Francia, España, Italia, Alemania, Turquía… Diario de viajes no solo abarca gran parte de la geografía europea, sino también cinco décadas de vida de Virginia Woolf, desde los primeros viajes en familia a Cornualles a los últimos acompañada por su marido Leonard.
Diarista compulsiva y excelente, en Diario de viajes nos revela los destinos preferidos de Virginia Woolf, donde la encontramos en una aduana alemana durante el régimen nazi, extasiada ante la belleza del Partenón, regateando en el Gran Bazar de Estambul o pasando la noche en una dudosa pensión de Sierra Nevada.
Diario de viajes es una selección de entradas de diario, cartas y artículos, que nos ofrecen una mirada privilegiada en la intimidad de Virginia Woolf. Alejado de la melancolía que impregna su vida y su obra, Diario de viajes revela esa joie de vivre que solo proporciona la aventura y lo desconocido.
(Adeline) Virginia Woolf was an English novelist and essayist regarded as one of the foremost modernist literary figures of the twentieth century.
During the interwar period, Woolf was a significant figure in London literary society and a member of the Bloomsbury Group. Her most famous works include the novels Mrs. Dalloway (1925), To the Lighthouse (1927), and Orlando (1928), and the book-length essay A Room of One's Own (1929) with its famous dictum, "a woman must have money and a room of her own if she is to write fiction."
Leer recopilaciones de cartas o entradas de diarios es siempre un curioso ejercicio: son textos que nunca fueron pensados para ser publicados. En «De viaje», además, el hilo conductor no es el destinatario de las cartas ni el período de tiempo en el que fue compuesto el diario: este libro es un batiburrillo de todo lo que Virginia Woolf escribió cuando estaba, pues eso, de viaje. Entre sus descripciones de paisajes y personas y peripecias, la vas conociendo y vas presenciando cómo la Virginia adolescente se convierte en adulta y cómo sus opiniones van cambiando y adaptándose a los tiempos. Así, visitas con ella, décadas después, los mismo lugares que recorrió de joven y los aprecias, igual que ella, con sus cambios y los que te va trayendo la vida.
He tenido sensaciones bastante encontradas con este libro.
De entrada, en el mismo prólogo se recoge el deseo explícito de Virginia Wolf en su nota de suicidio de que no se publicara nada de lo que había dejado en sus diarios ni en sus escritos íntimos.
El libro es naturalmente inconexo, a pesar de tener añadido un poco de contexto. Por orden cronológico, se van sucediendo las entradas que escribía en su diario y la correspondencia que enviaba mientras estaba de vacaciones.
Así, aparecen evocadoras descripciones de lugares tan diversos como la campiña inglesa, el Stonehenge, la catedral de Salisbury, periplos por su amada España (incluída una descripción de unas cómicas melopeas en Murcia o la semana santa andaluza), Grecia, Francia, Italia (por las que profesa un verdadero entusiasmo), e incluso Holanda (donde todo es carísimo), y hasta el lago Ness (y su oscura leyenda).
Todo ello se mueve entre lo anecdótico y lo revelador.
Resulta anecdótico darte cuenta de que has estado en algunos pueblecitos perdidos de Inglaterra u Holanda por los que también ha pasado Virginia Woolf.
Y es también revelador de la sensibilidad de la autora, de la evolución de su estilo, pero también de sus sesgos y prejuicios personales (hay algo de xenofobia, aporofobia, y clasismo destilados en sus escritos).
Para mí, viajar siempre ha sido una parte importante de mi ser. Y, aunque nunca he seguido un diario, quizá por eso he encontrado una conexión especial con este libro, a pesar de que me ha resultado un tanto denso su lectura, y he tenido que aparcarlo un par de semanas para retomarlo con ganas.
No todos podemos viajar en Verano, pero todos podemos hacerlo de la mano de Virgilia Woolf y sus carteos con su pandilla, y visitar Cornualles, España, Italia, Francia y Grecia entre 1882 y 1939. Primeros viajeros que se impregnaban del paisaje y de pulgas en colchones viejos Una joyita.
“De viaje” es una recopilación de cartas personales y del diario de Virginia Woolf cuando estaba de viaje. Se divide en dos periodos: una primera época desde los 15 años donde Virginia Stephen está soltera, y un segundo periodo desde su matrimonio hasta su muerte.
