La fea burguesía nos ofrece un retrato de las denominadas clase media y clase gozante, representadas por parejas en busca del éxito, que se resume en poseer dinero, y se prueba mediante la constante adquisición de bienes. El desprecio y la ceguera ante la inteligencia ajena, valorada como una afrenta, ya que pone de manifiesto la ignorancia propia, configuran la base de una clase que vive al amparo del Benefactor, valedor y guía de la Dictadura. Con esta novela, Miguel Espinosa, uno de los grandes narradores españoles del siglo XX, nos muestra una brillante crítica de la España del franquismo, aunque, como toda gran literatura, su alcance va más allá de la historia que contempla.
«Cipriano Castillejo se halla entre los cuarenta y cinco y los cincuenta años de edad; ha alcanzado esa época de la existencia en que los hombres empiezan a derrumbarse física y psíquicamente; profesa de catedrático, y todas las tardes, esas tristes y aburridas tardes de otoño e invierno, entra en la misma cafetería y pide su condumio: café con leche con un bollo azucarado. En el establecimiento anida una logia de cincuentones, y Castillejo contempla, silencioso, el rebaño: son cinco, siete, hasta diez individuos vulgares, anodinos, como hechos de magma; ni siquiera representan ruinas, sino escombros. Sus rostros refleian el vacío, la ausencia de ideas y volición; simbolizan la carencia, la utopía de un mundo falto de espíritu, y ese mundo es, sin duda, nuestro mundo. No charlan ni opinan; se recuestan, como desplomados, sobre los sillones, y, de vez en vez, exhalan frases gratuitas y sin posible réplica. «¿Por qué no volvemos a Rusia, para comer mantequilla?» -dice uno. Y nadie contesta».
No sé si llamarla una novela, es un texto bastante experimental en el que bailan la voz del narrador con de algunos protagonistas, y no se puede decir que tenga nada parecido a una trama y un desenlace. Es una especie de sátira muy ensayística.
En cuanto al tema, no tiene desperdicio, la sociedad burguesa en tiempos muy propicios para ella, al abrigo de las dictaduras. En varios actos los protagonistas van a ir exponiendo sus creencias y vivencias acurrucados en el nivel social y económico que ostentan.
La primera parte, la de la Clase Media, es jocosa, una caricatura en la que empezamos a ver por donde van los tiros, pero la parte siguiente ya se vuelve mucho más dura y descarnada, la Clase Gozante (los perros) "Menean el rabo, bajan las orejas e imploran cerca de su Benefactor, pero igualmente ladran, muerden y desnucan." A partir de ahí, en forma de capítulos, se nos va a presentar en tono de confesión y con ciertas dosis de existencialismo, un análisis sobre conceptos como la juventud, la inteligencia, el orden, las posesiones, la impunidad...desde el prisma de la casta gobernante, y se nos planteará también una pregunta: en una sociedad donde la actualidad y la historia combaten, ¿quién ganará
«Un hombre fue tentado, por otro hombre, a inclinarse por lo que no podía alcanzar, dada su naturaleza, lo cual entraña la más alta tentación, pues conduce a la desesperación. El tentado, empero, resistió la seducción mediante la acción de escucharla y transcribirla, retratando con ello al tentador y apartándolo de sí.
Sobre la quieta flor, un instante, sesgadamente, se estremecen unos élitros en el seno del silencio; después, el gran continente sigue ocurriendo.»
casi un mes para tanta sarta de tonterías el último capitalista al que colguemos será quien nos vendió la cuerda. no soporto la altanería de los burgueses. a da y que se pudran
Miguel Espinosa, escritor de mi tierra, logra plasmar en pocas páginas una feroz sátira y esperpéntica hacia la "clase media" y "clase gozante". Ambientado en la dictadura, ambos estratos se encuentran sumidos en una sociedad capitalista incipiente, donde los valores llegan incluso a ser relegados en favor de los bienes materiales. Así, el consumo exacerbado sirve, no solo para reafirmar su estatus y poder en la sociedad, sino también para marcar una distancia y diferencias con las "clases inferiores". Esto último se aprecia cuando comentan descaradamente el precio de los objetos adquiridos o el salario medio de los personajes: "Didio se embolsa mensualmente el salario de cuarenta obreros, y, a veces, el de ciencuenta". Es una obra con una gran reflexión y que perfectamente se puede extrapolar a la sociedad actual.
Me gustó esta sátira feroz contra la burguesía en general y contra la burguesía franquista en particular, una sátira cruel, esperpéntica e inteligente... Es un libro diferente, sorprendente, que hay que leer despacio. Me lo recomendó mi amigo V. cuando estaba enfrascado en sus estudios de Sociología.
El ser como ostentación. En la mitad de páginas podría decir lo mismo y le sobraría. Se acaba perdiendo el interés conforme vas avanzando. El capítulo piloto es muy bueno, nada que ver con lo sucesivo.