En 1947 apareció en la revista Trabajos y Días un poema titulado “La barca nevada”. Lo firmaba Carmiña Martín Gaite, y suponía el debut de quien buscaba aún su voz, e incluso su nombre. Luego se sucederían los libros en otros géneros, pero Carmen Martín Gaite mantuvo siempre su fidelidad a la poesía. Siguió escribiéndola —así lo demuestran sus cuadernos—, publicándola —con las ediciones ampliadas de A rachas — y recitándola, en cafés y centros culturales, en la grabación digirida por Alberto Pérez que aquí recuperamos. La poesía ocupa un lugar central en la obra de Carmen Martín Gaite. Así lo defiende esta edición de A rachas , al cuidado de José Teruel, que incorpora también una selección de sus collages . La poesía de Martín Gaite «ilumina elementos aún no explorados», nos recuerda Teruel; el lenguaje y el pensamiento poéticos guían la prosa de la autora, y muchos de sus poemas comparten temas y atmósferas con algunas de sus narraciones. Una poesía apegada al tiempo, a su paso o a su pérdida, agridulce y también lúdica, consciente de la tradición. «El vicio de anotar alguna impresión de esas que caen del cielo como un rayo o estremecen todo nuestro ser no desapareció por completo, ni le cerré la puerta a aquellas fugaces visitas de la poesía. Irrumpía en mi casa sin previo aviso, como un amigo calamitoso y algo enfermo que busca cobijo en un raro recinto aún milagrosamente indemne del naufragio, donde nadie le va a echar en cara sus ausencias. Se presentaba y lo inundaba todo con su olor a eucaliptus, intempestivamente, igual que se largaba luego sin a rachas.» Palabra de Carmen Martín Gaite.
Carmen Martín Gaite (Salamanca 1925-Madrid 2000) se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde conoció a Ignacio Aldecoa y a Agustín García Calvo. En esa universidad tuvo además su primer contacto con el teatro participando como actriz en varias obras. Se trasladó a Madrid en 1950 y se doctoró en la Universidad de Madrid con la tesis Usos amorosos del XVIII en España. Ignacio Aldecoa, cuya obra estudiaría posteriormente, la introdujo en su círculo literario, donde conoció a Josefina Aldecoa, Alfonso Sastre, Juan Benet, Medardo Fraile, Jesús Fernández Santos y Rafael Sánchez Ferlosio, con quien se casó en 1954. De esta manera se incluyó en la que sería conocida como la Generación del 55 o Generación de la Posguerra. Escribió su primer cuento, Un día de libertad, en 1953, aunque confiesa escribir desde los 8 años. Comienza su carrera literaria con El balneario obteniendo en 1955 uno de los premios literarios de mayor prestigio en España, el Café Gijón. Tres años después obtiene el Premio Nadal por su obra Entre visillos. Escribe dos obras de teatro, el monólogo A palo seco en 1957, que fue representado en 1987, y La hermana pequeña en 1959, rescatada en 1998 por el director de teatro Ángel García Moreno y estrenada el 19 de enero de 1999 en Madrid. Durante la década de los sesenta continúa cultivando la narrativa, con obras como Las ataduras (1960) o Ritmo lento (1963), pero es en los setenta cuando vemos la versatilidad de Martín Gaite. Publica sus dos ensayos sobre el proceso contra Macanaz además de su tesis, recopila su poesía en A rachas (1976), y la novela Retahílas, sale a la luz en 1974. También a esta década debemos su primera recopilación de relatos, Cuentos completos. Su faceta periodística se caracteriza por su etapa de redactora en los comienzos de Diario 16. Su matrimonio con Rafael Sánchez Ferlosio duró unos años antes de acabar en separación, en los cuales tuvieron una hija, Marta, a quien dedicó el cuento La reina de las nieves. Falleció antes que ella. Entre otros logros, Martín Gaite destaca por haber sido la primera mujer a la que se le concede el Premio Nacional de Literatura con El cuarto de atrás en 1978, y por haber ganado en 1994 el Premio Nacional de las Letras por el conjunto de su obra. Fue una de las personas más y mejor premiadas del mundo de la literatura; obtuvo el Príncipe de Asturias en 1988 compartido con el poeta gallego José Ángel Valente [1929-2000], el Premio Acebo de Honor en 1988 como reconocimiento a toda su obra, el Premio Castilla y León de las Letras en 1992, Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 1997, Pluma de Plata del Círculo de la Escritura otorgada en junio de 1999 y cuya ceremonia fue retransmitida por videoconferencia a través de Internet, algo sin precedentes, hasta aquel momento, en el mundo literario. Con su ensayo Usos amorosos de la posguerra española recibió en 1987 el Premio Anagrama de Ensayo y el Libro de Oro de los libreros españoles. Esta obra dispara sus ventas, y desde entonces las obras de Carmen Martín Gaite están siempre entre las más vendidas en España, siendo espectacular su éxito en la Feria del libro de Madrid, donde solía ser su obra de cada temporada la más vendida de la feria. Cultivó también la crítica literaria y la traducción destacando en autores como Gustave Flaubert [1821-1880], Rainer Maria Rilke [1875-1926] y Emily Brönte [1818-1848]; colaboró, asimismo, en los guiones de series para Televisión Española como Santa Teresa de Jesús (1982) y Celia (1989), serie basada en los famosos cuentos de la escritora madrileña Elena Fortún (1886-1952). Publica dos enormes éxitos de crítica y público, Lo raro es vivir en 1997 e Irse de casa en 1998, y en 1999 se publica
Escucha lo que te digo, compañero, dulce amigo de sinsabores y empeños: No te dé Dios más castigo que tener a otra contigo cuando me llames en sueños.
