Este es un ensayo directo y apasionado, una reflexión narrativa y testimonial, al más puro estilo de los ensayos de George Orwell o de Virginia Woolf, una propuesta de acción concreta y entusiasta para avanzar desde el actual deterioro económico, político y social hacia la realidad que queremos construir. Partiendo tanto de documentos periodísticos como de la tradición literaria, Antonio Muñoz Molina escribe esgrimiendo razón y respeto, sin eludir verdades por amargas que estas sean, porque saber es el único camino para cambiar las cosas. Testigo de una época en la que aún no estaban a nuestro alcance derechos que ahora peligran, nos recuerda que nada es para siempre, que cualquier derecho puede desaparecer. Este ensayo nos convoca: «hace falta una serena rebelión cívica» y nos apremia: «hay cosas inaplazables». Todo lo que era sólido es un espejo en el que todos debemos mirarnos, no importa el lugar ideológico en el que nos movamos, dónde vivamos o nuestra condición social; una llamada para que reaccionemos, cada uno desde nuestro ámbito de actuación, y contagiemos con nuestro ejemplo una responsabilidad cívica que hemos de exigir, de manera contundente, a nuestros gobernantes.
Antonio Muñoz Molina is a Spanish writer and, since 8 June 1995, a full member of the Royal Spanish Academy. He currently resides in New York City, United States. In 2004-2005 he served as the director of the Instituto Cervantes of New York. He was born in the town of Úbeda in Jaén province. He studied art history at the University of Granada and journalism in Madrid. He began writing in the 1980s and his first published book, El Robinsón urbano, a collection of his journalistic work, was published in 1984. His columns have regularly appeared in El País and Die Welt. His first novel, Beatus ille, appeared in 1986. It features the imaginary city of Mágina — a re-creation of his Andalusian birthplace — which would reappear in some his later works. In 1987 Muñoz Molina was awarded Spain's National Narrative Prize for El invierno en Lisboa (translated as Winter in Lisbon), a homage to the genres of film noir and jazz music. His El jinete polaco received the Planeta Prize in 1991 and, again, the National Narrative Prize in 1992. His other novels include Beltenebros (1989), a story of love and political intrigue in post-Civil War Madrid, Los misterios de Madrid (1992), and El dueño del secreto (1994). Margaret Sayers Peden's English-language translation of Muñoz Molina's novel Sepharad won the PEN/Book-of-the-Month Club Translation Prize in 2004. He won the Jerusalem Prize in 2013. He is married to Spanish author and journalist, Elvira Lindo.
“Con frecuencia me ha entristecido volver, y me he marchado con alivio: de mi ciudad natal, de mi país. Ya sé que es un sacrilegio decirlo. He querido estar lejos, poner tierra por medio para escaparme de lo que me agobiaba o indignaba o de lo que me daba miedo.”
Muñoz Molina siente un desprecio visceral por una clase política enquistada, por el vulgar despilfarro de dinero público y por una sociedad por lo generar aquiescente entre la cual, sin embargo, se incluye.
Este ensayo es una crítica al establishment, una llamada a la convivencia, a la tolerancia y a la responsabilidad civil y moral. Una revisión documentada basada en la propia experiencia del autor desde la España de la transición a la España empobrecida y alienada de 2008. La crítica es de carácter vertical: a la clase dirigente y las grandes fortunas, sí, pero también a una ciudadanía permisiva y conformista.
Me ha parecido desalentador ver que todo sigue exactamente igual: la crispación política, la deuda pública, una democracia y su estado de bienestar en entredicho. El show mediático del congreso, la futilidad del senado, el cinismo, el cortoplacismo, las cámaras de eco; pertenecer (a un partido, a una etnia, a una minoría) en lugar de razonar y rebatir.
Sin estar de acuerdo con todos sus argumentos (como ciertas posiciones que toma frente a las autonomías) ni con algunas de sus conclusiones (la necesidad de una “serena rebelión cívica”), me ha parecido un análisis muy interesante que me ha ayudado a entender y reflexionar sobre la crisis en España, sus actores y sus consecuencias.
Me ha gustado leerlo, por el contenido y por su forma. Un análisis muy razonado, expuesto con concisión y colorido. Escrito en 2013 y centrado en las décadas precedentes, se mantiene perfectamente vigente en 2025.
