Poeta frustrado, incapaz de vencer el tedio de los días y hacer algo con su vida, Ignacio Escobar, el protagonista de esta alucinada historia, recorre la ciudad como un observador inclemente que destroza con su crítica mordaz y despiadada todo lo que encuentra a su paso. Antonio Caballero logra retratar en esta novela emblemática, contruida con el humor agudo y la sátira inteligente que lo caracterizan, la tediosa y provinciana Bogotá de los años setenta. SIN REMEDIO es una novela que seguirá fascinando a muchas generaciones.
Escritor y periodista colombiano. En 1984 publicó su novela Sin Remedio, la cual fue ampliamente divulgada. En el ámbito artístico, Caballero expuso su crítica al publicar Paisajes con Figuras en 1997. Igualmente, su pasión por los toros lo llevó a escribir Los Siete Pilares del Toreo en el año 2003.
Es columnista y caricaturista permanente en la revista Semana, y desde estos espacios de opinión se ha caracterizado como uno de los críticos más agudos de los sucesivos gobiernos de Colombia y de la influencia de Estados Unidos en la política interna colombiana, en especial, a raíz de la llamada "Guerra contra las Drogas".
Es uno se los mejores libros del género de la novela urbana, narrada en Bogotá, que haya podido leer, condensa de una manera brillante -a la vez que un relato sobre el desdichado poeta que es Escobar y la vida de los escritores en general- la sociedad bogotana de los tardíos 70 y 80, una élite política y económica ruin y corrupta, con costumbres típicamente burguesas, y un movimiento obrero y revolucionario poco obrero y poco revolucionario, de ahí que se desprenda también una gran crítica a los mov de izquierda bogotanos. Es un libro típicamente bogotano, con una gran prosa y lleno de personajes densísimamente absortos en la ensoñación.
Este libro me encantó tanto que sin duda lo viví. Sentí lo que su protagonista sentía, olia y sentía el sabor de cada página escrita. Todo lo que hable de Bogotá, siempre será de mi mayor agrado.
2. Mejor dedicarle un par de párrafos más por escozor propio.
Evitando caer en falacias temporales al extraer pasajes y personajes de su contexto -reconociendo el cambio tan radical de casi cuatro décadas de publicación-, quisiera mantener una mirada crítica fuera de asuntos de forma que comenté muy breve en el primer numeral.
Caballero construye a Ignacio Escobar, un poeta bogotano de una familia influyente en la alta sociedad. A su alrededor se desenvuelven problemas económicos, políticos, sociales y culturales como pueden ser la corrupción militar, el narcotráfico, la prostitución, el conflicto ideológico y armado, la misoginia, etc. Bogotá se presenta como una urbe decadente con calles sucias llenas de miseria, y los personajes que giran alrededor de la vida de Escobar solamente intensifican su malestar por la ciudad y las preocupaciones materiales.
Sin embargo, entre auténticos ladrillos de texto que invitan a conocer el pensamiento de Escobar y sus interacciones con su entorno y las personas que frecuenta, se introducen una serie de fenómenos desagradables para la época y para el mundo contemporáneo. Casi por completo las escenas que involucran a Ignacio con una pareja afectiva o sexualmente derivan en una comprensión de ellas como un objeto en el mejor caso, algo que de manera ambivalente facilita y destruye la vida del mismo. Toda descripción femenina cae en la más rotunda descripción trivial. Son cuestiones que se detallan de manera muy marcada con todas las mujeres, no hay alguna que se escape. Desde la madre 'burguesa' hasta la mucama del vecindario.
Por ello, creo que Caballero engendró una narración altamente misógina en el que habitan personajes permisivos y silenciosos frente a estas dinámicas. Reconocer estos patrones me genera dudas respecto a tantas recomendaciones y reseñas que exaltan la novela por el retrato tan fiel que hay de Bogotá y sus problemas entre clases sociales, pero que dejan al lado una construcción de personaje tan nociva. Entendiendo la posible replica de aquellos que buscan entender a la obra en su contexto histórico, no creo que estas temáticas sean precisamente exclusivas de nuestros tiempos, creo que ya eran fuente de debate muchos años antes de la fecha de publicación, por lo que no encuentro una justificación en cuestiones temporales para esto.
