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Los procesos contra Oscar Wilde

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This is a previously-published edition of ISBN 8477021686.

Un siglo después de los juicios que llevaron a Wilde a la cárcel y la ignominia pública, ofrecemos a los lectores la transcripción de los procesos en los que el arte y el ingenio del escritor se enfrentan en los tribunales a la moral y el orden victorianos. El primer juicio contra Oscar Wilde tuvo lugar en el Old Bailey ante el juez Charles el 26 de abril de 1895 y duró cinco días. Los prejuicios creados contra Wilde por la sociedad victoriana, bien azuzada por la prensa, las corrompidas declaraciones de los testigos, la injusticia con que fue tratado por los magistrados, la venta de sus bienes, la deserción de gente con la que creía contar: todo indicaba que no obtendría una sentencia favorable. El jurado fue incapaz de dar un veredicto. Por fin, en un segundo proceso, la Justicia inglesa consiguió un veredicto de culpabilidad, en una de las mayores farsas jurídicas de todos los tiempos, y Wilde fue condenado a dos años de trabajos forzados.

278 pages, Paperback

First published July 1, 1996

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About the author

Ulyses Petit de Murat

11 books1 follower
He was named Ulises- as his father- but he decided to transform it into Ulyses to avoid having to add the word hijo ("son") to his name.

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Displaying 1 - 4 of 4 reviews
Profile Image for Fernando.
721 reviews1,057 followers
December 13, 2024
“El señor Wilde no puede ser juzgado por los mismos patrones que se usan para otros hombres, pues es un literato muy original, un gigante intelectual, que no pretende estar guiado por los mismos sentimientos que animan a otros hombres menos dotados.” Sir Edward Clarke, Abogado defensor de Oscar Wilde

Este libro es nuevo, de 2022, aunque la transcripción de los juicios de y contra Oscar Wilde fue descubierta y publicada por Ulyses Petit de Murat en 1967.
Penguin Clásicos y la editorial Lumen se encargaron de reeditar completamente los tres juicios de 1895.
En primer lugar el que Oscar Wilde le inició al Marqués de Queensberry, padre de su amante Lord Alfred “Bosie” Douglas y a pedido de este y luego los dos procesos que se le iniciaron por sodomía y prácticas indecentes que terminaron arruinándolo en todo sentido, enviado a la prisión de Wandsworth y posteriormente a la de Reading por dos años.
Moriría solo, arruinado, olvidado, detestado, enfermo e indigente en el año en la habitación de un miserable hotel parisino. Se apagaba así la vida de un grande que lo tuvo todo, fama, gloria, prestigio literario y teatral, pero que por su condición de homosexual sufrió el escarnio de toda una sociedad victoriana inglesa que le dio la espalda y lo condenó.
Oscar Wilde fue el Freddie Mercury del siglo XIX. Hizo lo mismo que el incomparable líder de Queen: darse todos los gustos, forzar lo permitido al límite, desafiar a los estrictos (y pacatos) cánones de la sociedad inglesa, pagándolos a un costo altísimo, incluida su propia muerte.
En una época donde la misoginia y la intolerancia homofóbica no iban a permitir estas conductas, Wilde tiró demasiado de la cuerda. En un pico de fama que llevó a sus obras a ser representadas en febrero de 1895 en tres teatros a la vez, pasó a la cancelación y la prohibición total en mayo de ese mismo año.
Está bien, podemos aceptar que los inmorales (para algunos) y extravagantes gustos de Wilde teniendo relaciones sexuales tanto con jóvenes mucho menores que él (Wilde rondaba los cuarenta y sus amantes recién estaban en los dieciocho o veinte) en la Inglaterra de esa época podían ser verdaderamente explosivos y significar su ruina, cosa que realmente pasó, no justifican los tres juicios montados por la corona para destruirlo como persona y enviarlo prácticamente a su muerte.
Los mismos jóvenes con los que entablaba relaciones íntimas lo chantajeaban mientras que él les regalaba cigarreras de oro y enviaba dinero para sus gustos.
Rápidamente lo terminaron usando y chantajeando con la amenaza de publicar cartas íntimas que luego fueron utilizadas como evidencia en los juicios.
Yo ya poseía un libro sobre juicios a escritores. Se llama “El origen del narrador: las actas de los juicios a Flaubert y Baudelaire”. Pero esos juicios, aunque la causa por los que fueron hechos era que “atentaban contra la moral y religión francesas”, estaban relacionados con lo literario.
Este caso es distinto y más delicado y tiene que ver con la persona de Oscar Wilde, con lo permitido, lo que es “moral” y lo que no según las rígidas leyes inglesas de fines del siglo XIX.
Mal encarados y con la saña más ácida y recalcitrante utilizadas por los fiscales de la corona (especialmente el fiscal Carson en el juicio contra el Marqués de Queensberry), fueron un instrumento de demolición de la imagen pública de Wilde, y el resultado fue letal.
Oscar Wilde fue juzgado muy rápidamente, su ventajero amante lo abandonó, su esposa se divorció de él, le quitó la posibilidad de ver a sus dos hijos, le robaron todas las pertenencias de su casa, le desvalijaron y hurtaron su enorme biblioteca de preciados libros y fue arrojado a la celda de la prisión de trabajos forzados de Reading.
Previamente, lo hicieron esperar sentado en una estación de tren, con un grotesco traje de presidiario, mientras la gente que pasaba a su lado de burlaba de él mientras lo escupía sin piedad.
El esteta más fantástico que dio Irlanda, el escritor y poeta más fino, elegante y maravilloso que se conoció a fines del siglo XIX y que le devolvió a Inglaterra el teatro genuino, ese que había desaparecido con Shakespeare, ya que los ingleses, desagradecidos como siempre, nunca reconocieron que fue Wilde el que generó un teatro genuino y no la reposición de los dramaturgos franceses o el refrito constante de las tragedias y comedias de Shakespeare, que era lo único que los ingleses sabían hacer.
Oscar Wilde fue chantajeado, confabularon en su contra y terminó engullido por el sistema judicial británico. Juzgado, destrozado, pisoteado, encarcelado, destruido.
He leído este libro por un lado valorándolo como documento histórico realmente importante, pero sintiendo el gusto amargo de la injusticia, la impotencia y el disgusto de lo que puede hacerse a veces con personas que no gradan o no “encajan” en las acomodadas maneras de pensar o formas de vivir de nuestros gobernantes o ciertas sociedades.
Hoy, por suerte miles de lectores que sólo nos enfocamos en su literatura y que nos importa un bledo si era homosexual o no, (apoyo completamente a aquellos que luchan día a día por saber diferenciar su condición de su arte, como también aplaudo la enorme valentía de elegir su sexualidad y vivirla como les plazca) lo consideramos, lo queremos y seguimos afirmando que a la altura de Oscar Wilde muy pocos escritores llegan.
Profile Image for Dan Urueta.
18 reviews
November 20, 2023
Es una transcripción literal del juicio de Óscar Wilde. Como la nerd abogada que luego soy, es muy interesante ver cómo ha evolucionado el derecho (más el anglosajón), así como ver la personalidad Yam pintoresca de Wilde en algo tan serio.
Profile Image for Chechu.
132 reviews2 followers
November 19, 2025
Por un lado, me parece muy bien la idea de editar y publicar el contenido literal de juicios históricos importantes, pero sí he notado cierta falta de contexto que ayude a entender el proceso.