Todo lo que era sólido se desvanece en el aire. Y corremos el riesgo de dar por supuestas muchas realidades actuales (entre ellas, incluso, la democracia); corremos el riesgo de considerarlas sólidas, estables, y ver que, de la noche a la mañana, se desvanecen. Ese es el planteamiento de Muñoz Molina, autor cuyo estilo nunca me deja indiferente, autor que se ha sumado recientemente al grupo de los intelectuales indignados, como Stéphane Hessel y otros. Su ensayo se desplaza sutil entre la biografía, la crítica política y social y la investigación periodística. En mi opinión, esta última, el repaso de la prensa de 2007 y el recuerdo de los titulares de entonces, constituyen el detonante que debió mover a su autor a componer este ensayo, convirtiéndose en un remedio contra el olvido a corto plazo y una invitación a la defensa de lo público.
Por momentos, y en mi opinión, claro, la línea argumental se retuerce en los límites de una disertación no planificada, pero, al margen de esto, el ensayo resulta cómodo e inquietante de leer. Un remedio, insisto, contra la propia "desmemoria" (el manido aforismo "de aquellas aguas, estos lodos").
Análisis elocuente y pormenorizado de los males endémicos de nuestro sistema, dando respuesta a esos porqués que todos deberíamos cuestionarnos como individuos que formamos parte de una sociedad democrática. Obligada lectura para todos aquellos que quieran entender mejor esos "fallos de sistema". Y, especialmente, para aquellos que prefieren no verlos.
Me da la impresión de que he tardado demasiado en leer este libro (es del 2013). A día de hoy, las críticas que vierte son más que conocidas y compartidas y sabidas.
De hecho, también existían cuando todo iba viento en popa a toda vela, pero supongo que Muñoz Molina no podía escucharlas desde Nueva York. Pero no por conocidas, dejan estas críticas de ser ciertas. La mayor parte de lo que dice y de las acusaciones de Muñoz Molina son verdades como un puño. Y la forma de expresarlas es magistral, con un lenguaje rico pero claro.
Y sin embargo, hay cosas que me chirrían. Aunque hay cierta autocrítica por no haber visto todo aquello que critica y censura de la España actual, lo cierto es que es bastante suave para con su persona. Me hubiera gustado más que, como hace en ciertas partes, contara su experiencia personal. Al fin Y al cabo, fue director del Instituto Cervantes en Nueva York, un puesto de elección política, discrecional, de relevancia, gracias al que tuvo mucho contacto con esa casta política que tanto critica ahora. Hubiera estimado más que se ciñera a su experiencia, que hablara más del "yo", porque creo que solo así, partiendo de la sinceridad de uno mismo, puede esa idea extenderse a una pluralidad de la población. Usar el plural de la primera persona, puede disolver nuestra experiencia; y nuestra culpa.
Porque todas las anécdotas personales y vivencias propias del escritor son interesantes, y sirven muy bien para dar cuerpo al alegato que sostiene. Aunque su análisis peca de cargar las tintas mucho contra los políticos, pero casi nada contra la oligarquía que pasó de la dictadura a la democracia sin cambiar sus hábitos ni su poder. Hallaréis críticas a los dispendios de los políticos en el extranjero (censurables, sin duda), pero no a que el Banco Santander se saltase la legalidad con su ingeniería financiera o controle a los medios de comunicación gracias a que estos tienen deuas descomunales con el banco.. El autor habla de cómo los políticos son corruptos, pero no menciona a quienes pagan a esos políticos para lograr lo que quieren.
Y tal vez peque el autor de cierta inocencia al intentar hallar una solución a los problemas que nos acucian. Pero no creo que eso sea algo tan grave. Ciertas medidas que aporta, como la supresión de ayuntamientos, diputaciones o el senado, son las típicas medidas inútiles e ineficaces que alguien sin conocimientos en Derecho Administrativo haría, pero por otro lado es refrescante la fe de Muñoz Molina en los españoles. No estamos destinados a cometer errores una y otra vez, no tendemos al cainismo y la tragedia. Podemos cambiar. Y eso, tras todo un libro de críticas demoledoras, es esperanzador, e incluso reconfortante.
Leí Todo lo que era sólido antes de abrir la taberna, hace ya algún tiempo: poco después del Día del Libro. Sin embargo, sacando y metiendo libros de las baldas lo he vuelto a encontrar, y con él, a todas aquellas tiras verdes que indicaban párrafos o frases que me gustaron, impactaron en su momento. Por eso, tras volver a encontrármelo, no he sido capaz de ignorarlo, y aquí lo traigo, o al menos un recuerdo de lo que aquella lectura significó.