Dándole vueltas a que y como contar mi opinión sobre este libro, había pensado hacer como hace Virginia en su diario, decir que no voy a extenderme en descripciones. La gran diferencia es que ella en dos líneas consigue describir de forma majestuosa cualquier imagen que tiene delante suya para hacértela ver mientras la estás leyendo, y yo en dos líneas no he dicho nada interesante.
Siendo lo primero que leo de la autora, me parece un libro inmejorable para conocer a la persona en toda su globalidad, desde su adolescencia a su muerte, viajando con ella y con todas las relaciones personales que tuvo, especialmente con sus hermanos y su marido. Pero también conoceremos a la Virginia escritora, porque desde bien joven, leyendo sus diarios, podemos ver que tiene un talento especial para la escritura, para narrar y especialmente para describir. Hace fotos con palabras. No sabría decir si en el caso de Virginia, una imagen vale más que mil palabras. Mil palabras de Virginia te pueden regalar muchas imágenes.
Sin entrar en más detalles, libro totalmente recomendado para conocer la vida de Virginia y su entorno. Y apreciaréis una multitud de citas y descripciones de un nivel sobresaliente.
Y mencionar el gran trabajo de Patricia Diaz Pereda, no solo en la traducción, sino también en todas las notas y explicaciones que va dando sobre el texto
Y si queréis conocer aún más a Virginia Woolf os recomiendo que escucháis el podcast presentado por Javier Peña, “Grandes Infelices”, de @blackiebooks, que, aunque se centra en la novela de “La señora Dalloway”, hace un recorrido detallado de la vida de la escritora. No he escuchado un podcast literario mejor. No os lo perdáis. Lo podéis encontrar en Spotify.
Frases destacadas.
“La oveja solo se convierte en un animal pintoresco cuando está recogida en rebaños y un perro y un hombre la conducen por la ladera”
“El singular y embriagador encanto de Stonehenge para mí, y supongo que para casi todos, es que nadie en el mundo te puede explicar nada”
“Una casa que no tiene raíces en ninguna parte, sino que se puede mover con rapidez según te apetezca y es autosuficiente es, sin duda, la casa más deseable”
“El viajero solitario comienza su viaje con un estado de ánimo plácido y práctico. Si solo eres uno, curiosamente tienes muy poco en que pensar; tus deseos se satisfacen con facilidad”
“En Grecia, sientes muy a menudo que el espectáculo pasó hace mucho y has llegado demasiado tarde”
“Decir que el paisaje desde la Acrópolis es bello es una manera de escaparse de la dificultad: toda la tierra es florida como un melocotón, con sombras ligeras de color púrpura; a lo lejos, el mar brilla como plata opaca; arriba, en el cielo, las nubes tiemblan por su cúpula, en carmesí y oro. Al mismo tiempo, la luna está tan afilada como para partir el cielo con su delgado filo plateado, y una estrella cuelga cerca…”
“Hay pocas experiencias más estimulantes que la primera zambullida en una ciudad nueva”
“Cuando leo este cuaderno, lo que hago a veces en una tarde calurosa en Londres, me impacta la rudeza de las frases, el descuido de las descripciones, la repetición de los adjetivos…”
“Nadie dirá de mi que he conocido la felicidad perfecta, pero pocos podrán señalar el momento o decir qué la provocó”
«No puedo explicar el inmenso placer que es para mí comprar un libro»
Yo tampoco. He conocido a Virginia Woolf a través de sus obras, una mujer muy inteligente que satirizaba sobre el amor romántico, que habló de la homosexualidad, de la transexualidad, fascinante novela Orlando, cambió de género, un ser andrógino, pero no de identidad, ¿sí o no? No cambia Orlando, cambia la sociedad, se burla de los roles de género. Cuando uno piensa en ella, recuerda sus fotografías y una palabra viene a la mente, tormento.
En esta obra conoceremos la evolución, unos dirán de la mujer, otros de la escritora, yo su frágil equilibrio. Porque esta obra nos dice cómo era Virginia en dos partes, empieza en 1897 hasta 1912 cuando se casa con Leonard Woolf, y de aquí al final. Diarios y cartas, ¿existe algo más personal e íntimo? El mayor cambio lo tenemos en las descripciones del paisaje, qué pena no poder leer cada fragmento en el lugar en el que fueron inspirados, y el segundo cambio, la extensión.
