Nagasaki, agosto 1945. Kazuo, un ragazzo occidentale adottato da una famiglia giapponese, e Junko, figlia di una maestra di ikebana, si sono ripromessi di incontrarsi su una collina per suggellare il loro amore adolescente con un haiku. Pochi minuti prima dell’appuntamento, la bomba atomica trasforma la città intera nell’inferno. Tokyo, febbraio 2011. Emilian Zäch, architetto svizzero in crisi, funzionario delle Nazioni Unite e sostenitore dell’energia nucleare, conosce una gallerista di arte giapponese ossessionata dall’idea di rintracciare il primo amore della nonna. Due storie parallele, destinate a incrociarsi in una finale che sorprende. Un libro commovente sulla forza dell’amore capace di superare ogni cosa. Una storia di speranza e determinazione, di abbandono e di coraggio, un romanzo sull’importanza di non dimenticare le tragedie del passato per affrontare le sfide del presente e scrivere il nostro futuro.
Nací en Logroño en 1969, soy licenciado en Derecho por la Universidad de Navarra y ejerzo desde 1992 como abogado en La Rioja.
Soy un gran amante de la música. Pianista de formación clásica y más tarde teclista y cantante de rock, he formado parte de diversas bandas -con un disco premiado en la década de los 90 con mi grupo “Catorce de Septiembre”- y he compuesto canciones para otros artistas.
También soy un viajero incansable. He recorrido medio mundo buscando nuevas sensaciones y, en los últimos años, también inspiración para mis novelas. Madagascar, Etiopía, Botswana, Namibia, Swazilandia, Israel, Líbano, Siria, Bután, Sri Lanka, Myanmar, Nepal, Tíbet, India, Vietnam, Indonesia, Japón, Perú, Ecuador, Brasil, entre otros muchos, ilustran las galerías de fotos y recuerdos que podéis visitar en el apartado “Viajes”.
Colaboro en programas de radio de emisión nacional en los que comparto esas experiencias viajeras, fusionándolas con la literatura.
Desde hace varios años dirijo el Aula de Cultura de Vocento en La Rioja, organizando una charla mensual sobre los temas más diversos. Podéis ver una galería de fotos y la relación de ponentes en el apartado “Conferencias”.
Yo mismo imparto por toda España y otros países conferencias sobre creatividad y otros temas inspiracionales, que también podéis consultar en el apartado “Conferencias”. La última, llamada “Viajar: 10 enseñanzas para mejorar tu vida”, me ha llevado a Tokio, Lisboa, Tel-Aviv, Sao Paulo, Fez, Madrid y a otras ciudades españolas.
Las palabras perdidas... hermosas palabras que llevaré por siempre en mi corazón. Esté libro me ha llenado de cientos de emociones durante los días que duré con la lectura. Pensaba en Kazuo y Junko, en Emilian y Mei todo el tiempo. Mientras se lee, la piel se eriza, los ojos se desbordan y el corazón se estruja, es en definitiva uno de los mejores libros que he tenido el privilegio de leer.
Es posible que un amor dure toda una vida? Hay amores que saltan la marca inagotable del reloj y entran a un presente eterno? En 1945 el amor de dos jovenes es interrumpido por el estallido de la bomba atomica en Nagazaki. En 2011 Emilian Zach se encuentra en Japon para desarrollar un proyecto basado en la energia nuclear. Ahi conoce a Mei y la historia de los jovenes de Nagazaki se cruza con la historia de Emilian y Mei. Este es un hermoso relato contado con sensibilidad y veracidad historica y un claro amor a la cultura Japonesa. Aunque el libro mantiene al lector suspenso como si fuera novela policiaca, a mi lo que mas me gusto es la idea central que suspira por todo el libro, la de un amor capaz de definir toda una vida. Termine convencido de que existe y es imprescindible encontrarlo . . . o buscarlo.
La historia, ambientada en el Japón durante la Segunda Guerra Mundial, me ha emocionado mucho. A través de sus personajes y una trama cargada de emociones, el autor logra mostrar la lucha y el dolor en tiempos de guerra. Me ha encantado y lo he disfrutado de principio a fin. Sin duda, es un libro que se queda en la memoria.