Todo comienza con el recuerdo de lo que no hace mucho este país fue: prosperidad, riqueza y alegría. Sin embargo, éso ya no existe, no es más que el fantasma de una España ya muy lejana para todos, una España casi impensable, una España con los pies de barro que acabó por derrumbarse. [...]
El contexto es España pero la aplicación es sin duda universal. Un libro que debemos leer todos y reflexionar - las clases políticas y económicas que nos han llevado donde estamos son un reflejo de lo que somos y solo nosotros podremos cambiar las cosas. Tenemos que empezar en nuestros corazones y nuestras casas - dejar nuestras "tribus" y apostar por el verdadero diálogo. Este libro nos invita a reflexionar y asumir responsabilidad o seguir viviendo en el Retablo de las maravillas quijotesco. Excelente!
Una mirada lucida a los espejismos, al desmoronamiento de esta España, a su escalada degradación desde que empezó la democracia. Una clase política que no ha sabido estar a la altura y cuyas decisiones irresponsables, fruto de una incompetencia manifiesta, nos han hecho olvidarnos de lo importante para centrarnos en el humo. Una población ignorante más preocupada en polarizarse y en radicalizarse que en buscar el entendimiento. Expolios y desfalcos sin sonrojos y la incapacidad de todos de mirar más allá de el futuro cercano. Imprescindible.
Todo fue una alucinación y una desmesura sin control ni gusto. Se salvó él, claro, que se mantuvo pétreo y se dedicó a hacer anotaciones que le servirían luego para leernos la cartilla a todos con este libro.
Lo de la desmesura también hace referencia a algunas de las generosas puntuaciones que este libro tiene por aquí. Supongo.
" hace falta una serena rebelion civica dado que hay cosas inaplazables" Una llamada para que reaccionemos, cada uno desde nuestro ambito de actuacion, y contagiemos con nuestro ejemplo una responsabilidad civica que hemos de exigir, de manera contundente, a nuestros gobernantes. Puntuación: 9 256 pag.
No suelo leer ensayo, pero este cayó en mis manos y me lancé a por él. Me gustó mucho cómo estaba estructurado, toda la documentación que se ve y la sencillez y elegancia del discurso. Critica la crisis de 2008, desde su nacimiento en EEUU hasta su paso a España. No deja títere con cabeza, todo desde la opinión argumentada, como debe ser.
Un placer para la lectura. Una clarividencia para el intelecto. Una neutralidad elegante y una asombrosa capacidad para relatar desde la distancia lo que nos toca tan de cerca. Sin duda un libro que me ha influido.
Este libro me llevó tiempo de leer, arrancaba y me quedaba perdída entre las repeticiones que por momento se me tornaban excesivas, pero lo aconsejo rotundamente.
Nos incita todo el tiempo a valorar nuestro vivir en democracia, la impermanencia de esta suerte con la que contamos, y nos lleva a repensar el rol y la forma con la que deberíamos actuar dentro de ella.
Por más que la obra está escrita con hechos sucedidos en España, como Argentina la leí y sentí que también describia sucesos icónicos propios, que en nuestra nación se daban los mismos hechos. Me hizo repensar como nos dejamos corromper y hacemos la vista gorda de igual manera a la que se cuenta en el libro. Nos dejamos seducir por lucecitas de colores y por pertenecer a un bando o el otro, más por sentimentalismo, por llevar la camiseta, justificamos lo injustificable.
Un libro que sin tomar partido político invita a la reflexión.
El libro suena bastante a socialista de 70 años muy alejado de las ideas actuales de la izquierda. Aún con ello, va mejorando poco a poco, y la idea central creo que es más que relevante: cualquier avance, por imperturbable que parezca, puede desaparecer fácilmente
Aunque este ensayo que invita a la reflexión de cuanto ha acontecido en nuestras sociedades y sobre la pérdida de valores qué nos ha llevado a esta crisis sistémica de una forma clara y directa, lo cierto es que me parece que le falta garra, gancho. Posiblemente no lo necesite, ya que es el propio autor el que admite, finalizando el libro, que constituye una suerte de cuaderno de bitácora para, transcurrido el tiempo, poder recordar hasta dónde llegaba su visión de las cosas para que la mirada retrospectiva no le engañe (no nos engañe) con el manido «yo lo sabía» o «ya se barruntaba».
