La protagonista de esta historia -una escritora de culebrones televisivos- se encuentra en la basura la fotografía de un luchador de kung fu. Ella está segura de que es su padre, a quien no ve desde pequeña. Decide buscarlo y en ese afán se asoma a un pasado donde la historia familiar se mezcla con la tragedia de la dictadura militar. En un juego de ficciones que la llevan a inmiscuirse en las artes marciales, la policía secreta de la dictadura y la estatura moral de quienes lucharon en contra de la barbarie, la realidad la golpea en la cara: su hijo pequeño cae de improviso en un sueño profundo del que no puede despertar. Con gran talento narrativo, la autora de Fuenzalida nos lleva de la mano por un laberinto de increíbles historias que se van entrelazando y que parecen decir al lector que es imposible cerrar los ojos ante los recuerdos, ya sean personales o colectivos.
Patricia Paola Fernández Silanes (Santiago, 1971), más conocida como Nona Fernández, es una actriz, escritora, guionista y feminista chilena. Hija única de madre soltera, Nona Fernández creció en un barrio de avenida Matta cercano al mercado persa Bíobío. Como actriz, fundó la compañía Merri Melodys, participó en montajes de muchas obras teatrales y ganó como mejor actriz un concurso del Centro Chileno-Norteamericano de Cultura. Sus cuentos aparecieron primero en diversas antologías de concursos, y su primer libro de relatos salió a luz el año 2000: El cielo. Dos años más tarde publicó su premiada novela Mapocho.
Esta es la cuarta novela que leo de Nona Fernández y más que una reseña me interesa transmitir entusiasmo por su lectura. Una novela que se construye con inteligencia y eficacia. Su narradora, escritora de culebrones, reconstruye la historia de su padre a partir de una foto. Y en esta historia hay memoria, ficción y realidad. El tema de los padres ausentes, de los padres que desaparecen, de los que dan su vida y se inmolan por sus hijos. Las historias de Nona Fernández son valientes. Enfrentan esa época oscura que a muchos incomoda o no desean recordar. Las novelas arman historias y Nona Fernández las construye magistralmente. Sin excesos ni complicaciones, va urdiendo una secuencia narrativa que nos hace emocionarnos reflexionar y recordar. Sin duda, haber crecido en esa dictadura, poder reconocer los espacios, las situaciones, los tipos de personajes que se configuran, las referencias a hechos históricos terribles como el caso de Sebastián Acevedo o las alusiones a elementos de la cultura popular, hacen de la experiencia de la lectura algo mucho más trascedente que un mero ejercicio intelectual o estético. El manejo de los materiales literarios y el sentido realista y crítico de la narrativa de Nona Fernández, su capacidad de indagar, de representar y de significar nuestra historia es realmente admirable y sobresaliente.
Fuenzalida es un entramado de historias que construyen la memoria de un padre ausente. Desde el caos que originan los continuos cambios de escenarios y personajes, se nos presentan una serie de constantes como el abandono, la violencia, el miedo, el patriotismo, y la propia reflexión acerca de la escritura. Todas las historias quedan perfectamente integradas en un juego de espejos, proyectándose unas en otras y diluyendo la frontera entre ficción y realidad. Fuenzalida demuestra la capacidad de Nona Fernández para experimentar formalmente trazando una única trama cerrada que, simultáneamente, es múltiple y abierta. Esta singularidad y pluralidad reflejada en la construcción del libro es, asimismo, el reflejo de cómo la ausencia de la figura paterna -móvil de escritura del libro- se manifiesta en todo un cuerpo colectivo. Fuenzalida es una historia fundacional, el relato de un mito: el padre fantasma.