1. Una trama entretenida que enseña a odiar a Bogotá. En contraste, muchas veces es un derroche de intelectualidad innecesario, aún cuando habitamos la mente de un poeta frustrado.
Cuando compré este libro, el hombre de la librería me dijo "Chino, se lleva la mejor novela que se ha escrito sobre Bogotá" y por mucho estaba lejos de equivocarse. Aunque no soy un experto en la novela rola (por los pocos libros que he leído sobre esta ciudad) puedo ver que esta novela contiene elementos que la acercan al titulo que mi librero le ha dado. Una novela chistosisima, llena de situaciones ridiculas y personajes caricaturescos que retratan la sociedad bogotana, e incluso me atrevería a decir que la colombiana en general. Y no obstante no por esto pierde su magnitud y su seriedad. Impresionante que muchos elementos de la bogota setentera aún, 40 años despúes, se sigan conservando, para bien o para mal. En fin, las cosas son iguales a las cosas, sin remedio.
Este es un libro que aparece en cualquier lista relacionada con literatura sobre Bogotá y que, en muchas de ellas, se califica como un "clásico". Siendo bogotana y lectora, era inevitabla que tarde o temprano cayera en mis manos.
El protagonista de Sin remedio es Ignacio Escobar, un poeta frustrado que parece no tener rumbo en la vida, proveniente de una familia acomodada, pero que reniega de ella, alguien que no asume una posición política, pero que las critica todas, que quiere tener los derechos de un adulto, pero se comporta como un niño, en fin, todo un personaje navegando por una ciudad con la complejidad de Bogotá.
La novela transcurre en los años 70, pero en muchos aspectos podría ser un retrato de la actualidad con las diferencias de clases sociales, las discusiones políticas, las tribus urbanas y el tedio de la vida cotidiana, al que cada uno se sobrepone como puede y con soluciones que pasan por el club social, los amigos, las discusiones filosóficas y políticas, los burdeles, los moteles, el sexo, las fiestas, el alcohol, las drogas y hasta los sueños.
Desde mi perspectiva, Sin remedio es una crítica a la forma de funcionar de la sociedad bogotana que es igualmente dura con todos sus miembros. No escatima en críticas hacia la burguesía, como tampoco lo hace cuando retrata a los marxistas, porque Escobar es un personaje capaz de involucrarse en todos los ambientes, de hacerse parte de ellos, pero también de ver sus fallas y hacérselas ver a los demás con su humor y su lengua siempre muy agudos.
Algo que me gustó de esta novela fue la forma como Caballero retrató las dificultades detrás del oficio del poeta, la búsqueda de la inspiración, la posibilidad de encontrarla en las cosas más ínfimas, las discusiones alrededor de la poesía, las percepciones del entorno del poeta. Me gustó que me hiciera pensar en todo lo que puede haber detrás de un poema y en todo lo que puede llegar a vivir un poeta para escribirlo; me impresionaron mucho todos los poemas incluidos en el libro, pero el que me sorprendió particularmente fue el poema épico sobre Bogotá que Escobar empezó a escribir. ¡Si escribir una novela es difícil, no me imagino escribir una novela que además está llena de poemas originales!
Bogotá es una ciudad que da para todo y Antonio Caballero lo demuestra en este libro, que creo que no es para todos y que a veces puede ser detestable...¿será porque puedo ver en él más de mí de lo que quisiera?
Disfruté está novela verdaderamente. De ella pueden decirse muchas cosas, pero lo mejor es dejarse llevar por la lectura del modo como el protagonista se deja llevar por la vida.
Es interesante ver esa vision de la (alta) sociedad bogotana de los 70 y ver como en esencia sigue igual. La gente pupi, palabra colombiana para la clase alta que le gusta mostrarse como tal, es igual de pretenciosa y siempre han querido ser algo mas, gringos (ojo a las palabritas en ingles) o europeos, pero colombianos, no, no, que verguenza. Algun personaje dice que no se puede hacer un soneto a la sabana de bogota, que ordinariez.
