Un poeta ciego de orígenes legendarios, hijo adoptivo de una familia acaudalada, estudiante universitario y creador de rituales esotéricos, funda una secta de oscuros propósitos cuyas reglas se basan en una sexualidad maliciosa y en las virtudes mágicas que se atribuyen a las irregularidades de la piel. Luego de atraer a nuevos seguidores con bailarinas y, en caso necesario, con ciertas drogas suministradas por psiquiatras, los dirigentes someten a sus fieles a perversos métodos pedagógicos. Muy pronto la comunidad religiosa será escenario del cisma, la locura fanática y la lucha por obtener el poder. Cuando los discípulos del poeta ciego asesinan a las primera personas indefensas, ¿se han vuelto marionetas intolerantes y caprichosas? ¿Cómo detener esa obra de crueldad y violencia que tanto temiera el fundador de la secta?
Mario Bellatin grew up in Peru as the son of Peruvian parents. He spent two years studying theology at the seminary Santo Toribio de Mogrovejo and graduated from the University of Lima. In 1987, Bellatin moved to Cuba, where he studied screenplay writing at the International Film School Latinoamericana. On his return to Mexico in 1995, he became the director of the Department of Literature and Humanities at the University of the Cloister of Sor Juana and became a member of the National System of Creators of Mexico from 1999 to 2005. He is currently the director of the School of Writers Dynamics in Mexico City.
Una novela delirante, gelatinosa. El relato presenta la historia de una especie de secta religiosa. El poeta ciego, su fundador, se diluye -intencionalmente- frente a otros personajes locos que van tomando el rol protagónico por turnos. La dinámica de la narración es algo surrealista, pero pulcra. Bellatin emplea recursos freudianos de condensación y desplazamiento. También emplea la lógica del fetiche. Desfilan así por esta novela onírica el sexo, el asesinato, el fanatismo, la literatura, los lunares. Hay una obsesión sexual con los lunares. Hay una obsesión lunática con la iluminación religiosa. La sintaxis, contra la semántica, es diáfana. Las frases cortas, simples, empeñadas en comunicar algo chocan contra un magma onírico que gira centrípeto, cerrado en un núcleo mudo, imposible. Opino que se trata de un libro loco, pero escrito desde la distancia aséptica de la cordura.
Poeta ciego es una de esas novelas que parecen más un ejercicio de experimentación que un relato en sentido clásico. Mario Bellatin, autor conocido por su inclinación hacia lo fragmentario y lo insólito, despliega aquí un texto que se resiste a ser interpretado de manera unívoca. El libro gira en torno a un misterioso poeta que, tras perder la vista, mantiene un aura de maestro y guía espiritual, casi como una figura mítica. Sin embargo, en lugar de narrar de forma directa su historia, Bellatin presenta episodios dispersos, voces que se superponen y situaciones desconectadas que contribuyen a un ambiente extraño, casi ritual. Un dato curioso es que Poeta ciego dialoga con la tradición literaria y religiosa: evoca imágenes de Homero y de Borges, poetas ciegos por excelencia, pero también introduce referencias al sufismo y a tradiciones espirituales que acentúan su carácter enigmático. Este cruce entre lo místico y lo literario hace que la novela se convierta en una especie de texto-espejo, que no busca narrar, sino sugerir estados de percepción alterada. La lectura puede resultar confusa, y personalmente no logré disfrutarla en un sentido tradicional. Sin embargo, esa incomodidad parece intencional: Bellatin propone una literatura que no entretiene, sino que provoca. Más que un argumento, ofrece un entramado de imágenes que se deshacen tan pronto como se intentan fijar. Es un libro raro, difícil de clasificar, que obliga a preguntarse qué esperamos de la lectura: ¿claridad y disfrute, o desconcierto y desafío? Por esa razón, aunque no haya sido una experiencia placentera, Poeta ciego se vuelve memorable. Es una obra que se instala en el recuerdo precisamente por su rareza, y que en mi caso ocupará un espacio en mi biblioteca dentro de la sección de libros extraños que alguna vez leí, esos que dejan huella no por lo que cuentan, sino por lo que inquietan.
Podría ser un cuento de 15 páginas, pero decidió convertirse en una novela de tusquet$ (lo encontré con la firma de Bellatín en la sala de espera de un autolavado, sobre un estante con libros para intercambiar y tengo ganas de ir a regresarlo para deshacerme de la maldición).
El libro, que repito, pudo haber sido un cuento + ameno y menos ambicioso intenta armar el universo o ecosistema alrededor del personaje mesiánico del Poeta Ciegoy no sentí que cuajara en su densidad. Toca temas desde lo hiératico hasta lo estético, de repente tiene viñetas que me recordaron a un cómic noir.
En fin, para quienes ya lo leyeron, aquí les va una anécdota creepy: cuando lo comencé a leer me cayó una gota de limón EN MI LUNAR FAVORITO y me salió una mancha de sol encima. No me eché nada, ninguna crema aclarante hasta que después de varias asoleadas, la piel se me puso canela intenso y la sombra se diluyó, el día que terminé de leer esta obrita maldita.
Esta novela tiene el mérito de contar la historia de una logia de una forma tal que parece que el narrador está en una especie de trance o estado mental, producido por ser parte de esta logia extraña. Qué es un poeta ciego. Pues alguien que no le importa el mundo y escribe desde sus propios códigos. Eso me parece fascinante. Que tengas tu propio código, tu propio lenguaje, y luego... quién mierda va a querer leer algo así?
Un autor muy recomendado. De él leí con agrado Salón de Belleza. Esta novela , sin embargo, no llegó nunca a interesarme más que por el excelente uso del lenguaje. El ritmo está un poco desequilibrado y la trama o el fondo, a mi parecer, no llegó a lograrse del todo. Me recordó el estilo de Cesar Aura -a quién también en algunos libros alabo y en otros detesto.