Non vorrei riassumere il libro, vorrei solo dirvi perché questo libro mi ha emozionata così tanto, e più volte durante la lettura, ritrovandomi con le lacrime agli occhi. Principalmente per il contesto storico, siamo in Giappone, nel 1945, più precisamente a Nagasaki, qualche giorno prima dello scoppio della prima bomba atomica su Hiroshima, il 6 agosto, e a soli tre giorni di distanza, il 9 agosto su Nagasaki. Le descrizioni, che ne fa la scrittrice, sono particolareggiate e terrificanti e credetemi non sono pagine facili da leggere e pensare che sono realmente accadute non può che indignarmi e commuovermi per quanti sono sopravvissuti e hanno dovuto vivere quel “bagliore”, che spazzò via e incendiò tutto. La maggior parte dei sopravvissuti, presentava ustioni e lacerazioni su tutto il corpo. I protagonisti di questo libro sono due ragazzi, Kazuo e Junko, legati da un sentimento tenero, che per gioco inizieranno a scambiarsi degli haiku (brevi frasi con un significato profondo). Lo scoppio della bomba fermerà e dividerà i due. Inizierà una lotta contro il tempo per ritrovarsi. Entrambi mai dimenticheranno questo sentimento e quel bacio mai dato…Il finale è un crescendo di emozioni, che a tratti mi ha mozzato il fiato, facendomi arrivare alla fine con gli occhi lucidi e spazzando via anche in un attimo alcune mie personali perplessità su qualche divagazione presente nel libro.
Este es uno de esos libros que compras por buenas reseñas y dejas en la estantería, olvidado, esperando a que llegue su momento. Bueno, para desgracia mía el momento le llegó muy tarde.
La idea de la novela es buena, muy de las que a mi me gustan: dos líneas temporales que están unidas por X. Además sobre la segunda guerra mundial + debate sobre las nucleares. La escritura tampoco es mala (ejem*): ambientación buena, descripciones cuidadas... Y el modo en el que se sucede todo tiene su punto.
Ahora, los PROBLEMAS:
1) La trama del presente. * Es que en serio, no tengo por dónde cogerla. El personaje principal, Emiliano el fantasma para mi, me ha resultado ególatra, desagradable, machista... Es que no puedo ni tomarlo en serio. Arquitecto pronuclear, que trabaja en el IPCC y colabora con greenpeace, que es elegante y que causa furor entre la población femenina ;););););) En su tiempo libre se dedica a soltar la definición de IPCC como si tuviese un examen de Evaluación de Impacto Ambiental al caer y además, ama los pechos y los pubis rasurados de japonesas. El tufillo a fetichismo racista se me ha quedado en el pelo ups. La mujer que lo acompaña es uno de esos grandes personajes femeninos que están ahí sólo en cuerpo presente.
2) QUE VIVAN LAS TETAS: con unos ejemplos lo entenderéis todo. * - Acaba de explotar la puta bomba de Nagasaki y un adolescente de 13 años se encuentra con la enfermera que trabaja con su padre. Una piensa, el chaval debe estar aliviado y esperanzado, hay mucha gente muriendo y tío, hay una enfermera que puede ayudar osea ¡¡!! Realidad: "[...] era poquita cosa, tenía poco pecho." Vamos a ver, o esos pechos tiran sal de yodo, o yo lo veo un poco gratuito. - "Pechos operados que reventaban detrás de un biquini" Reventaron como bombas badumtash. - "Pareces un poco resabida, pero te lo perdonaba por ser tan guapa" Ojalá Hacienda hiciese lo mismo guapetón ;) - Lo mejor para el final, ¿te parece poco drama la explosión de una puta bomba nuclear que separa a los dos amantes protagonistas? Don't worry, le sumamos una agresión sexual a una niña de 12 años y ojo, en una moto. 10/10 original y para nada gratuito.
3) Yo. Osea yo en mi misma como mujer y como ambientóloga soy un problema para este libro. Unexpected, lo se. Hace 6 años igual no me habría dado cuenta de toda esta mierda, por suerte ahora sí.
Hay más que podría decir pero mira, dejaría de divertirme para empezar a cabrearme.
Tras esto necesito leer algo escrito por una señora. ¡Con urgencia!