4.5⭐ Ha sido una grata sorpresa este poemario, pensaba comenzar a leer a la autora con Entre visillos, pero creo que este ha sido el inicio perfecto.
Poemas con el sentimiento a flor de piel: añoranza, amor, despecho, ternura, empeño. Tantas emociones en tan pocas páginas es toda una hazaña, merece más reconocimiento.
Leí este libro llegando al Sur de Suramérica y atravesando el océano pacifico. Lo tenia reservado para un momento especial, tan especial como aquellas personas que me lo dieron de cumpleaños. Es un libro precioso que me ha sacado risas y suspiros, y en la inmediatez resuena con fuerza al reconocer que hay algo necesario en la capacidad humana de escribir poesía, y algo memorístico en encontrar figuras, caminos y uniones liricas que sin importar el momento de la vida vuelven a nosotras para ser rehechas, remendadas o contradichas. Sin lugar a duda existe algo de especular en la belleza que he encontrado en el libro, que viene dada por la capacidad de reunir la obra de una vida, y ver allí la constelación de algo más grande.
Complemento ideal para entender mejor la obra narrativa de la autora. Algunos poemas son muy buenos, aunque no hay nada emblemático. Toca los temas fundamentales de la autora como la sensación de opresión de las normas sociales, el desamor, la desilusión del paso a la adultez, la añoranza de la infancia, etc. Los primeros poemas son un poco primitivos, pero sinceros. Los siguientes entroncan con la canción popular. También hay coplas de desamor muy interesantes; alguna me gustó mucho. Para bien o para mal, se lee muy rápido.
Grazas, Moni, por regalarme este libro. Non coñecía a faceta poética de Carmen Martín Gaite e é tan fértil coma a súa narrativa. Foi fantástico poder lela dende a mocidade ata a vida adulta con semellante frescura, dende unha certa inocencia á madurez, con toques de humor. Que afable e canta honestidade atopo na súa voz.
Yo tenía la intención de adentrarme en la poesía de Carmen Martín Gaite de la misma forma que ella dijo que la escribía: "a rachas". En parte también, porque yo entiendo que la poesía debe digerirse con calma para comprenderla mejor, descubrir sus matices y sutilezas, y así disfrutarla más. Pero ha sido bucear en sus distintas etapas, las "rachas" han pasado a ser "tacadas". Y es que me ha gustado mucho cómo verbalizó sus impresiones, reflexiones y pensamientos sobre el paso del tiempo; su fugacidad, su liquidez o falta de ella, y todo lo que ello acarrea en las relaciones interpersonales. También me ha gustado esa determinación de plasmar el hecho de que, por mucho que otros quisieran que ella siguiese determinados caminos, tomó decisiones de las que no se arrepiente. No sé si se referiría a la escritura, pero a mí me ha dado esa sensación. Ya en los últimos textos, se entrelazan quizá más retazos de su propia vida, en donde se adivina a una escritora por quien diversas mudanzas y no pocos estragos (según califica José Teruel en el prólogo) han dejado huella, y que busca farmacias de guardia que receten remedios para males que, no por intangibles, pesan menos.
Volaba entre las numerosas imágenes que inundan los poemas de Martín Gaite . Decenas de páginas tengo marcadas para volver a leer, decenas de versos que exclaman "¡eso es!". En definitiva, una recopilación de poemas de los cuáles van a nacer muchos otros, tanto me han llenado de inspiración
“DEFIENDO la alegría, la precaria, amenazada, difícil alegría, al raso, limpia, en cueros, mi ración de alegría. No me arrastréis al pozo de las verdes culebras.”
