Macedonio Fernández was an Argentine writer, humorist, and philosopher. His writings included novels, stories, poetry, journalism, and works not easily classified. He was a mentor to Jorge Luis Borges and other avant-garde Argentine writers. Seventeen years of his correspondence with Borges was published in 2000. He also published poetry, including "Creía yo" ("I believed").
Este anuncio de que Adriana Buenos Aires va a ser la “última novela mala” parece prometer que en algún momento la novela hará un examen de sí misma y en ese movimiento echará luz sobre algunos mecanismos en la construcción de argumentos o tramas recurrentes en “las novelas malas” y por extensión a relatos de otro tipo también. Es decir, parece prometer un punto de vista nuevo desde el cual veremos cómo fluye un mal argumento. Desde ese punto de vista nuevo, podríamos apartarnos del argumento, que ya es previsible o remanido o no tiene importancia, etc. Se abrirían otras cosas y consideraciones al costado de lo “malo” que se está narrando. Incluso aunque esas otras cosas o consideraciones a un costado no estén escritas expresamente. O sea, parece proponer un relato “malo” a propósito. Sin embargo; el resultado es algo muy distinto. En Adriana Buenos Aires, esas posibilidades al costado, aledañas, al relato “malo” de la novela nunca se abrieron. El relato sobre la vida amorosa de Eduardo de Alto se ahoga en sí mismo. Las reflexiones del protagonista y narrador acerca del Amor, su naturaleza, su valor, etc nunca se ponen a prueba, y ocupan la mayor parte del texto de la novela. Estas reflexiones no son cuestionadas expresamente por otros personajes, con lo que los diálogos son en verdad monólogos, y sobre todo, no se contrastan con otros hechos o estados de cosas. Verosímilmente los acontecimientos escapan a lo que se puede prever. En Adriana Buenos Aires nada escapa a los previsto por su protagonista. No respira. No tiene variación. No tiene salida. El aburrido control que ejerce la voz narrativa a través del protagonista es obedecido por todo el mundo de personajes que se construyó alrededor de éste. Hacia el final de la novela, por ejemplo, Adriana tiene a su bebé Sergio, fruto de su relación con Adolfo, y rondando alrededor como amigo de la familia, Eduardo de Alto va a decir: “Yo había exigido y logrado que se me diera el completo y exclusivo gobierno higiénico de Sergio. Por esta vez había obtenido lo que nunca obtuve del todo con mis propios hermanos menores, por obra de las parentelas entontecidas por el fetichismo boticario. También la dulce criatura, mi Adriana, me acordó el gobierno de su salud y debo decir que se lo pedí terminantemente. Solo una vez he sido terminante (rumbosa palabra) con Adriana, y fue esa. Mientras yo anduviese cerca de ella y de su hijito, una y otro harían lo que yo ordenase en asunto de salud, bajo pena –añadí con voz hueca y tono considerable– de huir de ellos.” ¿Cómo es que logró tal influencia? ¿Por qué deberían hacerle caso? ¿Cómo es que ese poder no tiene resistencias? El asunto se abandona inmediatamente, así como fue introducido. Toda la trama de la novela funciona de manera similar: desde que Eduardo de Alto se atribuye el puesto de asesor para que Adriana y Adolfo triunfen en su amor joven. Se vuelve a comprobar cuando ayuda a Adriana para que recupere a Adolfo una vez que se vuelve loco. Otra vez está presente cuando Estela le plantea si es conveniente que se prostituya o no.
¿Cuándo una novela, o una obra de ficción en general, es mala? Quizás no sea cuando tiene muchas conveniencias en la trama, excesos de sentimentalismo, frases cursis, o incluso que haya baches de tiempo o ubicación de los sucesos en el relato. Quizás una novela sea verdaderamente mala cuando una sola voz le cierre el paso a las interpretaciones diversas, cuando una única voz acapara todo lo que sucede.
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