Felisberto Hernández corresponde a esa anómala especie espiritual que Rubén Darío llamó «raros» y Julio Cortázar cronopios. Nació en Montevideo en 1902 y murió en la misma ciudad en 1964. A los nueve años comenzó a recibir clases de piano; más tarde las retomará y tendrá como profesor particular al pianista ciego Clemente Colling, que le enseña armonía y composición y que años después será evocado en una de sus obras inaugurales. Las dificultades económicas serán una constante en su vida, así que se ve obligado a tocar el piano en salas de cine mudo, y convertirse hasta 1942 en pianista itinerante por diferentes cafés de Argentina y Uruguay. Su vida amorosa fue también accidentada: se casó cuatro veces. Una de sus esposas, la española África de las Heras, fue agente de la KGB. Sus lecturas recurrentes fueron Bergson, Proust y Kafka. De los dos primeros adoptó el tema de la memoria como detonante de toda su búsqueda literaria, en gran parte vinculada a sus recuerdos de infancia y primera juventud y a la nostálgica remembranza de ciertos barrios y personajes de Montevideo. En sus relatos siempre están presentes la música, el agua, la infancia. Julio Cortázar, García Márquez e Italo Calvino han sido rendidos entusiastas de su obra.
Este libro, con prólogo de Eloy Tizón, reúne una selección de sus mejores relatos.
Uruguayan writer and pianist. Considered to be the forefather of fabulism, predating writers such as Gabriel García Márquez, Italo Calvino and Julio Cortázar, who all note Hernández as a major influence.
Primer acercamiento a Felisberto Hernández y he quedado con el paso un poco cambiado, no esperaba este torrente de imaginación. Aquí cuenta una historia verdaderamente extraña y simbólica, diría yo. En la primera mitad no entiendes mucho, es una narración cautivadora y misteriosa que te tiene en vilo, por el entorno que describe y la situación un tanto peculiar; aunque se entiende poco, la narración es buena.
“La española levantó mi valija y le sorprendió el peso. Le dije que eran libros. Entonces empezó a contarme el mal que le había hecho a su ama «tanto libro»; y «hasta la habían dejado sorda, y no le gustaba que le gritaran».”
“(…) él no me dijo que ella está así por la pérdida de su marido, sino simplemente: «Margarita fue trastornada toda su vida»; y M. atribuía la rareza de su ama a «tanto libro».”
…ecos de El Quijote.
En su segunda mitad aun siendo críptica y un poco indescifrable, te deja un mensaje de calma y simbiosis con un mundo de agua en que se desarrolla toda la historia:
“Es posible, me decía, que el agua no quiera otra cosa que correr y dejar sugerencias a su paso; pero yo me moriré con la idea de que el agua lleva dentro de sí algo que ha recogido en otro lado y no sé de qué manera me entregará pensamientos que no son los míos y que son para mí. De cualquier manera yo soy feliz con ella, trato de comprenderla y nadie me podrá prohibir que conserve mis recuerdos en el agua.”
3.5 Felisberto tiene un estilo particularmente único, en el que los objetos se convierten en algo vivo. Sus ambientes son poco convencionales y las situaciones en las que se envuelven los personajes lo son aún más. La razón por la que no le doy más estrellas es porque como cuentos individuales me parecen geniales, pero ya en su conjunto fue pesado leer con constancia, sobre todo porque ya llegando a la mitad del libro el estilo era tan similar que sentía que estaba leyendo lo mismo y se volvía un poco monótono. Recomiendo sus cuentos para irlos leyendo de a poco, reelerlos, darse su tiempo.
Impulsor del boom de la literatura hispanoamericana, el uruguayo Felisberto Hernández escribe un relato en el que conjuga diversos elementos: el secreto de la señora Margarita sobre la muerte de su marido, la hierofanía (elementos comunes con un atisbo mágico y sagrado, como el agua) o un ejemplo inverso de colonialismo (ambientación veneciana, una criada española).
Lo más destacable, dentro de una lectura feminista, es la inversión de los roles hombre-mujer, es decir, la mujer es ahora quien tiene el poder (el dinero) y desea que un hombre, (bajo el mecenazgo) la satisfaga, escribiendo su anécdota. En este circuito del dinero, la obra literaria y el hombre quedan subyugados al criterio de la mujer. Esto es algo común en las narraciones de Hernández, cuyas protagonistas son, principalmente mujeres; como en Las Hortensias, el mecenazgo se repite. Asimismo, quería hacer un guiño a Onetti con el que guarda una estrecha similitud con esta obra para su cuento Un sueño realizado.
Personalmente, La casa inundada es un relato corto y ligero con mucho significado, que requiere repetidas lecturas para comprender el mensaje.
Me recomendaron a Felisberto hace muchísimo. Me costó encontrarlo, y cuando lo comencé a leer, me pareció un poco desabrido. No sé si la espera aumentó las expectativas, pero mientras lo leí, sentía desinflarme de esa ilusión de "Felisberto".
Rescato la importancia que le da a los objetos como contenedores de vida/momentos/espacios, pero siento que no era tan consistente con el resto del relato para fascinarme.
Hubo un solo cuento que me dejó maravillada: La Mujer Parecida a Mí. Después de leer ese cuento, solo pude estar agradecida de haber conocido a Felisberto. Lamentablemente, fue el único de todo el libro (y creo que tampoco se parecía tanto al resto de los cuentos).
El título es más interesante que la historia. La descripción de una casa inundada es lo único que mantuvo mi interés, pues al final el relato no lleva a ninguna conclusión impactante. Cuento sobrevalorado sobre hacer introspección observando el agua. 👎.