Ausias Susmozas, manirroto patriarca del Pigalle -teatro que conoció grandes días de gloria- se fue a dormir el primero una sola vez en su vida. Sucedió hace escasos días: cuando las deudas eran ya más poderosas que sus excusas, agarró el petate y se mudó al otro barrio. Su muerte reúne por primera vez en mucho tiempo a sus tres hijos, para los que eligió nombres que empezaban por las tres primeras letras del abecedario. Ya en este céntrico teatro madrileño con pasado de oropel y futuro de gotelé, Argimiro, Bartolomé y Críspulo parecen dispuestos a recoger un consuelo monetario que compense el nulo cariño que les dispensó su progenitor. Pero las deudas, como la alopecia, se heredan, así que ahora deben enfrentarse al desastre: el banco se quedará el Pigalle si no logran reunir el dinero suficiente. La única solución a este fenomenal brete pasa por ganar una subvención mediante el estreno, en un plazo de cinco meses, de un montaje teatral que llevará por título "La vida".
Pero, como sabemos, las familias desgraciadas lo son cada una a su manera, así que deberán lidiar con sus monederos vacíos, con un director inepto, con un grupo de pensionistas como único apoyo técnico, con actores reclutados en un grupo de terapia y con sus propias vidas, que no lograrían una cédula de habitabilidad ni con la ayuda del supervisor más conchabado.
Santiago Lorenzo, director de "Mamá es boba" y autor de la novela "Los millones", congela la sonrisa del lector con una prosa a menudo cómica, a veces terrorífica, otras tierna y siempre aquilatada. "Los huerfanitos" se puede leer como sátira del mundo teatral, pero por encima de todo nos recuerda que un paseo por la calle esconde más claves sobre la crisis moral y económica que cualquier estadística.
Los huerfanitos, de Santiago Lorenzo, me ha gustado mucho. Es una comedia patética que, en ciertos momentos, transmite una sensación casi épica a medida que los protagonistas logran pequeños avances en su desastrosa obra de teatro. A través de ese esfuerzo, intentan superar las secuelas de un padre no solo ausente, sino que los abandonó y los maltrató psicológicamente.
Lo más fascinante es cómo Lorenzo logra que el humor y el drama convivan sin chocar: las situaciones absurdas de la obra contrastan con el peso emocional de los traumas de los personajes, creando un equilibrio que evita caer en lo grotesco o lo melodramático. La obra tiene una honestidad cruda y la capacidad de reírse de y con el dolor, algo poco común.
Además, me encanta su uso de un lenguaje con cierto tono arcaico, que lo distancia de otras obras del autor pero me recuerda a Jardiel Poncela o Mihura (seguro que la ambientación teatral tiene mucho que ver). En conjunto, me ha parecido muy divertida, con momentos que me han hecho mucha gracia, a pesar del patetismo de las desgracias de los protagonistas.
Me animó a leer este libro el comentario de un concursante de Saber y ganar, que en una sección de recomendar un libro se decidió por éste. Según él, costaba acabarlo porque te morías de risa leyéndolo y no avanzabas...
Pues lo cierto es que se ve que no compartimos el mismo sentido del humor porque yo me he reído poco. Incluso he sonreído bastante menos de lo que se espera de un libro de humor. Puede que yo sea un poco amargado, aunque sí he disfrutado con otros de este estilo como los de Wilt o la saga del detective sin nombre de Mendoza. Pero con Los huerfanitos no he conectado. Incluso me ha agobiado (en vez de divertirme) los constantes tropiezos y lo triste de la miserable vida de los protagonistas. La línea entre lo divertido y lo patético es muy personal, pero creo que Lorenzo la cruza demasiadas veces para mi gusto, al menos en la primera parte del relato, donde se presentan los personajes y sus miserables existencias.
En el tramo final remonta un poco y en conjunto resulta un libro relativamente entretenido. Pero si lees un libro de humor y apenas te ríes, es que no estáis hechos el uno para el otro. Y ese es mi caso, por desgracia...
Al morir su padre, los tres hermanos Susmozas heredan el mítico teatro Pigalle. Con el detalle de que el teatro lleva años inactivo y que Ausias Susmozas ha dejado una colosal deuda. El banco se quedará con el edificio si los tres hijos no pueden pagar lo debido en seis meses. Es cuando esos hermanos, que vivieron tan distanciados de su padre como de todo sentido escénico, deciden montar una obra de teatro y presentarla a un concurso de talentos.