Uy, demasiado cursi, romántico y predecible para mi. Lo he dejado a la mitad. Lástima, tardé en encontrarlo. Seguramente es bueno para un auditorio diferente, yo necesito más fuerza, acción, intensidad, profundidad.
• Tres versos, diecisiete sílabas, un instante de belleza retenido, como le había explicado Junko... Gotas de lluvia, disueltas en la tierra. Nos abrazamos. • No puedes imaginar lo que es vivir tanto tiempo con la incertidumbre de no saber qué habría pasado si la bomba no hubiese estallado. • Aquellas explosiones reventaron todos los depósitos de esperanza que la Humanidad pudiera tener en reserva. • En el interior de la garganta se respiraba tal humedad que sacó la lengua pensando que se podría beber el aire. • Quizá era el momento de mostrarse más japonés que nunca, no de sangre pero sí de corazón, y demostrar que los silencios pueden llegar a ser un grito atronador. • la onda de una bomba atómica es más bien una mano gigante que aparece de pronto y estruja toda una ciudad como si fuera un papel. La exprime, extrayendo hasta la última gota de vida. • Mira allí, y señalaba hacia una nube de ceniza removida por el viento. Eso es todo lo que nos queda: la memoria de nuestro pueblo teñida de hollín. • —Tengo la sensación de que tarde o temprano acabo perdiendo a todo el mundo. —Eso nos pasa a todos. —Pero no tan pronto como a mí. —¿Cuándo es pronto? ¿Qué hay más relativo que el tiempo? • —¿Dónde estamos? —le preguntó tras decidir que no se trataba de ningún demonio. —En el bosque. —¿Cerca de Hiroshima? —Hiroshima ya no existe. Aquella frase le estremeció más aún que la presencia de la mujer. • La tragedia de la vida no radica en su brevedad, sino en que solemos desperdiciarla sin llegar a disfrutar ni una sola de las maravillas que nos ofrece. Un solo minuto pasado en plenitud con tus seres queridos puede considerarse una vida entera. • ¿Dónde están? ¿Quién lo sabe? ¿Nadie las ha visto? Sólo vemos sombras, • Actúa, confía en que tarde o temprano llegarán los resultados. • Y además estaban sus piernas. Malditas rodillas y malditos muslos pálidos que ella exhibía sin medias, como un desafío al tiempo. • Que una palabra no dicha tiene más fuerza que mil frases pronunciadas, porque la palabra pensada permanece para siempre, mientras que aquellas que traspasan el umbral de la garganta terminan desvaneciéndose en el mismo aire del que están fabricadas. • Voy a buscarte, en la espiga o en el sol que la ilumina. • —Se trata de darle a la mente y al corazón lo que necesita. Y, si nos falta algo que no podemos conseguir, buscar otra cosa que lo sustituya. • —La pérdida. Eso es lo peor. No el estallido, ni el fuego, ni el silencio, ni el polvo, ni los gusanos, ni el hedor. Lo peor son las palabras perdidas, el vacío que queda y la búsqueda que comienza. • —Nadie sabe nada de las bombas, sólo que estallaron y ya está. • pensó que era una pena no poder amarla en su lengua natal. No sólo las palabras eran diferentes. Incluso sus gestos variaban al sumergirse en aquel torrente de sílabas. • —Los japoneses no necesitamos mucho sitio para vivir. Sabemos que el suelo es nuestro bien más escaso. • —Esa bomba sólo ha dejado dos cosas en Nagasaki: vivos y muertos—replicó, grave, el tullido—. Las demás diferencias que antes dividían a los hombres se han esfumado para siempre. Y no olvides quién la ha arrojado. • —Levantar una casa es como pintar un cuadro —comentó ella—. En ambos casos se busca el equilibrio. • Pensó en la habitual paradoja que suponía abrirse más a un desconocido que a la persona con la que compartes tu vida. • Era flaco como una vara de bambú y avanzaba tambaleándose de lado a lado. • El Apocalipsis jugaba a capricho con el sentido de las palabras. Desde el estallido sólo se veía muerte, sólo se leía muerte. • Había crecido en una nación en guerra y casi todos sus recuerdos de infancia se desvanecieron con el último hálito de sus padres, por lo que le resultaba difícil imaginar cómo sería la paz.
