 🧃, y escuchando alternadamente «This Charming man» de The Smiths y «Shattered me» de Bass Drum of Death 🎶. Ambas caen perfectas.
Este autor tiene tanta gracia para escribir, y leerlo puede ser una delicia, pero NO AQUÍ, porque este libro... es una fomedad. Todo un diccionario de ires y venires, secretos "horribles y oscuros" que son más obvios que la telenovela venezolana de la hora de la tarde. Todo es obvio y predecible y... huá (bostezo), somnífero.
Y también levemente irritante. Porque le da y le da,a los mismos temas, aunque de manera diferente, una y otra manera.
A mí no me pareció más que una repartición aburrida y repetitiva de culpas, descripciones, encasillaciones y... no sé, "ingeniosidades" que en verdad a nadie le importaban. O a mí. A mí no me importaban.
I enjoyed this book. Manuel is a man that lives alone in a big house in Miami.He became a famous author but begins to lose his friends because he wrote about their lives . He describes intimate things in his life and theirs. I recommend it because reflects the relationship that he had with his friends and now he feel bad because he stands alone .
Primer libro de Bayly que leo. Es un estilo similar al de las columnas que sí le había leído, como un cronista mentiroso (muy peruano).
Él siempre dice que no es autobiográfico pero sí le chupa la sangre a la gente que conoce para darle vida a sus personajes, y esta novela particularmente es una especie de meta ficción en la que a la vez niega que sus libros representen hechos reales y se disculpa con las personas (reales) que utiliza como materia prima para sus historias y participan de esos hechos ficticios.
Es extraordinariamente cínico, y mientras la novela se supone que es una recopilación de cartas apologéticas en que se arrepiente de ventilar las vidas de sus amigos, no puede resistirse a contar más intimidades. Al igual que dice no ser racista y salpica comentarios bien racistas y desagradables.
Está bien escrito, pero no cuenta nada de sustancia, y tira más bien del morbo de contar secretos ajenos y su propia impudicia. Muy Bayly, supongo; puro chisme.
Si fuera solo por su estilo, le pondría 4. Por contenido, 2, y le pongo 3 haciendo media.
La historia trata sobre Manuel, un escritor peruano que ha perdido a varios de sus amigos mas importantes por revelar infidencias de ellos a través de sus libros o por otros motivos que se van contando mediante cartas que les escribe a cada uno de ellos.
Las cartas son como corriente de consciencia, me abrumó un poco porque el protagonista se siente como una persona muy obsesiva.
No creo que lo volvería a leer, es como un libro de chisme, se me hizo largo y un poco tedioso, además de quedar wtf en varias partes jajaj
el libro consta de 5 cartas A Melanie: su amiga con quien tuvo una relación de juventud que no perduró. A pesar del amor que tenia Melanie hacia el, fue quien lo ayudo a comprender sobre bisexualidad como primer acercamiento. La carta muestra vivencias que muestran situaciones un poco tóxicas y en algunas partes quedé wtf por acciones del tipo. A Sebastian: su amigo con quien también mantuvo una relación, de manera mas furtiva, ya que la fama de Sebastián y su trabajo podian verse perjudicados. Esta relación tampoco funcionó porque a pesar de quererse, Sebastian le confiesa que su prioridad es tener una vida heterosexual clásica, con una esposa e hijos. De todas maneras Manuel jamás supo si su amigo fue feliz o no con esa decisión y manteniendo oculta su orientación sexual; pero se alegra de que al menos haya logrado su meta al saber que se casó y se encuentra pronto a ser padre. A Daniel: su amigo mujeriego, un poco fetichista y con problemas de drogas, que lo ayuda a mantener un trabajo en una editorial y lo ayuda a crecer fomentando la escritura, además de hacerlo vivir primeras experiencias que Manuel atesora. A Manuel: su amigo escritor, del mismo nombre, el principal altercado fue que el protagonista tuvo una aventura con la novia de su amigo en su ausencia, además de conflictos de poder entre ambos que los llevaron a una competición sin decirlo directamente en el ámbito laboral, con traiciones suspicaces que fueron deteriorando la amistad. A Doctor Guerra: fue un amigo, de mas edad que él, que lo ayudó en distintas situaciones de la vida y laborales, además de compartir vivencias y fetiches, si bien no tuvieron una relacion y el doctor era aparentemente heterosexual, su amistad acaba cuando ve al protagonista teniendo sexo con una vecina de ellos, en su living, momento en que el docto guerra se indigna, lo expulsa de la casa sintiendose ofendido y acabando el contacto entre ellos.
"Los amigos que perdí" no es una novela al uso sino una compilación de cinco cartas que el narrador escribe a cinco antiguos amigos con los que ya no mantiene relación. Repasa lo vivido con cada uno de ellos, las idas y venidas, los más y los menos, en qué punto se estropeó todo y, en definitiva, cuánto los extraña. Sin embargo, las historias que se van desgranando aquí me han parecido insulsas y faltas de todo interés. Me he sentido como si estuviera leyendo la correspondencia privada de un tipo cualquiera y esos nombres y esas anécdotas y esas disputas, sinceramente, me traen sin cuidado.