Tambien hay que resaltar su burla hacia la izquierda intelectual de clase alta, que discuten ideas marxistas-leninistas con matices trotskianos en la dialectica hegelina, todo muy comodo desde el sofa, con su vasito de whiskey en mano.
A pesar de sus cualidades, y algunas escenas excelentes, se hace largo y diluido. Paginas y paginas pasan con Escobar pensando en sexo o escribiendo o no haciendo nada en su casa. Al libro le sobra casi la mitad, a mi parecer, pero es lo suficientemente entretenido para recomendarlo.
Al final las cosas no cuadran, le faltó brillantez para desenvolver la historia, además hay páginas de descripciones innecesarias. Me parece que Caballero, probablemente presionado por su gran bagaje literario, quiso deslumbrar con su primera novela y resultó con un escrito pretencioso, no es malo, hay pasajes muy lucidos, pero tampoco bueno. Detecté cierta misoginia, sobretodo en las innumerables escenas de sexo, donde no existe un consentimiento, pero la narración hace parecer que eso está bien, como en su famosa columna sobre acoso.
4: Una ves leí un tweet que decía que Bogotá es el peor sitio para pasar un duelo, este libro me acordó a ese tweet. En fin, Bogota, Colombia, Latinoamérica y las cosas que nunca cambian.
Lowkey el final fue desastroso porque se me dañó mi kindle y la historia se puso rara pero igualmente me gustó mucho.
Me pareció un libro genial. Primero por la capacidad de Caballero para describir los sentimientos de Ignacio Escobar, el protagonista, y trasladarlos al lector. Desde sus guayabos hasta lo perdido que está en el mundo y el tedio infinito en el que se mantiene.
Es divertido. Me reí con varias escenas. Cuando habla con la mamá por teléfono. Cuando la visita y están todos estos riquillos a los que Ignacio no soporta. También gocé mucho a la señora Niño, la vecina gruñona y loca. Me gustó además cómo se burla del arribismo y el clasismo que es tan colombiano.
Se ve la genialidad de Caballero en el hecho de que su protagonista quiera ser un poeta y entonces Caballero hace poesía. Al mismo tiempo, nos conduce por una historia en la que el poeta llega a su mejor momento de creación cuando su vida es un completo desastre.
Caballero también retrata muy bien la sordidez de Bogotá.
Sinceramente uno de los mejores libros que he leído sobre Bogotá, aun habiendo nacido allá, la vida de la clase burguesa la desconocía por completo, y gracias a Antonio Caballero pude comprobar lo que significa ser bogotano. Una novela sólida, divertida con altas y bajas. Sin embargo, siendo yo poco lectora de poemas ( no me gustan) sentía como el protagonista, Ignacio Escobar se le iba la inspiración casi todo el tiempo y la dificultad para poder volver a tomar el hilo conductor de su propia inspiración que lo conduce a través de su insignificante vida; rodeado de mujeres pobres y ricas, familias acomodadas, amigos revolucionarios, drogas, alcohol y sobre todo la soledad con la que se puede sentir un bogotano de la época de los 70.
I've been working through a list of books about Colombia that a friend from Bogotá crowdsourced from her friends very slowly. I liked the sound of Sin Remedio because people kept describing it as funny.
The novel follows toxically masculine bourgeois poet Ignacio Escobar through his escapades around 70s Bogotá. He meets revolutionaries, drug dealers, hookers, bankers, generals, captains of industry, other mediocre poets, and one maniacal upstairs neighbor trying to drive him mad by stomping on the floor at all hours of the night. It adds up to a panoramic portrait of the city, albeit from one man's specific perspective.
The book is ostensibly about death. The title references a Spanish proverb, which says that only death has no remedy. The story begins and ends with death and meditates on how a poet's death is vindicated by poetic output. And this points to the book's true theme: the composition and life of poetry. For most of the story, Ignacio writes painfully bad poetry, but towards the end he miraculously reshapes it into a meaningful, if gloomy, long poem with a deflationary perspective composed of tautological rhetorical structures ("las cosas son iguales a las cosas"). The poem then goes on to circulate in unexpected ways.