Una obra verdaderamente encantadora y conmovedora, que con un exquisito manejo del idioma nos trasporta a la ciudad de Nagasaki en 1945 narrandonos una historia de amor adolescente entre dos culturas que se odian, y que por acontecimientos del destino se ven separados, un Haiku, el hilo conector de la historia, hace que mas de 50 anhos despues se termine una escena que debio concluir justo en el momento en que la bomba fulmino la ciudad.
"Gotas de chuva, dissolvidas na terra abraçam-nos.
Vou à tua procura na espiga ou no Sol que a ilumina."
Que livro fantástico!
Nem sei por onde começar... Desde um enredo envolvente e interessante, a personagens cativantes e genuínas, maravilhosas descrições históricas e ambientais, à amalgama de sentimentos e sensações provenientes das descrições dolorosas e cruas dos efeitos da bomba atómica em Nagasaki, ao desespero e angustia de dois jovens apaixonados separados por uma guerra sem fim à vista, esta narrativa transporta-nos para o passado e o presente a uma velocidade alucinante como se a própria história estivesse com pressa de ser lida.
Vaya manera de contar la historia de quien vivió en carne propia los ataques atómicos a Hiroshima y Nagasaki. En este libro ealmente se puede percibir el mundo de sentimientos que tienen los personajes ante tal desastre y no se puede evitar compartir el deseo de Kazuo por reencontrarse con su amada Junko.
Libro muy recomendado si os apetece una lectura amena y envolvente. En él se mezclan dos historias, una en el pasado y otra en el presente, que convergen de manera sutil, pero maravillosa con un final sorprendente, pero que es justo lo que se necesitaba.
Además, como bien dijo Mr. Pancho, el autor te hace empatizar con una cultura tan distinta a la nuestra y frente a un evento del que, por lo menos yo, no había leído nunca, más allá de lo que sabemos por cultura general. Estamos acostumbrados a ver y leer historias heroicas de americanos que salvan el mundo, pero en ocasiones es mucho más interesante ver el otro lado de la historia, de las consecuencias de esos actos en personas normales y corrientes.
Dicho esto, de las muchas frases poéticas que va dejando el autor por el libro, solo quiero dejar guardadas algunas, entre ellas el más famoso haiku que se va repitiendo por el libro y que la verdad, me parece muy bonito.
"Siempre hay una alternativa, por pequeña que sea, para cambiar nuestro destino"
"Nuestras decisiones están condicionadas por un millón de factores, pero no creo que el destino final de una persona esté en manos de la suerte"
"Gotas de lluvia, disueltas en la tierra nos abrazamos "
"Si quieres saber quién has sido, mira lo que eres ahora; si quieres saber quién serás, mira lo que haces ahora".
Inesperado el cuánto me ha gustado la prosa de Andrés Pascual, autor desconocido para mí hasta ahora. Me ha hecho sumergirme en esta conmovedora historia a cada vez que retomaba la lectura y el final en el que se revela el punto en común de ambas historias me ha parecido muy acertado. Y en general, la historia me ha conmovido y me ha hecho apreciar un poco más la vida. Muy japonés, vaya. Finalmente, recalcar que me ha hecho empatizar con el pueblo japonés en su peor momento de la historia, siendo algo que normalmente no tengo nada presente.
Andrés Pascual nos trae la historia de dos jovencitos que, justo antes de su más importante encuentro, fueron separados por la bomba atómica de 1945 en Nagasaki, Japón. Y como años después (en 2010) una nieta hace todo lo posible por encontrar al primer amor de su abuela. La historia principal, triste y hermosa a la vez; con un amor inocente y verdadero que es capaz de mantenerse a lo largo del tiempo. Cuya narración, personajes y detalles; están bien trabajados; te resulta creíble y te causa empatía e interés por estos, logrando una conexión que hace que disfrutes la lectura.
La segunda, es menos verosímil y puesta a propósito, funciona muy bien como canal para el desarrollo y desenlace de la trama principal, sin robarle protagonismo. Pero, esta historia secundaria me pareció forzada y me fue indiferente, aunque, no negaré que tiene sus puntos buenos; momentos de acción y explicación de sucesos importantes.