En la línea de lo que otras obras de Santiago Lorenzo prometen, nos encontramos una situación loca a la que no dejan de sumarse más disparates. La gracia está en cómo deciden poner en marcha su obra, contando con un elenco de actores que están en rehabilitación por su consumo de alcohol y un grupo de técnicos que ha salido de la avanzada jubilación. La historia se va retorciendo a pasos agigantados, con la sensación constante de que nada puede ir peor. Hay momentos cómicos que se recrean mucho en lo cotidiano de las vidas más humildes, que es algo constante y buscado por el autor. El final se resuelve de una forma un tanto gratuita, algo que no me ha convencido.
Personalmente, tras haberme leído las cuatro novelas de Santiago Lorenzo, prefiero otras. Si se busca profundidad, propongo Los asquerosos y si se opta por el humor, es mejor Los millones.
Excelente novela. No me ha gustado tanto como Los millones, pero está igual de bien escrita, te atrapan en los sinsabores de los tres hermanos y gana interés al final. Tiene un esquema de humor muy parecido a la escuela Bruguera, las aventuras de unos Mortadelo y Filemón a los que todo le sale mal.
Mucho me gusta este autor y poco me ha durado su segundo libro. Le estoy cogiendo vicio a la comedia patética basada en la hipérbole de las miserias reales que nos rodean, e incluso diría que conforma, junto con Alfredo de Hoces García-Galán y Jorge de Cascante, un triunvirato de cronistas de lo cotidiano que producen risa y pavor (o llanto) a partes iguales al grito de Europa se derrumba. ¡Quién me lo iba a decir a mí, que vengo de la ciencia ficción y la fantasía como si no existieran otros géneros!
El libro: me habían dicho que no era Los millones, pero es una cuestión de empatía con las situaciones y los personajes porque todos los elementos están ahí, incluyendo el capítulo en el que, inesperadamente, saltamos de la comedia a la herida dolorosa de un corazón roto por lo leído; en aquella era un tren, en esta un modus vivendi: cómo escuecen ambos en mi cerebro.
Lo que sí he notado es que el lenguaje es más emperifollado, las figuras estilísticas más abundantes, y las palabras malsonantes (síntoma de inteligencia) han aumentado sobre el total. Será por las connotaciones teatrales de la obra, o quizá porque la otra era más introspectiva y con menos diálogos. La cuestión es que los árboles no dejan ver el bosque en algún momento puntual, pero también puede achacarse a la ruptura de concentración por los gritos de mis vecinos por el patio, todos ellos perfecto material para una futura novela del autor.
El libro más divertido de 2012, por lo menos que yo haya leído. Santiago Lorenzo escribe como si fuese el hijo improbable de Jardiel puncela y Wes Anderson
Me acerqué a la tercera novela de Santiago Lorenzo porque sus Asquerosos me pareció el mejor libro que me leí en 2018 y, por la fiebre de esa maravilla que acababa de leer, Los Millones (su primera novela) también me pareció muy graciosa y tierna. Pero lo de esta no hay por dónde cogerla. Tiene una buena premisa y un arranque prometedor, pero las siguientes 300 páginas que le siguen son un auténtico tedio, exceptuando algún par de cosas puntuales. Sus personajes están descuidadísimos, no eres capaz de diferenciar a ninguno de los tres hermanos (o, por lo menos, a dos de ellos) y te acaba dando todo igual. Y es una lástima, la verdad.
Me gustó más Los asquerosos (mucho más). En esta hay momentos muy buenos, pero el conjunto se me cae un poco. Quizás porque no me creo del todo los personajes.
Leer un nuevo libro de Santiago Lorenzo es inevitablemente compararlo con el primero. Y claro, después de la obra maestra que pergueñó con Los Millones, cualquier comparación es horrible. Y éso le pasa a éste, que siendo un muy divertido libro, con unos personajes tan patéticos que te caen bien, no acabas de cogerle el gusto. Tal vez porque estás esperando algo a la altura del ya citado primer libro.
En cualquier caso, risas garantizadas y un disfrute con el peculiar lenguaje de Lorenzo, en una trama divertida y muy bien resuelta.