De cualquier modo, supone el aporte de una voz más, de la reflexión de uno de nuestros más reconocidos pensadores, que nos propone, desde la autocrítica y la voz cordial, antes que la disonante del griterío político reinante, dejar de lado las diferencias y sumar esfuerzos para escribir juntos un futuro que no tiene que ser el que quieran unos pocos sino el que requiera el bienestar de la mayoría.
In this book Muñoz Molina pours his reflections on the worrisome evolution of Spain's democracy in recent years. The book lacks a defined structure but its ideas are anchored in a few main themes. There is a small autobiographical component regarding his own thoughts. The writer grew up during the last decades of Franco's dictatorship and held -possibly still holds- leftists ideas of government. He describes his excitement at the immense possibilities of the democratic restoration in Spain and the initial well orchestrated arrangement between the political forces to come up with an exemplar Constitution (78), signed even by those who today abuse or renege of it. His disappointment at the spectacle of corruption, ineptitude and missed opportunity with which the political class has squandered the capital handed to them is evident in every page. The years culminating with the crisis of 2008 provided the most egregious examples of the aforementioned ineptitude, in the best of cases, and greed in the most common ones. Some important points: - The mismanagement of the economic bonanza. Millions of euros vanquished in projects that became "future ruins", from the Expo 92 in Seville to endless airports, concert halls and public art that had no purpose other than vanity and flashy showing off.
- The criminal bypassing of laws and environmental disaster resulting from the rapid reclassification of land for the purpose of building hideous and useless housing developments and line the pockets of unscrupulous city officials. The culture of "pelotazo", the swift exchange of permits or concessions for money.
-The use of the victims of terrorism as political pawns either to obtain concessions in regional and political demands or as collateral damage. As the infamous Xavier Arzalluz (Nationalist Basque Party) used to say "some shake the tree so we can collect the nuts."
-The nostalgic myth-making about the 2nd Republic and the obsession with exhumation of the past, literally. A claim of moral superiority from the 'defeated' in the Civil War of 1936 and the absurd defense of the dictatorship by those who won it, or their descendants. A yearning for a world of heroism in black and white. Front news coverage of trials, deaths and corpse exhumations that are now more than 50 years old. Particular mention of President Zapatero and his grotesque ideas of bringing back the corpses of Machado and Azaña back to Spain.
-The speculative nature of wealth creation. Not real wealth based of services or products but wealth resulting from a bubble of confidence with zero value added. This of course also happened in the U.S. and was sanctioned by the gurus (Greenspan) and wise men in shiny towers (Meryll Lynch, Goldman Sachs and other criminally liable bankers still at large).
-The "fiesta" Spain indulged during these years where Public Relations firms spent huge amounts of money on completely useless campaigns to promote the different regions -Valencia, Aragon, etc - in places like the U.S.. Also the hypertrophied revival of festivals and local festivities -including those of religious nature- that now became cultural emblems of pride and excess. Carnivals and fairs like the Rocío of Seville took center stage for celebrities and the common populace alike as well as "tomatinas" (thousands of tomatoes wasted for no other reason than 'culture') , bullfights, parades and other events.
-The ineptitude of politicians. Lack of titles or education are no obstacle for party people to become heads of complex and widely influential departments or banking Institutions like the Savings Banks (Cajas de Ahorro) or ministries of Education , Justice an more . The insane salaries these self-important politicians assign to themselves and the lack of modesty in their bigger-than-life convoys, dinners and personal aggrandizement. The costly consequences of dissent within one's own party. The new authoritarianism where those who dissent are immediately defined as "fachas" (fascists) -the irony - or "rojos", reds.
The book ends with the main theme, the fact that we tend to take for granted the achievements of our democracy as if they will last forever. History shows that things can change for the worse -or the better- on a dime.
Spain is a poor country, not dirt poor but not a G7 guest either, we need to appreciate the austere elegance of ancient solutions, for example in architecture, while forgetting ancient burdens like male domination, loyalist fiefdoms or brutal festivities. We can’t let the public limits fall prey to the “private” pillage that will always claim government inefficiencies so they can reap the profits of monopolizing services we all need. We can't let politicians off the hook, multiplying their budgets and overlapping competencies with absurd new titles and organisms like "cultural animator" or " area manager". May be reduce the overlapping of government offices, city halls and dependencies and save on what is mere entertainment for the sake of what matters: police, ambulances, fire fighting, school , science... The San Fermin festivities in Pamplona reduced their budget by 8%, that is less than the cuts in education. Priorities.