The representation of the genesis of the poem speaks to why Caballero's vision is compelling. The book's many imperfections and infelicities all serve to document the messy process of poiesis. In a way, this is a very imperfect book. It’s repetitive–I have half a mind to take a red pen to it. The gender politics are also problematic--very objectifying of women, and there's also homophobic violence that's treated in a disturbing way. I don't think Caballero is unaware of these dynamics. Ignacio, too, is “without remedy.”
Yet, all the people I've talked to about this book who have liked it have all been women. Some books are good because they make their imperfections part of their project (cf. Ishiguro). All-in-all, this one was a pleasure to read. Consistently hilarious and, in its own way, a loving portrait of Bogotá.
Sorry to those who can't read Spanish! It's not translated.
Escobar me hace reír a veces, aún siendo tan trafuguin, fantoche, morboso, abusivo y malandro. Lo tengo que releer después para ver si me vuelven a dar tanta gracia el protagonista, Henna y su vecina martillera.
Mientras tanto escribo citas que quiero conservar.
Este pedazo me recuerda mis últimos meses de estudiante en México, donde quería libertad y obtuve cuarentena ¿Qué iba a comer? Podría hacer espaguetis a lo sumo. No. Por ningún motivo. Nada en el mundo podría obligarlo a hacer espaguetis, solo como un náufrago. La libertad no consiste en pasarse la vida solo y desesperado cocinando espaguetis, lavando platos, fregando ollas, restregando sartenes. La libertad debe ser un festín en el que corran todos los vinos, en el que se abran todos los corazones. No esta mierda.
Este pedazo me recuerda mi vida Eso ya había sucedido veinte veces. Tenía la desagradable impresión de que todo se estaba repitiendo. ¿Todo era siempre igual, reiterativo, circular? Me saludaré a mi mismo al pasar, cuando vuelva a pasar como en un carrusel, subiendo y bajando como un corcho en el agua.
Coincido No hay nada peor que las discrepancias entre compañeros de viaje. ¿Usted ha viajado alguna vez acompañado? ¿Usted sabe lo que es acompañar al compañero día y noche, dejar que el compañero escoja hotel, o que se queje del hotel que escoge uno, esperar a que el compañero compre cosas en las tiendas para llevar de recuerdo a la familia, hablarle al compañero cuando ya no quedan temas, callarse con el compañero, echarle al compañero la culpa del calor, de los mosquitos, del peso de la maleta?
Conozco tus hechos y sé que tienes nombre de vivo pero estás muerto
Apocalipsis, 3.1.
Elegí cualquier cita random que no representa a la novela... Bueno, la última sí. No es la Bogotá que me gusta pero es una parte de lo que es, Bogotá clasista y contradictoria no cambias tanto...
No me queda duda que "Sin Remedio" es una de las mejores novelas colombianas e incluso tiendo a considerarla como la representante de lo que en Estados Unidos se empeñan en nombrar como "La Gran Novela Americana". En medio de lo que puede calificarse como una novela social que retrata la Bogotá de los 70 (dolorosamente similar a la Colombia actual), Caballero ofrece retazos de Bukowski en su descripción de las relaciones sentimentales y sexuales, trozos a lo Sartre con un protagonista que se cuestiona constantemente sobre su realidad, reflexiones sobre la creación literaria y poesía de variado tipo y calidad.
Alguna vez García Márquez dijo de este libro que hubiera sido perfecto con 200 páginas menos. No estaba errado; los dos últimos capítulos sirven como una especie de epílogo sin el cual hubiera funcionado bien. Pero por lo menos sirve para encausar la historia a la dramática descripción de la muerte de un toro en una corrida (algo en lo que Caballero parece ser desafortunadamente muy versado), pero que busca generar un final trágico y grandilocuente. Se resiente la historia y en mi caso, el lector; nada que huela a tauromaquia me puede llegar a gustar.