Los hermanos Susmoza pierden un padre y ganan un teatro. O no 🙃 El texto de la contraportada define esta historia como sátira, yo diría que es una tragicomedia de las que te provocan risa y estremecimiento del corazoncito casi a la vez. Me ha encantado la manera de escribir de Santiago Lorenzo, con un estilo nada plano, rico en vocabulario y en recursos del lenguaje, que a veces me recordaba a Eduardo Mendoza. Recomendadísima.
Me fliparon tanto 'Los millones' como 'Los asquerosos' pero tengo que reconocer que 'Los huerfanitos' me aburrió un poco. Eso sí, sigo siendo fan de Santiago Lorenzo a muerte, un autor todo lo alejado que se puede estar (social y sobre todo geográficamente) de la panda de escritores 'malditos' y sicofantas que habitan el mundo de las letras españolas.
Una lastima haber leído hace escasos días aquello que dice la última reseña que me muestra la app. "Lean los millones y huyan de esta".
Si algo me hizo elegir esta novela frente a todas las demás que había en la librería, fue ese recuerdo que tenía de los millones, lo siento Santiago pero menudo peñazo de libro te has cascado.
Demasiado pesada y lenta, una premisa muy interesante que va cuesta abajo y sin frenos, con una narrativa que se atraganta, un desenlace de fácil arreglo con cierto regusto de ternura por unos personajes a los que no has tenido cariño en todo el libro.
Desde luego, haced caso a quien recomienda los millones y recomienda huir de esta.
Mi regalo de reyes ha sido ser capaz de terminarlo para poder criticarlo con gusto.
Siendo Santiago Lorenzo la persona que mejor domina el castellano hoy, me da pena que este libro no me haya ganado como lo hizo Los millones, que sí recomiendo leer a todos.
Lo cogí con un poco de precaución porque estuve leyendo las reviews de Goodreads de gente que decía que más que gracioso es deprimente, y que ni siquiera hace gracia. A mi me ha parecido todo lo contrario. Me ha recordado a la Conjura de los Necios o a algún libro de Enrique Jardiel Poncela. Me he encontrado riendo en varios momentos. Sí, la historia es una tragicomedia, pero en todo momento las descripciones, las interjecciones de los personajes, las anécdotas... hacen que sea muy entretenido. Y sí, es un argumento en el que las cosas van de mal en peor, para acabar fatal, pero luego incluso en el fatal se consigue remontar.
Creo que mi parte favorita del libro es cuando los tres hijos le montan una pequeña representación al padre, director de teatro, con un chiste que dice "¿Por qué los catetos ponen una cebolla en la carretera? ¡Porque mejora la circulación!"
Y el padre les responde, a tres niños de 6, 8 y 11 años: "Qué mierda de chiste. Es un chiste fascista. POr qué van a ser tontos los catetos. Por qué vais a ser más listos vosotros porque seáis de ciudad." Los niños no sabían muy bien ni lo que significaba cateto ni mucho menos lo que significaba fascista. Se fueron a la cama avergonzados de sí mismos.
En fin, supongo que en humor hay gustos para todo...
Segunda obra publicada de Santiago Lorenzo, y segundo libro que leo suyo.
Es maravilloso reencontrarse con las letras de este señor, y es que se expresa como pocos. Tengo que reconocer que "Los millones", su primera obra, me voló la cabeza. No ha sido el caso de "Los huerfanitos", pero es muy loable, que tratándose de una historia que me llamaba más bien poco la atención, ha conseguido cautivarme con su manera de escribir, de expresarse, de narrar.
Es innegable el talento innato que tiene Santiago a la hora de afilar su pluma, y verter sobre las páginas frases maravillosas que hacen de su narración un baile ejecutado a la perfección.
Derrocha talento por todos sus poros y la manera de relatar te atrapa desde la página uno.
En este libro, Santiago Lorenzo nos cuenta la historia de los hermanos Susmozas, los huerfanitos. Tras el fallecimiento de su patriarca, Ausias Susmozas, los huerfanitos recogerán una herencia bastante marronera: una deuda monumental de un teatro del que Ausias era dueño. El banco se quedará con el Pigalle si no afrontan la deuda pendiente. En tiempo récord, los tres huerfanitos tendrán que montar una obra para salvar el Pigalle y sus propias vidas.
Una carrera contrarreloj cargada de diversión y momentos llenos de absurdez cómica que te harán llorar de la risa.
Basta decir que Santiago Lorenzo, ha sido uno de esos grandes descubrimientos para mi en este año 2021,y es por eso que quería brindarle este momento tan especial para mi. Ya que con este libro alcanzo mi reto literario de este año, los cuarenta libros.
