Trois voyages à travers l'écriture hallucinatoire de Reinaldo Arenas vers la face obscure d'une Havane magique, défigurée par l'enfer castriste et la désillusion de tous ceux qui ont cru à la révolution.
Arenas was born in the countryside, in the northern part of the Province of Oriente, Cuba, and later moved to the city of Holguín. In 1963, he moved to Havana to enroll in the School of Planification and, later, in the Faculty of Letters at the Universidad de La Habana, where he studied philosophy and literature without completing a degree. The following year, he began working at the Biblioteca Nacional José Martí. While there, his talent was noticed and he was awarded prizes at Cirilo Villaverde National Competition held by UNEAC (National Union of Cuban Writers and Artists). His Hallucinations was awarded "first Honorable Mention" in 1966 although, as the judges could find no better entry, no First Prize was awarded that year.
His writings and openly gay lifestyle were, by 1967, bringing him into conflict with the Communist government. He left the Biblioteca Nacional and became an editor for the Cuban Book Institute until 1968. From 1968 to 1974 he was a journalist and editor for the literary magazine La Gaceta de Cuba. In 1973, he was sent to prison after being charged and convicted of 'ideological deviation' and for publishing abroad without official consent.
He escaped from prison and tried to leave Cuba by launching himself from the shore on a tire inner tube. The attempt failed and he was rearrested near Lenin Park and imprisoned at the notorious El Morro Castle alongside murderers and rapists. He survived by helping the inmates to write letters to wives and lovers. He was able to collect enough paper this way to continue his writing. However, his attempts to smuggle his work out of prison were discovered and he was severely punished. Threatened with death, he was forced to renounce his work and was released in 1976. In 1980, as part of the Mariel Boatlift, he fled to the United States. He came on the boat San Lazaro captained by Cuban immigrant Roberto Aguero.
In 1987, Arenas was diagnosed with AIDS; he continued to write and speak out against the Cuban government. He mentored many Cuban exile writers, including John O'Donnell-Rosales. After battling AIDS, Arenas died of an intentional overdose of drugs and alcohol on December 7, 1990, in New York City. In a suicide letter written for publication, Arenas wrote: "Due to my delicate state of health and to the terrible depression that causes me not to be able to continue writing and struggling for the freedom of Cuba, I am ending my life... I want to encourage the Cuban people abroad as well as on the Island to continue fighting for freedom... Cuba will be free. I already am."
In 2012 Arenas was inducted into the Legacy Walk, an outdoor public display which celebrates LGBT history and people
En esta novela se evidencia el paralelismo con las vivencias propias del autor, la ciudad de New York, donde pasó sus últimos años de vida exiliado, la persecución policial, su protesta contra el régimen castrista; homosexualidad por la cuál fue excluido y encarcelado durante dos años en Cuba ( ya iniciada en la isla la llamada Operación Tres P, incluía prostitutas, proxenetas y pájaros; incompatible con el concepto de “hombre nuevo”). En estas historias se describen conductas lascivas, morbosas, cargado con humor y jerga, a la que no soy ajena precisamente por compartir nacionalidad con el novelista. Historia dividida en tres partes, en la primera encontramos una detallada descripción de tejidos, una metáfora, ocultar su verdadera identidad; en la segunda un cuento gótico narrada con cierta burla; y la tercera y mi favorita de la obra, un gobierno totalitario. Me conmovió en particular un fragmento, que a todo cubano emigrante tocaría su fibra (…)porque no se trata sólo de un paisaje, del mar, de un árbol o de una calle, se trata de que una vez que abandonamos esos sitios donde realmente existimos, donde nacimos, fuimos jóvenes y vivimos, nos abandonamos a nosotros mismos, dejamos para siempre de ser, y, lo que es aún peor, sin morir de una vez. Irè. No me queda otra alternativa que volver (…)
Con esta novela, dividida en tres partes, asistimos a un “testamento literario”: la primera parte, "Que trine Eva", es una metáfora de la huida de la capital cubana, disfrazada por trajes tejidos que nos hablan de la imposibilidad de vivir en un régimen homofóbico; el segundo texto, "Mona", escrito en clave de ciencia ficción, es un reflejo de la inadaptabilidad del autor para vivir su exilio en una ciudad norteamericana; y, finalmente, "Viaje a La Habana", el retorno, cual Ulises, a la patria. Todo visto a través de la pátina del régimen castrista, una absoluta dictadura (mal que le pese a quien le pese). Como señalan los editores, en esta novela encontramos “una serie de señales, circunstancias y símbolos (desde la serpiente hasta la peregrinación) que, mediante la tragedia y la burla, enlazan a los personajes, compelidos –a pesar de ellos mismos– a realizar un insólito viaje en el que encuentran su identidad, su doble o su destrucción. Llena de irreverencias, temas contradictorios, mitos y personajes contemporáneos, la novela exhibe una mezcla de tendencias narrativas: el relato de aventuras, el policiaco, el testimonio político, el cuento gótico y la trama de terror”.
Posibilidad de ser feliz a pesar de, idealización del exilado. Fenómeno de la homogenización. Todo para sobrevivir. Ahora es lugar común. Elementos biográficos ficcionalizados. Ficción como testimonio. Reescritura de los símbolos nacionales. Orweliza a la Habana. Mutilación de la sexualidad. Transgresión a través del incesto. Elementos bíblicos pasan de militarizados a humanizados. Ismaelillo: hijo de Martí que regresa. El tema de pertenecer (beloging). Romper todas las prohibiciones del régimen. Metáfora del Viacrucis. Es un “Renacer en La Habana” en vez de “Muerte en la Habana”. Incesto como paideia. Destierro cósmico que se recupera. Inventario bíblico evita moralizar el incesto.
El tiempo no le ha jugado bien a sus sorpresas narrativas y los que en su tiempo pudieron ser buenos giros de tuerca ahora se sienten, por demás, predecibles. Pero la sensibilidad que tiene para describir sentimientos ni quien se la quite.