<> Leggere Fuenzalida è un po’ come entrare nella casa degli specchi e vedere la propria immagine riprodotta in ogni angolo dello spazio, magari anche deformata. Ci si ritrova in una bolla sospesa tra realtà e sogno, tra vita vera e finzione, e ci si sente calati in una storia che partendo da vicende personali arriva a far luce su un passato collettivo che è bene non venga dimenticato. Si tratta di un romanzo speculare in cui ogni immagine si frammenta e si ricompone, per poi ritrovare un corrispettivo nel corso della narrazione. È la storia di un padre, Ernesto Fuenzalida, ma anche di sua figlia, che, convita di aver ritrovato tra la spazzatura una fotografia che pensa ritragga il genitore, si ritrova a fare i conti con i ricordi che riaffiorano alla mente; che si accavallano e si sovrappongono, delineando non più solo la storia di Fuenzalida, ma anche quella dell’intero popolo cileno durante gli anni della dittatura. È un gioco tra realtà e verosimiglianza, quello di Nona Fernández. Nel tentativo di ridisegnare i contorni di un passato che assume l’aspetto del mito, si riaffaccia però sempre il presente, come a voler ricreare un punto di congiunzione tra ciò che è stato e ciò che è. Tre registri narrativi diversi, in cui l’afflato poetico si mescola ai toni della cronaca, delineano un labirinto di storie ricche di sfumature e prospettive, che sembrano tutte sottolineare l’importanza del ricordo, nonché l’inutilità di chiudere gli occhi davanti ad esso.
In Fuenzalida Nona Fernández ci dà un’ulteriore prova di quello che sa fare molto bene: raccontare la realtà mistificandola nella potenza dell’immaginario. Un immaginario fatto di ricordi, foto sbiadite, odori, immagini alla tv, draghi. ⠀ Leggere Nona Fernández vuol dire immergersi in un racconto denso e stratificato, pieno di ritorni e suggestioni, e uscirne arricchiti, specie per quanto riguarda tanta parte della storia contemporanea sudamericana che ad oggi ci sembra sempre troppo lontana.
La primera parte promete tanto que hace que duela más la frustración de la segunda parte y final. Me hubiese gustado algo más concreto, pero la autora prefirió irse por las ramas, lo que hizo que perdiera la concentración en la historia.
Este es mi favorito de Nona Fernández. Me fascinó la forma maestra de mezclar sonidos, ritmos, reiteraciones, escenas, ideas para hilar estás historias personales y nacionales. Lo recomiendo plenamente y ya estoy pensando en personas a quienes regalárselo.
Las últimas páginas realmente se merecen todas las estrellas. Otra historia más de Nona que se me mete por las entrañas, me retuerce y me vuelve a dejar acongojada. Qué increíble esta escritura. Sencillamente preciosa.
Woa Primero, demasiado coraje para lanzarse de esta forma a la novela autobiográfica -sumida a cierta ficción, claro-. Qué fuerte me pareció, un acierto.
En Fuenzalida, la autora busca reconstruir la memoria de su padre ausente a partir de una fotografía polaroid en muy mal estado que encuentra por casualidad en la calle.
A ratos, sentí la necesidad por retratar demasiado en poco hilo conductor, fue muuucha mucha información, tanto que a ratos costaba encontrar la correlación entre los relatos. Demasiadas historias cruzadas, desesperadas por tomar su posición dentro la narrativa, una urgencia por lanzar todo a las letras sin quizás tanta premeditación, o fue esa al menos mi impresión.
Me gusta mucho la escritura característica de Nona, posicionándose desde una voz súper marcada; ajena al relato y a la vez no. Intervenciones tales como "fue en este lugar donde aconteció lo que paso a narrar" me posicionan junto a ella en un lugar privilegiado de espectador. Es como si la misma autora me guardara un asiento al comienzo de la función y me fuese explicando con detenimiento cada detalle de la misma.
Nada que agregar respecto a la crudeza de la memoria, es este el tópico fundamental que atraviesa cada novela de Nona y no hago más que agradecer su insistencia por no olvidar, ni dejarnos olvidar a nosotros.
Nona era lo que necesitaba para comenzar el hábito de la lectura que se desea, este libro presenta un entramado entre la realidad y la ficción, perdiéndose el límite y a la vez una superando a la otra.
Agradecida de llegar a sus libros, describir hechos bajo una redacción sin morbosidad, clara y suficientemente sensible para que evoque reflexiones del dolor ajeno, el despertar empático en historias atemporales que no se deben olvidar.