As a prescription on ourselves, we need to tone down the weight of our 'identities', political, national, sexual or otherwise and the pride of our convictions. Not give them up but to the point we can start admitting the presence of other opinions that also constitute who we are. And to respect the public sphere being vigilant that all decadence and destruction starts with little gestures, littering, vandalism, noise, even revving the car when a pedestrian crosses. We are not cursed to any one unavoidable destiny or sentenced to fail but the 'solidity' depends on everyone doing their job, from the journalist that verifies every wire to the doctor who decides to work in the public sector to the teacher that is attacked by irate parents but does her job despite the lack of respect it gets from politicians and administrators.
Lo teníamos delante de nuestras narices. Estaba pasando. Y no lo vimos. Un relato - me he recordado el estilo de "Anatomía de un instante" - sobre la historia reciente de España y la forma de ser los españoles, y unas cuantas propuestas de cambio. La crisis es una excusa que Muñoz utiliza para explicar como nos ve. Buenísimo, entretenido y acertado.
''Dejar que se degradara la educación o fomentar abiertamente la ignorancia les permitía difundir mentiras y leyendas sin miedo que los refutaran'' (pag 99).
En este ensayo, Antonio Muñoz Molina comparte sus observaciones y opiniones acerca de su patria, España. Muñoz Molina es un observador agudo e inteligente. En este ensayo, publicado a principios de 2013, no sólo hace un análisis importante de las causas de la crisis que España estaba viviendo desde 2008, sino también ofrece unas sugerencias acerca de como España puede prepararse mejor para el futuro y garantizar la supervivencia de la democracia española.
Muñoz Molina argumenta que tenemos que buscar las causas de la crisis actual en los años 1980. En los 80 empezó la era del despilfarro, corrupción, incompetencia y clientelismo que está disminuyendo la democracia y que ha facilitado la burbuja inmobiliaria que estalló alrededor de 2008.
En los 80, de repente empezó a abundar el dinero. En vez de adoptar la estrategia ''Invest, don't spend'', en España se usó ese dinero para gastar. Muñoz Molina no se cansa de enumerar los casos del despilfarro: Infinidad de fiestas regionales, ''embajadas'' de comunidades autónomas en las ciudades más caras del mundo, visitas promocionales de gobiernos regionales a Nueva York, coches de lujo para funcionarios importantes, suelos sin limites para alcaldes. No había un control de todo ese despilfarro, los propios interesados habían desmantelado el sistema de ''checks and balances'' que al menos trataba de vigilar las finanzas y evitar el gasto innecesario.
Se gastaba sin restricciones, pero no se hacía inversiones en ámbitos fundamentales: ''Casi cualquier gasto era factible, a condición de que se dedicara a algo superfluo: porque ni en las épocas de más abundancia ha sobrado dinero para lo que era necesario: para la educación pública rigurosa, para la investigación científica, para la protección de la naturaleza, para dotar de sueldos dignos a los empleados públicas de los que depende la salud o la vida de los demás y los que se juegan la suya para protegerlas'' (pag 53).
Luego, en los 1990, se aceleró el despilfarro, empezaron los proyectos gigantescos como la feria de Sevilla en 1992. De repente, cada ciudad, cada pueblo, quería un aeropuerto, una universidad, un centro de arte, un campo de golf, nuevas carreteras. Y por donde sea: Proyectos inmobiliarios. Un ejemplo del sinsentido de esos años: ''Brea de Tajo, con 486 habitantes, quiere crecer según su alcalde hasta los 60.000, edificando 2731 viviendas sobre 2450 hectáreas'' (pag 145). Sólo es un ejemplo de muchos.
Al lado de este despilfarro, de esa oportunidad perdida de realmente invertir el dinero en el futuro del país, Muñoz Molina muestra que la mentalidad y los hábitos españoles dejan mucho que desear: Políticos que se creen por encima de las reglas y no hacen nada para fomentar una verdadera democracia, periodistas que hacen un trabajo flojo y no hacen investigaciones de verdad, opinadores mediocres, ciudadanos sin sentido de responsabilidad personal y que a menudo tienen una adhesión ciega a algún partido político, y todo el mundo dedicando más tiempo en polarizar que buscar soluciones comunes, buscar consenso. Y corrupción por todos lados.