El libro cuenta con una prosa ligera y un lenguaje simple en el que brilla la ausencia de palabras rebuscadas. Y se nota que hubo una documentación por parte del autor sobre los temas que trata (Japón, bombas/energías nucleares) y la forma en que te lo cuenta, al menos a mí, me despertó mucho la curiosidad por aprender más de los mismos, tanto así que estuve varios días pegada viendo documentales al respecto.
Es un libro que te puede aflorar sentimientos de todo tipo, sin que sea manipulador. Y cuando lo terminé estaba entre el me gusta y no me gusta. Hoy día es seguro que lo recomendaría. Es un libro ligero y fácil de leer, entretenido, que te enseña y que después de leerlo te puede dejar reflexionando sobre cómo asimilar los hechos de nuestra vida y afrontar sus retos.
El haiku de las palabras perdidas está compuesta por dos historias que transcurren en Japón, pero en distintas épocas.
La primera nos lleva al Japón de 1945, protagonizada por dos adolecentes, Junko y Kazuo, unidos por una fuerte amistad están a punto de sellar su amor con el primer beso después de un juego de haikus que la niña Junko propone. Sin embargo sus sueños idílicos son truncados por el estallido de la bomba nuclear en Nagasaki.
La segunda historia, contemporánea transcurre el 2011, protagonizada por Mei y Emilian y su esfuerzo por cerrar el círculo que Junko y Kazuo dejaron inconcluso hace más de media década. Esta segunda historia empieza medio floja, opacada tal vez por lo intenso de la primera, pero a medida que avanza el libro toma más protagonismo.
Andrés Pascual va alternando ambas historias de manera sutil con una prosa sencilla y amena, no cuesta nada leer página tras página pues la historia no decae en ningún momento, ayuda el hecho de que los capítulos sean cortos.
Lo que he de destacar es como el autor nos enseña de manera nada forzada la cultura japonesa, se nota que el autor se ha documentado bien y nos ofrece una visión bastante amplia de una cultura que dista tanto de la nuestra.
Y por lo que le he dado una estrella más a este libro es por la narración de lo ocurrido después de caer la bomba sobre Nagasaki, Pascual no entra en lo cursi ni fuerza la narrativa para llegar al lector y sin embargo creo que ha hecho un trabajo estupendo con sus descripciones.
Vale la pena leer este libro, lo incluyo en los que difícilmente olvidaré.
"El haiku de las palabras perdidas" es un libro sobresaliente en todos los aspectos posibles, trama, personajes, narración, e incluso la técnica de escritura del autor.Un DRAMA en letras mayúsculas que gira en torno a un amor entre los dos protagonistas (Kazuo y Junko), separados por el tiempo y por un acto humano que todos los humanos siempre recordarán; la caída de la bomba en Nagasaki. Tras la devastación de la bomba el libro será dividido en dos partes: año 1945, y año 2011.Aunque la historia está centrada en 1945, la subtrama de 2011 es interesantísima también. Hasta tal punto que las dos historia se van solapando hasta formar una sola historia muy potente y eficaz.Hacía muchísimo tiempo que no podía decir: "Este libro no tiene ni una hoja de desperdicio. Todo es importante e interesante. Cada hoja se devora con avidez. Todo fluye."Así pues no dejo de recomendaros esta historia apasionante, que a ningún tipo de lector dejará indiferente.
ndrés Pascual conjuga en su novela dos épocas, dos culturas y dos historias a través de la delicadeza e intensidad de un haiku, un poema japonés de diecisiete sílabas que como un destello fugaz revela la esencia de las cosas.
La narración se inicia en Nagasaki, en agosto de 1945. El amor de Kazuo, un muchacho holandés, y Junko será brutalmente interrumpido por el horror y la devastación que la bomba atómica desata. Es imposible no emocionarte y ya quedas atrapada irremediablemente en sus páginas.
El amor se desliza a lo largo del relato, te zarandea, te toca hondo, te hace desear amar y ser amado.
Andrés Pascual nos adentra en la cultura japonesa, sus tradiciones y su forma de pensar, consiguiendo que al leer todo se difumine a nuestro alrededor por su capacidad de evocación narrativa.