Me pareció un libro promedio (dos estrellas y media redondeadas a tres). Se trata de una novela epistolar donde a través de cartas a ex-amigos un alter ego de el mismo autor les pide perdón y les cuenta la historia de su amistad desde su perspectiva. Algunas historias son más interesantes que otras, pero ninguna llega a un nivel verdaderamente cautivador. Es un libro simple, y se lo recomendaría a aquel que le guste el chisme de personas que no conoce, pero si esta descripción no se te hace interesante es mejor mirar hacia otros lados.
Los amigos que perdí es un libro entretenido, simple y que se debe leer con buen humor. Tiene pasajes muy entretenidos de la vida nocturna de Perú y de las vivencias en esa ciudad del autor. La bisexualidad explorada y bien contada con sus dejos de sarcasmo y siempre contando algo más de lo necesario en las catas a sus amigos. Buen humor y lectura fácil y amena para los que gustan de los chismes divertidos.
Interesante libro, una idea muy original. Supuestamente el protagonista, ya en edad adulta y atravesando una crisis de soledad, dirige cinco cartas a cinco personas a las que quiso y admiró y que por diversos motivos perdió. Esa es la idea con que comienzas el libro, pero a las pocas páginas comienzas a pensar que más que intentar recuperar las amistades perdidas lo que está llevando a cabo es un auténtico ajuste de cuentas con ellos. Hay algunos momentos delirante. Me ha gustado.
Uno va construyendo la vida del personaje a través de sus cartas. De pronto, en un morboso ejercicio de curiosidad desmedida, nos encontramos con nombres, calles y secretos revelados en misivas. Complejo de seguir, a saber de que el autor logra con tanta maestría este efecto que la tarea de leer se vuelve un tanto tediosa, con una progresión lenta hacia la revelación de más detalles.
Não sei bem o que estava à espera quando me emprestaram este livro. Achei que a leitura me custou imenso, a tradução para português tem algumas gralhas e a história em si não me convenceu.
Este libro se adentra en la complejidad de las relaciones humanas, explorando el dolor y la melancolía inherente a la pérdida de amistades a lo largo de la vida. Bayly, con su característica pluma incisiva y su capacidad para desnudar las emociones, lleva al lector a un viaje a través de sus experiencias personales, relatando con crudeza y honestidad las circunstancias que llevaron al distanciamiento o ruptura con amigos que alguna vez consideró cercanos.
La narrativa de Bayly se desarrolla a través de anécdotas que, si bien pueden ser específicas de su vida, resuenan con la universalidad del tema. La pérdida de amigos es una experiencia casi inevitable, y Bayly no teme enfrentar las razones detrás de estas pérdidas, ya sean malentendidos, diferencias irreconciliables, o simplemente el paso inexorable del tiempo que desgasta los lazos que una vez fueron fuertes.
A través de sus relatos, Bayly también reflexiona sobre su propia identidad y sobre cómo las personas evolucionan y cambian, afectando y siendo afectadas por sus relaciones. "Los amigos que perdí" no es solo una mirada a las relaciones fallidas, sino también una exploración del crecimiento y la autoconsciencia que surge de estas experiencias. La prosa de Bayly es directa, a menudo salpicada de un humor que se torna amargo, subrayando la sensación de pérdida que permea el libro.
El título no solo alude a las amistades perdidas, sino también a una pérdida más amplia y más profunda, la de las versiones pasadas de nosotros mismos que existían en el contexto de esas amistades. Hay una sensación de duelo no solo por las personas que han salido de su vida, sino también por los aspectos de su propia persona que se han ido con ellas.
Para aquellos que están familiarizados con el trabajo de Bayly, este libro ofrece una mirada más personal y tal vez más sombría a sus reflexiones. Para los nuevos lectores, puede servir como una introducción conmovedora a las habilidades narrativas de Bayly, capaz de convertir las introspecciones en arte literario. "Los amigos que perdí" es un testimonio melancólico pero hermoso de la vida y de los fragmentos de nosotros mismos que dejamos en cada persona que alguna vez llamamos amigo.
Como si Bayly hubiera transcrito un sueno que tuvo sobre una telenovela en donde las analfabetas esposas de Lord Cucuface se han reunido a escuchar un radiometraje sobre la amistad. Esto no es literatura sino papel higienico. Aunque el papel higienico por lo menos es suave y viene enrolladito para su comodidad.
Como es típico de Baily, el narrador se encuentra en una disyuntiva por su inclinación sexual en una sociedad marcada por el prejuicio, lo que se refleja en la narrativa. Manuel me resulta un personaje un tanto altanero, tramposo y sumamente quejumbroso. Las cartas son confesiones a los amigos que uno pierde a lo largo de la vida...
Como leer el blogspot de cualquier limeño. Bayly solo puede escribir de él (y eso no está mal). Que sea honesto. Que sea terrible. Que no desperdicie su tiempo pidiendo disculpas: es un patán. La única carta que vale la pena es la que dirige al actor este, que creo que es Diego Bertie.
Lo terminé con dificultad, realmente me pareció que tiene historias repetidas del mismo autor, tiene otros libros mucho mejores que este. Me gusta como escribe, que es igual como habla, ya que me gustan sus entrevistas por televisión.
A great book that takes you into the mind and real life of the author. The last part was kind of slow, yet it delivered just as the previous parts. Loved the pop culture references.
Decepcionada con esta novela. Un protagonista egocéntrico, historias repetitivas... Y no demasiado bien escrto. El autor abusa de ciertas expresiones coloquiales. Poco interesante, la verdad.