Además, hay los privilegios de la iglesia católica, el nacionalismo regional exageradamente fanático, el abandono escolar (España tiene el índice de abandono escolar más alto de Europa, después de Malta), el discurso político basado en groserías e insultos, todos asuntos que no ayudan a enfrentarse a la crisis presente y, más en general, a prepararse para el futuro.
El camino que ofrece Muñoz Molina para salir de ese pantano empieza con la responsabilidad personal, que a veces pasa por un cambio de hábitos. ''Que cada uno elija ser un ciudadano adulto en vez de un hooligan o un siervo del líder o un niño grande y caprichoso, o un adolescente enclaustrado en su narcisismo. El estudiante que estudie, y si no quiere estudiar que aprenda un buen oficio y disfrute poniendo toda su inteligencia en el trabajo de sus manos.... El periodista que se asegure de la veracidad de la información que va a publicar... Importa tanto lo que uno hace en el ámbito de su propia vida, en la zona de irradiación directa de su comportamiento'' (pag 249-251).
Luego, ''Hace falta una serena rebelión cívica que a la manera del movimiento americano por los derechos civiles utilice con inteligencia y astucia todos los recursos de las leyes y toda la fuerza de la movilización para rescatar los territorios de soberanía usurpados por la clase política. Hay que exigir de manera eficaz la limitación de mandatos, las listas electorales abiertas, la profesionalidad y la independencia de la administración, la revisión cuidadosa de toda la maraña de organismos y empresas oficiales para decidir qué puede aligerarse o suprimirse... (decidir) que hay que hacer para alentar y atraer el talento en vez de ponerle obstáculos y someterlo a chantajes políticos'' (pag 245-246).
Me ha gustado mucho este ensayo. Un escritor es valiente si se atreve a exponerse como lo ha hecho Muñoz Molina. Es un observador analítico, con ojo por los detalles y mente abierta. No tiene miedo de mostrar su propio desarrollo político, sus cambios de opinión a lo largo de los años, de simpatizante de izquierda y comunistas a un aficionado de la democracia. Se enfrenta a muchos de sus compatriotas, entre otras cosas con su enfoque en la responsabilidad personal como parte de la solución.
Se puede argumentar que Muñoz Molina se ha enfocado demasiado en lo negativo, y que podría haber dedicado más palabras a las cosas positivas que están pasando en España. Lo más importante: España está viviendo, desde 1978, el periodo más largo de libertad de toda su historia. ¿Es perfecta la democracia española? Por supuesto que no, pero está en marcha. El país ha experimentado casi 40 años ininterrumpidos de libertad, un logro impresionante.
Este ensayo fue escrito en 2012. Desde entonces, mucho ha cambiado. Lo que mas destaca son los nuevos partidos políticos, tanto a nivel nacional como regional. Parece que la era del bipartidismo está terminandose en todos los niveles de gobierno. En las elecciones regionales de mayo 2015, en pocos lugares un solo partido logró la mayoría absoluta, y las encuestas apuntan que algo similar pasará en las elecciones nacionales de finales de 2015. Ojala la necesidad de formar coaliciones y llegar a consensos con adversarios mejore el debate político y lo limpie de groserías exageradas.
En varios momentos Muñoz Molina se pregunta acerca de la crisis porque casi nadie logró ver lo que estaba viniendo. En eso, explora un aspecto temporal de la ''Narrative Fallacy''. ''Lo que ahora nos parece retrospectivamente tan claro era invisible mientras sucedía (pag 17)''. ''Proyectar hacia atrás lo que sabemos ahora nos convierte en adivinos del pasado ...pero el pasado es otro país y allí las cosas se hacen de otra manera'' (pag 139-140).
''Yo escribía sobre la ceguera de quienes no saben ver lo que está ocurriendo en medio de la agitación del presente, por distracción, por irresponsabilidad, por ir cada uno a sus propios asuntos, por la decisión en el fondo asustada de no aceptar la posibilidad de desastre, por la pura inercia de creer que la cosas son mucho más sólidas de lo que en realidad son. Pero yo tampoco veía nada, absorto en mi escritura, encerrado en 2007 en mi cápsula de tiempo de 1936'' (pag 151).