"Ho capito che avrei scritto di Fuenzalida quando mia madre mi ha detto che era morto. Ho capito che sarebbe stata una storia insolita, che il suo cognome avrebbe fatto da titolo e che, pur essendo un luogo comune tremendo il fatto di scrivere su di lui, non avevo alternative. Ho faticato ad accettare l'idea, ma sono andata oltre il mio pudore e con tutte le immagini che avevo in testa, quando finalmente Cosme è stato meglio, mi sono seduta nella caffetteria dell'ospedale e mi sono buttata sulla scrittura senza sapere bene verso dove stavo andando".
Sapevo che chiudere l'anno con la mia amata Nona sarebbe stata una buona idea! Non so come faccia, ma questa donna riesce sempre a sorprendermi e ogni volta le sue storie mi lasciano addosso la sensazione che sotto le sue trame si nasconda un'infinità di chiavi di lettura. Un aspetto che amo dei suoi libri è che, dopo aver voltato l'ultima pagina, mi fanno rimanere lì a pensare e ripensare ciò che ho appena letto e le storie che mi rimangono dentro sono le mie preferite in assoluto. Partendo da una foto sbiadita volata via da un sacco della spazzatura Nona Fernandez costruisce una trama che gioca sapientemente sul confine tra finzione e realtà, attingendo addirittura dal mondo delle telenovelas sudamericane sul quale lei riesce a incastrare alla perfezione la vicenda di una donna che è madre ma soprattutto figlia orfana di un padre perduto tanti anni prima e, in aggiunta a tutto questo, trova molto spazio una delle pagine più oscure e violente della storia cilena in pieno stile Fernandez. Chapeau!
E così, per il terzo anno consecutivo, un suo titolo finisce di diritto nelle mie letture più belle dell'anno.
No soy ninguna experta literaria, pero mi problema con este libro es que le falta cohesión narrativa. Como si quisiera contar muchas cosas y al final no terminara por concluir ninguna. Además me parece que le falta algo, un sentimiento literario que sí tiene Mapocho, unos personajes mejor dibujados. Creo que es un libro que está bien, pero hasta ahí.
Nadie mejor que una guionista de culebrones para escribir una novela (o culebrón?) sobre los culebrones. Los mismos giros, sin trampas ni falsas promesas en una narrativa entretenida que a ratos parece una buena película de Tarantino en Santiago de Chile. Por esta novela descubría a la autora y valió completamente la pena.
La repetición de expresiones a lo largo de la obra para sumar al paralelismo entre las historias es muy interesante. Un libro que sin duda merece una re-lectura para encontrar más cosas escondidas allí.
Conocer la historia detrás de cada suceso o evento que ocurrió durante la dictadura pareciera ser la meta y finalidad de la escritura de la gran Nona Fernández, y en hora buena que alguien no quiere olvidar del todo el horror que hemos vivido en nuestro país. La protagonista de esta novela encuentra una fotografía antigua frente a su casa, y sin saber el porqué sabe que es su padre, un ex entrenador de kung-fu. Desde allí intentará averiguar qué ha sucedido con él -que desaparece de un día para otro de su vida-. Todo mientras su hijo Cosme cae en un extraño sueño que no tiene explicación más que saber descubrir que en nuestro pasado pueden existir muchas respuestas. Fuenzalida es el apellido de ese padre que sólo se pensaba que había desaparecido por capricho propio, muy propio del quehacer de muchos padres chilenos, pero detrás de ese ocultarse de la vida existe un motivo aún peor que sólo la falta de cariño. La ANI, la CNI, la represión y la tortura jugarán un papel central en esta increíble historia. Nona Fernández es una escritora que no quiere olvidar, porque se hace necesario siempre recordar ("volver a pasar por el corazón") una historia que no debe ser revivida o tergiversada en lo absoluto, porque sus dolores y heridas aún no sanan en lo absoluto. Increíble novela, que puede ser un hito importante en nuestra memoria prontos a rememorar 50 años del día que dividió al país y del que aún tenemos secuelas.
