"Si pudiera encontrar la puerta más estrecha. Un esguince, un guiño y reptar nuevamente sobre la arena. Súbita simiente, pez rey de la pezuña incipiente, cristalina, sin uñas, sin dientes, sin útero ni testículo. Sin agujero donde incubar memorias de la especie. Transparente tabernáculo abuelo de la entraña donde dormita el ojo ciego del ser.
Ángel novísimo, incapaz de cerrar los ojos que la velocidad ha desvelado. Cabellos al viento, aureola del vértigo. Manos-hélice-alas, y la bajada al légamo de una playa original y virgen."
Blanca Varela se me antoja algo así como una visionaria. Una visionaria del ritmo, de la concisión, de la fuerza. Hay poemas suyos escritos hace 50 o 60 años que parecieran haberse escrito hoy mismo. Su poesía es atrevida, vanguardista y rompedora y no por ello olvida los grandes temas líricos. Su progresión es brutal, hay un mundo entre el primer y el último poema. Una joya, una grande.
la piel del hombre se quema con el sueño arde desaparece la piel humana sólo la roja pulpa del can es limpia la verdadera luz habita en su legaña tú eres el perro tú eres el desollado can de cada noche sueña contigo misma y basta
Tal vez la muerte detrás de esa sonrisa sea amor, un gigantesco amor en cuyo centro ardemos. Tal vez el otro lado existe y es también la mirada y todo esto es lo otro y aquello esto y somos una forma que cambia con la luz hasta ser sólo luz, sólo sombra.
el día sobreviviente con su carreta vacía sigue brillando la lámpara penitente pero no creo en su luz ni compro la muerte con nombre de pez ni es cierto que bajo su escama mortecina dios nos contempla
ah señor qué horrible dolor en los ojos qué agua amarga en la boca de aquel intolerable mediodía en que más rápida más lenta más antigua y oscura que la muerte a mi lado coronada de moscas pasó la vida
he dejado la puerta entreabierta soy un animal que no se resigna a morir la eternidad es la oscura bisagra que cede un pequeño ruido en la noche de la carne soy la isla que avanza sostenida por la muerte o una ciudad ferozmente cercada por la vida o tal vez no soy nada solo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros desierto destino inexorable el sol de los vivos se levanta reconozco esa puerta no hay otra
Conozco una isla, mis recuerdos, y una música futura, la promesa. Y voy hacia la muerte que no existe, que se llama horizonte en mi pecho. Siempre la eternidad a destiempo.
No sé cómo agradecer a mi amiga Ana que me recomendase y prestase esta antología. No me la llevaré porque mientras no estaba ella en casa me la he leído del tirón... Me ha llegado muchísimo, me ha inspirado,... Es precioso descubrir autores nuevos a los que idolatrar, para mí es de las emociones más intensas y que más disfruto. Es adrenalina pura encontrar un artista o una obra que te cambie y que dé un sentido nuevo y mágico a tu vida. Tropezarme con cositas así que me conmueven y me llenan tanto me da esperanza y voluntad, ganas de seguir viviendo. Me apetece TANTO escribir después de esta lectura. Me imagino ya siendo una pesada con mis colegas hablándoles de esta mujer. Por escritores como ella la literatura es la pasión de mi vida y lo seguirá siendo, estoy segura.
ayayay, qué puedo decir 🌃✨ blanca varela es alguien a quien quería leer desde hace tanto tiempo y haberme acercado de esta manera a su poesía fue un golpe estremecedor y deslumbrante. ya con sus primeros textos (de los cuales varela eventualmente renegó) o en su «madurez» poética, uno se da cuenta de que lo que hace blanca es algo impresionante. tuve que digerir lentamente cada texto porque cada poema tenía TANTO que se podía apreciar. qué fortaleza rítmica y de imágenes! qué ingenio y qué locuras creó! con solo un poco más de 70 páginas, blanca varela se ha convertido en una de mis poetas favoritas, sin duda💛🌾
No soy ningún experto en poesía del siglo XX, así que tiendo a opinar con mucha humildad. La poesía de Blanca Varela me ha parecido curiosa, llena de influencias como el Romanticismo, el surrealismo, los novísimos o la poesía desarraigada y dudosa de la divinidad de sus coetáneos.
Temas como la existencia de Dios o de una vida posterior son tratados con frecuencia al tiempo que se observa un cierto costumbrismo con temas más cotidianos como el amor, la poesía o la sociedad. Sin embargo, su uso de la palabra poética lo eleva todo a un plano superior.
Lo recomiendo para todo aquel que disfrute de la poesía del siglo XX.
Curiosa antología que redunda más en el pensamiento metafísico y funerario de Blanca Varela que en su intimismo que siempre me ha unido a ella. Visor me ha decepcionado en cierta manera con esta edición al descartar gran parte del trabajo poético esencial de Varela, pero como antología temática funciona. Quizá mejor para otros que para mí. De todas formas, es.
Un libro intenso, donde la angustia y la desesperación generan preguntas que van dirigidas a hacer vibrar las más profundas fibras de nuestros sentimientos