El libro es la transcripción literal de lo que se dijo en el juicio, con unas 5 o 6 notas al pie con aclaraciones mínimas. El hecho de que no haya contexto histórico detallado me ha dado un poco igual porque ya había leído sobre el caso Wilde y bueno. Pero si tu te piensas que se algo de derecho procesal británico del siglo XIX... En fin. Si tuviese eso, sería 5⭐ fácilmente.
Profile Image for Yobaín Vázquez.
540 reviews10 followers
June 10, 2023
Esta es una transcripción de todo el proceso judicial que llevó Oscar Wilde y su amigo, aquella vez en que le voltearon la tortilla y en vez de ser el acusador, resultó ser el acusado. Si no lo saben, quiso llevar a juicio a su "suegro" jeje, o sea, el papá del amantillo que tenía, Lord Douglas. Pero este lo acusó de sodomía y llevó como testigos a cuanto amante de Wilde se le cruzó por el camino (y obvio, a los que les pagó).

En estas páginas vemos a un Wilde que cautiva a la audiencia, que muestra su lengua afilada y hasta poesía. Pero también poco a poco va cayendo en contradicciones o lo acorralan para que todo lo que diga sea prueba de que le gustaban los varones. Yo me sentí dentro de ese juzgado, indignándome a momentos, riendo a otros, y también aburrido porque algunas pruebas y preguntas se repetían hasta el cansancio.

Todo esto sirvió para crear el guión de una película y de verdad es que hay monólogos que son literatura, sobre todo el que da Wilde sobre el amor que no se atreve a decir su nombre. Una maravilla que todos deberíamos leer alguna vez, ahí está contenida la desesperación y el ingenio de un escritor, la infamia e hipocresía de una sociedad. Es brillante que esto llegue hasta nuestros días, un recordatorio para toda la comunidad lgbt de lo que sucedía hace un siglo y una lección de historia para nunca olvidar.
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