"Todo lo que era sólido", Antonio Muñoz Molina 2013, es una reflexión profunda que se hizo a partir de la crisis financiera acaecida en Estados Unidos y al pinchazo de la burbuja inmobiliaria y el rescate a las entidades financieras. Se redactó en ese contexto pero es totalmente extrapolable a lo que vivimos actualmente en que todo parece inestable y perecedero. Nuestro mundo se levantaba sobre pilares que parecían inexpugnables como fortalezas levantadas sobre encrespados rocosos. Todo parece volátil. Un vuelco en unas elecciones puede cambiarlo todo. Desde la legalidad se puede llegar fácilmente a la ilegalidad. Asusta pensar en régímenes democráticos que han derivado en autoritarismo. Hitler transformó Alemania en muy poco tiempo y derrumbó lo que era sólido haciéndolo inestable. En ese contexto Muñoz Molina nos habla de que todo lo andado puede desmoronarse como una torre de arena. El descontento y el desaliento abren la cerradura de la puerta a un régimen totalitario. Acechante está Estados Unidos que ha virado a la ultraderecha y cuya onda expansiva se ha expandido por Hungría, Argentina o Italia, que ha moderado posteriormente su postura. En Alemania ya no suena descabellado como antes. Ell fascismo crece desmesuradamente en Francia o en España y puede forzar el retorno del camino andado y colocarnos en la senda de la homofobia y la xenofobia. Quizás el autor se vuelve muy reiterativo a la hora de expresarlo pero la reflexión profunda que nos plantea merece la pena.
Me ha resultado muy interesante leer un análisis de lo que ocurrió en España antes de la crisis y una reflexión tan clara sobre lo importante que es preservar lo que tenemos. En ocasiones el libro cae en divagaciones que, al menos a mí, me resultan menos interesantes, pero en conjunto me ha resultado un placer leer un libro tan bien escrito y con ideas tan claramente expuestas. Con este libro me ha sucedido algo curioso: tenía muchas ideas rondando mi cabeza hace tiempo, impresiones sobre la realidad que me rodea, sobre las nuevas generaciones, las tradiciones y la organización de los servicios públicos del país; con él he conseguido reafirmarme en muchas de estas ideas y me ha gustado que alguien haya conseguido poner en palabras claras y precisas muchas de ellas. Es un libro que hay que leer con perspectiva, pues fue escrito en 2012 y 2013, en una época en la que muchos creíamos que podía irse todo al garete. Finalmente, y afortunadamente, no ha sido así. No es que todo haya pasado, pero al menos el clima de tensión extrema en el que vivíamos aquí entonces no lo percibo ahora. En cualquier caso, creo que a todo el mundo le vendría bien leer este texto para no olvidar algunas cosas y no caer en los vicios que nos trajeron a donde estábamos en 2013 y de donde, al parecer, empezamos a salir ahora.
Un ensayo lúcido sobre la situación actual, no solo en España sino en Occidente en general. Un poco de claridad en el caos político-existencial no viene nada mal para el estado en que estamos en el que resulta tan difícil comprender cómo fue que llegamos a este punto de violencia verbal e ideológica. El reduccionismo de ideas nos borra lo más bello que tenemos: la imaginación. Y, con ella, la capacidad de evaluar "lo otro".
"No tengo nada contra el nacionalismo, igual que no tengo nada contra la religión, o contra el creacionismo. Allá cada cual con sus creencias. Tan sólo prefiero que las leyes me protejan para que los partidarios de cada una de ellas no tengan la potestad de imponérmelas."
"Asesinos confesos regresan a su pueblo al salir de la cárcel y reciben el homenaje de sus paisanos. Despilfarradores y ladrones vuelven a ser aclamados y elegidos por la misma ciudadanía a la que llevan decenios estafando. Al salir de los juzgados, los mayores sinverguenzas de la vida pública se sumergen en una multitud de seguidores, el buen pueblo compacto al que pertenecen y al que simbolizan, no en virtud de una pasajera representación electoral, sino porque son parte de su esencia, médiums de su sagrada voluntad."