Al mismo tiempo conocemos a Emilian Zach, asesor de Naciones Unidas y defensor de un uso sostenible de la energía nuclear. Confieso que no soy partidaria de una tecnología cuyos residuos no somos capaces de eliminar y que pueden suponer en un futuro la extinción del futuro en la Tierra; al principio, me sentí muy reticente con este personaje. Pero Andrés Pascual, consigue en el desarrollo de la historia y en su final, que todas las reservas desaparezcan.
He subrayado muchas frases del libro, he recordado mis lecciones de historia y he disfrutado enormemente con su lectura. Es un canto a la paz, una bella historia de amor y una llamada a trabajar por:
“Una nueva era de un hombre que es propiedad de la Tierra y no al revés.”
4,5 estrellas - me sorprendió gratamente, está relatado en dos tiempos, en Nagasaki en el 45 cuando explotó la bomba y en la actualidad, 2011. Está muy bien narrada, la lectura fluye y las historias se van solapando formando una sola, la investigación que el autor hizo sobre Japón sus costumbres, mitos, cultura es muy buena, especialmente para los que les gusta este país. Como puntaje le pondría un 9, lo recomiendo!
embora a premissa do livro pareça interessante ele é muito simplório ao desenvolver o que foi proposto, os problemas que eram realmente algo grande se resolviam em uma página, e os menores demoravam mais do que precisava, enfim, talvez o romance em mim tenha se extinguido também, pq esse livro foi um tédio, sinceramente.
De estos libros que te sumergen y no puedes parar de leer… una preciosidad de historia dividida en dos generaciones diferentes donde nos enseñan el acontecimiento terrible de la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki pero este autor ha sabido meterle una gran historia de superación y amor.
Era un po' che non provavo un simile senso di soddisfazione alla fine di un libro. È come la sensazione di sazietà, quella piccola vibrazione che mi tiene ancorata alle pagine del romanzo di Andrés Pascual. Mi sono innamorata de Il canto delle parole perdute fin dalla nota dell'autore, ma davvero non immaginavo che sarei arrivata a sentirmi così emotivamente coinvolta. Spero scoprirete, leggendolo, che è inevitabile rimanere toccati dalle vicende storiche che non fanno solo da sfondo alla narrazione, ma reclamano a viva forza il primo piano. I capitoli si alternano su due storie: quella di Kazuo e Junko a Nagasaki e quella di Emilian Zäch tra Tokyo e Ginevra. Sebbene, in un primo momento, l'unico elemento comune sembri essere il famigerato e discusso nucleare, sono molti gli anelli di giunzione che legano la vita di Kazuo e Junko a quella di Emilian. Nagasaki è una città provata dalla guerra, ma innegabilmente vitale; sembra quasi di sentirne i rumori e le voci seguendo Kazuo per le strade, tra le bancarelle del mercato. Figlio di commercianti olandesi, ma cresciuto da una coppia giapponese, Kazuo non passa certo inosservato con la sua chioma bionda e gli occhi azzurri. La sua è, però, una diversità che non ha bisogno di nascondere. Sulla cime di una collina Kazuo osserva il campo dei pow (prisoners of war) e attende Junko, la sua principessa. Sulle colline i due adolescenti iniziano un gioco, un primo esperimento dell'amore: Junko porta a Kazuo un haiku al giorno fino a darsi appuntamento per leggere assieme l'ultimo. È la mattina del 9 agosto 1945 e una luce più intesa del sole spazzerà via ogni cosa, lasciandoli nella disperata ricerca l'uno dell'altra. La storia di Emilian inizia, invece, a Tokyo nel febbraio 2011. La sua vita è vicina a una svolta: il progetto a cui ha dedicato tutto se stesso sta per essere approvato dal governatore in persona. Il Carbon Neutral Japan Project consiste in un'isola urbanizzata, autoalimentata da un reattore nucleare sottomarino di ultima generazione, con zero emissioni di CO2. Energia nucleare in un Paese molto sensibile in materia di nucleare e che, come ricorderete, sta per vivere una delle più grandi tragedie della storia recente: il disastro di Fukushima. La vita di Emilian sta per essere stravolta, ma tra gli eventi inaspettati vi è anche l'incontro con Mei, un'affasciante gallerista, il cui più grande desiderio è ritrovare il primo amore della nonna. Sarebbe riduttivo affermare che Il canto delle parole perdute parla d'amore, perché sono affrontati altri temi: dal nucleare, presentato criticamente nella sua doppia faccia, alla guerra, raccontata con un focus particolare di pochi giorni. L'amore abbraccia, tuttavia, l'intero svolgimento, offrendosi nelle sue molteplici forme, dall'amore adolescenziale a quello più maturo, non trascurando lo spazio per gli affetti familiari e amicali. L'accuratezza dell'ambientazione storica e la crudezza delle descrizioni sono potenti strumenti di riflessione e di conoscenza. Le parole di Andrés Pascual scivolano seguendo un ritmo poetico che avviluppa la storia passata, annacquandosi nel presente. È un romanzo di quasi 400 pagine intensissime, che mi hanno spinta a un'appagante lettura. Non credevo di essere così coinvolta finché non mi sono ritrovata in lacrime, commossa dall'intensità delle emozioni che non sono mai rivelate platealmente. Ancora prima di finirlo ne ero convinta ed ora, a ragion veduta, lo ribadisco: leggetelo! Vorrei che tutti leggessero questo libro tanto che, se non mi fosse stato prestato da un'amica (grazie, tesoro) e fosse mio, ve lo presterei immediatamente.