3.5, credo. Amo e ammiro moltissimo il modo in cui ogni romanzo di Fernández aggiunge un tassello alla sua rielaborazione - che poi diventa rielaborazione collettiva - del passato recente del suo paese, ma in questo particolare caso mi ha convinta un po' meno del solito. Il racconto della storia di Fuenzalida mi ha lasciato un po' fredda, forse anche per lo stile utilizzato, e ha interrotto l'immersione nella storia della protagonista, che in qualche modo è scivolata in secondo piano quando avrei preferito che non lo facesse. Forse un giorno ci tornerò e scoprirò se è stato solo il momento o l'atteggiamento sbagliato per leggerlo...
Tenía muchas ganas de leer a Nona Fernández y aunque tal vez no es su libro más popular algo me llevó a empezar por éste. Después de encontrar una vieja foto de quien cree es su padre, una escritora de telenovelas trata de reconstruir esa figura paterna ausente tratando de llenar los huecos de su memoria. Me gustó mucho la narrativa de la autora, cómo nos envuelve en la trama para después entremezclarla con hechos vividos en Chile durante la dictadura de Pinochet. Un gran acierto empezar a leer su obra.
Es la sexta novela que leo de la autora y debo decir que me encantó. Toca un tema durísimo y sin embargo se convierte en una lectura amena que es difícil soltar.
Nona Fernández siempre me sorprende satisfactoriamente. Es una sensacional escritora que apela a la memoria histórica con muchísima precisión y un lenguaje dinámico.
Una escritora de culebrones con un hijo de ocho años que tiene a su cargo, encuentra una foto en la basura. A partir de esa foto descolorida en donde reconoce a su supuesto padre, hacemos un recorrido al pasado. Desentrañamos la historia de un padre que tuvo varias familias. Un padre casi samurai que tuvo que proteger a sus hijos cuando las situación social en Chile se puso horrible.
Cinco estrellas y me quedo corto. Lean todo de Nona, van a agradecer la recomendación.
Me declaro fanático de Nona Fernández. Me encanta su forma de contar historias, los límites difusos entre la historia y la ficción. Que se sitúe en la dictadura y en la memoria, en esa parte de la historia de Chile que algunos quieren ocultar. Es una de mis escritoras chilenas favoritas.
Me gustó mucho Fuenzalida, pero debo reconocer que en cierto punto me confundí con el entramado de historias. Justo lo leí en un mes medio caótico, con algunas semanas sin lectura y muchos pendientes, así que siento que debo releerlo para hacerle justicia a esta historia llena de detalles y paralelos.
Es el quinto libro de ella que leo y Nona Fernández nunca defrauda. Una historia disfrutable, ágil y que encierra como siempre un rico ejercicio de memoria personal y colectiva, mezclando realidad y ficción, pasado y futuro, seriedad y humor. A estas alturas ya es posible ver tópicos centrales en la autora, y en ese sentido este libro dialoga harto con la dimensión desconocida que también me gustó harto.
8/10 La trama no me gustó tanto como en sus otros libros pero la forma en la que se escribe esta novela es increíble. La capacidad que tiene Nona de transportarte a lugares y temporalidades diferentes de forma novedosa, clara y creativa. Siempre toca tu lado más emotivo su escritura si te dejas llevar por las sensibilidades de sus personajes.
Me voló el cerebro, primera novela de Nona Fernández que leo y me dejó con ganas de seguir leyéndola. Mezcla el relato autobiográfico con ficción y arma una especie de hoyo temporal que se resuelve ya al final, pero que mantiene todos los sentidos en alerta. Muy recomendado, con un final que sinceramente no veía venir. Simplemente un libro explosivo de principio a fin.
Me gusta mucho la forma en que Nona narra diferentes temas y de todos invita a que el lector indague. Tiene unas aportaciones claras y deslumbrante sobre los tiempos de dictadura, relatos atroces pero nada alejado a lo que estamos viviendo ahora. Buen libro.
no estoy segura si entendí el libro. me quedé esperando más información de lo que le había pasado a Cosme, si después de la operación él recordaba y si se había caído, también no entendí porque los hermanos no se juntan para hablar del padre, ¿no les da curiosidad?, ¿no quieren recordar?
La novela está muy bien pensada, la trama y los personajes muy delineados y la pluma de Nona Fernández es limpia y hace parecer simple el oficio de la escritura. Encuentro que es redonda la novela y la historia presentada de forma muy inteligente. Siete promedio siete.