Extremocentrista de manual, un hombre legítimamente agotado y decepcionado por la política y los políticos cuya valiente «propuesta de acción [...] para avanzar [...] hacia la realidad que queremos construir» no es otra cosa que «una serena rebelión cívica». Exigir transparencia en la gestión, defender el estado de bienestar y «el imperio de la ley», dar las gracias a los buenos empresarios que de verdad crean riqueza y puestos de trabajo, no hacer mucho ruido por la calle que a veces es molesto. En España es que la izquierda se enfada por cualquier cosa. Ay, si las mil y una facciones hicieran por entenderse quizás el bando sublevado las habría pasado canutas. La religión, el opio del pueblo. En eso Marx tenía razón. La telebasura qué vergüenza. Ya les vale a los de ETA por cebarse con policías y militares. Un leticio, dice Ibon.
Así y todo, ha habido partes muy interesantes de leer, sobre todo en las que habla del desesperado proceso de promoción de España por los Estados Unidos y los locos macroproyectos de vivienda y sus desastrosas consecuencias en pueblos anteriormente no tan masificados y turistificados. También hay que decir que este ensayo ha sido ameno, Muñoz Molina escribe bien y bonito.
No es una novela, son una serie de reflexiones que escribió Antonio Muñoz Molina sobre el momento social y político anterior al estallido de la crisis económica de 2008.
Son reflexiones duras y tajantes, en las que el autor expresa su punto de vista sobre la situación. Siempre todas ellas escritas desde el punto de vista de alguien que manifiesta una profunda preocupación social y por el tiempo que nos ha tocado vivir.
Bajo mi punto de vista, casi todas ellas acertadas y justicadas por la situación derivada a las que nos llevó a la crisis y sus duras consecuencias. Es verdad que el tiempo ha hecho que algunas envejezcan mejor que otras y otras acaben siendo más justas que otras, pero eso se lo dejo al juicio de cada lector y lectora y en el que sería interesante plantear un debate abierto a todo el mundo junto al propio autor, Antonio Muñoz Molina.
Espero que disfruten de la lectura y reflexionen mucho. Recuerden: Sapere Aude.
Una lectura interesante, aunque leída ahora, en 2020 a sabiendas de como progresó la política española y que pasó después de la publicación hace menos interesantes los párrafos más a lo sermón. Sin embargo todo lo referente a la historia española sigue siendo fascinante para una persona de fuera que solamente ha leído sobre estos acontecimientos en libros de historia para terminar la carrera.
Aun más, ahora, a finales de marzo, en medio de una pandemia y aislamiento global cuanto más suenan y razonan las palabras que nada es sólido.
Uno de mis libros favoritos. Un conjunto de reflexiones a priori sueltas y aisladas que, una vez agrupadas y ordenadas, conforman un ensayo sobre la España de 2012: la crisis económica, el nacionalismo, la corrupción política y económica, la corrupción moral de la sociedad, la división de los partidos políticos y de la ciudadanía... "Todo lo sólido se desvanece en el aire", que decía Karl Marx. Y el título de este libro lo recoge bien. Una buena metáfora de lo que pasó en España con la crisis de 2008 y de lo que, tristemente y a una escala mayor, está pasando actualmente en nuestro país.
Interesante visión, desde el interior, de la cleptocracia en la primera fase de la Segunda Restauración Española. Verdades evidentes que todos toleramos o fingimos (y muchos siguen fingiendo) no ver. De su ruina ha surgido una nueva generación de gobernantes que se ha alzado con el poder, como los jóvenes cachorros mafiosos eliminan en tiempos de crisis a los viejos capos. Me pregunto si algún día podremos leer también una parte de la verdad sobre ellos, y si podremos soportarlo.
Es un ensayo en el que considero que el autor reflexiona sobre la clase política y sociedad española, repasa y analiza algunos de los conflictos y dificultades sociopolíticas y económicas vividas durante la democracia hasta 2012. Invita al lector/lectora a meditar sobre la imposibilidad de certidumbre y de seguridad en el estado actual, que nada es perdurable ni garantizable si no se le presta atención y cuidados…
Este libro vale mucho la pena porque ya puso por escrito antes que nadie el choriceo que se llevaba dando en nuestro país en los últimos 30 años, sin respetar colores políticos ni posiciones. Pena que el estilo se me hacía muy lento y me costaba retomarlo.
Aunque puede parecer que las ideas que expresa se repiten bastantes veces, y quizá podría haber dicho lo mismo en la mitad de texto, sabe reflejar muy acertadamente cuáles fueron las causas que nos llevaron al desastre de la crisis de 2008.