«En ciertos estados de ánimo que conozco, no viviría aquí…; es como si cerraras los muros con espesa hiedra entre tú y el mundo; dentro de ellos, todo es belleza antigua y paz»
¿A qué estados de ánimo se refiere? Mucho se habla de la bipolaridad que sufrió y esos largos periodos de una existencia amarga, no carentes de base, en esos momentos, ¿qué nos dice? ¿Qué no le gusta que la encierren o que no soporta la belleza y el silencio? Cuanto más silencio, más se escucha el ruido de la cabeza.
Virginia Woolf creció rodeada de literatura, artistas e intelectuales, «El problema, como de costumbre, son los libros, cuáles llevar y cómo hacerles sitio». Una mujer culta y refinada con una alta sensibilidad, la primera parte de esta obra muestra una gran carga sensorial, conmovida por el arte, capacidad de entrega y de búsqueda, empática. «Hay carteles de corrida de toros por todas partes. Me alegro de que nos los perdamos» «¡El Zoo de Mánchester! Qué grotescos son esos espectáculos de segunda en los que la vida te arremolina». Y avanza el diario, y Virginia calla lo que no se puede ni siquiera escribir, sí en la ficción, la fantasía como mecanismo de defensa para maquillar la realidad, y lo dice, pero no de una forma clara, «trataré de ser una servidora honesta (147)…, Como si quisiera complacer a mi propia vista si quisiera leerlo después», ella es consciente que se esconde detrás de sus obras, que maquilla la realidad hasta en el diario, porque cuando se crece rodeada de silencios, torturada por aquello que no se puede decir, castrando las emociones, aparentando normalidad y buen trato, ¿qué queda? Un refugio, la literatura, pero en la segunda parte, en varias ocasiones, sin mencionar que ya no hay tanta descripción del paisaje, nos dice que no encuentra las palabras, que no tiene ganas de escribir «Si he intentado escribir, una y otra vez, pero enseguida me quedaba dormida. Además ¿de qué sirve escribir?», ni de viajar, ni de visitar, pierde el sentido de su existencia, ¿qué le queda?
Quién en un diario escribe «somos muy felices y buenos», añade, «Nadie dirá de mí que no he conocido la felicidad perfecta, pero pocos podrán señalar el momento o decir qué la provocó». En otro momento se pregunta, ¿se puede ser demasiado feliz?
Este volumen reúne por primera vez en español lo que escribía en su diario y en cartas Virginia cuando estaba de viaje, a ella le gustaba viajar, observar y sentir todo lo diferente que ocurre en los viajes.
Tiene dos partes. La primera "Virginia Stephen y sus viajes" desde 28 de julio de 1897 hasta 1912 cuando se casó. Vemos diferente entradas de su diario y cartas a Emma Vaughan o a Violet Dickinson. Y nos contará como visitó la catedral de Salisbury, Stonehenge, Lisboa, Sevilla, Granada, Italia o Grecia donde fue con Vanessa y Violet Dickinson.
La segunda "Virginia Wolf" ya casada, nos cuenta sobre su luna de miel en la Provenza y también los viajes a España e Italia en cartas a Lytton Strachey, Katherine Cox, Vitta Sackeville-West o a Vanessa.
Veremos sus escritos cronológicamente y me ha gustado mucho como al inicio de cada año se proporciona un breve resumen con información biográfica para entender mejor el momento en el que está Virginia, también nos cuenta un poco sobre los viajes que llevó a cabo o algún dato relevante como lo que estaba escribiendo o lo que publicó.
El estilo es variado dependiendo de si son cartas o diarios. En el diario tan pronto encuentras notas escuetas como descripciones detalladas con un estilo poético en las descripciones del paisaje e incluso hay pasajes con gran sentido del humor. Las cartas tienen un tono distinto, más ligero y sobre todo depende de la relación que tenga con la persona a la que va dirigida.
Tenía una idea de una Virginia deprimida y atormentada y he visto una Virginia entusiasta, divertida y activa a quien le gustaba lo novedoso, los viajes y divertirse. Una Virginia entusiasta a la que le gustaba observar todo, paisajes, obras de arte y sobre todo a la gente. Una Virginia que fantaseó con comprar una casa en alguno de los lugares que visitó y vivir allí parte del año como Francia, Italia o Grecia.
Os la recomiendo mucho para conocer a una Virginia diferente.