E’ un libro che fa commuovere e che, soprattutto, offre moltissimi spunti di riflessione proprio per la vasta quantità di temi che affronta, ciascuno approfondito accuratamente e sensibilmente. Emilian Zach è un architetto a favore dell’energia nucleare. Ritiene che sia un passo necessario, almeno fino a quando l’uomo non sarà in grado di sfruttare nel modo più ottimale i combustibili fossili. Una specie di: “il fine giustifica temporaneamente i mezzi”. Dopotutto, se si agisce con attenzione e competenza, l’energia nucleare non rappresenta un rischio, sono gli uomini che talvolta la utilizzano per scopi meno nobili. Ma ci si può davvero permettere di pensarla così quando milioni di vite sono state spazzate via in un secondo proprio a causa di una bomba atomica? Non dimenticandosi delle città che sono andate distrutte o di coloro che a causa delle radiazioni, cito anche Chernobyl, ancora oggi ne soffrono le terribili conseguenze? Un altro diverbio. Nel libro vengono riportati persino i punti di vista di alcuni diplomatici tenuti provvisoriamente prigionieri a Karuizawa. Secondo loro, la bomba sganciata su Nagasaki convinse il Giappone ad arrendersi e firmare la resa, evitando così la fine di migliaia di altri soldati e civili che sarebbero morti se invece la guerra fosse continuata. Ma forse, se fosse stata lanciata su una qualsiasi altra parte del Giappone, comunque la guerra sarebbe finita. Quindi si sarebbe potuta evitare la strage? E’ a questo che portano la brama di potere degli uomini e la cecità di coloro che, senza rendersi conto di ciò che stavano facendo, costruirono un ordigno nucleare? Pensavano che servisse a bonificare il terreno? O coloro che, senza batter ciglio, obbedirono agli ordini di colpire e radere al suolo costruzioni e vite come se stessero lanciando una palla da bowling contro dei birilli? Ho visto documentari da brividi, da non credere ai miei occhi. Ho ascoltato confessioni senza udire un minimo di rimpianto per ciò che era stato fatto. Troppo spesso dimentichiamo gli errori del passato o non ci rendiamo conto di ciò che stiamo facendo, scaricando sempre responsabilità sugli altri. Tutti erano soltanto una parte, delle api operaie all’interno di un progetto. Ma se nessuno si alza in piedi scontrandosi con gli altri, mettendo in dubbio ciò che sembra scontato e “naturale”, come si può cambiare e continuare nel verso giusto? Fa davvero, davvero riflettere. E’ uno di quei libri che non dimentichi il giorno dopo, che non inizia già a sfumare non appena hai letto l’ultima parola. Ha bisogno di tempo, deve essere assimilato in tutta la sua complessità, anche avendolo concluso è rimasto e ancora rimane nella mia mente.