Me alegra mucho haber leído este libro finalmente, la forma de escribir de Caballero es increíble, es un libro muy divertido y muy bien escrito. La parte donde Escobar habla con su amigo Federico en la cocina de su apartamento me dejó sin aliento. PERO, mucho peros! Es innecesariamente largo y pasan tantas cosas inverosímiles y sin explicación que ya parece no un libro de ficción sino de ciencia ficción! Hay muchos personajes que no tienen sentido, Henna por ejemplo, qué putas. Muchas veces yo pensaba: fijo este es un sueño o algo asi, pero no, todo era realidad... A la segunda empleada del servicio que se le echa encima ya quería gritar... Sin duda es problemática en muchos sentidos, es increíble ver cómo, más de 40 años después, las cosas siguen igual en este país... Lo amé y lo odié...
Recomendado. Una novela que describe la sociedad bogotana desde una perspectiva no solo burguesa y acomodada, sino también desde la inconformidad de clase y de las incoherencias de quienes viven en ella pero, a su vez, la critican. Me parece que es un libro de altas y de bajas: tiene momentos lentos, demasiado descriptivos, pero también otros en los que todo se desarrolla en un instante. Me pareció increíble que lograra describir tan perfectamente algunos escenarios y que lleve al lector a transportarse a los mismos.
“Los ladridos de su corazón hacían saltar el hielo de su whisky pegado contra el pecho, salpicando la tierra”.
Era mi libro favorito cuando tenía 13 años porque me identificaba ya con Escobar, despreciable, indeciso, neutral y mediocre colombiano pero que al fin y al cabo estaba más cuerdo que los demás. Este libro describe perfectamente mi relación de amor y odio con la capital de Colombia y sus habitantes, Bogotá es aquí el lugar donde pasa tanto que no termina pasando nada, es el lado oscuro pero real de la ciudad donde me crié.
Todavía me encanta y me encanta aún más porque ya entiendo las referencias, los nombres, los dolores, las calles.
“Las cosas son iguales a las cosas: luz en la luz, memoria en la memoria”
Obra maestra de la literatura Colombiana. Cuando lo leí era un estudiante universitario, y ello ocurrió cuando el libro ya iba casi por los 30 años. Sin embargo es la misma ciudad que yo viví, con los ricos “sirvienteros”, los primos “calavera” que no sirvieron “pa nada” y sus primos señoritos que si sirvieron para algo, pero que meten Coca en sus ratos libres. Definitivamente es un libro que habla de la Bogotanidad en cada una de sus páginas, pero habla de arquitectura, de política, y hasta de chismes familiares. Es un libro que he repetido un par de veces y siempre lo disfruto y le encuentro más encanto.
Es un libro que transporta a los lugares, algunas veces muy descriptivo y lento, otras avanza muy rápido. Un antihéroe que hace sentir infinidad de emociones desde el odio hasta la compresión de algunas de sus decisiones. Bueno para interpretar la realidad de una ciudad de un país contradictorio, a pesar de ser escrito en los 80s a cerca de los 70s sigue siendo la vigente realidad de un país lleno de injusticias y gobernado por una oligarquía que manipula y una juventud confusa que no sabe lo que desea y que esta embarcada en una realidad sin rumbo sin futuro.
"El mundo es como es. Leibniz -asegura Voltaire- declaró en el norte de Alemania que Dios sólo podía hacer un mundo. Y es éste. (Escobar) Se vistió, salió a la calle. ¿No podía Dios hacer un mundo en el que no existiera Bogotá? Parece que no, que era imposible"
Antonio Caballero es posiblemente el mejor escritor en capturar el espíritu cosmopolita colombiano. Esta novela es una maravilla de inicio a fin.
Un libro con altas y bajas. Una primera parte densa en términos de lenguaje. Sobre cargada de palabras y descripciones que no me resultaron amables ni necesarias como lector ni importantes para el desarrollo de la trama. Pinceladas de humor y calidad en la escritura, una segunda parte mucho más interesante de leer. Un final no muy fuerte.