IMAGI es una revista dedicada a la publicación de narrativa, poesía, ensayos, artículos, reseñas y entrevistas que buscan definir la ficción especulativa desde nuestro territorio. Se presenta como una plataforma para quienes buscan un espacio seguro de representación en la literatura de género.
IMAGINISTAS es una iniciativa que promueve la lectura y escritura de ciencia ficción, fantasía y terror desde una perspectiva latinoamericana. Mediante su laboratorio literario, ofrece talleres de escritura creativa y organiza clubes de lectura de manera regular.
La ficción especulativa es una vertiente literaria que combina elementos de ciencia ficción, fantasía y terror para construir mundos imaginarios que permiten explorar escenarios psicológicos, sociales y éticos. Su meta es generar una inquietud en el lector al presentar una disonancia entre la realidad y el universo ficticio de la obra, motivándolo así a cuestionar convenciones preestablecidas.
Donald Mc Leod Bravo (Punta Arenas, 1988) escribe y hace talleres literarios. Fue parte del colectivo literario weye. Es director de Imaginistas, editorial que publica y fomenta la ficción especulativa escrita por mujeres y disidencias. Ha publicado la plaquette "Lo que cuentan las nubes" (Trazos de Ave 2023) y cuentos en las antologías 8 Voces, (Sietch, 2020), Poliedro 7, (Tríada ediciones 2022) y Materiales Ficticios (Editorial Claymore, 2023).
No soy fanático del formato fanzine. Tal vez porque me gusta seleccionar lo que leo a un nivel —a veces un pelín obsesivo— y porque los fanzines suelen ser tan misceláneos que es improbable que todo su contenido esté dirigido a un mismo tipo de lectora o lector. Básicamente, leer un fanzine es como ir a ciegas un poco y siempre implica un riesgo pero… ¿no es bueno arriesgarse a veces?
Este fanzine no podría ser catalogado de arriesgado ya que está tan bien articulado que si te gustan la ciencia ficción, la fantasía y el terror, resulta improbable que no vayas a gozar con cada pieza escogida. Hay un cuidado que ralla en lo obsesivo en el diseño, el material —la calidad del papel es de no cree en pleno 2024—, las ilustraciones y los regalos sembrados por aquí y por allá en códigos QR para hacer de esta lectura una experiencia tremendamente inmersiva.
El cuento que abre este volumen —de la autora Jean Véliz D’Angelo es un guiño al Horror Cósmico y con una prosa depurada e impecable que bien orgulloso tendría al quisquilloso de H. P. Lovecraft. No puedo dejar de mencionar el poema épico vampírico de Kütral Vargas Huaiquimilla que es de una belleza que deja sin aliento, si no me creen aquí tienen un verso que me dejó pegadísimo:
Mi piel mudó de luna su color, pómulos se hicieron Alpes en caricia de espanto indígena.
Las canciones —inteligentemente musicalizadas en SoundCloud gracias a los QR que acompañan las partituras— que rescatan una tradición trovadora que recuerda sesiones de juegos de rol es una delicia. El cuento de Zezá Atabales bien podría opacar relatos de autoras latinas ya consagradas en la escena del horror cotidiano —yo quedé a mandíbula abierta— y deja con ganas de leer más de ella.
Finalmente los dos ensayos son impecables pero me quedo, por sobretodo, con la reflexión de Fran Cabezas:
“(…) en las mujeres y en las disidencia se comparte la posibilidad de abrir mundos nuevos, mundos que surgen por habitar estos cuerpos."
Una colección hermosa y variada de cuentos y creaciones literarias, que incluye una ópera vampírica, un cancionero fantástico, dos textos reflexivos acerca de lo queer y de la literatura escrita por mujeres, así como tres cuentos que tocan temáticas del horror clásico, cotidiano y el mundo fantástico. Cada segmento del libro está cuidadosamanete escogido y tiene su propia personalidad, y hacen que la experiencia valga la pena. Mis favoritos: El cancionero fantástico de la cantautora nacional chilena Trinidad Montalva, directamente caído desde otro mundo, uno viejo infiltrado por rayos de luna, y el cuento "Los jotes" de Zezé Atabales, geógrafa y escritora chilena que retrata uno de mis horrores favoritos: el del día a día, el humano, el de las madres que cuidan de sus hijos.
Por esos azares raros del algoritmo de Instagram llegué al lanzamiento de esta revista. Allí me sorprendió la diversidad de formas que contiene. Me llamó la atención el cancionero de Trinidad Montalva, creo que fue un privilegio haber escuchado un par de canciones en vivo. Leerlas también es emotivo.
Mi cuento favorito fue el de TopoPanda. Una historia dulce en un entorno árido que estimula la imaginación con un estilo elegante y efectivo. Es lo segundo que leo de este autore y ya me declaro su fan. Creo que también dialoga bien el texto con la ilustración que viene.
El cuento de Jean Véliz D'Angelo también me gustó. En una primera instancia no conecté del todo con la historia, pero (nuevamente gracias al destino) escuché una lectura comentada del texto en una feria el año pasado, y eso cambió totalmente mi percepción. Es potente la imagen del Estrecho de Magallanes como un monstruo. Que no lo haya visto puede deberse a mi des-comprensión lectora (probablemente...).
Eso fue lo que disfruté de la revista. Con el resto no logré conectar, pero agradezco conocer otras voces a las que no habría llegado de otra manera.
Me encantará ver cómo crece esta revista en el futuro.