In questo terrificante e cupo scenario, tuttavia, continua a sopravvivere l’amore. Due ragazzini che ancora non si rendono conto della gravità della situazione in cui si trovano continuano a sognare, a sperare che ci sia un futuro anche quando può sembrare che non ci sia più luce. Sono ingenui, guidati dal sentimento tenero e puro che provano l’uno verso l’altra e che non muore neanche quando tutto sembra perso, neanche dopo anni di lontananza senza né vedersi né parlarsi né sapere se il proprio amore è ancora vivo ma continuando imperterriti a cercarlo.
Este libro narra dos historias paralelas situadas en Japón la mayor parte del tiempo. Se trata de dos tramas situadas en distintas épocas unidas por un nexo muy especial. El libro comienza contándonos la relación entre un joven holandés que perdió a sus padres y que llamaban Kazuo y una hermosa japonesa llamada Junko, hija de una maestra de ikebana. Se reunían todos los días y uno de ellos Junko propone entregarle cuatro haikus, uno por cada día, con la esperanza de besarse el día que leyesen el último haiku. (Se trata de un poema breve, generalmente formado por tres versos de cinco, siete y cinco moras respectivamente. Generalmente se basa en el asombro y el embeleso, arrobo que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza.)
Esta historia se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial, cuatro días antes de que lancen la bomba atómica sobre Nagasaki, que es donde transcurre esta historia. De este modo, el día que debieran leer el cuarto haiku se lanza la bomba que destruirá por completo la ciudad en la que viven Kazuo y Junko.
El relato continúa en 2011 y nos presenta a dos nuevos personajes. El primero, Emilian, es un arquitecto defensor de la energía nuclear y que presenta en Tokio un trabajo en el que ha invertido todo su tiempo y dinero y lo pierde. Mientras trata de resolver este problema, por casualidad conoce a Mei y la historia de Kazuo y Junko.
Aparte de las historias de amor enlazadas por el haiku, el autor nos envía varios mensajes sin ser pretencioso: el medio ambiente, los peligros de la utilización de la energía atómica y la tragedia de la guerra: los horrores de las bombas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki, los cambios en estas ciudades donde la muerte se hace presente ( y en las consecuencias en las generaciones posteriores). Te hace pensar en lo efímera que es la vida y en como los japoneses han aprendido a superar estas tragedias. Además, nos hace valorar esos pequeños momentos que nos unen con las personas a las que amamos, viendo como esos detalles son tan significativos para Kazuo y Junko. Como ésta última decía en el libro: "Los haikus son más que poemas. Cada uno es una emoción que aparece y al instante se desvanece, como todo lo bello de la vida. Un parpadeo fugaz que nos muestra la esencia de las cosas".
Además de todo lo anterior, es una novela muy bien ambientada en la época en la que se desarrollan las historias, mencionando tradiciones y cultura japonesa de forma clara y sencilla, lo que hace que la novela sea fácil de leer y no se haga lenta y pesada. Los personajes que incluye están muy bien definidos.
Por todo ello, os animo en la lectura de esta preciosa novela, la cual, a pesar de ser dura en muchos momentos, te llega directamente al corazón e incluye un mensaje de esperanza y optimismo.
3 estrellas Cuando uno lee novelas ambientadas en las Guerras Mundiales, sabe más o menos con qué se va a encontrar. No por nada son los episodios más oscuros de la historia de la humanidad. Pues bien, en sus inicios, pensé que iba a llorar como una condenada con este libro. No fue así (al menos no durante gran, pero gran parte del libro). Así que como hay historias entrelazadas, hay dos yo que tienen posturas muy distintas con respecto a esta lectura. Una parte de mí detestó el arco argumental actual. No conseguí llevarme bien con Emilian, no me gustó Mei, y el resto de los personajes pasaron sin pena ni gloria frente a mi ojos. Sentí que era una parte que sobraba, que su único fin era hilar el segundo arco. Porque la historia de Kazuo, esa sí que se robó mi corazón. La historia de un chico extranjero en un país en guerra, de un chico que ha puesto su esperanza en una chica, y que ni siquiera una bomba atómica consigue destruir. Me atrevo a decir que éste no es un libro sobre el primer amor, sino sobre la esperanza, sobre la fe y la confianza en los seres humanos. Sobre la espera y sobre el recuerdo. Es una lástima que mi lectura se haya arruinado por la otra cara de la moneda.