Es más que nada una exploración por una lengua, un ritmo y una forma de lo nacional-popular. A ratos sentía la misma incapacidad para entender que tuve cuando vi Pizza, birra, faso (dir. Stagnaro, 1998). Tiene una propuesta de ritmo parecida a lo que hace en Chile Juan Carreño. Toda la secuencia final me recordó a ese precioso poema largo de Carreño: "Estando yo Juan en mi celda en la isla de Patmos, acompañado por San Giordano el griego loco y otros infractores a la ley de culto, tuve un acceso y esto fue lo que vi:".
No creo que sea un libro para acercarse a la obra de Cucurto. Para eso mejor la novela Con todas mis fuerzas, o los cuentos de El rey de la cumbia.
Es un libro sorprendente, sin dudas. Las cuestión es si Cucurto puede sorprenderme con otros libros. Quizás, me inclinaría ahora por leer algo de su poesía...