«HOY habláis otra lengua, lirios que os despeináis bajo la lluvia. Miré vuestras corolas: «Otros son tierra y cal, yo soy el pino, la mañana y la música —leí— soy el instante». Voy a cerrar los ojos, no olvide la lectura, no se enturbie la imagen, y me iré sin miraros otra vez. ¡Ay! Cuando vuelva a veros, ¿sabré ya comprender este lenguaje vuestro que un minuto ha rasgado mi tiniebla, lirios que os despeináis bajo la lluvia?» Destello
Me propuse el mes –y el confinamiento que todo lo abarca– para echarme a andar la prosa de Carla Lonzi y un feminismo para desterrar a Hegel de mis pensamientos de universitaria en curso quién llevó la filosofía en todos sus ramos sin haber aprendido a alguna filósofa más que a los Señoros. De esta forma, arribo a la lírica de Pizarnik y Carmen Martín Gaite. Carmen inicia su vida literaria con el premio Nadal. Posteriormente, el premio Nacional de Literatura, el Príncipe de Asturias y el de las Letras de Castilla y León. Es importante además destacar el trabajo de Carmen: sus traducciones, sus recuperaciones de autores olvidados, o sus guiones para televisión.
Para comprender la poesía de Carmen hace falta la sensibilidad de un pino, las persianas abiertas y por el sonido del viento. Si esta lectura podría definirse en palabras: es que es saludable al leerla en etapas aleatorias de la vida. La incesante es la naturaleza, las flores, el cielo, las nubes, «Después de todo», lectura que fue publicada en 1976 y «que se escribió a rachas, a rachas se organizó, como casi todo en esta vida, y así se llama: A rachas.» La compilación de este poemario es la libreta de Salamanca de Carmen, o Carmina como la llama J.M., introduciendo de manera amena los inicios de esta genia.
Un precioso acercamiento a la poesía de esta maravillosa autora. Sus poemas están llenos de melancolía, reflexiones tristes pero encantadoras y su vida cotidiana expresada de forma magistral. La narrativa está impregnada de intimidad, preocupaciones existenciales y reivindicaciones personales. En prologo resulta algo denso y extenso pero los poemas son maravillosos. ¨Las nubes de tormenta al atardecido son manos que me aprietan la garganta¨ ¨A fuerza de añorarlo ansiosamente, me embarco en el velero de mis sueños huyendo de tu olor y tu contacto¨ ¨Se hace inmensa la tarde y todo sabe a lo que pudo ser¨ ¨Tienes los ojos tristes, ¿en qué piensas?¨ ¨¿Cómo pudo ocurrir el descarrilamiento?¨ ¨decir «me apago aquí», y no rebullir más ya para nadie¨ ¨una flor amarilla, del color de la infancia y la locura¨
"No te mueras todavía. Ni te quedes condenado sólo al blanco o al morado, ni te vuelvas transparente, tan simple y desustanciado como te quiere la gente".
Este poemario a sido una grata sorpresa es muy diferente a los demás que pude leer, Plath, Sabines, Kavafis entre otros... tiene conjugaciones que al leerlas en voz alta te hace juego en la boca se escurre. Leí una reseña acá que hablaba sobre la añoranza y puedo estar completamente de acuerdo es como si te transmitiera esa ligera nostalgia, te hace extrañar viejos recuerdos por eso tengan cuidado de jugar con los poemas.
¡Ay!, si ya no estuvieras, si no te viera más, si tocara ahora mismo con mis dedos el evidente hueco de tu ausencia y sintiera la sed de tu distancia, se me llenaría el alma, como un huerto, de naranjas amargas y tardías. Pero ¿cómo sería ese sabor? A fuerza de añorarlo ansiosamente, me embarco en el velero de mis sueños huyendo de tu olor y tu contacto. ¡Ay!, si ya no estuvieras, con qué hondura y qué fuerza de marea salobre te querría.
A rachas, como Marín Gaite llama a su poesía, he leído ésta poesía reunida. Desde sus primeros poemas hasta los del final de su vida. Hay de todo tipo, los narrativos, quizá sean los mejore. Los temas son los que desarrolla en su obra narrativa. El tiempo, la aparición de un frase, caída de algún lugar desconocido, la necesidad de agarrar ideas, retenerlas y dejarla en párrafos o frases tiempo después. Una lectura con mucho de sus novelas.
Un poemario que, al igual que su nombre, me ha acompañado a rachas, agradecidísima de haber explorado la parte más lírica de la autora. Hay poemas que son un absoluto deleite. Ojalá algún día tenga la oportunidad de visitar Ohio y recitar «Todo es un cuento roto en Manhattan» frente al cuadro de Hopper.
La mujer desde la ventana contempla el mundo exterior y se repliega en sí misma. Espera el futuro con melancolía y ansia infantil. Busca escapar de la monotonía actual. Su poesía supone el reconocimiento de la realidad de allá fuera, pero también de sí misma.
«Se hace inmensa la tarde y todo sabe a lo que pudo haber sido.»
Me han encantado los collage del final de esta edición. De hecho ya me había ido apuntando algún poema de este libro pafa mi scrapbook, por eso me ha hecho más ilusión.
no leo casi nada de poesía entonces no tengo ni ida pero aquí he visto una poesía como muy irregular.. me han gustado MUCHO algunos, pero no me parece que salven al conjunto