Bellísima. Una misma historia narrada en dos tiempos. La narradora es una estudiante de Letras que, mientras reconstruye la vida de sus familia, cuenta los avatares de la educación cubana.
Gran novela para ir comprendiendo las desgracias de la revolución y las cientos de falacias al rededor de la “verdad”
Mantiene el estilo de la literatura cubana, esa metaliteratura que hace consciente al lector de que hay un escritor al otro lado, con su elección personal a la hora de elegir escribir algo o no hacerlo, de una manera u otra, haciéndonos partícipes de la creación formal de la obra.
Este estilo narrativo que me chocó tanto y no acabó de encandilarme en Valdés o Cabrera Infante, en Aida Bahr, sin embargo, es mucho más sutil, un recurso retórico menos utilizado, que aunque te saque de la historia por momentos para llevarte a la mente de la escritora no consigue desconectarte de ésta, por lo que la considero hasta ahora la obra cubana que más me ha gustado y la que me hace reconciliarme con ellas.