Estoy contento por haberme leído este libro y eso es lo que más me importa. Venía de un bloqueo lector por libros que, aunque me gustaban los temas que trataban, se me hacían pesados de leer cuando llego a casa cansado de mis quehaceres diarios. Para salir de ahí tire de una vieja confiable como es Santiago Lorenzo y, como siempre, funcionó.
La novela es divertida, el estilo es el propio del autor, con sus adeptos y detractores (a mí me gusta mucho para el tipo de libro que hace) y se hace la lectura muy amena (sino te importa la excesiva adjetivación que caracteriza al escritor). No me gusta mucho el final, lo encuentro algo forzado para intentar que el libro acabe bien, cosa que tampoco creo ya que el teatro no lo usan para nada.
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Si tuviera que definirlo con una sola palabra, sería rocambolesco.
Tres hijos reciben en herencia un teatro inmenso e hipotecado, de un padre ausente, pero muy famoso como hombre del espectáculo, y deciden montar una obra de teatro sin tener la más mínima idea de cómo se hace algo así.
Me aburrió y confundió el lenguaje a veces rebuscado, a veces inconexo, la narración va trasegando como en un lodazal, nunca toma ritmo, ni los personajes logran trasmitir, el final llega como una catarata de soluciones, tan irreal e ilógico como lo es todo el libro.
Puntuación: 3,5/5 Este libro esta calificado como perteneciente al género del humor. Bien, debo decir que me he reído un total de 0 veces. Realmente, este libro me ha parecido muy entretenido: he tenido intriga por ver que les ocurría a los protagonistas y para ver como se resolvía el problema de la trama pero todo ese humor, esos chistes y esas carcajadas que deberían acompañarla no han hecho acto de presencia en mi caso.
Como ya viene siendo habitual, lo mejor del libro es la escritura de Lorenzo. No sé si se trata de un castellano híbrido entre lo antiguo y lo inventado pero es hipnótico. En cuanto a la trama, es tronchante ver cómo los Susmozas se aferran a un clavo ardiendo mientras sufren las desdichas por intentar mantener un Teatro en pie para después deshacerse de él. A pesar de que en este libro Lorenzo es más previsible que en por ejemplo Los Asquerosos, lo importante no es el destino sino el camino. Una lectura fresca y divertida
Puede que no sea mi favorita de Santiago Lorenzo (me gusta haberme leído más de dos novelas suyas y poder decir esto) pero aquí sigue siendo el maestro de lo cutre, lo precario y lo solitario. Las chapuzas y el uso casi virtuoso del lenguaje campan a sus anchas y nos acaban diciendo que lo verdaderamente triste habría sido no haberlo intentado.
Santiago Lorenzo publicó esta novela 6 años antes de su gran éxito con "Los asquerosos", que leí en su momento con agrado. Ambas se esmeran en la labor de darle caña a la clase media española. Sin embargo, esta no me ha convencido: lo gracioso no me hace mucha gracia y no me gustan sus particularidades expresivas. La dejo antes de la mitad.
My third Santiago Lorenzo and the least convincing by far, for me at least. The narrative rambles somewhat and Lorenzo's trademark humour is rather forced. The premise, involving a tainted inheritance shared by three brothers who haven't talked to each other in ages, is promising, but the narrative pay-off is laboured and over-long. Read Los Asquerosos and Los Millonarios first!
Creo que el uso tan perfecto del lenguaje termina haciendo de un libro, que en principio contiene tonos de humor y augura diversión, algo bastante “denso y pesado”. No lo he terminado, pero me he obligado a dejar libros con los que no disfruto, así que adiós Los Huerfanitos y hasta pronto al escritor.
El desenlace final reúne algo muy presente durante la obra: larga, aburrida y sin un transfondo que te hace conectar. No he conectado nada con los personajes, la historia aburrida y pesada hasta cierto punto. Nada agradable, además de poco cómica (salvo esporádicos puntazos). La leí por completar la serie de Lorenzo, pero recomiendo mucho más Los Millones o Asquerosos.
Uno de los mejores del autor. Es tan ocurrente y divertido! Los personajes están llenos de crudeza y ternura. Las palabras fluyen de manera muy original y graciosa. La historia es muy entretenida pero casi es lo de menos, lo importante es cómo se cuenta. Lo recomiendo mucho.